AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Punto de quiebre
2 participantes
Página 1 de 1.
Punto de quiebre
Los jarrones volaban por todas partes, las flores destrozadas en medio de cristales rotos, agua y pedazos de hierba por doquier, miles y miles de pétalos de rosas que él le compraba a ella… inservibles, ya no soltarían su dulce fragancia para ella, ya ni siquiera podrían hacerla sonreír, ella gritaba sin parar, gritaba a su manera, gritaba con ojos dolidos y enfadados, ella lo fulminaba con la mirada, con un dolor a cuestas que él difícilmente entendería, no tenía empatía alguna, no era ni siquiera amable para saber qué demonios había hecho mal ahora.
Hacía ya demasiadas horas que los sirvientes habían huido despavoridos, alertados por ese tono siseante de ella al enojarse y no era para menos. En ese momento bien podía pensar que morirían todos sin mayor remedio, que era alguna especie de diosa hindú que venía a aniquilar a los demonios. Se estremeció completo cuando la vio acercarse. Podría matarlo de un solo golpe y lo sabía.
Y entonces hizo lo que solamente él haría, se cruzó de brazos y sonrió altanero. No podía evitarlo, era un patán en toda la extensión de la palabra, ¡Pobre de ella! Sagrado sea su nombre y aquellos hermosos ojos que parecían querer matarlo, no podía culparla por enfadarse con él, era una persona que solía atraer los enfados de las demás personas. Si, él era un tipo de persona así. Uno podía enfadarse fácilmente a su lado y terminar gritando sin siquiera habérselo supuesto.
Yuuhan caminó entre los vidrios y flores desperdigadas y trató de llevar la fiesta en paz, levantando las manos para demostrar su derrota, la mirada agachada solamente para no pisar algo y hacerla enfadar más, la mirada gacha… no como símbolo de sumisión a ella, sino como medida precautoria a esa femenina furia desconocida y sin razón.
-¿Qué he hecho esta vez encanto mío?-murmuró en el tono de voz que a ella le gustaba
Solo que esa vez dicho tono solamente la enfureció más, rápidamente trató de hacer memoria, las flores… los panecillos… la fruta para los criados, para que los criados se mantuvieran callados quería decir. Y entonces lo supo. Había sido aquella avecilla feroz que se encontrara camino al pueblo, camino a… si, debería de ser ella. Cómo no adivinarlo antes.
-Solo era una niña amor, solo una pequeña niña con hambre
O la mujer de exuberantes curvas que ofrecía sus servicios a todo aquél apreciable caballero con un saco de tintineantes monedas en su haber, era… la causa de todos sus males, confirmados por aquél murmullo en una lengua que él (como siempre) desconocía en su mayoría. Oriana estaba más que enfadada. Hablaba de… ¿Qué estaba diciendo? Si, mala estrategia para ponerla de buen humor.
-No acepté ningún regalo, no acepté ninguna insinuación y si acaso estás insinuando que no te amo, permíteme suicidarme decorosamente antes de que dicha idea, más falsa que El Dios cristiano-murmuró lleno de sarcasmo dicho apelativo-Se quede instalada en tan hermosa e inteligente cabeza
O dicho en otras palabras. Déjate de pendejadas. Cinco mil años de quejas y celos hacían mella en momentos como ese, la misma cantaleta de siempre, la misma cantaleta de TODA la eternidad. Y maldita y mil veces maldita sea la condenada. Mujeres… ¿Quién demonios las entiende? Uno no puede vivir con ellas, ni sin ellas.
Fue entonces, cuando lleno de un valor que desaparecería momentos después, decidió firmar el contrato de no retorno.
-¿Vas a seguir “gritando“ o podemos ir al baile de una maldita vez por todas?-susurró entre dientes lleno de fastidio-
Si, había sido mala idea. Pésima idea ¿Debería empezar a correr o ya podría soltarse a reír a carcajadas? No, las carcajadas eran malas en ese momento. Ah, qué mujer tan encantadora, jamás podría pedir otra igual.
No, otra igual mejor no.
Hacía ya demasiadas horas que los sirvientes habían huido despavoridos, alertados por ese tono siseante de ella al enojarse y no era para menos. En ese momento bien podía pensar que morirían todos sin mayor remedio, que era alguna especie de diosa hindú que venía a aniquilar a los demonios. Se estremeció completo cuando la vio acercarse. Podría matarlo de un solo golpe y lo sabía.
Y entonces hizo lo que solamente él haría, se cruzó de brazos y sonrió altanero. No podía evitarlo, era un patán en toda la extensión de la palabra, ¡Pobre de ella! Sagrado sea su nombre y aquellos hermosos ojos que parecían querer matarlo, no podía culparla por enfadarse con él, era una persona que solía atraer los enfados de las demás personas. Si, él era un tipo de persona así. Uno podía enfadarse fácilmente a su lado y terminar gritando sin siquiera habérselo supuesto.
Yuuhan caminó entre los vidrios y flores desperdigadas y trató de llevar la fiesta en paz, levantando las manos para demostrar su derrota, la mirada agachada solamente para no pisar algo y hacerla enfadar más, la mirada gacha… no como símbolo de sumisión a ella, sino como medida precautoria a esa femenina furia desconocida y sin razón.
-¿Qué he hecho esta vez encanto mío?-murmuró en el tono de voz que a ella le gustaba
Solo que esa vez dicho tono solamente la enfureció más, rápidamente trató de hacer memoria, las flores… los panecillos… la fruta para los criados, para que los criados se mantuvieran callados quería decir. Y entonces lo supo. Había sido aquella avecilla feroz que se encontrara camino al pueblo, camino a… si, debería de ser ella. Cómo no adivinarlo antes.
-Solo era una niña amor, solo una pequeña niña con hambre
O la mujer de exuberantes curvas que ofrecía sus servicios a todo aquél apreciable caballero con un saco de tintineantes monedas en su haber, era… la causa de todos sus males, confirmados por aquél murmullo en una lengua que él (como siempre) desconocía en su mayoría. Oriana estaba más que enfadada. Hablaba de… ¿Qué estaba diciendo? Si, mala estrategia para ponerla de buen humor.
-No acepté ningún regalo, no acepté ninguna insinuación y si acaso estás insinuando que no te amo, permíteme suicidarme decorosamente antes de que dicha idea, más falsa que El Dios cristiano-murmuró lleno de sarcasmo dicho apelativo-Se quede instalada en tan hermosa e inteligente cabeza
O dicho en otras palabras. Déjate de pendejadas. Cinco mil años de quejas y celos hacían mella en momentos como ese, la misma cantaleta de siempre, la misma cantaleta de TODA la eternidad. Y maldita y mil veces maldita sea la condenada. Mujeres… ¿Quién demonios las entiende? Uno no puede vivir con ellas, ni sin ellas.
Fue entonces, cuando lleno de un valor que desaparecería momentos después, decidió firmar el contrato de no retorno.
-¿Vas a seguir “gritando“ o podemos ir al baile de una maldita vez por todas?-susurró entre dientes lleno de fastidio-
Si, había sido mala idea. Pésima idea ¿Debería empezar a correr o ya podría soltarse a reír a carcajadas? No, las carcajadas eran malas en ese momento. Ah, qué mujer tan encantadora, jamás podría pedir otra igual.
No, otra igual mejor no.
Última edición por Yuuhan Asahi el Miér Dic 19, 2012 9:56 pm, editado 1 vez
Yuuhan Asahi- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 23
Fecha de inscripción : 08/12/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Punto de quiebre
Ella era una mujer peligrosa, llena de enojo, ira y fuerte poder. Pero lo más peligroso en su naturaleza… era su carácter tan complicado.
Hacía tanto tiempo que se había encaprichado con la única persona que podía soportarla y que sabía lidiar con ella. Pero en momentos como ese deseaba tomar su cuello entre las manos, y destrozarlo con un solo apretón, porque él era suyo, de nadie más. Así había sido desde un inicio, porque Yuuhan era para ella, la persona que jamás se iría, que jamás la traicionaría y le daría la espalda. Tenía un hombre fiel como un perro.
Pero en ese momento era irracional, en ese instante justo desconocía la razón por la que estaba molesta, se había cegado en su enojo, siseando y maldiciendo, deseándole las peores muertas en lenguas tan antiguas que ni siquiera él conocía, lo maldecía por ver a otras personas, lo odiaba por hacerla sentir así, por hacerla perder los estribos en ese instante justo. Siseaba como una serpiente del desierto, siseaba amenazante y furiosa. Mil imágenes de muerte y de sufrimiento donde él era la figura central.
Caminó despacio hacia el frente, el suelo estaba lleno de flores muertas e inútiles, jarrones, hojas, algunos utensilios más… todo lo que había tenido a la mano. Todo roto e inútil, tan inútil como sus intentos por calmarse en este mismo instante.
Yuuhan jamás entiende nada, es un idiota, un completo idiota.
-Insensible…-
Que hablara en ese tono sólo hacía la ira crecer, en sus oscuros ojos se podía ver el mismo infierno, lleno de sufrimiento, de dolor y de venganza. Porque Yuuhan había hecho algo que no le perdonaría fácilmente.
Celos, celos, celos. Siempre celos. Siempre suyo.
Jamás iba a compartirlo con nadie.
-Si no me das motivos, me dejo de llamar Oriana-
Y caminó hacia él, empezaba a calmarse, pero entonces… tuvo que decir aquello con ese maldito tono, como si su enojo fuera estúpido y sin sentido, como si no mereciera estar enojada , como si aquella fuera una rabieta infantil.
No dijo nada, la siseante lengua con la que había nacido se apagó, y un instante lo miró para moverse con velocidad y quedar frente a él, si había pisado los cristales rotos no importaba, tenía varios de ellos clavados en las plantas de los ies en aquél instante justo, ya se los sacaría después, porque a pesar de ser mujer seguía sin necesitara que se los sacaran.
Lo miró con ira y puso sus manos en el pecho ajeno, con toda su fuerza empujando hacia atrás. ¿Qué tan lejos lo empujaría esta vez? No era algo que pensara ahora. ¿Podía herirlo? Si, eso haría que sufriera en dolor física lo que ella estaba sufriendo por dentro.
-No has aprendido nada en todo este tiempo-
Solo debes verme a mi, solo mírame a mi, solo escúchame a mi, solo siénteme a mi, solo debes llevar mi aroma encima, el de nadie más
Ella lo había hecho, y podía hacer de él lo que quisiera.
Hacía tanto tiempo que se había encaprichado con la única persona que podía soportarla y que sabía lidiar con ella. Pero en momentos como ese deseaba tomar su cuello entre las manos, y destrozarlo con un solo apretón, porque él era suyo, de nadie más. Así había sido desde un inicio, porque Yuuhan era para ella, la persona que jamás se iría, que jamás la traicionaría y le daría la espalda. Tenía un hombre fiel como un perro.
Pero en ese momento era irracional, en ese instante justo desconocía la razón por la que estaba molesta, se había cegado en su enojo, siseando y maldiciendo, deseándole las peores muertas en lenguas tan antiguas que ni siquiera él conocía, lo maldecía por ver a otras personas, lo odiaba por hacerla sentir así, por hacerla perder los estribos en ese instante justo. Siseaba como una serpiente del desierto, siseaba amenazante y furiosa. Mil imágenes de muerte y de sufrimiento donde él era la figura central.
Caminó despacio hacia el frente, el suelo estaba lleno de flores muertas e inútiles, jarrones, hojas, algunos utensilios más… todo lo que había tenido a la mano. Todo roto e inútil, tan inútil como sus intentos por calmarse en este mismo instante.
Yuuhan jamás entiende nada, es un idiota, un completo idiota.
-Insensible…-
Que hablara en ese tono sólo hacía la ira crecer, en sus oscuros ojos se podía ver el mismo infierno, lleno de sufrimiento, de dolor y de venganza. Porque Yuuhan había hecho algo que no le perdonaría fácilmente.
Celos, celos, celos. Siempre celos. Siempre suyo.
Jamás iba a compartirlo con nadie.
-Si no me das motivos, me dejo de llamar Oriana-
Y caminó hacia él, empezaba a calmarse, pero entonces… tuvo que decir aquello con ese maldito tono, como si su enojo fuera estúpido y sin sentido, como si no mereciera estar enojada , como si aquella fuera una rabieta infantil.
No dijo nada, la siseante lengua con la que había nacido se apagó, y un instante lo miró para moverse con velocidad y quedar frente a él, si había pisado los cristales rotos no importaba, tenía varios de ellos clavados en las plantas de los ies en aquél instante justo, ya se los sacaría después, porque a pesar de ser mujer seguía sin necesitara que se los sacaran.
Lo miró con ira y puso sus manos en el pecho ajeno, con toda su fuerza empujando hacia atrás. ¿Qué tan lejos lo empujaría esta vez? No era algo que pensara ahora. ¿Podía herirlo? Si, eso haría que sufriera en dolor física lo que ella estaba sufriendo por dentro.
-No has aprendido nada en todo este tiempo-
Solo debes verme a mi, solo mírame a mi, solo escúchame a mi, solo siénteme a mi, solo debes llevar mi aroma encima, el de nadie más
Ella lo había hecho, y podía hacer de él lo que quisiera.
Oriana Asahi- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 15/12/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Punto de quiebre
Los cristales rotos y pedazos de la misma pared se despegaron junto con él en el momento justo en que cayó al suelo, en el instante mismo en que soltó un siseo de dolor y tuvo que apretar los labios para no arremeter contra ella y golpearla hasta dejarla inconsciente, él jamás le había levantado la mano, jamás le había puesto un solo dedo encima que le causara dolor, no que no lo deseara muchas veces, no que no hubiera soñado con destrozarle el rostro a puño limpio, ante todo era un caballero…. O mejor dicho, ante todo le era fiel a ella, era esa clase de hombres que saben a donde pertenecen sin importar el daño causado, el dolor o las humillaciones. Era Oriana y era suya… o él de ella. Qué importaba. Suspiró en el suelo en una fracción de segundo, maldiciéndose a si mismo, preguntándose una y otra vez ¿Qué demonios había hecho mal? ¿Qué hizo para hacerla enfadar tanto? La tomó de la cintura sabiendo de antemano que era suicidio seguro, que ella se enfadaría aún más si es que acaso era posible y que su mundo entero terminaría reducido a dolor, huesos rotos y una abundante comida para poder sanar todas aquellas heridas en su haber.
No quiso decir nada más, no obstante ella seguía enfadada y seguiría por muchos días, continuaría de esa manera hasta que él dijera algo que la pusiera de buen humor, besó sus cabellos y aspiró ese aroma que se untaba recién comenzaba a arreglarse, los perfumes parisinos… conocidos por sus extravagantes fragancias y asfixiante intensidad. Besó sus cabellos y pudo un poco de fuerza en su rostro para mantenerlo inmóvil lo suficiente. La locura misma era pretender que ella le pertenecía, el pretender y asegurar que nadie iba a venir a quitársela, era un halago demasiado grande poder decir eso en voz alta.
-No hay nadie más-le murmuró al oído en su idioma, no en ese terrible y sucio idioma que se hablaba en Francia-Nunca ha habido nadie más y lo sabes, siempre tu, siempre solo tu…
Solo tu eres mía, solo puedo mirarte a ti, solo puedo quererte a ti
-Soy tuyo, te pertenezco desde el momento en que fui creado y desde el instante mismo en que abrí los ojos como vampiro, te perteneceré eternamente y más allá de eso, incluso si llegamos al infierno cristiano, de todas formas continuaré siendo tuyo…
Porque uno es el tormento que tengo que pagar por amarte, porque uno solo es el pecado que me llevará hasta la muerte y es el hecho injustificable e inexplicable de lo terriblemente leal que soy hacia ti
-No importa a cuantas personas mire pasar, no importa a cuantas personas les deba mi afecto, únicamente tuyo soy, únicamente tuyo seré siempre… ¿No eres acaso la más hermosa de todas? ¿No te envidian al pasar por las calles? ¿Cómo puedes pensar que posaría mi indemne mirada en alguien más? Nadie se compara con tu belleza
Y ella no le iba a creer, todo sería demasiado sencillo entre ellos dos si pudiera convencerla con esas palabras, con halagos que le parecían vacíos, con flores al millón y alhajas, nunca nadie la complacería y ella jamás dejaría de ser interesante para él, qué maldito circulo vicioso, qué terrible y desdichado era ese momento de certeza, que terrible era tener que descubrir por enésima vez, que jamás iban a dejar de lastimarse el uno al otro, que nunca dejarían de amarse y que no podían vivir el uno sin el otro. Que estaban destinados a esa relación destructiva y que ninguno quería ponerle fin.
-Eres mía
¿Había firmado su sentencia de muerte ya?
No quiso decir nada más, no obstante ella seguía enfadada y seguiría por muchos días, continuaría de esa manera hasta que él dijera algo que la pusiera de buen humor, besó sus cabellos y aspiró ese aroma que se untaba recién comenzaba a arreglarse, los perfumes parisinos… conocidos por sus extravagantes fragancias y asfixiante intensidad. Besó sus cabellos y pudo un poco de fuerza en su rostro para mantenerlo inmóvil lo suficiente. La locura misma era pretender que ella le pertenecía, el pretender y asegurar que nadie iba a venir a quitársela, era un halago demasiado grande poder decir eso en voz alta.
-No hay nadie más-le murmuró al oído en su idioma, no en ese terrible y sucio idioma que se hablaba en Francia-Nunca ha habido nadie más y lo sabes, siempre tu, siempre solo tu…
Solo tu eres mía, solo puedo mirarte a ti, solo puedo quererte a ti
-Soy tuyo, te pertenezco desde el momento en que fui creado y desde el instante mismo en que abrí los ojos como vampiro, te perteneceré eternamente y más allá de eso, incluso si llegamos al infierno cristiano, de todas formas continuaré siendo tuyo…
Porque uno es el tormento que tengo que pagar por amarte, porque uno solo es el pecado que me llevará hasta la muerte y es el hecho injustificable e inexplicable de lo terriblemente leal que soy hacia ti
-No importa a cuantas personas mire pasar, no importa a cuantas personas les deba mi afecto, únicamente tuyo soy, únicamente tuyo seré siempre… ¿No eres acaso la más hermosa de todas? ¿No te envidian al pasar por las calles? ¿Cómo puedes pensar que posaría mi indemne mirada en alguien más? Nadie se compara con tu belleza
Y ella no le iba a creer, todo sería demasiado sencillo entre ellos dos si pudiera convencerla con esas palabras, con halagos que le parecían vacíos, con flores al millón y alhajas, nunca nadie la complacería y ella jamás dejaría de ser interesante para él, qué maldito circulo vicioso, qué terrible y desdichado era ese momento de certeza, que terrible era tener que descubrir por enésima vez, que jamás iban a dejar de lastimarse el uno al otro, que nunca dejarían de amarse y que no podían vivir el uno sin el otro. Que estaban destinados a esa relación destructiva y que ninguno quería ponerle fin.
-Eres mía
¿Había firmado su sentencia de muerte ya?
Yuuhan Asahi- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 23
Fecha de inscripción : 08/12/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Punto de quiebre
Miró algunos pedazos de la pared caer al suelo, pensando en que tendrían que hacer reparaciones y las preguntas que harían… en ese instante, en esa fracción de segundo no miró a Yuuhan, no se preocupó por el daño que le pudo haber causado… además, no había usado tanta fuerza, simplemente él nunca oponía resistencia, y ella lo sabía perfectamente, así había sido durante todo el largo tiempo que llevaban juntos.
Un maldito círculo vicioso, eso era su relación, nada más que un círculo vicioso. Destrucción. Pero así eran ellos. Eran una droga mutua, que te hiere, te hace daño, y aún así, tu vida no puede existir sin ella. Justo así eran ellos, desde el inicio de sus tiempos, y así lo serían hasta que sus existencia se extinguiera.
Siseó levemente al ser abrazada, pero se dejó hacer, porque pretendía dejarlo hablar, ya lo conocía, normalmente en abrazos como esos venían palabras que ahora sonaban tan vacías, obsequios que intentaban enmendar los daños, gemas y rosas, rosas y palabras bonitas… cualquier forma de mezclar esas cosas, ya las había recibido una y mil veces.
Y justo en este instante le resultaba tan, pero tan chocante tenerlo cerca, sentir sus brazos a su alrededor, su aroma impregnándose en ella, sus caricias, sus manos tocando su piel, y él robando su aroma de aquella forma tan vil.
Justo ahora no resultaba relevante la razón de su enojo, ni ella misma la sabía ahora, porque todo su interior bullía de un enojo y una ira que, solo crecían por las palabras, que le sonaban tan huecas y rebuscadas, en ese momento era como si quisiera comprarla con dulces baratos cuando lo que ella deseaba eran fresas cubiertas de chocolate.
-No me toques- Siseó por lo bajo, en ese tono bajo tan suyo como sus curvas -Sueltame- No quería que la abrazara, que siguiera hablando.
”Eres mía” Esas palabras terminaron por arruinarlo todo, había resistido hasta ahora el impulso de repelerlo, de alejarlo de su cuerpo, de destrozarle todos los huesos a golpes.
-Yo no soy tuya- Lo miró a los ojos y lo empujó hacia atrás para separarlo de su cuerpo, propinando al hombre frente a ella una semejante bofetada por su estupida osadía, en ese instante justo decir aquello era blasfemar contra su relación, al menos así lo era para Oriana.
-No te atrevas a decirlo de nuevo-
Siseaba y sus ojos tenían ese peligroso brillo asesino, ese brillo que delataba que causaría dolor, mucho dolor. Porque estaba enojada, y su ira exigía un pago de sangre para sosegarse,
-Nunca-
Tomó a Yuuhan del cuello y con toda su fuerza lo llevó contra la pared, estampándolo en los bellos adornos, haciendo que los bordes y rebordes lo hirieran, y sin soltarlo, para evitar que se desplomara al suelo, lo arrojó de cara al suelo, mirándolo ahí.
Un maldito círculo vicioso, eso era su relación, nada más que un círculo vicioso. Destrucción. Pero así eran ellos. Eran una droga mutua, que te hiere, te hace daño, y aún así, tu vida no puede existir sin ella. Justo así eran ellos, desde el inicio de sus tiempos, y así lo serían hasta que sus existencia se extinguiera.
Siseó levemente al ser abrazada, pero se dejó hacer, porque pretendía dejarlo hablar, ya lo conocía, normalmente en abrazos como esos venían palabras que ahora sonaban tan vacías, obsequios que intentaban enmendar los daños, gemas y rosas, rosas y palabras bonitas… cualquier forma de mezclar esas cosas, ya las había recibido una y mil veces.
Y justo en este instante le resultaba tan, pero tan chocante tenerlo cerca, sentir sus brazos a su alrededor, su aroma impregnándose en ella, sus caricias, sus manos tocando su piel, y él robando su aroma de aquella forma tan vil.
Justo ahora no resultaba relevante la razón de su enojo, ni ella misma la sabía ahora, porque todo su interior bullía de un enojo y una ira que, solo crecían por las palabras, que le sonaban tan huecas y rebuscadas, en ese momento era como si quisiera comprarla con dulces baratos cuando lo que ella deseaba eran fresas cubiertas de chocolate.
-No me toques- Siseó por lo bajo, en ese tono bajo tan suyo como sus curvas -Sueltame- No quería que la abrazara, que siguiera hablando.
”Eres mía” Esas palabras terminaron por arruinarlo todo, había resistido hasta ahora el impulso de repelerlo, de alejarlo de su cuerpo, de destrozarle todos los huesos a golpes.
-Yo no soy tuya- Lo miró a los ojos y lo empujó hacia atrás para separarlo de su cuerpo, propinando al hombre frente a ella una semejante bofetada por su estupida osadía, en ese instante justo decir aquello era blasfemar contra su relación, al menos así lo era para Oriana.
-No te atrevas a decirlo de nuevo-
Siseaba y sus ojos tenían ese peligroso brillo asesino, ese brillo que delataba que causaría dolor, mucho dolor. Porque estaba enojada, y su ira exigía un pago de sangre para sosegarse,
-Nunca-
Tomó a Yuuhan del cuello y con toda su fuerza lo llevó contra la pared, estampándolo en los bellos adornos, haciendo que los bordes y rebordes lo hirieran, y sin soltarlo, para evitar que se desplomara al suelo, lo arrojó de cara al suelo, mirándolo ahí.
Oriana Asahi- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 15/12/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Punto de quiebre
Algo dentro suyo se había hecho trizas en ese momento, no era la primera vez que ella lo decía, que le enfrentaba la más terrible verdad a la cara sin anestesia alguna, no era la primera vez pero tampoco sería la última. No entendía demasiado porqué esta vez había dolido así, porque esta vez había calado tan hondo y sus esperanzas se habían ido al vacío tan rápidamente. No entendía y no le gustaba en lo más mínimo.
-Ni siquiera un poco de tacto, ni siquiera puedes fingir que me quieres un poco más, aunque sea por el simple hecho de mentirme
No, ella no mentía, simplemente le destrozaba el corazón miles de veces hasta que él entendiera y como jamás lo hacía, era un maldito circulo vicioso del cual no saldría jamás. Un círculo vicioso sin fin ni principio. De qué servía amarla tanto, de qué servía que se deshiciera en atenciones por ella, de qué servía que la deseara de esa manera.
Se levantó del suelo y la besó apasionadamente, porque el jamás había dejado de tener todos aquellos sentimientos tan intensos, ella seguía siendo su musa, su entera fortaleza. Empezaba y terminaba con ella ¿Por qué no podía entenderlo? ¿Por qué demonios no quería verlo? Ella era su todo, ella era… lo que más amaba en el mundo. Y nunca era suficiente.
-Tu no me amas… solamente soy un objeto que puedes presumir a tu antojo
Estaba dolido y enfadado, por primera vez en 6, 000 años todo eso dolía, sus desprecios, sus malas intenciones para con él, ella dolía como si le estuvieran arrancando el corazón por dentro una y otra vez. Dolía y destrozaba lo que él era.
-No quiero soportarlo más-la miró a los ojos, a esos expresivos ojos y la besó de nuevo, como si fuera una niña chiquita, como si fuera más que nada el intenso amor que tenía por ella, el aire que le permitía seguir vivo-Yo regresaré, no es necesario que grites, yo regresaré a ti como siempre… solo… permíteme sanar mis heridas. Al menos dame ese consuelo
Se dio la vuelta y subió a sus habitaciones a hacer una maleta, la dejaría un tiempo porque su corazón hecho trizas no quería verla más. Lo que nunca creyó posible estaba sucediendo en ese momento, lo que jamás pensó llegaría a su corazón, por fin se anidaba ahí. Yuuhan estaba cansado.
-Y si no eres capaz de eso tampoco, entonces será mejor que muera en la desesperanza-la observó con la maleta en la mano ya en la puerta.-No quiero saber más de ti Oriana, no quiero saber más de ti por un tiempo, el que yo crea prudente-
Y fue entonces que la observó por primera vez como lo que era, una mujer resentida, acabada y sola. La mujer que él amaba sin importar absolutamente nada. Dejó una caja pequeña en la mesa del recibidor y salió dando un fuerte portazo. Ella no valía la pena en ese momento ¿Por qué daba tanto por ella? ¿Por qué simplemente no se iba y la dejaba para siempre?
-Ni siquiera un poco de tacto, ni siquiera puedes fingir que me quieres un poco más, aunque sea por el simple hecho de mentirme
No, ella no mentía, simplemente le destrozaba el corazón miles de veces hasta que él entendiera y como jamás lo hacía, era un maldito circulo vicioso del cual no saldría jamás. Un círculo vicioso sin fin ni principio. De qué servía amarla tanto, de qué servía que se deshiciera en atenciones por ella, de qué servía que la deseara de esa manera.
Se levantó del suelo y la besó apasionadamente, porque el jamás había dejado de tener todos aquellos sentimientos tan intensos, ella seguía siendo su musa, su entera fortaleza. Empezaba y terminaba con ella ¿Por qué no podía entenderlo? ¿Por qué demonios no quería verlo? Ella era su todo, ella era… lo que más amaba en el mundo. Y nunca era suficiente.
-Tu no me amas… solamente soy un objeto que puedes presumir a tu antojo
Estaba dolido y enfadado, por primera vez en 6, 000 años todo eso dolía, sus desprecios, sus malas intenciones para con él, ella dolía como si le estuvieran arrancando el corazón por dentro una y otra vez. Dolía y destrozaba lo que él era.
-No quiero soportarlo más-la miró a los ojos, a esos expresivos ojos y la besó de nuevo, como si fuera una niña chiquita, como si fuera más que nada el intenso amor que tenía por ella, el aire que le permitía seguir vivo-Yo regresaré, no es necesario que grites, yo regresaré a ti como siempre… solo… permíteme sanar mis heridas. Al menos dame ese consuelo
Se dio la vuelta y subió a sus habitaciones a hacer una maleta, la dejaría un tiempo porque su corazón hecho trizas no quería verla más. Lo que nunca creyó posible estaba sucediendo en ese momento, lo que jamás pensó llegaría a su corazón, por fin se anidaba ahí. Yuuhan estaba cansado.
-Y si no eres capaz de eso tampoco, entonces será mejor que muera en la desesperanza-la observó con la maleta en la mano ya en la puerta.-No quiero saber más de ti Oriana, no quiero saber más de ti por un tiempo, el que yo crea prudente-
Y fue entonces que la observó por primera vez como lo que era, una mujer resentida, acabada y sola. La mujer que él amaba sin importar absolutamente nada. Dejó una caja pequeña en la mesa del recibidor y salió dando un fuerte portazo. Ella no valía la pena en ese momento ¿Por qué daba tanto por ella? ¿Por qué simplemente no se iba y la dejaba para siempre?
Yuuhan Asahi- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 23
Fecha de inscripción : 08/12/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Punto de quiebre
¿Qué era aquello que hacía que siempre pelearán? Ese impulso irrefrenable, el miedo inconsciente y el terror consciente. Una mezcla explosiva. Lo sabía bien, siempre lo había sabido, ella era una mujer difícil, problemática, y cuya una única capacidad al parecer, era despreciarlo, repudiarlo y herirlo, no había razones para sus dudas y sus celos, no existían en verdad justificaciones para sus reclamos. Si, Yuuhan solía coquetear, era un hombre atractivo después de todo, pero siempre había sido suyo. Siempre habían estado juntos.
Yuuhan…yo…
Lo miró irse de la habitación, anhelando poder ir tras él, decirle lo estúpida que se sentía, cuan minúscula e inservible. Con cuanta fuerza quería evitarlo, detenerlo, como juamás había tenido la fuerza. Era un sentimiento intenso y sofocante. Querer ir y no poderse mover en lo absoluto, solo verlo, solo… amarlo, amarlo de esa forma que conoce, de la única forma que conoce, como una niña caprichosa, como solo ella lo ama. Sin importar su edad, cuanto tiempo ha vivido, sigue siendo una niña tonta y nada más-
Y entonces ahí está él, de pie, con esa maleta en las manos, ¡con cuantas ganas quiere arrebatársela de las manos y arrojarla tan lejos como sus brazos lo permitan!, son mil estacas clavándose al mismo tiempo en su muerto corazón. Sólo podían ser así, dolor y sufrimiento, angustia y rencor. ¿Sólo así puede ser su relación? Ella sabe que es la culpable.
No, no te vayas…no te vayas Yuuhan… por favor…
No podía creer que se verdad eso estuviera pasando, que él se estuviera yendo, no podía entenderlo, su mente no podía procesarlo, era como si, en ese momento, no estuviera pasando aquello, era irreal, como un sueño, como si viera eso desde los ojos de otra persona. El cuerpo desde que veía eso no era el suyo, no era el de Oriana Asahi, no, era una triste pantalla a través de la cual percibía la imagen difusa.
Esa no era ella, y, por lo tanto, no era él quien la estaba dejando, él estaba dejando a algotra mujer, a la mujer a través de quien miraba la escena.
”Volveré“
Pero… ¿de qué manera? ¿en cuanto tiempo?
No podía detenerlo, ni siquiera podía detenerlo, estaba detenida, estaba helada, estaba consciente de su culpa. Y, ahí de pie, sentía como si algo sangrara en su interior, como si algo se destruyera. Dolía, dolía verlo, ver su espalda alejándose. Como si todas sus vísceras reventaran al mismo tiempo, como si todo su ser explotará con fuerza en su interior. Su rostro no lo mostraba, su cuerpo tampoco, pero algo en ella se moría en ese momento, algo que muere con Yuuhan, y que no vuelve sin él. Algo que muere y que agoniza con fuerza, con la misma intensidad del amor que tiene por el pero que no sabe demostrarle. Ese amor que los terminaría llevando a la tumba, en sentido figurado, al mismo corazón del infierno, a causar que el mismísimo Lucifer los mire y no comprenda su modo de amar. A provocar que el mismo amo y señor del infierno no los entienda, que vea su autodestrucción, su dependencia y su miseria.
Oriana es un ser miserable y mezquino, lo sabe, siempre lo ha sabido, desde que era humana. Un alma llena de míseria por no poder hacerlo feliz. Por no poder hacer las cosas bien.
-Hasta algún día mi amor-
Un murmullo en su soledad, en una casa que jamás se había sentido tan fría como ahora, porque aquello era lo que ella se merecía de verdad, una prisión y no un hogar, una maldita prisión donde le pudiera hacer daño, eo, sólo eso merecía.
¡Que alguien venga y me juzgue! ¡Por piedad! ¡Cadena perpetua!
Se agachó para tomar del suelo una señal de orden entre el caos, la única rosa que había sobrevivido a aquella pelea, una rosa roja que tenía algunas gotas de sangre de Yuuhan, seguramente del momento en que lo arrojó al suelo, cuando lo atacó.
-Vuelve como lo hacen los perros fieles-
Se llevó la rosa al pecho, estrechándola contra el vestido y contra su piel. Mientras deseaba, pensaba, quería. Poder decir un simple ”Vuelve a mí porque te amo“.
El se había ido ya, y a pesar de todo, lo estaría esperando, como la primera vez.
Fue directo hacia la ventana, pasando de largo el resto, del desorden, de las persinas del lugar, se quedó de pie, a un lado de la ventana, mirando a aquella luna que brillaba en los cielos, en una noche clara y sin nubes, una noche tranquila y calmada, que no era parecida a su corazón en este momento.
-No quiero esperarte Yuuhan-
Y ahí estaba, entre las joyas, entre los detalles, entre las finas telas y una ostentosa mansión, entre el mobiliario, como una parte más de este, que esperaría el regreso de su amo a casa, para poner las cosas en orden una vez más.
-No quiero, y aún así aquí estaré para cuando decidas volver-
Yuuhan…yo…
Lo miró irse de la habitación, anhelando poder ir tras él, decirle lo estúpida que se sentía, cuan minúscula e inservible. Con cuanta fuerza quería evitarlo, detenerlo, como juamás había tenido la fuerza. Era un sentimiento intenso y sofocante. Querer ir y no poderse mover en lo absoluto, solo verlo, solo… amarlo, amarlo de esa forma que conoce, de la única forma que conoce, como una niña caprichosa, como solo ella lo ama. Sin importar su edad, cuanto tiempo ha vivido, sigue siendo una niña tonta y nada más-
Y entonces ahí está él, de pie, con esa maleta en las manos, ¡con cuantas ganas quiere arrebatársela de las manos y arrojarla tan lejos como sus brazos lo permitan!, son mil estacas clavándose al mismo tiempo en su muerto corazón. Sólo podían ser así, dolor y sufrimiento, angustia y rencor. ¿Sólo así puede ser su relación? Ella sabe que es la culpable.
No, no te vayas…no te vayas Yuuhan… por favor…
No podía creer que se verdad eso estuviera pasando, que él se estuviera yendo, no podía entenderlo, su mente no podía procesarlo, era como si, en ese momento, no estuviera pasando aquello, era irreal, como un sueño, como si viera eso desde los ojos de otra persona. El cuerpo desde que veía eso no era el suyo, no era el de Oriana Asahi, no, era una triste pantalla a través de la cual percibía la imagen difusa.
Esa no era ella, y, por lo tanto, no era él quien la estaba dejando, él estaba dejando a algotra mujer, a la mujer a través de quien miraba la escena.
”Volveré“
Pero… ¿de qué manera? ¿en cuanto tiempo?
No podía detenerlo, ni siquiera podía detenerlo, estaba detenida, estaba helada, estaba consciente de su culpa. Y, ahí de pie, sentía como si algo sangrara en su interior, como si algo se destruyera. Dolía, dolía verlo, ver su espalda alejándose. Como si todas sus vísceras reventaran al mismo tiempo, como si todo su ser explotará con fuerza en su interior. Su rostro no lo mostraba, su cuerpo tampoco, pero algo en ella se moría en ese momento, algo que muere con Yuuhan, y que no vuelve sin él. Algo que muere y que agoniza con fuerza, con la misma intensidad del amor que tiene por el pero que no sabe demostrarle. Ese amor que los terminaría llevando a la tumba, en sentido figurado, al mismo corazón del infierno, a causar que el mismísimo Lucifer los mire y no comprenda su modo de amar. A provocar que el mismo amo y señor del infierno no los entienda, que vea su autodestrucción, su dependencia y su miseria.
Oriana es un ser miserable y mezquino, lo sabe, siempre lo ha sabido, desde que era humana. Un alma llena de míseria por no poder hacerlo feliz. Por no poder hacer las cosas bien.
-Hasta algún día mi amor-
Un murmullo en su soledad, en una casa que jamás se había sentido tan fría como ahora, porque aquello era lo que ella se merecía de verdad, una prisión y no un hogar, una maldita prisión donde le pudiera hacer daño, eo, sólo eso merecía.
¡Que alguien venga y me juzgue! ¡Por piedad! ¡Cadena perpetua!
Se agachó para tomar del suelo una señal de orden entre el caos, la única rosa que había sobrevivido a aquella pelea, una rosa roja que tenía algunas gotas de sangre de Yuuhan, seguramente del momento en que lo arrojó al suelo, cuando lo atacó.
-Vuelve como lo hacen los perros fieles-
Se llevó la rosa al pecho, estrechándola contra el vestido y contra su piel. Mientras deseaba, pensaba, quería. Poder decir un simple ”Vuelve a mí porque te amo“.
El se había ido ya, y a pesar de todo, lo estaría esperando, como la primera vez.
Demasiados años
Demasiados desprecios,
Heridas sangrantes,
El eterno amor de ambos,
Una daga que nos une
Y nos destruye
Demasiados desprecios,
Heridas sangrantes,
El eterno amor de ambos,
Una daga que nos une
Y nos destruye
Fue directo hacia la ventana, pasando de largo el resto, del desorden, de las persinas del lugar, se quedó de pie, a un lado de la ventana, mirando a aquella luna que brillaba en los cielos, en una noche clara y sin nubes, una noche tranquila y calmada, que no era parecida a su corazón en este momento.
-No quiero esperarte Yuuhan-
Y ahí estaba, entre las joyas, entre los detalles, entre las finas telas y una ostentosa mansión, entre el mobiliario, como una parte más de este, que esperaría el regreso de su amo a casa, para poner las cosas en orden una vez más.
-No quiero, y aún así aquí estaré para cuando decidas volver-
Oriana Asahi- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 15/12/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Punto de quiebre
Salió de casa, con la maleta en las manos y cuando la puerta cerró detrás de él, el sentimiento de soledad y abandono que lo embargó casi lo hace caer de bruces. Odiaba la soledad, así como el silencio, odiaba sentirse vulnerable, sentirse despreciado y humillado, como ella lo hacía sentir, como ella solamente era capaz de hacerlo sentir. Ese terrible momento de plena certeza era sofocante, era misteriosamente descorazonador, como si la esperanza se hubiera ido del mundo.
No quedaba nada más.
Caminó hacia el hostal más lejano de casa, el lugar más feo, más sofocante o el más hermoso y brillante, le daba lo mismo, solo quería alejarse de ella, porque no podía pensar en nada más, porque ni siquiera tenía fuerzas para pensar que todo eso podía desaparecer en un momento, como ese. Un momento en el que todo muere. Y su corazón con él, el resto de su corazón, porque no quedaba nada más para él.
Así lo había decidido. Y sabía que un día, sin saber a plena certeza cuando. Ese mismo sentimiento lo llevaría a terminar con su existencia, lo llevaría a la cumbre de su desesperación y en su abandono, no habría nadie que lo detuviera. Entró al hostal y suspiró, sintiéndose más solo que nunca.
Más miserable que siempre y más despierto como pocas veces. Pasarían años antes de que él pudiera callar ese sentimiento que gritaba a voces inexpugnables, años antes de que pudiera verla a los ojos y amarla ciegamente, ahora solo… quedaba esa terrible soledad.
Y la certeza de que todo acabaría si él no volvía a callar ese sentimiento hacia ella.
No quedaba nada más.
Caminó hacia el hostal más lejano de casa, el lugar más feo, más sofocante o el más hermoso y brillante, le daba lo mismo, solo quería alejarse de ella, porque no podía pensar en nada más, porque ni siquiera tenía fuerzas para pensar que todo eso podía desaparecer en un momento, como ese. Un momento en el que todo muere. Y su corazón con él, el resto de su corazón, porque no quedaba nada más para él.
Así lo había decidido. Y sabía que un día, sin saber a plena certeza cuando. Ese mismo sentimiento lo llevaría a terminar con su existencia, lo llevaría a la cumbre de su desesperación y en su abandono, no habría nadie que lo detuviera. Entró al hostal y suspiró, sintiéndose más solo que nunca.
Más miserable que siempre y más despierto como pocas veces. Pasarían años antes de que él pudiera callar ese sentimiento que gritaba a voces inexpugnables, años antes de que pudiera verla a los ojos y amarla ciegamente, ahora solo… quedaba esa terrible soledad.
Y la certeza de que todo acabaría si él no volvía a callar ese sentimiento hacia ella.
Yuuhan Asahi- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 23
Fecha de inscripción : 08/12/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Temas similares
» Punto de quiebre | Privado
» Primer quiebre (+18 | Astor Gray)
» Segundo Quiebre: La Realidad (Astor Gray)
» Punto de partida(8/8)
» Punto de partida II (1/3)
» Primer quiebre (+18 | Astor Gray)
» Segundo Quiebre: La Realidad (Astor Gray)
» Punto de partida(8/8)
» Punto de partida II (1/3)
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour