AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Algo que no es humano [Libre]
2 participantes
Página 1 de 1.
Algo que no es humano [Libre]
Oh… París, qué ciudad más bella y traicionera, tan diferente a mi Amiens. En mi ciudad natal todo era más lento y tranquilo, dándote tiempo para reaccionar ante las dificultades que te traía una vida pobre como la de mi madre y mía. Debía despertar, pues ya no estaba ahí por más que quisiera abrazar el campo y llenarlo de caricias en forma de flor. ¿Si tenía miedo? Oh, María, cómo quería salir huyendo, pero el sólo hecho de pensar que aquello sería dar un paso más cerca a llenar mi cuerpo de pecado para mantenerme, me hacía retractarme de ese pensamiento.
La última dirección —y a la vez mi última esperanza — que quedaba en la lista era la mansión de un duque, lo cual quería decir que si no me resultaba atar ese cabo, la vida se me haría más difícil a partir de ese punto. Entendí entonces que no podía continuar sin el apoyo de mi único padre: Dios mismo.
Me daba timidez entrar a una catedral en la cual nunca había estado y por tanto jugaba con mis manos sin sentido mientras avanzaba hacia el interior, pero no me iría sin hablar con quien además de ser mi deidad, también era mi consuelo y camino y merecía que me hincara ante él antes de hacer la señal de la santa cruz. Claro que tendría cuidado de no molestar a los señores de alta sociedad que allí acudieran, posicionándome en el lugar más alejado que encontrase para no distraerlos con mi apariencia carente de listones y broches de brillantes.
—Junto a la columna estará bien —pensé a la defensiva rezar en un sitio que nadie prefería— Lo que importa es la intención de la oración.
Mis pies estaban cansados y mis manos irritadas de tanto moverlas para calmar mis cohibiciones, por lo que le tocaba a mis rodillas tocar la madera de la banca para rogar y agradecer. ¿Cuántas personas eran realmente personas en esa ciudad? Esa pregunta se ahogaba en mi mente como si aconteciese un diluvio, porque aunque los transeúntes tenían cara humana, esa intuición que lamentablemente casi nunca fallaba, me avisaba que tuviera un cuidado que no podía compararse con las precauciones que había tomado antes en mi vida.
—Señor, dale luz a tu sierva, te lo ruego —cerré mis ojos con fuerza mientras besaba mi crucifijo— Hay algo en este lugar que se ha desviado de tu imagen y semejanza.
Sentí una presencia cerca, como si me estuviesen observando y rompí con mi oración al abrir mis ojos para buscar la fuente de esa inquietud. ¿Por qué estaba sintiendo esas cosas? Todas las sensaciones se multiplicaban cuando estaba cerca de ciertas personas que tenían una especie de aire alrededor que advertía a las personas que se acercaban, en especial a los frágiles de corazón como yo.
Topé mi mirada con la persona que expedía esa energía tan intensa y desconocida. Se secó mi garganta y se nubló mi cabeza.
Tulipe Enivrant- Humano Clase Baja
- Mensajes : 150
Fecha de inscripción : 04/11/2012
Localización : París, en Casa de los patrones
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Algo que no es humano [Libre]
*Con permiso
Rezar era para débiles, así me habían dicho mis hermanos los días antes de mostrarme como eran en realidad las cosas en nuestra casa, los amaba, aun los amo con todas mis ganas pero nunca se me había quitado la manía de celebrar o mejor dicho de hacer una oración esa fecha, cada año entraba solo una vez a la catedral ahí expresaba el dolor latente por la pérdida de mi madre y mi padre, cada año con una lagrima en los ojos, con el corazón frio y con la angustia me desligaba de todo lo que me rodeaba y me iba a ese espacio donde no encontraba paz pero si el silencio necesario para hacer una plegaria, agradecer y pedir. Me persigne con agua bendita al entrar a ese santuario de católicos, donde profesaban una fe que muy pocos en realidad la Vivian, el lugar como de costumbre parecía desolado.
Mi vista se centro en el fondo de aquel sagrado lugar, ahí era el santuario donde mis oraciones se iban directo al cielo, puse sobre mi cabeza el velo de mi madre, el que ocupaba cada domingo para ir a misa o cuando confesaba sus pecados, pase saliva algo nerviosa y camine, segura como la mujer que era, mirando los vitrales que hermosas obras de artes adornaban aquel tétrico lugar. Mientras más avanzaba me daba cuenta que solo habíamos dos personas una jovencita, según creí y yo, mi audición era sensible como la de un felino una capacidad que compartía con mis fieras internas logre escuchar lo que la joven predicaba y llene mis pulmones de aquel aire que parecía tener un aroma a muerte.
Me quede pasos atrás mirando al cielo, buscando en algún lugar de aquella catedral el valor para pronunciar aquella oración que tantos años pronuncie antes de dormir, me costaba, iba en contra de mi pero a favor del deseo de mi madre – Padre nuestro que estás en los cielos… - comencé con aquellas palabras que carecían de un sentido pero las recordaba como cual soneto me hubieran leído alguna vez, mis ojos seguían intentando ver pero sin lograr mirar nada en concreto – Santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino… - alcance a pronunciar cuando mi vista bajo y se topo con aquella dos esferas celestes que como enigmas parecían buscar algo más de lo que solo había visto.Aguarde silencio solo de mi labios mas mi mente gritaba por una herida que parecía abrirse nuevamente “Tengo que hacerlo”- hágase tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo – en ningún momento quite la vista de ella, gracias al velo que cubría mi cabeza podía ocultar en parte mi rostro más mis ojos no darían tregua –Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también perdonamos a los que nos ofenden; - tome aire, parecía que en cualquier momento caería de rodillas y me pondría a llorar como nunca lo hice ese año me hacían más falta que nunca - no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén – aquella última palabra resonó en mi cabeza como así en todo el lugar. Avance en completo silencio, estaba acostumbrada era a final de cuentas una espía, una espía felina, no hable más solo la mire haciendo una pequeña venia y me dirigí hacia el altar.
Frente a él solo pude decir con debilidad – Que descansen en paz… te lo suplico – la angustia comía mis palabras, mi coraje y valentía en ese momento solo era una hormiga que no tenía a quien seguir… era simplemente yo Destiny.
Rezar era para débiles, así me habían dicho mis hermanos los días antes de mostrarme como eran en realidad las cosas en nuestra casa, los amaba, aun los amo con todas mis ganas pero nunca se me había quitado la manía de celebrar o mejor dicho de hacer una oración esa fecha, cada año entraba solo una vez a la catedral ahí expresaba el dolor latente por la pérdida de mi madre y mi padre, cada año con una lagrima en los ojos, con el corazón frio y con la angustia me desligaba de todo lo que me rodeaba y me iba a ese espacio donde no encontraba paz pero si el silencio necesario para hacer una plegaria, agradecer y pedir. Me persigne con agua bendita al entrar a ese santuario de católicos, donde profesaban una fe que muy pocos en realidad la Vivian, el lugar como de costumbre parecía desolado.
Mi vista se centro en el fondo de aquel sagrado lugar, ahí era el santuario donde mis oraciones se iban directo al cielo, puse sobre mi cabeza el velo de mi madre, el que ocupaba cada domingo para ir a misa o cuando confesaba sus pecados, pase saliva algo nerviosa y camine, segura como la mujer que era, mirando los vitrales que hermosas obras de artes adornaban aquel tétrico lugar. Mientras más avanzaba me daba cuenta que solo habíamos dos personas una jovencita, según creí y yo, mi audición era sensible como la de un felino una capacidad que compartía con mis fieras internas logre escuchar lo que la joven predicaba y llene mis pulmones de aquel aire que parecía tener un aroma a muerte.
Me quede pasos atrás mirando al cielo, buscando en algún lugar de aquella catedral el valor para pronunciar aquella oración que tantos años pronuncie antes de dormir, me costaba, iba en contra de mi pero a favor del deseo de mi madre – Padre nuestro que estás en los cielos… - comencé con aquellas palabras que carecían de un sentido pero las recordaba como cual soneto me hubieran leído alguna vez, mis ojos seguían intentando ver pero sin lograr mirar nada en concreto – Santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino… - alcance a pronunciar cuando mi vista bajo y se topo con aquella dos esferas celestes que como enigmas parecían buscar algo más de lo que solo había visto.Aguarde silencio solo de mi labios mas mi mente gritaba por una herida que parecía abrirse nuevamente “Tengo que hacerlo”- hágase tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo – en ningún momento quite la vista de ella, gracias al velo que cubría mi cabeza podía ocultar en parte mi rostro más mis ojos no darían tregua –Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también perdonamos a los que nos ofenden; - tome aire, parecía que en cualquier momento caería de rodillas y me pondría a llorar como nunca lo hice ese año me hacían más falta que nunca - no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén – aquella última palabra resonó en mi cabeza como así en todo el lugar. Avance en completo silencio, estaba acostumbrada era a final de cuentas una espía, una espía felina, no hable más solo la mire haciendo una pequeña venia y me dirigí hacia el altar.
Frente a él solo pude decir con debilidad – Que descansen en paz… te lo suplico – la angustia comía mis palabras, mi coraje y valentía en ese momento solo era una hormiga que no tenía a quien seguir… era simplemente yo Destiny.
Destiny Dupriê- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 66
Fecha de inscripción : 03/12/2011
Re: Algo que no es humano [Libre]
*Por supuesto ^^
¿Por qué los seres humanos más indefensos eran los que tenían más desarrollada la intuición? Sería como un método de defensa al sentirse vulnerables. Eso debía hacer que Tulipe Enivrant, la aspirante a criada, tuviera a ese colibrí de la supervivencia cerca de su oído, llamándola a no bajar la guardia ante la carismática y glamorosa mujer que acababa de entrar a la catedral, rompiendo con su paz.
Las paredes se helaron de repente con su presencia, como si Jesús se hubiera marchado, algo imposible para la pequeña pueblerina, pero lo estaba sintiendo, ¿podía ser real? Claro que lo era, pero Tulipe no lo sabía, como si sangrara sin conocer de dónde provenía la susodicha herida. Lo único que podía hacer al respecto era observar el enigmático semblante de una mujer de ropas costosas y chillonas tras un velo de dudas, tan negro y turbio como el misterio que la envolvía.
Llamaba la atención no solamente por el aire de peligro y elegancia que despedía, sino también por la tecnicidad con la que oraba, casi como si se tratase de un conjunto de poleas destinadas a repetir un sinfín de veces una misma operación, pero sin ningún propósito en especial.
—Ha venido a orarle a Dios, pero ¿se comunicará con él? —se preguntaba la religiosa e inocente Tulipe dentro de su mente al mismo tiempo en que pestañeaba sin parar, como si eso ayudara a romper con la tensión que percibía.
La mujer más desposeída de entre las dos presentes ya comenzaba a pensar que la desconocida debía ser de esos miembros de la iglesia que iban por deber a hablar con Dios, pero tuvo que interrumpir su reflexión cuando vio a la más afortunada dirigirse a un sector más cercano al altar, como si eso la ayudase con la intensidad en la oración, volviéndola más precisa.
Tiritones ojos enseñaron las diferentes figuras santas de la estancia cuando la acaudalada fémina pronunció delicada y lastimeramente sus ansias tormentosas y para nada escuchadas. Parecía que venía la tormenta después de la calma, era el retrato vivo de cómo podía llover en una persona sin una gota de agua.
Tulipe podía ser una chiquilla insegura y asustadiza, pero por sobre todas las cosas tenía un gran corazón que seguía al pié de la letra los preceptos de la iglesia a la que había seguido como refugio, vida y camino, por lo que su músculo más sentimental se conmovió al ver a una mujer de alta alcurnia sucumbir ante las extrañas vías que estaba tomando su vida.
Se olvidó en ese momento del mal presentimiento que recibía de aquella elegante persona y del menudo prejuicio que le decía que los ricos no sabían lo que era la carencia y todo para llegar junto a la mujer del velo que muy poco podía tapar su tristeza. No quería tocarla directamente por miedo a que ésta se ofendiera y la pateara fuera de la catedral, pero sí le ofreció su impecable pañuelo para que llorase en él si era necesario. Desde luego que era menester, estaba a la vista.
—Oh, Madeimoselle —habló preocupada la muchacha al alzar su pañuelo en busca de la recepción de la distinguida fémina— Me quiebra el alma que se contenga así. Recuerde que Él nos ama como somos y no hay necesidad de esconder el dolor que…
La chica tuvo que hacer una pausa involuntaria cuando buscó el significado del dolor como motor de su vida. Por arrancar del dolor que conllevaba su cruda realidad, se refugiaba en los brazos de la iglesia. Ahí encontraba los límites que debía respetar si no quería caer en el dolor de una vida sin metas, hallaba el consuelo de la siempre floreciente esperanza y aquella ocasión había llegado para nuevamente huir del dolor por aún no encontrar trabajo. Suspiró al ver esa pequeña cuota en que ella misma utilizaba la iglesia para vivir escapando de las probabilidades toda su vida.
—B-Bueno, el dolor que a todos nos ha empujado a venir aquí… —bajó la cabeza la manceba de ojos claros, sintiendo la culpabilidad de usar las paredes de su más querida institución para huirse de todo mal.
Las paredes se helaron de repente con su presencia, como si Jesús se hubiera marchado, algo imposible para la pequeña pueblerina, pero lo estaba sintiendo, ¿podía ser real? Claro que lo era, pero Tulipe no lo sabía, como si sangrara sin conocer de dónde provenía la susodicha herida. Lo único que podía hacer al respecto era observar el enigmático semblante de una mujer de ropas costosas y chillonas tras un velo de dudas, tan negro y turbio como el misterio que la envolvía.
Llamaba la atención no solamente por el aire de peligro y elegancia que despedía, sino también por la tecnicidad con la que oraba, casi como si se tratase de un conjunto de poleas destinadas a repetir un sinfín de veces una misma operación, pero sin ningún propósito en especial.
—Ha venido a orarle a Dios, pero ¿se comunicará con él? —se preguntaba la religiosa e inocente Tulipe dentro de su mente al mismo tiempo en que pestañeaba sin parar, como si eso ayudara a romper con la tensión que percibía.
La mujer más desposeída de entre las dos presentes ya comenzaba a pensar que la desconocida debía ser de esos miembros de la iglesia que iban por deber a hablar con Dios, pero tuvo que interrumpir su reflexión cuando vio a la más afortunada dirigirse a un sector más cercano al altar, como si eso la ayudase con la intensidad en la oración, volviéndola más precisa.
Tiritones ojos enseñaron las diferentes figuras santas de la estancia cuando la acaudalada fémina pronunció delicada y lastimeramente sus ansias tormentosas y para nada escuchadas. Parecía que venía la tormenta después de la calma, era el retrato vivo de cómo podía llover en una persona sin una gota de agua.
Tulipe podía ser una chiquilla insegura y asustadiza, pero por sobre todas las cosas tenía un gran corazón que seguía al pié de la letra los preceptos de la iglesia a la que había seguido como refugio, vida y camino, por lo que su músculo más sentimental se conmovió al ver a una mujer de alta alcurnia sucumbir ante las extrañas vías que estaba tomando su vida.
Se olvidó en ese momento del mal presentimiento que recibía de aquella elegante persona y del menudo prejuicio que le decía que los ricos no sabían lo que era la carencia y todo para llegar junto a la mujer del velo que muy poco podía tapar su tristeza. No quería tocarla directamente por miedo a que ésta se ofendiera y la pateara fuera de la catedral, pero sí le ofreció su impecable pañuelo para que llorase en él si era necesario. Desde luego que era menester, estaba a la vista.
—Oh, Madeimoselle —habló preocupada la muchacha al alzar su pañuelo en busca de la recepción de la distinguida fémina— Me quiebra el alma que se contenga así. Recuerde que Él nos ama como somos y no hay necesidad de esconder el dolor que…
La chica tuvo que hacer una pausa involuntaria cuando buscó el significado del dolor como motor de su vida. Por arrancar del dolor que conllevaba su cruda realidad, se refugiaba en los brazos de la iglesia. Ahí encontraba los límites que debía respetar si no quería caer en el dolor de una vida sin metas, hallaba el consuelo de la siempre floreciente esperanza y aquella ocasión había llegado para nuevamente huir del dolor por aún no encontrar trabajo. Suspiró al ver esa pequeña cuota en que ella misma utilizaba la iglesia para vivir escapando de las probabilidades toda su vida.
—B-Bueno, el dolor que a todos nos ha empujado a venir aquí… —bajó la cabeza la manceba de ojos claros, sintiendo la culpabilidad de usar las paredes de su más querida institución para huirse de todo mal.
Tulipe Enivrant- Humano Clase Baja
- Mensajes : 150
Fecha de inscripción : 04/11/2012
Localización : París, en Casa de los patrones
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Algo que no es humano [Libre]
Postrada ante el altar podía sentir como todo mi orgullo estaba siendo pisoteado por algo que yo conocía, mis sentimientos de angustias afloraban por mi piel subían desde mis pies hasta mi propio corazón que rendido ante lo que ocurría parecía pedir perdón por las tantas faltas… -Oh Señor… tu sabes mejor que yo el dolor que siento- mi cabeza callo con eso mi voluntad se había doblegado, vergüenza podría sentir pero no, no sentía nada de eso al contrario sentía que mis palabras eran escuchadas que no hacia recitar aquellas oraciones que todo el mundo decía mas solo había que hablar con el corazón, porque ahí se mostraba como era una persona. Llene mis pulmones de aire, de aquel aire tan seco que había en la catedral y botando con dificultad las palabras de la jovencita llegaron a mis oídos como si de un verdadero ángel celestial cayendo del cielo viniera a mi auxilio. Con lentitud y avergonzada moví mis ojos mirando aquel blanco pañuelo que sostenía entre su mano. Más no pude negarme ante aquellas palabras que acogidas iban calando en mi corazón, no era católica ni nunca lo seria pero era tan débil como cualquier vaso de cristal.
Gracias pequeña – por un momento mis ojos se posaron en los de ella y me hicieron recordar a mis gatos cuando saben que la pena inunda mi cuerpo, alma y espíritu. Tome el pañuelo y lo pase por debajo de mis ojos secando aquellas lagrimas que con recelo comenzaban a florecer de mi lagrimal – El dolor es el gatillante del sufrimiento de la misma manera como lo hace como un poema – no buscaba que entendiera mis palabras ya ella había hecho mucho por mi esa tarde, otra lagrima amenazo con salir y baje la mirada mirando el pañuelo entre mis manos, una mancha le había dejado ya que el maquillaje se había corrido un poco apreté aquella tela entre mis manos – Él siempre escucha… escucha a todos cuando nuestras palaras salen del corazón – lleve mi mano hasta mi corazón que latía con fuerzas amenazando en salir lo que no era, pocas veces o una vez al año visitaba aquel lugar y siempre era lo mismo al tiempo que mis rodillas tocaban el suelo el mundo se me venía abajo.
Nadie conocí ese secreto mío y esperaba que Black, nunca lo descubriera, porque ahí encontraría mi verdadera debilidad. Aquella jovencita de ojos celestes no parecía ser una espía, más bien era tan pura que tan solo con mirarla parecía que le haría daño alguno. Estire el pañuelo para que solo lo viera – Lamento haber arruinado su pañuelo Madeimoselle – dije en un suspiro ahogado mientras apretaba el mismo entre mis manos –Prometo devolvérselo como nuevo – favor con favor se paga, yo lo sabia mi vida se basaba en una cadena de favores nada buenos, la muerte estaba en mi espalda acababa con vidas sin siquiera saber que había ocurrido tras ellas, ambición así le llamaban ese era el momento de que el gran Dios perdonara mis pecados por que primera vez en años en realidad me arrepentía de cobrar vidas. No rompía mis promesas era una mujer de palabra y más ahora que estábamos frente aquel decorado altar.
Con mis manos quite el velo negro para que ella pudiera ver mi rostro oculto, para que viera mi pena, no era dar lastima, porque sabía que aquella buena niña no la sentiría, era tan pura como su piel lo demostraba, cerré mis ojos y otra lagrima floreció – La pérdida es el dolor más grande en este mundo… pero tengo fe, que allá en los cielos descansan en paz, él los llamo a vivir en su reino en su paraíso. – Creí por ese momento en mis palabras, no estaba mintiendo las decía de corazón, le regale una sonrisa a la jovencita – Y tu pequeña… que te ha traído a este silencioso y sagrado lugar – cuidaba mis palabras, por muchos años lo hacía no quería ofenderla con mis creencias ni mucho menos pasar un mal rato que no iba al caso en este momento. En casa de Dios todo parecía ser más fácil…
Gracias pequeña – por un momento mis ojos se posaron en los de ella y me hicieron recordar a mis gatos cuando saben que la pena inunda mi cuerpo, alma y espíritu. Tome el pañuelo y lo pase por debajo de mis ojos secando aquellas lagrimas que con recelo comenzaban a florecer de mi lagrimal – El dolor es el gatillante del sufrimiento de la misma manera como lo hace como un poema – no buscaba que entendiera mis palabras ya ella había hecho mucho por mi esa tarde, otra lagrima amenazo con salir y baje la mirada mirando el pañuelo entre mis manos, una mancha le había dejado ya que el maquillaje se había corrido un poco apreté aquella tela entre mis manos – Él siempre escucha… escucha a todos cuando nuestras palaras salen del corazón – lleve mi mano hasta mi corazón que latía con fuerzas amenazando en salir lo que no era, pocas veces o una vez al año visitaba aquel lugar y siempre era lo mismo al tiempo que mis rodillas tocaban el suelo el mundo se me venía abajo.
Nadie conocí ese secreto mío y esperaba que Black, nunca lo descubriera, porque ahí encontraría mi verdadera debilidad. Aquella jovencita de ojos celestes no parecía ser una espía, más bien era tan pura que tan solo con mirarla parecía que le haría daño alguno. Estire el pañuelo para que solo lo viera – Lamento haber arruinado su pañuelo Madeimoselle – dije en un suspiro ahogado mientras apretaba el mismo entre mis manos –Prometo devolvérselo como nuevo – favor con favor se paga, yo lo sabia mi vida se basaba en una cadena de favores nada buenos, la muerte estaba en mi espalda acababa con vidas sin siquiera saber que había ocurrido tras ellas, ambición así le llamaban ese era el momento de que el gran Dios perdonara mis pecados por que primera vez en años en realidad me arrepentía de cobrar vidas. No rompía mis promesas era una mujer de palabra y más ahora que estábamos frente aquel decorado altar.
Con mis manos quite el velo negro para que ella pudiera ver mi rostro oculto, para que viera mi pena, no era dar lastima, porque sabía que aquella buena niña no la sentiría, era tan pura como su piel lo demostraba, cerré mis ojos y otra lagrima floreció – La pérdida es el dolor más grande en este mundo… pero tengo fe, que allá en los cielos descansan en paz, él los llamo a vivir en su reino en su paraíso. – Creí por ese momento en mis palabras, no estaba mintiendo las decía de corazón, le regale una sonrisa a la jovencita – Y tu pequeña… que te ha traído a este silencioso y sagrado lugar – cuidaba mis palabras, por muchos años lo hacía no quería ofenderla con mis creencias ni mucho menos pasar un mal rato que no iba al caso en este momento. En casa de Dios todo parecía ser más fácil…
Destiny Dupriê- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 66
Fecha de inscripción : 03/12/2011
Temas similares
» Más humano que humano. [Libre]
» Calor humano [Libre]
» Algo azul, algo prestado, algo viejo y algo nuevo · Privado Marchessault ·
» •• Un vampiro siempre puede simular ser un humano •• { Libre }
» Algo más allá · Libre ·
» Calor humano [Libre]
» Algo azul, algo prestado, algo viejo y algo nuevo · Privado Marchessault ·
» •• Un vampiro siempre puede simular ser un humano •• { Libre }
» Algo más allá · Libre ·
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour