Los lazos del ayer [privado]

por **Rosielle Lenn Mathers** Dom Nov 18, 2012 2:35 am

La habitación esta completamente cerrada, el piso alfombrado difícilmente haría emitiría sonido alguno si pasos se marcharan sobre el pero lo cierto es que nadie caminaba por el, las puertas estaba cerradas e incluso las ventanas, todas reforzadas con acero forjado por los mejores artesanos, escondido entre la madera cubiertos por el terciopelo la habitación se encontraba exquisitamente decorada, los enormes muebles de roble descansaban silenciosos, siendo los únicos acompañantes en el sueño diurno de su ama, en la enorme cama de dosel, con las cortinas cerradas descansaba la vampiresa, aquella que después de los milenios aun conservaba su cordura. En el exterior los últimos rayos de sol acariciaban los techos de los edificios parisinos. Las pestañas largas y pobladas pestañearon ligeramente cual tímido aleteo de mariposa y los ojos gris azulado se dejaron ver de a poco, el cuerpo femenino se movió despacio recuperando la conciencia y como un ritual sus pequeños pies descalzos buscaron el piso, la ropa de cama golpeo el suelo en cuanto se irguió y sus paso no hicieron mas ruidos que el de una hormiga en la mullida alfombra. La mujer que habitaba en aquella habitación era alguien difícil de no tomar en cuenta. Sus cabellos rojos parecían siempre estar en su sitio, el rostro hermoso, con facciones delicadas, una boca pequeña y una nariz respingada, las pestañas largas y los mas hermosos y grandes ojos hacían una mescla perfecta con el resto de su figura, , femenina y sumamente hermosa.

Después de despertar como siempre dedico largos minutos a su placer personal, el baño de rosas era uno de sus favoritos, dado que como vampiro no tenia aroma alguno gustaba e robar el de las flores. Para cuando salió de la protegida habitación la casa estaba completamente con “vida” parecía que el resto de los vampiros había despertado también, esta regla aplicaba a todos excepto por supuesto dueño de la casa. Yudea se las había ingeniado para evadir el sol incluso durante el día, el brujo que mantenía cautivo invocaba tormentas para el. El vestido banco que había escogido se ceñía a su cuerpo y una sonrisa que debería ser dulce pero siendo quien era salió sínica se dibujó en sus labios al ver a su “pequeña y dulce” hermanita jugando con la mascota de yudea, un cambiaformas oso al que no parecía importarle demasiado que la niña vampiresa subiera sobre el jaloneándolo y saltando.

-Despiertas tan bella como siempre Rosielle- la vampiresa le dirigió una expresión satisfecha al vampiro, habían conocido a Yudea por asuntos de Ethevi, la única amistad femenina que tenia y de momento parecía ser un aliado provechoso.

-y tus labios se llenan de verdad- hablo deteniéndose unos segundos en el gran salón- tiene Juno la dirección que te pedí?- pregunto con una sonrisa y Yudea extendió un papel hacia ella, el hombre podía ser ligeramente mas joven que ella, pero sabia como conseguir gente eficiente a su alrededor- perfecto- se acercó a Yudea y se inclino sobre el, sonriéndole- vendrás por mi si… me pierdo en el tiempo?

Yudea le sonrió un poco y enredo uno de sus dedos en los cabellos encendidos como fuego- es un favor personal?- ellos no tenían una relación sexual, los suyos eran meramente negocios, pero no había forma de que sus movimientos dejaran de ser lo que eran, no había forma de que cada gesto pareciere una caricia.

-completamente personal- contesto y Yudea le sonrió, el jamás dejaría pasar uno de aquellos, sabia que podía cobrarlos muy caros. Satisfecha con la respuesta la vampiresa se enderezo y camino a la salida-sabes donde estaré- le dijo casualmente mientras tomaba su abrigo de los dedos del joven mayordomo. Miro el carruaje esperándolo y se acomodó la melena roja, no lo usaría aquella noche, “revoloteo” por el bosque que rodeaba la mansión, directo a donde estaba su objetivo, por encima de los techos con las luces de las casas a veces acariciando sus formas, la luna sobre su cabeza y una ligera sonrisa. Finalmente aterrizo en un solitario balcón y sus pequeñas manos blancas abrieron el cerrojo sin dificultad alguna, aquella, debía ser la habitación de quien buscaba.

por Invitado Vie Nov 30, 2012 10:29 pm

This is a gift,
it comes with a price
Who is the lamb?
and who is the knife?

La noche se había hecho presente con todo su esplendor, los seres de la noche salían de sus escondites para empezar un nuevo día (o una nueva noche), el príncipe que bien sabia que tenia que llevar una vida entre mascaras para evitar que descubrieran su estado natural como vampiro, vivía tanto de día como de noche evitando salir de su castillo, evitando de cualquier forma cualquier reunión que pudiera hacer que llegara hasta él los rayos de sol.

En aquella ocasión había viajado desde su castillo en Amsterdam para presentarse a una ridícula reunión de la realeza que sería llevada acabo en París, como el segundo al mando, siendo el príncipe tenia que presentarse por lo menos a una reunión de ese tipo cada mes y le era imposible zafarse de algún compromiso mientras Dragos no volviera de su viaje.

– Joven Liam, ¿quiere que vaya preparando su carruaje para salir dentro de una hora? El príncipe que se encontraba cubierto por solo la ropa interior abrió un ojo a regañadientes, mientras giraba sobre las tibias sabanas que cubrían su cuerpo.

¿Crees que estaré listo en una hora Frederic? en el rostro del príncipe se había formado una sonrisa picara mientras intentaba abrir los ojos, no es que necesitara dormir, es que le parecía mejor plan que ir a una reunión insípida donde la gente parecía salida de una tienda de postres, demasiados colores y adornos ¿eran personas o entraban en el menú?.

Después de un rato, se levantó de su cama observando que frente a él descansaba una casaca verde que era la que portaría aquella noche, el príncipe negó levemente mientras se estiraba, siempre le sorprendía la habilidad que tenia Frederic, su mayordomo, sobre lo que Liam escogería, no se le escapaba nada, lo cual era también un tanto lógico, después de haber pasado al servicio del hombre desde que era un joven de apenas unos cuantos años.

Cuando al fin decidió darse un largo baño que tardaría aproximadamente una hora, decidió vestirse, no había forma que prolongara más aquello, entonces mientras acomodaba los botones de las mangas, un pequeño golpeteo en su ventana y ese típico olor a rosas hizo sonreír al príncipe, que mejor forma de pasar una noche aburrida en una excelente noche que con compañía.

Corrió la cortina de un solo tirón abriendo la puerta a su acompañante de la noche, la sonrisa torcida de Liam se dibujo en su rostro.

– Apenas tengo unas horas en París y las noticias volaron muy rápido hasta ti ¿puedo decir que estuviste espiándome? Conocía a Rosielle de demasiados años atrás, ni siquiera recordaba con exactitud la cantidad, pero lo que no podía pasar inadvertido que era una amistad de años, que ambos sacaban provecho y no podía negar que en aquella tarde había salvado su tarde.

Liam tomó la pequeña mano de la vampiresa y beso suavemente el dorso, antes de girar hacia Frederic – Cancela el compromiso de esta noche, me temo que no podremos asistir discúlpame con los anfitriones y prométales que los iré a ver mañana en la noche para cenar antes de volver a casa el hombre cuarentón salió de la habitación con una sonrisa de complicidad con su amo… la noche apenas comenzaba.

por **Rosielle Lenn Mathers** Mar Dic 04, 2012 5:58 pm

Soltó una risilla divertida ante las palabras del príncipe. Pocas veces había sido ella quien buscase la compañía de un hombre, gustaba de regodearse de la atención que atraía y de aquello que era lo único que tenia la seguridad de poseer por encima de los demás; su belleza.

-¿te intimida el acoso?

Pregunto sabiendo que había dado por casualidad con el hecho de que estuviese ahí. Después de su tiempo con yudea había pensando moverse de lugar. También había pensando en el “príncipe encantador” que conocía. Le había sorprendido gratamente saber por medios de su nuevo aliado que tan buena compañía se encontraba ya en parís.

-¿Tenias un compromiso? Lamento interrumpirlo.

Pero su sonrisa decía que no lo lamentaba en lo mas mínimo, Rosielle era bella, hermosa como la que mas, no había conocido en 6000 años mujer que le hiciere dudar un solo segundo de la angelical e impresionante apariencia de la que la habían dotado los dioses. Estaba llena de defectos, era arrogante, algo caprichosa y podía perder los nervios cuando algo parecía querer dañar a su pequeña hermana, pese a que la maliciosa e infantil vampira podía ser mucho mas cruel y calculadora de lo que la misma Rosielle podía llegar a ser. No lamentaba en lo mas mínimo haber “arruinado” los planes del príncipe. Le gustaba la atención que recibía y eran aquellas pequeñas cosas las que le hacían olvidar que era ella quien había ido en su búsqueda.

Dio un paso hacia el vampiro y coloco una mano en el torso de Liam, el hombre tenia clase, tenia elegancia, atractivo y una seguridad que imponía al entrar a una habitación, tenia las características que deseaba en un amante pero había algo mas que le diferenciaba de los amantes que había tenido antes. A Liam le consideraba en una rara variante un amigo. Le tenia confianza, la suficiente como para buscarlo de propia cuenta, la suficiente como para olvidar sus reglas o sus prejuicios. Eso, ya era decir bastante.

-Me alegra verte en una pieza.

Dijo con un dejo de cariño y sus ojos dejaron ver por unos segundos el aprecio por el hombre suavizandose apenas unos segundos antes de ser invadidos por una diversion sinica y hasta cierto grado infantil, acorde a ligero comentario. La mano que habia sentido los labios ajenos ciajo hata la mejilla del vampiro, la piel le parecio tersa y dura, digna de un caminante de la noche.

-¿que ha sido de ti?

Estaba al parecer bien y su posicion asegurada sin duda, la corona no parecia haberse movido de su lugar pero aun en inmortales como ellos, aun en un paso tedioso y vano del tiempo a veces habia cosas que valia la pena mencionar.

por Invitado Sáb Dic 22, 2012 9:16 pm

Liam rara vez sentía algo bueno por alguna persona, casi siempre veía sus defectos y sobre todo mantenía alejada a la gente que a su mirar no fuera de su agrado, tenía un especial criterio para las amistades y rara vez las llamaba con ese nombre, el nombre común era “aliado” una persona de la cual el príncipe neerlandés pudiera sacar un provecho, fuera del modo que fuera; pero refiriéndose a la pelirroja vampiresa frente a él, podía decir que era una amiga, en toda la extensión de la palabra, apreciaba sus virtudes pero sobretodo sus defectos, aquella mujer lo había hechizado de algún modo, el príncipe tenía un gran respeto a su persona y un cariño creciente, pero eso, solo un cariño.

La mano de la vampiresa ahora descansaba en el pecho del príncipe y este a su vez acariciaba su brazo con las yemas de los dedos, mientras en su rostro se formaba una mueca tan típica suya: una sonrisa torcida y el ceño fruncido, estaba bastante divertido y muy agradecido con la mujer por haberle salvado de la insípida fiesta, e incluso aunque hubiera querido asistir (cosa poco probable en Liam), la presencia de su vieja amiga no lo hubiera molestado en absoluto.

– Depende de quién sea la acosadora, claro que siendo una mujer como tu, no me molestaría en lo absoluto, o ¿me ves de malas? – de un momento a otro el ceño fruncido había desaparecido, dejando su sonrisa en todo momento.

La mano de la mujer subió hasta su rostro acariciándolo suavemente, un gesto de ternura de parte de ambos, al ser ahora Liam quien tomaba la mano entre la suya besándola pero esta vez en la palma acomodándola de vuelta en su mejilla, ¿Quién diría que el príncipe mostraría comportamientos así?, no era completamente de piedra.

- ¿Por qué no debería estar completo?, nadie puede tocarme, no soy tan dócil como crees, no por ser de la realeza soy como un gato domesticado – aquella sonrisa se volvió en un gesto más pícaro, la tomó de la cintura y con ayuda de su velocidad vampira la acorralo contra la pared.

– aun se cazar – susurró a centímetros de sus labios antes de separarse un poco, pero sin soltar el agarre de su cintura.

– poco hay para contarte que no sepas, sabes que realmente no tengo una vida tan sociable, no es la clase de vida que me gusta llevar, es más probable que tu puedas contarme de tu vida y se que haz hecho mejores cosas en un día que yo en un mes – un cabello había cubierto parte del rostro femenino, un hermoso mechón rojo que después de un segundo paso detrás de su oreja con la ayuda del príncipe. - ¿Cómo se encuentra tu pequeña hermana? O más bien ¿Qué ha hecho tu pequeña hermana? -

por **Rosielle Lenn Mathers** Miér Ene 16, 2013 1:25 am

Lo sintió aproximarse, no lo vio, ni siquiera lo intento, sintió su cuerpo ser rodeado por uno de sus brazos y solo levanto la vista al rostro del vampiro. Era una mujer dominante, sumamente dominante, lo demostraba con la mayoría de sus amantes, pero jamás se había comportado de aquella manera con Liam, pocos eran los amantes que en su vida habían podido hacerla sentir de aquella manera, se necesitaba de alguien con carácter y con una posición mayor a la suya, Liam era joven a su lado pero tenía la fuerza interna de un león, tenía una presencia que le hacía desear meterse en sus sabanas y sucumbir bajo sus garras. Todos los amantes humanos de Rosielle habían muerto antes de darse cuenta y los vampiros se sentían intimidados, Liam era simplemente perfecto.

La pelirroja sonrió y acaricio lentamente su torso, el movimiento repentino de liam había despertado su deseo.

-me gusta cuando te pones dominante.

Murmuro y las palabras le salieron en un suspiro, los labios estaban ya cerca del cuello del príncipe y dejo surcos de besos lentos en el, como tentándolo.

-mi vida ha estado bien, mi hermanita… digamos que conoció gente interesante y estamos teniendo un bien momento ahora mismo, no ha intentado enviarme al polo norte recientemente.

Le conto juguetonamente, con la mayoría de los amantes no hablaba y menos confiaba partes de su vida, pero liam era diferente, no era un amante en quien confiase, era un amigo que casualmente encendía cada centímetro de su piel. Liam antes de ser su amante era precisamente su amigo, con el se permitía hablar y y dejarle ver cosas que los demás no tenían permitido.

Los labios de la vampiresa susurraban al hablar, sin separarse mucho de la piel de su cuello sus pies puntearon alcanzando el lóbulo de su oreja.

-se que eres duro de roer…pero más de una cosa pueden pasar, me alegra saber que sigues aquí.

Mordisqueo la piel expuesta y una de sus piernas acaricio la entrepierna del vampiro, sus manos se colocaron sobre sus hombros y acariciaron en descenso, sus dedos jugaron con el cuello de la camisa y separándose, le sonrió con travesura.

-que me dices, vas a domarme Liam? O prefieres que hoy, haga yo el trabajo?

Pregunto al tiempo en que sus dedos jalaban la tela de la camisa rompiéndola, dejándole ver el torso trabajado y liso del príncipe, las yemas de sus dedos se pasearon por su pecho despacio. Liam era masculino y exudaba fuerza y coraje, físicamente de las cosas que mas le atraían de el.

Los dedos de la vampiresa se colocaron en el borde de los pantalones ajenos, sus dedos estaban entre la tela y la piel dura y firme de su vientre, simplemente tocarlo era toda una delicia.

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