Conclusión Evidente [Privado]

por **Runaely Von Fabre** Mar Sep 18, 2012 3:49 pm

Encontré muchos lugares que, al comienzo del verano errante, parecían reunir las condiciones adecuadas, sin embargo, algunos pequeños inconvenientes me impidieron decidirme. A veces era el paisaje lo que no veía con buenos ojos a. En otros, la gente. Un día me encontré en un páramo sin caminos y cerca de la costa. Me había dormido la noche anterior en una pequeña aldea, pero eso fue ocho millas atrás, ahora estaba fuera de cualquier signo de la humanidad, con un cielo justo encima de mí y el viento cálido que sopla sobre las piedras y túmulos. Para alguien que busca una vida tranquila nada pudo ser más adecuado que esta casa de campo.

Se encontraba en el borde de los acantilados elevados, con su puerta de entrada hacia el páramo y su pared trasera con vista al mar. El sonido de las olas bailando golpeó mis oídos como una canción de cuna. Pronto, atronó el cielo y los vientos se encendieron y las aves marinas huyeron gritando a sus refugios. La casa tenía un pequeño jardín al frente, rodeado por un muro de roca, lo bastante alto como para que uno descanse perezosamente en caso de una tormenta.

Seguía por mis pasos y caminando por los caminos de tierra que se expandían por esos bosques frondosos y llenos de misterios que habían ocultado la modesta casa que encontré de repente. Oh, qué curioso, un momento de duda preguntándome donde estaba, viendo por doquier mis pasos por los que iba. Pero me había perdido. Válgame de mi mismo por ser tan inocente y despistado que conseguí perderme de nuevo, quería volver a la carreta en donde estaban mis cosas. ¿Quién me iba a decir a mí que me perdería de nuevo. La luna parecía hacerce de guía, lo cual yo lo agradecería, pensando en todo lo que podria pasar si no la tuviera frente a mí. Estaba pensando en ver que hacer, en que pensar o por donde ir que era lo primordial.

No había animales ni cosas extrañas.
Podría seguir, seguramente por algun lugar el cual no estuviera explorado.

por **Beatrix Delaga** Sáb Sep 22, 2012 3:32 pm

El bosque...¿qué era lo que tenía el bosque? Se convertía por la noche en todo un misterio para mí, en algo que me resultaba gratificante, porque el ambiente de la noche en aquel lugar...bueno, vale, es cierto que hacía más de cien años que no veía el sol, que no había podido entrar a un bosque de día desde que abandoné todo lo humano para convertirme en todo lo que soy, pero cuando entraba en aquel bosque me sentía casi como si entrara por primera vez en él, o como si entrara en un pequeño trocito de paraíso.
¿Sería por mi amor al a noche? Cuando me había despertado al mundo de las sombras había mirado a la luna y me había enamorado de ella, con un amor que perduraba hasta hoy, después de otros desaires, amores, desamores y carnicerías. La noche era mi diosa, la luna mi profetisa y el camino que seguía era mi vida. Era lo que era. Y no me arrepentía de ello. Sí, no me arrepentía de no ser humana.
Y de ser por mí me perdería en esos bosques durante días, pero claro, debía volver a la ciudad todas las noche para alimentarme de seres humanos y para disfrutar de los lujos de la ciudad, que también echaba de menos. Volvía a la ciudad cada noche para alimentarme de seres humanos, y luego podía hacer lo que quería. Aquella noche en concreto ya me había...alimentado. De un caballero de clase media que iba camino de un baile. Y eso había sido un error por mi parte. Porque quizás se dieran cuenta de su desaparición.
Pero en fin....sabía que no me descubrirían.
Caminaba por los bosques subiéndome de vez en cuando a un árbol, saltando de uno a otro como si fuera una ardilla, o simplemente andando como la dama perdida que no era, con un viejo vestido de tafetán negro, terriblemente elegante.
Y entonces, de repente, me llega un olor. Un olor humano, muy humano. ¿Qué haría un humano por los alrededores? ¿Se habría perdido? Me bajé del árbol del que estaba subida y comencé a seguir aquel olor, en busca del humano...
...al que no tardé en encontrar. Un hombre joven de piel morena y pelo oscuro de bastante buen ver y, admitámoslo, con un olor exquisito. Si no me hubiera alimentado le hubiera escogido como víctima aquella noche. Pero en fin...quizás se salvara, o quizás simplemente hablara con él. Me acerqué al hombre, contemplándole con curiosidad.
-¿Se ha perdido, monsieur?-le dije como si viviera en el bosque y pudiera indicarle el camino de vuelta. ¡Qué divertido!

por **Runaely Von Fabre** Dom Sep 30, 2012 6:38 pm

De cualquier modo la suerte estaba echada.

Me encontré en uno de los caminos por los que había caminado sin tener un rumbo fijo, mirando por cualquier lado yo veía a todo el mundo que ahora eran hojas y troncos. Ahora veía a una mujer-Se perderá si sigue aquí, señora...-por respeto le dije aquello, mostrando el respeto que merecía una desconocida y bueno en cualquier caso no conocía a nadie aparte...bueno daba igual. Comencé a caminar hacia delante, hacia donde estaba la mujer, hice una leve reverencia y después comencé a mover lentamente por el camino de tierra, llevándome a algún lugar desconocido, me gire- ¿sabe dónde queda algún campamento gitano?-Pregunte, aunque viéndola tan elegante, no sabía si me podría decir el camino correcto.

Soy un hombre de lo más desafortunado. Rico, respetado, bastante bien educado y de buena salud (aparte de otras muchas ventajas generalmente valoradas por quienes las disfrutan y codiciadas por los que las desean). A veces pienso que sería menos infeliz si tales cualidades me hubieran sido negadas, porque entonces el contraste entre mi vida exterior e interior no exigiría continuamente una atención ingrata. Bajo la tensión de la privación y la necesidad del esfuerzo, podría olvidar en ocasiones el oscuro secreto, cuya explicación —siempre misteriosa— el mismo hace inevitable que se encontraba a unas cuantas millas sin ningún orden arquitectónico definido, y algo apartada de la carretera, con un parque de árboles y arbustos.

Hay quien dice que las cosas y los lugares tienen alma, y hay quien dice que no; por mi parte, no me atrevo a pronunciarme, pero quiero hablar de la nada. Al principio no fue más que un sendero hollado por aguadores que iban del manantial del bosque al puñado de casas que había junto a la playa. Luego, se construyeron chozas en la parte norte, y cabañas de recios troncos de roble y albañilería en el lado del bosque, dado que por allí les hostigaban los indios con sus flechas. Años más tarde, los hombres levantaron cabañas también en la parte sur de la Calle.
Había seguido andando. Uy, que despistado que era a veces.

por **Beatrix Delaga** Vie Oct 19, 2012 4:35 am

Aquel caballero me habló como si fuese una dama perdida, cosa que debía de parecer casi con toda seguridad. ¿Qué vampiresa joven de mi edad no lo parece? En mi caso es más fácil que la gente crea que lo soy...en parte gracias a la fecha de mi temprana muerte como mortal. Mortales...¿alguna vez se echa de menos ser mortal? ¿Vale la pena de veras formar parte de ese rebaño que parece que no hace más que causar problemas?
Problemas, dolores, amores, de todo. Por eso mismo es tan fascinante el mundo de los humanos para algunos despistados. O para algunos nostálgicos. Conocí a vampiros que se arrojaron al fuego por mera añoranza de la dulce y cálida humanidad. Preferirían convertirse en cenizas antes de ser muertos vivientes, aquella máscara fría decían.
Eran idiotas. Pero tampoco podía evitar sentir cerca la presión de la sangre, el olor, su calidez, que de repente se me antojaba tan delicioso, a pesar de que podía pasar sin probarla perfectamente sin hacerle daño a aquel mortal. Sin quitarle la vida. ¿Podría hacerlo? ¿O podría hacer otra cosa? ¡Ah, cuántas opciones había para escoger!
Y qué amable era.
-Creo que ya ando perdida-dije mirándole con cierto candor.-¿Un campamento gitano? Creo que sí, que sé dónde hay uno. ¿Quiere que le acompañe? Me da miedo estar aquí sola, no encuentro a mi fiel amiga, y creo que puede estar también por el campamento. Creo que hay uno cerca de aquí...que llegaron hace un par de días.
La excusa perfecta, que ni siquiera podría decirse que fuera mentira del todo, ya que podría encontrar una amiguita allí. Otro desayuno.

por **Runaely Von Fabre** Dom Oct 21, 2012 4:26 pm

Estaba acompañado de una mujer que sabía de su destino pero que se le escapo de las manos en poco tiempo, en cambio me indico el camino hacia un campamento gitano, bien era lo que buscaba y así poder encontrar a alguien a quien pudiera pedirle de cobijo. No quería ser un mantenido, no, simplemente tenía en mente el poder pasar la noche y así no tener que estar bajo la lluvia y tener que enfermarme.

No quería nada de eso, nada para mí ni para la mujer que me había encontrado en el camino. Me la quede mirando entonces un momento. Pensativo estaba mirándola a los ojos para después comenzar a andar lejos de ella, caminando por el camino de tierra por el que me había dicho, espera ¿Me había dicho alguna dirección? – Lléveme...-dije algo preocupado de que no llegaríamos con vida, sobre todo quizás con frío o algo parecido.

La luna aun seguía ahí quieta en lo alto de nosotros, miraba a la mujer, era guapa sí, pero de algún modo no me gustaría pasarme la noche con ella, no querría tenerla a mi lado por si ocurriera algún desastre. Resople algo cansado de tener que sacudirme un poco los hombros, vamos, empezaba a hacer algo de frio y no me iba a quedar para ver el final.

Comencé a mover mis pies poco a poco, yendo mas allá de donde estaba la mujer.

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