La "soberbia" de Yudea [DK]

por **Kazu Maek** Mar Nov 27, 2012 11:33 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Musica:

Vio la puerta de la mansión abierta, en el marco se encontraba Juno, el mayordomo, seguramente esperando su entrada para cerrar las puertas. Tomando una decisión rápida tomo a hero en un solo movimiento sobre su hombro y se movió fuera del carruaje, sus pies no hicieron ruido contra el suelo y cual fantasma llego dentro de la casa dejando que el muchacho tocase el suelo, las puerta se cerraron tras ellos y el sonido de la cerradura golpeo con su susurro los oídos Kazu.

El silbido del viento del exterior desapareció, el frio de la noche se aisló y fue remplazado por el calor de la casa, las chimeneas estaban encendidas y el calor que no podía llegar a su piel mas que por el sabor de la sangre los rodeo, el sonido del violín resonaba en las paredes, la mascota de Yudea estaba tocando nuevamente, como cada noche el muchacho se paraba junto a su amo y tocaba para complacencia del mismo. Para Joshua, el violinista, pocas cosas eran las que importaban, para el solo existía su violín el cual no soltaba y podía tocar incluso le sangrasen los dedos, yudea, su amo absoluto y Zahid, un cambiaformas oso, casi su hermano y la segunda mascota de yudea. En esos momentos descansaba en su forma de oso junto al sillón de su amo.

Kazu tomo el rostro del joven e hizo lo que había estado evitando hacer, hablo a la mente del joven, si solo levantaba un poco la voz por encima del sonido del viento el oído del vampiro podría oírlo, de la misma forma en que el o Hero le escucharían si este decía una palabra. Los sentidos sobrehumanos de un vampiro a veces eran un dolor de cabeza.

“solo conócelo Hero, por favor, solo entra y conócelo”

Le hablo viéndolo a los ojos, una risa infantil, algo tétrica se escucho en la otra habitación y Kazu tomo el aire que sus pulmones muertos no necesitaban. La pequeña Galadriel debía estar jugando con el oso en la otra habitación frente a los ojos de yudea, la milenaria vampiresa parecía gustar de comportarse como dictaba su apariencia cuando todos en la casa sabían que su madurez daba para mucho mas que eso.

En la otra habitación, apenas separada del recibidor por una puerta abierta Yudea recargo su rostro en uno de sus puños, ladeando el cuerpo a un lado del sillón con las piernas cruzadas, había escuchado el abrir y cerrar de puertas por lo que kazu debía haber regresado. No había palabras. ¿Acaso el joven vampiro estaba intentando esconderle algo? EL solo pensamiento le saco una risilla divertida, su mirada estaba en la pequeña figura rubia que jugaba con Zahid, su oso, en el suelo. Joshua a su lado ni siquiera prestaba atención a nadie mientras tocaba, pero se regodeaba de pensar que una sola palabra suya podría sacarle del trance en el que entraba cada vez que tocaba.

-Kazu ¿has traído a nuestro joven invitado? Que hacen aun ahí, acérquense a saludar.

Les hablo con la voz rica y profunda, cerrando los ojos manteniendo como siempre la calma, especialmente cuando las lentas notas de Joshua lo inundaban todo. En uno de los castados del estudio estaba una puerta que permanecía siempre cerrada, ahí había ya dos cuadros pertenecientes a la lujuria y la Gula y pronto habría nuevamente una nueva puntura ahí.

por **Kei Koizumi** Vie Mayo 17, 2013 4:37 pm

Irrumpió en la habitación, como una ráfaga de viento que pretende que todo se mueva a su paso. Una sonrisa algo torcida se dibujo en sus facciones, diferente a la usual, fuese la que estaba llena de sarcasmo o una realmente sincera y natural. Su mente, en un estado de cambio continuo en esos días, a causa del efecto de estarle haciendo recordar cosas que habían estado enterradas en su subconsciente por demasiado tiempo, transfiguraban su personalidad por momentos.

-Yo le llevaré -anunció a Yudea -Traeré el cuadro de regreso conmigo - No iba a preguntar, sabía para qué quería Yudea esos cuadros, contrario a lo que él mismo había pensado. Dio media vuelta para dirigirse a la pueta principal de la mansión -Junno vendrá conmigo -Evitar cualquier margen de error, fuese como estaba o en su sano juicio, no había que dejar cabos sueltos. Vio aparecer entre los pasillos a Jin, buscando a Kazu, sonrió con malicia al notar la molestia en su mirada. Seguramente le había visto llegar con aquel 'invitado' que había ido a traer, tal cual él había hecho ya con otra persona que poseía aquellos dichosos pecados.

Escapar de uno de ellos ya era complicado y él solo quería acabar con todo de una vez. Esos cuadros, recuperar sus recuerdos e irse de ahí en cuanto fuese posible. Matar a Yudea había pasado a ser un plan a largo plazo -Vamos, muchacho, para ti la noche es corta - Yudea había hecho que el ambiente allí fuese el adecuado para seres como ellos, la luz del sol no llegaría a la mansión así estuviese resplandeciente detrás de aquellas perpetuas nubes de tormenta.

Sin esperar respuesta empezó a caminar saliendo de la casa, como si estuviese seguro que todo se movería a la forma que él quería en ese instante, lo cual no era tan descabellado. Junno apareció con el carruaje, listo para partir. Espero a la persona que tenía consigo la soberbia. Era gracioso pensarlo ahora. Pero probablemente el vampiro que buscaba los cuadros tuviese una personalidad con características más remarcable que los seres que poseían ahora aquellos cuadros y lo que contenían.

por Invitado Sáb Mayo 18, 2013 7:29 pm

“Me da miedo pensar que el tiempo está llegando a su fin. Pero más me aterra que este calvario seguirá presente, atormentándome a cada minuto que sigue pasando”

Mis ojos se abrieron con susto, con algo de sinceridad y un poco de rechazo. Simplemente tenía miedo y mirar hacia abajo era la única salida. Acepté aquellas palabras del humano frente a mí, yo solo deseaba no ser lastimado, pero ellos tomaban todo demasiado mal, como si estuviese evadiéndolos, como si estuviese criticando algo. Parecían una mafia. La viva imagen de una mafia. Pero me quedé en silencio, observé al nuevo asiático que estaba en el lugar y enarqué una ceja. Como si él estuviese escondiendo algo, tenía aquel instinto que siempre me avisaba un poco del peligro, pero no había nada más para hacer. Empecé a caminar detrás de él. Abrazándome el cuerpo con cuidado en lo que me quedaba callado, simplemente les daría aquel cuadro que había conseguido en la subasta y me iría. Intentaría estar en la casa durante algún tiempo, esperando a que aquellos seres se olvidasen de mí. No quería recordarlos, me había hecho tener miedo, me habían dejado algo destrozado, como si fuese solo un pedazo de basura en un callejón abandonado.

-No es para vosotros lo mismo? … Ah! Yah, voy, mi casa queda en los bosques, cerca de inicio…

Murmuré y me subí al carruaje, sin saludar, sin mirar, solo manteniendo los ojos hacia el suelo. Pasaba frente al tal Yudea y el escalofría me recorría el cuerpo, luego frente a Kazu y mi columna prácticamente se quebraba en dos. Fue tal la desesperación que casi me subí de un salto al carruaje y me abracé al primer cojín que encontré dentro. Observando a aquel chico, seguramente japonés que ingresaba. Era bello, pequeño y con la mirada altanera y fúnebre, digna de un vampiro de muchos años vividos. Con la leve sombra bajo sus ojos. Me sorprendía como podía tener esa aura. Pero no quería hablar, solo quería llegar. El trayecto se hacía largo, algo tenso y pesado. Pero yo intentaba distraerme, contaba los hilos del filo de mi camisa, jugaba con los botones, miraba los papeles que tenía dentro de mi saco. Mordía mis labios hasta esperar a llegar a la casa. Pero antes de bajarnos le miré y tragando saliva esperé a que me dijera algo, cualquier cosa. Pero sin poder esperarlo me dirigí yo.

-Os traigo el cuadro… Y ya está? Me dejaréis en paz? Yo no he hecho nada! No sé por qué no me lo habéis pedido! O al menos comprado o cambiado por alguna otra obra! V-vuestros métodos son algo bruscos no lo creéis?!

Me quejé sin preámbulo alguno y cuando llegamos intenté bajarme, quería correr hacia el cuadro y volver lo antes posible. Entregarlo y de allí irme a algún otro lugar. Compraría otra casa, me mudaría a algún lugar más lejano, más cubierto, a uno donde no pueda volver a encontrar a aquellas bestias que no necesitaban colmillos para dar temor.

“El centro más doloroso de la agonía. Como agua hirviendo me evaporo de sus existencias. Fui solamente un peón más en un juego de ajedrez”

por **Kei Koizumi** Dom Mayo 19, 2013 1:32 am

Sonrió ante lo que dijo y solo negó con la cabeza -Si te quedases en esta casa lo comprenderías, pero eso no sucederá, no durarías ni un día -Aquello era más bien un juego de azar.

Acomodándose frente a aquel vampiro, joven, podía sentirlo, su piel no era como la suya, aun con la palidez que mostraba, estaba más cercana a lo humano. También había aspectos como su mirada, veía al vampiro, pero al humano que aún no se esfumaba. Extraño que alguien como él lo pensase. Durante el trayecto, le observó, recargado en su propio brazo, mirando todos los intentos que tenía el otro para distraerse. Por su parte el se entretenía viéndole. Su presencia, comparada con la de quienes habían dejado atrás era muy diferente. En algún punto suspiró justo para después d hacerlo escuchar su queja.

Sonrió como lo hace alguien viendo a un niño quejarse de su comida -Estoy de acuerdo en que los métodos no son los mejores. Yo te habría comprado el cuadro o bien lo habría robado si te negabas a entregarlo de esa manera -Encogió sus hombros viendo su prisa, mientras que sus propios movimientos eran relativamente lentos.

Se quedó de pie -Solo eso, entrega el cuadro, que es lo que a él le interesa -refiriéndose a Yudea -Debes considerar que has tenido suerte, a pesar de esas quejas que salen de tus labios. Podría decir que incluso ese sujeto ha tenido tacto contigo -Ya lo había visto más de una vez, y en carne propia podía asegurar que Hero tenía suerte. No podía hablar a la ligera y prometerle algo como que no volvería a verlos.

-Entregame el cuadro y no molestaré más - La noche estaba por terminar, él solo necesitaba regresar a Rose Red y escaparía del día, en aquel lugar de noche eterna. Y volvería orque necesitaba las piezas de su propio rompecabezas. Sonrió al chico, inclinándose con cierta ligereza. El gesto en su rostro, tenía como pocas veces, un tinte de cierta diversión ante la situación. A cambio de ayudarle con sus recuerdos, Yudea había pedido su ayuda para ir por esos cuadros junto con el resto de su familia improvisada. Así que por eso se había ofrecido en este caso, antes de que le dieran una orden, lo haría por su propia cuenta -Esperaré aquí- Con el semblante diciendo a todas luces que no había otra forma. Se recargó en la madera del carruaje, en su ared improvisada mientras veía la entrada a aquel recinto.

...Todos somos partes de un plan maestro que no lograremos discernir hasta que los sucesos nos arrastren hasta lo más profundo y estemos atrapados en ellos...

por Invitado Dom Mayo 19, 2013 7:30 pm

“La suerte siempre está de mi lado. No subestimes mi poder de convencimiento, aunque eso no significa que intentaré meterme en la boca del lobo.”

Fruncí el entrecejo al escuchar sus palabras, pero no sucumbiría a la tentación de decirle algo mal educado. Me estaba controlando lo más que podía, pero mis ojos demostraban la molestia de escuchar aquel arrebato de su parte. Notaba que ese lugar era el mismísimo infierno, pero odiaba que me digan que no podría hacer tal o tal cosa, me incitaban a intentarlo, y aunque saliera perdiendo; siempre encontraba alguna escusa o le echaba en cargo la culpa a otro. Algo que siempre me había terminado perjudicando y esperaba que con aquel cuadro que me quitarían se fuese calmando un poco más. Quizá, realmente era aquella soberbia la que estaba haciéndome tan testarudo ante algunas situaciones. Suspiré un momento, sentía la mirada del vampiro clavada en mí, al parecer el otro también se aburría, pero se entretenía conmigo. Eso me recordaba a Kazu, cuando habíamos entrado en el carruaje, había pasado algo similar.

-Oh! Qué lástima que los métodos… Y eso… Bueno yah~ como sea, yo siempre tengo suerte! Esta de mi lado… O eso creo, hahaha. Yah~ Os bajaré el cuadro, sabéis está en el segundo piso, así que tardaré un poquito, aparte soy un poco bruto con mis manos. Tengo miedo de romperlo…

Murmuré en tanto me bajaba y le miraba, era bello, sus facciones, eran realmente mucho más hermosas que la de los demás que había en la casa, aunque todos eran extrañamente perfectos. Me subió un escalofrío por la columna y moví la cabeza a un costado, mirándole aún, se me formaba un suave sonrojo y al final una risa estridente, que terminaba con mis manos cubriendo mis labios. Negaba y torpemente me giraba, empezando a correr a la casa, tropezando con lo que estaba en mi camino. Era realmente una sensación extraña la que había sentido, un cálido azote de realidad. Como si de repente hubiese entendido algo en el mirar de aquel vampiro que me había acompañado. Y el humano que lo había traído, aquel ser era mucho más extraño que los demás. Como fuese agarré el cuadro. Era bastante grande y al tomarlo con ambas manos me fui hacia atrás y quedé medio en el piso. Quejándome con un leve gemido, pero empezando a caminar había abajo. Mi rostro mostraba aquella faceta desanimada, aparte de que algo de tierra me había caído en la mejilla. Realmente mi humor estaba muy malo en ese momento. Tanto, que al llegar la puse en el piso y le pateé apenas la punta del marco.

-Ahjj! Esa maldita cosa es pesada. Por qué no os habré dicho que la vayáis a buscar vos. Buu… Me he manchado, estaba sucio en la parte de atrás… Yah, a ver, llevadla, tampoco la quería!

En realidad era mi obra favorita de la casa, pero no lo diría, mi orgullo seguía completamente vigente en ese momento. Me crucé de brazos y esperé a que se lo llevara y se fuera. Claro que no le saludaría en la mejilla como un francés, ambos éramos asiáticos, así que no necesitábamos esas formalidades, simplemente agaché la cabeza y al verle nuevamente fijamente a los ojos un leve sonrojo volvió a aparecer y con ello solo atiné a sonreírle y reírme, moviendo la mano como despedida. Parecía un tonto, bueno, en realidad, lo era. Era un idiota y no podía creer que aquel japonés tan bello que lo había acompañado fuese parte de aquel grupo de extraños, por aquellos sujetos que realmente me intrigaban. No sabía si tendría nuevas noticias de ellos, tampoco sabía si realmente las quería. Pero no había dudas de que todo podía pasar y estaba intrigado por saber cómo terminaría aquella historia, aquellos cuadros, aquello que no me habían terminado de contar.

“Disfruto de mi libertad tanto como me es posible, porque sé que durará poco, porque el final siempre está cerca a pesar de lo que pensemos”

por **Kei Koizumi** Lun Mayo 20, 2013 2:54 am

...Los lobos pueden convertirse en ovejas y éstas tornarse en la más letal de las bestias...
...En cada sueño, en cada función o pesadilla, existe la posibilidad de que todo se transforme y se vuelva lo que no esperas...

Le vio moverse y esperó pacientemente. No tenía tanta prisa y tenía confianza en que en el remoto caso que intentase escapar sin entregarle lo que quería, tenía lo suficiente para obtenerlo por sus propios medios. Pero no creía que algo así sucedería. Incluso a distancia, casi suelta una carcajada. El chico parecía tan gracioso, nervioso y trastabillando de esa forma. Demasiado tiempo sin ver a alguien de los suyos comportarse tan torpemente, ¿siquiera era posible? Pasó una de sus manos, acomodando sus cabellos, ligeramente largos. Siempre le había gustado de esa forma, incluso si a su amante no parecía agradarle del todo. Sonrió como quien olvida una parte de su presente y parece centrarse en detalles que parecen insignificantes y por momentos se vuelven las razones más fuertes.

Escuchó el sonido de los pasos volver, como quien oye el latir de un corazón a metros de distancia, sus pensamientos eran visibles y por un momento pensó que era halagador que alguien reaccionara así por él, pero no le traía lo que buscaba. Totalmente diferente, la mirada que buscaba, era totalmente contraria a la del chiquillo que apenas parecía poder con el peso del cuadro que cargaba entre sus brazos. Inexperto ... ¿Así se veía el en aquellos tiempos en los que todo empezaba para él? Suspiró de forma apenas notoria, acercándose al otro vampiro, sosteniendo el cuadro para terminar recargándolo el mismo en el suelo, solo sosteniéndolo con una de sus manos para que no cayera.

Se inclinó como un gesto de cortesía, observándole con una suave sonrisa en su rostro -Le agradezco y siento las molestias - Hizo una seña y Junno se acercó sin demora alguna para tomar el cuadro. Le costó algo de trabajo el meterlo al interior del carruaje, él podría haberlo hecho fácilmente, pero estaba mirando a su interlocutor con fijeza -No tiente su suerte, permanezca lejos de esa casa o de mi alumno, probablemente sea lo mejor - Se acercó deslizando su mano en un movimiento rápido sobre el rostro del joven, apartando los rastros del polvo que había sobre su tersa piel -Con esto, debo decir que no creo que nuestros pasos se crucen de nuevo - Eso era lo mejor en muchos sentidos. Incluso si llegaba a ver a cualquiera de los otros, él no solía estar en aquella casa, así que dio por hecho que no sucedería. Podía equivocarse, pero prefería pensar que no.

Había notado el sonrojo en aquellas mejillas, y de alguna manera, le recordó a un mucho más joven Kazu Maek, uno que aún no poseía la belleza de uno de los de su raza, pero que no había sido menos hermoso por eso. Pero el brillo en sus miradas era muy diferente. Sonrió de medio lado. Su única creación como vampiro, realmente había tenido ese fuego en la mirada. E incluso, se había atrevido a abandonarle. Esa irreverencia y el orgullo, que a pesar de los momentos que había pasado no vio borrarse de sus ojos.

Ahí radicaba la diferencia. El que veía frente a él, era más bien como un niño que no tiene sentido de supervivencia. Había vislumbrado en él cuando dijo antes aquel comentario, las ganas de llevarle la contraria y ahora esos atisbos de algo que podía discernir con claridad -No deberías dejarte encantar con facilidad-Su onrisa llevaba algo de malicia. Realmente debía tener suerte para haber salido intacto de Rose Red -Cuídate, muchacho - dijo en un tono más bajo, dando la vuelta y dejando que su abrigo largo y oscuro, hiciera aquel sonido que rompía el aire por su movimiento.

...No mires atrás ni dejes que la corriente te arrastre hasta aquel umbral...
...La muerte, tu compañera eterna ... La noche se volverá tu misma esencia...

por Invitado Lun Mayo 20, 2013 10:00 am

“La despedida más hermosa es la que se siente al ser liberado de una terrible fiera salvaje. Me siento como derretido, me siento ahogado en lodo. Flotando, siendo acariciado por la misma realidad”

Fue una sensación límite, una fuerza brutal me estaba corrompiendo. De repente no pude evitar sentir un leve cosquilleo por aquella mirada intensa, pero algo dispersa que me mandaba el viejo vampiro. Pestañeaba, convenciéndome de que solo era aquella sensación de tranquilidad que estaba siendo liberada en mi interior a borbones, no tenía sentido el sonrojarme por él, el avergonzarme por solo verlo sonreír. Tan divino, el ser de piel perfecta, de ojos rasgados, era un culto a su nación, no había dudas de ello. Aunque me preguntaba si había sido igual de joven. Como fuese le sonreí de la misma forma y entre risas que mis manos cubrían asentí. No había sido exactamente una molestia después de todo. Mordí mi labio inferior y volvía a abanicar mi mano a modo de saludo. Pero el japonés se acercaba a limpiarme el rostro y con ellos se llevaba de mí una gratificante sensación. Por qué las personas siempre acariciaban mis mejillas? Apoyé aquel lado más en su mano, disfrutando la sensación que se difuminó al instante. Y bufé, mal mirándolo por unos segundos.

-Y-yaahh… Yo no tiento a la suerte… Ah! Una lástima no poder volveros a ver… Pero si así lo deseáis no me veo con motivos de discutiros. Aparte! Tenéis mucha fuerza~ No quiero acercarme mucho, mira si me rompéis.

Bromeé y enarqué una ceja, escuchando sus palabras, el tintineo de su rechinar. El vuelo de su saco, aquellos sacos que yo solo usaba arriba de un escenario. Realmente quedaba hermoso en el joven. Suspiré y le vi como quien mira a un ser famoso, a alguien preciado pero inalcanzable. Bajé los orbes hacia la tierra de la calle y empecé a hacer círculos allí, mordiendo mis labios, mirando por el rabillo del ojo cuando empezaban a subirse al carruaje. El infierno se iba alejando poco a poco y con ello me empezaba a tranquilizas y aquella sensación realmente aparecía, no era el simple espejismo de aquel ser hermoso; era realmente la tranquilidad de que seguiría vivo. El suspiro salió cuando aquellas personas estaban a unos metros. Y cuando ya los tenía a un kilómetro de distancia mi cuerpo cayó como un saco de plumas en la entrada de mi hogar, entre el pasto, miré a cielo, sentí mi pecho abrirse y cerrarse como capturando aire para relajarse y sentí una lágrima caer. Me había estado aguantando toda aquella sensación de peligro. Y ahora sentía que moriría. Dejé salir un gimoteo y poco a poco me levanté. El sol estaba cerca, tenía que huir de él. Meterme a mi casa, ir hasta lo más profundo de la mansión y encerrarme allí donde el sol no llega nunca. Acurrucarme entre las sabanas mientras podía llorar lo que quisiera. El final había llegado. La tranquilidad había vuelto a mi mente y el simple cuidado por mi propia vida se había acentuado. París no era lo que yo pensaba, los seres sobre naturales estaban por todos lados y alguien como yo, tan simple, tan débil, necesitaría de ayuda. Había oído de organizaciones, de gente sobre humana contra la iglesia, que se juntaba y se protegía. Era mi única salida, mi única forma de aprender habilidades para sobrevivir.

“El fin se ha sellado, pero hay un nuevo comienzo. Mi vida dará un giro. No volveré a hacer el mismo joven débil de antes. Prometo mejorar y si nos volvemos a ver. Daré batalla.”

CERRADO

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