La "soberbia" de Yudea [DK]

Vio la puerta de la mansión abierta, en el marco se encontraba Juno, el mayordomo, seguramente esperando su entrada para cerrar las puertas. Tomando una decisión rápida tomo a hero en un solo movimiento sobre su hombro y se movió fuera del carruaje, sus pies no hicieron ruido contra el suelo y cual fantasma llego dentro de la casa dejando que el muchacho tocase el suelo, las puerta se cerraron tras ellos y el sonido de la cerradura golpeo con su susurro los oídos Kazu.

El silbido del viento del exterior desapareció, el frio de la noche se aisló y fue remplazado por el calor de la casa, las chimeneas estaban encendidas y el calor que no podía llegar a su piel mas que por el sabor de la sangre los rodeo, el sonido del violín resonaba en las paredes, la mascota de Yudea estaba tocando nuevamente, como cada noche el muchacho se paraba junto a su amo y tocaba para complacencia del mismo. Para Joshua, el violinista, pocas cosas eran las que importaban, para el solo existía su violín el cual no soltaba y podía tocar incluso le sangrasen los dedos, yudea, su amo absoluto y Zahid, un cambiaformas oso, casi su hermano y la segunda mascota de yudea. En esos momentos descansaba en su forma de oso junto al sillón de su amo.

Kazu tomo el rostro del joven e hizo lo que había estado evitando hacer, hablo a la mente del joven, si solo levantaba un poco la voz por encima del sonido del viento el oído del vampiro podría oírlo, de la misma forma en que el o Hero le escucharían si este decía una palabra. Los sentidos sobrehumanos de un vampiro a veces eran un dolor de cabeza.


Le hablo viéndolo a los ojos, una risa infantil, algo tétrica se escucho en la otra habitación y Kazu tomo el aire que sus pulmones muertos no necesitaban. La pequeña Galadriel debía estar jugando con el oso en la otra habitación frente a los ojos de yudea, la milenaria vampiresa parecía gustar de comportarse como dictaba su apariencia cuando todos en la casa sabían que su madurez daba para mucho mas que eso.

En la otra habitación, apenas separada del recibidor por una puerta abierta Yudea recargo su rostro en uno de sus puños, ladeando el cuerpo a un lado del sillón con las piernas cruzadas, había escuchado el abrir y cerrar de puertas por lo que kazu debía haber regresado. No había palabras. ¿Acaso el joven vampiro estaba intentando esconderle algo? EL solo pensamiento le saco una risilla divertida, su mirada estaba en la pequeña figura rubia que jugaba con Zahid, su oso, en el suelo. Joshua a su lado ni siquiera prestaba atención a nadie mientras tocaba, pero se regodeaba de pensar que una sola palabra suya podría sacarle del trance en el que entraba cada vez que tocaba.

-Kazu ¿has traído a nuestro joven invitado? Que hacen aun ahí, acérquense a saludar.

Les hablo con la voz rica y profunda, cerrando los ojos manteniendo como siempre la calma, especialmente cuando las lentas notas de Joshua lo inundaban todo. En uno de los castados del estudio estaba una puerta que permanecía siempre cerrada, ahí había ya dos cuadros pertenecientes a la lujuria y la Gula y pronto habría nuevamente una nueva puntura ahí.

Acostumbrado como estaba a las presencias de esa casa, escuchando el sonido característicos de los cascos sobre la tierra se puso alerta y abrió la puerta al notar la proximidad del carruaje. El olor a la tierra envenenada de los jardines llegó a su olfato, las plantas desprendían esa suave fragancia, imperceptible y mortal en una exposición marcada para los humanos. Se inclinó al ver a las dos figuras acercarse a la casa, en una señal silenciosa de respeto.

-Sean bienvenidos a Rose Red – Su voz fue clara al enderezar su cuerpo y erguirse ante ellos con es porte elegante que poseía. Su voz aterciopelada en ese instante acompañada de una sonrisa amable que acompañaba la expresión fría de su rostro. Una vez que las puertas fueron cerradas sin inmutarse ante el comportamiento del recién llegado desapareció cual fantasma sin que nadie se percatase más de su falta.

Cuando reapareció lo hizo ante aquella puerta. Sus pasos resonaron en el piso de la mansión siniestra, sin embargo, el visitante parecía bastante interesado en el interior del estudio de Yudea –Su nombre es Joshua – le dijo –refiriéndose al violinista, justo al ponerse a su lado sosteniendo en una de sus manos aquella bandeja con el vino y las copas en ella. Con su mano diestra le hizo un ademán para que entrara.

Un asesino entrenado, pero tan servicial como pocos, sin embargo, sus extraños hábitos salían a relucir por momentos. Observó a Yudea de reojo, aquella escena por extraña que pudiese ser era lo que menos podría sorprenderle al joven asesino. Y miedo no tenía realmente, intentando envenenar a Yudea en cada ocasión, como una prueba de ver la mejora en sus mezclas. Un vampiro era muy diferente, las sustancias tóxicas que manejaba podían matar a cualquier ser vivo, pero cualquiera de los vampiros de la casa no lo era, sobre todo Yudea, y qué mejor que él para ser quien los probara. Y aún así, como mayordomo su trabajo tenía que ser impecable, obsesivo como era no permitiría que ese lugar se viera como si él no estuviese ahí.

Yudea levanto la mirada enfocándola en el joven vampiro, se le veía temeroso y vacilante y su actitud saco una risilla de sus labios. Joshua seguía tocando y el sonido suave parecía haber llamado la atención del muchacho.

-¿por que te quedas ahí?

Pregunto recargando sus sienes en una de sus manos, ladeando el rostro y viéndole con una sonrisa divertida y traviesa, las sombras a su alrededor bailaron suavemente y el sonido del candelabro tintineando acompaño las notas del violín. Era Kaine jugueteando aun después de haberlo tirado incontables veces el licano seguía subiendo. Después del pequeño lavado de cerebro en el que ni siquiera había tenido que usar sus habilidades el chiquillo inquieto se había vuelto aun más incoherente en sus actos. La pequeña niña observaba al muchacho de forma inocente, pero sabia perfectamente que de inocencia no había nada en ella.

Los ojos del vampiro recorrieron el cuerpo del joven invitado de forma lenta, un vampiro y ademas un asiático, era curioso cuando los dos pecados anteriores habían sido precisamente de aquellas características. Yudea se levanto de su asiento, conscientemente emitió el sonido seco del choque de sus zapatos con el suelo, moviéndose casi como un humano se acercó al joven, sin mas característica en su andar que la elegancia natural de aquellos e su raza. Oh pobre criatura que incauta había llegado hasta el, se veía tan fresco, un vampiro recién creado, aun con aquella esencia humana acompañándolo. Si tan solo pudiese desgarrar su piel y ver la sangre correr por la extensión blanca y limpia, con la característica ineludible de un vampiro mientras aquellos ojos de expresión humana lo veía…oh podría haber algo mas hermoso…

Coloco un dedo en el mentón del joven levantando “gentilmente”, la sonrisa que le dedico fue suave mientras el dedo se deslizaba hasta que su mano acuno una de sus mejillas.

-eres un joven y bello ser, seguramente te preguntas que haces aquí.

Los ojos negros de yudea, oscuros y profundos como los alcances de la noche se clavaron en los suyos. Como si lo leyera su sonrisa se volvió algo mas arrogante.

-junno, tráele algo de beber a nuestro invitado. ¿Por qué no te sientas? Hay algunos asuntos que me gustaría tratar contigo.

Informo sin siquiera voltear a ver al mayordomo que con una sonrisa distante y sin calor se retiro obedeciendo como siempre impecablemente cada orden.

Soltó una sonora carcajada, el muchacho era hilarante, aunque debía estar temblando de miedo o fascinado mostraba un desprecio tal que solo podía aludir a la soberbia que cargaba a aquel sentimiento que podía hacerle creer que saldría con bien de aquel lugar después de hablarle de aquella forma.

-eres bello si, también pareces perceptivo pero también es un hecho que careces de cautela pequeño niño.

Sus palabras eran suaves, con un siseo bajo e implícito que salía en un pequeño tono divertido, como si todo aquello fuese apenas un juego para el. Le dio la espalda al joven y levanto un dedo hacia Joshua, murmurando un “silencio” que el cambiaformas escucho y detuvo al instante su música. El sonido que le prosiguió fue solo el del sonido de sus pasos, de los finos zapatos chocando con la baldosa del piso, el ronroneo casi perdiéndose en el aire de su risa divertida. Verdaderamente yudea estaba en pleno festival.

Cuando el vampiro se giro nuevamente a su invitado tenia un dedo sobre los labios, había notado el ligero cambio en la actitud del muchacho con su toque, quizás alguna clase de extraño fetiche pero no era eso lo que mas había llamado su atención, el joven sin duda era uno de los que buscaba, había percibido en el la misma sensación que había percibido en los dos que había matado antes, el par de gemelos, los dos trillizos del que ahora era su cochero. Kendal se lo había asegurado y ahora podía comprobarlo, aquel joven era uno de los que estaba buscando.

-Le diré joven la razón por la que ha sido traído hasta aquí y esa razón es su propia existencia, la cual augura terminar pronto. Si se marcha ahora, si intenta irse de mi voy a molestarme y entonces no seré mas una persona amable. Usted puede jugar sus cartas, escape. Escóndase y le cazare, le buscare por todos lados, mientras duerma en el día no tendrá descanso por que no sabrá si volverá a despertar alguna vez, cuando salga a las calles tendrá que vigilar constantemente su espalda por que podría ser su ultimo paseo. Eso por supuesto si aquello que busco y que esta escondido dentro de su cuerpo no acaba antes con usted. Un día te sentirás tan bien, decidirás que eres mejor que los demás, que las normas no aplican para ti y esperaras el amanecer, la luz te tocara y el espectáculo iniciara, las llamas por todo tu cuerpo y el ardor sofocante. Un ser como nosotros no necesita respirar pero de cualquier forma no podrás hacerlo, el aire caliente entrara por tu boca, por tu nariz y no solo se quemara tu carne muerta, comenzaras a arder desde el interior hasta que no queden nada mas que cenizas.

Kazu parado en el marco de la puerta, por detrás del Hero se mantenía callado, a pesar de aborrecer a Yudea con las fuerzas del alma que ahora poseía no podía negar la implícita verdad en sus palabras y es que era lo que mas calaba y aborrecía del hombre, la crudeza de la verdad en su boca. Había una razón por la que algunas pinturas de las que buscaban aun poseían su pecado en el interior o de por que los pecados separados de ellas se encontraban en usuarios de épocas diferentes. Cuando el pecado no lograba enlazarse a un alma humana, este volvía al cuadro después de provocar la destrucción de su usuario. Del poseedor de la pintura, les atacaba de tal forma que la lógica desaparecía. Aquellos con Gula comían hasta morir ingiriendo veneno, metales o incluso otros humanos, los envidiosos terminaban buscando las cosas de los demás de forma que terminaban muertos o suicidándose, cada usuario moría de forma diferente pero todos incitados por el pecado que los controlaba, Zahid casi había muerto dormido, sin alimento ni agua. No sabían con exactitud que pasaba con aquellos que enlazaban su alma al pecado y después morían, era posible que el alma fuese consumida y desaparecida, pero Kendal creía que vagaban como fantasmas sin poder descansar.

Yudea vio a Hero sin que la mueca divertida se fuera de su rostro, ladeo la cabeza apenas un poco y sus ojos se centraron en los del otro.

-es tu decisión mi bello e impaciente invitado, ¿debo soltar ya los perros?

Y su mirada se desvió apenas unos segundos al rostro de kaine que sonreía ansiosos por que el joven decidiera marcharce, entonces sus perros tendrían con que jugar y comio, su perro mas gloton podría probar el sabor de un vampiro. Los cinco perros de kaine eran cambiaformas atrapados en su forma canina, apenas y podía percibirlos en alguna ocasión, si no se equivocaba quintillizos. Si kaine había notado alguna vez la naturaleza de sus mascotas lo disimulaba bastante bien.

-eso o… te quedas a “hablar” conmigo…

Se desperezó en su forma de oso, prefería estar así cuando descansaba, lo cual hacía mucho últimamente. No quería, pero esa pereza se apoderaba de él. Sintió el olor de otro vampiro y con toda la pesadez del mundo se levantó caminando de pronto hacia el reciente invitado. Acercó su nariz. Escuchar a Yudea de esa forma, el no captaba la amenaza en sus palabras ya que no iban dirigidas a él, eso y la estima que le tenía a Yudea era demasiado grande.

El sonido de aquel violín se detuvo de inmediato apenas Yudea movió su mano. Joshua se acercó al sillón en donde había estadoel vampiro sentándose en él rodeando al violín con sus brazos. Joshua parecía un muñeco sentado ahí, no se movía, lo único que le delataba con vida era su suave respiración, el latido tranquilo de su corazón que un vampiro no pasaría por alto.

Gruñó, se había movido siguiendo a su propietario y ahora que estaban detenidos esperando por una respuesta del aparente muchacho, el se dejó caer echándose ahí mismo viéndolo con sus ojos oscuros. Nadie se atrevía a desafiar a su amo, y si el joven lo hacía, Zahid, a pesar del sueño en el que quería abandonarse, reaccionaría y le atacaría sin dudarlo.

Junno, sin tomar en considración la negación del muchacho, volvió con una bebida para él, ofreciéndosela, a pesar de que las palabras de Yudea eran más una amenaza que una invitación. El mayordomo se limitó a entregar aquello, seguro que podía sentarle bien al vampiro cuyo nombre desconocía, pero que no necesitaba saber. Hizo una reverencia restrocediendo y quedándose en los pasillos por si se requería algo más de él.

Yudea levanto una ceja.

-le he dicho que puede marcharse mi inquieto invitado, nadie lo detendrá, abriremos as puertas, comenzaremos a cazarlo después, aun no se cuando tenga deseos de hacerlo, tal vez mañana o en un mes, de cualquier forma esta advertido. Le estoy dando opciones.

El estudio tenía la puerta principal y dos puertas mas que se mantenían cerradas, yudea se encamino a una de ellas, un par de puertas dobles que abrió para después ver al joven vampiro.

-pero ya que has decidido quedarte acércate, que te mostrare algo.

Tras hero kazu le toco el hombre indicándole que iría con él, no sabía en que podría ayudarle la compañía pero esperaba que el pobre chico se sintiese menos acorralado si tenía a alguien más aparte de yudea cerca de el.

“no va a dañarte, solo quiere mostrarte lo que quiere de ti, solo síguele la corriente y no dejes que te intimide, si tu expresión de miedo le gusta solo intentara intimidarte más, este hombre es un enfermo en ese sentido pero también es peligroso si no sabes cómo tratarlo. Estaré contigo”

Kazu era en realidad un vampiro del tipo de yudea, su ego y orgullo siempre habían sido altos al igual que su gusto por las cosas bellas. Su carácter altivo y despreocupado de los demás, un vampiro que no había sentido el dolor de la muerte ajena, la culpa de sus víctimas ni siquiera en la primera vida que había tomado, al contrario con el tiempo había aprendido a amar las vidas que se desvanecían en sus manos, en aquellos últimos instantes amaba con reverencia a los humanos que le alimentaban.

Yudea por su parte miro de reojo al par, solo con ver la expresión de kazu podia saber que estaba hablando a la mente del vampiro más joven, seguramente intentando infundirle confianza, era tan enternecedor que le daban ganas de reir. Entro a la habitación y supo que ninguna de las tres pinturas que tenía ahí podrían afectar a Hero si es que como sospechaba estaba ya vinculado a una de las pinturas, sabía que no podía haber más de un pecado vinculado a un cuerpo o un alma, cuando se había quitado la protección hecha por Kendal frente a las pinturas nuevas estas habían reaccionado de inmediato buscando entrar en el, pro habiendo dos pinturas simplemente no era posible, al parecer había tenido suerte de que la primera pintura que llegase a sus manos fuera la de la pereza, de todos los pecados era posiblemente el único que no podría afectarle, de haberse tratado de cualquier otra seguramente estaría perdido.

Espero a que los otros dos vampiros entraran, kazu estaba protegido al igual que el asi que no dudaba en entrar, solo hasta que se acercaron volvió a hablar.

-Las leyendas hablan y cuentan que en los inicios de la humanidad escaparon del infierno sus siete príncipes, también conocidos como los pecados capitales y se perdieron en la humanidad, algunos dicen que salieron de la caja de pandora y otros que vinieron al mundo humano buscando causar desastres, pero al no tener forma corpórea se apoderaron de objetos, objetos que tuvieron dueños y dueños que se volvieron monstros causando destrozos por todo el mundo, estos pecados fueron un peligro mucho tiempo hasta que fueron sellados en siete pinturas que representaban cada pecado.

Sabía que los pecados habían sido sellados en las pinturas de tal manera que no podían desvincularse de ellas, pues a pesar de apoderarse de Zahid el vínculo con la pintura jamás había desaparecido, en el caso de los gemelos vampiros al volverse vampiros su vínculo con la pintura había prevalecido. Solo destrozando sus cuerpos inmortales, quitándole aquella vasija a los pecados las pinturas habían vuelto a quedar selladas. Por lo que había vivido con aquellas tres sabía que al morir la pintura quedaba completamente inactiva si el alma descansaba en paz. Pero como lo mostraba una de ellas si el fantasma aun rondaba la pintura mantenía un vínculo a ella a pesar de no poder manifestarse por la falta de un cuerpo. Era como si el efecto de la pintura sobre el alma se congelara, pero no tenía caso explicarle todo eso al vampiro. Dependiendo de su caso sería el peligro que correría, si había entrado en contacto con la pintura antes de volverse vampiro tendría que matarlo con seguridad de no ser asi quizás solo se divirtiera un poco con el.

-como ocurrió o si es cierto es algo que no importa pero lo cierto es que las pinturas existen y tengo tres hasta ahora y se…

Yudea vio a Hero directo a los ojos, no tenía sentido decirle la razón por la que mas personas podrían querer conseguir esas pinturas. Muchos pensaban que podían devolver a los siete príncipes al mismo satanás y pedirle algo al diablo sin tener que jugarce el alma en ello, un pacto con el diablo que no involucrase su alma si no los pecados que habían escapado, pero aquello se le hacia una estupidez, no era algo que alguien como el necesitara, además de que parecia estúpido e incongruente, por que satán querría a sus catastróficos hijos de vuelta cuando podían traerle tanta diversión en la tierra? Sería una completa estupidez.

-que tu sabes donde se encuentra una de ellas, mira las pinturas, todas son del mismo estilo y la firma del artista es la misma, se que puedes relacionarlas fácilmente con la que busco, es mi deseo que me la entregues.

Completaría su colección y tendría las siete pinturas para si mismo, como uno más de sus trofeos y al mismo tiempo impediría que los locos comenzaren a llegar a su puerta buscando apoderarse de las que tenía si solo por casualidad se topaban con las que le faltaban.

Levanto una de sus cejas y soltó una risilla divertida mientras le veía moverse, el sujeto tenia suerte de que le encontrase divertido, en la vida había personas que llaman su atención, aquellos con carácter, aquellos con belleza y aquellos con poder, de entre todos había un tipo que mantenía casi intacto la mayoría del tiempo, aquellos que le divertían.

Miro a la puerta y vio que sus mascotas se habían quedado en el límite, pero si se mantenía ahí sabia de uno en especial que podía llegar a sentir el impulso de entrar, el tratamiento de Zahid aún no estaba completo, se le veía perezoso y decaído pero al menos ya se levantaba la mayoría del día aunque prefiriese estar tumbado. Desde luego sabía que de necesitarlo se levantaría con toda la fuerza que tenía.

Yudea se sentó y vio a kazu, el hombre se mantenía a una prudente distancia después de que el joven neófito le empujase, le sonrió en un gesto burlón. Kazu estaba al borde de odio por el, descargaba en su ser todas las frustraciones temores y rencores que se habían ido sumando en su interior y el centraba su mirada de desprecio sumamente entretenida, era un bonito y lindo juguete.

-y que es lo que quieres que te diga? Acerca de los pecados? No son el pecado en su todo, son la representación, misma de aquellos llamados pecados capitales, pertenecen a las “almas” de los siete príncipes del infierno o al menos eso es lo que se cree, no hagas tantas preguntas jovencito, no hay verdad alguna en esta vida que sea absoluta, ni siquiera la muerte, por ello existimos nosotros. Sea como haya sucedido o de donde haya venido hay “algo” dentro de estas pinturas que incita a las almas de las que se apodera a caer en el pecado que rigen hasta el borde de la misma destrucción, este de aquí.

Yudea señalo el cuadro que mostraba en doradas letras al marco “La Pereza” , el cuadro estaba entre los otros dos, lujuria y Gula respectivamente.

-se apodero del alma de un sujeto y comenzó a hacerlo dormir sin parar, no se levantaba ni para comer, la pintura pretendía mantenerlo así hasta su muerte.

Yudea sonrió un poco, de momento tenía a Kendal trabajando en la forma de separar a Zahid de aquella odiosa pintura por completo o al menos anular sus efectos sobre el cambiaformas, pero después buscaría la forma de averiguar qué era lo que pasaba con aquellas almas, si los cuadros buscaban llevarlas a la muerte, a veces se preguntaba si era para alimentarse de ellas, pero de ser así no usarían a vampiros sin alma de los cuales después de su muerte no quedaría nada, quien sabe quizás solo buscaban algo de diversión, el podía entender eso, no había nada peor que una eternidad aburrida.

-no se cuál es la pintura que tienes contigo, pero no parece que haya hecho gran efecto en ti hasta ahora, me pregunto cuál será….

Kazu vio al chiquillo hacer pregunta tras pregunta se preguntó si su reacción tendría algo que ver con la vanidad, con el sentimiento de que nada era mejor que el, quizás el orgullo que le hiciere pensar que saldría bien librado de esto. Yudea le había prometido dejar en paz al muchacho si se lo llevaba y este cooperaba de buena gana pero yudea era de temer, el vampiro jamás, jamás mentía pero no necesariamente te decía toda la verdad, aquella lengua viperina te engañaba sin necesidad de mentiras. Se recargo de la puerta y soltó un suspiro, no tenía verdadero interés en el muchacho, no necesitaba ser un genio para saber lo que pasaba dentro de el, no había podido salvar a su princesa y ahora creía que tal vez encontraría alivio y redención en proteger a un chiquillo que no conocía los alcances de sus propias palabras.

Yudea volvió a mirad a kazu, parecía que se había distraído y sonrió al ver que su mirada se perdía, seguramente perdido en los remordimientos nuevamente, hundido en los recuerdos de la muerte de su adorada princesa, casi podía predecir sus movimientos, siempre era igual, el semblante se oscurecía la ira y el odio se arremolinaban en sus ojos luchando por la culpa, aquellos ojos que se adivinaban entre el gris y el azul se oscurecían hasta ser más negros que su alma…y entonces lo encontraban, la figura de su amante caminando cerca de el, con la mirada fija en su rostro y las iris se inyectaban de sangre con el ardor de una pasión incontrolable, eran tan predecibles y por ello manejables.

Yudea volvió la mirada a hero y se acercó hasta el acariciando su mejilla con un par de dedos, su expresión era tranquila pero el ambiente a su alrededor se sentía tenso y su sola presencia estremecedora, con el vampiro jamás se veía la rabia o el enojo en su rostro, solo se sentía a su alrededor como si hubiese escondido tanto tiempo sus expresiones que solo pudiesen percibirse en su cuerpo.

-te recomiendo mi bello invitado que no insultes mi casa, soy un hombre paciente y tolerante y puedo ser sumamente complaciente, más de lo que puedas imaginar pero a veces….

Los ojos del vampiro se cubrieron ligeramente por el velo de sus pestañas y su sonrisa se torció en una mueca sádica y placentera.

-a veces pierdo el control y me dejo llevar por mis deseos… por otro lado, tienes una piel preciosa tan blanca.

Las cosas que podría hacer con aquella piel, como un lienzo en blanco listo para ser pintado, hacia tanto que no se divertía de aquella forma, su ultimo lienzo había sido tan perfecto que no había logrado encontrar nada siquiera similar como para dejar su huella en ella.

El estrepitoso sonido de algo cayendo le hizo levantar la vista y ver al estudio que habían dejado atrás, kaine había saltado desde el candelabro, junno había reforzado las cadenas que le sujetaban para que soportaran al desquiciado licano pero al parecer había logrado desprender una de las luces del mismo al bajar, la pequeña galadriel estaba riéndose cerca de el y el lobo alegaba inocencia con el argumento de un complot en su contra.

Había escuchado eso y lo que dijo a continuación no hizo sino agravar en su interior las palabras que el invitado pronunciaba. Había salido de la nada, situándose junto a Kazu, Jin estaba cerca y aparecería en cualquier instante, fue por eso que no se molestó en ver al que en realidad era el vampiro al que había llegado a servir a París. Ante la llegada de su verdadero maestro, las cosas no habían cambiado en ese sentido, dado que antes de todo aquello, la Mansión de la Medianoche era el lugar que debía cuidar.

Pero eso no significaba que pusiera menos empeño en Rose Red. Por un momento pensó en decir algo o al menos hacer, fuese un movimiento, pero las palabras de Yudea le detuvieron en su lugar, por mucho que él fuese quien se encargara de todo lo que podía, esa mansión le pertenecía. El se daba por bien servido con apenas eso que decía de no insultarla. Una media sonrisa con un dejo de ironía, cosa rara en su expresión, pues solía ser solo esa límpida sonrisa que podía ser bastante engañosa en ocasiones, la que normalmente inundaba sus facciones.

Claro que esta se borró por completo al escuchar el estruendo del material de la lámpara que Kaine se haía llevado entre los pies. Arqueó una ceja, entre el descortés invitado y el demente licano, su mente estaba más que ocupada con querer decirles algo. Se decidió a ir por Kaine, cruzando cerca de ellos. Miró al vampiro cuando pasó lo más cerca de él. Junno se movía con esa ligereza, como un mortal, no como ellos, pero áun así tan deprisa que si no tenías cuidado lo tendrías en tu espalda sin darte cuenta.

'¿Puedes percibir la muerte?Ten cuidado de no percibir la propia' Estaba bien, Rose Red era un lugar peculiar, pero el sujeto no sabía cómo expresarse adecuadamente. Entró en el estudio cerrando las puertas tras él. Aquel par era sin duda uno que le provocaba dolor de cabeza y fuese de la forma que fuese no iba a permitir que esos dos dieran una imagen inadecuada, más Kaine que la pequeña vampiresa, ella solo parecía divertirse al rondar por ahí y los destrozos en su mayoría eran cosa de su... ¿qué era suyo? ¿amigo? De la única persona que podía sacarlo de sus casillas...

Noto como su vampiresco invitado se levantaba sobresaltado, pero no giro la vista a el, era completamente consiente del muchacho aun cuando no parecía prestarle demasiada atención en esos momentos, en ocasiones Yudea tenía aquel aire de distracción y desenfado que hacía que los demás pensaran que no les prestaba atención, lo que hacía que los nervios de Kei se alteraran.

-el no ha hecho nada…malo.

Levanto el rostro un poco y su expresión de placer fue tan evidente que asustaba, Kaine había ido a dar con el por las razones más simples de entre todas, un juego de póker, se habían apostado a si mismos y el había ganado, aunque después de lo que había hecho con su cabecita cuando por fin lo había atrapado el no recordaba en realidad las situaciones de aquel juego, Kaine no había hecho nada “malo” en realidad había sido bastante útil emboscado al hombre que ahora tenía encerrado en su sótano, Kendal era un brujo muy útil especialmente cuando solo vivía para eso, encerrado no tenía nada más en este mundo que crear maravillas para el.

La pequeña vampiresa se movió alrededor de kaine riéndose y murmurándole palabras a las que no pensaba prestarles verdadera atención, aquellos dos parecían sacados del mismo libro, sus razas debían marcar una enemistad sin remedio pro el corto circuito en sus cerebros parecía funcionar de maravilla manteniéndolos juntos. Junno entro al estudio cerrando la puesta tras el y yudea le observo disfrutando de la sonrisa tan diferente a la perfecta de siempre que se dibujó en su rostro, dejando por un segundo ver al ser frio y despiadado que se escondía tras una máscara de perfecto sirviente.

Viendo la escena levanto la mano derecha tomando el mentón de Hero, quien se encontraba en su espalda, tan cerca de el que no le fue difícil alcanzar su piel.

-así que el aroma de mi casa te parece desagradable?

Sus dedos se movieron acariciando la piel dura, fría y suave, verdaderamente como porcelana.

-entonces tendremos que arreglar que no vuelvas aquí…al menos no percibiendo ningún aroma.

La idea de bloquear algún sentido le paso por la mente pero ese era un juego que ya conocía, no le apetecía más.

-volvamos a lo nuestro mi apreciado invitado…la pintura, te enviare de vuelta a casa con mi mayordomo y le darás la pintura…. Que te parece eso?

Su tono para la última frase fue bajo suave y condescendiente, como la caricia de una navaja sobre la piel.

Observó la escena en un inicio sin querer entrometerse, pensó que el sentido común podría existir en el vampiro recién llegado, pero eso no ocurrió. Pero entonces le vio respondiéndole a Kaine y en su perfecta expresión una ceja se arqueó visiblemente. O no tenía sentido del peligro o bien era demasiado ingenuo.

-No Kaine... A ese quien, no puedes asesinarlo, no aún o lo habría hecho yo ya mismo -Contestó con a verdad aunque sus palabras no llevaban ningún tono que indicase que por ahora fuese a hacerlo. Jaló a Kaine del brazo cuando escuchó la propuesta del otro de hacerle de comer.

-Dudo mucho que sus habilidades puedan superar las mías y además es mi trabajo encargarme de esas cosas en esta casa -sonrió como siempre lo hacía, que quien no le conociese o no percibiera mucho en él, tomaría como una fable y amable sonrisa.... Y l era, si omitías muchas veces sus pensamientos o el hecho de que realmente había pensado en hacerle algo al sujeto un momento antes.

-Con su permiso, será mejor que me lleve a este chico - Tomando a Kaine por el cuello con su brazo -No necesita curarlo, lo haré yo mismo, pero se le agradece el interés - Solo quería salir de ahí y eso incluía llevarse a Kaine antes de que destrozara algo más que él tendría que reparar. Suspiró casi sin que se notara, jalando al licántropo consigo.

-Deberías tener cuidado, anda, te curaremos y tus cachorros parecen preocupados por ti, no los culpes - Dijo como si realmente aquello fuese a tener sentido para alguien más -Cálmate y te haré algo de comer, lobo idiota - Junno perdía la paciencia con Kaine, aún sabiendo que había alguien que podía escucharle y que no era de la casa, con Kaine perdía los estribos y no le importaba tanto su propio comportamiento.

En realidad podría haber dejado que le hiciera de comer, pero era su territorio, la cocina sobre todo. Y era Kaine. si, era Kaine y eso le hacia negarse por muy raro e irracional que sonase. No iba a dejar que lo alimentara. De entrada porque iba a terminar sin un brazo si lo intentaba -y el tendría que limpiar- y porque simplemente no quería relegar esa tarea a alguien más.

Lo que hizo fue jalarlo a la cocina a pesar de que el lobo se resistiera, ya estaba acostumbrado a tener que arrastrarlo con él en ocasiones, vio a los perros que seguro al menos uno de ellos estaba un poco alterado por haber dañado a su amo -Disculpen... si se les ofrece algo, estaré aquí inmediatamente - Y no bromeaba, estaría ahí, tan rápido como se lo permitiera su rapidez.