AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Nunca volverás a estar sola. [Drusila & Jimena]
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Nunca volverás a estar sola. [Drusila & Jimena]
La oscuridad que envolvía a las dos criaturas estaba comenzando a desvanecerse, dando paso al inicio del amanecer. Drusila se encontraba demasiado lejos de su castillo como para darle tiempo a recorrer todo Paris antes de que llegase un nuevo día. Una simple mirada a su cochero fue suficiente para advertirle de lo que ocurría y del cambio de planes, sugiriéndole mentalmente que debía tomar el camino de la derecha en el primer cruce que encontrara y acceder de esta forma a la zona residencial de la ciudad.
Durante todo el trayecto ambas vampiras permanecieron en silencio, incluso en un silencio telepático; tal vez meditando sobre lo que acababa de acontecer y en las extrañas circunstancias en las que se habían conocido. La vampira de clase alta nunca había estado cerca de un licántropo, y mucho menos de una manada al completo. Si a eso le sumásemos que era la primera vez que parecía tener un extraño vínculo con otro ser de su especie era bastante comprensible que se mostrada tan ausente aquella noche.
El carruaje paró en seco y en el exterior de éste tan solo se escuchaba el sonido que el viento producía al intentar colarse entre los huecos de las ventanas del vehículo. "Ya hemos llegado", le dijo mentalmente a su compañera, sin mover un músculo de su cara y sin ningún tipo de expresión. Aguardó hasta que Ambrosio, el cochero, bajara del carruaje y abriese la puerta para ayudarle a salir de éste; labor bastante complicada al llevar aquél estrecho pero a la vez voluminoso vestido. El anciano le tendió su mano a la muchacha y ésta la aceptó, ofreciéndole su mano enguantada y bajando el pequeño escalón que la separaba del suelo con total elegancia. El conductor del carruaje permaneció junto a Drusila, ayudándole a colocar el bajo de su vestido y cerrando la puerta, sin reparar en Jimena. - Ambrosio, no seais descotrés. Ayudad a Jimena a bajar del carruaje. - Le reprimió Drusila al hombre, haciendo movimientos delicados con su mano hasta terminar señalando la puerta de su acompañante. Una sonrisa se dibujó en la cara de la vampira cuando éste aceptó las órdenes de mala gana, pues se había propuesto servir en vida únicamente a su ama.
Una vez que ambas muchachas habían bajado del carruaje comenzaron la marcha hasta un lujoso hotel que había a las afueras de la zona residencial parisina. - Él se encargará de todo. - Le confió la tarea de pedir una habitación a su cochero-sirviente-mayordomo mientras se adentraba en el interior del hotel junto con su acompañante, segundos antes de que los primeros rayos de sol anunciaran la llegada de una nueva mañana.
"Todo está en orden, Milady", susurró el anciano al oído de la vampira, a sabiendas de que no era necesario pues los sentidos de la vista, olfato y audición estaban completamente desarrollados en ella.
El cochero salió al exterior del hotel en busca del equipaje de la vampira y de su querido gato Rayo de Sol mientras las dos mujeres subían la escalera del edificio, directas a la habitación más lujosa del hotel. Un mayordomo las esperaba en la puerta de la misma, haciéndoles saber que estaba a su completa disposición. Drusila, que no escatimaba en gastos, recompensó al joven mayordomo con unos cuantos francos con la condición de que no se acercara a su habitación ni tratase de inmiscuirse en sus asuntos. El joven, asombrado por ser la primera persona que pagaba para no disfrutar de sus servicios, cerró la puerta de la habitación y se alejó de la estancia con cara de incredulidad y guardándose aquella codiciada propina en el bolsillo trasero de su pantalón.
- Ahora que estamos solas, quiero que me contéis vuestra historia. - Y con ello hacía referencia no solo a toda su vida, sino al por qué. Por qué estaba sola en aquél callejón, al igual que Drusila, cuando el resto de vampiros se empeñan en vivir en compañía de otros seres de igual condición.
Durante todo el trayecto ambas vampiras permanecieron en silencio, incluso en un silencio telepático; tal vez meditando sobre lo que acababa de acontecer y en las extrañas circunstancias en las que se habían conocido. La vampira de clase alta nunca había estado cerca de un licántropo, y mucho menos de una manada al completo. Si a eso le sumásemos que era la primera vez que parecía tener un extraño vínculo con otro ser de su especie era bastante comprensible que se mostrada tan ausente aquella noche.
El carruaje paró en seco y en el exterior de éste tan solo se escuchaba el sonido que el viento producía al intentar colarse entre los huecos de las ventanas del vehículo. "Ya hemos llegado", le dijo mentalmente a su compañera, sin mover un músculo de su cara y sin ningún tipo de expresión. Aguardó hasta que Ambrosio, el cochero, bajara del carruaje y abriese la puerta para ayudarle a salir de éste; labor bastante complicada al llevar aquél estrecho pero a la vez voluminoso vestido. El anciano le tendió su mano a la muchacha y ésta la aceptó, ofreciéndole su mano enguantada y bajando el pequeño escalón que la separaba del suelo con total elegancia. El conductor del carruaje permaneció junto a Drusila, ayudándole a colocar el bajo de su vestido y cerrando la puerta, sin reparar en Jimena. - Ambrosio, no seais descotrés. Ayudad a Jimena a bajar del carruaje. - Le reprimió Drusila al hombre, haciendo movimientos delicados con su mano hasta terminar señalando la puerta de su acompañante. Una sonrisa se dibujó en la cara de la vampira cuando éste aceptó las órdenes de mala gana, pues se había propuesto servir en vida únicamente a su ama.
Una vez que ambas muchachas habían bajado del carruaje comenzaron la marcha hasta un lujoso hotel que había a las afueras de la zona residencial parisina. - Él se encargará de todo. - Le confió la tarea de pedir una habitación a su cochero-sirviente-mayordomo mientras se adentraba en el interior del hotel junto con su acompañante, segundos antes de que los primeros rayos de sol anunciaran la llegada de una nueva mañana.
"Todo está en orden, Milady", susurró el anciano al oído de la vampira, a sabiendas de que no era necesario pues los sentidos de la vista, olfato y audición estaban completamente desarrollados en ella.
El cochero salió al exterior del hotel en busca del equipaje de la vampira y de su querido gato Rayo de Sol mientras las dos mujeres subían la escalera del edificio, directas a la habitación más lujosa del hotel. Un mayordomo las esperaba en la puerta de la misma, haciéndoles saber que estaba a su completa disposición. Drusila, que no escatimaba en gastos, recompensó al joven mayordomo con unos cuantos francos con la condición de que no se acercara a su habitación ni tratase de inmiscuirse en sus asuntos. El joven, asombrado por ser la primera persona que pagaba para no disfrutar de sus servicios, cerró la puerta de la habitación y se alejó de la estancia con cara de incredulidad y guardándose aquella codiciada propina en el bolsillo trasero de su pantalón.
- Ahora que estamos solas, quiero que me contéis vuestra historia. - Y con ello hacía referencia no solo a toda su vida, sino al por qué. Por qué estaba sola en aquél callejón, al igual que Drusila, cuando el resto de vampiros se empeñan en vivir en compañía de otros seres de igual condición.
Drusila Lestrange- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/09/2012
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Re: Nunca volverás a estar sola. [Drusila & Jimena]
Estaba absorta en sus pensamientos, tanto que no se había percatado de a donde se encaminaba el carruaje. Jimena pensó que después de aquel día ajetreado su acompañante simplemente la invitaría amablemente a bajarse del carruaje y emprendería su camino hacia su lujosa casa, mansión o palacete, dejándola en alguna calle oscura y sin transeúntes.
El carruaje paró en seco y la voz del humano la sacó de sus pensamientos. Anunciaba que habían llegado pero Jimena no acababa de ubicar en qué lugar se encontraba. Vio como Drusila bajó de carruaje con la ayuda del cochero y observó casi con asombro como el hombre obedecía a las órdenes de Drusila y le ayudaba a bajar a ella también. Lo que le asombraba era el hecho de que alguien le abriese la puerta a alguien como ella, cuando a simple vista saltaba que no pertenecía al mismo mundo que su acompañante.
Bajó del carruaje y siguió a Drusila hasta lo que parecía un lujoso hotel, de esos a los que ella ni en sus mejores sueños hubiese pensado entrar. No al menos como huésped.
Vio como el cochero volvía con algunas maletas y con un gato entre sus manos. Siguió a Drusila hasta la habitación que les asignaron. Estaba tan ensimismada observando todo lo que la decoraba, pensando que solo el cuarto de baño ya era del tamaño de la pequeña casa que ella poseía, cuando la voz de la otra vampiro la saco de sus pensamientos.
Dudó unos minutos. No entendía que podía tener ella de interesante con respecto a su vida y a la opulencia que la rodeaba, pero ya que estaba allí, lo menos que podía hacer era dar respuesta a sus inquietudes. Entonces empezó a contarle su historia. Avanzó un poco y se sentó en el suelo, a los pies del gran sillón en el que se encontraba la otra vampiro. Recordó algunos años de su vida como humana, pero no indagó mucho en ellos. Podía ver perfectamente en los ojos de Drusila, que lo que le interesaba era saber como había llegado a ser una inmortal. Y eso hizo.
Le narró los detalles de los hurtos de su padre y como aquel extraño hombre cumplió su amenaza. Sí, eso había sido ella, el producto de los robos de su padre y de una amenaza cumplida por no dejarlos. Le contó poco más. En realidad tenía poco más que ofrecer sobre su vida. Vivía sola. Nunca había sentido la necesidad de unirse a otros como ella, porque quizás no terminaba de cumplir la filosofía de vida de un vampiro y del matar por matar y por el simple hecho de saciar la sed aunque no fuese necesario.
Poseía una pequeña cabaña a las afueras, casi en los lindes del bosque y esa se podría decir que eran todas sus pertenencias. No robaba, cada cosa que pertenecía la había sacado de la basura y las ropas se las hacía ella misma.
Observaba a Drusila durante todo su relato y trataba de analizar su rostro, pero no mostraba ni un solo gesto durante toda la historia. Tras terminar, esperó unos segundos hasta que la vampiró comenzó a hablar.
El carruaje paró en seco y la voz del humano la sacó de sus pensamientos. Anunciaba que habían llegado pero Jimena no acababa de ubicar en qué lugar se encontraba. Vio como Drusila bajó de carruaje con la ayuda del cochero y observó casi con asombro como el hombre obedecía a las órdenes de Drusila y le ayudaba a bajar a ella también. Lo que le asombraba era el hecho de que alguien le abriese la puerta a alguien como ella, cuando a simple vista saltaba que no pertenecía al mismo mundo que su acompañante.
Bajó del carruaje y siguió a Drusila hasta lo que parecía un lujoso hotel, de esos a los que ella ni en sus mejores sueños hubiese pensado entrar. No al menos como huésped.
Vio como el cochero volvía con algunas maletas y con un gato entre sus manos. Siguió a Drusila hasta la habitación que les asignaron. Estaba tan ensimismada observando todo lo que la decoraba, pensando que solo el cuarto de baño ya era del tamaño de la pequeña casa que ella poseía, cuando la voz de la otra vampiro la saco de sus pensamientos.
Dudó unos minutos. No entendía que podía tener ella de interesante con respecto a su vida y a la opulencia que la rodeaba, pero ya que estaba allí, lo menos que podía hacer era dar respuesta a sus inquietudes. Entonces empezó a contarle su historia. Avanzó un poco y se sentó en el suelo, a los pies del gran sillón en el que se encontraba la otra vampiro. Recordó algunos años de su vida como humana, pero no indagó mucho en ellos. Podía ver perfectamente en los ojos de Drusila, que lo que le interesaba era saber como había llegado a ser una inmortal. Y eso hizo.
Le narró los detalles de los hurtos de su padre y como aquel extraño hombre cumplió su amenaza. Sí, eso había sido ella, el producto de los robos de su padre y de una amenaza cumplida por no dejarlos. Le contó poco más. En realidad tenía poco más que ofrecer sobre su vida. Vivía sola. Nunca había sentido la necesidad de unirse a otros como ella, porque quizás no terminaba de cumplir la filosofía de vida de un vampiro y del matar por matar y por el simple hecho de saciar la sed aunque no fuese necesario.
Poseía una pequeña cabaña a las afueras, casi en los lindes del bosque y esa se podría decir que eran todas sus pertenencias. No robaba, cada cosa que pertenecía la había sacado de la basura y las ropas se las hacía ella misma.
Observaba a Drusila durante todo su relato y trataba de analizar su rostro, pero no mostraba ni un solo gesto durante toda la historia. Tras terminar, esperó unos segundos hasta que la vampiró comenzó a hablar.
Jimena Torres- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 02/10/2012
Re: Nunca volverás a estar sola. [Drusila & Jimena]
Interesante. Esa sería la palabra que mejor definiría a la gran historia que Jimena le estaba narrando mentalmente a Drusila. Nada de ostentaciones, nada de fiestas lujosas a las que ella estaba acostumbrada, todo lo contrario, y eso a Drusila le llamaba mucho la atención. Depositó sus ojos en la muchacha y la observó con mirada penetrante, como si tratara de ahondar en sus pensamientos y en sus recuerdos más personales. Quería saber más sobre su vida ya que a pesar de haber tenido todo cuanto pudiese imaginar, Drusila nunca tuvo una vida normal, era obligada a permanecer en el castillo familiar, ajena a cualquier aventura externa. - Fascinante. - Contestó finalmente tras un eterno silencio que se prolongó durante varios minutos después de que Jimena terminó de contar su historia.
Con un movimiento delicado de manos le hizo un gesto a su mayordomo para que le sirviera el vino más caro de todo París que había comprado por el camino. - ¿Vino? - Preguntó, elevando su copa de cristal y diamantes hacia su compañera, esperando que ésta lo aceptara. - Ambrosio, podéis beber si lo deseáis. - ¿Qué dirían sus padres de aquello si aún viviesen? Se llevarían las manos a la cabeza y maldecirían a su hija por invitar a un sirviente a su vino más caro. Pero todo eso quedaba en el pasado, tan lejano que a veces dudaba que alguna vez hubiese sido real.
Volvió a mirar a Jimena mientras bebía lentamente de su copa, de una forma tan elegante que era todo un deleite verla beber. - En cuanto a mí, por si os lo preguntáis, me ha tocado una vida demasiado aburrida como para malgastar el aliento en narrarla. - Suspiró profundamente, o al menos así pareció ya que el aire exterior hacía mucho tiempo que no se adentraba en sus pulmones. Se puso de pie con lentitud y delicadeza, dirigiéndose a uno de sus equipajes y abriéndolos con sumo cuidado. Sacó un vestido nuevo y sin usar de color amarillo, bastante bonito pero no tan espectacular como el que ella lucía, y se lo tendió a Jimena. - Necesitarás ropa nueva si vas a vivir conmigo. - No era una petición ni una sugerencia, era un hecho y Drusila no aceptaría un no por respuesta.
Con un movimiento delicado de manos le hizo un gesto a su mayordomo para que le sirviera el vino más caro de todo París que había comprado por el camino. - ¿Vino? - Preguntó, elevando su copa de cristal y diamantes hacia su compañera, esperando que ésta lo aceptara. - Ambrosio, podéis beber si lo deseáis. - ¿Qué dirían sus padres de aquello si aún viviesen? Se llevarían las manos a la cabeza y maldecirían a su hija por invitar a un sirviente a su vino más caro. Pero todo eso quedaba en el pasado, tan lejano que a veces dudaba que alguna vez hubiese sido real.
Volvió a mirar a Jimena mientras bebía lentamente de su copa, de una forma tan elegante que era todo un deleite verla beber. - En cuanto a mí, por si os lo preguntáis, me ha tocado una vida demasiado aburrida como para malgastar el aliento en narrarla. - Suspiró profundamente, o al menos así pareció ya que el aire exterior hacía mucho tiempo que no se adentraba en sus pulmones. Se puso de pie con lentitud y delicadeza, dirigiéndose a uno de sus equipajes y abriéndolos con sumo cuidado. Sacó un vestido nuevo y sin usar de color amarillo, bastante bonito pero no tan espectacular como el que ella lucía, y se lo tendió a Jimena. - Necesitarás ropa nueva si vas a vivir conmigo. - No era una petición ni una sugerencia, era un hecho y Drusila no aceptaría un no por respuesta.
Drusila Lestrange- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/09/2012
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Re: Nunca volverás a estar sola. [Drusila & Jimena]
¿Interesante?, Jimena no salía de su asombro. Su vida sencilla como hija de vendedores ambulantes le parecía interesante, a ella, una persona que muy probablemente había vivía en casi tantos lugares como años tenía. Casi no había salido de su asombro, cuando Drusila le ofreció una copa de vino. Ella nunca había bebido vino, bueno, sin contar aquella vez en la que ella y una de sus primas decidieron probarlo en un descuido de sus padres y a escondidas y que les dejó tres días con aquel amargo sabor en la boca. Dudó unos minutos, pero sonrío y acabó aceptando casi con miedo la copa que le ofrecía la otra vampiro - Gra.. gracias -
Ahora la sorprendida era ella. Jimena observaba como Drusila invitaba a su mayordomo a beber del mismo vino que ella, e incluso de una copa igual de lujosa. Hasta ese momento había podido comprobar varias actitudes de Drusila, que demostraban que pese a ser extremadamente rica, no era ni estirada, ni borde ni maleducada con la gente, y más aún, con aquellos que como ella no habían tenido su suerte en la vida. La observó hablar, no haciendo alarde de su fastuosa vida. Caminó por la habitación hacia donde se encontraba su equipaje y al girarse le ofreció un vestido amarillo. Si Jimena respirase, se habría quedado en ese momento sin aire en los pulmones.
Pero…. un vestido, ¿para mí?….. no me lo toméis a mal, pero no lo necesito - Jimena se miró sus ropas y casi sin darse cuenta miró el vestido que llevaba puesto Drusila, haciendo una comparación mentalmente - Y, ¿vivir con vos? - Jimena no habría imaginado eso nunca. ¿Le estaba ofreciendo un trabajo?, ¿Ser su criada tal vez? - Si necesitáis de mí como vuestra sirvienta, no creo que el vestido que me ofrecéis sea el más adecuado - Jimena recordó el momento en el que horas atrás Drusila le salvó la vida, o la eternidad, en ese callejón lleno de licántropos y pensó que se lo debía como seña de gratitud por todo lo que había hecho por ella sin casi conocerla. El dinero era lo de menos, no gastaba nada en comida como era lógico y mucho menos en comodidades - Me bastará con el mismo que lleva el resto de vuestra servidumbre.
Ahora la sorprendida era ella. Jimena observaba como Drusila invitaba a su mayordomo a beber del mismo vino que ella, e incluso de una copa igual de lujosa. Hasta ese momento había podido comprobar varias actitudes de Drusila, que demostraban que pese a ser extremadamente rica, no era ni estirada, ni borde ni maleducada con la gente, y más aún, con aquellos que como ella no habían tenido su suerte en la vida. La observó hablar, no haciendo alarde de su fastuosa vida. Caminó por la habitación hacia donde se encontraba su equipaje y al girarse le ofreció un vestido amarillo. Si Jimena respirase, se habría quedado en ese momento sin aire en los pulmones.
Pero…. un vestido, ¿para mí?….. no me lo toméis a mal, pero no lo necesito - Jimena se miró sus ropas y casi sin darse cuenta miró el vestido que llevaba puesto Drusila, haciendo una comparación mentalmente - Y, ¿vivir con vos? - Jimena no habría imaginado eso nunca. ¿Le estaba ofreciendo un trabajo?, ¿Ser su criada tal vez? - Si necesitáis de mí como vuestra sirvienta, no creo que el vestido que me ofrecéis sea el más adecuado - Jimena recordó el momento en el que horas atrás Drusila le salvó la vida, o la eternidad, en ese callejón lleno de licántropos y pensó que se lo debía como seña de gratitud por todo lo que había hecho por ella sin casi conocerla. El dinero era lo de menos, no gastaba nada en comida como era lógico y mucho menos en comodidades - Me bastará con el mismo que lleva el resto de vuestra servidumbre.
Jimena Torres- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 33
Fecha de inscripción : 02/10/2012
Re: Nunca volverás a estar sola. [Drusila & Jimena]
- No oséis llevarme la contraria. - Espetó Drusila sin atisbo de amabilidad por primera vez desde que Jimena la conociera. Si había algo en este mundo que Drusila odiara era que no acatasen sus órdenes, y más aún cuándo era con algo tan banal como un vestido. Drusila caminó por toda la habitación, volviendo a sentarse junto a Jimena y pasándole el vestido que había escogido para ella. - No seréis mi sirvienta. - Contestó con firmeza mientras soltaba el vestido que tenía en sus manos, sobre el regazo de Jimena, sin esperar a que ésta lo hubiese aceptado siquiera. - Insisto, no seréis parte de mi servidumbre, seréis... mi compañera. - Añadió sin entrar en detalles, manteniendo la mente en blanco para no transmitirle pensamientos que no debían de ser escuchados por Jimena, al menos no de momento. - Poneos el vestido. - Le ordenó mientras se llevaba la copa de vino a la boca y tomaba un pequeño sorbo de éste, sin apartar la vista de Jimena. - ¿No me diréis que os da vergüenza? - Preguntó con curiosidad Drusila, sonriendo ampliamente ante la idea de que un vampiro sintiese vergüenza de mostrar un cuerpo tan bello, fruto del cambio tras la tranformación. - Ambrosio, salid del cuarto. - Ordenó nuevamente Drusila antes de que la joven pudiese decir algo.
La puerta se cerró y el hombre abandonó la estancia, dejando completamente a solas a las dos criaturas. Drusila se cruzó de brazos, esperando a que su compañera aceptara el vestido y se lo pusiera, comenzando con aquel pequeño gesto que a primeras parecía insignificante, un nuevo futuro para ambas.
La puerta se cerró y el hombre abandonó la estancia, dejando completamente a solas a las dos criaturas. Drusila se cruzó de brazos, esperando a que su compañera aceptara el vestido y se lo pusiera, comenzando con aquel pequeño gesto que a primeras parecía insignificante, un nuevo futuro para ambas.
Drusila Lestrange- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/09/2012
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Re: Nunca volverás a estar sola. [Drusila & Jimena]
Jimena notó a Drusila irritada, e incluso antes de que hubiese terminado de hablarle, ella ya había decidido ponerse el dichoso vestido. Al fin y al cabo solo era una pieza de ropa, reluciente y limpia, dicho sea de paso. Prefirió obedecerla antes de poner a prueba sus nervios o algo por el estilo. Hacía poco que se conocían, unas horas escasas y pese a la buena conexión que tenían, Jimena no quería hacer ni lo mas mínimo que pudiese desairarla, y pudiese acabar con su cabeza a tres metros de su cuerpo.
- ¿Vuestra compañera? - Jimena no se molestó ni un ápice en ocultar sus pensamientos. Esperaba que Drusila les diese respuestas tras saberlos….. ¿Me está proponiendo que tengamos algún tipo de….. relación?…… Jimena no salía de sus asombro, aunque su rostro mostrase toda la tranquilidad del mundo. Nada, Drusila ni se inmutaba … ¿Y encima quiere que me cambie de ropa aquí? ¿Delante suya?…. Esta última parte, prefirió ocultarla a su compañera y buscó algún tipo de excusa después de que ordenara la salida de Ambrosio del cuarto. - Me vais a perdonar, pero preferiría pasar al baño y tomar una ducha. No creo que sea muy adecuado ponerme tan bonito vestido que me habéis regalado estando en el estado en que me encuentro. -
No esperó por respuesta casi y se encerró en el baño, pasando todos los pestillos que encontró a su mano. Claro, como si esto pudiera salvarte de otro vampiro…..¿qué es lo que quiere de mí?….. Tomó una ducha de agua caliente, la última vez que pudo hacerlo fue cuando aún era una humana. Salío de la ducha oliendo a rosas y poco a poco se fue vistiendo con su nueva prenda. Hizo un sonido parecido al de un suspiro y se fue metiendo dentro de su vestido. Se recogió el pelo en una cola alta como pudo, dejando alguno de sus rizos sueltos por su cara. Alisó alguno de los pliegues de su falda y salió al encuentro con Drusila, estando aún descalza.
- Y bien, ¿aún seguís pensando que es buena idea llevar este vestido?….. salta a la vista que yo no puedo llevarlo con tanta gracia como vos. -
- ¿Vuestra compañera? - Jimena no se molestó ni un ápice en ocultar sus pensamientos. Esperaba que Drusila les diese respuestas tras saberlos….. ¿Me está proponiendo que tengamos algún tipo de….. relación?…… Jimena no salía de sus asombro, aunque su rostro mostrase toda la tranquilidad del mundo. Nada, Drusila ni se inmutaba … ¿Y encima quiere que me cambie de ropa aquí? ¿Delante suya?…. Esta última parte, prefirió ocultarla a su compañera y buscó algún tipo de excusa después de que ordenara la salida de Ambrosio del cuarto. - Me vais a perdonar, pero preferiría pasar al baño y tomar una ducha. No creo que sea muy adecuado ponerme tan bonito vestido que me habéis regalado estando en el estado en que me encuentro. -
No esperó por respuesta casi y se encerró en el baño, pasando todos los pestillos que encontró a su mano. Claro, como si esto pudiera salvarte de otro vampiro…..¿qué es lo que quiere de mí?….. Tomó una ducha de agua caliente, la última vez que pudo hacerlo fue cuando aún era una humana. Salío de la ducha oliendo a rosas y poco a poco se fue vistiendo con su nueva prenda. Hizo un sonido parecido al de un suspiro y se fue metiendo dentro de su vestido. Se recogió el pelo en una cola alta como pudo, dejando alguno de sus rizos sueltos por su cara. Alisó alguno de los pliegues de su falda y salió al encuentro con Drusila, estando aún descalza.
- Y bien, ¿aún seguís pensando que es buena idea llevar este vestido?….. salta a la vista que yo no puedo llevarlo con tanta gracia como vos. -
Jimena Torres- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 02/10/2012
Re: Nunca volverás a estar sola. [Drusila & Jimena]
Drusila permanecía completamente inmóvil ante las preguntas que formulaba Jimena; su rostro aguardaba impasible sin mostrar ningún tipo de expresión en él. Pese a las insistencias de la otra, Drusila no tenía intención alguna de contestar su interrogatorio, ni el que planteaba a viva voz ni el que tomaba forma en sus pensamientos, así que se limitó a asentir un par de veces, decidiendo romper el silencio cuando la chica volvió a contradercirla, esta vez contestando más amable. - Oh, tenéis razón, duchaos primero. - Le estaba dando la razón como a los locos, pues sabía que su verdadero propósito no era ducharse sino no desvestirse delante de ella. "Si, toda una lástima ensuciar un vestido que hasta hace pocos minutos no querías usar" pensó, sin dejar que la otra pudiese acceder a estos pensamientos.
Aguardó pacientemente hasta que Jimena saliera del cuarto de baño, saboreando cada sorbo de vino que entraba en contacto con su paladar y repasando una y otra vez su nuevo plan. La puerta finalmente se abrió, haciendo aparecer a una nueva criatura, una Jimena totalmente diferente a la que había abandonado la estancia minutos atrás. - Desde luego, no habéis nacido para vestir ropajes, y pese a no saber desenvolveros bien con ese nuevo atuendo, confío en que en poco tiempo parezcáis una más. - Se puso en pie y caminó alrededor de Jimena, observándola en silencio de arriba a abajo sin decir nada.
Aguardó pacientemente hasta que Jimena saliera del cuarto de baño, saboreando cada sorbo de vino que entraba en contacto con su paladar y repasando una y otra vez su nuevo plan. La puerta finalmente se abrió, haciendo aparecer a una nueva criatura, una Jimena totalmente diferente a la que había abandonado la estancia minutos atrás. - Desde luego, no habéis nacido para vestir ropajes, y pese a no saber desenvolveros bien con ese nuevo atuendo, confío en que en poco tiempo parezcáis una más. - Se puso en pie y caminó alrededor de Jimena, observándola en silencio de arriba a abajo sin decir nada.
Drusila Lestrange- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 58
Fecha de inscripción : 15/09/2012
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Re: Nunca volverás a estar sola. [Drusila & Jimena]
Jimena permaneció quieta e inmóvil. Si hubiese sido humana incluso hubiese aguantado la respiración. No conocía lo suficiente a Drusila aún, por lo que le era muy difícil averiguar sus intenciones y más aún cuando bloqueaba sus pensamientos y le impedía acceder a ellos. Pese a eso, no creía que su compañera fuese a acabar con su vida en ese instante ni nada parecido. De eso sí estaba segura.
Se decidió a hablar justo cuando la tenía a sus espaldas - ¿Podéis decirme que planes tenéis vos para mí? …….. ¿Para qué necesito tales ropajes? - Esperó por respuesta y estaba casi segura de que no aceptaría nada de lo que le propusiera. No quería ser desagradecida, pero eso de la vida nadando en dinero y riquezas no estaba hecho para ella, aunque no podía negar, que la idea de cambiar aunque solo fuese un día su aburrida y tranquila vida y formar parte de la alcurnia de vampiros de la ciudad, le resultaba cuanto menos interesante. Solo por curiosidad. Solo por eso.
Se decidió a hablar justo cuando la tenía a sus espaldas - ¿Podéis decirme que planes tenéis vos para mí? …….. ¿Para qué necesito tales ropajes? - Esperó por respuesta y estaba casi segura de que no aceptaría nada de lo que le propusiera. No quería ser desagradecida, pero eso de la vida nadando en dinero y riquezas no estaba hecho para ella, aunque no podía negar, que la idea de cambiar aunque solo fuese un día su aburrida y tranquila vida y formar parte de la alcurnia de vampiros de la ciudad, le resultaba cuanto menos interesante. Solo por curiosidad. Solo por eso.
Esperó un poco por la respuesta de Drusila. Mientras, caminó hacia uno de los sillones que adornaban la habitación y al acercarse comprobó que todos los adornos del mismo eran de oro. No pudo evitar poner los ojos en blanco y poner mueca de "como no podía ser de otra forma". Al recuperar su expresión normal, Drusila aún de espaldas a ella, comenzó a hablar.
Jimena Torres- Vampiro Clase Baja
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Re: Nunca volverás a estar sola. [Drusila & Jimena]
Tras el breve interrogatorio al que estaba siendo sometida Drusila, ésta dio un golpe sordo en la pared, provocando un enorme agujero en el tapiz de ésta. - ¿Es que no os es suficiente mi compañía? ¿He de tener una buena explicación, coherente y razonable para que vos, Jimena, aceptéis pasar toda vuestra inmortalidad junto a mí? - Tras terminar de hablar sacó su mano de hoyo que había provocado, esparciendo los escombros que se había traído consigo por toda la habitación, a medida que la recorría con paso lento y mirada perdida. -Decidme, Jimena, ¿qué tan importante era lo que os traíais entre manos cuando nos conocimos, que queréis volver a estar sola, para tal vez continuar con ello? -Desde luego, la mayor de ambas criaturas tras un intenso examen mental supo que no había nada interesante en el día a día de Jimena, no obstante quiso escuchar de primera mano un "por qué". Una razón por la cuál la otra se mostraba tan reacia a aceptar su ayuda, su compañía.
Drusila Lestrange- Vampiro Clase Alta
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Re: Nunca volverás a estar sola. [Drusila & Jimena]
Tras ver el golpe y el estado en el que quedó la pared, Jimena decidió que era el momento de dejar de hacer preguntas. Si decidía seguir con Drusila y confiar en ella, era mejor no seguir con esa actitud de interrogatorio, puesto que ya había comprobado que a su nueva amiga no le agradaba demasiado el tener que dar explicaciones.
Ruego me disculpéis. Como ya supongo que sabréis por los poderes que ambas poseemos, mi vida no dista mucho del día en el que vos me conocisteis. Vivo sola, no poseo amigos de nuestra especie y de ninguna otra y mis bienes se limitan a una pequeña casa cuyas dimensiones no son mucho más que el lugar exacto donde cabe una cama. Se encuentra adentrada en el bosque y no suelo salir mucho más que para alimentarme cuando es necesario. Me paso la eternidad a mi rumbo, paseando por el bosque en busca de objetos u cosas interesantes y suelo bajar al puerto o a la plaza mayor alguna noche, como modo de distracción sin mezclarme o hablar con nadie..... Tras esto, supongo que comprenderéis mi asombro al ver que una dama como usted ha decidido acogerme y puesto a que vos sabéis muy bien como bloquear vuestra mente, me es imposible el adivinar cuales son vuestros motivos o intenciones.....
Jimena observaba a Drusila y justo antes de que empezara a hablar, la interrumpió, prosiguiendo así con su discurso.... - ..... aún así, no os preocupéis más, he decidido quedarme y no hacer preguntas. Voy a confiar en vos y brindaos mi amistad..... pero también os digo, que si las cosas toman un rumbo con el que yo no esté en acuerdo, tomaré el mismo camino por el que aparecí un día y nuestros caminos se cruzaron.... acepto vuestra amistad sin condiciones.... salvo que no me obliguéis a matar inocentes por el puro placer de hacerlo..... seguiré alimentándome como hasta ahora..... solo cuando sea necesario.
Dio por terminado su monólogo y se sentó en la gran cama, con los brazos cruzados, a la espera de lo que Drusila respondiera.
Ruego me disculpéis. Como ya supongo que sabréis por los poderes que ambas poseemos, mi vida no dista mucho del día en el que vos me conocisteis. Vivo sola, no poseo amigos de nuestra especie y de ninguna otra y mis bienes se limitan a una pequeña casa cuyas dimensiones no son mucho más que el lugar exacto donde cabe una cama. Se encuentra adentrada en el bosque y no suelo salir mucho más que para alimentarme cuando es necesario. Me paso la eternidad a mi rumbo, paseando por el bosque en busca de objetos u cosas interesantes y suelo bajar al puerto o a la plaza mayor alguna noche, como modo de distracción sin mezclarme o hablar con nadie..... Tras esto, supongo que comprenderéis mi asombro al ver que una dama como usted ha decidido acogerme y puesto a que vos sabéis muy bien como bloquear vuestra mente, me es imposible el adivinar cuales son vuestros motivos o intenciones.....
Jimena observaba a Drusila y justo antes de que empezara a hablar, la interrumpió, prosiguiendo así con su discurso.... - ..... aún así, no os preocupéis más, he decidido quedarme y no hacer preguntas. Voy a confiar en vos y brindaos mi amistad..... pero también os digo, que si las cosas toman un rumbo con el que yo no esté en acuerdo, tomaré el mismo camino por el que aparecí un día y nuestros caminos se cruzaron.... acepto vuestra amistad sin condiciones.... salvo que no me obliguéis a matar inocentes por el puro placer de hacerlo..... seguiré alimentándome como hasta ahora..... solo cuando sea necesario.
Dio por terminado su monólogo y se sentó en la gran cama, con los brazos cruzados, a la espera de lo que Drusila respondiera.
Jimena Torres- Vampiro Clase Baja
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Re: Nunca volverás a estar sola. [Drusila & Jimena]
Aunque fuera una mala costumbre, Drusila estaba acostumbrada a conseguir lo que quería, ya que al proceder de una alta cuna todo le resultaba fácil ya que en esta vida, todo tenía precio y era susceptible de ser comprado. Una casa, un carruaje, un asesinato, una amistad... Cualquier muerto de hambre haría lo que fuese por unos pocos francos y a Drusila le sobraban. Por ello se había portado con Jimena de aquella forma, no porque en sí hubiese hecho algo mal, sino por ser la primera persona que osaba contrariarla y despreciar lo que ésta tenía reservado par ella.
Tras escuchar su pequeño relato las aguas parecieron calmarse, aunque Drusila no comprendía por qué Jimena actuaba así. Después de todo, era una más de tantas personas que había conocido de clase social baja, todas y cada una de las cuáles matarían por que les diera la oportunidad que le estaba brindando a Jimena. - Curioso es que mostéis remordimiento alguno por lo que hacéis, pues está en vuestra naturaleza y los vampiros no entendemos de sentimientos. - Cierto era lo que la mayor de ambas criaturas decía, pero también era verdad que Drusila seguía el mismo régimen de alimentación que su comañera, aunque no lo confesara. - Ha sido una noche dura, probablemente estéis cansada. - Claro, todo lo cansado que un vampiro pueda estar. - Quedaos aquí hasta que caiga la noche, justo cuando volveré a por vos. - Drusila se levantó y caminó con gracia hacia la puerta, levantando los bajos de su vestido para que no rozara contra el suelo. - Estad lista para entonces. - Tras decir aquellas palabras, abrió la puerta y se marchó.
Tras escuchar su pequeño relato las aguas parecieron calmarse, aunque Drusila no comprendía por qué Jimena actuaba así. Después de todo, era una más de tantas personas que había conocido de clase social baja, todas y cada una de las cuáles matarían por que les diera la oportunidad que le estaba brindando a Jimena. - Curioso es que mostéis remordimiento alguno por lo que hacéis, pues está en vuestra naturaleza y los vampiros no entendemos de sentimientos. - Cierto era lo que la mayor de ambas criaturas decía, pero también era verdad que Drusila seguía el mismo régimen de alimentación que su comañera, aunque no lo confesara. - Ha sido una noche dura, probablemente estéis cansada. - Claro, todo lo cansado que un vampiro pueda estar. - Quedaos aquí hasta que caiga la noche, justo cuando volveré a por vos. - Drusila se levantó y caminó con gracia hacia la puerta, levantando los bajos de su vestido para que no rozara contra el suelo. - Estad lista para entonces. - Tras decir aquellas palabras, abrió la puerta y se marchó.
Drusila Lestrange- Vampiro Clase Alta
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Re: Nunca volverás a estar sola. [Drusila & Jimena]
Jimena se quedó a solas en esa gran habitación, en la que bien podría caber una casa, con cocina, baño y hasta un pequeño jardín. Se sentía aliviada de alguna forma de haberle puesto voz a sus pensamientos, puesto que el escucharse a sí misma decirle a Drusila lo que pensaba, lo que estaba dispuesta a hacer y lo que no, le había dado más seguridad en sí misma.
Si fuese humana se habría recostado, cerrado los ojos y descansado hasta que el sol se ocultase, liberándose así del cansancio acumulado de todo el día. Pero no lo era, así que simplemente se dedicó a inspeccionar la habitación, en busca de algo interesante en lo que quemar las horas hasta el anochecer. Se aseguró de cerrar bien las grandes cortinas que adornaba la habitación para impedir que entrase algún rayo de sol.
Tras haber cotilleado por la habitación entera casi tres veces, se dio por vencida y se dejó caer sobre la cama, no sin antes quitarse ese ridículo vestido que Drusila había traído para ella - Si quiere que lo lleve puesto lo llevaré, pero que ni sueñe que iré todo el tiempo vestida así- Pasó otro rato examinando las pinturas del techo de la habitación, en lo que su compañera volvía a por ella. Tenía la esperanza de que fuese para salir de ese lugar. Le agobiaba no tener nada en lo que entretenerse.
Si fuese humana se habría recostado, cerrado los ojos y descansado hasta que el sol se ocultase, liberándose así del cansancio acumulado de todo el día. Pero no lo era, así que simplemente se dedicó a inspeccionar la habitación, en busca de algo interesante en lo que quemar las horas hasta el anochecer. Se aseguró de cerrar bien las grandes cortinas que adornaba la habitación para impedir que entrase algún rayo de sol.
Tras haber cotilleado por la habitación entera casi tres veces, se dio por vencida y se dejó caer sobre la cama, no sin antes quitarse ese ridículo vestido que Drusila había traído para ella - Si quiere que lo lleve puesto lo llevaré, pero que ni sueñe que iré todo el tiempo vestida así- Pasó otro rato examinando las pinturas del techo de la habitación, en lo que su compañera volvía a por ella. Tenía la esperanza de que fuese para salir de ese lugar. Le agobiaba no tener nada en lo que entretenerse.
Jimena Torres- Vampiro Clase Baja
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Re: Nunca volverás a estar sola. [Drusila & Jimena]
La ausencia de Drusila duró 12 horas, las mismas horas que el sol se mantuvo en el cielo, iluminando por completo las calles parisinas. No obstante, pese a que el sol brillaba de forma incandescente, no hacía calor en absoluto; las gentes que transitaban las calles iban ataviadas con sus ropajes más gruesos y caminaban entre montones de nieve que se depositaban sobre el asfalto de forma caprichosa.
El invierno había llegado y Drusila disfrutaba pasar largas horas observando desde dentro de su habitación a los transeúntes, gracias a unas cortinas gruesas que se disponían capa a capa una detrás de otra, que le permitían observar levemente el exterior sin correr ningún peligro. Cuando observó cómo los ciudadanos abandonaban las calles y la oscuridad se adueñaba de éstas, se puso de pié, dejando de lado el libro de bolsillo que descansaba sobre su regazo y emprendiendo la marcha hacia el dormitorio de su nueva compañera. Golpeó la puerta que separaba a ambas criaturas durante tres veces de forma rítmica y seca, aguardando hasta que ésta le indicara que estaba preparada. - Es hora de salir- Dijo sin más Drusila, quedándose inmóvil en el descansillo de la escalera.
El invierno había llegado y Drusila disfrutaba pasar largas horas observando desde dentro de su habitación a los transeúntes, gracias a unas cortinas gruesas que se disponían capa a capa una detrás de otra, que le permitían observar levemente el exterior sin correr ningún peligro. Cuando observó cómo los ciudadanos abandonaban las calles y la oscuridad se adueñaba de éstas, se puso de pié, dejando de lado el libro de bolsillo que descansaba sobre su regazo y emprendiendo la marcha hacia el dormitorio de su nueva compañera. Golpeó la puerta que separaba a ambas criaturas durante tres veces de forma rítmica y seca, aguardando hasta que ésta le indicara que estaba preparada. - Es hora de salir- Dijo sin más Drusila, quedándose inmóvil en el descansillo de la escalera.
Drusila Lestrange- Vampiro Clase Alta
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Re: Nunca volverás a estar sola. [Drusila & Jimena]
Estaba tan metida en sus pensamientos que no escuchó acercarse a su compañera. Se sobresaltó al escuchar el golpecito que Drusila dio en la puerta y se puso en un abrir y cerrar de ojos el vestido que ella le había regalado. Se recogió el pelo lo mejor que pudo y tras ponerse un chal sobre los hombros, salió al encuentro de la otra vampiro.
No sabía a donde la llevaría, pero el hecho de salir de aquella habitación ya era toda una alegría. No soportaba estar encerrada mucho tiempo y menos en un sitio tan pomposo y elegante, que la hacía sentirse fuera de lugar.
Drusila casi sin esperar a que terminase de cerrar la puerta de su habitación, comenzó a bajar las escaleras. Su mayordomo esperó a que Jimena la siguiera para andar tras ella.
Al llegar al gran hall de la entrada, el mayordomo le hizo señas al cochero y éste trajo el carruaje. Las dos vampiras esperaban dentro a que el cochero apareciese justo en la puerta. Una vez que llegó, caminaron hacia el carruaje y Jimena pudo sentir en frío de la noche golpeándole en la cara. Sonrío al sentirse libre de nuevo.
Una vez que estaban dentro del carruaje, Jimena se se inquietó un poco por no tener ni la más mínima idea de a adonde la llevaría su compañera. Solo esperaba que no fuese un sitio muy concurrido y que no hubiesen muchos otros de alta clase. No se sentiría cómoda. Pese a la incertidumbre de su destino aquella noche, se relajó, sonrío y se dedicó a mirar por la ventana. ¿Acaso no soñaban muchas con lo que ella estaba viviendo?
No sabía a donde la llevaría, pero el hecho de salir de aquella habitación ya era toda una alegría. No soportaba estar encerrada mucho tiempo y menos en un sitio tan pomposo y elegante, que la hacía sentirse fuera de lugar.
Drusila casi sin esperar a que terminase de cerrar la puerta de su habitación, comenzó a bajar las escaleras. Su mayordomo esperó a que Jimena la siguiera para andar tras ella.
Al llegar al gran hall de la entrada, el mayordomo le hizo señas al cochero y éste trajo el carruaje. Las dos vampiras esperaban dentro a que el cochero apareciese justo en la puerta. Una vez que llegó, caminaron hacia el carruaje y Jimena pudo sentir en frío de la noche golpeándole en la cara. Sonrío al sentirse libre de nuevo.
Una vez que estaban dentro del carruaje, Jimena se se inquietó un poco por no tener ni la más mínima idea de a adonde la llevaría su compañera. Solo esperaba que no fuese un sitio muy concurrido y que no hubiesen muchos otros de alta clase. No se sentiría cómoda. Pese a la incertidumbre de su destino aquella noche, se relajó, sonrío y se dedicó a mirar por la ventana. ¿Acaso no soñaban muchas con lo que ella estaba viviendo?
Jimena Torres- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 02/10/2012
Re: Nunca volverás a estar sola. [Drusila & Jimena]
Drusila se sorprendió enormemente al contemplar cómo s acompañante acataba sus órdenes sin el más mínimo reparo. Claro que después de semejante número que ésta había montado, cualquiera se lo pensaría dos veces antes de volver a negarle nada a la criatura.
Bajó la escalera que llevaba al hall de entrada en completo silencio, taconeando el suelo de madera con sus zapatos caros traídos de América, remangándose el bajo de la falda para no pisar la tela de ésta. Ambrosio estaba listo y ya esperaba junto a la puerta a las dos vampiras, abriéndola e invitándolas a salir a la oscura noche, precidiendo el trayecto hacia el carruaje. Tal y como hacía siempre, abrió la puera del vehículo y, tendiéndole una mano a Drusila, le ayudó a subir el pequeño escalón y a colocar su pomposo vestido en su asiento. Giró hasta llegar a la puerta del otro lado, abriéndosela a la joven, pero sin ofrecerle su mano. Para Ambrosio, este pequeño gesto era un gran signo de rebeldía, oponiéndose a las nuevas relaciones que se estaban forjando entre ambas.
Una vez dentro, el silencio se apoderó del pequeño habitáculo donde se hallaban sentadas, inmersas cada una en sus propios pensamientos. Cuando llevaban una hora en marcha, Drusila entreabió sus labios, dejando escapar sus palabras, en un siseo casi inaudible. - ¿No os preguntáis a dónde vamos? - Interrogó ésta, quitándose el guante de seda de su mano izquierda y observando con la mirada fija el punto en el cuál hacía ya mucho tiempo alguien había mordido hasta desangrarla.
Bajó la escalera que llevaba al hall de entrada en completo silencio, taconeando el suelo de madera con sus zapatos caros traídos de América, remangándose el bajo de la falda para no pisar la tela de ésta. Ambrosio estaba listo y ya esperaba junto a la puerta a las dos vampiras, abriéndola e invitándolas a salir a la oscura noche, precidiendo el trayecto hacia el carruaje. Tal y como hacía siempre, abrió la puera del vehículo y, tendiéndole una mano a Drusila, le ayudó a subir el pequeño escalón y a colocar su pomposo vestido en su asiento. Giró hasta llegar a la puerta del otro lado, abriéndosela a la joven, pero sin ofrecerle su mano. Para Ambrosio, este pequeño gesto era un gran signo de rebeldía, oponiéndose a las nuevas relaciones que se estaban forjando entre ambas.
Una vez dentro, el silencio se apoderó del pequeño habitáculo donde se hallaban sentadas, inmersas cada una en sus propios pensamientos. Cuando llevaban una hora en marcha, Drusila entreabió sus labios, dejando escapar sus palabras, en un siseo casi inaudible. - ¿No os preguntáis a dónde vamos? - Interrogó ésta, quitándose el guante de seda de su mano izquierda y observando con la mirada fija el punto en el cuál hacía ya mucho tiempo alguien había mordido hasta desangrarla.
Drusila Lestrange- Vampiro Clase Alta
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Re: Nunca volverás a estar sola. [Drusila & Jimena]
Al contemplar como Ambrosio era todo atenciones con su ama pero con ella se limitó a abrirle la puerta, Jimena entendió que el anciano no estaba ni mucho menos de acuerdo con esta nueva amistad. Parecía que no solo Jimena tenía reparos con Drusila y la clase de relación que esta se esmeraba por tener con ella, ya que al fin y al cabo ni la conocía.
Ambrosio estaba acostumbrado a servir a vampiros de clase alta, y ella no lo era. Quizás solo se trataba de ser clasista.... o quizás ella no le caía bien...... Jimena incluso llegó a pensar que Drusila planeaba matarla en algún momento y Ambrosio, conocedor de ello, prefería no encariñarse con ella sabiendo de su muerte segura.
Mientras pensaba en estas cosas, teniendo todo el cuidado que podía para que su acompañante no pudiese leerle la mente, Jimena salió de sus pensamientos al escuchar la voz de la otra vampiro.
Tras la pregunta de Drusila, Jimena se mostró poco interesada y sin apartar la vista de la ventana dijo - Supongo que iréis a alguna reunión nocturna con algunos de vuestros amigos pomposos - mientras fingía un bostezo.
Ambrosio estaba acostumbrado a servir a vampiros de clase alta, y ella no lo era. Quizás solo se trataba de ser clasista.... o quizás ella no le caía bien...... Jimena incluso llegó a pensar que Drusila planeaba matarla en algún momento y Ambrosio, conocedor de ello, prefería no encariñarse con ella sabiendo de su muerte segura.
Mientras pensaba en estas cosas, teniendo todo el cuidado que podía para que su acompañante no pudiese leerle la mente, Jimena salió de sus pensamientos al escuchar la voz de la otra vampiro.
Tras la pregunta de Drusila, Jimena se mostró poco interesada y sin apartar la vista de la ventana dijo - Supongo que iréis a alguna reunión nocturna con algunos de vuestros amigos pomposos - mientras fingía un bostezo.
Jimena Torres- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 02/10/2012
Re: Nunca volverás a estar sola. [Drusila & Jimena]
Ciertamente Drusila no supo si su nueva compañera estaba siendo sarcástica con ella o no, ya que en el interior de su mente no había pensamientos sobre ello más que las palabras que habían salido de su boca. Aunque lo tomó por ironía y por suma insolencia, debido a la forma con la que bostezaba ante los planes que Drusila tenía en mente. - Tal vez me equivoque y nunca puedas dejar de ser una muerta de hambre indisciplinada. - Masculló Drusila con mirada asesina pero actitud tranquila, regresando la vista a su cochero, quién lanzaba miradas a la parte posterior del carro para comprobar que todo marchase bien.
Drusila se limitó a quedarse en silencio, escuchando los pensamientos de su acompañante mientras bloqueaba los suyos propios para que ésta no pudiese acceder a ellos. Para la noche de hoy en la que la luna era especialmente grande tenía grandes plantes, los cuáles parecieron interrumpirse antes incluso de comenzar. El carruaje frenó bruscamente, provocando que ambas criaturas chocasen contra el interior del compartimento, sangrando por las heridas que se habían hecho. Drusila se llevó la mano a la frente y al verse su guante ensangrentado hizo una mueca de desagrado, más por estropear su guante de seda que por el hecho de herirse.
Drusila no se había percatado de ello pues durante todo el camino había estado absorta en sus pensamientos, pero lo cierto es que todo cuanto las rodeaba estaba sumido en un completo silencio. Al elevar la vista para preguntarle a Ambrosio qué ocurría, descubrió que el hombre ya no estaba en su asiento, sin saber cuánto hacía que los caballos habían estado moviéndose sin nadie que los guiara.
Drusila se limitó a quedarse en silencio, escuchando los pensamientos de su acompañante mientras bloqueaba los suyos propios para que ésta no pudiese acceder a ellos. Para la noche de hoy en la que la luna era especialmente grande tenía grandes plantes, los cuáles parecieron interrumpirse antes incluso de comenzar. El carruaje frenó bruscamente, provocando que ambas criaturas chocasen contra el interior del compartimento, sangrando por las heridas que se habían hecho. Drusila se llevó la mano a la frente y al verse su guante ensangrentado hizo una mueca de desagrado, más por estropear su guante de seda que por el hecho de herirse.
Drusila no se había percatado de ello pues durante todo el camino había estado absorta en sus pensamientos, pero lo cierto es que todo cuanto las rodeaba estaba sumido en un completo silencio. Al elevar la vista para preguntarle a Ambrosio qué ocurría, descubrió que el hombre ya no estaba en su asiento, sin saber cuánto hacía que los caballos habían estado moviéndose sin nadie que los guiara.
Drusila Lestrange- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/09/2012
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Re: Nunca volverás a estar sola. [Drusila & Jimena]
Jimena se sintió ofendida..... quizás sí fuese una muerta de hambre, pero podría jurar que tenía tan buenos modales o más que la vampiro pomposa sentada delante suyo. Decidió poner la mente en blanco, mientras pensaba cómo escapar de la compañía de esta nueva "amiga", que si bien no había hecho nada malo en su contra, ya empezaba a cansarla, más que nada con su actitud de ser superior a cada rato.
Deseaba correr mientas se quitaba ese horrible vestido y se adentraba en el bosque camino a su pequeña casita. Definitivamente esta nueva clase de vida no estaba hecha para ella.
Mientras estaba absorta en sus pensamientos un movimiento brusco del carruaje le hizo darse contra el ventanón del mismo, provocando que se clavara uno de sus colmillos en el labio. Al notar el sabor de su propia sangre, sus ojos se oscurecieron rápidamente en señal de que todo su cuerpo se había puesto en alerta.
Vió a Drusila mirar sobre su hombro en dirección hacia donde se suponía debdía estar el cochero y enseguida lo leyó en su mente - Ambrosio no está - Quiso saltar del carruaje y luchar con lo que quiera que hubiese fuera, pero decidió ser prudente y escuchó en silencio la ausencia de ruido que provenía desde fuera.
Prefirió esperar ódenes de Drusila. Después de todo era ella quien se movía por esta parte de la ciudad y quizás tuviese alguna idea de lo que estaba pasando.
Fuese lo que fuese, Jimena estaba dispuesta a matar si de ello dependía salvarse.... y a ella no le gustaba matar.
Deseaba correr mientas se quitaba ese horrible vestido y se adentraba en el bosque camino a su pequeña casita. Definitivamente esta nueva clase de vida no estaba hecha para ella.
Mientras estaba absorta en sus pensamientos un movimiento brusco del carruaje le hizo darse contra el ventanón del mismo, provocando que se clavara uno de sus colmillos en el labio. Al notar el sabor de su propia sangre, sus ojos se oscurecieron rápidamente en señal de que todo su cuerpo se había puesto en alerta.
Vió a Drusila mirar sobre su hombro en dirección hacia donde se suponía debdía estar el cochero y enseguida lo leyó en su mente - Ambrosio no está - Quiso saltar del carruaje y luchar con lo que quiera que hubiese fuera, pero decidió ser prudente y escuchó en silencio la ausencia de ruido que provenía desde fuera.
Prefirió esperar ódenes de Drusila. Después de todo era ella quien se movía por esta parte de la ciudad y quizás tuviese alguna idea de lo que estaba pasando.
Fuese lo que fuese, Jimena estaba dispuesta a matar si de ello dependía salvarse.... y a ella no le gustaba matar.
Jimena Torres- Vampiro Clase Baja
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