Freyja Rousseau

■Nombre completo: Freyja Rousseau
■Edad: 21 años.
■Especie: Humana
■Tipo, clase social o cargo: Clase alta.
■Lugar de origen: Londres, Inglaterra

■Descripción Física: Dicen que los perfumes pequeños son los más caros, los mejores, los más deseados, quizás tengan razón, pero podemos tomar este dicho o referencia para relacionarlo con la pequeña, pero no por eso poco deseable figura de Freyja. La familia desde pequeña se había encargado de darle la dieta y los ejercicios necesarios para poder lograr lo que ahora mismo tiene: Un cuerpo que roba el aliento. Siempre buscando la perfección en su figura, y no por superficialidades, más bien por el deber que tiene para desposarse y hacer feliz a su familia. Ella sabe el peso que tiene sobre sus hombros, y por eso no se queja nada al respecto, aunque en realidad aquel peso no es de mucha importancia, pues lo que la ha mantenido así son las innumerables disciplinas que ha tenido en su vida en contra de sus padres, por ejemplo su perfecto manejo de las armas blancas.

Freyja, posee piernas bien torneadas y largas, pese a su estatura, no es que sea una enana, pero vamos es bastante pequeña y delicada. Su cintura es bastante estrecha, más de lo normal, desde los seis años sus damas de compañía le amarraban la cintura para poder lograr un cuerpo perfectamente delineado. Un abdomen liso, plano. Sus pechos son grandes, voluptuosos. Freyja tiene unos brazos largos, delgados, que terminan en dedos delgados y finos. Ella toda es una elegancia y sensualidad andando.

El rostro de Freyja posee facciones bien delimitadas, pero puede sobresalir un poco su mentón. Sus labios son ligeramente gruesos, de un color rosa pálido. Nariz pequeña pero puntiaguda. Con hermosos y expresivos ojos azul celeste, que en ocasiones pueden verse grises, dependiendo de la iluminación del lugar. Mejillas pequeñas, una frente promedio De orejas pequeñas y ocultas. Su piel como es de tes pálida, blanca que en ocasiones se torna rojiza por los rayos del sol. Freyja tiene una melena larga y negra, que puede robar incluso el brillo del sol para lograr que su andar sea iluminado y majestuoso.

Sus movimientos son delicados, sensuales, incluso tiernos y en ocasiones salvajes, que le ayudan a desenvolverse en su forma física.

■Descripción Psicológica: Todos tienen una teoría de la forma en que se hacen las personas. Y está muy lejos de decir; los trae la cigüeña, o salen de un repollo. En algunas ocasiones las personas no nacen, se hacen. Y la teoría de Freyja, son los momentos de impacto, que con una sola vez que sucedan es suficiente para hacer el cambio. Si su lugar de origen, o mejor dicho, si la cuna sobre la que nació dijese quien es, entonces no se llamaría Freyja, ella cree fervientemente que es exactamente lo que debe ser, y de otro modo; no sería nada.

Los momentos de impacto no siempre corresponden a un momento de dolor. A un sufrimiento o a una desgracia. Un momento de impacto en la vida de esta chica, puede ser desde ver un brote en pleno invierno, y así permitir que su mente se largue a una filosofía de la fuerza por sobre la adversidad, o puede ser el acto de violencia que su padre propino a su madre a sus cortos 7 años de edad. Desde entonces, es consciente que su condición económica o clase social no puede decirle quien ser, ni como actuar; ella no sería su padre, ni se sumiría al papel de su madre.

Su característica más importante, es su vulnerabilidad. Posee la bendición y la mala suerte de poseer un corazón que cree ver luz, hasta en el agujero mas profundo. Lo que llaman esperanza, para ella es un estilo de vida. La esperanza es su religión. Vivir en la esperanza, es mucho mejor que creer en un Dios que a veces siente que la acompaña y otras veces cree que la deja completamente sola. Creyendo ayer, que hoy todo estará solucionado le ayuda a conciliar el sueño, le deja ver en la sencillez, lo que por arrogancia otros ignoran.

Su cuerpo desprende mucho más que un dulce aroma. Deja sentir en ella la luz, con la que con recelo, ilumina a las personas que la conocen. Ella es el negro. Si blanco significa la ausencia de los colores; por que posee todos los matices de la vida en una simple sonrisa. Freyja nunca ha llorado realmente por dolor. Una tristeza pasajera, tal vez, pero que la ha superado agregando a las lágrimas una sonrisa. Su mirada apadrina la felicidad de su estilo de vida, que con su convicción y valentía forja.

Ella pisa fuerte en el camino que elige. Para no perderse si en algún momento tiene que emprender su regreso. Es su fuego interior y su juventud la que le abre las puertas en la vida. Y a no olvidar su belleza tan peculiar. A pesar que a primera vista esto pueda jugar en su contra; lejos está de ser arrogante.

■Le manda cartas a Dana, dejando en claro que está bien.
■Ella aprendió: Equitación. Esgrima. Flecha y Arco.
■Sabe tocar el piano, el arpa, el violín.
■Le gusta la pintura, la lectura.
■Es bastante soñadora, pero eso no le impide ser aguerrida y entregada.
■Disfruta del conocimiento en cualquier situación, incluso al comprar una pieza de pan.
■Tiene el don de hacer que los demás se maravillen con su presencia, pues tiene una dulzura, bondad, y corazón para dar.
■Tiene un pequeño gato que ha adoptado de la calle.

■Historia:Era el sonido de las trompetas, de esas que se tienen que colocar de manera asimétrica en la entrada de los palacios y grandes mansiones. Siempre están presentes cuando ellos avanzan. No hay hombre y mujer de la burguesía, de la aristocracia, de la realeza que pongan atención, o voltee para saber acerca de la familia Rousseau. Una pequeña línea es la que los divide de aquella sangre real, una muy delicada y fina, y desde generaciones muy antiguas sus bolsillos se han enriquecido gracias a sus negocios, quienes han sabido invertir, formar grandes riquezas, imperios inimaginables, quienes se codean con su presencia, con su simple amistad pueden estar seguros de poseer grandes fortunas, poder, y riquezas.

Los padres de Freyja, nacen en Francia, Paris para ser exactos, desde pequeños estuvieron destinados a estar juntos, pues sus familias se habían jurado formar una unión, un matrimonio consolidado, y así fue. Desde que eran pequeños la convivencia constante los hizo tomarse cariño, realizar grandes actividades juntos, pasear en fiestas tomados del brazo, y a la corta edad de 18 años en ella, 20 para él, contrajeron nupcias, formando así a lo que sería una de las familias más cotizadas y solicitadas de Paris; mucho tiempo fue el que estuvieron en la tarea de buscar un hijo, un descendiente, pero parecía que su Dios no estaba de acuerdo. Cuando ella se embarazaba a la semana, o a lo mucho a los dos meses perdía al bebé, dejándole grandes sangrados, y la salud sumamente delicada. Después de algunos intentos, de casi perder las esperanzas el espermatozoide triunfador llegó, dejando que la madre de Freyja tuviera un embarazo saludable, aunque claro, bastante delicado de salud. El mejor medico de la ciudad le dio cuidados e instrucciones que no debían pasarse desapercibidos, y así fue, el padre de Reese le dio lo mejor hasta que el día llegó. Freyja Rousseau nació una noche fría de invierto, cuando la luna llena estaba en lo alto, y el cielo estrellado engatusaba hasta al mal insensible, al más adinerado y al desgraciado.

Era esperada, siempre lo fue, desde el día en que sus padres rozaron sus pieles. La pequeña pesó 3 kilos 500 gramos, y midió apenas 35 centímetros. Su nacimiento fue en Inglaterra, pues antes del nacimiento sus padres se mudaron a ese lugar, pues los negocios más fructíferos de sus padres eran tratados en aquella zona, y porque buscaban darle una mejor calidad de vida. Desde su nacimiento se notó la belleza que poseía y que llegaría a poseer; aun siendo bebé, se notaban sus tendencias un tanto "diferentes", pues aun estando en su pequeña cuna la morocha buscaba la manera de salir de ella y gatear por los pasillos del castillo dónde vivían. Sus primeros tres años no fueron muy novedosos, de hecho, no tenía algo extraordinario, salvo lo inquieta que era, en ocasiones llorona, pues sus padres siempre hacían cosas que en realidad ella no deseaba, por ejemplo encerrarla en un cuarto con las muñecas que le eran mandadas. A ella nunca le interesó tal cosa, de hecho siempre observaba y trataba de alcázar la espada de su padre, pero dado que era muy pequeña y el arma bastante pesada y peligrosa, muchos de estas cosas le fueron retiradas.

Con siete años Freyja ya escapaba de su habitación, bajando por los grandes ventanales, enredando sus pes y sus ropajes en esas enredaderas o portones de fierro bien elaborados, nunca le dieron miedo las alturas, la oscuridad, o aquellas historias de animales salvajes que supuestamente podrían atacarla de portarse mal, para ella no era un comportamiento reprochable, de hecho era la libertad misma de sus deseos e intensiones, y según su nana, aquello que su corazón dictaba era lo que valía, la pena. Quizás ese es uno de sus secretos más grandes, las grandes platicas que mantenía con esa mujer de piel negra, esa que le enseñaba la vida con ojos diferentes a lo que cualquier muchachita de su edad, y es que Freyja no necesitaba mucho para ser guiada a otra vida, ella misma había buscado esos caminos desde su nacimiento.

Dana era el nombre de su nana, ella junto su esposo y sus dos hijos vivían en la casa de servicio de la parte de atrás de la mansión de Freyja, ellos eran una familia que se especializaba no simplemente con los cuidados de una casa, también de protección personal, tanto con arma blanca, como con simples ataques físicos. La chica siempre había admirado esas presentaciones de caballero que desenfundaban las espadas, por eso, tras estar insistiendo de una forma bastante insistente y casi exasperante, se le fue otorgado el permiso de sus padres para poder aprender todo este tipo de combates. A los trece años Freyja ya tenía el conocimiento necesario para poder ir a la guerra y matar a unos cuantos caballeros con una espada, o de posarse sobre una torre para clavar flechas en el cuerpo enemigo. Ella era así, un espíritu libre en busca del conocimiento del mundo, con la belleza, el dinero, los privilegios de su apellido, y la inteligencia para poder obtener lo que quería con solo mover una mano, pero ella no era precisamente así, siempre buscaba obtener las cosas con mérito propio y gracias a ello se forjó un carácter especial.

La pequeña Freyja, tiene un don que pocas mujeres pueden adjudicarse. la lucha constante que tiene por el deseo de aprender de la vida, y no sólo con enseñanzas diarias a escondidas, también a aprendido a soñar a base de una buena lectura, posee un corazón que sueña, ama, y ayuda, pero también el complemento de una mente que le indica lo que debe hacer como correcto o no para sus beneficios, sueña y con base a lo que dicta su corazón actuar, en ocasiones no mide los riesgos, porque sabe que la vida es única y que con esto no hay marcha atrás, pues desea disfrutarla y verdaderamente vivirla al máximo.

Con 17 años finalmente cumplidos, mandaba a hacer sus propios vestidos, con diseños que ella solía hacer. Su figura no necesitaba ser entallada por un ajustado y exhaustivo corsé, prefería vivir de forma suelta; muchos caballeros llegaban a pedir su mano, como era estipulado por las reglas de la alta sociedad, pero ella siempre buscaba un pretexto claro para evitar escoger uno y desposarse. Las insistencias de sus padres eran con el tiempo bastante cansadas. La joven, odiaba tener que acatarse a esas reglas, incluso en algunas reuniones se escapaba, o peor aún no llegaba, haciendo que sus padres comenzaran a perder la cordura por los desplantes que veían mal de su hija, pero ella era feliz con sus creencias y nada ni nadie la ataría a alguien que no deseara que formara parte de su mundo. Se buscaron demasiadas maneras para hacerla entrar en razón, pero al final, por más platicas o castigos otorgados a la chica, volvía a tomar su postura, sin mover idea alguna o deseos suyos por los otros.

La fiesta de dieciocho años fue más anunciada y esperada de lo que ella quería o se pudiese imaginar. Personas de muchos lados del mundo llegaron a presenciar y disfrutar la celebración. Ella confundida había decidido al menos participar en la celebración unas cuantas horas, o quizás minutos dependiendo de su estado de animo pero sobre todo dependiendo de lo cómoda o incomoda que pudiera sentirse. En medio de tanta apariencia recatada los padres de Freyja exigen el silencio y atención total de sus invitados, y anuncian no sólo la edad cumplida de su hija, sino también el nombre de su ahora impuesto prometido: William. El era un joven proveniente de los Alemania, con un poder adquisitivo casi tan alto como los Rousseau, Reese encolerizada sale del lugar dejando que las miradas se posaran en su figura, pero no todo terminaría ahí.

Sólo bastó una semana para que Freyja juntara cuanto dinero y joyas fuera necesario para poder escapar y sostenerse un largo periodo. Buscó entre sus memorias un lugar que la hiciera sentir en casa, pero también lejos de las miradas de sus padres, y así pagó lo necesario para poder tomar viajar a Paris. El tiempo del viaje la tuvo inquieta pero al final su sueño se hizo realidad, y pudo pisar y estirar el cuerpo en tierras parisinas; pudo observar no sólo el esplendor de París, también la miseria. Aquello la espantó en primer momento, porque no podía entender como aquellos libros que tanto leían le hubiesen mostrado solo una parte y no la verdad absoluta de sus tierras. A punto de volver a su hogar con el mejor pretexto sobre la manga acerca de su escape, recuerda su partida y decida hacer el esfuerzo y buscar lo positivo de su huida: Su libertad. Al poco tiempo obtiene una pequeña propiedad, lo suficientemente grande para ella, y espaciosa como había deseado, formando así su nueva vida. Ahora está en busca de un trabajo digno, de una vida de ensueños, y de seguir aprendiendo y haciendo cuanto su corazón le dicte.

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