Un perro mejor a un caballero [fanfic]

Titulo: Un Perro mejor a un caballero

Serie: Canción de hielo y fuego

Derechos: George R.R. Martin y HBO

Estado: Incompleta

Contenido: Romance, malas palabras, contenido subido de tono, violencia y algo de Gore.

Advertencia: No me hago responsable de si algunas escenas en este Fanfic asquean o hieren la sensibilidad del lector así que queda avisado, es un Fanfic cualquiera y lo hago por diversión, agradecería que dejen sus comentarios, espero lo disfruten.


Prologo

Las jóvenes doncellas siempre sueñan y anhelan lo mismo, ser bellas mujeres que cautiven a los hombres con sus encantos naturales, ser rescatadas por apuestos caballeros o príncipes que las lleven en un flamante corcel lejos para tomarlas como sus esposas y vivir felices para siempre rodeadas de todo lo que desean y de las bellas palabras y los gentiles besos de su amado, pero la vida no es como en las cancioncillas de las gestas y mucho menos los caballeros son como los pintan, los romances no son como en los cuentos que ellas escuchaban antes de dormir, los romances no es algo que surge como se cree, no es bello, ni dulce si lo que buscas es el amor de un caballero o un príncipe, el querrá que le adores, pero a el no le importara tu amor…
Pero Sansa siempre soñaba, ya fuera dormida o despierta, soñaba con su príncipe azul el cual siempre quería que fuera un joven guapo, elegante, de buenos modales y respetado; se esforzaba por ser toda una dama en la que cualquier hombre se pudiera enamorar y no solo por su belleza natural, de delicadas maneras, que supiera hacer las tareas de una mujer de alta cuna, poder contestar con cortesía y decir lo que debía en el momento que debía y caminar gracilmente, todo eso para conquistar al príncipe de sus sueños, creyó conocerlo haberlo conocido, pero estaba equivocada…

Jofrey no era lo que ella hubiera esperado o querido, era un maniaco, estaba completamente loco y hacia pagar a todos con sus estupidos y malignos caprichos, no era un príncipe azul, era el asesino de su padre y lo había tenido bien claro, el día que quiso tirarlo desde el puente cuando le enseño la cabeza de su padre en una pica no le habría importado caer con el si de todas formas este moría, pero…el Perro lo había impedido, Sandor Clegane le había limpiado gentilmente la herida del labio incluso la había aconsejado; no era un caballero y tampoco quería serlo, los despreciaba y ella no llegaba a comprender el porque , le temía, pero era el único que no le había hecho daño y se había negado a pegarla a pesar de las ordenes del nuevo rey…no comprendía como podía ser así y a la vez tan sanguinario, cada vez que veía el rostro de el no era la mitad de su cara quemada la que temía sino sus ojos…sus ojos llenos de furia y sedientos de sangre, tan apagados por la tristeza y tan encendidos cada vez que su espada terminaba con la vida de un caballero…

Mientras Sandor Clegane se sentía continuamente impotente al no saber que hacer, como contener sus estupidos pensamientos y fantasías típicas de un muchacho enamorado o de un perro en celo…; siempre tratando de aparentar indiferencia o tranquilidad, cuando se sentía de la forma contraria, odiaba como el rey al que servia solo por unas monedas y por algo de acción por los hombres que le ofrecía para luchar mandaba a su caballeros de capas blancas a golpear a la joven muchacha de cabello rojizos, no comprendía como esa chica aun podía creer que los caballeros de las canciones y cuentos que ella se había aprendido podrían ser reales, que se dedicaban a proteger a los mas débiles y que tenían honor…
Maldecía una y otra vez la tozudez de la niña y como esta se negaba a mirarlo a la cara después de cómo la trataba, pues el nunca la golpeo y se negaba a hacerlo, aunque quisiera no podría; pero le daba rabia pensar que a ella le repugnaba su cara pues cada noche antes de irse a sus humildes aposentos se miraba en una pequeña bandeja de bronce antes de irse a la cama y torcía la boca a un lado al contemplar el lado derecho de su rostro quemado y visualizar a Sansa en el reflejo de la bandeja a esta girando su rostro temblorosamente mientras el cabello le cubría los ojos, en esos momentos era cuando quería acorralarla para tomarla del mentón y obligarle a que le mirase a los ojos, después quería besarla y que supiera que si el quería podía ser solo suya…que ningún caballero la rescataría, pero que un perro podría serle fiel…

“Estupideces Clegane…”bufaba diciéndose a si mismo mientras se quitaba la armadura y se recostaba boca arriba en la pequeña cama rellena de paja quedándose contemplando el techo por un rato hasta quedar dormido con una expresión dolida, sus sueños…al principio eran muy dulces…ya que soñaba que el llegaba sin armadura, sintiéndose muy seguro de que nadie le atacaría por la espalda, dirigiéndose a una pequeña granja y al entrar a la casa la hermosa Sansa lo recibiría corriendo y abrazándose a el como una pequeña niña a la que extraña a su papa, que se pondría de puntillas y lo besaría y acariciaría la parte quemada de su rostro sin temor, una pequeña y dulce esposa…pero lo peor de aquellos sueños era abrir los malditos ojos y maldecir en un gruñido feroz mientras se levantaba con enojo tirando a su alrededor lo que encontraba, sintiéndose frustrado al descubrir que los sueños sueños eran y que no podrían cumplirse. Una vez Sansa Stark le hizo una pregunta para romper el incomodo silencio mientras el la escoltaba a sus aposentos, le pregunto si estaba casado o si algunas vez lo había estado, el fruncía el ceño y torcía la boca, se giraba y la miraba con un enojo inmenso.

“Eres un pajarito estupido, ¿Crees que alguna mujer querrá casarse con esta cara niña idiota?” y ella había agachado la cabeza manteniendo sus labios sellados hasta que llegaron a los aposentos de ella, no era posible el creer que por una vez quería algo de verdad, realmente quería algo y no pudiera tenerlo para el, pero a pesar de todo…defender al pajarito era lo que se le empezaba a dar mas o menos bien y oír de vez en cuando un “Gracias” de los labios de esa joven no estaba mal…pero aun Sandor Clegane soñaba y soñaba con la joven Sansa Stark, soñando que ella lo miraba al rostro sin temor alguno y se abrazaba a el con sus delicados y delgados brazos de blanca piel…buscando refugio entre los de el…

1. “No soy Ser pajarito…”

Al principio de haber conocido a Jofrey había sido un día esperado para ella, pero para Sansa ya no era signo de alegría el celebrar el día del nombre del nuevo rey, estaba sentada junto a el y su hermana y Myrcella y Tommen sentados mas haya. Ella se había arreglado con un vestido color crema con un cinturón de cuero marrón ceñido a la cintura y bordados de hojas al final de las mangas, trataba de estar lo mas bonita posible para él y así no descontentarlo, ya que siempre había alguna excusa para que la golpearan. Se celebraban unos pequeños combates para el entretenimiento del rey en un patio alto con un foso a un patio interior, muchos nobles, doncellas y caballeros de su guardia estaban allí para presenciarlos, ya habían visto algunos combates sin ninguna perdida de vidas, pero como el próximo era el de un caballero contra el Perro a Jofrey le divertida la idea de que fuera a muerte sabiendo que su escudo juramento mataría al caballero de inmediato.

Sansa observo al caballero el cual era de una casa noble, era nuevo en la guardia real y vestía una armadura brillante con dibujos de soles en este, deslumbrantes y elegantes, un yelmo lleno de plumas largas y amarillas de alguna noble ave, la espada parecía ligera y hecha por el mejor de los herreros, podría decirse que era como los caballero de las canciones que ella se había aprendido de memoria, pero…después sus ojos verdes se desviaron a ver como Clegane aparecía acercándose hasta su lugar frente al otro caballero, vestía su armadura de contrachapado de siempre y se había puesto aquel yelmo de cabeza de perro con el cual le vio la primera vez, en esta ocasión para pelear no llevaba una espada si no un mazo con púas redondeadas esto hacia sentir seguro al caballero el cual pensaba que al ser su contrincante tan grande y luchar con un mazo seria mas lento y podría matarlo en un abrir y cerrar de ojos. La muchacha abrió mucho los ojos cuando las trompetas sonaron dando comienzo al combate y de pronto Sandor golpeo rápidamente el fuerte escudo del caballero partiéndolo en pedazos, este retrocedió y detuvo el mazo con su espada, pero el otro era mucho mas fuerte, Clegane retrocedió para darle un poco de oportunidad a aquel presumido…, sin embargo esquivaba y detenía sus ataques con facilidad, quería acabar pronto así que de nuevo se puso al ataque golpeando la espalda con su maza y la armadura de soles del caballero el cual asustado retrocedió tanto que cayo al foso que daba al patio interior, la altura…acabo con su vida; Sansa te tapo los labios para no soltar una exclamación mientras Jofrey se asomaba orgulloso mirando hacia abajo, observando como el cadáver se desangraba por su cuello roto…

-¡Bien hecho Perro!- sonrió y le ordeno que este regresara, volvió a sentarse en su sitio y sonrió complacido al ver los ojos completamente abiertos de su prometida – si el primer hijo que me des cuando estemos casados es igual de estupido que tu le diré a mi Perro que te haga algo peor que a ese-

-Si…alteza…- contesto de forma dificultosa, pues casi no le salía la voz de sus cuerdas vocales, observo como Sandor se colocaba de pie junto al rey, era muy alto y fuerte y podía combatir contra cualquier hombre, pero sabia que al único hombre que temía era a la Montaña, su hermano Gregor…, pero nunca se lo echaría en cara después de saber que este le quemo la mitad de la cara, desde que supo el origen de sus quemaduras sentía cierta compasión por el, aunque aun sentía el temor cuando el la miraba con esos ojos rabiosos…y le dedicaba esas palabras tan desagradables…tan violentas…era como si cada vez que hablara le contara esas historias que la Tata le contaba a su hermano Brann. Los dos últimos combates restantes ella decidió no prestar atención y cuando el rey se aburrió y se marcho junto con todos los demás, solo se puso en pie y se acerco al bordillo del foso para mirar…el cuerpo del caballero ya no estaba allí…pero si un gran charco de sangre que se había secado ya…un escalofrío le recorrió la espalda al pensar que si saltaba estaría igual, pero al fin libre, en ese momento una fuerte mano la tomo de la muñeca alejándola del bordillo y acercándola a su cuerpo.

-Podréis ser un pajarito, pero aun no sabéis volar…- la voz de Clegane era ronca y burlona en aquel comentario, el no la soltó y la miro, era tan pequeña comparada con el.

-No iba a caerme…ser…-contesto algo temblorosa mirándolo de forma momentánea al rostro hasta que agacho rápidamente la vista, no podía mirarle…

-Dejad de llamarme ser pajarito…no soy un maldito caballero, no e acabado espachurrado contra el suelo- bufó escupiendo a un lado al suelo.

-Lo siento…-titubeó y se quejo un poco – me hacéis daño…- miro como este aun la sujetaba de la muñeca, Sandor había apretado un poco el agarre sin darse cuenta, pero este la soltó y la empujo un poco por la espalda de forma mas delicada para alejarla de allí.

-El pajarito debe ir a hacer sus deberes de dama…y seguir practicando a piar para cantarle a su rey lo que quiere oír, seguís mintiendo muy mal niña- comento el azabache dispuesto a escoltarla a donde ella fuera a ir.

La muchacha no dijo nada mas y camino por los corredores para dirigirse a una sala donde sus doncellas la esperaban, pero por alguna razón iba a paso lento, no sabia si era su imaginación, pero le daba la sensación de que los ojos de aquel hombre estaban fijos en ella cada segundo, pero no se atrevía a girar para ver si era cierto o no; una vez llegaron antes de que ella abriera la puerta para entrar él la sujeto de la muñeca de nuevo, aunque no fuerte como para hacerle daño como antes.
-Escúchame bien pajarito, se prudente en cada momento si no quieres seguir saliendo lastimada, ponte guapa para él, elógialo, adóralo…di todas esas tonterías que tu Septa te enseño…se una dama como hasta ahora- cada palabra que el le dijo la hizo sentir extraña, le estaba dando un consejo, ella se giro queriendo mirarle a la cara pero no se atrevía y ante esto el la soltó frunciendo el ceño y se alejo por el corredor para ir junto al rey en la sala del trono.

Cuando ella entro a la pequeña sala sus doncellas mas indiscretas una muchacha dos años mayor que ella de cabello negro y otra castaña de su misma edad se acercaban para preguntarle cosas como: “¿Le a hecho daño?”, “¿A sido grosero con voz?”, “¿Cómo podéis aguantar tanto rato estando junto a un ser de tan horrible aspecto?”, “El Perro es peligroso mi señora”. Esas preguntas, esos comentarios… la enojaron un poco, o bueno quizás bastante mas desde que siempre decían lo mismo, ¿Cómo podían decir eso a espaldas de alguien?, -no me a hecho nada es el único hombre el cual aun no me a golpeado ni una sola vez, ser Clegane siempre me protege- dijo indignada sentándose a tomar un bordado a medio a hacer para continuarlo mientras sus tres doncellas tomaban asiento de nuevo cerca de ella. Mientras bordaba su mente recordaba los ojos furiosos y tristes de Sandor…, si cerraba sus ojos su mente podía recrear una escena espantosa, un niño pequeño de seis años agonizando mientras la mitad de su cara se fundía, gritando: “¡Hermano!”.

-¡Ah!- reacciono al ver que se había pinchado un dedo, miro la sangre que brotaba de su dedo mientras una de las doncellas lo tapo con un pañuelo para detener la pequeña hemorragia, pero estaba absorta mirando a la nada, pensando si él al mirarla con esos ojos llameantes de rabia y tristeza la culpaba de alguna extraña forma quizás…por jamás mirarle directamente a la cara, se horrorizo al imaginar que el pensara que a ella le daba repulsión o miedo su rostro, ¡Pero no era así!, ella se sentía mas extraña hacia el Perro, ya ni le llamaba así, a veces murmuraba su nombre con miedo a que el otro quizás pudiera molestarse, aunque a veces sintiera temor hacia el tenia la necesidad de ser protegida por este.
Al anochecer después de la cena con el rey, su madre y sus hermanos sintió nauseas al ver la cara de Jofrey reírse al ver como golpeaban a un pobre campesino el cual su delito era robarse un mendrugo de pan, la gente jamás había pasado tanta hambre hasta que el rey había empezado aquella estupida guerra.

-Mi señor dejad a ese hombre, esta muy enfermo y….-ella trato de defender al pobre campesino.

-¡Cierra la boca mujer le hablas al rey!, ¡No puedes ordenarme!- le grito furioso y volvió la vista al campesino que estaba tirado en el suelo abrazándose el estomago.

-Os lo suplico majestad…-ella se tapo la boca para no gritar cuando escucho una costilla romperse cuando uno de los caballeros pateo al anciano.

Sandor en ese momento alterno su mirada al anciano que se retorcía y al pajarito, aquel anciano no significaba nada para el, le daba lo mismo que le golpearan, torturaran, mataran…, no tenia nada que ver con el, pero al oír y ver como Sansa suplicaba le hizo suspirar e inclino su enorme cuerpo para decirle al rey el cual estaba aun sentado a la mesa – no merece la pena torturar o matar a un pobre viejo, no es divertido, esos caballeros se divertirían mas al igual que vos viendo derramar la sangre de la gente de vuestro tío Stannis cuando llegue a nuestros puertos- sugirió con una voz la cual no mostraba mucha emoción, pero aun así Jofrey hizo un ademán con la mano y se llevaron al anciano para sacarlo de palacio – tienes razón Perro, es una perdida de tiempo, me voy a mis aposentos- cuando salio de allí con dos hombres todos los demás también dejaron el lugar, excepto Sandor y Sansa.

Ella se puso en pie acercándose a él, el cual tenia una expresión impasiva aun y la miro tan pequeña y con ese caminar en aquel momento le daba la sensación de que una niña de unos cinco años venia a decirle “Disculpas señor”. –Gracias ser, por ayudar a ese pobre hombre…- no se atrevió a alzar la vista, el gruño y le dio la espalda para irse, aunque antes de abandonar el lugar se giro y ella se puso como alerta –Una cosa, no soy ningún maldito caballero…, no soy ser pajarito, así que dejad de llamarme así…, no soy el maldito Gregor- abandono las estancias y ella trago saliva, pues el había mencionado a Gregor su hermano mayor…, Gregor era caballero y el Perro le odiaba….

2. Yo soy el único hombre…

No podía ser cierto, ella lo estaba pagando de nuevo, arrodillada frente al trono mientras su prometido Jofrey la apuntaba con una ballesta culpándola de lo que su hermano Robb había hecho, ella esperaba con todo su corazón que su hermano algún día le regalara la cabeza de Jofrey en una pica…
Al parecer Robb había conseguido victoria en una batalla contra ellos y ella era acusada de traidora, suplicaba y temblaba sin remedio escuchando la “traición” que este había cometido, agacho la cabeza sollozando, pensaba que en cualquier momento Jofrey dispararía una flecha y el fin habría llegado no era tan valiente como para soportar el miedo a ello.

-No te matare…-empezó a el- pues mi madre dice que debo casarme contigo- miro a ser Meryn uno de sus caballeros, el Perro el cual estaba cerca del trono de pie mirando de soslayo como ese hombre se acercaba a Sansa se temía y sabia lo que vendría –Respeta la cara…-Jofrey volvió a sentarse en su trono- me gusta guapa-, en eso ser Meryn levanto a la muchacha Stark y le dio un puñetazo en el estomago sacando exclamaciones a sus doncellas las cuales estaban ahí, mientras la pelirroja se inclinaba de dolor, el fue detrás desenvainando sus espalda y azotándole muy fuerte con esta en las piernas, esta dio un grito junto con un sollozo de dolor cayendo al suelo arrodillada de nuevo. Clegane apretaba los puños con fuerza tratando de no mostrar expresión alguna, pero le costaba bastante, un hombre que solo había tenido antes sentimientos de odio y sed de sangre, total amargura y sin embargo ahora no era compasión lo que sentía sino amor, eso le impediría cualquier día mantener su autocontrol y morir allí cortando cabezas incluyendo la del rey; Jofrey volvió a levantarse mirando a su prometida – ser Meryn, mi señora va muy arreglada hoy- miro el vestido verde pistacho de la chica y sonrió de soslayo- desvístela-, ella abrió mucho los ojos cuando en ese momento el caballero tomo el vestido por atrás y rajo la seda por su espalda dejando ver el corsé y su busto casi descubierto, Sandor torció la boca y estaba a punto de avanzar un pie hasta que Tyrion el Gnomo apareció por aquella puerta recriminando a su sobrino, pero apenas escuchaba a ese hombre ni a nadie pues solo escuchaba los sollozos del pajarito incluso podía sentir su cuerpo temblar en el aire de la sala, solo escucho a Tyrion cuando dijo: -Dadle algo a la chica para que pueda cubrirse-

Sin pensarlo siguiera bajo de los escalones del trono hasta estar frente a ella y se arranco prácticamente la capa blanca que acompañaba aquella armadura brillante y galante que él tanto odiaba, con la capa la cubrió por los hombros, ella se aferro a la tela envolviéndola en torno a sus hombros y tapando sus pechos, poco a poco dejo los sollozos de lado calmada por el calor masculino que le ofrecía la capa, todo paso muy rápido, Tyrion la hizo levantarse y la alejo del trono de hierro, ella solo quería encerrarse en sus aposentos y descansar , casi corrió hasta estos cerrando la puerta.

-Golpeada, humillada…-dijo para si derramando un par de lagrimas y se sentó en su cama envolviéndose por completo en la capa blanca y recostándose boca arriba, se tapo con aquella tela por encima de la nariz y cerro los ojos – es calida…y huele…a el…- para ella era un olor extraño, nada desagradable, era un olor masculino y eso la hizo ruborizarse recordando como el fue el único que se ofreció a cubrirla de inmediato; se levanto de la cama y aun con la capa se acerco a una ventana mirando la ciudadela y el mar, se quedo absorta e imagino que quizás…los caballeros de sus historias y canciones con los cuales soñaba, que alguno de ellos seria su caballero para siempre debían ser sustituido por el Perro, ningún caballero había hecho nada por ella solo el, quizás de una forma extraña era su salvador. Las sirvientas rompieron sus fantasías cuando entraron para ayudarla a curarla y a limpiarla, le ardían las piernas y el estomago se sentía como una piedra.

Clegane para su desgracia cuando quiso ir a ver al pajarito Tyrion le pidió a este que vigilara los aposentos del rey, ya que ahí había un regalo atrasado del día del nombre, eran dos prostitutas que su tío mando para bajarle los humos. Estas evitaron mirar la cara del Perro aunque le hicieron un gesto obsceno al mirar el resto de su cuerpo envuelto en la armadura, e chasqueo la lengua con fastidio y miro la puerta que se cerraba, para sus adentros pensaba que ninguna de ellas y ni siquiera cualquier mujer del mundo que pudiera ver seria tan hermosa como Sansa, ¿Desde cuando se había vuelto así?, ya claro, desde que vio a aquella niña tonta y confiada…, pero ahora ya no era tan niña y era la única mujer la cual quería tener; fueron escasos minutos que el rey entro a sus aposentos, al principio escucho las risitas femeninas, una risas muy falsas, pero pasado el rato se oía el sonido de golpes y gritos, Sandor torció la boca no quería pensar que pasaría cuando el pajarito floreciera y tuviera que yacer con aquel pequeño monstruo, se le revolvían las entrañas solo de imaginarla bajo ese sádico mocoso haciendo todo lo que quisiera con ella. Tenia que beber…beber y no pensar más…

La ojiverde no salio de sus aposentos en todo el día, prefería quedarse allí, además de que lord Tyrion se lo aconsejo antes de marcharse, le aconsejo que cuando saliera el alba y volviera a ver a su prometido sonriera como si no hubiera ocurrido nada, podría encolerizarlo sino era así, dedico el tiempo a tejer y leer, sin haberse percatado había tejido un pequeño emblema color mostaza con un perro negro en este, uno de los perros del escudo de los Clegane, se quedo un poco pensativa mientras miraba lo que había tejido después de haber cenado - ¿Debería dárselo?, pero…podría reírse de mi…, pensaría lo que no es…- pero esto ultimo se sonrojo, pues en el fondo…no sabia si era solo admiración a su salvador o…quizás era que estaba enamorada de él, ¿Si él descubría los pensamientos de ella se reiría en su cara?; se mordió el labio inferior y lo guardo en un bolsillo de su camisón verde pues si lo guardaba en cualquier sitio de la habitación y alguien lo descubría podría darse por muerta…eso estaba seguro…

Se asomo al alfeizar de su ventana viendo a hombres patrullas por la muralla, ya era algo tarde y seguramente todos estarían acostados, habría algún guarda o dos en el pasillo de aquel piso, así que decidió ir a las cocinas a beber algo de agua, tenia la boca seca y no hacia mas que tragar saliva; tomo una vela de las que había en su mesita de noche y salio con prudencia del dormitorio, con sus delicados pies calzando una zapatillas de tela para dormir los cuales le facilitaban ir sin hacer ningún ruido, se aseguraba de que no hubiera ningún caballero en la escalera de caracol, no debían descubrirla pues se llevaría un severo castigo o algo peor pues ya no confiaba en aquellos caballeros, les temía a ellos y a sus palizas…
Llego a las cocinas donde pudo encontrar una jarra de agua fresca, se sirvió una copa y bebió de esta sin parar pues estaba sedienta y el calor se hacia mas presente esa noche, temía además ser descubierta por los soldados y eso la puso mas nerviosa; dejo la copa y salio lo mas rápido posible de allí sin hacer ruido marchando por las escaleras al piso superior, en aquel momento le pareció oír una voz…

“Pajarito”

-De…debe ser mi imaginación…-se dijo así misma para tranquilizarse, ando mas despacio para que sus zapatillas no sonaran contra la piedra del suelo.

“Pajarito no huyas”

Empezó a asustarse, pues ya oía unas botas pesadas pisar la piedra tras ella, cuando aligero el paso para llegar al final del pasillo una mano grande y fuerte la giró por los hombros y ella aun con el candelabro se sobresalto al ver aquel par de ojos oscuros, y aquel rostro quemado, iba a soltar un grito por el susto repentino pero la otra mano de Clegane le tapo la boca mientras fruncía el ceño molesto, pensaba que eran sus quemaduras las que la habían espantado así. –No grites pajarito…no grites…-rugió el peligro pegándola contra la pared respirando dificultosamente, ella podía sentir su aliento calido, parpadeo al notar que olía a bastante vino y ante la luz de aquella vela se veía algo sonrojado, pero no parecía estar borracho como para que fuera peligroso.

-No voy a hacerte nada niña, ¿Qué haces levantada?, ¿A envenenar al rey?- dijo despreocupado soltándola.

-N-no… ser Clegane…-negó con la cabeza rápidamente – solo…baje a beber agua fresca-

-¿Agua?, yo podría darte algo mejor, ¿Te gusta el vino pajarito?, es rojo al igual que la sangre y se disfruta en compañía de hermosas mujeres- dijo mirándola fijamente.

A Sansa le dio la sensación de que él se burlaba de su persona y agacho la vista sin saber que contestarle a aquel hombre, no parecía que fuera a dejarla ir, aunque estaba mas segura con él que si la hubiera descubierto cualquier otro guardia, en ese caso hubiera sufrido graves consecuencias a pesar de solo haber salido a esas horas de la noche a beber un poco de agua. Observó como el empezó a beber de una bota de vino y se limpiaba frotándose la boca con su mano enguantada.

-Mírate…ya no eres una niña…, ya eres una mujer, esa cara…esas tetas- la contemplaba con todo el descaro del mundo y aquellos comentarios no hacían mas que avergonzarla y esta trataba de mirar hacia otro lugar- pero eres bastante estupida, si no fuera yo ya te habrían golpeado y violado, el rey os llamaría puta y os golpearía en publico u os enviaría al burdel de meñique- iba a dar otro trago cuando se dio cuenta de que ya no quedaba vino y dejo la bota tirada en el suelo.

-¿Cómo…podéis decirme esas cosas…ser?-

-No me llaméis mas ser niña…, yo soy un Perro, ya deberíais saberlo, no soy como esos hipócritas que van con elegantes armaduras brillantes, no son como los caballeros de vuestros cuentos y canciones, no defienden a los débiles y a los inocentes, los matan de la forma mas cruel, no se casan con bellas damas como vos, las violan y las dejan con hijos bastardos que desearan su muerte desde el día de su nacimiento- todo aquello lo dijo con furia y odio en sus ojos mirándola fijamente, acorralándola –así que…en vez de cantarles a ellos cántame a mi pajarito, soy el único hombre de verdad que jamás veras en tu vida- la alzo del mentón y este empezó a tambalearse mareado por el vino, ella por alguna razón lo ayudo a no caerse – creo que e bebido demasiado…vuelve a tu jaula pajarito…es tarde…- retrocedió mirándola.

-Bue…buenas noches…Clegane…- ella enseguida se giro y corrió a sus aposentos, cuando entro en estos se toco el pecho, el corazón le latía a mil, ese hombre…no estaba tan borracho como parecía…el la había mirado…con deseo…como un hombre desea a una mujer –no es un caballero…el es un Perro…un Perro fuerte...-