Lujuriosa Invitación [Emina Vardengal Torres +18]

Había permanecido en mi habitación observando mi rostro en el tocador, pasaba polvo observando cómo sería si me maquillase, intentos fallidos habían hecho qué tirara todo lo qué permanecía sobre el tocador de madera – Demonios…-murmure molesta apartando el maquillaje y levantándome de la silla yendo a mi cama, un cambio sin duda no era lo qué necesitaba, ocupaba solo distraerme en algunas otras cosas qué me dejaran algo de provecho y satisfacción, salí de mi habitación bajando las escaleras despacio cuidando no tropezarme, al alzar la mirada mi hermano se encontraba en la entrada, estaba hablando con un hombre – Emina, te buscan – me pare a su lado observando al hombre qué estaba fuera de mi casa, Lucas subió las escaleras dejándome con el hombre, arquee la ceja esperando a qué dijera algo, comenzó a hablar como si estuviera en algún tipo de trance.

Una invitación para esta noche, sonreí en mi interior cerrando la puerta detrás mío al momento qué se marcho el hombre. No sabía si aceptar o no, era una invitación al hotel de París, algo me inquieto, subí de nuevo las escaleras esperando tomar una decisión rápida.

Entre a darme una ducha mientras seguía pensando, el señor Yusei se había comportado como todo un caballero frente a mi, a pesar de ser un vampiro, mi fascinación aumento más haciendo qué un brillo sin igual destellara en mis ojos, termine de ducharme enredándome en una toalla yendo hasta mi armario tomando un lindo vestido arrojándolo en la cama – Pero qué estoy pensando, pensamientos de mierda qué tengo en este momento – mascullaba cepillando mi cabello, claro estaba qué ya tenía mi decisión tomada, iría a verle, acudiría a su invitación. Me apresure a vestirme, esta vez no llevaría el anillo, tal vez mi temperamento funcionaria mucho mejor asi, mostrarme como realmente era sería lo mejor esta noche. Termine de arreglarme, de nuevo sin usar maquillaje, aun no estaba lista para hacerlo.

La noche había caído sobre París con una luna demasiado hermosa, baje a la entrada buscando al chofer de mi padre - … ¿Ron? … - Le llame esperando qué estuviera en la casa, si no tendría qué ir caminando. – Dígame, madame – contesto saliendo de la cocina, debería estar coqueteando con alguien de la servidumbre, cuando recién llego a la casa había estado coqueteando con él pero había acabado por aburrirme, nada seductor, muy apuesto pero muy viejo para mí. – Necesito qué me lleves al hotel Des Arenes y sin ponerme algún “pero” de por medio – camine hasta la entrada mientras Ron me abría la puerta, no se le había quitado lo educado pensé mientras me subía a la carrosa, echo a andar los caballos, el galope de estos se escuchaba por las escuetas calles, acomode mi collar qué hacia juego con mis aretes, mi vestido azul turquesa hacia resaltar mas el color de mis ojos ante los ojos de cualquier persona.

Al llegar al hotel la carrosa se detuvo – Llegamos, Señorita Vardengal – hablo Ron por la ventanilla de enfrente – Muy amable – le respondí ya estando ayudándome a bajar – has mejorado – mordí mi labio quedando ya en la acera, solo me dedico una amplia sonrisa sin apartarme la vista – Puedes retirarte, solo qué de esto ninguna palabra a nadie… ¿me guardarías el secreto? – sonreí ya caminando hasta la puerta sin esperar su respuesta, Ron era de confiar, sabía qué no hablaría nada de esto frente a mis padres ni ante ninguna otra persona no deseada.

Abrí la puerta llegando a la recepción preguntando por la habitación 404 qué era donde el señor Yusei me esperaba, un botones me llevo hasta la habitación. Tome una fuerte bocanada de aire antes de tocar la puerta, aparte cualquier pensamiento de mi cabeza, era incomodo un vampiro con telepatía, no podía tener intimidad en mi cabeza; di unos suaves golpes a la puerta, una voz dentro de la habitación respondió, gire la manecilla abriendo aquel objeto de madera entrando al cuarto mirándole sentado sobre una de las sillas de la mesa de estar – Buenas noches señor Yusei – deje mi abrigo en el perchero caminando un poco hasta donde se encontraba él – Y bueno, aquí me tiene… - me quede quieta mirando la habitación por dentro, era muy amplia y la cama se veía acogedora.