AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Llora por tus pecados...{Azrael}
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Llora por tus pecados...{Azrael}
Los adoquines de la ciudad acumulaban el agua en charcos que pronto se convertirían en lagunas aisladas. La lluvia caía azotando el piso, salpicando los charcos, formando suaves ondas que chocan entre si. La cortina de agua mantuvo a las personas refugiadas dentro de sus casas, en los negocios, o simplemente donde la incordiosa les había encontrado. En medio de la calle, obviando cualquier instinto humano de refugiarse caminaba a paso firme la vampiresa.
Contoneó su figura bajo la aguacera de esa noche. Nada le impediría alimentarse esta vez. Nada. Ni siquiera el ligero desafino de una conciencia muerta y corrupta tras tantos años de muerte y sangre corriendo en sus manos. Su vestido de un elegante galardón burdeo se aplicaba preciso sobre las curvas de su cuerpo, resaltando su piel blanca cual nieve, los detalles de su escote en color champaña adornaban las dos hermosas curvas que formaban sus senos al tocarse uno a otro a causa del ajustado corsé. La tela de la cola se arrastraba por los charcos. Su cabello había perdido el orden de todo peinado y caía rebelde y lacio sobre sus hombros.
Moría de sed. Mataba por una gota de sangre; mataría cualquier cosa por probar una miserable gota de sangre. Hacía un par de noches no había tenido éxito en su cacería. Mas era por que lo escogía, por que en París, presas estúpidas habían de sobra. ¿Qué sería hoy? ¿Hombre o mujer? ¿Importaba?. ¿Adolescente? ¿Adulto? ¿Anciano?... ¿Un niño? Que la desgracia no la llevase a lo último. Levantó el rostro, recibiendo las gotas de agua sobre el rostro ¿Era todo esto alguna clase de justicia divina? ¿Un castigo? ¿Esta era su pena? Se había negado a ser el demonio por el que durante siglos había dictado mando sobre su cuerpo, sobre sus tierras y sobre su deseo. ¿Y así le pagaba Dios?. Que descaro…
Continuó caminando. Percibiendo algunos pasos chapoteando desde la plaza frente a la catedral. Sonrió apreciando el edificio. ¿Por qué si Dios estaba en todas partes necesitaban semejantes construcciones? Por qué si SU Dios, era tan bueno, ¿les permite malgastar tanto dinero en donde solo se recibe a los ricos y se condena a los pobres?.
La vampiresa se detiene frente a la iglesia. La observa, sonríe y burlesca hace una reverencia frente a las puertas; ella saludaba a todos aquellos que comían santos y cagaban demonios. A todos esos que se hacen pasar por buenos; pero que están en la misma fila que durante siglos hace cola, la del infierno.
Volteo, y con detenimiento apreció la menuda figura de un niño. Cerró sus ojos, la sed ardía en sus encías. Ardía su vista que se volvía oscura a causa de la sangre que se drenaba en ellos. Volvió abrirlos; el niño la vio en aquel mismo momento y levantó su mano, pidiéndole que no se fuera. Katherine miró hacia ambos lados, mas nadie le acompañaba en aquel desolado lugar. Infló su pecho, irguiendo su figura y manteniéndose firme. Firme frente a tan fresca tentación.
Contoneó su figura bajo la aguacera de esa noche. Nada le impediría alimentarse esta vez. Nada. Ni siquiera el ligero desafino de una conciencia muerta y corrupta tras tantos años de muerte y sangre corriendo en sus manos. Su vestido de un elegante galardón burdeo se aplicaba preciso sobre las curvas de su cuerpo, resaltando su piel blanca cual nieve, los detalles de su escote en color champaña adornaban las dos hermosas curvas que formaban sus senos al tocarse uno a otro a causa del ajustado corsé. La tela de la cola se arrastraba por los charcos. Su cabello había perdido el orden de todo peinado y caía rebelde y lacio sobre sus hombros.
Moría de sed. Mataba por una gota de sangre; mataría cualquier cosa por probar una miserable gota de sangre. Hacía un par de noches no había tenido éxito en su cacería. Mas era por que lo escogía, por que en París, presas estúpidas habían de sobra. ¿Qué sería hoy? ¿Hombre o mujer? ¿Importaba?. ¿Adolescente? ¿Adulto? ¿Anciano?... ¿Un niño? Que la desgracia no la llevase a lo último. Levantó el rostro, recibiendo las gotas de agua sobre el rostro ¿Era todo esto alguna clase de justicia divina? ¿Un castigo? ¿Esta era su pena? Se había negado a ser el demonio por el que durante siglos había dictado mando sobre su cuerpo, sobre sus tierras y sobre su deseo. ¿Y así le pagaba Dios?. Que descaro…
Continuó caminando. Percibiendo algunos pasos chapoteando desde la plaza frente a la catedral. Sonrió apreciando el edificio. ¿Por qué si Dios estaba en todas partes necesitaban semejantes construcciones? Por qué si SU Dios, era tan bueno, ¿les permite malgastar tanto dinero en donde solo se recibe a los ricos y se condena a los pobres?.
La vampiresa se detiene frente a la iglesia. La observa, sonríe y burlesca hace una reverencia frente a las puertas; ella saludaba a todos aquellos que comían santos y cagaban demonios. A todos esos que se hacen pasar por buenos; pero que están en la misma fila que durante siglos hace cola, la del infierno.
Volteo, y con detenimiento apreció la menuda figura de un niño. Cerró sus ojos, la sed ardía en sus encías. Ardía su vista que se volvía oscura a causa de la sangre que se drenaba en ellos. Volvió abrirlos; el niño la vio en aquel mismo momento y levantó su mano, pidiéndole que no se fuera. Katherine miró hacia ambos lados, mas nadie le acompañaba en aquel desolado lugar. Infló su pecho, irguiendo su figura y manteniéndose firme. Firme frente a tan fresca tentación.
Ecaterina Ruth Bathory- Vampiro/Realeza
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Fecha de inscripción : 06/11/2010
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Re: Llora por tus pecados...{Azrael}
Un hombre corría escoltado por una tormentosa lluvia de verano. La respiración se hacía patente en cada calle, silenciado por el caer de las gotas contra la superficie de las casas y el suelo. Sus pasos eran dubitativos y su torso avanzaba tornado, como si vigilara sus espaldas, corría en dirección a las afueras, cerca del cementerio y de la iglesia, preocupado por escapar de aquel hombre que le perseguía. Pero en vano el hombre era comida para los gusanos y su ignorancia desconocía su fortuna.
A regañadientes se dejó caer con el peso de su cuerpo aporreando las pesadas y grandes puertas de madera ajada y desgastada. Con sus puño repetió varias vez el aporreo girtando por auxilio. Pero para su desgracia ni el cura se acercó.
Se giró para intentar mirar otro lugar donde refugiarse y cuando vislumbró un camino que se adentraba a la vieja taberna una sombra cayó del cielo, sobre una rodilla y tocando con la palma el suelo. Su cuerpo estaba arrodillado y cubierto por una capa negra y una capucha. Dramático, lúgubre y teatral, Azrael se irguió sobre sus piernas y miró impasible al hombre, que ebrio gritó asustado, en sus ojos se grababa el miedo.
-Tu...-su voz sono profunda, aterciopelada y lúgubre- Eres el encargado de haber matado a una mujer- lo ocusó- Y por eso, serás castigado bajo los ojos de Dios- la mano ahora era la que hacía enfasis en su acusación y señaló a la catedral que se vió reflejada por un rayo que iluminó el rostro desencajado del hombre y el de Azrael. Aun sus ojos brillaban más esa noche.
-No..por favor. Lo juro. No fui yo...no fue por gusto propio, cobre una suma...-se arrodilló a los pies de Azrael y tomó su mano para besarla entre sollozos, pero el vampiro, se zafó de sus manos y lo miró con desprecio- No oses tocarme, monstruo- sentenció y su mandíbula se apretó de tal forma que no le quedó más remedio que acercarse a él tocar su cabeza- ¿me perdonas?- preguntó al tiempo que el hombre lloraba- Si..-susurraba entre sollozos encogiéndose sobre si mismo. En ese momento Azrael abrió su boca luciendo sus colmillos y con extrema violencia hincó los dientes en su nuca, devorando aquel centelleante elixir de vida, el alma de aquel hombre. Justo en el ultimo momento que su corazón dejó de latir y tan solo quedaba una gota de sangre en el hombre, lo dejó caer en el suelo y se relamió los labios con energía y júbilo en su pecho. De nuevo se sentía vivo.
Su objetivo había sido cumplido, cogió el cuerpo inerte y lo cargó en brazos rodeando la iglesia hasta encontrar una escena de lo más familiar. Bajo aquel escenario húmedo y tormentoso una figura alta, esbelta y femenina se erguía deseosa y grandilocuente sobre una figura menuda y pequeña. Azrael pudo escuchar el corazón acelerado de la segunda figura pero no advirtió sonido en la primera por lo que su razón lo llevó a pensar. "alguien se está labrando una buena cena". Ladeó el rostro pensativo y sintió lástima por el chico- No creo que valga la pena ensuciarse las manos de una sangre tan pura como la de un niño. Por lo menos no es algo que deba hacer aquí- su voz sonaba como siempre, pero esta vez dejó al hombre apoyado contra un muro y se aproximó a las dos figuras- No derramará sangre que no lo merezca en esta tierra. No en mi presencia- se quitó la capucha que cubría su rostro y con sus ojos azules, extravagantes y totalmente eléctricos miró a la mujer.
A regañadientes se dejó caer con el peso de su cuerpo aporreando las pesadas y grandes puertas de madera ajada y desgastada. Con sus puño repetió varias vez el aporreo girtando por auxilio. Pero para su desgracia ni el cura se acercó.
Se giró para intentar mirar otro lugar donde refugiarse y cuando vislumbró un camino que se adentraba a la vieja taberna una sombra cayó del cielo, sobre una rodilla y tocando con la palma el suelo. Su cuerpo estaba arrodillado y cubierto por una capa negra y una capucha. Dramático, lúgubre y teatral, Azrael se irguió sobre sus piernas y miró impasible al hombre, que ebrio gritó asustado, en sus ojos se grababa el miedo.
-Tu...-su voz sono profunda, aterciopelada y lúgubre- Eres el encargado de haber matado a una mujer- lo ocusó- Y por eso, serás castigado bajo los ojos de Dios- la mano ahora era la que hacía enfasis en su acusación y señaló a la catedral que se vió reflejada por un rayo que iluminó el rostro desencajado del hombre y el de Azrael. Aun sus ojos brillaban más esa noche.
-No..por favor. Lo juro. No fui yo...no fue por gusto propio, cobre una suma...-se arrodilló a los pies de Azrael y tomó su mano para besarla entre sollozos, pero el vampiro, se zafó de sus manos y lo miró con desprecio- No oses tocarme, monstruo- sentenció y su mandíbula se apretó de tal forma que no le quedó más remedio que acercarse a él tocar su cabeza- ¿me perdonas?- preguntó al tiempo que el hombre lloraba- Si..-susurraba entre sollozos encogiéndose sobre si mismo. En ese momento Azrael abrió su boca luciendo sus colmillos y con extrema violencia hincó los dientes en su nuca, devorando aquel centelleante elixir de vida, el alma de aquel hombre. Justo en el ultimo momento que su corazón dejó de latir y tan solo quedaba una gota de sangre en el hombre, lo dejó caer en el suelo y se relamió los labios con energía y júbilo en su pecho. De nuevo se sentía vivo.
Su objetivo había sido cumplido, cogió el cuerpo inerte y lo cargó en brazos rodeando la iglesia hasta encontrar una escena de lo más familiar. Bajo aquel escenario húmedo y tormentoso una figura alta, esbelta y femenina se erguía deseosa y grandilocuente sobre una figura menuda y pequeña. Azrael pudo escuchar el corazón acelerado de la segunda figura pero no advirtió sonido en la primera por lo que su razón lo llevó a pensar. "alguien se está labrando una buena cena". Ladeó el rostro pensativo y sintió lástima por el chico- No creo que valga la pena ensuciarse las manos de una sangre tan pura como la de un niño. Por lo menos no es algo que deba hacer aquí- su voz sonaba como siempre, pero esta vez dejó al hombre apoyado contra un muro y se aproximó a las dos figuras- No derramará sangre que no lo merezca en esta tierra. No en mi presencia- se quitó la capucha que cubría su rostro y con sus ojos azules, extravagantes y totalmente eléctricos miró a la mujer.
Azrael1- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 04/09/2012
Re: Llora por tus pecados...{Azrael}
El tiempo vil corría lentamente para si. La menuda figura del niño se acercaba corriendo, chapoteando entre los charcos de agua y lodo. Katherine no pudo apartarle la vista, su vigorosidad, su juventud... La cuña de la niñez provocaba que se le hiciera agua a la boca en aquel momento de suma necesidad. Apoyó su mano izquierda al pilar de piedra junto a ella y lo rasguño lento, sintiendo el chirriar de sus uñas cediendo al duro material.
< Señora. Señora. > Repitió agitado el infante al llegar frente a ella. Katherine sonrió procurando que sus labios no mostraran sus colmillos rebeldes; cuales no querían retroceder a la totalidad. Su instinto comería cualquier ser vivo que se le plantase en frente; pero su razón había tomado la posta hacía ya algunas noches. La vampiresa notó en el niño sus ropas rotosas, que si no fuese por la lluvia seguramente estarían llenas de tierra y percudida. Ella dio dos pasos al frente, cuando escuchó la voz de un desconocido no muy lejos. Parecía estar apreciando la escena y metiendo sus narices en donde no le invitaban; ignoró aquel ser carente de vida y se inclino frente al infante.
< Lo escucho. > Murmuró a la criatura mientras las gotas de lluvia parecían no agotarse entre las oscuras nubes sobre sus cabezas.
< Señorita. > Le dijo mirándola con un par de tristes faroles celestes muy claros. < Por favor. Por favor se lo pido; deme un lugar donde pasar la noche. > La vampiresa observó al infante, que si no hubiese sido por la lluvia, hubiera jurado que el niño lloraba. Estiró su mano intentando tomar el rostro del niño; cuando la voz varonil de aquel desconocido la interrumpió, pero esta ves mucho mas cerca que antes. Los instintos de hambruna de la vampiro dieron un vuelco; a pesar que no tenía en mente cenar a la criatura, su humor estaba levemente urgido a causa de la sed.
Katherine se enderezó, volteando el rostro para ver a su igual; por alguna manera asi llamarlo. Aquel vampiro medía al rededor de dos metros, su complexión física según dejaba apreciar la capa que lo cubría, era amplia; probablemente mantenía buen estado físico en vida. Las joyas esmeraldas de la vampiresa se alinearon perfectamente a los zafiros del varón. La Bathory arqueó su ceja, aquel inmortal poseía una belleza que las civilizaciones antiguas hubiesen alabado. Arrogante, irguió su rostro, levantando la frente.
< No, a menos que esté dispuesto a darme su humilde ofrenda. > Dijo esta estirando el brazo hacia él, como si pidiese que entregase algo... Probablemente el brazo del caballero para beber de él o quizás. Sólo quizás le exigía su capa. < ¿Y bien? > Agregó. < ¿No me dará su abrigo para el mas necesitado? ¿No es eso lo que manda Dios?. > Preguntó capciosa, sonriéndose en su retorcimiento. El niño reaccionó, girando detrás de la vampiresa y ocultándose, observando al hombre con desconfianza.
< Señora. Señora. > Repitió agitado el infante al llegar frente a ella. Katherine sonrió procurando que sus labios no mostraran sus colmillos rebeldes; cuales no querían retroceder a la totalidad. Su instinto comería cualquier ser vivo que se le plantase en frente; pero su razón había tomado la posta hacía ya algunas noches. La vampiresa notó en el niño sus ropas rotosas, que si no fuese por la lluvia seguramente estarían llenas de tierra y percudida. Ella dio dos pasos al frente, cuando escuchó la voz de un desconocido no muy lejos. Parecía estar apreciando la escena y metiendo sus narices en donde no le invitaban; ignoró aquel ser carente de vida y se inclino frente al infante.
< Lo escucho. > Murmuró a la criatura mientras las gotas de lluvia parecían no agotarse entre las oscuras nubes sobre sus cabezas.
< Señorita. > Le dijo mirándola con un par de tristes faroles celestes muy claros. < Por favor. Por favor se lo pido; deme un lugar donde pasar la noche. > La vampiresa observó al infante, que si no hubiese sido por la lluvia, hubiera jurado que el niño lloraba. Estiró su mano intentando tomar el rostro del niño; cuando la voz varonil de aquel desconocido la interrumpió, pero esta ves mucho mas cerca que antes. Los instintos de hambruna de la vampiro dieron un vuelco; a pesar que no tenía en mente cenar a la criatura, su humor estaba levemente urgido a causa de la sed.
Katherine se enderezó, volteando el rostro para ver a su igual; por alguna manera asi llamarlo. Aquel vampiro medía al rededor de dos metros, su complexión física según dejaba apreciar la capa que lo cubría, era amplia; probablemente mantenía buen estado físico en vida. Las joyas esmeraldas de la vampiresa se alinearon perfectamente a los zafiros del varón. La Bathory arqueó su ceja, aquel inmortal poseía una belleza que las civilizaciones antiguas hubiesen alabado. Arrogante, irguió su rostro, levantando la frente.
< No, a menos que esté dispuesto a darme su humilde ofrenda. > Dijo esta estirando el brazo hacia él, como si pidiese que entregase algo... Probablemente el brazo del caballero para beber de él o quizás. Sólo quizás le exigía su capa. < ¿Y bien? > Agregó. < ¿No me dará su abrigo para el mas necesitado? ¿No es eso lo que manda Dios?. > Preguntó capciosa, sonriéndose en su retorcimiento. El niño reaccionó, girando detrás de la vampiresa y ocultándose, observando al hombre con desconfianza.
Ecaterina Ruth Bathory- Vampiro/Realeza
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Fecha de inscripción : 06/11/2010
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Re: Llora por tus pecados...{Azrael}
La noche parecía más larga que de costumbre, Azrael, estaba acostumbrado a pasar las noches apoyado en el umbral de su ventanal, viendo pasar la noche, cuando no debía trabajar. Apenas era perceptible el tiempo para él y disfrutaba de la tranquilidad que le ocasionaba la iglesia y los muertos que estaban ahí al lado.
El niño representaba todo lo que cualquier persona con corazón hubiera podido desea proteger o cuidad. Sus mejillas estaban frías por el caer de las lágrimas y la lluvia. Su pelo estaba pegado a la cabeza y la ropa ajada y vieja pendía y se ajustaba en su cuerpo empapado. Pidió a la señora un lugar donde pasar la noche, hospitalidad y abrigo. Pero Azrael, no tenía corazón para eso, era más frío y negó con la cabeza- Eso, pequeño. Tendrás que pedírselo al cura de esta iglesia. Sino tendrás que ir a la policía y que ellos se encargen de buscar a tu madre-su voz se volvió melosa y casi amable, pero sus ojos de hielo se congelaron en vista de la mujer que extendía su larga y femenina mano hacia él. Era bastante atractiva y un rasgo que a Azrael le encantaba era, la femininidad. Cuánto más femenina se viera, más virginal y pura le parecían. Pero como la sirenas, embrujan con su físico, con sus voz y la mujeres usan artes que colapsan el sentido del hombre. Ya sea nocturo o mortal. Ellas lucían sus encantos y cualquier hombre podría caer.
Pero la circunstancía cambiaba drásticamente. Azrael, no recogía a gente, su cometido era más sencillo. Buscar almas, atormentadas, encontrar a hombres , mujeres o jóvenes que merecieran la muerte y otorgarles la paz eterna. Vivía en el viejo torreón del cementerio , para velar aquellas almas, la paz de los muertos y sobretodo preservar y asegurar que hacía bien su trabajo. Le otrogaba facilidades, como por ejemplo, los asesinatos que cometía podía enterrarse en el gran y amplio cementerio de Montmartre.
Así pues miró a la mujer y asintió en silencio- Mi compañía, a cambio de la del muchacho- explicó acercándose hasta ella y alzando el brazo para que tomara de él- Pequeño-se refirió sin mirarlo, tan solo mantenía sus ojos sobre los de la mujer , advirtiendo cual sería su próxima acción- Ve a la puerta oeste de la iglesia, aporrea con fuerza, ya que el anciano padre, duerme como un borracho y su oido por la edad no es lo mismo que el nuestro- su voz salió de nuevo, relajada y derrochando amabilidad, rasgo admirable, ya que jamás lo mostaba y de nuevo su completa atención, ahora que el joven se había oido se situaba sobra aquella mujer.
La noche estaba oscura, salvo por los rayos que se proyectaban a los lejos, rompiendo el cielo en dos, eran preciosas las tormentas, Azrael las disfrutaba tanto o más que cualquier otra cosa en el mundo y ahora, compartía aquello con esa extraña inmortal, que estaba sedienta- La compasión no es mi cometido. Mi cometido, señora, es la ejecución y la preservación de este lugar. Y usted, no está aquí para templar mi ánimo y menos en esta noche- explayó una vez que los finos dedos de la mujer entraron en contacto con su brazo agarrandolo. Hiciera lo que hiciese no le importaba. Había saciado su apetito, podía beber de él y por otro lado, si prefería pasear, el con gusto le acompañaría a las afueras de aquel lugar.
El niño representaba todo lo que cualquier persona con corazón hubiera podido desea proteger o cuidad. Sus mejillas estaban frías por el caer de las lágrimas y la lluvia. Su pelo estaba pegado a la cabeza y la ropa ajada y vieja pendía y se ajustaba en su cuerpo empapado. Pidió a la señora un lugar donde pasar la noche, hospitalidad y abrigo. Pero Azrael, no tenía corazón para eso, era más frío y negó con la cabeza- Eso, pequeño. Tendrás que pedírselo al cura de esta iglesia. Sino tendrás que ir a la policía y que ellos se encargen de buscar a tu madre-su voz se volvió melosa y casi amable, pero sus ojos de hielo se congelaron en vista de la mujer que extendía su larga y femenina mano hacia él. Era bastante atractiva y un rasgo que a Azrael le encantaba era, la femininidad. Cuánto más femenina se viera, más virginal y pura le parecían. Pero como la sirenas, embrujan con su físico, con sus voz y la mujeres usan artes que colapsan el sentido del hombre. Ya sea nocturo o mortal. Ellas lucían sus encantos y cualquier hombre podría caer.
Pero la circunstancía cambiaba drásticamente. Azrael, no recogía a gente, su cometido era más sencillo. Buscar almas, atormentadas, encontrar a hombres , mujeres o jóvenes que merecieran la muerte y otorgarles la paz eterna. Vivía en el viejo torreón del cementerio , para velar aquellas almas, la paz de los muertos y sobretodo preservar y asegurar que hacía bien su trabajo. Le otrogaba facilidades, como por ejemplo, los asesinatos que cometía podía enterrarse en el gran y amplio cementerio de Montmartre.
Así pues miró a la mujer y asintió en silencio- Mi compañía, a cambio de la del muchacho- explicó acercándose hasta ella y alzando el brazo para que tomara de él- Pequeño-se refirió sin mirarlo, tan solo mantenía sus ojos sobre los de la mujer , advirtiendo cual sería su próxima acción- Ve a la puerta oeste de la iglesia, aporrea con fuerza, ya que el anciano padre, duerme como un borracho y su oido por la edad no es lo mismo que el nuestro- su voz salió de nuevo, relajada y derrochando amabilidad, rasgo admirable, ya que jamás lo mostaba y de nuevo su completa atención, ahora que el joven se había oido se situaba sobra aquella mujer.
La noche estaba oscura, salvo por los rayos que se proyectaban a los lejos, rompiendo el cielo en dos, eran preciosas las tormentas, Azrael las disfrutaba tanto o más que cualquier otra cosa en el mundo y ahora, compartía aquello con esa extraña inmortal, que estaba sedienta- La compasión no es mi cometido. Mi cometido, señora, es la ejecución y la preservación de este lugar. Y usted, no está aquí para templar mi ánimo y menos en esta noche- explayó una vez que los finos dedos de la mujer entraron en contacto con su brazo agarrandolo. Hiciera lo que hiciese no le importaba. Había saciado su apetito, podía beber de él y por otro lado, si prefería pasear, el con gusto le acompañaría a las afueras de aquel lugar.
Azrael1- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 04/09/2012
Re: Llora por tus pecados...{Azrael}
Una sonrisa traviesa surcó los labios de la vampiresa. Sus ojos esmeraldas prevalecieron sobre el vampiro. Su finalmente encontraba equilibrio, se mantuvo plácida. Pero no confiada. Pero el momento del contacto visual se vio quebrado por la voz del niño que respondía a las palabras del desconocido.
< Mi madre está muerta, Señor. Unos demonios la mataron. > Y con las palabras un jalón al vestido de Katherine. Ella bajó la vista al piso y buscó a su espalda el niño que buscaba, inocentemente, una protección maternal. Fijó la vista en este, pero su único consuelo era saber que de mujeres ella no bebía. Regresó la vista al vampiro, sonriendo de medio lado, pero sin hacer comentario hasta oír las palabras que le placían.
< Acepto. > Susurró clavando su mirada en la ajena. No obstante, Katherine cambió el juego de su mano, ella no tomó del brazo del vampiro, por el contrario. Acento su mano sobre la de este, con un tacto suave y elegante únicamente propio de la realeza. < Hazle caso al caballero. Los demonios andan sueltos esta noche. > Dijo al niño el cual se asustó, y solo tras oír las palabras del caballero asintió; corriendo hacia donde le habían indicado.
< De ello, ¿Que podría saber usted? > Musitó finamente, ampliando su sonrisa hasta mostrar apenas la punta de sus colmillos. < Huele usted, a sangre fresca. > No importaba cuanta agua pasara por ese cuerpo, en su hambruna y necesidad podría sentir la sangre seca de siglos. Katherine tiró de la mano del extraño, tomando con la libre el rostro. Sus cuerpos ya casi carecían de distancia alguna. Ella llevó su nariz hasta la comisura de los labios del inmortal. Olfateo suavemente, casi como si disfrutara del aroma de una flor. Sus ojos se tornaron en sombras, entre venas oscuras que rodearon sus parpados, anunciando su ansiedad.
Lentamente se apartó, sin soltar su rostro. Abatió sus pestañas observando los perfectos rasgos de aquel vampiro. < Es de extrema urgencia, que sacie mi necesidad. > Su voz se transforma en un hilo de voz que apenas si supo controlar. < .... Y sangre con sangre se paga. > levanto el brazo del hombre y lo acercó hasta su boca. Observándole fijamente se mantuvo inmóvil en la relación de un tiempo que pareció eterno, por ser esclava de su ansiedad.
< Mi madre está muerta, Señor. Unos demonios la mataron. > Y con las palabras un jalón al vestido de Katherine. Ella bajó la vista al piso y buscó a su espalda el niño que buscaba, inocentemente, una protección maternal. Fijó la vista en este, pero su único consuelo era saber que de mujeres ella no bebía. Regresó la vista al vampiro, sonriendo de medio lado, pero sin hacer comentario hasta oír las palabras que le placían.
< Acepto. > Susurró clavando su mirada en la ajena. No obstante, Katherine cambió el juego de su mano, ella no tomó del brazo del vampiro, por el contrario. Acento su mano sobre la de este, con un tacto suave y elegante únicamente propio de la realeza. < Hazle caso al caballero. Los demonios andan sueltos esta noche. > Dijo al niño el cual se asustó, y solo tras oír las palabras del caballero asintió; corriendo hacia donde le habían indicado.
< De ello, ¿Que podría saber usted? > Musitó finamente, ampliando su sonrisa hasta mostrar apenas la punta de sus colmillos. < Huele usted, a sangre fresca. > No importaba cuanta agua pasara por ese cuerpo, en su hambruna y necesidad podría sentir la sangre seca de siglos. Katherine tiró de la mano del extraño, tomando con la libre el rostro. Sus cuerpos ya casi carecían de distancia alguna. Ella llevó su nariz hasta la comisura de los labios del inmortal. Olfateo suavemente, casi como si disfrutara del aroma de una flor. Sus ojos se tornaron en sombras, entre venas oscuras que rodearon sus parpados, anunciando su ansiedad.
Lentamente se apartó, sin soltar su rostro. Abatió sus pestañas observando los perfectos rasgos de aquel vampiro. < Es de extrema urgencia, que sacie mi necesidad. > Su voz se transforma en un hilo de voz que apenas si supo controlar. < .... Y sangre con sangre se paga. > levanto el brazo del hombre y lo acercó hasta su boca. Observándole fijamente se mantuvo inmóvil en la relación de un tiempo que pareció eterno, por ser esclava de su ansiedad.
Ecaterina Ruth Bathory- Vampiro/Realeza
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Re: Llora por tus pecados...{Azrael}
Las pupilas azules del vampiro se posaron sobre las de la mujer. A sus pies las gotas ejercían una salpicadura que dejaba un bullicio que estropeaba el silencio. Aquella mujer, lucía la ropa más lujosa que Azrael había visto, su tez pálida lucía un perfume suave y sugerente pero no excesivamente fuerte, su tacto en cambio era húmedo firme y decidido. Eso en una mujer, le parecía demasiado sensual, apesar de tener un rostro hermoso sus palabras fueron lo más ansiosas posibles cuando le tomó de la mano y elevó su muñeca hasta los labios ajenos. "La sangra, con sangre se paga". Efectivamente, pero esa noche, la lluvia y la sangre corrían gratuitamente y hacía frío para pasarla solo. -Podéis saciaros conmigo...-se zafó de su mano acercándose hasta la mujer y apartando un mechón de pelo sutilmente y alojándole tras su oreja. Una sonrisa salió de la boca de Azrael y sus ojos, que eran hipnotizantes y atrayentes, como la luz en la más extrema oscuridad, se posaron sobre los de ella comprendiendo el apetito voraz de la depredadora- Te dejo beber de mi, pero tus labios tendrán por seguro una deuda con los míos. Bebes de mi porque yo os permito-declaró manteniendo el porte firme que poseía- Por muy real que sea vuestra sangre o vuestro título, eres tu, la que tendrá ahora una deuda conmigo- sentenció la decisión esperando sentir los colmillos de ella en su muñeca, el devenir de placer cuando la sangre surcaba la boca ajena y dependiendo de la mujer que lo hiciera , la excitación por el juego sádico de sangre y atracción que se masticaba en el aire.
Azrael1- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 04/09/2012
Re: Llora por tus pecados...{Azrael}
El vampiro utilizaba de sus mejores y mas sucios trucos. Aquellos ojos azules, simplemente inconfundibles, electrizantes. Harían vibrar la piel de una humana. Lástima, ella no lo era. Aún así, el misterio en ellos, la profundidad y la tiniebla en sus pupilas captaban su atención, haciendo que la Condesa mantuviese la vista fija en él, sin distraerse con ninguno de sus movimientos. A pesar que el roce de sus dedos en la piel de su oreja resultaba una cosquilla estimulante bastante interesante.
Sus labios sonrieron, y sus ojos, indiscretamente parecían hacerlo también. Sus palabras "Poderos saciaros..." ¿Saciar?. Un vampiro, alguna vez... ¿Sacia?. < ¿Deuda... Caballero? > Replicó con un tono de voz que lejos podía ser considerado una negativa a las palabras. < Que mas, os gustaría... Monsiur... > Susurró, acercando su cuerpo un par de pasos mas. Contoneo sus curvas sensualmente, con la vista fija, casi como imantada en los ojos del varón. < Que yo os deba... > Asentó su mano en el pecho del vampiro. Y comenzó a caminar a su alrededor, deslizando su frío tacto al rededor de su pecho, hasta llegar a su hombro, por el cual lo soltó.
Extendió a un lado su brazo, con la palma abierta... Esperando que entregase nuevamente la muñeca a su merced. < Pondrá después, su precio usted. > Volteó el rostro, agudizando sus verdosos ojos al cruzar con los ajenos.
Sus labios sonrieron, y sus ojos, indiscretamente parecían hacerlo también. Sus palabras "Poderos saciaros..." ¿Saciar?. Un vampiro, alguna vez... ¿Sacia?. < ¿Deuda... Caballero? > Replicó con un tono de voz que lejos podía ser considerado una negativa a las palabras. < Que mas, os gustaría... Monsiur... > Susurró, acercando su cuerpo un par de pasos mas. Contoneo sus curvas sensualmente, con la vista fija, casi como imantada en los ojos del varón. < Que yo os deba... > Asentó su mano en el pecho del vampiro. Y comenzó a caminar a su alrededor, deslizando su frío tacto al rededor de su pecho, hasta llegar a su hombro, por el cual lo soltó.
Extendió a un lado su brazo, con la palma abierta... Esperando que entregase nuevamente la muñeca a su merced. < Pondrá después, su precio usted. > Volteó el rostro, agudizando sus verdosos ojos al cruzar con los ajenos.
Ecaterina Ruth Bathory- Vampiro/Realeza
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