•• Un vampiro siempre puede simular ser un humano •• { Libre }

por **Savannah Doucete** Miér Oct 06, 2010 4:17 pm

En cuanto se puso el sol, salí de mi hogar y fui a pasear por las calles, tenía ganas de sentirme una humana más, de integrarme un poco, o simplemente empapar mi piel con aquel dulce aroma que significaba sustento vital para mí. Para hacerlo, tenía sólo dos opciones aquella noche, una de ellas era pasar la noche en el burdel, lo cual implicaría que se me acercasen hombres buscando placeres carnales... y la otra opción era acercarme hasta el parque de atracciones, dónde en estas fechas, y los fines de semana, se agolpaban los humanos buscando ganarse algunos premios en las casetas de juegos, o simplemente divertirse montando en las atracciones.

Me vestí con elegancia, pero sin llegar a resultar algo desmesurado. Lucía un bonito vestidor negro con detalles en un intenso color vino y un precioso tocado en un laterla del pelo semirecogido. Un caballero vestido de bufón se acercó y me dió dos fichas de hueso las cuales utilizaban como pago en aquel lugar, eran para montar en una de las atracciones, era una especie de carrusel, pero claro, no me iba a montar yo sola.

Así que me dediqué a pasearme por el lugar observando a todos los humanos, podía percibir el aroma de personajes no tan humanos, pero al parecer todo estaba tranquilo. Miré en mi mano las dos fichas y busqué la atracción con la mirada, al localizarla me acerqué y me quedé observándola dando vueltas sobre aquel enorme eje y con los asientos del carrusel girando con sus personas dentro. Una leve sonrisa se dibujó en mis labios, mientras en mi mano jugaba con las dos fichas de forma distraída.

Aquel baile de colores, luces y sombras, y aquellos aromas que me llenaban las fosas nasales me hacían sentirme realmente confortada y feliz, como si a un niño pequeño le pusiesen delante un precioso regalo y al abrirlo, encontrase en su interior aquel dulce preferido, en cantidad suficiente como para saciarse.

por **Lionel D'Maine** Dom Oct 10, 2010 1:49 pm

- Sonriendo pícaro se mordió el labio inferior encontrando terriblemente atractivo todo lo que habia a su alrededor, el mundo nocturno sin duda se le presentaba como un dulce en aquella noche, su cuerpo sin saber porqué le pedía que viviera, que aprendiese a vivir, que dejara las preocupaciones a un maldito lado y que se dedicara por una vez en toda su vida a disfrutar de aquel sitio en donde las risas parecían ser además del dinero la entrada. Era cierto que no todo parecía a lo que debía de ser incluso podía replicar que aquella incomodidad que sentía en su cuerpo indicaba la presencia de no solo uno sino de bastantes seres sobrenaturales pero ¿que le importaba ahora? tan solo deseaba disfrutar.

Fué dificil que le dejaran entrar debido a sus pintas, una camisa de cuello alto con las mangas libres pero con la tela pegada al cuerpo, se podía observar su torso moverse de alante hacia detrás debido a las respiraciones de su pecho, asi mismo unos pantalones de color marrón apegados al cuerpo con unos zapatos extrañamente limpio a pesar de que la apariencia exterior no era precisamente la mejor que podía ofrecerse, además ¿un hombre de cabellos largos? eso fue en lo primero que se fijó el hombre hasta que finalmente le dió lo necesario para entrar con una no tan calurosa bienvenida, sabía que de haber sido por el hombre no le habría dejado entrar-

Gracias

-Sonrió falsamente entrando por fin al sitio, el aire otoñal le habia abierto sin duda sus fosas haciendole suspirar, ¡ah! eso era vida, no le gustaba demasiado el calor del verano y mucho menos el sudor, pero el otoño permitia a las personas modelar sus camisas, sus pantalones sin preocuparse de los sudores o de la apariencia, en eso era lo que amaba el frío. Permaneció unos instantes observando todo su alrededor hasta que su mirada se detuvo ante una muchacha de aspecto elegante, lo primero que advirtió fue el aura que revoloteaba a su alrededor asi como el hecho de que la pupila se dilató indicando que era un ser sobrenatural...pero algo en ella sin duda le atrajo, quizá fué aquella sonrisa o el rostro tan galante que mostraba, entusiasmada por todo aquello que le estaba rodeando.

No dudó en caminar hacia ella, esquivando a algunos niños que tenian toda el rostro teñido de inocencia, aun cuando muchos sabian que no todas las apariencias eran ciertas, colocó más adelante las manos en los bolsillos acariciando las fichas con cuidado hasta posicionarse al lado de la desconocida, claro que dejándo siempre un espacio entre ellos, mientras señalaba una carpa que al parecer no poseía demasiada gente, susurrando-

Aquella atracción es la primera que se debe ver cuando se viene a esta feria..."la carpa de los espejos"

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