AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La suerte corre por su cuenta (Privado)
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La suerte corre por su cuenta (Privado)
Me había metido en problemas. Otra vez. No era la primera vez que me pasaba, es más, solía tener algún que otro lío como mínimo una vez al mes, pero la verdad es que aquel día era un poco más peligroso de lo normal. Corría y corría para salvar mi pellejo mientras aquel maldito bandido me perseguía. ¿Qué por qué? Porque era un condenado. Un asqueroso inquisidor condenado que me había pillado haciendo uno de mis pequeños experimentos. Y por eso mismo había decidido perseguirme. Le daba igual la edad que tuviera. Claro que aquel vampiro condenado tenía la misma edad que yo cuando murió. Tal vez por eso tuviera tanta...digamos sangre fría.
¡Y no estaba preparada para defenderme! Al menos no directamente. Así que corría como alma que lleva al diablo mientras pensaba en un modo adecuado de defenderme, de echarle, de hacerle algo. Y estaba a punto de ocurrírseme algo.
O al menos eso era lo que creía. No estaba segura de que fuese a funcionar. Por ahora la persecución duraba un buen rato. Pero no había servido de ápice para que él se cansara, aunque yo sí que lo estaba algo. Habíamos atravesado los jardines y habíamos llegado a los campos de sembrados de París. Hacía un frío la mar de agradable por la noche. Muy agradable. Pero tan frío...¡tan frío!
Me encaramé a un árbol cuyos frutos no reconocía, mientras veía a aquel vampiro acercarse. El pelo, lila otra vez, se me pegaba a la cara y a veces en las mejillas. Mi vestido negro se confundía en las sombras de la noche. Y mi expresión era acechante.
Entonces saqué una de mis pociones. Tenía que empezar defendiéndome por ahí. Y se la lancé. Un humo de color rojo le envolvió por entero. Debía de estar más caliente de lo normal porque el vampiro retrocedió.
-¡Ahora vete! ¡Déjame en paz!-le espeté.
Y se fue. Algo debió de espantarle, o la poción debió de hacerle bastante daño, porque salió huyendo. Y yo me eché a reír alegremente en aquel árbol. Probablemente tendría que volver a disfrazarme por aquellos días, pero ahora mismo sentía la victoria como algo reciente.
¡Y no estaba preparada para defenderme! Al menos no directamente. Así que corría como alma que lleva al diablo mientras pensaba en un modo adecuado de defenderme, de echarle, de hacerle algo. Y estaba a punto de ocurrírseme algo.
O al menos eso era lo que creía. No estaba segura de que fuese a funcionar. Por ahora la persecución duraba un buen rato. Pero no había servido de ápice para que él se cansara, aunque yo sí que lo estaba algo. Habíamos atravesado los jardines y habíamos llegado a los campos de sembrados de París. Hacía un frío la mar de agradable por la noche. Muy agradable. Pero tan frío...¡tan frío!
Me encaramé a un árbol cuyos frutos no reconocía, mientras veía a aquel vampiro acercarse. El pelo, lila otra vez, se me pegaba a la cara y a veces en las mejillas. Mi vestido negro se confundía en las sombras de la noche. Y mi expresión era acechante.
Entonces saqué una de mis pociones. Tenía que empezar defendiéndome por ahí. Y se la lancé. Un humo de color rojo le envolvió por entero. Debía de estar más caliente de lo normal porque el vampiro retrocedió.
-¡Ahora vete! ¡Déjame en paz!-le espeté.
Y se fue. Algo debió de espantarle, o la poción debió de hacerle bastante daño, porque salió huyendo. Y yo me eché a reír alegremente en aquel árbol. Probablemente tendría que volver a disfrazarme por aquellos días, pero ahora mismo sentía la victoria como algo reciente.
Anneliese Wasenbell- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 87
Fecha de inscripción : 07/10/2012
Re: La suerte corre por su cuenta (Privado)
Y volví a tropezar. Cielos, ese lugar tenía muchas irregularidades en el camino.
A decir verdad, mi ceguera no me permitía caminar de noche. A pesar de que en el día tenía una visión realmente limitada, veía, de alguna forma. Pero en la noche, cuando la luz del sol se iba y sólo quedaba la oscuridad, yo era tan ciega como un topo. Y no, no tenía el sentido de orientación de uno. Siempre había necesitado de ayuda para caminar.
Entonces, ¿Por qué, siendo ciega, estoy caminando por la noche? Simple. Se me hizo demasiado oscuro para volver a casa y me perdí. A decir verdad, no tengo ni la más remota idea de donde estoy. Sólo sé que las pocas auras que siento son de vegetales. Quizá estoy vagando por el jardín. O quizá estoy saliendo de París y no me he dado cuenta.
Necesito ayuda urgente, o no sé dónde terminaré. Aunque aquí no se ve gente en absoluto… ¡Ah, allí hay alguien!
Por las risas que salían de su boca, debía ser una mujer, poco menos que una niña. Estaba trepada a un árbol, o a lo que yo supuse un árbol, dado lo limitado de mi visión. Su aura era… fuerte. Especial. Un aura identificatoria.
Esa chica era una bruja, como yo. Conocía las auras de las brujas al dedillo.
Eran de colores vivos, resaltaban sobre el resto de las personas. Eran exóticas, por así decirlo. Suspiré, un poco aliviada. Siempre venía bien un poco de ayuda de alguien de su misma clase, ¿no?
-Disculpa- hablé, con voz clara- y en un francés muy deficiente-, mirando hacia el aura-. Soy ciega y no veo absolutamente nada en esta oscuridad. ¿Quisieras ayudarme a volver a la ciudad?
A decir verdad, mi ceguera no me permitía caminar de noche. A pesar de que en el día tenía una visión realmente limitada, veía, de alguna forma. Pero en la noche, cuando la luz del sol se iba y sólo quedaba la oscuridad, yo era tan ciega como un topo. Y no, no tenía el sentido de orientación de uno. Siempre había necesitado de ayuda para caminar.
Entonces, ¿Por qué, siendo ciega, estoy caminando por la noche? Simple. Se me hizo demasiado oscuro para volver a casa y me perdí. A decir verdad, no tengo ni la más remota idea de donde estoy. Sólo sé que las pocas auras que siento son de vegetales. Quizá estoy vagando por el jardín. O quizá estoy saliendo de París y no me he dado cuenta.
Necesito ayuda urgente, o no sé dónde terminaré. Aunque aquí no se ve gente en absoluto… ¡Ah, allí hay alguien!
Por las risas que salían de su boca, debía ser una mujer, poco menos que una niña. Estaba trepada a un árbol, o a lo que yo supuse un árbol, dado lo limitado de mi visión. Su aura era… fuerte. Especial. Un aura identificatoria.
Esa chica era una bruja, como yo. Conocía las auras de las brujas al dedillo.
Eran de colores vivos, resaltaban sobre el resto de las personas. Eran exóticas, por así decirlo. Suspiré, un poco aliviada. Siempre venía bien un poco de ayuda de alguien de su misma clase, ¿no?
-Disculpa- hablé, con voz clara- y en un francés muy deficiente-, mirando hacia el aura-. Soy ciega y no veo absolutamente nada en esta oscuridad. ¿Quisieras ayudarme a volver a la ciudad?
Karólynn Schwarowzki- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 11/10/2012
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Re: La suerte corre por su cuenta (Privado)
Mis risas fueron interrumpidas de repente por el sonido de una voz femenina irrumpiendo en la oscuridad. Miré a mi alrededor con curiosidad tratando de encontrar a la portadora de esa voz. Luego miré hacia abajo y pude ver una figura, casi una sombra, de mujer que me hablaba. Entrecerré los ojos como un gatito al acecho para verla mejor.
Una mujer de cabello rubio y ojos claros. Al menos eso era lo que veía desde dónde estaba, aunque tenía que admitir que mis ojos andaban algo despistados después de mi pequeña poción de humo rojo. Me pedía ayuda para volver a la ciudad. Tenía que comprobar que no era otra condenada que deseara perseguirme como lo había hecho el otro vampiro.
Se podía ver que era humana, eso al menos ya era algo. Menuda tirria le tenía a los inquisidores condenados. ¡Traidores, eso es lo que eran!
-¿Se ha perdido, madeoiselle?-le pregunté con cierta curiosidad, sin bajarme del árbol...aún. Solté varias risas como las de antes, recordando mi anterior incidente, y giré un poco para colgarme del árbol con una sola mano. Una maniobra peligrosa, pero muy divertida. Si se me escapaba o resbalaba la mano me daría un tortazo contra el suelo, lo que me había pasado ya más de una vez.-¿O la han perseguido también? Adentrarse por estos lares es peligroso a estas horas.-Quizás me preguntara lo mismo a mí, que qué hacía una jovencita de mi edad por esos sitios.
Y con razón.
Claro que probablemente la ayudaría. Había algo más en ella que me parecía curioso. Sí, y eso me hacía tener ganas de preguntarle varias cosas.
Una mujer de cabello rubio y ojos claros. Al menos eso era lo que veía desde dónde estaba, aunque tenía que admitir que mis ojos andaban algo despistados después de mi pequeña poción de humo rojo. Me pedía ayuda para volver a la ciudad. Tenía que comprobar que no era otra condenada que deseara perseguirme como lo había hecho el otro vampiro.
Se podía ver que era humana, eso al menos ya era algo. Menuda tirria le tenía a los inquisidores condenados. ¡Traidores, eso es lo que eran!
-¿Se ha perdido, madeoiselle?-le pregunté con cierta curiosidad, sin bajarme del árbol...aún. Solté varias risas como las de antes, recordando mi anterior incidente, y giré un poco para colgarme del árbol con una sola mano. Una maniobra peligrosa, pero muy divertida. Si se me escapaba o resbalaba la mano me daría un tortazo contra el suelo, lo que me había pasado ya más de una vez.-¿O la han perseguido también? Adentrarse por estos lares es peligroso a estas horas.-Quizás me preguntara lo mismo a mí, que qué hacía una jovencita de mi edad por esos sitios.
Y con razón.
Claro que probablemente la ayudaría. Había algo más en ella que me parecía curioso. Sí, y eso me hacía tener ganas de preguntarle varias cosas.
Anneliese Wasenbell- Hechicero/Realeza
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Fecha de inscripción : 07/10/2012
Re: La suerte corre por su cuenta (Privado)
-La verdad es que se me ha hecho muy tarde y me he perdido. A decir verdad, ni siquiera sé dónde estoy.
Eso era verdad. Apenas podía ubicarme por el ruido o los olores, y éstos no me daban grandes pistas acerca de dónde estaba. Era un alma perdida en aquella oscuridad que amenazaba con tragarme si me acercaba demasiado a ella. Por otra parte, esa chica parecía desconfiar de mí. Sentí el olor a químicos y pociones, y supuse que algo o alguien la había estado persiguiendo, posiblemente un inquisidor. Entonces, tenía razón al estar tan intranquila. Yo podía ser una amenaza más.
Aunque una amenaza ciega no era muy intimidante, si podemos ponerlo de algún modo.
-No se preocupe. No estoy del lado de los soldados de Dios. Por ahora está segura. Soy una amiga de su misma clase, sólo que con un poco de desventajas físicas.
Para darle un poco más de confianza, le revelé mi condición de Bruja. De cualquier modo era la forma honesta de iniciar las cosas. Yo ya sabía que ella era una Bruja. Ella no podía sacar las mismas conclusiones que yo porque veía sólo con los ojos. Con la visión humana uno sólo ve los rostros, y nada más.
-Ahora, ¿me ayudará a volver a París? Se me olvidaba, mi nombre es Karólynn Schwarowzki, a su servicio- hice una reverencia ausente, ya que sólo tenía su aura como referencia.
Eso era verdad. Apenas podía ubicarme por el ruido o los olores, y éstos no me daban grandes pistas acerca de dónde estaba. Era un alma perdida en aquella oscuridad que amenazaba con tragarme si me acercaba demasiado a ella. Por otra parte, esa chica parecía desconfiar de mí. Sentí el olor a químicos y pociones, y supuse que algo o alguien la había estado persiguiendo, posiblemente un inquisidor. Entonces, tenía razón al estar tan intranquila. Yo podía ser una amenaza más.
Aunque una amenaza ciega no era muy intimidante, si podemos ponerlo de algún modo.
-No se preocupe. No estoy del lado de los soldados de Dios. Por ahora está segura. Soy una amiga de su misma clase, sólo que con un poco de desventajas físicas.
Para darle un poco más de confianza, le revelé mi condición de Bruja. De cualquier modo era la forma honesta de iniciar las cosas. Yo ya sabía que ella era una Bruja. Ella no podía sacar las mismas conclusiones que yo porque veía sólo con los ojos. Con la visión humana uno sólo ve los rostros, y nada más.
-Ahora, ¿me ayudará a volver a París? Se me olvidaba, mi nombre es Karólynn Schwarowzki, a su servicio- hice una reverencia ausente, ya que sólo tenía su aura como referencia.
Karólynn Schwarowzki- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 11/10/2012
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Re: La suerte corre por su cuenta (Privado)
Aquella mujer no se fue con rodeos, ni con chiquitas. Antes de que me diera cuenta me confesó su condición de bruja, y me dijo también que no estaba de parte de los "soldados de Dios" ladeé la cabeza con una curiosidad casi infantil ante semejante afirmación. ¡Los soldados de Dios! Así se hacían llamar esos...bueno, digamos traidores.
Menos mal que ellos no sabían en lo que yo creía. Podrían quemar el campo como mínimo. "¡Muere, demonio, muere!" chillarían como hienas acorraladas o como conejos a punto de ser asados en el horno.
Hummm...conejo asado. En aquel momento me entró un hambre de loco, al recordar el olorcillo del conejo asándose en el horno.
-Pues está en el campo de sembrados más cercano a la ciudad. Así que no anda tampoco muy desencaminada de la ciudad-ahora no pude evitar dejar escapar una risita.-¿Desventaja física? Yo tampoco veo mucho en la oscuridad, la verdad. Lo único claro que he visto ahora mismo han sido el humo de mi espantabichos-aquello me hizo más gracia, aunque en el fondo lo decía con toda la seriedad del mundo-Y los gritos de ese caballero que deseaba hacerme cosas malas, muy pero que muy malas-Mi hermano se habría partido de risa ante semejante comentario. Sobre todo porque eso de "cosas malas" se podría interpretar de muchas formas, aunque yo casi nunca solía entender lo que quería decir, sobre todo hace un par de años. Por entonces solía pensar que los mayores eran bastante raros.
Me balanceé un poco más en el árbol. Y se me resbaló un poco la mano así que solté una exclamación de sorpresa y apoyé las dos manos en la rama sobre la que estaba subida.
-¡Me alegra conocer a alguien de mi misma clase! No había conocido a otras brujas por París. Hasta ahora sólo he visto algunos fantasmas y vampiros, como el bicho que estaba chillando antes.-Me bajé del árbol y escrudiñé la oscuridad para verla mejor. Tendría que comprobar si llevaba algo para iluminar la oscuridad. Los fantasmas no solían ser luminosos, al menos no la mayoría, pero quizás tenía alguna poción que iluminase la oscuridad.-Un placer conocerla, Karólynn, yo me llamo Anneliese Wasenbell-si era otra bruja no me delataría ante las autoridades, ni aunque me viera hacer algunos de mis experimentos. Las brujas nos defendíamos entre nosotras-Espera que busque a ver si encuentro algo que pueda iluminar en la oscuridad-rebusqué en la bolsita que llevaba las pociones-Creo que tenía algo por aquí.
Menos mal que ellos no sabían en lo que yo creía. Podrían quemar el campo como mínimo. "¡Muere, demonio, muere!" chillarían como hienas acorraladas o como conejos a punto de ser asados en el horno.
Hummm...conejo asado. En aquel momento me entró un hambre de loco, al recordar el olorcillo del conejo asándose en el horno.
-Pues está en el campo de sembrados más cercano a la ciudad. Así que no anda tampoco muy desencaminada de la ciudad-ahora no pude evitar dejar escapar una risita.-¿Desventaja física? Yo tampoco veo mucho en la oscuridad, la verdad. Lo único claro que he visto ahora mismo han sido el humo de mi espantabichos-aquello me hizo más gracia, aunque en el fondo lo decía con toda la seriedad del mundo-Y los gritos de ese caballero que deseaba hacerme cosas malas, muy pero que muy malas-Mi hermano se habría partido de risa ante semejante comentario. Sobre todo porque eso de "cosas malas" se podría interpretar de muchas formas, aunque yo casi nunca solía entender lo que quería decir, sobre todo hace un par de años. Por entonces solía pensar que los mayores eran bastante raros.
Me balanceé un poco más en el árbol. Y se me resbaló un poco la mano así que solté una exclamación de sorpresa y apoyé las dos manos en la rama sobre la que estaba subida.
-¡Me alegra conocer a alguien de mi misma clase! No había conocido a otras brujas por París. Hasta ahora sólo he visto algunos fantasmas y vampiros, como el bicho que estaba chillando antes.-Me bajé del árbol y escrudiñé la oscuridad para verla mejor. Tendría que comprobar si llevaba algo para iluminar la oscuridad. Los fantasmas no solían ser luminosos, al menos no la mayoría, pero quizás tenía alguna poción que iluminase la oscuridad.-Un placer conocerla, Karólynn, yo me llamo Anneliese Wasenbell-si era otra bruja no me delataría ante las autoridades, ni aunque me viera hacer algunos de mis experimentos. Las brujas nos defendíamos entre nosotras-Espera que busque a ver si encuentro algo que pueda iluminar en la oscuridad-rebusqué en la bolsita que llevaba las pociones-Creo que tenía algo por aquí.
Anneliese Wasenbell- Hechicero/Realeza
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Fecha de inscripción : 07/10/2012
Re: La suerte corre por su cuenta (Privado)
Fruncí el ceño. Quizá qué quería aquel sujeto que esa niña había espantado, pero no era bueno. Lo más seguro era que quisiera quemarla, o algo por el estilo. Me estremecí ante el recuerdo de las llamas. Lo único que vieron mis ojos la primera vez que asistí a una quema de brujas- mas específicamente, a la de mi madre- fue rojo. Un rojo espantoso, que quería consumir todo a su paso.
No tenía ganas de ver eso de nuevo.
-Yo tampoco he conocido más brujas que tú, dado que no soy de París- me reí. Con mi acento tan marcado era obvio que era extranjera, de un lugar bastante remoto-. Pero he conocido muchos fantasmas bastante interesantes. El cementerio es un buen lugar para conversar si estás sola.
Sonreí. El Cementerio era el único lugar que frecuentaba, porque era el único lugar donde la gente no me miraba a mal y hablaba en un idioma que entendía. Bueno, además trabajaba en los jardines. Las flores y los muertos eran las únicas relaciones sociales que tenía.
-Un gusto, Anneliese. Qué suerte que tengas algo luminoso- agregué, radiante. La luz usualmente me ayudaba a caminar mejor.
No tenía ganas de ver eso de nuevo.
-Yo tampoco he conocido más brujas que tú, dado que no soy de París- me reí. Con mi acento tan marcado era obvio que era extranjera, de un lugar bastante remoto-. Pero he conocido muchos fantasmas bastante interesantes. El cementerio es un buen lugar para conversar si estás sola.
Sonreí. El Cementerio era el único lugar que frecuentaba, porque era el único lugar donde la gente no me miraba a mal y hablaba en un idioma que entendía. Bueno, además trabajaba en los jardines. Las flores y los muertos eran las únicas relaciones sociales que tenía.
-Un gusto, Anneliese. Qué suerte que tengas algo luminoso- agregué, radiante. La luz usualmente me ayudaba a caminar mejor.
Karólynn Schwarowzki- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 11/10/2012
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Re: La suerte corre por su cuenta (Privado)
Escuché con interés lo que decía aquella mujer. Porque admitámoslo, era bastante interesante, y la prueba de que no estaba loca. Hablar con los muertos no es algo tan raro, sobre todo porque...bueno, hay muchos motivos para explicarlo en realidad, o simplemente para pensarlo. Y había algunas generales que todos, absolutamente todos, sabíamos.
-El cementerio es un lugar extraño. Mucho dicen que es malo. Pero ningún lugar es malo si hay alguien con quién hablar. Dímelo a mí, que trabajo en el cementerio como veladora, hay varias personas que también trabajan allí, pero apenas las veo, la verdad-no solía ver ni al dueño ni a la otra chica que trabajaba allí. Y la otra veladora bien podría enfadarse conmigo. Por muchos motivos.-En cambio, algunos de esos fantasmas...cuestan entender por qué siguen en la tierra. Cuesta mucho. Algunas parecen más fuertes que la mayoría de las personas, y eso en parte es malo porque esos fantasmas se convierten en el blanco perfecto de algunos nigromantes con muy malas ideas.-comencé a hablar como si fuera lo más natural del mundo, aunque acabara de conocer a aquella chica..Pero también es buen en parte. Ayudan. Ayudan mucho.-¿Cómo decirlo? ¿Cómo explicarlo? Ni yo misma lo entendía a veces.
Luego meneé la cabeza de un lado para otros para cambiar de tema. No era el momento de ponerse a hablar de fantasmas en un lugar cómo aquel. Tenía que concentrarme en buscar la poción que podría ayudarnos a salir de aquel lugar.Pero no puede evitar añadir lo siguiente.
-Claro que hay muchas cosas buenas que se deben de encontrar en París por estos días. ¿Aún no ha descubierto los secretos de esta ciudad mágica? Es tan fascinante...hay algunos secretos que han sido descubiertos muy pronto. Y otros que parece que están a la espera de que nosotros los descubramos-me eché a reír alegremente.
Y me seguí centrando en la poción que nos ayudaría a salir de allí. En menos de dos segundos encontré la poción de la que nos habían hablado. Una bella y bonita poción con un luminoso color dorado que a las luces de la noche podría ser vista como algo horrible, pero que sin embargo era delicado, precioso
-Creo que esto nos servirá para guiarnos por la oscuridad. ¡Tenemos una pequeña linterna!-le mostré con alegría mi pequeña poción, que se había convertido en una lámpara, o al menos eso era lo que podría decirse en aquel momento.
-El cementerio es un lugar extraño. Mucho dicen que es malo. Pero ningún lugar es malo si hay alguien con quién hablar. Dímelo a mí, que trabajo en el cementerio como veladora, hay varias personas que también trabajan allí, pero apenas las veo, la verdad-no solía ver ni al dueño ni a la otra chica que trabajaba allí. Y la otra veladora bien podría enfadarse conmigo. Por muchos motivos.-En cambio, algunos de esos fantasmas...cuestan entender por qué siguen en la tierra. Cuesta mucho. Algunas parecen más fuertes que la mayoría de las personas, y eso en parte es malo porque esos fantasmas se convierten en el blanco perfecto de algunos nigromantes con muy malas ideas.-comencé a hablar como si fuera lo más natural del mundo, aunque acabara de conocer a aquella chica..Pero también es buen en parte. Ayudan. Ayudan mucho.-¿Cómo decirlo? ¿Cómo explicarlo? Ni yo misma lo entendía a veces.
Luego meneé la cabeza de un lado para otros para cambiar de tema. No era el momento de ponerse a hablar de fantasmas en un lugar cómo aquel. Tenía que concentrarme en buscar la poción que podría ayudarnos a salir de aquel lugar.Pero no puede evitar añadir lo siguiente.
-Claro que hay muchas cosas buenas que se deben de encontrar en París por estos días. ¿Aún no ha descubierto los secretos de esta ciudad mágica? Es tan fascinante...hay algunos secretos que han sido descubiertos muy pronto. Y otros que parece que están a la espera de que nosotros los descubramos-me eché a reír alegremente.
Y me seguí centrando en la poción que nos ayudaría a salir de allí. En menos de dos segundos encontré la poción de la que nos habían hablado. Una bella y bonita poción con un luminoso color dorado que a las luces de la noche podría ser vista como algo horrible, pero que sin embargo era delicado, precioso
-Creo que esto nos servirá para guiarnos por la oscuridad. ¡Tenemos una pequeña linterna!-le mostré con alegría mi pequeña poción, que se había convertido en una lámpara, o al menos eso era lo que podría decirse en aquel momento.
Anneliese Wasenbell- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 87
Fecha de inscripción : 07/10/2012
Re: La suerte corre por su cuenta (Privado)
Me entristecí ante el tema de los nigromantes. Los había visto en acción, y lo que hacían con aquellas almas en pena que no hacían daño a nadie. Era bastante malo, la verdad. El ver como esas auras tan bonitas se volvían negras...
-No me gustan los Nigromantes, en primer lugar. No le hacen ningún bien a los de su alrededor. Pero existen. Qué le vamos a hacer- suspiré. Si existían era por alguna razón que no alcanzaba a entender. No podía hacer nada más que mirarlos poseer auras. Sentía impotencia pura ante esto, pero tenía que tragármela y seguir con mi vida.
Me reí con la alusión a las maravillas de París. No las había visto, eso era obvio. Pero sí las había sentido.
-Como te podrás dar cuenta, ver no es una de mis habilidades, pero creo que se a lo que te refieres.
Y luego, Anneliese sacó una pequeña botella que al parecer tenía la poción que necesitaba. Un destello dorado iluminó mis ojos, permitiéndome ver un poco más allá. Aplaudí, sorprendida.
-Es una poción muy interesante. ¿La has hecho tú?- pregunté, curiosa.
-No me gustan los Nigromantes, en primer lugar. No le hacen ningún bien a los de su alrededor. Pero existen. Qué le vamos a hacer- suspiré. Si existían era por alguna razón que no alcanzaba a entender. No podía hacer nada más que mirarlos poseer auras. Sentía impotencia pura ante esto, pero tenía que tragármela y seguir con mi vida.
Me reí con la alusión a las maravillas de París. No las había visto, eso era obvio. Pero sí las había sentido.
-Como te podrás dar cuenta, ver no es una de mis habilidades, pero creo que se a lo que te refieres.
Y luego, Anneliese sacó una pequeña botella que al parecer tenía la poción que necesitaba. Un destello dorado iluminó mis ojos, permitiéndome ver un poco más allá. Aplaudí, sorprendida.
-Es una poción muy interesante. ¿La has hecho tú?- pregunté, curiosa.
Karólynn Schwarowzki- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 11/10/2012
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Re: La suerte corre por su cuenta (Privado)
Casi me entraron ganas de sonreír divertida cuando dijo que no le gustaban los nigromantes. Tampoco era de extrañar, porque la idea que muchos tenían de los nigromantes era pésima, al igual que la idea que tenían sobre los brujos, tanto como de otras criaturas sobrenaturales. Había pocos que confesaran serlo, y un arte oculto, que pocos admitían practicar. En mi familia no era tampoco demasiado común. Como mucho una descendiente de cada generación lo practicaba. Mi madre no, pero mi abuela sí, y mi bisabuela y mi tatatarabuela. Es más, había sido mi abuela quién me había allanado para dar mis primeros pasos en el camino de la nigromancia. Y mi hermana lo había practicado alguna vez, pero decía que prefería el campo de la hechicería. Pero algunos usábamos la nigromancia para ayudar a los muertos. O para...
-¡Claro! Muchos de ellos han hecho cosas malas-comenté entonces sin admitir ni desadmitir nada. -Aunque otros parecen más médiums qué nigromantes. He conocido a unos cuantos en Escocia. Claro que había uno que era más malvado que un inquisidor.-Los inquisidores eran para mí malvados. Traidores. Demonios.
¡Ah, un día lo diría delante de ellos! Su reacción sería sin duda sumamente divertida. Era fácil imaginárselo.
Luego dijo que ver no era una de sus habilidades. ¿A qué se refería? ¿Qué no tenía la habilidad para ver...cosas? No podía ser. Al menos que yo supiera no era una habilidad muy común.
Alcé la poción para ver mejor a la bruja a la que acababa de conocer. Aquella mujer rubia de ojos claros...demasiado claros. Ladeé la cabeza con cierta incredulidad. ¿Cómo podía alguien tener los ojos tan claros? Eran muy bonitos, pero había algo raro en ellos.
-¡Sí!-comenté alegremente cuando me preguntó si había hecho yo la poción. Entonces me puse a su lado, como si estuviera a punto de ponerme de camino a París con ella, ayudarla, nada más lejos de la verdad. Pero antes tenía una pequeña duda:
-¿Sabes qué tienes los ojos tan claros? ¿Por qué los tienes tan claros?-entonces comprendí a qué se refería. Solté una pequeña exclamación...-¿No puedes...ver nada?
-¡Claro! Muchos de ellos han hecho cosas malas-comenté entonces sin admitir ni desadmitir nada. -Aunque otros parecen más médiums qué nigromantes. He conocido a unos cuantos en Escocia. Claro que había uno que era más malvado que un inquisidor.-Los inquisidores eran para mí malvados. Traidores. Demonios.
¡Ah, un día lo diría delante de ellos! Su reacción sería sin duda sumamente divertida. Era fácil imaginárselo.
Luego dijo que ver no era una de sus habilidades. ¿A qué se refería? ¿Qué no tenía la habilidad para ver...cosas? No podía ser. Al menos que yo supiera no era una habilidad muy común.
Alcé la poción para ver mejor a la bruja a la que acababa de conocer. Aquella mujer rubia de ojos claros...demasiado claros. Ladeé la cabeza con cierta incredulidad. ¿Cómo podía alguien tener los ojos tan claros? Eran muy bonitos, pero había algo raro en ellos.
-¡Sí!-comenté alegremente cuando me preguntó si había hecho yo la poción. Entonces me puse a su lado, como si estuviera a punto de ponerme de camino a París con ella, ayudarla, nada más lejos de la verdad. Pero antes tenía una pequeña duda:
-¿Sabes qué tienes los ojos tan claros? ¿Por qué los tienes tan claros?-entonces comprendí a qué se refería. Solté una pequeña exclamación...-¿No puedes...ver nada?
Anneliese Wasenbell- Hechicero/Realeza
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Fecha de inscripción : 07/10/2012
Re: La suerte corre por su cuenta (Privado)
-Nada de nada- respondí, con una sonrisa ausente.
Siempre, en lo primero que se fijaba la gente, era en mis ojos claros. Las expresiones más comunes eran "¡Pero qué bonitos ojos tienes!", o "¿Por qué tus ojos son tan claros?". Luego se daban cuenta de que mis orbes en verdad no los estaban mirando. Eran como una cáscara vacía, aunque llena de vida.
Annelise parecía más bien triste. Quizá la entristecería aún más si le decía que lo que veía ahora era una nítida luz dorada, pero nada más. Era como si estuviera viendo a través de un tunel. Mayoritariamente oscuridad, y al final, la luz.
Así que decidí contarle la parte buena del asunto.
-Pero no tienes por qué preocuparte. Mis otros sentidos miran por mí- dije señalando mis oídos y mi nariz. Ellos me mostraban varias cosas que mi vista no hacía-. Y además distingo las auras de la gente. Son como una firma particular, especialmente para diferenciar razas.
En ese aspecto, los ojos de mi alma estaban bien entrenados, suplantando a los de mi cuerpo. Era ciega, sí, pero sólo de los ojos. En otros aspectos tenía una visión excelente.
-Ahora que te has dado cuenta, ¿Me ayudarás a volver?
Siempre, en lo primero que se fijaba la gente, era en mis ojos claros. Las expresiones más comunes eran "¡Pero qué bonitos ojos tienes!", o "¿Por qué tus ojos son tan claros?". Luego se daban cuenta de que mis orbes en verdad no los estaban mirando. Eran como una cáscara vacía, aunque llena de vida.
Annelise parecía más bien triste. Quizá la entristecería aún más si le decía que lo que veía ahora era una nítida luz dorada, pero nada más. Era como si estuviera viendo a través de un tunel. Mayoritariamente oscuridad, y al final, la luz.
Así que decidí contarle la parte buena del asunto.
-Pero no tienes por qué preocuparte. Mis otros sentidos miran por mí- dije señalando mis oídos y mi nariz. Ellos me mostraban varias cosas que mi vista no hacía-. Y además distingo las auras de la gente. Son como una firma particular, especialmente para diferenciar razas.
En ese aspecto, los ojos de mi alma estaban bien entrenados, suplantando a los de mi cuerpo. Era ciega, sí, pero sólo de los ojos. En otros aspectos tenía una visión excelente.
-Ahora que te has dado cuenta, ¿Me ayudarás a volver?
Karólynn Schwarowzki- Hechicero Clase Media
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Re: La suerte corre por su cuenta (Privado)
Karolynn pareció darse cuenta de mi estado de ánimo al darse cuenta de que había acertado, de que evidentemente era cierta y sentía cierta pena por ello, y por eso mismo intentó explicarme lo sucedido poco después. Lo que sí que podía ver y lo que no. ¿Acaso no era tan...curioso? Si, a estas alturas era curioso, y mucho. Me había producido curiosidad el hecho de que ella no pudiera tropezarse tan a menudo, de que hubiera llegado sola hasta aquel lugar. Parecía algo increíble, imposible, tendría que saber guiarse por otra cosa.
Cosa que por supuesto que me explicó en aquel momento. Podría ver por los ojos del alma, distinguir otras auras, una habilidad mágica que habría heredado de a saber quién. O podría no haberlo heredado. ¿Para qué heredar algo así? No, esas cosas no se suelen heredar, suelen ser los dones que heredas porque sí, porque quién fuera que esté arriba en el cielo lo ha decidido.
-¿Entonces ves con los ojos del alma?-le dije ladeando la cabeza, acercándome un poco más, como si tuviera miedo que tropezara y se cayera, lo cuál sería poco probable, teniendo en cuanta que se las había arreglado para llegar hasta allí como un gato que atisba en busca de un ratón, y que termina subido a un árbol, a la espera de que le rescaten.
Claro que ella no buscaba nada que yo supiera, y que la que había estado subida a los árboles había sido yo.
-Es algo bonito-comenté luego-Es mejor ver con los ojos del alma que ver con otros ojos.-Claro que había cosas que se podrían ver o no. Agradables o desagradables. Daba igual cómo se le dijeran. Ser ciego podría ser horrible, pero podrías estar ciego para muchas cosasl
-¡Claro que te ayudaré a volver! Procura no caerte mucho-estuve a punto de hacerle una señal para que me siguiera, así que en vez de hacer algo así le toqué un momento del brazo para indicarla que íbamos a avanzar hacia delante. ¿Vería la luz de la poción? Había posibilidades de que así fuera. No dudaba lo más mínimo, porque había algunas cosas que...te daban cierta idea de lo que sucedía o no.
Esperaba que mientras regresáramos a la ciudad no ocurriera nada extraño. Claro que podría sucederlo perfectamente, por la noche fría, el viento azotando nuestros rostros y unos fantasmas rezagados que ni notaban el frío ni el calor. Pero que en cambio notaban otras cosas.
Cosa que por supuesto que me explicó en aquel momento. Podría ver por los ojos del alma, distinguir otras auras, una habilidad mágica que habría heredado de a saber quién. O podría no haberlo heredado. ¿Para qué heredar algo así? No, esas cosas no se suelen heredar, suelen ser los dones que heredas porque sí, porque quién fuera que esté arriba en el cielo lo ha decidido.
-¿Entonces ves con los ojos del alma?-le dije ladeando la cabeza, acercándome un poco más, como si tuviera miedo que tropezara y se cayera, lo cuál sería poco probable, teniendo en cuanta que se las había arreglado para llegar hasta allí como un gato que atisba en busca de un ratón, y que termina subido a un árbol, a la espera de que le rescaten.
Claro que ella no buscaba nada que yo supiera, y que la que había estado subida a los árboles había sido yo.
-Es algo bonito-comenté luego-Es mejor ver con los ojos del alma que ver con otros ojos.-Claro que había cosas que se podrían ver o no. Agradables o desagradables. Daba igual cómo se le dijeran. Ser ciego podría ser horrible, pero podrías estar ciego para muchas cosasl
-¡Claro que te ayudaré a volver! Procura no caerte mucho-estuve a punto de hacerle una señal para que me siguiera, así que en vez de hacer algo así le toqué un momento del brazo para indicarla que íbamos a avanzar hacia delante. ¿Vería la luz de la poción? Había posibilidades de que así fuera. No dudaba lo más mínimo, porque había algunas cosas que...te daban cierta idea de lo que sucedía o no.
Esperaba que mientras regresáramos a la ciudad no ocurriera nada extraño. Claro que podría sucederlo perfectamente, por la noche fría, el viento azotando nuestros rostros y unos fantasmas rezagados que ni notaban el frío ni el calor. Pero que en cambio notaban otras cosas.
Anneliese Wasenbell- Hechicero/Realeza
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Re: La suerte corre por su cuenta (Privado)
Sonreí ante tal afirmación. Era mucho mejor ver con los ojos del alma, era verdad. Una verdad universal. Con tu alma veías muchas más cosas importantes que con tu vista, que apenas te mostraba lo superficial de las cosas, sus cáscaras, sus disfraces que ocultaban lo que era realmente hermoso en algunos, y realmente terrible en otros.
-Gracias por ayudarme- le dije, con la misma sonrisa amable de siempre. Ahora podría volver a París tranquila, sin preocuparme de si estoy llegando a casa o no-. Vivo en el centro, cerca de la Plaza, pero en cualquier lugar que me dejes estará bien.
Seguí la luz de la poción, que se alejaba de mi a medida que Anneliese avanzaba. Era un poco complicado tratar de no tropezar, porque aquel camino era mas o menos irregular, y con todo ese silencio perdía una de mis más grandes guías para caminar, mi audición. Aunque, como tenía el aura de Anneliese al frente, ya no la necesitaba mucho.
Era de un estilo que me causaba curiosidad. Visto a la primera, era como el aura de una niña entrando a la adultez, pero tenía unos ciertos matices fuertes, típicos de toda bruja, de colores verdosos y centelleantes. Lo que me preocupaba un poco eran los pequeños matices grises, cercanos al negro. Los había visto muchas veces, en algunos brujos que jugaban con magia negra, pero ¿En una jovencita como ella?
-Anneliese, ¿Cómo llegaste a ser bruja? ¿Quién te enseñó magia?- pregunté, algo preocupada. Me sorprendía que alguien fuera tan negligente como para enseñarle magia negra a una chica joven.
-Gracias por ayudarme- le dije, con la misma sonrisa amable de siempre. Ahora podría volver a París tranquila, sin preocuparme de si estoy llegando a casa o no-. Vivo en el centro, cerca de la Plaza, pero en cualquier lugar que me dejes estará bien.
Seguí la luz de la poción, que se alejaba de mi a medida que Anneliese avanzaba. Era un poco complicado tratar de no tropezar, porque aquel camino era mas o menos irregular, y con todo ese silencio perdía una de mis más grandes guías para caminar, mi audición. Aunque, como tenía el aura de Anneliese al frente, ya no la necesitaba mucho.
Era de un estilo que me causaba curiosidad. Visto a la primera, era como el aura de una niña entrando a la adultez, pero tenía unos ciertos matices fuertes, típicos de toda bruja, de colores verdosos y centelleantes. Lo que me preocupaba un poco eran los pequeños matices grises, cercanos al negro. Los había visto muchas veces, en algunos brujos que jugaban con magia negra, pero ¿En una jovencita como ella?
-Anneliese, ¿Cómo llegaste a ser bruja? ¿Quién te enseñó magia?- pregunté, algo preocupada. Me sorprendía que alguien fuera tan negligente como para enseñarle magia negra a una chica joven.
Karólynn Schwarowzki- Hechicero Clase Media
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Re: La suerte corre por su cuenta (Privado)
Escuché con curiosidad cómo hablaba, agradeciéndome que la ayudara a regresar a París. La poción había sido muy útil, aunque a decir verdad no estaba tan segura de que la pudiera ver. Quizás la pudiera percibir de alguna forma, al ser bruja. ¿Qué habilidades tendría? Tenía que preguntárselo, sentía demasiada curiosidad. Siempre puedes encontrar algún método especial para avanzar por la vida cuando puedes manejar la magia, da igual de qué tipo. Incluso aunque muchos no quieran darle ese nombre en concreto.
Escruté a mi alrededor con cuidado antes de contestar. No quería que ese vampiro volviera a aparecer por aquí, y eso siempre podría suceder, aunque albergaba serias dudas. Pero la posibilidad seguía ahí.
-¡En el centro de París! Yo vivo por alguna zona cercana, más al norte. Al menos por ahora. Cuando tenga lo suficiente me compraré una pequeña casita. -pequeña pequeña...ejem. Cómo que no. Pero eso ya se vería cuando llegara el momento de mirar. Había tantísima variedad en un lugar como París...variedad de casi todas las cosas, a decir verdad.
Luego, en algún momento del camino, me preguntó cómo llegué a ser bruja. Ladeé la cabeza. ¿Debería contarlo? Bueno, podría hacerlo sin problemas. De todos modos...la brujería es un asunto que no se suele mencionar cuando el apellido de tu familia es, por el otro lado, respetable, al menos en apariencia:
-En mi familia la "magia" suele pasarse de madres a hijas. Casi siempre las brujas son mujeres, aunque ha habido algún que otro hombre, pero pocos. Y algunos eran brujos con los que se casaron esas mujeres, brujos cuya magia nadie sabe de dónde procedía. Creo que el poder viene de las hechiceras celtas, de hace unos dos mil años, pero ésto nunca ha sido confirmado. Al menos eso es lo que me contaron cuando era pequeña-Bueno, en realidad había varias cosas que no había dicho. La hechicera celta que había dado origen a nuestra actual tradición familiar era la que se suponía que había echado una maldición para evitar que la magia se transmitiera por alguna otra parte de la familia. De todos modos nadie podía saber si la diosa Baana existía. Atravesábamos el campo mientras tanto, con el frescor de la noche, con una calma absoluta para aquellos lugares. Qué diferencia con París.-así que el talento viene más o menos de familia, sobre todo en el campo de la hechicería y las pociones-solté una risita al pensar en ello. En la familia cada uno iba por un ámbito distinto-Me enseñaron mi madre y mi abuela, aunque mi hermana mayor me ayudaba a veces. Desde los tres años hasta los trece. A partir de ahí una tiene que partir por dónde pueda o quiera desarrollarse...se me dan genial las pociones, aunque he de decir que se me dan mejor las cosas explosivas, como la poción que le eché antes al vampiro que me persiguió. Es curioso lo que puede hacer un poco de eléboro negro-mi abuela era a quién mejor se le daba el ámbito de la nigromancia. A mi madre también pero mi abuela era capaz de convencer a un muerto de que hiciera lo que quisiera. Incluso que se arrodillara ante sus pies, si era necesario, pero ésto nunca lo hizo, por supuesto. A mi hermana se le daba mejor la hechicería, por supuesto. Aunque ella era más de otra clase de pociones.
Luego la miré con curiosidad. Tenía que preguntarlo. Que me moría yo de curiosidad.
-¿Y a ti quién te enseñó? Pero sobre todo, ¿qué es lo que puedes hacer?
Escruté a mi alrededor con cuidado antes de contestar. No quería que ese vampiro volviera a aparecer por aquí, y eso siempre podría suceder, aunque albergaba serias dudas. Pero la posibilidad seguía ahí.
-¡En el centro de París! Yo vivo por alguna zona cercana, más al norte. Al menos por ahora. Cuando tenga lo suficiente me compraré una pequeña casita. -pequeña pequeña...ejem. Cómo que no. Pero eso ya se vería cuando llegara el momento de mirar. Había tantísima variedad en un lugar como París...variedad de casi todas las cosas, a decir verdad.
Luego, en algún momento del camino, me preguntó cómo llegué a ser bruja. Ladeé la cabeza. ¿Debería contarlo? Bueno, podría hacerlo sin problemas. De todos modos...la brujería es un asunto que no se suele mencionar cuando el apellido de tu familia es, por el otro lado, respetable, al menos en apariencia:
-En mi familia la "magia" suele pasarse de madres a hijas. Casi siempre las brujas son mujeres, aunque ha habido algún que otro hombre, pero pocos. Y algunos eran brujos con los que se casaron esas mujeres, brujos cuya magia nadie sabe de dónde procedía. Creo que el poder viene de las hechiceras celtas, de hace unos dos mil años, pero ésto nunca ha sido confirmado. Al menos eso es lo que me contaron cuando era pequeña-Bueno, en realidad había varias cosas que no había dicho. La hechicera celta que había dado origen a nuestra actual tradición familiar era la que se suponía que había echado una maldición para evitar que la magia se transmitiera por alguna otra parte de la familia. De todos modos nadie podía saber si la diosa Baana existía. Atravesábamos el campo mientras tanto, con el frescor de la noche, con una calma absoluta para aquellos lugares. Qué diferencia con París.-así que el talento viene más o menos de familia, sobre todo en el campo de la hechicería y las pociones-solté una risita al pensar en ello. En la familia cada uno iba por un ámbito distinto-Me enseñaron mi madre y mi abuela, aunque mi hermana mayor me ayudaba a veces. Desde los tres años hasta los trece. A partir de ahí una tiene que partir por dónde pueda o quiera desarrollarse...se me dan genial las pociones, aunque he de decir que se me dan mejor las cosas explosivas, como la poción que le eché antes al vampiro que me persiguió. Es curioso lo que puede hacer un poco de eléboro negro-mi abuela era a quién mejor se le daba el ámbito de la nigromancia. A mi madre también pero mi abuela era capaz de convencer a un muerto de que hiciera lo que quisiera. Incluso que se arrodillara ante sus pies, si era necesario, pero ésto nunca lo hizo, por supuesto. A mi hermana se le daba mejor la hechicería, por supuesto. Aunque ella era más de otra clase de pociones.
Luego la miré con curiosidad. Tenía que preguntarlo. Que me moría yo de curiosidad.
-¿Y a ti quién te enseñó? Pero sobre todo, ¿qué es lo que puedes hacer?
Anneliese Wasenbell- Hechicero/Realeza
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Re: La suerte corre por su cuenta (Privado)
-Yo nací así. Mis habilidades las heredé de mi abuela, que es medio Gitana y además, bruja. Mi madre también jugó un gran papel en mis poderes. Ambas, al igual que yo, son "Brujas de Magia Blanca".
No había otra manera de describirnos. Eramos demasiado pintorescas, incluso entre las brujas. Una anciana medio Gitana y rumana, una mujer Lituana casada con un Polaco y la nieta ciega. Un grupo muy extraño, pero bastante unido. Y las tres mujeres de la familia, unidas por un lazo de sangre y magia, magia que no hacía daño a nadie.
-¿Mis habilidades? Mmm... Déjame pensar. Primero que todo, heredé el don de la Premonición de mi abuela. En resumidas cuentas, puedo ver el futuro de repente.
Y no tan de repente. Además de mi don, poseía en mi poder unas runas finlandesas, regalo de mi abuela, que tenían una "energía" especial. O para decirlo más simple, tenían auras vivas y palpitantes, de colores característicos. Dependiendo de los colores, se predecía el futuro.
-Ah, también tengo el poder de la Ilusión, y además puedo ver en los recuerdos de la gente- vamos, poderes que no le hacían ningún mal a nadie-. En resumidas cuentas, esos son todos. ¿Y tú, qué habilidades tienes, aparte de la hechicería?- pregunté, curiosa.
No había otra manera de describirnos. Eramos demasiado pintorescas, incluso entre las brujas. Una anciana medio Gitana y rumana, una mujer Lituana casada con un Polaco y la nieta ciega. Un grupo muy extraño, pero bastante unido. Y las tres mujeres de la familia, unidas por un lazo de sangre y magia, magia que no hacía daño a nadie.
-¿Mis habilidades? Mmm... Déjame pensar. Primero que todo, heredé el don de la Premonición de mi abuela. En resumidas cuentas, puedo ver el futuro de repente.
Y no tan de repente. Además de mi don, poseía en mi poder unas runas finlandesas, regalo de mi abuela, que tenían una "energía" especial. O para decirlo más simple, tenían auras vivas y palpitantes, de colores característicos. Dependiendo de los colores, se predecía el futuro.
-Ah, también tengo el poder de la Ilusión, y además puedo ver en los recuerdos de la gente- vamos, poderes que no le hacían ningún mal a nadie-. En resumidas cuentas, esos son todos. ¿Y tú, qué habilidades tienes, aparte de la hechicería?- pregunté, curiosa.
Karólynn Schwarowzki- Hechicero Clase Media
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Re: La suerte corre por su cuenta (Privado)
Escuché con curiosidad lo que Karólynn me contó acerca del origen de su magia. Era muy pero que muy curioso. Una abuela medio gitana, y la magia blanca. Magia blanca. Ladeé la cabeza pensativa. ¿Qué pensar de la magia blanca? ¿Y de la magia negra? Esas denominaciones servían en cierto modo tanto para definir el bien como para definir el mal. Tanto en la magia como en otros ámbitos de la vida y de la muerte...¿para qué negarlo? Aunque cuando era pequeña no sabía definir estos conceptos, sobre todo cuando comencé a aprender a usar la magia. Pensaba que la magia que yo hacía era..."magia esmeralda", porque era mi color favorito, y porque era algo bueno y malo al mismo tiempo. Y otra cosa más. Porque se supone que de lo bueno y lo malo sale el gris, y el gris es un color terriblemente feo. Expresa la realidad de la mayor parte de la realidad de las vidas humanas. Esa...¡monotonía!
Así que ladeé la cabeza mientras le seguía escuchando. Dijo que podía ver el futuro, al igual que su abuela, y que también tenía la habilidad de la ilusión. ¡Aish, qué envidia! Si había un poder que siempre había envidiado era el de la ilusión. Se me daba mejor el de titiritera, aunque habían intentado enseñarme algo para poder confundir a los mortales. Pero nunca jamás se me dio bien. Señal de que jamás poseería ese poder. Miré a mi nueva amiga con cierta admiración cuando lo dijo, incluso con algo de envidia, y dije:
-¿De repente? ¿Vienen de golpe, o tú misma haces que vengan?-pregunté acerca de lo de la premonición, curiosa.
Luego le hice otra pregunta, así, directamente. Es algo muy propio de mí, me da curiosidad algo y me lío a preguntar como una posesa. A veces como una persona madura. Otras de una forma algo atropellada, con semejante entusiasmo.
-¿Ilusión? Entonces eso es cómo leer la mente...¿no?-esperaba haberlo entendido pero creía que sí.
Luego me preguntó acerca de mis otras hbabilidades. No dije nada durante un minuto, aunque no estaba reacia a responder. Pero tme preguntaba qué le parecería eso de saber mis otras habilidades. Ser titiritera vale, pero la nigromancia...eso era otra cosa.
Así que dije.
-Pues soy en cierto modo como una médium. Veo fantasmas desde que era pequeña...aún recuerdo cuándo a veces se me aparecía alguno para jugar conmigo...o alborotarme el pelo. Me daban sustos de muerte entonces...o me dejaban el pelo lleno de ectoplasma-me eché a reír mientras me toqueteaba el pelo. No estaba segura de que fuera ectoplasma. Pero era una cosa fría que le daba un brillo extraño al ambiente.
-Ayudo a esos fantasmas a cruzar. Pero si no puedo hacer que crucen se convierten en amigos míos, al menos los que no son pesados. Casi todos son fantasmas de niños, no sé por qué. Les gusta rodearme en los meses de verano-le estaba explicando lo que solía hacer en el ámbito de la nigromancia...y menos mal que no hablaba con demonios. En realidad, había poco sobre demonios. Excepto...
-Y también tengo la habilidad de animar objetos inanimados sin necesidad de hechizos. Puedo hacer que se comporten como cosas o bailen. Y normalmente les suelo ordenar que me ayuden con las tareas que tengan...o que me libren de mis perseguidores, como aquel vampiro del que me libré con esa poción.-terminé finalmente. Eso era más o menos lo que sabía hacer. Me pregunté qué opinaría sobre ello.
Así que ladeé la cabeza mientras le seguía escuchando. Dijo que podía ver el futuro, al igual que su abuela, y que también tenía la habilidad de la ilusión. ¡Aish, qué envidia! Si había un poder que siempre había envidiado era el de la ilusión. Se me daba mejor el de titiritera, aunque habían intentado enseñarme algo para poder confundir a los mortales. Pero nunca jamás se me dio bien. Señal de que jamás poseería ese poder. Miré a mi nueva amiga con cierta admiración cuando lo dijo, incluso con algo de envidia, y dije:
-¿De repente? ¿Vienen de golpe, o tú misma haces que vengan?-pregunté acerca de lo de la premonición, curiosa.
Luego le hice otra pregunta, así, directamente. Es algo muy propio de mí, me da curiosidad algo y me lío a preguntar como una posesa. A veces como una persona madura. Otras de una forma algo atropellada, con semejante entusiasmo.
-¿Ilusión? Entonces eso es cómo leer la mente...¿no?-esperaba haberlo entendido pero creía que sí.
Luego me preguntó acerca de mis otras hbabilidades. No dije nada durante un minuto, aunque no estaba reacia a responder. Pero tme preguntaba qué le parecería eso de saber mis otras habilidades. Ser titiritera vale, pero la nigromancia...eso era otra cosa.
Así que dije.
-Pues soy en cierto modo como una médium. Veo fantasmas desde que era pequeña...aún recuerdo cuándo a veces se me aparecía alguno para jugar conmigo...o alborotarme el pelo. Me daban sustos de muerte entonces...o me dejaban el pelo lleno de ectoplasma-me eché a reír mientras me toqueteaba el pelo. No estaba segura de que fuera ectoplasma. Pero era una cosa fría que le daba un brillo extraño al ambiente.
-Ayudo a esos fantasmas a cruzar. Pero si no puedo hacer que crucen se convierten en amigos míos, al menos los que no son pesados. Casi todos son fantasmas de niños, no sé por qué. Les gusta rodearme en los meses de verano-le estaba explicando lo que solía hacer en el ámbito de la nigromancia...y menos mal que no hablaba con demonios. En realidad, había poco sobre demonios. Excepto...
-Y también tengo la habilidad de animar objetos inanimados sin necesidad de hechizos. Puedo hacer que se comporten como cosas o bailen. Y normalmente les suelo ordenar que me ayuden con las tareas que tengan...o que me libren de mis perseguidores, como aquel vampiro del que me libré con esa poción.-terminé finalmente. Eso era más o menos lo que sabía hacer. Me pregunté qué opinaría sobre ello.
Anneliese Wasenbell- Hechicero/Realeza
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Re: La suerte corre por su cuenta (Privado)
Interesante. Habilidades muy vivas para una jovencita de su edad. Al parecer, estaba dotada de una gran inteligencia... y un gran autocontrol. Para aprender las artes más oscuras se necesita de ambos para conseguir un resultado equilibrado. Si no tienes alguno, el resultado será irremediablemente el desastre.
-Apuesto a que eres muy inteligente. Se nota que has recibido una buena educación. Si pudiera verte bien diría que eres toda una señorita- solté una risita amable. Me gustaba halagar a la gente que se lo merecía.
Y ella se lo merecía bastante. Había espantado a un inquisidor con una de sus pócimas, algo muy difícil incluso para una bruja experimentada. Tenía una poción que asemejaba una lámpara. En verdad debía de ser un verdadero prodigio.
-En cambio, tu servidora aquí presente no es demasiado lista- sonreí mientras asentía a la veracidad de mis palabras-. En este mundo en el que la vista domina todo, hasta tu enseñanza, para alguien como yo no es fácil adquirir conocimientos.
-Apuesto a que eres muy inteligente. Se nota que has recibido una buena educación. Si pudiera verte bien diría que eres toda una señorita- solté una risita amable. Me gustaba halagar a la gente que se lo merecía.
Y ella se lo merecía bastante. Había espantado a un inquisidor con una de sus pócimas, algo muy difícil incluso para una bruja experimentada. Tenía una poción que asemejaba una lámpara. En verdad debía de ser un verdadero prodigio.
-En cambio, tu servidora aquí presente no es demasiado lista- sonreí mientras asentía a la veracidad de mis palabras-. En este mundo en el que la vista domina todo, hasta tu enseñanza, para alguien como yo no es fácil adquirir conocimientos.
Karólynn Schwarowzki- Hechicero Clase Media
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Re: La suerte corre por su cuenta (Privado)
Escuché a mi nueva amiga con curiosidad. No pareció sorprenderse mucho porque fuera...nigromante, y lo agradecí sobremanera. Aquella mujer me caía bien, no me gustaría perder su amistad...aunque la hubiese conocido esa misma noche. Era una persona bondadosa, por lo que veía hasta ahora, y hay pocas personas así en el mundo, con esa bondad "verdadera", no esa bondad que finge muchísima gente para engañarse y creer que lo hacen por lo demás y no para sentirse bien con un@ mism@, algo que sucede con casi todos.
Y a decir verdad tampoco andaba demasiado desencaminada en lo que sobre los nigromantes. En realidad todo depende de cómo uses tu capacidad para comunicarte con los muertos.
-Inteligente...-musité ladeando la cabeza. ¿De veras lo era? No, no soy una persona modesta, más bien al contrario, pero me alegró el halago, aunque tampoco me había considerado nunca una persona inteligente. Bueno, en realidad no dedicaba mucho tiempo a pensar en algo así. Por lo general iba de un lado para otro cada día, muchas cosas me llenaban la cabeza.
-¡Gracias!-exclamé alegremente-Vos debéis ser inteligente, pero más aún perceptiva. Créame que no lo digo por decir... por lo general suelto soltar lo que pienso, tanto lo bueno como lo malo. Es más...es eso justamente lo que me llevó hasta aquel árbol, y me ha causado más de un problema...a veces me persiguen tipos como el tipo de antes-dije rompiendo a reír.
-Sois la primera persona ciega que sabe manejarse cómo lo hace en la oscuridad.
¡La oscuridad! ¡Qué concepto tan relativo! Había muchas formas de oscuridad. Era algo conocido o desconocido. Podía serlo todo o podía ser nada. La nada podía ser oscuridad. Con esa oscuridad puedes construir el mundo a tu antojo.
¡Qué relativo! Podías pensar en ello durante horas y horas...y no hallar respuesta alguna.
-No creo que los tontos sepan manejarse en la oscuridad...en todos los tipos de oscuridad que hay. Hay gente que puede ver pero que vive toda su vida en la oscuridad, en la mentira.
Menos mal que no conocía a mi hermana mayor (aunque puede que la conociera algún día, ¿quién sabe? El mundo es un pañuelo) que había hecho algunos prodigios curiosos...pero en otro ámbito de menos reputación.
-Es posible hacer grandes cosas aún en la oscuridad. Hay cosas que sé que no me enseñaron...cosas que aprendí gracias a la experimentación.-solté una risita al pensar en algunas de las cosas que había hecho en el pasado.
Iba a comentar algo más, pero entonces oí algo. Las luces de la ciudad se veían, probablemente estaríamos a diez minutos o a un cuarto de hora de llegar a la ciudad, pero delante nuestra teníamos una...sorpresa.
Y a decir verdad tampoco andaba demasiado desencaminada en lo que sobre los nigromantes. En realidad todo depende de cómo uses tu capacidad para comunicarte con los muertos.
-Inteligente...-musité ladeando la cabeza. ¿De veras lo era? No, no soy una persona modesta, más bien al contrario, pero me alegró el halago, aunque tampoco me había considerado nunca una persona inteligente. Bueno, en realidad no dedicaba mucho tiempo a pensar en algo así. Por lo general iba de un lado para otro cada día, muchas cosas me llenaban la cabeza.
-¡Gracias!-exclamé alegremente-Vos debéis ser inteligente, pero más aún perceptiva. Créame que no lo digo por decir... por lo general suelto soltar lo que pienso, tanto lo bueno como lo malo. Es más...es eso justamente lo que me llevó hasta aquel árbol, y me ha causado más de un problema...a veces me persiguen tipos como el tipo de antes-dije rompiendo a reír.
-Sois la primera persona ciega que sabe manejarse cómo lo hace en la oscuridad.
¡La oscuridad! ¡Qué concepto tan relativo! Había muchas formas de oscuridad. Era algo conocido o desconocido. Podía serlo todo o podía ser nada. La nada podía ser oscuridad. Con esa oscuridad puedes construir el mundo a tu antojo.
¡Qué relativo! Podías pensar en ello durante horas y horas...y no hallar respuesta alguna.
-No creo que los tontos sepan manejarse en la oscuridad...en todos los tipos de oscuridad que hay. Hay gente que puede ver pero que vive toda su vida en la oscuridad, en la mentira.
Menos mal que no conocía a mi hermana mayor (aunque puede que la conociera algún día, ¿quién sabe? El mundo es un pañuelo) que había hecho algunos prodigios curiosos...pero en otro ámbito de menos reputación.
-Es posible hacer grandes cosas aún en la oscuridad. Hay cosas que sé que no me enseñaron...cosas que aprendí gracias a la experimentación.-solté una risita al pensar en algunas de las cosas que había hecho en el pasado.
Iba a comentar algo más, pero entonces oí algo. Las luces de la ciudad se veían, probablemente estaríamos a diez minutos o a un cuarto de hora de llegar a la ciudad, pero delante nuestra teníamos una...sorpresa.
Anneliese Wasenbell- Hechicero/Realeza
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Fecha de inscripción : 07/10/2012
Re: La suerte corre por su cuenta (Privado)
-Gracias por tu halago, pero la percepción no es lo mismo que la inteligencia, y todos los ciegos somos muy perceptivos. Si no lo fuéramos, no sobreviviríamos en un mundo tan hostil como éste.
¿Qué era la percepción, si no una ilusión que todos veían de manera diferente? Tres personas podían ver el mundo de manera tan distinta como lo harían un humano, un perro y un gato. Todos, absolutamente todos tenemos la habilidad de percibir, sólo que algunos la desarrollan más y ven cosas diferentes. Mi percepción del mundo eran colores. La de Anneliese debían ser imágenes.
-En lo de la oscuridad tienes razón. A veces hay gente que por no querer ver la realidad como es, no puede ver mas allá de su nariz, por muchas imágenes que sus ojos puedan recibir. Es algo muy extraño, en verdad, el cerrar tus ojos y abrazar las mentiras. Pero algunos se sienten mejor con ellas que con la realidad.
Lo triste es que a veces se cerraban tanto que simplemente se volvían totalmente ciegos, inmunes. Algo como lo que pasaba con los Inquisidores. Simplemente no querían aceptar que Dios ama a todas sus criaturas, aún si beben sangre o cambian de forma. No. Sólo los humanos ignorantes podían alcanzar la salvación, aunque fueran homicidas o corruptos, simplemente por ser humanos. Los brujos eran excluidos de aquel grupo de salvados simplemente por saber más.
Fruncí un poco el ceño ante la última afirmación de Anneliese. La oscuridad de la que hablaban los brujos no me gustaba demasiado.
-Espero que no hayas jugado con las almas de los muertos, por que si lo hiciste...
Me detuve en seco y con una expresión inescrutable. Había algo al frente de nosotras que me causaba molestia en los ojos. O más bien, molestia en el espíritu.
¿Qué era la percepción, si no una ilusión que todos veían de manera diferente? Tres personas podían ver el mundo de manera tan distinta como lo harían un humano, un perro y un gato. Todos, absolutamente todos tenemos la habilidad de percibir, sólo que algunos la desarrollan más y ven cosas diferentes. Mi percepción del mundo eran colores. La de Anneliese debían ser imágenes.
-En lo de la oscuridad tienes razón. A veces hay gente que por no querer ver la realidad como es, no puede ver mas allá de su nariz, por muchas imágenes que sus ojos puedan recibir. Es algo muy extraño, en verdad, el cerrar tus ojos y abrazar las mentiras. Pero algunos se sienten mejor con ellas que con la realidad.
Lo triste es que a veces se cerraban tanto que simplemente se volvían totalmente ciegos, inmunes. Algo como lo que pasaba con los Inquisidores. Simplemente no querían aceptar que Dios ama a todas sus criaturas, aún si beben sangre o cambian de forma. No. Sólo los humanos ignorantes podían alcanzar la salvación, aunque fueran homicidas o corruptos, simplemente por ser humanos. Los brujos eran excluidos de aquel grupo de salvados simplemente por saber más.
Fruncí un poco el ceño ante la última afirmación de Anneliese. La oscuridad de la que hablaban los brujos no me gustaba demasiado.
-Espero que no hayas jugado con las almas de los muertos, por que si lo hiciste...
Me detuve en seco y con una expresión inescrutable. Había algo al frente de nosotras que me causaba molestia en los ojos. O más bien, molestia en el espíritu.
Karólynn Schwarowzki- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 70
Fecha de inscripción : 11/10/2012
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Re: La suerte corre por su cuenta (Privado)
-Un mundo hostil...es triste pensarlo, pero en el fondo las cosas podrían ser más sencillas, sólo con que se tomaran un par de decisiones aún más sencillas todavía...siempre he sentido que era así no sé por qué-comencé a decir mientras miraba a lo que teníamos delante, con los ojos entrecerrados, pensativa, y comenzando a sentirme bastante enfadada. Había vuelto. Aquel vampiro condenado había vuelto. Con la piel algo quemada, o más que quemada roja, pero había vuelto.
-¡TÚ!-señalé al vampiro en cuestión enfadada. Me preparé para atacarle así directamente pero entonces el vampiro sonrió con una sonrisa extremadamente seductora y peligrosa. Se apartó y nos mostró algo aún más aterrador.
-¡No he jugado con los muertos! Pero he de confesar que sospecho que a veces he hecho enfadar a algunos de ellos...
Un vampiro y un fantasma medio desquiciado que jamás abandonaría el mundo de los muertos. Para partirse de risa, la verdad. Ese fantasma era uno de ésos a los que era imposible de ayudar, una de esas personas que mueren víctimas de un mundo hostil y que se les pega el veneno del mundo para el resto de la eternidad. No sé cómo pero una vez le hice enfadar.
-Creo que será mejor qué...vayamos un poquitín más rápido-comencé a sacar una poción y la volví a lanzar. Una poción de color dorado. Les dio al fantasma y a los dos los cubrió un extraño humo de color blanco nieve.-Vayamos rápido a ver si logramos despirtarlo...-sin correr, simplemente andar. Muy pronto llegaríamos a la ciudad. Me eché a reír.
-Lo que pasa es que tengo un don para meterme en problemas como ya te habrás dado cuenta...no sé por qué pero de algún modo u otro termino metiéndome en una buena...
-¡TÚ!-señalé al vampiro en cuestión enfadada. Me preparé para atacarle así directamente pero entonces el vampiro sonrió con una sonrisa extremadamente seductora y peligrosa. Se apartó y nos mostró algo aún más aterrador.
-¡No he jugado con los muertos! Pero he de confesar que sospecho que a veces he hecho enfadar a algunos de ellos...
Un vampiro y un fantasma medio desquiciado que jamás abandonaría el mundo de los muertos. Para partirse de risa, la verdad. Ese fantasma era uno de ésos a los que era imposible de ayudar, una de esas personas que mueren víctimas de un mundo hostil y que se les pega el veneno del mundo para el resto de la eternidad. No sé cómo pero una vez le hice enfadar.
-Creo que será mejor qué...vayamos un poquitín más rápido-comencé a sacar una poción y la volví a lanzar. Una poción de color dorado. Les dio al fantasma y a los dos los cubrió un extraño humo de color blanco nieve.-Vayamos rápido a ver si logramos despirtarlo...-sin correr, simplemente andar. Muy pronto llegaríamos a la ciudad. Me eché a reír.
-Lo que pasa es que tengo un don para meterme en problemas como ya te habrás dado cuenta...no sé por qué pero de algún modo u otro termino metiéndome en una buena...
Anneliese Wasenbell- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 87
Fecha de inscripción : 07/10/2012
Re: La suerte corre por su cuenta (Privado)
De pronto, me sentí arrastrada hacia otro lugar. Al parecer estábamos corriendo. Y en verdad lo necesitábamos. Aquel fantasma… su aura era escalofriante, aterradora. Era un ser lo suficientemente peligroso como para no querer enfrentarme a él bajo ningún concepto. A los vampiros me había acostumbrado. Auras rojo sangre. Era algo realmente cliché, pero era la verdad.
Estaba algo preocupada de que nos siguieran. Decidí usar mi don premonitorio para buscar una salida segura. Sólo tenía que concentrarme un poco. ¿Hacia dónde podíamos escapar? ¿En qué lugar estaríamos a salvo? Piensa, Karólynn, piensa…
-Veamos. Tienes que tomar el próximo atajo a la izquierda. Luego sigue derecho hasta una bifurcación. Allí debes tomar la derecha y seguir hasta que aparezcan un par de casas. Doblas hacia una calle a la izquierda y si tenemos suerte estaremos en un lugar iluminado y concurrido. Vaya problemas en los que te metes- fue lo último que dije, sonriendo en lo que parecía ser su dirección.
Mi don premonitorio era extraño. Yo no podía ver bien las cosas, ni siquiera sabía cómo eran las calles de parís, pero cuando usaba la Premonición las cosas aparecían en mi cabeza como si tuviera vista. Nada de colores espectaculares y difusos. Podía ver con claridad casas, personas y animales. Algo muy peculiar en verdad.
Estaba algo preocupada de que nos siguieran. Decidí usar mi don premonitorio para buscar una salida segura. Sólo tenía que concentrarme un poco. ¿Hacia dónde podíamos escapar? ¿En qué lugar estaríamos a salvo? Piensa, Karólynn, piensa…
-Veamos. Tienes que tomar el próximo atajo a la izquierda. Luego sigue derecho hasta una bifurcación. Allí debes tomar la derecha y seguir hasta que aparezcan un par de casas. Doblas hacia una calle a la izquierda y si tenemos suerte estaremos en un lugar iluminado y concurrido. Vaya problemas en los que te metes- fue lo último que dije, sonriendo en lo que parecía ser su dirección.
Mi don premonitorio era extraño. Yo no podía ver bien las cosas, ni siquiera sabía cómo eran las calles de parís, pero cuando usaba la Premonición las cosas aparecían en mi cabeza como si tuviera vista. Nada de colores espectaculares y difusos. Podía ver con claridad casas, personas y animales. Algo muy peculiar en verdad.
Karólynn Schwarowzki- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 11/10/2012
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