AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La noche entre una mas [Privado]
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La noche entre una mas [Privado]
La noche ha comenzado
Las princesas han despertado
De un sueño que muy pocos han regresado…
Sus hermosos ojos azules miraba como la noche había cubierto todo el lugar, de verdad que era hermoso ver como todo había cambiado después de su muerte, cada color era más vivo, más interesante, la gente se había vuelto solamente un pasatiempo para ella, ya comenzaba a perder el interés en saber como Vivian, pues ya estaba segura que no existía a ese lugar, ahora solamente eran alimento, claro no dejaba la oportunidad de jugar con ellos.
Ya habían pasado tres semanas desde que a Mara la dejaban cazar sola al menos una vez por semana, era divertido e interesante, claro siempre Brad o Naela estaban cerca por si algún cazador la detectaba o algo por el estilo, pero eso ya no temía, Mara parecía un ángel, nadie la dañaría antes de ella hacerlo.
Descuidada, consentida, testaruda, toda una princesa demoniaca, caminaba con su vestido rosado con largos y detalles tan hermosos que debía hacer un gran esfuerzo para no ponérselo a ver, y perder toda la noche en ellos. Tenía un lindo escote con unos bordados blancos a su alrededor, como siempre parecía una muñeca de porcelana, las que no les gustaba ni un poco.
Caminaba dando pequeños salticos en donde sus padre le habían dejado, ya habían pasado unos veinte minutos que se habían ido y ella parecía de lo más normal paseando una noche de aquel mes sola, en esos lugares, ya sentía la sed aflorando en su garganta.
-¿Niña estas perdida?- un hombre de mirada lasciva le sostuvo con fuerza su pequeño bracito-Ven..- ella se resistía le miraba extrañado, aunque con aquella sed le pareció una presa fácil.
-Dejame idiota- bramo, soltándose de su agarre-vete… estoy de humor para no comerte, pero cuídate… has tocado algo que es más precioso que el oro- murmuro alejándose con rápidos pasos, hacia un lugar indefindo
No estaba sola, ya había dejado al viejo ese, pero sentía la presencia de alguien más, trato de entender porque era diferente aquella presencia ¿otro vampiro? Sería su madre o padre… pero si no eran estaría en graves problemas.
Su corazoncito se acelero, buscaba entre la oscuridad la persona que estaba en aquel lugar, pero no veía a nadie-¿quién está por ahí?- pregunto con su voz temerosa y sus manos frías.
Las princesas han despertado
De un sueño que muy pocos han regresado…
Sus hermosos ojos azules miraba como la noche había cubierto todo el lugar, de verdad que era hermoso ver como todo había cambiado después de su muerte, cada color era más vivo, más interesante, la gente se había vuelto solamente un pasatiempo para ella, ya comenzaba a perder el interés en saber como Vivian, pues ya estaba segura que no existía a ese lugar, ahora solamente eran alimento, claro no dejaba la oportunidad de jugar con ellos.
Ya habían pasado tres semanas desde que a Mara la dejaban cazar sola al menos una vez por semana, era divertido e interesante, claro siempre Brad o Naela estaban cerca por si algún cazador la detectaba o algo por el estilo, pero eso ya no temía, Mara parecía un ángel, nadie la dañaría antes de ella hacerlo.
Descuidada, consentida, testaruda, toda una princesa demoniaca, caminaba con su vestido rosado con largos y detalles tan hermosos que debía hacer un gran esfuerzo para no ponérselo a ver, y perder toda la noche en ellos. Tenía un lindo escote con unos bordados blancos a su alrededor, como siempre parecía una muñeca de porcelana, las que no les gustaba ni un poco.
Caminaba dando pequeños salticos en donde sus padre le habían dejado, ya habían pasado unos veinte minutos que se habían ido y ella parecía de lo más normal paseando una noche de aquel mes sola, en esos lugares, ya sentía la sed aflorando en su garganta.
-¿Niña estas perdida?- un hombre de mirada lasciva le sostuvo con fuerza su pequeño bracito-Ven..- ella se resistía le miraba extrañado, aunque con aquella sed le pareció una presa fácil.
-Dejame idiota- bramo, soltándose de su agarre-vete… estoy de humor para no comerte, pero cuídate… has tocado algo que es más precioso que el oro- murmuro alejándose con rápidos pasos, hacia un lugar indefindo
No estaba sola, ya había dejado al viejo ese, pero sentía la presencia de alguien más, trato de entender porque era diferente aquella presencia ¿otro vampiro? Sería su madre o padre… pero si no eran estaría en graves problemas.
Su corazoncito se acelero, buscaba entre la oscuridad la persona que estaba en aquel lugar, pero no veía a nadie-¿quién está por ahí?- pregunto con su voz temerosa y sus manos frías.
Mara Kennie D'Argouges- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 14/12/2011
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Re: La noche entre una mas [Privado]
El que teme sufrir ya sufre el temor
Proverbio Chino
Proverbio Chino
Hasta ahora había sido una noche bastante productiva para Fei. La chica había robado la suficiente comida como para alimentarse por los próximos tres días, mas un bono extra de francos extraídos del bolsillo de un Parisino incauto. Por lo mismo, estaba feliz. Caminaba por las callejuelas del mercado casi bailando, celebrando su éxito sin preocuparse de su alrededor. De cualquier modo, si su entorno quería hacerle daño, ella estaba más que preparada para defenderse.
La joven china se arregló un poco los pantalones a la vez que caminaba. Para la sociedad francesa, su vestimenta era una aberración, una indecencia. ¡Mira que mostrar las piernas de esa manera! Para Fei, era su traje de todos los días. Era más cómodo que aquellos suntuosos qipaos que las jóvenes acomodadas de su país usaban, y le permitían moverse más rápido en caso de peligro.
El peligro que, al parecer, se cernía sobre ella en aquella noche estrellada.
-¿Quién está por ahí?- escuchó, en aquel francés que entendía solo a medias. Los dueños del circo no enseñaban otros idiomas, ya que ni ellos mismos los sabían bien. Y de cualquier modo, los acróbatas no necesitaban saber un idioma que no usarían. Lamentablemente, a Fei le gustaba salir.
Se puso inmediatamente en guardia, con la pose habitual de defensa del Bajiquan, y avanzó con cautela hacia la fuente del sonido. Mayúscula sería su sorpresa al ver lo que parecía una niña pequeña, de clase alta, aunque su aroma dijera exactamente lo contrario a la vida. Esa niña tan bonita era nada más ni nada menos que un vampiro.
Fei había conocido algunos en su China natal, antiguos seres provenientes del inicio del imperio, del inicio de los tiempos incluso, pero nunca había visto un hijo de la noche de esa edad, y para ella era algo muy extraño. Los vampiros chinos se regían por estrictas leyes. Una de ellas era no convertir niños.
Bajó la guardia para no asustarla, y trató de comunicarse con su extremadamente deficiente francés.
-No hay peligro- balbuceó, tratando de ordenar su chino mental en un francés entendible-. Nǐ shīqùle shénme? Esto… ¿Estás… perdida?
Fei Ouyang- Cambiante Clase Baja
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Re: La noche entre una mas [Privado]
Nada había respondido, pensó para luego dejar salir un suspiro aliviada de todo, pero no, no era así, pronto sintió algunos pasos entre la oscuridad, sus músculos rápidamente se tensaron y mordió levemente sus labios, estaba realmente aterrada, no debía salir sin sus padres, pensó mientras estaba en aquel lugar en donde no le veía muchas salidas si esto se ponía feo. ¿Si gritara fuerte sus padres podrían llegar a oírla? No lo sabía, pero solamente esperaba que Benlovio estuviera buscándola o algo así. Entre la oscuridad encontró una silueta que parecía femenina, pero sus rasgos eran extraños y andrógenos así que no sabía decir bien lo que era, además su olor, sus feromonas decían que era una especie de animal extraño, pero no veía a ninguno cerca y aquello se veía muy humano… ¿acaso era un cambiaformas? Como aquella mujer ciega que se convertía en animales pequeños… si eso debía ser, tenía más o menos el mismo olor.
-¿eres un cambiante?- pregunto curiosa en su perfecto francés, con un todo un poco a su tierra natal en Rumania, pero de resto todo perfecto. Noto que los músculos de aquello que aun no sabía su sexo se relajaron y los de ella también lo hicieron, pronto entendió que no podía hablar bien francés, pero agradeció que lo estuviera intentando, dejo salir una leve risilla mientras asentía levemente –Lo sé…- susurro –Es que a veces soy paranoica- dijo de forma lento. Sería una noche interesante. –Yo? No…-se señalo a ella misma para luego negar con su linda cabecita haciéndola ver bellamente infantil. Por unos se quedo en silencio buscando algunas palabras que pudiera entender –Animales…. ¿Te conviertes en animales?- pregunto ansiosa de una respuesta afirmativa, pues le gustaba mucho aquel tipo de seres y mucho más si eran lindo y se podía jugar con ellos.
La detallo un poco mas encontrándose con una luz que ayudaba, encontró en su pecho una depresión que logro identificarla como una mujer, bueno al menos era una fémina con la que podía hablar, pero no debía confiarse mucho de las personas, ella era apenas una niña, una pieza frágil que se podría romper fácilmente o eso pensaba ella y así la habían criado. Deseaba poder hablar el mismo idioma de ella, comenzaban a acumularse las preguntas en su mente, pero no quería abarcarla con muchas pues temía asustarla a ella como ella había sido con ella hace unos segundos atrás así que espero pacientemente con una sonrisa inocente en sus labios, dibujándola a sus anchas
-¿eres un cambiante?- pregunto curiosa en su perfecto francés, con un todo un poco a su tierra natal en Rumania, pero de resto todo perfecto. Noto que los músculos de aquello que aun no sabía su sexo se relajaron y los de ella también lo hicieron, pronto entendió que no podía hablar bien francés, pero agradeció que lo estuviera intentando, dejo salir una leve risilla mientras asentía levemente –Lo sé…- susurro –Es que a veces soy paranoica- dijo de forma lento. Sería una noche interesante. –Yo? No…-se señalo a ella misma para luego negar con su linda cabecita haciéndola ver bellamente infantil. Por unos se quedo en silencio buscando algunas palabras que pudiera entender –Animales…. ¿Te conviertes en animales?- pregunto ansiosa de una respuesta afirmativa, pues le gustaba mucho aquel tipo de seres y mucho más si eran lindo y se podía jugar con ellos.
La detallo un poco mas encontrándose con una luz que ayudaba, encontró en su pecho una depresión que logro identificarla como una mujer, bueno al menos era una fémina con la que podía hablar, pero no debía confiarse mucho de las personas, ella era apenas una niña, una pieza frágil que se podría romper fácilmente o eso pensaba ella y así la habían criado. Deseaba poder hablar el mismo idioma de ella, comenzaban a acumularse las preguntas en su mente, pero no quería abarcarla con muchas pues temía asustarla a ella como ella había sido con ella hace unos segundos atrás así que espero pacientemente con una sonrisa inocente en sus labios, dibujándola a sus anchas
Mara Kennie D'Argouges- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 14/12/2011
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Re: La noche entre una mas [Privado]
¿Si se convertía en animales? Esa era una pregunta fácil de responder, pero a la vez algo difícil. Fácil porque podía transformarse allí mismo, sin más compañía que la de la luna y aquella niña vampira. Difícil, porque no se le apetecía desnudarse frente a una niña, por muy longeva que esta fuera. Y si se transformaba con la ropa puesta, sería un problema. Apenas tenía dos cambios de ropa.
Pero a fin de cuentas, aquella era una pregunta que esperaba ser respondida. La cambiaformas sólo suspiró de resignación un momento y comenzó a quitarse los pantalones y el qipao. Con el dolor de su corazón dejó la bolsa con francos a un lado, esperando a que no le robasen nada. Y cuando estuvo completamente desnuda, se transformó en su animal favorito.
Su figura menuda se hizo alta y rechoncha, su piel mutó en un característico pelaje blanco y negro, su cabeza se acható, dejando una mandíbula alargada, una nariz pequeña y un par de ojos enmarcados por pelaje negro. Sus orejas cambiaron de lugar, situándose en la parte más alta de su cráneo. Los brazos y piernas se transformaron en patas poderosas.
En un momento, la chica pasó de ser Fei Ouyang a un panda, un animal típico de los bosques de bambú allá en China, y una rareza en europa. Le dirigió una mirada serena a la niña al frente suyo. Cuando se transformaba en panda, la personalidad de Fei se volvía más pasiva y perezosa. El oso se sentó y se llevó una mano hacia los ojos, restregándolos a la vez que soltaba un bostezo.
Pero a fin de cuentas, aquella era una pregunta que esperaba ser respondida. La cambiaformas sólo suspiró de resignación un momento y comenzó a quitarse los pantalones y el qipao. Con el dolor de su corazón dejó la bolsa con francos a un lado, esperando a que no le robasen nada. Y cuando estuvo completamente desnuda, se transformó en su animal favorito.
Su figura menuda se hizo alta y rechoncha, su piel mutó en un característico pelaje blanco y negro, su cabeza se acható, dejando una mandíbula alargada, una nariz pequeña y un par de ojos enmarcados por pelaje negro. Sus orejas cambiaron de lugar, situándose en la parte más alta de su cráneo. Los brazos y piernas se transformaron en patas poderosas.
En un momento, la chica pasó de ser Fei Ouyang a un panda, un animal típico de los bosques de bambú allá en China, y una rareza en europa. Le dirigió una mirada serena a la niña al frente suyo. Cuando se transformaba en panda, la personalidad de Fei se volvía más pasiva y perezosa. El oso se sentó y se llevó una mano hacia los ojos, restregándolos a la vez que soltaba un bostezo.
Fei Ouyang- Cambiante Clase Baja
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Re: La noche entre una mas [Privado]
Mara como pequeña que era ladeo su cabeza un poco curiosa de saber porque la joven se quitaba todo lo que tenía en el cuerpo y comenzaba a ponerse a un lado. Pudo ver las lindas curvas de la oriental, su piel lozana y pálida que la luna bañaba de forma casi mágica. Si un hombre hubiera estado en ese lugar, la hubiera catalogado como lo más hermoso que sus ojos había visto. Mara sentía lo mismo, pero en un grado menos lujurioso y más puro, para ella era una obra de arte el poder mantener una apariencia tan hermosa, aquellos pechos redondos, simplemente perfectos, su delgadez, no excesiva, pero con la suficiente masa muscular como para realizar algún trabajo que necesitaba fuerza y flexibilidad. Aunque ella era una niña, veía las cosas de forma muy diferente.
Era una pequeña caprichosa, sonrió satisfecha cuando vio el pelaje aparecer en el cuerpo de la mujer, busco sorprenderse un poco cuando su tamaño se doblo y comenzaba a ser mucho más grande y gordo de lo que esperaba. Entonces no era un cambiante normal, eso le gustaba aun más. Dio unos pasos hacia atrás mientras su cuello se alzaba para ver con más claridad aquel ejemplar que nacía de un cuerpo humano.
Mara juro que pudo sentir como sus pies saltaban del suelo cuando aquella gran bola de negro y blanco se sentó, pero tal vez solamente era imaginación suya, inclino su rostro hacia ella mirado como se restregaba sus ojos que parecían que se ocultaban fácilmente entre las manchas negras que tenía alrededor de ellas-…- por unos segundos detallo al animal para luego deducir y llegar a la gran conclusión que era la cosa más linda que había encontrado en todo parís. Tan rara, tan distinta, tan hermosa, retuvo todo el aire que tuvo y se modio los labios para no comenzar a gritar como niña loca al ver aquella cosa exótica tan cerca suyo.
-¿Un oso panda?- susurro acercándose hasta el punto de poder sentir el aroma a bambú que extrañamente trasmitía aquella mujer. Los osos panda solamente lo había visto en libros ilustrados en zoología, pero no eran lo suficientemente explícitos como para explicar lo que era tener a un gran oso panda al frente de ella. Aquello nunca lo podría describir. Se lanzo al pecho del oso abrazándolo fuertemente, su rostro toco el suave pelaje y sintió que todo su cuerpo se erizaba, oculto su rostro en su pecho moviéndolo de un lado a otro sin poder creer aun que estaba haciendo eso. –wuaaa…. Que lindoooo- grito mientras sus manos se aferraban aun más y aspiraba el aroma del panda. Alzo la mirada poniendo su mentón en el pecho de ella para dedicarle una amplia sonrisa al rostro del panda-Se mi mascota!- pidió dulcemente, aunque a lo mejor con eso el cambiante se asustara, muchos lo hacían, otros se ponían violentos, pero nadie deseaba ser la mascota de Mara. Tal vez porque tenían miedo de que pudiera ser muy brusca con ella, pues tenía fama de eliminar a las especies más pequeñas como ratones y ardillas.
Era una pequeña caprichosa, sonrió satisfecha cuando vio el pelaje aparecer en el cuerpo de la mujer, busco sorprenderse un poco cuando su tamaño se doblo y comenzaba a ser mucho más grande y gordo de lo que esperaba. Entonces no era un cambiante normal, eso le gustaba aun más. Dio unos pasos hacia atrás mientras su cuello se alzaba para ver con más claridad aquel ejemplar que nacía de un cuerpo humano.
Mara juro que pudo sentir como sus pies saltaban del suelo cuando aquella gran bola de negro y blanco se sentó, pero tal vez solamente era imaginación suya, inclino su rostro hacia ella mirado como se restregaba sus ojos que parecían que se ocultaban fácilmente entre las manchas negras que tenía alrededor de ellas-…- por unos segundos detallo al animal para luego deducir y llegar a la gran conclusión que era la cosa más linda que había encontrado en todo parís. Tan rara, tan distinta, tan hermosa, retuvo todo el aire que tuvo y se modio los labios para no comenzar a gritar como niña loca al ver aquella cosa exótica tan cerca suyo.
-¿Un oso panda?- susurro acercándose hasta el punto de poder sentir el aroma a bambú que extrañamente trasmitía aquella mujer. Los osos panda solamente lo había visto en libros ilustrados en zoología, pero no eran lo suficientemente explícitos como para explicar lo que era tener a un gran oso panda al frente de ella. Aquello nunca lo podría describir. Se lanzo al pecho del oso abrazándolo fuertemente, su rostro toco el suave pelaje y sintió que todo su cuerpo se erizaba, oculto su rostro en su pecho moviéndolo de un lado a otro sin poder creer aun que estaba haciendo eso. –wuaaa…. Que lindoooo- grito mientras sus manos se aferraban aun más y aspiraba el aroma del panda. Alzo la mirada poniendo su mentón en el pecho de ella para dedicarle una amplia sonrisa al rostro del panda-Se mi mascota!- pidió dulcemente, aunque a lo mejor con eso el cambiante se asustara, muchos lo hacían, otros se ponían violentos, pero nadie deseaba ser la mascota de Mara. Tal vez porque tenían miedo de que pudiera ser muy brusca con ella, pues tenía fama de eliminar a las especies más pequeñas como ratones y ardillas.
Mara Kennie D'Argouges- Vampiro Clase Alta
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Re: La noche entre una mas [Privado]
¿Mascota? La cambiaformas ladeó la cabeza. ¿Para qué quería ella ser mascota de alguien, si con el circo itinerante le bastaba? Aunque, si lo vemos desde otra perspectiva, no era una mala idea, siempre y cuando la alimentaran bien. Podía aguantar ser mascota a medio tiempo, repartir su día entre el circo y los deberes propios de un animal de compañía. Y de cualquier manera, a su parte panda no le molestaba en absoluto ser mimada.
Esperando que aquella pequeña vampira supiera telepatía, habló, de manera un poco más clara que cuando ponía sus pensamientos en palabras. “Lo pensaré. Si tienes comida para mí, aceptaré”. Una de las pocas cosas que movía al panda era el hambre. La comida era muy necesaria en un mundo donde debía robar o luchar para alimentarse. Quizá aquella pequeña no supiera lo que significaba enfrascarse a golpes con un par de personas más por la comida. Quizá, siendo de aquella naturaleza tan sanguinaria, supiera lo que era pelear. Pero no podía dar nada por sentado, o al menos no tenía ganas. La forma de panda siempre le traía una sensación de paz y somnolencia difícil de ignorar.
Volvió a bostezar, algo adormecida. Para no caer bajo el influjo del sueño, se levantó perezosamente en sus cuatro patas, tomó sus cosas como pudo y se echó a caminar por el mercado. Era en verdad bastante raro ver a un Panda Chino caminar por las calles de París a altas horas de la noche, pero a Fei no le importaba demasiado. Sabía que a esa hora sólo habían vampiros y otros sobrenaturales pululando por las calles, además de borrachos que sólo pensarían que el exótico animal era una tonta ilusión causada por la bebida. No estaba realmente segura, pero podía pasar desapercibida ante los ojos del mundo de las sombras. Aquel mundo al que ella pertenecía a medias.
“¿Estabas buscando comida?” La pregunta fue formulada con algo de molestia. A pesar de que conocía los hábitos vampíricos y que en realidad no la incomodaban, sentía un poco de renuencia ante la pérdida de una vida inocente. Fei no era partidaria de la guerra y la violencia, aunque su pequeño mundo estuviese infestado de ella. Prefería vivir su vida en paz y que otros hicieran lo mismo.
Esperando que aquella pequeña vampira supiera telepatía, habló, de manera un poco más clara que cuando ponía sus pensamientos en palabras. “Lo pensaré. Si tienes comida para mí, aceptaré”. Una de las pocas cosas que movía al panda era el hambre. La comida era muy necesaria en un mundo donde debía robar o luchar para alimentarse. Quizá aquella pequeña no supiera lo que significaba enfrascarse a golpes con un par de personas más por la comida. Quizá, siendo de aquella naturaleza tan sanguinaria, supiera lo que era pelear. Pero no podía dar nada por sentado, o al menos no tenía ganas. La forma de panda siempre le traía una sensación de paz y somnolencia difícil de ignorar.
Volvió a bostezar, algo adormecida. Para no caer bajo el influjo del sueño, se levantó perezosamente en sus cuatro patas, tomó sus cosas como pudo y se echó a caminar por el mercado. Era en verdad bastante raro ver a un Panda Chino caminar por las calles de París a altas horas de la noche, pero a Fei no le importaba demasiado. Sabía que a esa hora sólo habían vampiros y otros sobrenaturales pululando por las calles, además de borrachos que sólo pensarían que el exótico animal era una tonta ilusión causada por la bebida. No estaba realmente segura, pero podía pasar desapercibida ante los ojos del mundo de las sombras. Aquel mundo al que ella pertenecía a medias.
“¿Estabas buscando comida?” La pregunta fue formulada con algo de molestia. A pesar de que conocía los hábitos vampíricos y que en realidad no la incomodaban, sentía un poco de renuencia ante la pérdida de una vida inocente. Fei no era partidaria de la guerra y la violencia, aunque su pequeño mundo estuviese infestado de ella. Prefería vivir su vida en paz y que otros hicieran lo mismo.
Fei Ouyang- Cambiante Clase Baja
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Re: La noche entre una mas [Privado]
Abrió los ojos como platos cuando noto que la joven, aunque simplemente una especie tan llegada a los humanos, tenía cierta habilidad para llegar a insinuarle que le leyera la mente, sonrió ampliamente para obedecer dulcemente a su petición, encontrándose con una respuesta que le había gustado. ¡Pobre animal! Por suerte era grande y a lo mejor era fuerte y tendría suficiente resistencia como para jugar con Mara, pues era una vampira después de todo y sus fuerzas habían aumentado mucho luego de su trasformación, impidiéndole jugar tranquilamente con personas de su misma edad, pues casi nadie creaba a humanitos como ella en seres despiadados sedientos de sangre –Pensar es buen indicio- indico mientras se tambaleaba de un lado a otro con ella mientras no podía evitar restregar su rostro en aquel suave pelaje.
Ella se había movido y Mara no pudo evitar soltar un leve puchero, pero se alzo de hombros entendiendo que debían moverse, dio un salto hacia atrás dejando que se pudiera en dos patas y recoger sus ropas para comenzar a caminar, ella tranquilamente le siguió, pero al notar la torpeza de llegar sus ropas chasqueo su lengua y rápidamente las agarro, deteniéndose unos segundos para utilizar la espalda del panda como mesa y doblarlas para luego ponerla entre sus brazos para seguir caminando. Negó con su cabeza, bueno siempre tenía hambre, pero ya había cenado hace rato y sus padres le habían dicho que la gula era mala.
-¿Tú tienes hambre?- le pregunto dulcemente para acariciar su cabeza –Tal vez deba hablar con mis padres de ti… se sentirán felices de que pueda tener una amiga tan linda como tu- expreso con amabilidad para seguir caminando. Sonrió ampliamente para quedar frente a lo que parecía un puesto de verduras vacio, pero adentro se veía muchas frutas y verduras que estaban guardadas en cajones –Si quieres manzanas te las consigo… es fácil- señalo la tienda deteniéndose mientras esperaba que el panda lo hiciera-Tranquila, no hare ningún daño, mis padres me han enseñado a ser cautelosa- explico ella con una sonrisa en su rostro sintiendo cierto orgullo por lo que le habían enseñado.
Ella se había movido y Mara no pudo evitar soltar un leve puchero, pero se alzo de hombros entendiendo que debían moverse, dio un salto hacia atrás dejando que se pudiera en dos patas y recoger sus ropas para comenzar a caminar, ella tranquilamente le siguió, pero al notar la torpeza de llegar sus ropas chasqueo su lengua y rápidamente las agarro, deteniéndose unos segundos para utilizar la espalda del panda como mesa y doblarlas para luego ponerla entre sus brazos para seguir caminando. Negó con su cabeza, bueno siempre tenía hambre, pero ya había cenado hace rato y sus padres le habían dicho que la gula era mala.
-¿Tú tienes hambre?- le pregunto dulcemente para acariciar su cabeza –Tal vez deba hablar con mis padres de ti… se sentirán felices de que pueda tener una amiga tan linda como tu- expreso con amabilidad para seguir caminando. Sonrió ampliamente para quedar frente a lo que parecía un puesto de verduras vacio, pero adentro se veía muchas frutas y verduras que estaban guardadas en cajones –Si quieres manzanas te las consigo… es fácil- señalo la tienda deteniéndose mientras esperaba que el panda lo hiciera-Tranquila, no hare ningún daño, mis padres me han enseñado a ser cautelosa- explico ella con una sonrisa en su rostro sintiendo cierto orgullo por lo que le habían enseñado.
Mara Kennie D'Argouges- Vampiro Clase Alta
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Re: La noche entre una mas [Privado]
Manzanas. El panda no era muy fanático de ellas, prefiriendo siempre el bambú antes que nada. Pero a Fei, a la humana, le encantaban. Sonaba muy apetitoso, de hecho. Le dio su aprobación con un pequeño asentimiento de cabeza, esperando que la niña no se pusiera en demasiado peligro sólo por robar un par de manzanas. Mientras ella se ponía manos a la obra, se sentó y se rascó una de las pequeñas orejas. Si hubiera estado en su forma normal, esto de robar hubiera sido pan comido.
Desde muy pequeña, Fei se acostumbró a robar para sobrevivir el día a día. Era el destino de todo niño que nacía en la pobreza de la capital China. Luchar y robar para no morir. Tratar de no ser descubiertos por las clases altas, por temor a las peores torturas y las muertes más macabras. Una vida que los volvía insensibles a todo lo demás. Y ella no era ajena a esa vida, aunque fuera un poco más humana que todos esos niños obligados a crecer prematuramente. Ahora, robar era lo que la mantenía viva y sana, la vida que siempre tendría hasta que muriera.
Desconcentrada como estaba, apenas se dio cuenta cuando la niña volvió con su botín. Las manzanas, rojas y jugosas, pasaron cerca de los ojos de la joven, que las miraba con apetito. Había comido hace no mucho, pero siempre había espacio para algo más. El exterior de panda la miró ladeando la cabeza. Se ven deliciosas. ¿Este es el precio por ser tu mascota?
Si lo era, estaba dispuesta a aceptarlo.
Desde muy pequeña, Fei se acostumbró a robar para sobrevivir el día a día. Era el destino de todo niño que nacía en la pobreza de la capital China. Luchar y robar para no morir. Tratar de no ser descubiertos por las clases altas, por temor a las peores torturas y las muertes más macabras. Una vida que los volvía insensibles a todo lo demás. Y ella no era ajena a esa vida, aunque fuera un poco más humana que todos esos niños obligados a crecer prematuramente. Ahora, robar era lo que la mantenía viva y sana, la vida que siempre tendría hasta que muriera.
Desconcentrada como estaba, apenas se dio cuenta cuando la niña volvió con su botín. Las manzanas, rojas y jugosas, pasaron cerca de los ojos de la joven, que las miraba con apetito. Había comido hace no mucho, pero siempre había espacio para algo más. El exterior de panda la miró ladeando la cabeza. Se ven deliciosas. ¿Este es el precio por ser tu mascota?
Si lo era, estaba dispuesta a aceptarlo.
Fei Ouyang- Cambiante Clase Baja
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Re: La noche entre una mas [Privado]
Para ella era gratificante ver como aquella cambiante estaba satisfecha con las manzanas que ella había recogido exclusamente para ella, mara ya no podía probar las jugosas manzanas como ella lo hacía, era un pesar y cuando se entero de aquello prácticamente chillo por unos días, pero luego entendió que no necesitaba ninguna comida, la sangre era un éxtasis total y le encantaba cada gota que ella pudiera probar, la sangre no le debía envidiar nada a los alimentos que los humanos debían ingerir.
-bueno no puedo decir que este sea el único privilegio- dijo tranquilamente mientras el oso panda le hablaba por su mente. –antes teníamos a un león, pero cuando mi padre Brad murió, este se fue y nunca volvió- indico ella con tranquilidad mientras tocaba algunas manzanas seleccionando las mas rojas y lindas para dárselo personalmente al oso panda –También había una cambiante que era amiga de mi mama Naela, pero también desapareció- se alzo los hombros para luego ofrecerle una de las manzanas que ella había seleccionado. Mara había llegado a estar con tantas personas, llenas de lujos para luego resumirse a ser una pequeña abandonada, claro, tenía la fortuna de sus padres anteriores que eran más que reyes de una nación entera y si ella quisiera podía ir a proclamar su puesto como princesa, pero no, ella no tenia eso en mente, ya estaba con Shinue y Benlovio, dos personas que la hacían feliz, solamente esperaba que siguieran junto con ella y así nunca más volviera a estar sola.
-en realidad no me importan que se hayan ido- susurro con un deje de tristeza mientras rebuscaba otra manzana –No eran mis mascotas o mis amigos, eran de mis antiguos padres y no sentían nada por mí, tal vez solamente respeto- estaba a punto de bajar la mirada y echarse a llorar pero la alzo rápidamente y le dedico una sonrisa al oso panda –Me gustan los cambiantes, pueden ser animales muy lindos, otras veces muy feroces, pero lo mas importantes es que siguen siendo humanos- indico ella para luego levantarse y dar unos pasos hacia adelante –No me agradan mucho los licántropos, les tengo miedo, pero los cambiaformas no hacen que en mi nazca temor, tal vez porque ellos tienen más miedo que yo- dijo para luego comenzar a caminar.
Se adentro sin querer un poco más a la mente del animal, llegando a unos extraños recuerdos que solamente pudo mover su cabeza para que aquellos se alejaran como nubes en un día despejado –Te llamas Fei ¿Cierto?- pregunto entrelazando sus deditos detrás de su espalda –que hermoso nombre, me encanta, es muy de tu lugar de origen- se veía muy emocionada, en realidad casi nunca hablaba con las otras personas, solamente con unas pocas podría entablar conversación.
-bueno no puedo decir que este sea el único privilegio- dijo tranquilamente mientras el oso panda le hablaba por su mente. –antes teníamos a un león, pero cuando mi padre Brad murió, este se fue y nunca volvió- indico ella con tranquilidad mientras tocaba algunas manzanas seleccionando las mas rojas y lindas para dárselo personalmente al oso panda –También había una cambiante que era amiga de mi mama Naela, pero también desapareció- se alzo los hombros para luego ofrecerle una de las manzanas que ella había seleccionado. Mara había llegado a estar con tantas personas, llenas de lujos para luego resumirse a ser una pequeña abandonada, claro, tenía la fortuna de sus padres anteriores que eran más que reyes de una nación entera y si ella quisiera podía ir a proclamar su puesto como princesa, pero no, ella no tenia eso en mente, ya estaba con Shinue y Benlovio, dos personas que la hacían feliz, solamente esperaba que siguieran junto con ella y así nunca más volviera a estar sola.
-en realidad no me importan que se hayan ido- susurro con un deje de tristeza mientras rebuscaba otra manzana –No eran mis mascotas o mis amigos, eran de mis antiguos padres y no sentían nada por mí, tal vez solamente respeto- estaba a punto de bajar la mirada y echarse a llorar pero la alzo rápidamente y le dedico una sonrisa al oso panda –Me gustan los cambiantes, pueden ser animales muy lindos, otras veces muy feroces, pero lo mas importantes es que siguen siendo humanos- indico ella para luego levantarse y dar unos pasos hacia adelante –No me agradan mucho los licántropos, les tengo miedo, pero los cambiaformas no hacen que en mi nazca temor, tal vez porque ellos tienen más miedo que yo- dijo para luego comenzar a caminar.
Se adentro sin querer un poco más a la mente del animal, llegando a unos extraños recuerdos que solamente pudo mover su cabeza para que aquellos se alejaran como nubes en un día despejado –Te llamas Fei ¿Cierto?- pregunto entrelazando sus deditos detrás de su espalda –que hermoso nombre, me encanta, es muy de tu lugar de origen- se veía muy emocionada, en realidad casi nunca hablaba con las otras personas, solamente con unas pocas podría entablar conversación.
Mara Kennie D'Argouges- Vampiro Clase Alta
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Re: La noche entre una mas [Privado]
Cambiantes. Como decía Mara, podían ser muy tiernos algunas veces. Otras, tremendamente agresivos. ¿Y qué pasaba si el mismo cambiante tenía ambas caras? Era el problema al que Fei siempre se enfrentaba. Por un lado, tenía al Panda, un animal que inspiraba ternura, diversión. Por el otro, tenía al temperamental Oso del Tíbet, que siempre le había representado un problema por aquella ira ciega que siempre mostraba al salir. Era su método de defensa, pero a la vez la parte que más repudiaba de sí misma. A veces deseaba haber nacido como otro animal un poco más amigable, por último un gusano.
Soltó una risita en forma de gruñido cuando oyó la alusión a su nombre. En tu idioma significa Baile en el Aire. A mí también me gusta. Es un nombre bastante acertado. Más que nada lo decía por la profesión a la que se había dedicado, y la que la había traído a Occidente. Acróbata de circo, esas personas que precisamente bailaban en el aire con piruetas temerarias, o capaces de acrobacias extrañas que dejaban a todos con la boca abierta. ¿Y si su madre hubiera visto el futuro y decidiera el nombre por esa habilidad en particular?
Luego recordó que no sabía el nombre de esa niña, ya que a diferencia de ella, Fei no poseía la habilidad de la telepatía. Sólo estaba aprovechando que la pequeña podía recibir mensajes mentales para comunicarse de manera más humana, por muy poco que aquella palabra alcanzara a ambas. Has averiguado mi nombre, pero aún no me dices el tuyo. ¿Cuál es tu nombre? Sentía curiosidad. Para ella, los nombres occidentales, esos con tantas letras, siempre significaban algo nuevo.
Soltó una risita en forma de gruñido cuando oyó la alusión a su nombre. En tu idioma significa Baile en el Aire. A mí también me gusta. Es un nombre bastante acertado. Más que nada lo decía por la profesión a la que se había dedicado, y la que la había traído a Occidente. Acróbata de circo, esas personas que precisamente bailaban en el aire con piruetas temerarias, o capaces de acrobacias extrañas que dejaban a todos con la boca abierta. ¿Y si su madre hubiera visto el futuro y decidiera el nombre por esa habilidad en particular?
Luego recordó que no sabía el nombre de esa niña, ya que a diferencia de ella, Fei no poseía la habilidad de la telepatía. Sólo estaba aprovechando que la pequeña podía recibir mensajes mentales para comunicarse de manera más humana, por muy poco que aquella palabra alcanzara a ambas. Has averiguado mi nombre, pero aún no me dices el tuyo. ¿Cuál es tu nombre? Sentía curiosidad. Para ella, los nombres occidentales, esos con tantas letras, siempre significaban algo nuevo.
Fei Ouyang- Cambiante Clase Baja
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Re: La noche entre una mas [Privado]
¿Ella bailaba por los aires? Mara ladeo la cabeza tomándose las palabras de forma muy literal, pero luego pensó que era alguien con pies ligeros. Ella también lo tenía, gracias a eso podía caminar en lugares en donde personas dormían sin ser notada. No se había dado cuenta de aquello, era casi natural para Mara que la información llegara como si le estuvieran hablando a ella, sonrió de forma amplia mientras le acariciaba por detrás de una de sus orejas. Le hubiera gustado poder probar una manzana como la que el panda se había comido gracias a ella, pero estaba consciente que lo único que podía probar era la sangre de una persona, se mantenía viva gracias a las vidas de otras personas. En ocasiones se podría pensar que le afectaba de algún modo, pero no, no era así, su conciencia se había ido luego de que ella hubiera sido mordida hace varios años ya…
-Tenía un nombre cuando era humana- dijo ella algo amargada por aquella confesión, pues nunca le había gustado aquel nombre, en realidad nunca lo había visto atractivo, tal vez por las veces que los pequeños del orfanato le habían molestado cuando ella iba con su madre a comprar sus huevos y así tener un poco de dinero para poder sobrevivir los meses que venían, pues su padre nunca más regresaría. Un día se había ido para nunca más regresar. ¿Acaso Mara humana había sido una niña mala para que su padre no quisiera regresar más? Aun sentía la culpa en su corazoncito muerto, pero nada serviría que ella estuviera pensando en eso –Cuando mi madre y padres vampiros me crearon me dieron otro nuevo nombre- indico ella, mostrando un poco de melancolía. Ellos también habían desaparecido. ¿El nombre que le dieron había sido perfecto? Comenzaba a pensar que si, ese nombre le estaba quedando mejor, de forma simple se oía tierno, atractivo y a ella le encantaba, era de origen hebreo, aunque ellos no eran hebreos, eran rumanos como ella, pero aun así, aquello le gusto aun más, que su nombre fuera de otro país, de otro lugar, le encanto.
-Me llamo Mara- dijo sonriendo ampliamente, dejando que su melodioso nombre invadiera los canales auditivos del panda –El tuyo significa Baile por los aires… el mío significa, Amargura, tristeza, Dulce melancolía- le susurro ella dejando salir alguna suave risita. Era perfecto para ella, pues solamente había pasado tristeza, hasta en estos momentos que estaba feliz con su nuevo padre Benlovio, ya había sufrido una gran tristeza con la desaparición de Shinue, que también era un ser que quería mucho. Era joven, pero había sufrido muchas decepciones, ya había aprendido a llorar poco, y a deprimirse solamente lo necesario.
-No sé cuanto has sufrido, tampoco quiero decir que yo he sufrido demasiado para mi edad- comento ella mirando los puntos que aparecían en el cielo negro de la noche –pero pienso que entre más sufrimos, mas fuerte nos hacemos, solamente debemos no dejarnos vencer por el dolor- volvió a acariciarle la cabeza mientras jugaba con sus esponjosas y pequeñas orejitas, que parecían ser tan lindas que se las podría arrancar, pero sabía que eso la haría enojar, pues a todos les encantaba tener sus partes en sus lugares y no que alguien se las estuviera arrancando, eso ya lo había aprendido cuando le arranco la cola a un gato, aunque había sido divertido verlo chillar y retorcerse de dolor, pero no había sido divertido que la hubiera buscado atacar.
-Tenía un nombre cuando era humana- dijo ella algo amargada por aquella confesión, pues nunca le había gustado aquel nombre, en realidad nunca lo había visto atractivo, tal vez por las veces que los pequeños del orfanato le habían molestado cuando ella iba con su madre a comprar sus huevos y así tener un poco de dinero para poder sobrevivir los meses que venían, pues su padre nunca más regresaría. Un día se había ido para nunca más regresar. ¿Acaso Mara humana había sido una niña mala para que su padre no quisiera regresar más? Aun sentía la culpa en su corazoncito muerto, pero nada serviría que ella estuviera pensando en eso –Cuando mi madre y padres vampiros me crearon me dieron otro nuevo nombre- indico ella, mostrando un poco de melancolía. Ellos también habían desaparecido. ¿El nombre que le dieron había sido perfecto? Comenzaba a pensar que si, ese nombre le estaba quedando mejor, de forma simple se oía tierno, atractivo y a ella le encantaba, era de origen hebreo, aunque ellos no eran hebreos, eran rumanos como ella, pero aun así, aquello le gusto aun más, que su nombre fuera de otro país, de otro lugar, le encanto.
-Me llamo Mara- dijo sonriendo ampliamente, dejando que su melodioso nombre invadiera los canales auditivos del panda –El tuyo significa Baile por los aires… el mío significa, Amargura, tristeza, Dulce melancolía- le susurro ella dejando salir alguna suave risita. Era perfecto para ella, pues solamente había pasado tristeza, hasta en estos momentos que estaba feliz con su nuevo padre Benlovio, ya había sufrido una gran tristeza con la desaparición de Shinue, que también era un ser que quería mucho. Era joven, pero había sufrido muchas decepciones, ya había aprendido a llorar poco, y a deprimirse solamente lo necesario.
-No sé cuanto has sufrido, tampoco quiero decir que yo he sufrido demasiado para mi edad- comento ella mirando los puntos que aparecían en el cielo negro de la noche –pero pienso que entre más sufrimos, mas fuerte nos hacemos, solamente debemos no dejarnos vencer por el dolor- volvió a acariciarle la cabeza mientras jugaba con sus esponjosas y pequeñas orejitas, que parecían ser tan lindas que se las podría arrancar, pero sabía que eso la haría enojar, pues a todos les encantaba tener sus partes en sus lugares y no que alguien se las estuviera arrancando, eso ya lo había aprendido cuando le arranco la cola a un gato, aunque había sido divertido verlo chillar y retorcerse de dolor, pero no había sido divertido que la hubiera buscado atacar.
Mara Kennie D'Argouges- Vampiro Clase Alta
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