Atardecer [Libre]

por **Willem Van Oranje-Nassau** Lun Nov 26, 2012 3:00 am

Will miro a través de la discreta mirilla se abstrajo en el animado ajetreo que era la cale principal al atardecer. Lloviznaba. Los transeúntes apretaban el paso y alzaban el cuello de sus guaridas de camino a casa. Un poco mas allá en la esquina podía verse la sombra negra de un carro doblar a buen ritmo. Suspiro con desasosiego, de entregarse al impulso irracional que invariablemente le asaltaba en el claroscuro de las horas, descendería desde el destierro en el tercer piso hasta la libertad de la calle, placer que como tantos otros vedados. No podía arriesgarse a que aquella misteriosa e incomprensible ley llamada azar le llevase a encontrarse con los sujetos que había visto pasar cuando había decidido salir. Entre ellos un sujeto al que al parecer le había arruinado el matrimonio, el como iba a saber que la mujer con la que había estado en los meses pasado era su prometida? La chica actuaba sin recato y creyó que era una mujer libre. Se recostó en su asiento y se masajeo el cuello cerrando los ojos, la chica había ocultado su origen para poder acercarse todos sabían que el evitaba a posible esposas, no deseaba casarse por mucho que fuese pobre por el resto de sus días. Abrió los ojos y observo el lugar, en realidad no le importaba trabajar para sus caprichos, techo y comida jamás le faltarían dado lo estipulado en el testamento de su madre. Sin embargo jamás tendría acceso a su fortuna si no se casaba. A menos claro que el dinero fuese aprobado por su nana, desgraciadamente la anciana no parecía estar dispuesta a cumplirle ningún capricho.

Una súbita ráfaga estrello un puñado de pequeñas gotas de lluvia contra el cristal. Brillaron en su descenso en su bajar. De estar más entrado en el invierno se hubiese congelado a mitad del recorrido. Bufo aburrido y decidió arriesgarse a salir. Se levanto del asiento y tomo su abrigo del respaldo, sin voltear a tras bajo rápidamente las escaleras, tan aburrido estaba que no se detuvo a pensar siquiera en casarse, escucho la voz de su nana llamándole pero solo se despidió con un saludo de mano. Para cuando salió la llovizna era ya escasa y el atardecer lucia hermoso entre las nubes como un caleidoscopio de colores. Sonriendo tomo el paraguas que el cochero le ofreció. No podía usar el coche sin la aprobación que no obtendría de la anciana, pero el hombre era amable al darle el objeto. Necesitaba salir, ver el exterior, después de dormir toda la mañana después del trabajo y pasar el día viendo por la ventana necesitaba estirar las piernas.

Camino por el lugar, la mansión en la que se quedaba estaba en el centro de Paris y no era tan grande como sus propiedades en su propio país pero aun así impresionaba a la vista. Sonrió sabiendo que en aquel país raro era el que podía reconocer su linaje, camino entre las calles y no paso mucho antes de que la llovizna parara y las nubes despejaran el cielo pronto a anochecer. Cerro el paraguas y se detuvo a media calle tomando aire profundamente, le gustaba lo limpio que se sentía el aire después de la lluvia.

por **Chantall Blueberry** Lun Nov 26, 2012 7:03 am

No había mejores días que aquellos cuando las lloviznas inundaban Paris, extraña, así me decía Simón cuando veía la felicidad en mi rostro al ver las gotas que tocaban la ventana como si se tratara de una suave caricia, aquellos días para mi tenían sus pro y sus contras, mas ese había tenido más contras que ningún otro, mi esposo no había ido al trabajo y había tenido que aguantarle todo el día, aun cuando se dedicaba a tratarme bien, una parte de mi lo rechazaba con demasía. Sentada en aquel gran sofá que daba a uno de los ventanales más grandes de la casa mi cuerpo descansaba mirando hacia afuera, queriendo salir y bailar bajo aquella llovizna que me tentaba a ir tras ella. Las horas eternas eran a esas alturas de la tarde tome mi abrigo el primero que encontré sin avisar a nadie salí de aquel claustro llamado hogar.

No había sacado paraguas ni nada para cubrir mi cabellera color miel, no era necesario quería disfrutar del suave aguacero que comenzó al instante a humedecer todo a su paso, suspire y el halo de mis labios se evaporo, sonreí cual niña mimada era, las calles solo eran invadidas por carruajes que a esas hora transitaban apurados para llegar a sus hogares, ahí estaba yo buscando algo simple y sencillo, ahora entendía el por qué de aquel comentario de mi esposo… Yo no disfrutaba de cosas simples ni mucho menos sencillas era tan ambiciosa y egoísta que si pudiera guardar la lluvia para mí lo haría y haría negocio con ella, pero no, me gustaba tanto los días así que intentaba disfrutarlos al máximo, tal vez… aquello era un recuerdo de mi pasado…

El cielo comenzó a despejarse mientras avanzaba por aquella vereda, mis zapatos hacían un extraño sonido al contacto con tan adornados adoquines, libre, así me sentía y así era aunque un papel me aferrara a un hombre. Continué admirando aquello tan único, tan bellísimo algunos rayos de sol se filtraban entre las nubes que parecían esparcirse y los colores violetas y anaranjados aparecieron en el horizonte pintando el cielo haciendo de aquel un magnifico cuadro digno de ser admirado, sonreí con amplitud mientras mi cuerpo se detenía – Siempre sale el sol – mis palabras habían sonado tan cálidas que me había hasta sorprendido por ellas, no parecían ser un veneno sino que eran puras y dignas de pronunciar en ese momento. Mis pies avanzaron lentos mis ojos pegados en el cielo vislumbraron un arcoíris tan gran que todo mi orgullo y mi ego caerían en aquel arco, termine por detenerme por completo y levante mi mano recreando el arco de aquel magnífico espectáculo… Cerré mis ojos y abriéndolos nuevamente aun estaba ahí ese bellísimo arcoíris de múltiples colores – OH Paris… - susurre con suavidad… mientras mi andar continuaba nuevamente…

El atardecer caía en los techos parisinos…

por **Sean O'Rouke** Lun Nov 26, 2012 10:33 pm

Aun la noche no caía y ya me estaba aburriendo el burdel. A pesar que me encantaba la compañía del lugar, llámese cortesanas y cortesanos en este caso, la situación se tornaba algo cansadora. Como había sido una noche para olvidar cosas, amores del pasado y demás problemas Chris se había entregado al placer de dejarse seducir por mujeres y hombres del burdel mientras degustaba un buen vino, de esos que se guardan para ocasiones especiales.

Pero a este punto ya estaba mas que agotado y con ganas de volver a su departamento en el cuarto piso apenas acaeciera el sol. Apenas los rayos desaparecieran tras los tejados parisinos. Se escuchaban las gotas en el techo del burdel , o al menos el vampiro si las oía.

Acababa de saciar sus deseos con una de las cortesanas del lugar, y de beber de su sangre disimuladamente dejándola como dormida sobre la cama de la habitación, pasó por el baño y acomodó su ropa y cabello, luego besó la herida en su cuello para no dejar rastros y abrió la puerta del dormitorio. Se acercó a la barra buscando alguien conocido, miro alrededor y se fue hasta una de las mesas alejadas del disturbio de mujeres.

Se sentó en una que tenía un cortinado grueso de lado y por entremedio de el se puso a observar a la gente caminar por la concurrida calle todas con paraguas sobre sus cabezas. Luego una camarera se acercó y le pidió una botella de vino mientras esperaba que la noche se diera paso entre las nubes de parís y cesara la lluvia.

por **Willem Van Oranje-Nassau** Mar Nov 27, 2012 3:13 am

Elevo la mirada al cielo y las nubes se mesclaban con el claroscuro del atardecer, entre la noche los últimos rayos del sol acariciaban la negrura inminente y un cálido arcoíris despedía el día, sonrió para sus adentro y dedico los pensamientos que una mujer jamás había generado dentro de él.

“El destino me tienta con el éxtasis haciéndome mas difícil separarme de ti…no importa si el dolor dura para siempre, si es a cambio de este precioso instante“

Los ruidos de la calle aumentaron poco a poco, sin la lluvia las personas caminaban libremente por la calle metidos en sus asuntos, los carruajes moviéndose por las calles sin parar y los charcos salpicando al desafortunado, en una esquina una familia salía de uno de los establecimientos, una mujer, su bebe y seguramente el padre. Un carro pasó demasiado cerca y el hombre giro su cuerpo empapándose la espalda, impidiendo que el agua llegara hasta su mujer y su criatura. Como algo natural el sujeto se enderezo y continúo su camino. El dueño del carro se detuvo a pocas calles adelante, siguiendo su camino sin la menor intención de mirar a su alrededor. El hombre conociendo su lugar no dijo nada, ni siquiera reclamando al aire.

“¿todo el mundo a tu edad se traga la desilusión e ignora la injusticia?”

Si ese era el caso se alegraba de su incipiente juventud, rio, no seria joven por siempre pero sin duda alguna huiría del aburrimiento y el entendimiento de las cosas comunes y de las normas y reglas tanto como pudiese, levanto la mirada nuevamente con un humor renovado. Pronto tendría turno en el burdel, era mejor si se encaminaba en esa dirección. Al frente se encontró con una figura conocida, una cabellera rubia que por experiencia sabia se sentía suave entre los dedos y lucia fascinante sobre las sabanas, sin saludar, al par de metros de distancia le sonrió, con el entendimiento y la confidencia de los antiguos amantes. Si ella evadía la mirada posiblemente su esposo estaba cerca, si le correspondía quien sabe tal vez podría acompañarlo al burdel y dejar que le sirviera un par de tragos. Miro en la distancia, el establecimiento estaba ya cerca, en la ventana una imagen se le hizo familiar, pero no podía verlo desde esa distancia. Apenas un instante y volvió su mirada a la mujer.

por **Sean O'Rouke** Dom Dic 02, 2012 9:59 pm

El vino parecía evaporarse en la copa, no le daba chances a quedarse sin beberlo, a que perdiera o tomara mas gusto después de estar ahí. Las damas de compañía seguían ofreciendo sus servicios, y el seguía aburriéndose, pidiendo clemencia al día por que termine en forma secreta, aunque por fuera aparentaba solo su sonrisa diciendo "estoy bien aquí disfrutando de mi vino".

Un vino mas y el tiempo volará, es increíble cuando no duermo lo largo que se vuelve el día. El maldito y condenado día con la mortecina luz. Me gustaría recordar como hacia antes para vivir, que es lo que hacia para divertirme, hoy solo me tengo a mi, mis presas, el teatro y la actuación, los espectáculos y a veces mi voz que me acompaña. Ah! el burdel y la taberna cuentan como entretenimiento también. Que hacia antes de esto? Tan viejo estoy que ya no lo recuerdo?

Se lamentaba el vampiro mientras solo en esa mesa en la oscuridad del burdel meneaba un poco su copa siguiendo el ritmo del piano que tocaba temas para que las mujeres movieran sus caderas y mostraran sus atributos al publico enfermo mentalmente de perversiones y fantasías. Sacó su reloj del bolsillo de su chaqueta y lo miro hasta dedicarle una cara de repugnancia. Aun quedaba tiempo. Volvió a observar por entre los cortinados buscando mentalmente acelerar el tiempo con algún poder no descubierto aun.

Podia ser posible? jumm....

Y mientras observaba, notó en la acera una figura conocida, era hombre de buen porte y elegancia. Por supuesto que era conocido, era el barman del burdel, ya era como un viejo amigo. Era un gusto verla afuera al menos el tiempo pasaba mucho mas rápido con gente conocida cerca. Notó que su mirada encontró sus vampirícos ojos detrás del cortinado y que luego se desvió a una hermosa blonda con un cuerpo mas que deseable. Todo parecía indicar que ella estaba cansada, algo saturada.

por **Chantall Blueberry** Mar Dic 04, 2012 10:24 pm

Off: Pensé que seguiríamos un orden para responder…

Tome aire como si en realidad lo necesitara, mire el cielo sonriendo al día aquel espectáculo que se me estaba regalando, en realidad así era mi vida como un arcoíris, perfecta pero pasajera la felicidad no duraba tanto y a mí me gustaba estar feliz, me desasía de los problemas con facilidad, me alejaba de las cosas que amargaban mi vida, tenía mi pasado enterrado en lo más profundo de mi corazón y nadie sabría nada… desde el momento de mi matrimonio todo había cambiado desde ahí había nacido una mujer nueva… había nacido la Señora Chantall Blueberry y nadie… absolutamente nadie diría lo contrario…

Realmente todo era perfecto esa tarde, todo parecía ser un juego que te otorgaba aquella tarde una suave brisa comenzó aflorar por las calles de Paris mientras mis cabellos ondeaban con sutileza cerré mis ojos y respire profundamente el aire helado entro a mi cuerpo e hizo que me despertara que mi cuerpo vibrara nuevamente me gire para regresar a la casa, ya había liberado tensiones y me quería arreglar para salir de noche, para poder disfrutar lo que ahora comenzaría, mi sorpresa fue que al girar la silueta de uno de mis grandes y mas importantes amantes se veía, nunca me equivocaba tenía una memoria para los cuerpos y las formas de caminar que no se me iba tan rápido – Monsieur Van Oranje-Nassau – sonreí de manera picara y me acerque a el de un paso. Puse mis manos sobre su hombro y le di un beso en la comisura de sus labios – Tus sabanas deben extrañarme – Susurre a la altura de su oído de manera sensual.

Con este encuentro todos mis planes de una noche elegante se iban por el rio, pero no me quejaba en realidad me hacía bastante feliz perder compartir una velada con aquel hombre, no sería la primera ni la última noche, además mi esposo estaba acostumbrado a mis salidas no era necesario que avisara para que yo fuera libre - ¿Dónde me llevaras esta noche? – Sabia que aquel pertenecía a la corona germánica, pero sabía también que no poseía todas las riquezas que uno de su clase debería poseer, mi ambición iba mas allá que el dinero… a final de cuentas aquello ya lo tenía, Simón, mi esposo me satisfacía en aquel aspecto… Willen tenía otras formas de hacerme sentir bien y esperaba que esa noche no me defraudara… comenzamos a caminar cerca de aquel lugar donde trabajaba, no era de mi agrado pero si podía pasarlo bien no me negaría a nada…

por **Willem Van Oranje-Nassau** Jue Dic 06, 2012 1:43 am

Off: bueno entonces estaría bien si seguimos como quedamos en el ultimo? Will, chris y chantal en ese orden?

Oh si aquella era definitivamente la dama que yo pensaba hermosa y elegante, dotada de aquella sensualidad natural, la mujer era como una serpiente para mí, hermosa, atrayente, hechizante, te hipnotizaba antes de terminar contigo. Por suerte había aprendido a gozar de su compañía y aceptar su partida. El no era de los hombres que se ataban y daba gracias a los cielos por eso, jamás en la vida desearía amar a aquella mujer, su cuerpo te hechizaba y sus ojos te embelesaban todo en ella era seducción, todo en ella te perdía haciéndote olvidar del mundo y cuando había sido satisfecha con la misma elegancia, con la misma exquisita perfección se marchaba, sin ataduras igual que el.

-mis sabanas han estado solitarias sin ti-mentí sabiendo que ella lo sabia, ninguno de los dos era exclusivo de nadie, ambos buscábamos placeres en el mundo de quien pudiese ofrecerlos y de quien fuese de nuestro gusto y deseo. Ella era una de las mujeres mas hermosas y particularmente especiales que habían pasado por su vida, acostumbraba entablas amistad con sus amantes o con la mayoría de las personas que conocía pero el caso de Chantal era diferente, con ella había una cierta confidencia. Le había platicado mi origen y conocía mas de mi que muchos, al mismo tiempo que manteníamos la distancia prudente para no perder la pasión, para no entrar en el cariño de amigos apagando la llama y cuidando desde luego no entrar en el terreno de aquellos amantes apasionados que perdiesen el sentido de la lógica y la realidad por un sentimiento efímero e irreal.

Caminamos por la calle, ella quería saber donde iríamos pero mi sonrisa de disculpa debió decirle mi situación antes de que lo exteriorizaran mis labios- aunque desearía dedicarme a ti esta noche tengo trabajo en el burdel, quieres acompañarme un rato? te serviré lo que dicten tus caprichos- hable mientras volvía la vista al frente, en la ventana aun podía ver aquella figura… era el no había duda, a pocos metros de distancia no podía equivocarme, lo observe hasta que mi mirada choco con la suya e hice un movimiento de cabeza a modo de saludo.

por **Sean O'Rouke** Sáb Dic 08, 2012 5:09 pm

(Off Rol: Ok, sigamos así. Disculpen que me adelanté en responder, no me di cuenta. Igual si gustan puedo eliminar mi rol)

Nuestras miradas se encontraron en un instante y un saludo silencioso escapó de ellas. Observé a la dama acercarse son la propia tensión que genera la intimidad entre dos personas que han compartido algún momento intimo. Obviamente esto no era algo que se notara de lejos por cualquiera, mas bien eran algunos mínimos gestos que lo intensificaban pero solo a la vista precisa únicamente. A mencionar el susurro en su oído, y sus pensamientos que cruzaban su mente no lograron mas que confirmarme lo supuesto.

Corrí nuevamente el cortinado del ventanal no sin antes echar una última mirada al cielo Parisino, no había sol, solo mas nubes y cada vez oscurecía mas y mas. En poco tiempo aparecerían las farolas para alumbrar las calles y recién ahí podría salir al secuestro de la tierna dama que andaba buscando. Era preciso encerrarla en el teatro por una semana al menos, así que andaba con poco tiempo.

Tomé la copa y bebí avidamente de ella para terminarla y seguir sirviéndome mas de la botella a punto de terminarse. Una doncella se acercó. Era morena de tez, sus ojos brillaban como dos diamantes, imaginé que había bebido algo de alcohol o que era nueva en esto porque no se notaba decisión en sus pasos. Apoyé el codo sobre la mesa mientras la observaba caminar y una sonrisa invitadora surcó mi cara. Ella hizo lo propio acercándose mientras la ayudaba a sentarse sobre una de mis rodillas.

-Cariño, no te había visto por aquí, eres nueva?- la joven respondió afirmativamente mientras yo asentía también.
-Aquí, suelo venir seguido y... hay algo que aquí me dan que no me dan en otros lados- le comenté mientras la miraba fijamente para usar mis poderes de control mental para guiar sus acciones.
De a poco la joven acercó sus brazos a mis hombros y apoyó su cuello al lado de mi boca. Sin poder resistir el impulso, la mordí levemente mientras sentía el crispar de su sangre en mi garganta y su piel tensionada.

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