AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Tardes de Fuego [Theodore]
2 participantes
Página 1 de 1.
Tardes de Fuego [Theodore]
"Vemos las cosas, no como son, sino como somos nosotros." - Kant
***
***
Ya era entrada la tarde, que los rayos de sol eran de un color naranja intenso y las sombras empezaban a aparecer en esas calles de París. Calypso, había ido a pasear y tambien a ver si encontraba alguna tela nueva para actualizar su vestimenta al estilo francés. Fue un fracaso absoluto ya que esas horas eran las de mayor tránsito de gente y Calypso prefirió escapar del bullicio que la ponía tan nerviosa.
- Otro día será, pero eso de estar tanta gente junta me agobia - se dijo a sí misma.
Entro en una calle, que aunque fuera bastante ancha, con carriles para caballos y demás vehículos, parecía mas tranquila que las demás. Tambien parecía que había alguna que otra tiendecilla y decidió mirar si había alguna tienda de telas.
Reviso la calle y encontró una pequeña tienda, bastante escondida, de telas y se fijo en el exterior: estrecha, pero profunda, aprecia dar a la calle paralela a esa. Per la decepción vino a Calypso cuando miro los precios expuestos en el escaparate.
- 100 francos una tela, ya pude estar hecha de oro - pensó exteriormente.
Realmente no tenía un poco de recursos, pero no podía malbarátalos en esas cosas, ya que necesitaba comer para vivir, y de telas no se podían comer
Se dispuso a irse, decepcionada ya que seguía con esos ropajes que traía de las Américas, empezó a pensar de donde había sacado toda esa ropa: La blusa... de Kansas; el corsé... se lo había recalado Sam en Luisiana; la falda... de Jamaica... Y así hasta que se pregunto de donde abría salido su collar de cochas marinas, lo cogió.
- ¿De dónde saldrás tu? - se dijo mientras lo inspeccionaba.
De verdad no se acordaba, quizás se lo dieran sus padres antes de marcharse para siempre, un regalo de sus compañeros Vudú en Luisiana. Calypso estaba absorta en sus pensamientos cuando un golpe la sacudió. ¡No lo había visto a venir! simplemente le dio con algo que parecía una maleta en la pierna y se tuvo que aparatar. Iba a maldecirle, pero el aspecto de ese extraño le parecía algo extraño. Tan atapado, pero como iba así a esas horas, era un chico eso sí; pero no sabría precisar la edad. Igualmente, tan rápido choco como que se disculpo con un hilo de voz.
- ¡Madre mía! que gente más rara - pensó. Y acto seguido se giro para ver como se alejaba. Vio que algo había quedado en el suelo después de choque, parecía un marco... Seguramente era de ese chico rarito. Lo cogió y se dispuso a devolvérselo.
- ¡Eh Tú! que se te ha caído esto - decía mientras se acercaba - Y yo que quería estar tranquilita y ahora me aparece este, el destino tiene que pulir un poco sus ideas conmigo.
- Otro día será, pero eso de estar tanta gente junta me agobia - se dijo a sí misma.
Entro en una calle, que aunque fuera bastante ancha, con carriles para caballos y demás vehículos, parecía mas tranquila que las demás. Tambien parecía que había alguna que otra tiendecilla y decidió mirar si había alguna tienda de telas.
Reviso la calle y encontró una pequeña tienda, bastante escondida, de telas y se fijo en el exterior: estrecha, pero profunda, aprecia dar a la calle paralela a esa. Per la decepción vino a Calypso cuando miro los precios expuestos en el escaparate.
- 100 francos una tela, ya pude estar hecha de oro - pensó exteriormente.
Realmente no tenía un poco de recursos, pero no podía malbarátalos en esas cosas, ya que necesitaba comer para vivir, y de telas no se podían comer
Se dispuso a irse, decepcionada ya que seguía con esos ropajes que traía de las Américas, empezó a pensar de donde había sacado toda esa ropa: La blusa... de Kansas; el corsé... se lo había recalado Sam en Luisiana; la falda... de Jamaica... Y así hasta que se pregunto de donde abría salido su collar de cochas marinas, lo cogió.
- ¿De dónde saldrás tu? - se dijo mientras lo inspeccionaba.
De verdad no se acordaba, quizás se lo dieran sus padres antes de marcharse para siempre, un regalo de sus compañeros Vudú en Luisiana. Calypso estaba absorta en sus pensamientos cuando un golpe la sacudió. ¡No lo había visto a venir! simplemente le dio con algo que parecía una maleta en la pierna y se tuvo que aparatar. Iba a maldecirle, pero el aspecto de ese extraño le parecía algo extraño. Tan atapado, pero como iba así a esas horas, era un chico eso sí; pero no sabría precisar la edad. Igualmente, tan rápido choco como que se disculpo con un hilo de voz.
- ¡Madre mía! que gente más rara - pensó. Y acto seguido se giro para ver como se alejaba. Vio que algo había quedado en el suelo después de choque, parecía un marco... Seguramente era de ese chico rarito. Lo cogió y se dispuso a devolvérselo.
- ¡Eh Tú! que se te ha caído esto - decía mientras se acercaba - Y yo que quería estar tranquilita y ahora me aparece este, el destino tiene que pulir un poco sus ideas conmigo.
Calypso N. Jones- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 06/08/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Tardes de Fuego [Theodore]
A Theo le gustaba el olor de París, sobre todo de las perfumadas calles por las que ahora corría como si no hubiera mañana. El atardecer lo tintaba todo del color de su pelo, un naranja de fuego que iluminaba todo y creaba una atmósfera casi mágica. A esas horas, al chico le gustaba pensar que era uno con el entorno y que se camuflaba perfectamente, pues los reflejos anaranjados que el sol otorgaba a cualquiera disimulaban un poco su melena cobriza. Los cristales de los escaparates reflejaban la luz, y los caballeros se bajaban el ala del sombrero para hacerse sombra a los ojos. Las damiselas iban de acá para allá con parasoles, alguna algo agobiada por el bochorno que pronto daría paso a una brisa refrescante que indicaría el comienzo del anochecer. La primavera en aquel lugar era sin duda maravillosa. Theo se hubiera quedado admirando la escena desde algún sitio oculto y solitario, pero aquel día tenía bastante prisa. Para variar.
No es que él se buscara problemas, es que era un imán para ellos. Por mucho que los eludiera, una extraña atracción parecía llevarlos hacia él. Alguna vez había pensado el muchacho que tenía algo que ver con sus poderes, pues si ya podía atraer a las personas, ¿por qué no los problemas? Al fin y al cabo, las personas eran las que creaban los problemas, pues la naturaleza por si misma no tenía tal don. Las catástrofes naturales quizá fueran un quejido por tanto problema. Sí, era hasta divertido pensar de aquella manera. Lo que no era divertido era tener que sufrir las consecuencias de tal atracción, pues los líos y las situaciones extravagantes no cesan cuando se es un joven mago que carece del pleno control de sus poderes. El caso es que estaba echando una siesta en la posada en la que se hospedaba desde que le habían echado en la casa donde había trabajado de jardinero y se había despertado sudoroso y quedándose sentado en la cama. Una de esas extrañas y terribles premoniciones que le solían afectar directamente y que sí quería evitar tenía que procurar a toda costa no estar en el lugar incorrecto en el momento incorrecto. Según su predicción, un borracho entraría a el hostal y, botella de alcohol en mano, intentaría fumar con su mano libre y terminaría por quemar parte de la posada. Eso no tenía por qué pasar, pero Theo no pensaba quedarse a comprobarlo ni era lo bastante valiente como para impedirlo. Simplemente garabateó una nota a la camarera del primer piso para advertirle y salió como un rayo de allí. Porque por si fuera poco, el incendio haría explotar algo inflamable de la tienda de al lado, algo que no vio claro en su premonición. Definitivamente, había que irse.
Y allí estaba, corriendo por las calles de París huyendo de aquella posible catástrofe. No eligió una buena calle, pues aún a aquellas horas estaba concurrida y no era fácil escabullirse entre la gente con una maleta llena de ropa. El chaleco naranja que llevaba aquel día tapaba una desafortunada mancha de vino en su camisa blanca, que le había salpicado al salir atropelladamente de allí al llevarse por delante al caballero borracho que entraba justo en ese momento al hostal, pero no le había dado tiempo a ponerse más que aquella prenda sin mangas por encima, y menos cuando el peligro parecía tan inminente. Iba muy poco arreglado como para mostrarse ante el resto de parisinos, pero poco le importaban las formas o que le consideraran de clase baja o peor, un ratero cualquiera. Había sacado el chaleco de su maleta parándose en medio de la calle, pero al emprender la marcha se topó con alguien y tropezó. Típico de él.
-Lo siento-murmuró, al tiempo que salía aprisa de allí. Todavía estaba muy cerca de la zona de riesgo, y no quería que el hecho de que lo vieran corriendo le salpicara y pensaran que él era culpable. Desafortunadamente, la persona con la que se había chocado le detuvo a voces y le indicó que se le había caído algo. El chico se detuvo, pero no se giró. ¿Qué podría haber perdido? ¿Era suficiente para tener que volver atrás en aquellas circunstancias? Indeciso como era, no llegó a tomar una decisión y se quedó allí parado. Se estaba empezando a poner nervioso, pues no le apetecía nada establecer contacto con otra persona en aquel momento. Bueno, ni en aquel momento ni nunca, pero menos justo entonces. Girándose lentamente, pensó que ella estaba demasiado cerca de la zona de peligro también, así que tal vez podría hacer algo por ella. Pero no le iba a decir a gritos que se apartara de allí, claro. -¿Po-podría acercármelo, por favor?-le gritó, haciéndole una seña. Como no le hiciera caso, la explosión le pillaría tan cerca que quizá podría salir tirada hacia adelante. Theo no tenía madera de héroe como para ir a buscarla y traerla a la fuerza. De todas maneras, siempre cabía la posibilidad de que su predicción fuera errónea, aunque siempre que era mala solía ocurrir verdaderamente. Se oyeron gritos.
No es que él se buscara problemas, es que era un imán para ellos. Por mucho que los eludiera, una extraña atracción parecía llevarlos hacia él. Alguna vez había pensado el muchacho que tenía algo que ver con sus poderes, pues si ya podía atraer a las personas, ¿por qué no los problemas? Al fin y al cabo, las personas eran las que creaban los problemas, pues la naturaleza por si misma no tenía tal don. Las catástrofes naturales quizá fueran un quejido por tanto problema. Sí, era hasta divertido pensar de aquella manera. Lo que no era divertido era tener que sufrir las consecuencias de tal atracción, pues los líos y las situaciones extravagantes no cesan cuando se es un joven mago que carece del pleno control de sus poderes. El caso es que estaba echando una siesta en la posada en la que se hospedaba desde que le habían echado en la casa donde había trabajado de jardinero y se había despertado sudoroso y quedándose sentado en la cama. Una de esas extrañas y terribles premoniciones que le solían afectar directamente y que sí quería evitar tenía que procurar a toda costa no estar en el lugar incorrecto en el momento incorrecto. Según su predicción, un borracho entraría a el hostal y, botella de alcohol en mano, intentaría fumar con su mano libre y terminaría por quemar parte de la posada. Eso no tenía por qué pasar, pero Theo no pensaba quedarse a comprobarlo ni era lo bastante valiente como para impedirlo. Simplemente garabateó una nota a la camarera del primer piso para advertirle y salió como un rayo de allí. Porque por si fuera poco, el incendio haría explotar algo inflamable de la tienda de al lado, algo que no vio claro en su premonición. Definitivamente, había que irse.
Y allí estaba, corriendo por las calles de París huyendo de aquella posible catástrofe. No eligió una buena calle, pues aún a aquellas horas estaba concurrida y no era fácil escabullirse entre la gente con una maleta llena de ropa. El chaleco naranja que llevaba aquel día tapaba una desafortunada mancha de vino en su camisa blanca, que le había salpicado al salir atropelladamente de allí al llevarse por delante al caballero borracho que entraba justo en ese momento al hostal, pero no le había dado tiempo a ponerse más que aquella prenda sin mangas por encima, y menos cuando el peligro parecía tan inminente. Iba muy poco arreglado como para mostrarse ante el resto de parisinos, pero poco le importaban las formas o que le consideraran de clase baja o peor, un ratero cualquiera. Había sacado el chaleco de su maleta parándose en medio de la calle, pero al emprender la marcha se topó con alguien y tropezó. Típico de él.
-Lo siento-murmuró, al tiempo que salía aprisa de allí. Todavía estaba muy cerca de la zona de riesgo, y no quería que el hecho de que lo vieran corriendo le salpicara y pensaran que él era culpable. Desafortunadamente, la persona con la que se había chocado le detuvo a voces y le indicó que se le había caído algo. El chico se detuvo, pero no se giró. ¿Qué podría haber perdido? ¿Era suficiente para tener que volver atrás en aquellas circunstancias? Indeciso como era, no llegó a tomar una decisión y se quedó allí parado. Se estaba empezando a poner nervioso, pues no le apetecía nada establecer contacto con otra persona en aquel momento. Bueno, ni en aquel momento ni nunca, pero menos justo entonces. Girándose lentamente, pensó que ella estaba demasiado cerca de la zona de peligro también, así que tal vez podría hacer algo por ella. Pero no le iba a decir a gritos que se apartara de allí, claro. -¿Po-podría acercármelo, por favor?-le gritó, haciéndole una seña. Como no le hiciera caso, la explosión le pillaría tan cerca que quizá podría salir tirada hacia adelante. Theo no tenía madera de héroe como para ir a buscarla y traerla a la fuerza. De todas maneras, siempre cabía la posibilidad de que su predicción fuera errónea, aunque siempre que era mala solía ocurrir verdaderamente. Se oyeron gritos.
Theodore J. Bellamy- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 18/08/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Tardes de Fuego [Theodore]
La respuesta del chico le pareció rara, pero no tanto como sus pintas. La verdad no sabía que hacia vestido con esos ropajes, como si quisiera esconderse de algo o de alguien. En esas calles ya nada importaba a nadie, solo prevalía el yo como preocupación fundamental. Ya nadie le importaba como vestías o que te pasara. Igualmente debía devolverle el objeto ha ese chico, parecía importante ya que el marco contenía el retrato de una mujer, no sabía de quien podría tratarse. Lo pensó mientras se acercaba al chico.
- Deberías, mirar mejor por dónde vas amiguito mío, no todos se lo toman a bien que les invadas la intimidad - dijo Calypso, con un tono algo irónico. La verdad es que no le molestaba que la tocasen si no el hecho de que la pudieran controlar con sus movimientos. Ya la habían controlado demasiado cuando iba de casa en casa, haciendo de criada para ricachones que no la comprendían.
Pero noto algo raro en el chico, parecía nervioso, hacía señas muy rápidas para que me acercara, a demás tenía una pierna más adelantada que la otra, como si hubiera un abismo enfrente de él y estuviera a punto de salir corriendo en dirección contraria y tenía cara de circunstancia, cosa que no despertaba confianza en Calypso. Que le podría poner tan nervioso a aquel chico, de repente gritos. Miro detrás de ella, vio fuego. Miro al chico, sus ojos mostraban terror. Entonces comprendió lo que sucedía. No sabía cómo se había originado el fuego, pero si sabía que cerca de allí había una destilería clandestina, y si el fuego hacía contacto con los alcoholes habría una explosión, no sabía ciertamente el tamaño, eso dependía de la cantidad de producto que hubiera en la destilería. Miro rápidamente en dirección del chico, vio un callejón donde podían resguardase de la explosión. Demasiado tarde, un fuerte estallido hizo mirar a Calypso otra vez en dirección del fuego. “Mierda” pensó. Y en un acto reflejo puso sus manos en modo defensivo delante de la cara
- ¡Igna tze, ecudumes! - grito. Y entonces un hechizo se formo a su alrededor a modo de escudo. Esperaba que hubiese cubierto al chico, efectivamente cuando pasaron las llamas el chico estaba intacto. También pensó como le explicaría eso a aquel pobre chaval aterrorizado, esperaba que no dijera nada a nadie después de salvarle el pellejo.
Cogió al chico por la mano y estirándole de su estado anímico lo arrastro hacia el callejón de al lado, no les convenía llamar la atención, por si algún testigo la había visto usar sus hechizos. Pero cuando cogió la mano al chico noto algo muy intenso y puro. Era magia, de eso seguro, pero nunca había topado con una de tal pureza.
Calypso empotro al chico en la pared con gran violencia para esconderse de posibles explosiones residuales. Entonces cuando creyó que todo había pasado soltó al chico, liberando así la tensión entre ellos; acto seguido puso la mano el bolso y saco algo.
- Creo que esto es tuyo – dijo mientras le enseñaba el retrato- Pero antes me tendrás que contestar alguna preguntas. El chico aun parecía confuso y perecía que las piernas no iban a aguantarle mucho tiempo.
- Deberías, mirar mejor por dónde vas amiguito mío, no todos se lo toman a bien que les invadas la intimidad - dijo Calypso, con un tono algo irónico. La verdad es que no le molestaba que la tocasen si no el hecho de que la pudieran controlar con sus movimientos. Ya la habían controlado demasiado cuando iba de casa en casa, haciendo de criada para ricachones que no la comprendían.
Pero noto algo raro en el chico, parecía nervioso, hacía señas muy rápidas para que me acercara, a demás tenía una pierna más adelantada que la otra, como si hubiera un abismo enfrente de él y estuviera a punto de salir corriendo en dirección contraria y tenía cara de circunstancia, cosa que no despertaba confianza en Calypso. Que le podría poner tan nervioso a aquel chico, de repente gritos. Miro detrás de ella, vio fuego. Miro al chico, sus ojos mostraban terror. Entonces comprendió lo que sucedía. No sabía cómo se había originado el fuego, pero si sabía que cerca de allí había una destilería clandestina, y si el fuego hacía contacto con los alcoholes habría una explosión, no sabía ciertamente el tamaño, eso dependía de la cantidad de producto que hubiera en la destilería. Miro rápidamente en dirección del chico, vio un callejón donde podían resguardase de la explosión. Demasiado tarde, un fuerte estallido hizo mirar a Calypso otra vez en dirección del fuego. “Mierda” pensó. Y en un acto reflejo puso sus manos en modo defensivo delante de la cara
- ¡Igna tze, ecudumes! - grito. Y entonces un hechizo se formo a su alrededor a modo de escudo. Esperaba que hubiese cubierto al chico, efectivamente cuando pasaron las llamas el chico estaba intacto. También pensó como le explicaría eso a aquel pobre chaval aterrorizado, esperaba que no dijera nada a nadie después de salvarle el pellejo.
Cogió al chico por la mano y estirándole de su estado anímico lo arrastro hacia el callejón de al lado, no les convenía llamar la atención, por si algún testigo la había visto usar sus hechizos. Pero cuando cogió la mano al chico noto algo muy intenso y puro. Era magia, de eso seguro, pero nunca había topado con una de tal pureza.
Calypso empotro al chico en la pared con gran violencia para esconderse de posibles explosiones residuales. Entonces cuando creyó que todo había pasado soltó al chico, liberando así la tensión entre ellos; acto seguido puso la mano el bolso y saco algo.
- Creo que esto es tuyo – dijo mientras le enseñaba el retrato- Pero antes me tendrás que contestar alguna preguntas. El chico aun parecía confuso y perecía que las piernas no iban a aguantarle mucho tiempo.
Calypso N. Jones- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 06/08/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Tardes de Fuego [Theodore]
Estaba desesperado, al borde de un ataque de ansiedad de esos que le daban en situaciones límite. ¿Por qué tendría que haber perdido eso por el camino? Si no hubiera pasado no habría tenido que pararse, y de no haber tenido que pararse habría avanzado más de lo que lo había hecho para alejarse de allí. No podía dejar aquel objeto atrás, pues tenía valor para él, y eso había hecho que la mujer que lo sujetaba también lo tuviera de repente. Es curioso cómo son las cosas. Si a Theo no se le hubiera caído, aquella señora estaría allí parada mucho más cerca de lo que ya estaba del peligro. Probablemente, quizá muy seguramente, haría muerto. Y estaba a punto de hacerlo, como contemplaba Theodore varios metros más allá algo angustiado. A pesar de hacerle señas e insistirle que se diera prisa, ella se dedicó a hablarle con mucha calma mientras le inspeccionaba. Quizá hubiera sido mucho mejor gritar "¡fuego!", pero no quería ser arrollado por la multitud de gente de la calle empujándole y poniéndose en peligros a ellos y a él mismo, que tendría su huida segura asegurada si aquella mujer no le estuviera reteniendo.
Lo siguiente pasó tan rápido que el chico no fue muy consciente, aunque vio la imagen exactamente igual que en su sueño. Segundos antes de la explosión, ella pareció darse cuenta de que algo pasaba y parecía decidir actuar, pero no con la suficiente rapidez. Pero hizo algo más, algo que Theo no vio pero su cabeza sí pareció oír. Palabras extrañas en medio del estrepitoso ruido de la explosión. ¡Magia! Theodore sabía reconocerla cuando la oía y la veía, al fin y al cabo él también era un brujo. Quizá no controlara mucho la práctica y sus poderes fueran un poco por su cuenta, pero sí sabía de teórica. Reconocer la magia es algo fácil cuando crees fielmente en ella, más que nada porque la posees y puedes ejecutar diferentes tipos de brujería. Theo sabía de sobra cómo era aquella magia hablada, con palabras, pero no tenía esa habilidad. Lo suyo eran las ilusiones, las premoniciones y aquel dichoso e incontrolable poder de atracción que le afectaba de sobremanera. En aquel momento, ninguno de los tres pudo salvarle. Pero sí que lo hizo el de ella. Cayendo de espaldas por la explosión, creyó que moría. Simplemente se entregó a la muerte, sabedor de que poco más podría hacer. Pero estaba intacto. Confuso, se dejó llevar por la mano mientras cogía con dificultad su maleta y seguía a la mujer por el resto de las llamas, el suelo negro, el fuerte olor y el humo, por no hablar del griterío general de los transeúntes. El incendio seguiría, pero aquella mujer buscó un lugar que parecía seguro.
Aturdido y con los oídos pitándole levemente por el estallido de la explosión, miró a la mujer tan extraña que le hablaba. O al menos lo intentó, porque se tambaleaba un poco y sus inseguridades a la hora de relacionarse se incrementaban. El chico retrocedió hasta la pared del callejón y respiró con fuerza. Luego levantó la vista. Reunió todo el valor que pudo para responderle. -Y usted tendrá que e... explicarme a m-mí-le dijo, intentando sonar serio a sabiendas de que su manera de hablar no intimidaba demasiado, más bien daba pena. -L... la he visto hacer algo raro, ¿q... qué ha hecho para salvarnos?-le preguntó, haciéndose el tonto. Sabía que le preguntaría cómo era que intuía que algo malo iba a pasar, por no hablar de que los brujos se reconocen tan fácilmente como reconocen la magia en sí. Por otro lado, quizá pensara que estaba involucrado e intentara hacer que confesara para que le castigaran o le arrestaran. Theo miró la salida del callejón, decidiendo que huiría en cuanto pudiese. Perdería la foto de su madre, pero no era irreemplazable. Si pensaba que dependía de ella para no escapar y que además no era brujo, tal vez pudiera salir de allí impunemente. Quizá incluso saliera con él teniendo más poder sobre ella si conseguía hacerle admitir que era bruja. Porque saltaba a la vista que lo era. Una buena hechicera, además. Tampoco debía cabrearla demasiado.
Lo siguiente pasó tan rápido que el chico no fue muy consciente, aunque vio la imagen exactamente igual que en su sueño. Segundos antes de la explosión, ella pareció darse cuenta de que algo pasaba y parecía decidir actuar, pero no con la suficiente rapidez. Pero hizo algo más, algo que Theo no vio pero su cabeza sí pareció oír. Palabras extrañas en medio del estrepitoso ruido de la explosión. ¡Magia! Theodore sabía reconocerla cuando la oía y la veía, al fin y al cabo él también era un brujo. Quizá no controlara mucho la práctica y sus poderes fueran un poco por su cuenta, pero sí sabía de teórica. Reconocer la magia es algo fácil cuando crees fielmente en ella, más que nada porque la posees y puedes ejecutar diferentes tipos de brujería. Theo sabía de sobra cómo era aquella magia hablada, con palabras, pero no tenía esa habilidad. Lo suyo eran las ilusiones, las premoniciones y aquel dichoso e incontrolable poder de atracción que le afectaba de sobremanera. En aquel momento, ninguno de los tres pudo salvarle. Pero sí que lo hizo el de ella. Cayendo de espaldas por la explosión, creyó que moría. Simplemente se entregó a la muerte, sabedor de que poco más podría hacer. Pero estaba intacto. Confuso, se dejó llevar por la mano mientras cogía con dificultad su maleta y seguía a la mujer por el resto de las llamas, el suelo negro, el fuerte olor y el humo, por no hablar del griterío general de los transeúntes. El incendio seguiría, pero aquella mujer buscó un lugar que parecía seguro.
Aturdido y con los oídos pitándole levemente por el estallido de la explosión, miró a la mujer tan extraña que le hablaba. O al menos lo intentó, porque se tambaleaba un poco y sus inseguridades a la hora de relacionarse se incrementaban. El chico retrocedió hasta la pared del callejón y respiró con fuerza. Luego levantó la vista. Reunió todo el valor que pudo para responderle. -Y usted tendrá que e... explicarme a m-mí-le dijo, intentando sonar serio a sabiendas de que su manera de hablar no intimidaba demasiado, más bien daba pena. -L... la he visto hacer algo raro, ¿q... qué ha hecho para salvarnos?-le preguntó, haciéndose el tonto. Sabía que le preguntaría cómo era que intuía que algo malo iba a pasar, por no hablar de que los brujos se reconocen tan fácilmente como reconocen la magia en sí. Por otro lado, quizá pensara que estaba involucrado e intentara hacer que confesara para que le castigaran o le arrestaran. Theo miró la salida del callejón, decidiendo que huiría en cuanto pudiese. Perdería la foto de su madre, pero no era irreemplazable. Si pensaba que dependía de ella para no escapar y que además no era brujo, tal vez pudiera salir de allí impunemente. Quizá incluso saliera con él teniendo más poder sobre ella si conseguía hacerle admitir que era bruja. Porque saltaba a la vista que lo era. Una buena hechicera, además. Tampoco debía cabrearla demasiado.
Theodore J. Bellamy- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 18/08/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Tardes de Fuego [Theodore]
Calypso no pudo contener la risa al presenciar el burdo intento de ese chico para intimidarla, quizás se habría creído que no lo había calado, que podría controlarla tras saber su secreto. El chico la miro raro mientras se reía, como si no comprendiera bien lo que pasaba. Y por primera vez se dio cuenta del pelo pelirrojo del chico, no le extrañaba que estuviera siempre pasando intentando pasar desapercibido. Calypso indago un poco en la herida.
- Relájate pelo de fuego – le dijo, después le resulto irónico el doble sentido – respira un poco, no ser que te salves de una explosión y ahora te de un patatús de nerviosismo postraumático, toma - Dijo burlona, mientras le daba el retrato de la mujer al chico.
El chico la cogió y se lo miro un rato, parecía absorto en ese retrato, Calypso interrumpió el momento.
- Bueno creo que hemos empezado con mal pie, me llamo Calypso; y si, como habrás comprobado soy bruja como tú – el chico se quedo paralizado y su cara se volvió blanca – tranquilo, lo note cuando te cogí la mano. También me podrías haber dicho que todo iba a explotar- el chico aun se estaba blanco.
Calypso noto el nerviosismo, del chico. Sabía que no estaba cómodo en ese callejón y que buscaba una vía de escape; pero Calypso no quería irse con las manos vacías. Quiera saber algo más de ese brujo y de cómo su magia era tan pura. A demás también quería saber cómo es que siendo mago no se había protegido del fuego o se había transportado o algo por el estilo.
Calypso prefirió no ir directa al grano por si le daba algo al pobre pelo de fuego.
- Vámonos de aquí, antes de que alguien nos pregunte como podemos estar vivos después de una explosión tal – dijo al chico, el asintió y empezaron a caminar – Dime, ¿Quién es la mujer de retrato?- Lo pregunto espontáneamente, como un acto para que el chico se acabase de tranquilizar. Ya que le había contado algo suyo, el chico podría contarle algo sobre él.
- Relájate pelo de fuego – le dijo, después le resulto irónico el doble sentido – respira un poco, no ser que te salves de una explosión y ahora te de un patatús de nerviosismo postraumático, toma - Dijo burlona, mientras le daba el retrato de la mujer al chico.
El chico la cogió y se lo miro un rato, parecía absorto en ese retrato, Calypso interrumpió el momento.
- Bueno creo que hemos empezado con mal pie, me llamo Calypso; y si, como habrás comprobado soy bruja como tú – el chico se quedo paralizado y su cara se volvió blanca – tranquilo, lo note cuando te cogí la mano. También me podrías haber dicho que todo iba a explotar- el chico aun se estaba blanco.
Calypso noto el nerviosismo, del chico. Sabía que no estaba cómodo en ese callejón y que buscaba una vía de escape; pero Calypso no quería irse con las manos vacías. Quiera saber algo más de ese brujo y de cómo su magia era tan pura. A demás también quería saber cómo es que siendo mago no se había protegido del fuego o se había transportado o algo por el estilo.
Calypso prefirió no ir directa al grano por si le daba algo al pobre pelo de fuego.
- Vámonos de aquí, antes de que alguien nos pregunte como podemos estar vivos después de una explosión tal – dijo al chico, el asintió y empezaron a caminar – Dime, ¿Quién es la mujer de retrato?- Lo pregunto espontáneamente, como un acto para que el chico se acabase de tranquilizar. Ya que le había contado algo suyo, el chico podría contarle algo sobre él.
Calypso N. Jones- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 06/08/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Tardes de Fuego [Theodore]
Escuchó cómo se burlaba de él y bufó, molesto, pero sin atreverse a plantarle cara. Estaba mofándose al llamarle lo de "pelo de fuego" y refiriéndose a su nerviosismo, mientras ella estaba ahí tan tranquila y pareciendo tan arrogante después de haberlo salvado, como si eso le diera derecho. Si Theo no estaba acostumbrado a tratar con gente en general, la gente que no le trataba bien le inhibían aún más, porque al miedo a no poder relacionarse correctamente se le sumaba la rabia que le daba que le ofendieran y no poder defenderse o replicar. Era un inepto siempre, pero en aquellas situaciones se sentía aún peor si cabe. Le gustaría ser un determinado tipo de persona, de aquellos confiados que respondían y no se dejaban ningunear, sino que plantaban cara y sabían defenderse ante cualquier situación. Le gustaría tener ese coraje y carisma, pero sabía que nunca lo conseguiría. Así era él, y no podía hacer nada por evitarlo.
Cogió con rapidez el retrato de su madre y lo aguantó bajo los brazos, juntándoselo al cuerpo como si lo abrazara. Tenía pocas pertenencias y no iba a perder las que ya tenía. No se esperó lo siguiente ya que estaba distraído pensando en el retrato y en sus cosas, pero cuando lo dijo la miró con los ojos y la boca abiertas, para luego sacudir la cabeza y alejarse un paso. Él había podido reconocerla a ella porque había hecho magia, era fácil reconocerla siendo brujo, ¿pero por qué ella a él? ¿Tanto se le notaba? Tal vez ella tendría el poder de reconocerlos o algo así, al fin y al cabo le había dicho que "también" lo había notado al tomarle la mano. Cerró los ojos agachando la cabeza de nuevo, frustrado. Su mayor secreto estaba a la luz como si hubiera dicho algo tan evidente como que era pelirrojo. Se sentía expuesto, a merced de aquella señora.
Theo estaba enfadado, frustrado y nervioso. Nunca se había sentido tan desprotegido ante alguien que no le caía bien. Ante su madre estaba aún más expuesto puesto que ella lo sabía todo de él, pero era diferente por la confianza. Él sólo confiaría en su madre, nadie más. Aquella mujer sobraba en su vida. No quería decirle quién era la mujer del retrato, ni su nombre siquiera. Sabía que si le decía todo aquello aún estaría más vulnerable. Ella le había dicho su nombre, pero no se veía capaz de ofrecerle la misma cortesía. Mirando la calle y aferrando su maleta con fuerza, corrió dejándola atrás, huyendo de ella. Era un cobarde, pero pensó que era lo que tenía que hacer. Pensando fijamente en la forma de su cabellera, cerró los ojos y realizó una ilusión para que pasara a ser moreno oscuro. También borró sus pecas y algunos detalles de su ropa cambiaron. Se refugió detrás del gran cúmulo de gente que había llegado para ver que había pasado, y robó con habilidad un sombrero de copa a un señor que ni le vio. Se lo puso y se situó lo más alejado que pudo de la tal Calypso, mientras hacía que comentaba lo terrible que había sido el accidente. Con suerte, aquella bruja no sería tan poderosa y le dejaría en paz. Escondió la maleta entre sus piernas y guardó el retrato dentro. En cuanto se fuera disipando la multitud se marcharía de allí a toda prisa.
Cogió con rapidez el retrato de su madre y lo aguantó bajo los brazos, juntándoselo al cuerpo como si lo abrazara. Tenía pocas pertenencias y no iba a perder las que ya tenía. No se esperó lo siguiente ya que estaba distraído pensando en el retrato y en sus cosas, pero cuando lo dijo la miró con los ojos y la boca abiertas, para luego sacudir la cabeza y alejarse un paso. Él había podido reconocerla a ella porque había hecho magia, era fácil reconocerla siendo brujo, ¿pero por qué ella a él? ¿Tanto se le notaba? Tal vez ella tendría el poder de reconocerlos o algo así, al fin y al cabo le había dicho que "también" lo había notado al tomarle la mano. Cerró los ojos agachando la cabeza de nuevo, frustrado. Su mayor secreto estaba a la luz como si hubiera dicho algo tan evidente como que era pelirrojo. Se sentía expuesto, a merced de aquella señora.
Theo estaba enfadado, frustrado y nervioso. Nunca se había sentido tan desprotegido ante alguien que no le caía bien. Ante su madre estaba aún más expuesto puesto que ella lo sabía todo de él, pero era diferente por la confianza. Él sólo confiaría en su madre, nadie más. Aquella mujer sobraba en su vida. No quería decirle quién era la mujer del retrato, ni su nombre siquiera. Sabía que si le decía todo aquello aún estaría más vulnerable. Ella le había dicho su nombre, pero no se veía capaz de ofrecerle la misma cortesía. Mirando la calle y aferrando su maleta con fuerza, corrió dejándola atrás, huyendo de ella. Era un cobarde, pero pensó que era lo que tenía que hacer. Pensando fijamente en la forma de su cabellera, cerró los ojos y realizó una ilusión para que pasara a ser moreno oscuro. También borró sus pecas y algunos detalles de su ropa cambiaron. Se refugió detrás del gran cúmulo de gente que había llegado para ver que había pasado, y robó con habilidad un sombrero de copa a un señor que ni le vio. Se lo puso y se situó lo más alejado que pudo de la tal Calypso, mientras hacía que comentaba lo terrible que había sido el accidente. Con suerte, aquella bruja no sería tan poderosa y le dejaría en paz. Escondió la maleta entre sus piernas y guardó el retrato dentro. En cuanto se fuera disipando la multitud se marcharía de allí a toda prisa.
Theodore J. Bellamy- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 18/08/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Tardes de Fuego [Theodore]
Calypso se quedo con cara de circunstancia cuando ese chico se fue corriendo hacia la multitud que se había reunido en torno al accidente. Seguramente había malinterpretado su gesto para tranquilizarlo un poco, ya que no era para nada su intención asustarlo; pero el raro humor de Calypso no lo entendía todo el mundo, seguramente ya lo volvería ha ver en otra ocasión, un pelo de ese calibre no se olvidada. Por un momento se puso en el pellejo del pobre chico y recordó como la trataban de pequeña, del miedo a las palizas de su padre o de los gritos... por suerte decidió no vivir más en el miedo y en las sombras y pudo librarse de esa vida. Pero cuando se disponía a marcharse de allí, oyó unos pasos que venían de detrás de ella. Se giro asuntada y pudo ver una figura que se dirigía a ella con lo que parecía una arma afilada. El supuesto ente empezó ha hablarle: diciéndole que la había visto usar sus poderes y también que había visto al chico salir de la taberna antes de la explosión, que eran sospechosos de haber provocado ese incendio y demás historias. Mierda, pensó; sabía perfectamente lo que era: un cazador. Calypso no vacilo ni un segundo y lanzó una bomba de humo para despistar al cazador y se echo a correr en dirección al gentío.
Tenía que salir de allí como fuera o estaría muerta en menos de dos minutos. Empezó ha atravesar el gentío a mucha velocidad y entre codazos y quejas de la gente se abría paso entre la multitud. Calypso no hacía caso omiso a los insultos raciales y a las señoras escandalizadas, pero de pronto hubo algo que no pudo esquivar. Choco con lo que parecía un hombre con sombrero y cayeron los dos al suelo; Calypso hubiera continuado como si nada, pero volvió a notar esa magia blanca, tan pura que solo podía ser de una persona…
- ¡TUUU! – Le dijo al chico que la sorprendió por haber cambiado su aspecto - Me has dejado tirada allí abajo y ahora un nuevo amiguito que he hecho intenta matarnos- el chico no reaccionaba, más bien parecía ruborizado por tener el cuerpo de una mujer encima de él. Pero el tiempo apremiaba y Calypso decidió no perder más tiempo. -Mira, quizás mi primera impresión no haya sido muy buena pero si quieres salvar el culo, corre como si no hubiera mañana… o quédate aquí y muere-. Calypso se levanto de un salto, notaba la presencia del cazador. Dejo atrás el chico y se metió en otro callejón, no le convenía continuar la persecución a campo abierto
Tenía que salir de allí como fuera o estaría muerta en menos de dos minutos. Empezó ha atravesar el gentío a mucha velocidad y entre codazos y quejas de la gente se abría paso entre la multitud. Calypso no hacía caso omiso a los insultos raciales y a las señoras escandalizadas, pero de pronto hubo algo que no pudo esquivar. Choco con lo que parecía un hombre con sombrero y cayeron los dos al suelo; Calypso hubiera continuado como si nada, pero volvió a notar esa magia blanca, tan pura que solo podía ser de una persona…
- ¡TUUU! – Le dijo al chico que la sorprendió por haber cambiado su aspecto - Me has dejado tirada allí abajo y ahora un nuevo amiguito que he hecho intenta matarnos- el chico no reaccionaba, más bien parecía ruborizado por tener el cuerpo de una mujer encima de él. Pero el tiempo apremiaba y Calypso decidió no perder más tiempo. -Mira, quizás mi primera impresión no haya sido muy buena pero si quieres salvar el culo, corre como si no hubiera mañana… o quédate aquí y muere-. Calypso se levanto de un salto, notaba la presencia del cazador. Dejo atrás el chico y se metió en otro callejón, no le convenía continuar la persecución a campo abierto
Calypso N. Jones- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 06/08/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Temas similares
» ¡El fuego, niña, el fuego!
» Théodore [ID]
» · Lost Connection · Théodore
» S. Theodore Patterson
» Theodore Morandé
» Théodore [ID]
» · Lost Connection · Théodore
» S. Theodore Patterson
» Theodore Morandé
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour