Al caer la noche.

por **Dariel** Lun Ago 27, 2012 11:20 am

Me estire con suavidad, desperezándome poco a poco, mientras mis brazos se movían extendiéndose por entre las almohadas y las sabanas revueltas.
Abrí los ojos poco a poco, y entonces comencé a palpar con mis manos los lados de mi lecho.
No había nada.
¿Donde estaría mi rey?

Abrí los ojos completamente y me senté de un brinco mientras mis rizos desordenados y voluminosos caían en total desorden por mi rostro y a mis costados, tapando mi desnudes.
Momento en que escuche una carrera precipitada y algunos objetos que caían, mientras algo se acercaba. Entonces dirigí mi mirar hacia la entrada, donde una pantera salvaje corrió y freno, enseñándome sus dientes, para después dar un ágil salto desde la entrada de los aposentos hacia la cama, enseñándome las garras antes de caer en mi lecho y verse rodeado por mis brazos y piernas.

¡¡¡¡¡¡¡¡OOOOH mi pequeño cachorro de gatito-salvaje-malvado y perverso!!!!!!!!!!!
Grite escandalosamente mientras rascaba el cuello de la bestia, jugando con ella mientras mi pantera ronroneaba y movía sus patas, traviesa y juguetona, mientras desgarraba las sabanas y los mismos cojines con las suaves caricias de sus adorables garritas.

Oís, mi adorable felino, ¿donde esta papá? ¿Donde esta el rey? ¿Te lo has comido eh eh?
Comencé a reírme en la soledad de la habitación, mientras rascaba la enorme y cálida barriga de mi mascota.

por **Galia di Marco** Lun Ago 27, 2012 12:32 pm

Al caer la noche, cantos de animales sonaban cerca: alaridos como hacía tiempo que no se oían. Y alli, ante mis ojos, bajando por una callejuela estrecha del norte parisino, animales enormes, cubiertos de pelo largo y provistos de inmensos colmillos... no, no eran mamuts, pero los elefantes siempre me recordaron a aquellas bestias que de joven solía dar caza.

Relamí mis labios y una sonrisa divertida cruzó mi semblante un tanto sombrío por las sombras que mis cabellos alborotados creaban sobre mi rostro. Quería atraparles; ese era el juego del día, por eso había ordenado a mis súbditos la liberación de aquellos animales salvajes de sus jaulas, procedentes del zoo francés. El chaman permanecía cerca de mi, dirigiendose a los espiritus ancestros, dotando de fuerza y poder a su rey. Insignificante ante aquellas bestias, el reto era aun mayor estando desvocados, destruyendo todo a su veloz y torpe paso por una ciudad que no estaba hecha a sus medidas.

Entonces, los animales se vieron acorralados, guiados a sangre fría hasta abandonar la urbe y adentrándose en un bosque que mejor no podía conocerme, llevándoles hasta el despeñadero dónde ahora sólo podían dar media vuelta y enfrentarse a mí. Su miedo hacía que aun se volvieran más peligrosos. El combate era ya inevitable...

Mi frágil lanza nada dañaba la gruesa piel del animal, pero el fuego les intimida, algunos caían por el precipicio ante mi notable descontento por ello, quedando cara a cara con tres de aquellas bestias, nerviosas y asustadas, es entonces cuando, reduciendo el perímetro en el que los elefantes se movían, fui acercándome a ellos hasta que éstos se encontraron a merced de mi lanza, apuntando en los puntos más vulnerables: la ingle y el ano, dónde la piel es menos dura y a partir de ahí, la fuerza del gladiador venció al animal. Y caído uno, caído los tres.

Llevando conmigo el triunfo de aquella cacería, regresé a casa en busca de mi reina, con la intención de usar el marfil de los colmillos para regalarle un collar compuesto por los mismos. De bien seguro me lo recompensaría como ella mejor sabía...

por **Dariel** Lun Ago 27, 2012 1:30 pm

Me levante cuando las plumas de los cojines comenzaban a volar en todas direcciones, y es que Sherám –La pantera en cuestión- había roto la mayoría de las almohadas, además del colchón mientras jugábamos, así que simplemente me levante dejando que el minino siguiese haciendo de las suyas, mordisqueando parte del cabezal de la cama.

Tome unas de las pieles y las sitúe sobre mis hombros, dejando que parte de esta se arrastrase cual larga era por el suelo. Para comenzar a caminar descalza saliendo de mis aposentos, paseando por el pasillo.

Mmmmmm ooooooooh…pero cuanta calma hay aquí!...comente en la soledad del pasillo mientras estiraba mis brazos, desperezándome sonoramente. Entonces dirigiéndome hacia uno de los balcones que daba hacia una de nuestras piscinas abrí los portones, encontrando de espaldas a aquel a quien deseaba ver. Se hallaba bajo la luz de la luna, sereno, y aun así se mostraba imponente y orgulloso con aquel porte.

Sonreí al contemplar su espalda musculosa, y al visualizar las manchas rojizas que se pegaban a sus ropajes. Olfatee el aroma de los animales en él y antes de querer saludarle o decirle algo, simplemente corrí hacia su figura ágilmente, dando un salto para encaramarme a su espalda. Rodeando con mis piernas su cintura y su cuello con mis brazos mientras olfateaba sus cabellos y acercaba mi cabeza hacia su hombro.

¡Buenas noches mi señor! Indique con una sonrisa, despegando una de mis manos de su pecho para contemplarla llena de aquella sangre. Sonreí antes de lamerla. Mmm..
sabroso.
en aquel momento uno de los siervos se acerco hacia el balcón -siempre a una distancia "de seguridad" ante nosotros- para indicar que había llegado alguien.
¿esperabais visita mi señor? Pregunte con cierta incertidumbre. pues lo cierto es que no quería ver a nadie.

Con suerte, podría tratarse del desayuno a domicilio.

por **Roxanne** Lun Ago 27, 2012 2:04 pm

Escondí mis pelirrojos cabellos tras la roja capucha cuya capa me llegaba hasta las rodillas, rejando entrever un vestido corto del mismo color carmesí y un bonito delantal blanco a conjunto con mis zapatos. Ensayé una sonrisa infantil un par de veces, sólo hasta que la puerta se abrió y apareció un estirado y arrugado mayordomo que me miró de arriba abajo con una ceja alzada, invitándome a entrar antes siquiera de poder inventarme una excusa coherente, agarrando mis manos aquella cesta de heno que transportaba sangre humana almacenada en recipientes de mermelada.

Sólo cuando el mayordomo me llevó hasta el jardín, pude comprobar que habían más personas de las calculadas por mi aliado de aventuras y por un momento, pensé en abortar la misión, pues probablemente muchos de ellos eran vampiros que no dudarían en hacerme suculentos pedacitos que llevarse a la boca... tragué saliva y avancé con rostro angelical, dirigiéndome al macho de la manada, que me miraba de arriba abajo con gesto expectante.

- Abuelita, he venido a verte. ¿Recuerdas el cantarme ésta canción junto al fuego?- anuncié pestañeando teatralmente, aferrándome a la cesta.- La lune trop blême pose un diadème sur tes cheveux roux. La lune trop rousse de gloire éclabousse ton jupon plein d'trous. La lune trop pâle caresse l'opale de tes yeux blasés. Princesse de la rue, soit la bienvenue dans mon coeur blessé. Ma p'tite mandigote je sens ta menotte qui cherche ma main, je sens ta poitrine et ta taille fine j'oublie mon chagrin. Je sens sur tes lèvres une odeur de fièvre de gosse mal nourri et sous ta caresse, je sens une ivresse qui m'anéantit. Mais voilà qu'il trotte, a lune se flotte, la princesse aussi... la la la la la la la la la la... Mon rêve évanoui. Les escaliers de la butte sont durs aux miséreux , les ailes des moulins protégent les amoureux.

Sonreí antes de pestañear y retroceder un paso como si me hubieran vertido un cuenco de agua fría por encima de mis hombros, fingiendo un ataque de histeria.

- ¡Pero abuelita... qué pelo tan sucio tenéis, y qué larga barba revosa en su rostro, y qué poco pecho lucís, y qué largos y afilados colmillos disponéis..................! ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHH!- grité, destapando la cesta para empezar a lanzar los recipientes de sangre lejos de mí, esperando ahora que ellos se lanzaran en busca de su alimento favorito mientras yo tomaría nota de cuánto tardarían en percatarse de unas pociones con las que había mezclado el condimento.

Pero allí, no se movió ni una mosca.

por **Dariel** Lun Ago 27, 2012 2:54 pm

Encaramada a la espalda de mi hombre, Parpadee confusa ante la joven, ladeando la cabeza.
¿Quien es esta niña?...
Comencé a fijarme mejor en aquellos rasgos, lo cierto es que aquellos ojos me eran familiares. Era la forma de estos, la que ya había visto antes, ¿quizás en otro color? Oh claro! Como olvidarme! Entonces, cuando el mechón pelirrojo de uno de sus rizos cayó sobre su frente que lo descubrí.

Anda si se parece a….Ven niñita! Ven ven aquí! Indique como si estuviese llamando a una mascota más que a una humana, pero entonces, después de que ella lanzara aquellos frascos salió huyendo, corriendo como alma que lleva el diablo para desaparecer de nuestra presencia.

Salúdameee a tu padreee!! Grite mientras alzaba un brazo para despedirla con una sonrisa.
que niña tan rara, ¿crees que toda su familia sea así? Pregunte con una sonrisa aun encaramada a la espalda de mi rey, mientras el reía y su tórax se movía ante su risa. Entonces le apreté un poco más y reseguí con mi nariz su cuello hasta que mis labios llegaron a la altura de su oído.

Estoy muy disgustada contigo! Pensé que desayunaríamos juntos. Entonces espere que me diera alguna excusa mientras yo aprovechaba para morderle el hombro. Dejando mis dientes clavados, saboreando algunas gotas de su magnífico y potente sabor, mientras le hablaba mentalmente.

¿Lo ves?, he tenido que empezar sin ti.

por **Galia di Marco** Dom Sep 09, 2012 1:02 pm

Me encogí de hombros tras reír, más para relajar el ambiente que por el hecho de hacerme gracia alguna lo acontecido, pues me preocupó que una niña como aquella hubiera podido burlar la vigilancia tan fácilmente y hubiera intentado atacarnos con unas pociones que por el olor, estaban lejos de poder herirnos. No obstante, la intención dicen que es lo que cuenta, y la intención de aquella muchacha no era precisamente tomar el té con nosotros. ¿Qué tramaría? ¿Cómo nos había localizado?

- Su familia... ¿crees que es hija del Délvheen pelirrojo?- le pedí a Dariel, ignorando por completo sus palabras que reclamaban una atención que por el momento, no pude entregarle.- No puede ser... él es un vampiro y aquella niña era humana, no superaría los veinte años de edad.- pensé en voz alta.- Por otro lado... ¿por qué atacarnos? Siempre desconfié de ese amigo tuyo y de mi hermano, pero creo que ahora tengo motivos reales.

Fruncí el ceño, un tanto irritado y molesto por una situación que no era más que suposiciones e hipótesis ante un hecho que bien podía pasar inadvertido.

- Lo siento, mi reina, tendremos que dejar el desayuno para más adelante...- me disculpé, tomándola de tal forma que la acuné con mis brazos y besé sus labios para disuadir su mueca.- Te compensaré, lo prometo.

por **Dariel** Sáb Oct 06, 2012 5:17 pm

Solté un suspiro y acaricie la mejilla de mi rey con dulzura, reclamándole otro beso pues el suyo me había sabido a poco, entonces me baje con suavidad de sus brazos, quedándome delante suyo.

-Si, es hija del pelirrojo. Se le parece un poco, aunque si vieras a su hermano gemelo…Oh dios santo, son como gotas de agua con su padre…
Reí divertida e infantil. Lo cierto es que el “patriarca” de aquella familia –ese era uno de los nombres por el que se le llamaba en nuestros archivos- me caía bien, parecía ser distinto a la común mayoría de inmortales y tenia un matiz cálido en su mirada, que le daba un aire aun mas interesante a mis ojos. Sonreí de medio lado al recordarle, pero procure que aquel gesto se esfumara de mi rostro con rapidez. Sabia que a mi rey le disgustaban algunas de mis amistades, y no deseaba hacerle rabiar.

Me gire levemente, contemplando la salida por donde se había ido aquella niña, cruzándome de brazos, pensando en las reflexiones de mi señor.

- ¿Recuerdas las culturas del norte?...La leyenda de la llave, y el poder de las reliquias?...
Cyrion me contemplo atento, asintiendo, por lo que le tome de la cintura a la vez que el posaba su brazo sobre mis hombros, ambos comenzamos a pasear por nuestros enormes jardines.
El patriarca es la llave, y al parecer eso le da ciertos atributos humanos. Es por eso que nos ha visitado uno de sus legítimos hijos, aquella dulce niñita. Lo cierto es que ya e enviado a investigarle, podría sernos util en nuestras filas. Aunque me gustaría que le analizaran antes.
Continuamos caminando y entonces llegamos hacia una de las fuentes de los jardines, paramos frente a ella y yo observe hacia arriba los ojos de mi señor. El parecía pensativo y muy lejos de mi y de aquel lugar, sin embargo no quise interrumpirle, sabia que estaría pensando algo, así que me senté en la fuente y Sherám apareció por entre la maleza, sonreí cuando la pantera apoyo su cabeza en mi regazo, por lo que comencé a acariciar su pelaje azabache.

Desconfiáis mi señor…No tengo que miraros para saberlo, pero…¿porque?

por **Galia di Marco** Sáb Oct 06, 2012 6:14 pm

Agaché la mirada entrecerrada, visiblemente molesta incluso hacia Dariel, tensándoseme las mandíbulas, pues bien sabía cuánto me desagradaba mencionar siquiera aquél pelirrojo.

- ¿Me preguntas por qué desconfío de él? Una vez, tú misma me abandonaste por él, ¿o lo olvidaste ya? Te recuerdo que fue una traición por tu parte que en nuestra aldea se saldaba con la muerte, Dariel. No deberías olvidar los pecados que he llegado a perdonarte.- mascullé malhumorado, volviendo la vista al cielo estrellado que poco a poco, serenó mis sentidos y la ira que recorría mis entrañas hasta cerrar mis manos en férreos puños.- Desconfío de él, sí, porque ya me robó una vez y sé que volvería a hacerlo de tener ocasión. Quién sabe si no fue él quién envió a esa cría como advertencia, Dariel. No le quiero cerca tuyo ni de nuestra familia. ¿Queda claro?

Me crucé de brazos a la altura del pecho y volví a mirarla, esperando una señal por su parte que me indicara que había comprendido mis órdenes. Sólo entonces me acuclillé frente a ella y tomé su mentón entre mis dedos, esbozando una cálida sonrisa que contrastaba con las palabras anteriormente mencionadas y el tono de voz que había empleado, tan duro e hiriente como un cuchillo.

- Eres mía, nunca lo olvides.- susurré con delicadeza, aunque sin olvidar que se trataba de una orden explícita.

Tomé su rostro entres mis manos y me acerqué a su frente, cerrando los ojos para depositar sobre ella un pequeño beso que reafirmaba nuestro trato iniciado hacía más de seis milenios y que sería vigente hasta la muerte de uno de los dos. Algo paradógico si teníamos en cuenta que ambos éramos inmortales.

por **Dariel** Vie Nov 16, 2012 4:12 pm

Sentí aquel beso como si fuese uno glacial sobre mi piel, dejando que mis parpados quedasen medio cerrados, como si el recuerdo de aquel trato que Cyrion y yo habíamos hecho me hubiese recordado cuantos años pesaban a mi espalda. Por lo que le mire sin expresión alguna, analizando aquellos ojos, analizando cada matiz, cada centello, cada brillo y cada movimiento de sus pupilas, queriendo descubrir el porque de aquellas palabras...Aunque las entendía sin tener que leer su alma.

El desconfiaba de mi y de mis actos, como si haber pasado la eternidad juntos -pese a las circunstancias que alguna vez nos habían distanciado- no hubiese sido suficiente...
Aquello me entristeció, pero mis ojos no lo demostraron.

Vuestra orden es mi ley mi señor. Indique haciendo un gesto de reverencia con la cabeza. Comportándome quizás demasiado fría con él, y es que a pesar de todo lo que habíamos vivido, y de todo lo que habíamos creado y decidido juntos, en ocasiones olvidaba que no era mas que una esclava...Un esclava a la orden su señor, una esclava que se había enamorado de su amo, pero que a pesar de los siglos, y de los cambios de los tiempos, no dejaba de ser una sierva al servicio de su rey. Una reina elegida y obligada a servir, pues era aquel su cometido y nada mas...

Me erguí aun molesta por aquellas palabras, pero disimulándolas, pues no deseaba discutir con él.

Voy a darme un baño, si me necesitáis ya sabéis donde encontrarme. Indique sonriendo de medio lado y avanzando junto a Sherám, dejando a Cyrion en aquella parte del jardín. Algo me decía que mi rey deseaba estar solo en aquel instante.

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