Pasado [Privado]

Vagando perdida entre sombras, piedras sin luz y admiración,
llego arrepentida a tu mansión, a tus secretas y hondas galerías,
donde me espera lo que me ofrecías.
Allí encuentro tu luz, tu pasión, allí comprendo sin superstición que me llena de desdichas
y agonías. Quien no me sigue allí me perderá…
Quien no me busca allí no arrancará una sola respuesta de mis labios.
En tus rosales de oro, está el futuro de lo que veneraré, lo que es más puro
porque tus pensamientos son los sabios.

Su mirada ultra azulada se fijo en aquella oscuridad, perdida, varada, como si nada existiera, la oscuridad le aterraba de sobre manera, solo podía escuchar un eco lleno de estruendo sobre ese lugar, había pasado tanto tiempo por esos lugares, pero ahora la noche era su enemigo eterno, si némesis, el dios de sus pesadillas, aquel seductor señuelo que la llevaba a recordar aquella noche, cuando casi murió a manos de un vampiro, cuando perdió al hijo que jamás había deseado pero que amaba desde haberse enterado. Sus pasos queditos, temiendo a que se escucharan, su cabello rubio brillaba con la luz de aquella luna que parecía mas grande sobre el firmamento, como su lámpara, como su guía. Se había quitado los zapatos, sencillos, maltratados, la falda larga y las piedras que adornaban sus manos como los diversos collares de su cuello fueron los que hacían aquel ‘tin, tin’ en aquella tenebrosa escena donde jamás se sabe que pasará.

Invadida por el miedo, por el terror, presa del pánico, su respiración se aceleró como los pasos sobre aquella hierba, apenas se pudo poner los zapatos y tratar de correr antes de que aquella Luna le abandonara por completo, no estaba segura de la hora, tampoco de que pensaría aquel que se decía su marido de una desaparición como esa después de lo que había ocurrido, sus manos temblaban y sus piernas trataban de escapar de todo aquello, hasta que cayo por culpa de una rama, sacudió sus ropas, divisó a lo lejos la estructura de algo, había visto aquella casa, ahora sabía que caminos tomar, sin embargó como un pajarillo con un ala rota no podía avanzar más, su tobillo estaba hinchado, se sentó observando aquella estructura vieja, tan vieja que parecía que la poseían almas que sufrieron de manera letal, cerró los ojos buscando el aura de algo, buscando la tranquilidad que necesitaba pero fue inútil, el azul ultra marino de sus ojos se posaron como siendo llamados a lo que parecía la entrada de la cada, donde antes una puerta estaba, misma que pedazos yacía sobre el suelo. Se acercó tanto como si estuviera hechizada, como si algo la hiciera sentir atraída, cruzando el pórtico hacía el interior de aquella vieja madera que se vislumbraba podrida.

Apenas entro observó algo moverse, el temor le invadió, un rayo de luz iluminaba apenas, podía ver la imponente figura casi sobre ella, trato de retroceder, pero fue inútil, la madera se quebró, dejando que su pierna se hundiera en ella, su cuerpo casi cayo hacía enfrente de no haber sido porque metió las manos amortiguando la caída. Tratando de escapar por su vida, por su bien o lo que fuera, una vez más presa del pánico, los latidos de su corazón se aceleraron, haciendo que su sangre se bombeara con rapidez y la adrenalina se apoderara de su pequeño y menudo cuerpo.

Su corazón estaba acelerado, podía sentir como las telas subían y bajaban conforme se bombeaba la sangre en su pecho, aquel miedo de que fuera de nuevo victima de uno de esos seres que gobierna la noche le lleno de infinito temor, pensó en su vida, en la que tenía por delante, en aquella persona que esperaba en casa, ese fue su primer pensamiento, ahora sentía que si moría está noche era gracias a su rebeldía y desobediencia, una de sus manos se aferró a aquel collar que colgaba de su cuello, como protección que el brujo le había dado, su respiración se corto aceleradamente al sentirle cerca, el vampiro se había movido de una manera grácil como cortando el oxigeno a su paso dejando a la gitana completamente ala deriva, como si le hubiesen sacado todo el aire del cuerpo.

Sentía como sus palabras y el timbre de su voz , apenas diviso su rostro con la poca luz que atravesaba aquella casa, las ruinas de aquello, simplemente quedó atónita al ver las facciones del vampiro, su voz llena de autoridad pero burla a la vez, como si pensará que puede tener todo a sus pies, pero su atractivo era una obra del mismo demonio, su piel como perfecta porcelana, ahora que lo veía su temor se disipaba, ahora que lo tenía frente a frente sintió el oxigeno regresar a sus pulmones y a sus cristalinos ojos enamorarse de la imagen que tenía enfrente. Su mirada ‘autoritaria’ más bien le parecía atractiva. Su piel extremadamente blanca, como si fuera un muñequito de aparador, aquellos cabellos castaños, ¿Por qué el miedo se disipo?

Fue como si entrará en un tipo de encanto, le había pasado una vez, pero esto era más intenso, como si pudiera fundirse en la imagen del vampiro, quería sollozar de momento, rogar por su vida, sin embargó intento levantarse sacando aquella pierna d la madera, sin dejarle de ver –Eres malo, ¿Me quitarás la vida no es así? –Murmuró con cierta tristeza en la voz, resignándose a que sería así, sintiendo un golpe en el estomago que la embriago de tristeza. -¿Qué caso tiene huir si puedes acorralarme, como un gato lo hace con un ratón?, Solo por tu diversión solo para satisfacerte, para excitarte con el miedo que puedo mostrarte –Bajo la mirada, sus manos temblaban cuando el comenzó a acariciarla, sus piernas parecían parte de la madera podrida, porque no se movían ni reaccionaban cuando pedía a gritos que lo hicieran, un ser tan bello, pero tan diabólico a su vez. ¿Por qué tanta belleza era otorgada a un demonio como él? …Era como una trampa en la que podían caer fácilmente ellos.

Si pudiera poseer una sola palabra en todo su vocabulario francés o inclusive el ruso para describir al vampiro, jamás la olvidaría, incluso en su muerte sería lo último que respondiera en lugar de un glorioso ‘amén’, porque aquel ser sin nombre le resultaba no solo aterrador, su aura era tan oscura y abrumadora, no había piedad, ni humanidad, absolutamente nada que denotase que fue humano, no, era como si viniera directamente del infierno, como si esas facciones perfectas y dichosas de belleza hubiesen sido cinceladas por el mismo satán que se considera pintor y creador de obras tan atrayentes a los ojos. Yude quien moría de celos de envidia al sentirse inferior a esos ojos de un color hazel retrocedió al ver en sus pequeños ojos llenos de pecado un cambio magnifico, como si él se sintiese ligado a ella. En un momento sintió una especie de oleada sobre todo el cuerpo, como si hace no muchas lunas se hubieran encontrado en una situación parecida.

¿Belleza?, esa palabra, empezaba a odiarla, misma palabra que le había traído desgracias, pues siempre se fijaban en ello antes de otra cosa, su cuerpo, su piel, sus ojos y todo lo que le conformaba. –Sin embargó usted desconocido mío es quien con esa maldito atractivo guarda un oscuro infierno, tras esos ojos color hazel se encuentra un manto más fuerte que el de la muerte. –Bajo la mirada por unos escasos segundos, no quería observar ese rostro, esa mirada llena de deseo hacía ella. Tampoco sentir que su rostro le era familiar o al menos su esencia.

Sus pupilas se vieron dilatadas al escucharle, tan solo la palabra muerte hacía que su sangre y ser comenzaran a agitarse. Hacía no mucho tiempo ella deseaba la muerte, esos deseos casi se ven cumplidos y truncados por un ser noctambulo como ellos. -¡No, por favor!, bien sabes que no es lo que deseo, no ahora. –Protesto la rubia al ver aquellos ojos que guardaban con recelo misterios que quizás jamás le serían revelados. El viento que los mecía en una escena casi perfecta, sin embargó el sentirle cerca, con los dedos en su nuca enroscando aún más aquellos cabellos le hacían sentir escalofríos por toda la piel.

Malditos sus ojos, pues le contemplaban de una manera en la que sentía abstraída del mundo, del peligro, como si él a su vez estuviera recordando en las facciones de ella cosas de su pasado, de sus anocheceres -¿Un juego? –Peligroso, pero a cambio de mantenerse con vida sería algo viable. -¿De qué se trata? –Formulo la pregunta, algo curiosa, algo arriesgada, denotaba que ya aceptaba las condiciones que el vampiro aun no ponía sobre la ‘mesa’ .