Tanto tiempo ya...

Hace cientos de años atrás un ser de la noche me arranco la vida, termino con mi familia y me hundió en un abismo sin fondo...

Desde entonces he tratado de superar el pasado, pero desgraciadamente para mi es algo que nunca dejara de seguirme. Ni siquiera en este lujoso departamento en el cual me encuentro ahora. Fantasmas del pasado aun me atormentan en sueños y poco o nada puedo hacer para evitarlos. La medicina moderna aun no esta hecha para curar viejas heridas del alma o darle vida a algo que ya lleva tiempo muerto.

Es de noche, pero aun así todo brilla en las atestadas calles de Manhattan. Vivir aquí me hace olvidar menos mi deseo de volver a ver la cálida luz del sol. No me hace falta si en esta ciudad a veces no se puede diferenciar el día de la noche.

Quiero salir, pero la presencia de algo o alguien me detiene y no se si tener miedo o simplemente presentarme ante ese ser y averiguar si es alguien al que hace tanto que no veo o un simple desconocido.

Después de muchos minutos meditándolo opto por salir. Me arreglo como tantas veces lo he hecho, aun que mi aspecto no me ayuda en mucho. El verme como una joven pelirroja de 17 años llega a ser cansado después de varios cientos de años. Así que elijo un bluson negro de tela semi transparente con algunos bordados adornando el cuello y las mangas, unas mallas negras para cubrir mis piernas y por ultimo unos botines de tacón alto también negras para no desentonar. Entre tanto negro mi cabellera roja resaltara mas en la noche. Debo comenzar a buscar mas colores para mis atuendos. Decido no usar maquillaje, esta noche simplemente voy como cualquier chica normal, ademas de que no quiero levantar sospechas al ser que pronto conoceré.

Ya estando lista tomo mi bolso, reviso llevar todo lo necesario en el y sin mas me lo cuelgo al hombro, agarro una pashmina y salgo de mi habitación. Mi departamento es enorme y bastante solitario para una sola persona. La gente del servicio solo saben que trabajan para una pobre joven que tiene una extraña enfermedad de la piel que la puede matar con exponerse al sol. Benditas sean las nuevas enfermedades del siglo XXI.

Presiono el botón del elevador que esta en el recibidor del departamento y este llega de inmediato. Entro al elevador y las puertas se cierran frente a mi, presiono el botón de la plata baja y pocos segundos después me encontraba allí.

-Ya es hora de ver quien eres...- me decía a mi misma y una sonrisa se dibujaba en mi rostro al momento en que abandonaba el edificio donde vivía en Upper East Side.

El aire frio de la noche poco o nada competía con la frialdad de mi cuerpo, así que solo me envolvía con la pashmina solo para aparentar.

Caminaba algunas cuadras y entraba al Central Park, en ese lugar podía sentir con mas intensidad la presencia. No lo encontraría de inmediato, así que debía ser paciente.

-Odio tener que esperar...-

Después de mucho esperar pude sentir como esa presencia que tanto buscaba se acercaba a mi. Al fin podría saber quien era ese ser que me atormentaba con su presencia.

La voz de una mujer me hacia voltear, era ella a la que buscaba. Por un segundo la sombra de la decepción me cubrió, esperaba a un hombre para tal vez divertirme después. Ahora tendría que conformarme con aquella mujer.

-Si... Creo que soy a la que buscas.- le sonreía de manera agridulce.

Esa chica frente a mi era atractiva, no podía negarlo. Tal vez al final podría divertirme de una manera diferente con ella. Solo tendría que recordar lo que hacia cuando salia con una mujer. Hace ya tanto tiempo que no tenia tenia relación alguna con alguien de mi mismo sexo. Ni siquiera tenia amigas.

-Mi nombre es Georgiana -

Me acercaba a la chica y la inspeccionaba de arriba a abajo, como si buscando algún defecto o algo que pudiera no gustarme. Al final de unos segundos no encontraba defecto alguno, probablemente su cabellera negra no me gustaba del todo o tal vez era muy exigente con mis gustos.

-Y cual es tu nombre?-