Non è facile passare inosservati[Privado]

Debíamos admitirlo, nada era color de rosa, siempre habría errores que buscarían poner al sujeto en una situación complicada. Todo era como un huracán, que ha pisado tierra y comienza su devastación, nadie está a salvo; si no se ha puesto en un refugio o no ha tenido la inteligencia de alejarse del lugar de peligro. Cuando todo se calma, solamente es una calma luego de la tormenta final, casi siempre es peor que las primeras horas, viene con mucha más destrucción. Pero, las personas que sobreviven a situaciones así, están de acuerdo en algo: su alrededor es más hermoso, brillante. Comienzan a valorar su alrededor después de haber conocido la muerte.

La vida estaba formada de situaciones, escenas y recuerdos que están en la memoria de su protagonista. Algunas más importantes que otras llegan a tener una mayor relevancia en su conciencia y no se desvanecen completamente, como algunas de menor importancia que aunque no desaparecen, se vuelven débiles y se quedan estancadas en el subconsciente sin poder subir a la superficie para que el sujeto tenga una noción de ella. Son olvidadas pero no olvidadas.

Ya pronto cumpliera un siglo y este no llegaría solo, había encontrado a tantas personas que ya deberían estar sucumbiendo a las enfermedades o a la vejez de su cuerpo, pero el no, el aun seguía así de guapo como cuando las jóvenes de su pequeño pueblo le veía. No podía evitar sentirse asombrado por aquel proceso congelado que no tenia explicación, ni lógica, pero aun así ya comenzaba a aceptar su condición, es mas no le molestaba, además, como obra del espíritu santo comenzaba a tolerar más a las personas de su raza.

Nada en él había cambiado, aun las mujeres seguían detrás de el, su rostro apenas se mostraba cambiado; tal vez por alguna que otra arruga que le hubiera salido, su piel tostada por el sol, que no perdonaba ni al mejor samaritano. Tal vez en lo exterior no había cambiado nada, pero era más sabio, más fuerte y deductivo, ya no era aquel chiquillo que huía de las mujeres cuando sus padres decían que si llegaban a estar embarazadas debía hacerse cargo de sus responsabilidades. No, aquellos tiempo en donde él era humano, en donde podía sentir sus huesos crecer con más rapidez, habían desaparecido, ahora era un licántropo.

-Me gustaría pasar algún día desapercibido…- susurro chasqueando su lengua mientras su rostro estaba contorsionado de frustración. Dejo salir un leve gruñido mientras se movía ágilmente entre los techados de los grandes edificios de aquella zona. Podía oler un exquisito olor a fragancia, una de las caras que se podrían comprar en parís, el aire estaba impregnado de eso, ya comenzaba a ser una tortura para el no poder encontrar un espacio en donde solamente el polvo que los carruajes levantaban llegara a su olfato sensible. Alguien le estaba persiguiendo, por las composiciones del perfume era una mujer de la alta sociedad, no tenía un olor a muerto; o la fragancia no buscaba ocultarlo. No tenía olor a ningún animal, así que no era un cambiaformas ni tampoco un licántropo como él. Era una simple humano que buscaba muerte entre sus manos.

Ya la luna estaba en lo más alto, estaba redonda, hermosa, grande y reluciente, Eerin miro hacia arriba casi por instinto, solamente para deleitarse con aquella belleza virginal, la luz de la luna lo baño completamente, el entrecerró sus ojos a gusto de sentir aquella calma que le producía aquella experiencia, pero claro, solamente se podría decir que era la calma después de la tormenta. Eerin no tenía ningún arma, pocas veces traía armas que le ayudaran en una batalla, tenía sus manos en los bolsillos de su pantalón de cuero como si nada en este mundo le importara. -…- entre abrió un poco los ojos, percatándose que estaba cerca del borde de aquel edificio, sonrió ampliamente dando un paso al vacio, en donde cayó de pie sin muchas complicaciones en un callejón desierto. Volvió a sentir la fragancia en el aire y aquello comenzó a irritarle de sobremanera -¿quieres jugar un poco Madame…?- pregunto al aire mientras buscaba la luna, pero las paredes de los edificio ocultaban su belleza, frunció el ceño levemente –Espero que estés lista para morir- sentencio mientras un leve gruñido salía de si mismo

- L’erba cattiva non muore mai. - respondi con una sonrisa

No habia salido con intenciones de matar algo, era mas bien un patrullaje con lo basico encima... Unas botas comodas para correr y vestida como un masculino mas. Habia escondido mi cabello, en forma de trenza, detras de una boina a tono con el traje. A esas horas la Directora de Arte Egipcio no sale, la cazadora si... Habia llevado mi arma de refuerzo con una bala de plata y un par mas en los bolsillos, mi daga de plata y unos lapices de madera. Los ultimos me eran demasiado utiles en estos casos, especialmente si consideras que tu cuello es tan apetitoso como cualquier otro y necesitas huir.

Levante la solapa del abrigo liviano que tenia encima para que no se notara tanto mis razgos.. ya que era menuda realmente pero el corte de cara, los labios carnosos o la mirada celeste... Me delataban demasiado. Llevaba el perfume en la piel, lo cual me hacia algo rara para los de mejor olfato... pero esperaba que el aroma a ropa limpia lo tapara un poco, como igual tapaba mi cuello.

Comence a andar pasadas las ocho de la noche, para cubrirme habia salido por la salida de incendio que tenia la caja de zapatos donde vivia.Y no anduve demasiado hasta ver a alguien... Normalmente ni me hubiera volteado a ver dos veces pero reconoci ese rostro. Era alguien a quien le seguia mi padre la vista, habiamos dejado el caso al no tener evidencia y porque un pez mas gordo se habia aparecido.

–Espero que estés lista para morir-
- L’erba cattiva non muore mai.(Hierba mala nunca muere) - dije antes de acercarme a la luz del callejon, sacando mi daga de plata dejandola oculta detras de mi espalda

Me habia costado seguirle el paso, al principio, me mantuve a un metro de el mientras hubiera personas a nuestro alrededor y estoy segura que me descubrio. Podria haber volteado y huido pero.. Que gracia tendria eso? Necesitaba saber de el, de esa criatura de la noche que podia huir para atraparme o para despistarme esperando que el tiempo se apiadara de el... Desaparecer bajo el manto de la neblina de esa noche, si tuviera suerte.

Y casi la tiene, al parecer el no vio una escalera de emergencias antes de tirarse de pie... Eso era bueno, porque significaba que aun tenia la guardia baja o que tenia intenciones de encontrarse conmigo. Tape mis manos con el abrigo antes de deslizarme por la escalera, dejando que la gravedad hiciera lo suyo, esperando que la buena calidad del traje me sirviera para evitar quemarme las manos.

Me movi hacia el cuando escuche su voz

-¿Quieres jugar un poco Madame…?- pregunto aquella voz al aire mientras miraba al cielo. No pude ver su rostro ya que seguia espaldas a mi.

En silencio deje caer mi abrigo, poniendo luego mis manos hacia atrás por si necesitaba tomar alguna de mis armas. En el bolsillo derecho tenia los lapices, en el izquierdo el arma para matar lobos... pero estabamos muy lejos para dispararle y no fallar... Y tenia un solo disparo antes de tener que recargar, demasiado peligroso. Era mejor inmovilizarle y ponerle el arma a quemarropa sobre su pecho esperando que ruege mientras la sangre se agolpara complicandole el pensar...

– Espero que estés lista para morir-
- L’erba cattiva non muore mai-deje que las palabras salieran de mi, en mi idioma original, sabia que el me entenderia y pensaba sorprenderle con el idioma mientras, si pensaba ir a por mi cuello, le clavaria la daga para que le quemase el cuerpo antes de sacar mi pistola.

-¿L’erba cattiva non muore mai…?- inquirió dejando salir una suave risa al mismo tiempo que su cabeza se iba para atrás regocijándose de aquel comentario en su idioma natal, para él había sido una buena broma, pero si alguien hay era mala hierba, era y solamente seria él, así que él no moriría, solamente disfrutaría un momento inoportuno en donde dos enemigos se encontraban cara a cara sin saber uno del otro, pues esa era la impresión que le daba Eerin, si hubiera sido algo planeado, la mujer no hubiera sido tan estúpida de mostrarse aun, o eso creía él, en realidad no sabía la forma de trabajo de aquella mujer y tampoco le importaba -Perché non andare a caccia di un mouse fuori?... (¿Por qué no te vas de caza por algún ratón por ahí?)- pregunto utilizando su idioma. Se comenzaba a sentir extraño, tenía más de cincuenta años que no había utilizado palabras italianas tan juntas, nunca le había tocado eliminar a una patriota como aquella.

Por unos momentos pudo llegar a sentir el fresco aire de los bosques de Italia en donde toda su familia Vivian en paz y armonía con la naturaleza y los animales de su pequeña granja, pero la realidad era otro, estaban en un lugar húmedo, llegando el otoño, pero aun sufriendo por el desgraciado calor del verano que aun estuvieran de noche aun se podía sentir un poco del calor saliendo de la ciudad a esa hora de la noche. Puso todo su cuerpo al frente de ella con el ceño levemente fruncido y su rostro ladeado como examinándola detenidamente pero sin parecer un pervertido, además sus ojos no demostraba esa mirada lasciva que podría tener con una cortesana, aunque no iba a negar que la joven era hermosa y muy atractiva, pero claro en esos momentos no era el lugar adecuado para estar pensando en esas cosas y su conciencia le advertía que no debía fiarse de las apariencias.

- Che cosa vuoi da me? (¿Qué es lo que quieres de mi?)- pregunto dejando salir un suspiro – Non ho intenzione di combattere contro di te e non perché ha una politica di non ferire le donne (no pretendo pelear contigo y no es porque tenga alguna política de no lastimar mujeres)- se alzo los hombros mostrando la poca importancia que le tenía aquello – Solo perché non ho motivo di farlo, e si dovrebbe rispettare la vostra signorina anziani, ma l'aspetto non è che ho i capelli più grigi che tuo padre (Simplemente porque no tengo motivos para hacerlo, además deberías respetar a tus mayores señorita, aunque no se ve ven las canas tengo más que tu padre)- inquirió al mismo tiempo que daba media vuelta con las manos en sus bolsillos.

Esa noche estaba buena para tomar algunos tragos, no para pelear, pensaba él y además una dama tan hermosa no debía ser maltratada, aunque claro si ella lo molestaba lo suficiente como para hartarlo de su buena educación, solamente faltaría dos segundos para verlo verdaderamente enojado y sacar el buen guerrero que alguna vez Agharta necesito para enfrentar e interrumpir tierras sagradas, así que era mejor que si aquella mujer deseaba vivir no se acercara mas y molestara a un perro que no tenía ni pizca de temor de asesinar a una mujer, sin importar que esta tuviera en sus manos piezas de plata que podrían llegar a herirlo gravemente, muy poco le importaba aquellas cosas, con la gran habilidad que tenia de sobrevivir, ya poco le parecía que lo podría matar. La mismísima muerte acompañada de aquella mujer loca que una vez fue su compañera debía venir personalmente a recogerlo para así llevarlo al infierno, si era que existía.

-Mejor ve a jugar con muñecas niñita- dijo en francés despidiéndose con una señal rápida de manos para luego desaparecer entre las tinieblas que le rodeaba. Dejando a aquella mujer sola con todas las armas listas para acabar con un licántropo que había desaparecido entre la oscuridad de una luna que apenas iluminaba lo que podría llegar a ser algo desventajoso para ella.

-¿L’erba cattiva non muore mai…?- -pregunto con la misma tonada que yo recordaba de mi patria. Hubiera sonreido si su risa no hubiera atravesado mi sistema, no es porque me diera miedo... sino porque sabia que esa risa amarga la daban la edad y la vejez.. era esa voz interior que llevaba tiempo carcomiendo el alma de uno. No pensaba que fuera tan... tan... viejo, cuando comence a seguirle. No habia visto uno que sobreviviera tanto y estaba segura que no seria facil de derribar.

Se volteo a verme, a examinarme mas bien... mientras yo sostenia con mas fuerza mi daga de plata, esperando a actuar. Yo le mire a los ojos, esperando su dictamen... ya que era tan dificil relacionar ese rostro, esas facciones con esa voz tan ronca, tan vieja... de otro tiempo y epoca, capaz de contar historias de guerras. Casi parecia que la perfumara con ron y tabaco.

-Perché non andare a caccia di un mouse fuori?... - dijo sacandome de mis pensamientos

-Non vedo come un gatto, forse? (Parezco un gato,tal vez?) -pregunte ironica.

- Che cosa vuoi da me? - pregunto dejando salir un suspiro que me helo, era esa voz antigua otra vez..

-Il tuo nome (Tu nombre)- susurre mirandolo fijamente.

– Non ho intenzione di combattere contro di te e non perché ha una politica di non ferire le donne - se alzo los hombros quitando la importancia de ser perseguido por mi, realmente me miraba como si fuera una nena chiquita incapaz de hacerle algun mal – Solo perché non ho motivo di farlo, e si dovrebbe rispettare la vostra signorina anziani, ma l'aspetto non è che ho i capelli più grigi che tuo padre - inquirió al mismo tiempo que daba media vuelta con las manos en sus bolsillos. Me confirmo que realmente era viejo aunque me dio gracia que me tratara asi, como si no respetara a mis mayores. Realmente pensaba en mi como alguien lo suficientemente idiota y chiquito como para dejarme pasar.

-Mejor ve a jugar con muñecas niñita- dijo en francés despidiéndose con una señal rápida de manos. Y asi me dejo sola, desapareciendo en la oscuridad, sabia que podia seguirle... el tambien. Pero, por alguna razon, no me dejo hacer un teatro con la daga y demases, tal vez porque fuera italiana o porque le recorde a alguien. Y no pensaba olvidarlo, entre las cosas de mi padre seguro estaria su nombre, pensaba seguirle, por supuesto, mas... iba a esperar a que me olvidara, a que supiera todo sobre el, para luego atraparle con la cabeza gacha y arrastrarle al infierno del cual habia venido.