Jimena Torres

Nombre: Jimena Torres
Edad: 87 años, pero su cuerpo no ha envejecido desde los 17.
Especie: Vampiro
Clase Social: Baja.
Orientación Sexual: Heterosexual.
Lugar de Origen: España.
Habilidad/Poder: Telepatía, Clarividencia y Control Mental. Posee además un gran oído y visión a gran distancia. Podría decirse que es muy rápida, apareciendo en los lugares casi al momento, sin importar lo lejos que se encuentre.

Descripción Física:
Jimena no es muy alta. Mide sobre 1'67. Tiene el pelo castaño muy oscuro y largo, pero no es liso del todo ya que suele formar ondulaciones a su antojo. No suele llevarlo recogido ni atado. Le gusta que ondee libremente o le oculte parcialmente el rostro.Aunque casi nunca la muestre, tiene una gran sonrisa, que en su vida humana fue su principal rasgo. Sus ojos son pequeños y de color miel, su mirada penetrante y pese a no tener vida, son muy brillantes. Es delgada pero no excesivamente. Sigue guardando el aspecto infantil que tenía antes de morir. Pese a tener 17 años, Jimena, ya sea por su apariencia física o su forma de ser, solía ser confundida a menudo por alguien de menor edad a la que realmente tenía.

Suele vestir ropas sueltas y cómodas, generalmente en tonos oscuros.


Descripción Psicológica:
Como humana, era la alegría de la huerta. Por donde quiera que iba, todo el mundo era muy amable con ella y contagiaba su felicidad y ganas de vivir. Le encantaba ir cantando a todas partes y dando saltos de aquí a allá. Aún con esto, no dejaba de ser una persona responsable, trabajadora y muy eficaz en todo lo que hacía.

Como vampiro, no ha perdido muchos de estos rasgos. Es más seria, aunque muy en el fondo siga guardando algo de aquella joven casi niña, que le hace ser más felíz en la eternidad en la que le ha tocado vivir. Es de los pocos vampiros que sigue comportándose casi parecido a como era en vida, aunque hora es más tranquila, pausada y relajada, no tiene prisas por nada, al fin y al cabo, tiene todo el tiempo del mundo.

No le gusta cazar, ni atacar por puro placer. Le hace sentir tan despreciable como aquel quien la convirtió.

Historia:
Jimena vivía con sus padres en España, lugar donde nació. Pertenecía a un clan de gitanos españoles, que se dedicaban a la venta ambulante. Desde que tiene uso de razón, recuerda su vida recorriendo la geografía Española en el carromato de sus padres (Miguel y Ramona), mientras estos se ganaban la vida vendiendo todo tipo de cosas, desde artesanías hechas por su madre, a bordados hechos por ella y objetos de segunda mano recolectados por su padre. No vivían en la pobreza, pero podría decirse que tenían lo justo para vivir el día a día. No tenía hermanos y la poca familia que recuerda tener, no la vio más que una o dos veces contadas, ya que ellos tampoco tenían residencia fija y viajaban por todas partes para ganarse la vida. Su padre, trabajaba día y noche para sacar adelante a su mujer y a su hija. De día vendía en el puesto los objetos que conseguía de noche, de lugares de los que nunca habló, pero que decía que habían sido obtenidos honradamente.

Un día, su padre decidió poner rumbo hacia la frontera con Francia, pues había escuchado a otros hombres de clanes gitanos decir, que mucha gente de la zona estaba últimamente interesada en los mercados de los gitanos, donde compraban muchas cosas hechas a mano pues eran muchos más baratas que las compradas en Francia. Llegaron a un pequeño pueblo e instalaron su carreta y su "vivienda" por unos meses. Efectivamente las habladurías tenían razón y en aquella zona lograban vender casa tres veces más de lo que vendían en España. Su padre siguió saliendo de noche para conseguir esos objetos, que pasaron de ser simples cosas talladas en madera, a ser objetos de plata. Pese a la insistencia de su mujer, Miguel no decía de donde obtenía los objetos que vendía y que cada día le hacían ganar un poco más de dinero. Se limitaba a decir, que se los compraba a otros gitanos, que no sabían apreciar el valor de las cosas.

Una noche, no muy lejos de los dos meses que llevaban viviendo allí, se presentó ante su puerta un señor bastante alto, de mirada oscura y piel pálida, preguntando por el hombre de la casa. Ramona le contestó que su marido estaba fuera trabajando y que si quería hablar con él, tendría que se por la mañana en su puesto del mercado. Pasaron dos noches y el hombre volvió a aparecer, preguntando nuevamente por su padre, obteniendo la misma respuesta. Ante la insistencia, Ramona le contó lo ocurrido a su marido, quien no le dio importancia. Una semana más tarde, el hombre volvió a visitarles nuevamente. Esta vez, para asombro del caballero misterioso, fue Jimena quien abrió la puerta, por lo que el mensaje del desconocido fue distinto en esta ocasión: "Dile a tu padre que deje de tomar lo que no es suyo, o yo también tendré que llevarme algo que le pertenezca y créeme, su pérdida será más dolorosa".

Jimena y su madre estaban aterradas por el mensaje del hombre e instaron a Miguel a parar de hacer lo que quiera que estaba haciendo, puesto que estaba enfadando y bastante a ese individuo. Miguel no escuchó las súplicas de su mujer y su hija. La siguiente noche, volvió a repetir lo mismo de las noches anteriores: Meterse por la ventana del sótano de una casa con apariencia en ruinas pero que albergaba en su interior una fortuna en objetos de plata y pedrerías. Era la casa del señor que les había visitado y cuyo mensaje no tomó Miguel en serio. Antes del amanecer de ese mismo día, Jimena yacía en el bosque, igual de pálida y fría, desangrada y con dos marcas en el cuello.

Su familia, desolada y destruida volvió a España, donde no mucho tiempo después su padre se quitó la vida colgándose de un árbol. Jimena por el contrario, siguió hasta Francia una vez que comprendió en lo que se había convertido y en lo que era ese hombre misterioso. Luchó con todas sus fuerzas para no volver a España y buscar a sus padres, pero compendió que darse a conocer tal y como era ahora, causaría a sus padres quizás más dolor del que ya estaban padeciendo. Jamás volvió a saber nada de ellos.

Está instalada en Francia desde entonces, donde sigue manteniendo la vida sencilla que tenía cuando vivía. No necesita el dinero ni vivir en la ostentación. Se las apaña para tener lo justo para los pocos gastos que puede tener un vampiro y con eso le basta. No pertenece a ningún clan, ni le interesa. Jimena va siempre por libre.

No guarda odio en su interior por haber perdido su anterior vida y ser lo que es ahora. Guarda odio por haber sido separada de su madre y por el daño que el vampiro que la convirtió le causó a su progenitora con su muerte.

Datos extras:
Cada vez que Jimena se siente atacada, enfadada o lista para cazar, cerca de sus ojos se forman líneas negras, que le dan un toque totalmente tenebroso, en contraste con su cara normalmente angelical.