AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Nada sale como lo planeado [Privado]
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Nada sale como lo planeado [Privado]
En ese momento ella era la estrella, el centro de atención en aquel pequeño puesto que había montado cerca aquel extraño teatro que nunca había entrado y tampoco lo quería hacer, le daba miedo y muy malas vibraciones de las cuales era mejor asegurare de estar bien lejos. En su compañía tenida a dos animales, un hurón que realizaba trucos en un pequeño escenario improvisado rápidamente, mientras un pequeño mono capuchino estaba detrás de las personas robándole un poco más de lo que aportaban. Todo estaba coordinado, el hurón los distraía al igual que ella, que coordinaba secretamente al capuchino, señalando a la persona indicada a quien robaría.
Habían hecho bien dinero, varias carteras de caballeros y joyas de damas reposaban en una pequeña bolsa escondida gracias al manto negro que tenia aquella improvisada tarima en donde el hurón bailaba al son de la cajita musical de Ivette tenía en manos –Gracias amigos y amigas- dijo la joven mientras despedía a los últimos clientes. Ya el crepúsculo anunciaba la salida de la noche. –Chicos hemos terminado, vámonos- advirtió sintiendo como pronto comenzarían a salir aquellos seres nocturnos.
De forma rápida pero segura, sin dejar ningún franco en el piso se aseguro de poner todo en La bolsa que luego pondré en su fiel caballo para llevarlo todo a su carruaje, que luego, con cuidado y una rica taza de hiervas contaría sus ganancias robadas y obtenidas limpiamente-Bueno Lily y Bobo vámonos- el hurón atendió al llamado saltando a su hombro para quedarse en ese lugar a la espera de un merecido mimo por parte de la domadora y lo obtuvo rápidamente. Ivette se percato que le faltaba otro peso en la parte derecha de su hombro y no había nada en el lomo de Lucas; el caballo. Preocupada rápidamente dio una mirada furtiva hasta encontrar al travieso monillo embobado con alguna prenda de oro que estaba colgada en el cuello de alguna de aquellas mujeres ostentosas de la alta sociedad –Bobo vámonos- trato de llamarlo pero ya se había metido entre las faldas de la mujer y entrado a aquel teatro que no le gustaba para nada.
Era mono muerto, pensó la gitana mientras ponía al hurón en el lomo de Lucas, rápidamente dio un chiflido suave para que los dos animales atendieran a su orden, con una mano señalo un callejón oscuro, se mantendrían allí hasta que ella volviera con el mono –Volveré pronto, no se muevan de ese lugar- dijo para darle un beso en el hocico al caballo y acariciar el lomo de Lily el hurón. Bobo era mono muerto, eso ya lo sabía Ivette, lo castigaría (si es que no lo mataban primero) no mas bananas por un mes, ese sería su castigo, aunque conociéndolo, ese tramposo buscaría una forma de ablandarle el corazón.
Tenía suerte de ser pequeña y pasar muy desapercibida, aunque claro, sus ropas eran muy diferente a las que las personas estaban acostumbradas a ver, tenía apenas una falda blanca con detalles dorados y una camisa manga larga verde con detalles blancos, su cabello estaba recogido con un moño improvisado y en sus orejas tenía dos pendientes con algunas plumas de pavo real. Busco deslizarse sin ser notada hasta llegar al lugar en donde había visto por última vez a su mono, pero ya no estaba cerca, frunció el ceño, notablemente enojada… ¿Dónde estaría?.
Habían hecho bien dinero, varias carteras de caballeros y joyas de damas reposaban en una pequeña bolsa escondida gracias al manto negro que tenia aquella improvisada tarima en donde el hurón bailaba al son de la cajita musical de Ivette tenía en manos –Gracias amigos y amigas- dijo la joven mientras despedía a los últimos clientes. Ya el crepúsculo anunciaba la salida de la noche. –Chicos hemos terminado, vámonos- advirtió sintiendo como pronto comenzarían a salir aquellos seres nocturnos.
De forma rápida pero segura, sin dejar ningún franco en el piso se aseguro de poner todo en La bolsa que luego pondré en su fiel caballo para llevarlo todo a su carruaje, que luego, con cuidado y una rica taza de hiervas contaría sus ganancias robadas y obtenidas limpiamente-Bueno Lily y Bobo vámonos- el hurón atendió al llamado saltando a su hombro para quedarse en ese lugar a la espera de un merecido mimo por parte de la domadora y lo obtuvo rápidamente. Ivette se percato que le faltaba otro peso en la parte derecha de su hombro y no había nada en el lomo de Lucas; el caballo. Preocupada rápidamente dio una mirada furtiva hasta encontrar al travieso monillo embobado con alguna prenda de oro que estaba colgada en el cuello de alguna de aquellas mujeres ostentosas de la alta sociedad –Bobo vámonos- trato de llamarlo pero ya se había metido entre las faldas de la mujer y entrado a aquel teatro que no le gustaba para nada.
Era mono muerto, pensó la gitana mientras ponía al hurón en el lomo de Lucas, rápidamente dio un chiflido suave para que los dos animales atendieran a su orden, con una mano señalo un callejón oscuro, se mantendrían allí hasta que ella volviera con el mono –Volveré pronto, no se muevan de ese lugar- dijo para darle un beso en el hocico al caballo y acariciar el lomo de Lily el hurón. Bobo era mono muerto, eso ya lo sabía Ivette, lo castigaría (si es que no lo mataban primero) no mas bananas por un mes, ese sería su castigo, aunque conociéndolo, ese tramposo buscaría una forma de ablandarle el corazón.
Tenía suerte de ser pequeña y pasar muy desapercibida, aunque claro, sus ropas eran muy diferente a las que las personas estaban acostumbradas a ver, tenía apenas una falda blanca con detalles dorados y una camisa manga larga verde con detalles blancos, su cabello estaba recogido con un moño improvisado y en sus orejas tenía dos pendientes con algunas plumas de pavo real. Busco deslizarse sin ser notada hasta llegar al lugar en donde había visto por última vez a su mono, pero ya no estaba cerca, frunció el ceño, notablemente enojada… ¿Dónde estaría?.
Última edición por Ivette Le Brun el Dom Dic 30, 2012 2:20 pm, editado 1 vez
Ivette Van Wijs- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 20/11/2012
Localización : en donde necesite estar
Re: Nada sale como lo planeado [Privado]
Llegué al lugar más recomendado por mis conocidos de toda París, el hermoso y famoso Theatre des Vampires, conocido por sus tan peculiares y nocturnas funciones al igual que por su imprescindible bufé de aperitivos humanos que no me dejaban estar tranquila hasta reconocer el porqué de su fama. Ingresé siendo llevada por el carruaje, al pobre chófer parecía darle un ataque de solo saber a que clase de lugar me llevaba y por ende las mil ideas de especulación sobre mi procedencia y mi afición por aquel aterrador lugar. Llegué, me encontré rodeada de personas inesperadas, humanos que parecían aficionados por este arte, había oído sobre ello pero no me lo podía creer, aquellos personajes tan pintorescos serían mi cena en aquella noche especial.
Era algo temprano, aunque la luz del sol ya se había despedido, aún faltaba buen tiempo para que el evento empezara, decidí pasear unos minutos por las afueras del lugar, encontrando algún que otro detalle de improvisación, fue una gran sorpresa la que me llevé al ver a una hermosa joven gitana haciendo de las suyas por aquellos lares, me mantuve distante lo suficiente para poder verla y a su espectáculo, parecía tener unos peculiares ayudantes que también aportaban a la situación y robaban como nadie se lo esperaba. Sonreí, la mente del ser humano era a veces demasiado pensante para algunas cosas y a la vez de poca calidad para conseguir un buen trabajo, pero quién sería yo para criticar aquello si vivía a expensas de otras personas y con el dinero de alguna otra persona, simplemente viviendo la vida de alguien que no soy.
Después de disfrutar aquel bello espectáculo, decidí a entrar al teatro de una buena vez, antes de que me pierda de algo. Saludé a un par de conocidos, unos viejos amigos vampiros que tomaron mi visita como un suceso inesperado pero de poca importancia, qué par de idiotas. Me alejé de ellos algo exasperada, divagando en busca de algo que pudiera atraer mi atención y la encontré. Parecía que un visitante inesperado había encontrado lugar en las faldas de una dama, pero que suceso para más gracioso, reía a carcajadas para mis adentros, mientras que solo atinaba a poner una expresión de preocupación al igual que los demás presentes. Finalmente cuando todo parecía ser sin fin, algo llamó mi atención y de hecho de no ser por la dama con el mono en sus calzones hubiera atraído la atención de muchos más. Una humana, una gitana de apariencia pobre, había entrado a la boca del lobo. Me pregunté como reaccionaría.
La miré y me acerqué disimuladamente a ella, mantenía mi mirada fija en un punto en blanco mientras susurraba esperando que me escuche, no sabía por qué hacía tal cosa pero si me entraban las ganas de ayudar a alguien, lo hacía. -Si tu mono es amaestrado, tendrás que hacerle alguna seña para que salga de ahí sin llamar la atención. Si puedes mandarlo hasta la calle, mejor. Y que finja que ni te conoce, que si acá te ven sola ...te comerán viva. -terminé de hablar, aún nadie se daba cuenta mientras que algunos caballeros ya se dignaban ayudarla y finalmente el mono salió triunfante con una alhaja colgando del cuello, esbocé una pequeña sonrisa. El mono pareció mirar a la joven gitana que tenía a mi lado. -Recuerda lo que te digo. No lo conoces. -dije elevando un poco la voz pero aún así nadie escuchaba, todo estaban atentos al animal que parecía algo avergonzado.
Era algo temprano, aunque la luz del sol ya se había despedido, aún faltaba buen tiempo para que el evento empezara, decidí pasear unos minutos por las afueras del lugar, encontrando algún que otro detalle de improvisación, fue una gran sorpresa la que me llevé al ver a una hermosa joven gitana haciendo de las suyas por aquellos lares, me mantuve distante lo suficiente para poder verla y a su espectáculo, parecía tener unos peculiares ayudantes que también aportaban a la situación y robaban como nadie se lo esperaba. Sonreí, la mente del ser humano era a veces demasiado pensante para algunas cosas y a la vez de poca calidad para conseguir un buen trabajo, pero quién sería yo para criticar aquello si vivía a expensas de otras personas y con el dinero de alguna otra persona, simplemente viviendo la vida de alguien que no soy.
Después de disfrutar aquel bello espectáculo, decidí a entrar al teatro de una buena vez, antes de que me pierda de algo. Saludé a un par de conocidos, unos viejos amigos vampiros que tomaron mi visita como un suceso inesperado pero de poca importancia, qué par de idiotas. Me alejé de ellos algo exasperada, divagando en busca de algo que pudiera atraer mi atención y la encontré. Parecía que un visitante inesperado había encontrado lugar en las faldas de una dama, pero que suceso para más gracioso, reía a carcajadas para mis adentros, mientras que solo atinaba a poner una expresión de preocupación al igual que los demás presentes. Finalmente cuando todo parecía ser sin fin, algo llamó mi atención y de hecho de no ser por la dama con el mono en sus calzones hubiera atraído la atención de muchos más. Una humana, una gitana de apariencia pobre, había entrado a la boca del lobo. Me pregunté como reaccionaría.
La miré y me acerqué disimuladamente a ella, mantenía mi mirada fija en un punto en blanco mientras susurraba esperando que me escuche, no sabía por qué hacía tal cosa pero si me entraban las ganas de ayudar a alguien, lo hacía. -Si tu mono es amaestrado, tendrás que hacerle alguna seña para que salga de ahí sin llamar la atención. Si puedes mandarlo hasta la calle, mejor. Y que finja que ni te conoce, que si acá te ven sola ...te comerán viva. -terminé de hablar, aún nadie se daba cuenta mientras que algunos caballeros ya se dignaban ayudarla y finalmente el mono salió triunfante con una alhaja colgando del cuello, esbocé una pequeña sonrisa. El mono pareció mirar a la joven gitana que tenía a mi lado. -Recuerda lo que te digo. No lo conoces. -dije elevando un poco la voz pero aún así nadie escuchaba, todo estaban atentos al animal que parecía algo avergonzado.
Amethyst M. Rosenthal- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 21/12/2012
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Re: Nada sale como lo planeado [Privado]
Qué suerte tenia, esperaba que esa suerte no se le fuera mientras estuviera en ese lugar. Sentía que su suerte terminaría si su hermano Darch se enterara de que había estado en ese lugar. ¿Qué sucedería si algún vampiro le diera ganitas de morderle el cuello? Trago un poco de saliva sintiendo como una corriente llegaba por la espina dorsal, haciendo que su cuerpo se estremeciera completamente. ¡Eso si que no! Primero quemaría Theatre des Vampires antes de ser mordida por un vampiro y si ella no lo hacía estaría segura que su hermano lo haría. Con una mirada notablemente desesperada, inclinaba su cabeza en busca de suerte para poder encontrar al fugitivo, pero lo único que encontró fue una persona no-muerta que se le acerco. Pudo sentirla, Ivette tembló notablemente por el frio que provocaba solamente su presencia, disimuladamente le miro de reojo mientras sus manos buscaban protegerla de alguna forma de aquella terrible sensación que le invadía. Para ella era algo normal acostumbrarse a aquella alerta de peligro, muchas veces la sentía con su hermano Darch, pero obviamente esta rápidamente desaparecía, como lo hizo en esos momentos.
-…- bajo la mirada asintiendo ante lo que había dicho, rápidamente noto que bobo había encontrado su objetivo, de sus labios dejo salir un suave y melodioso silbido, apenas el animal lo escucho de forma alegre comenzó a andar hacia ella, pero rápidamente se detuvo un poco confundido. Ivette subió su mirada indicándole con un movimiento de cabeza que se dirigiera a hacia la puerta sin prestarle atención a ella. En realidad era un truco fácil de hacer, solamente con algunas miradas y parpadeos mas, le había indicado al animal encontrarse con los otros compañeros. Eran trucos utilizados para pasar desapercibido en masas y poder robar, sin saber exactamente quién era el ladrón.
Ya le había dado órdenes, ahora ella debía actuar como si no lo conociera, aunque luego de eso le daría una buena reprimenda, giro su cabeza hacia la mujer para detallar más la persona que la había salvado, dejo salir una sonrisa que luego comenzó a disiparse cuando alguno de los presentes que tenía el mismo porte de la mujer se acercaban mucho a ella, sin pensarlo dos veces, como niña pequeña se aferro al brazo de la mujer ocultando su rostro y protegiéndose con el cuerpo de la mujer, pero rápidamente noto que aquellos dos hombre iban por bobo, se habían dado cuenta del collar que había robado, el mono rápidamente dejo salir un chillido y salió corriendo por la puerta.
-Bobo!- grito la joven. Salió corriendo sin darse cuenta que había dejado atrás a la persona que podría protegerla, los hombres voltearon a verla, un poco desconcertaron dejaron que saliera por la puerta. Por suerte se habían olvidado por unos segundos de su objetivo. El caballo y el hurón salieron apenas ella los llamo, el mono oculto el collar en donde ocultaban los tesoros y se monto en el lomo del caballo –Vamos Largaos de aquí, Sabéis como llegar al campamento- indico Ivette con la respiración un poco agitada –Esperadme en mi hogar y no dejen que nadie se acerque a nuestros tesoros- le dio un beso en el hocico al caballo para luego dejarlo ir a todo galope. Los hombres llegaron e Ivette se volteo rápidamente mientras sus manos estaban detrás sonriendo levemente. –Hola…. ¿Qué buscaban? ¿el mono…? Amm…- se encogió de hombros un poco temerosa, pero buscando mantener la compostura –se fue…-
Gracias por responder *-*
-…- bajo la mirada asintiendo ante lo que había dicho, rápidamente noto que bobo había encontrado su objetivo, de sus labios dejo salir un suave y melodioso silbido, apenas el animal lo escucho de forma alegre comenzó a andar hacia ella, pero rápidamente se detuvo un poco confundido. Ivette subió su mirada indicándole con un movimiento de cabeza que se dirigiera a hacia la puerta sin prestarle atención a ella. En realidad era un truco fácil de hacer, solamente con algunas miradas y parpadeos mas, le había indicado al animal encontrarse con los otros compañeros. Eran trucos utilizados para pasar desapercibido en masas y poder robar, sin saber exactamente quién era el ladrón.
Ya le había dado órdenes, ahora ella debía actuar como si no lo conociera, aunque luego de eso le daría una buena reprimenda, giro su cabeza hacia la mujer para detallar más la persona que la había salvado, dejo salir una sonrisa que luego comenzó a disiparse cuando alguno de los presentes que tenía el mismo porte de la mujer se acercaban mucho a ella, sin pensarlo dos veces, como niña pequeña se aferro al brazo de la mujer ocultando su rostro y protegiéndose con el cuerpo de la mujer, pero rápidamente noto que aquellos dos hombre iban por bobo, se habían dado cuenta del collar que había robado, el mono rápidamente dejo salir un chillido y salió corriendo por la puerta.
-Bobo!- grito la joven. Salió corriendo sin darse cuenta que había dejado atrás a la persona que podría protegerla, los hombres voltearon a verla, un poco desconcertaron dejaron que saliera por la puerta. Por suerte se habían olvidado por unos segundos de su objetivo. El caballo y el hurón salieron apenas ella los llamo, el mono oculto el collar en donde ocultaban los tesoros y se monto en el lomo del caballo –Vamos Largaos de aquí, Sabéis como llegar al campamento- indico Ivette con la respiración un poco agitada –Esperadme en mi hogar y no dejen que nadie se acerque a nuestros tesoros- le dio un beso en el hocico al caballo para luego dejarlo ir a todo galope. Los hombres llegaron e Ivette se volteo rápidamente mientras sus manos estaban detrás sonriendo levemente. –Hola…. ¿Qué buscaban? ¿el mono…? Amm…- se encogió de hombros un poco temerosa, pero buscando mantener la compostura –se fue…-
Gracias por responder *-*
Ivette Van Wijs- Humano Clase Alta
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Re: Nada sale como lo planeado [Privado]
Sonreí, casi podía sentir sus mejillas ruborizándose y el nerviosismo que recorría todo su cuerpo haciéndole sentir incómoda. No me tomó mucho tiempo notar el buen trabajo que pudo hacer el animal, parecía no haber dado muestra alguna de afecto hacia su dueña aunque por unos momentos dudó y sabía que todos los que nos rodeaban tenían los ojos muy bien abiertos, así que de seguro algo extraño debieron haber notado. Pronto sentí su brazo rodeando el mío, que extraña sensación era aquella de su cuerpo frágil y delicado, una expresión de cierta disconformidad se mostró en mi rostro puesto que no había tenido aquella sensación en mucho tiempo, o al menos no con una humana que yo recordara en un largo tiempo.
No tuve otra opción que dar la cara por la niña, sabía que no podría contra aquellos fuertes vampiros que podían intentar cualquier cosa por haber ocasionado un pequeño intercado en tal honroso lugar y de remarcado nombre, sin embargo me convencía a mí misma que fingiendo seriedad y con una muestra de sublimidad y excelencia tal vez dudarían en ponerme un dedo encima y también a mi nueva compañera. No pasó mucho después de eso y en un parpadeo noté a la chica corriendo de mi brazo para salir del lugar corriendo, los hombres se detuvieron por una milésima de segundo para fijarse en el mono de nuevo, salieron y yo fui detrás de ellos. Bajé algunas escalinatas mientras el mono correteaba seguido por la chiquilla que lo ayudaba a escapar, ella era seguida por los hombres que habían intentado tomarla antes y otro guardia más, a este por suerte lo reconocí con facilidad, pues yo seguía a todos ellos, me sentía muy tonta pero de alguna manera ya me había metido en el asunto.
La chica respondió a los hombres frente a ella de manera inesperada, mientras el caballo se alejaba. Los tres vampiros se pararon en una fila frente a ella, sabían que podían alcanzar al caballo pero la muerte de la joven sería más satisfactoria y serviría al final de alimento. Me paré al lado de la chica con velocidad, miré a los tres vampiros a los ojos nuevamente, reconocí a Konrad, un viejo amigo de mi hermosa tierra. Sonreí con gracia al mirarlo, -Konrad, querido amigo. ¿Ahora persigues niñas inocentes?-pregunté algo burlona, me miró con cierto desconcierto y algo molesto, dio un pequeño vistazo a los chicos que lo acompañaban y les indicó con un movimiento de cabeza que entraran, se acercó a mi y dijo con una voz profunda y seca -Cuida tu comida, que no se te vuelva a escapar.- mientras me miraba con mala cara. Si la chica había escuchado había puesto los ojos como platos que aquel comentario pudo haber asustado a cualquier humano. Konrad se alejó, dejó de molestar o al menos eso esperaba por ahora, no quería dejar mala fama en el teatro.
Volteé mi mirada hacia la chiquilla, no tenía la menor idea de quien era o qué podía estar haciendo en aquel espeluznante lugar, la miré tratando de aparentar cierta amabilidad después de todo en cierta manera yo la había ayudado bastante tomando en cuenta el hecho de que aquellos personajes intentaron terminar con ella. Alcé las cejas, -Que grandes líos en los que se te ocurrió meterte hoy, querida. -reí un poco y sonreí finalmente para presentarme. -Amethyst, soy Amehtyst Rosenthal. Un gusto Srta. ...-dije moviendo un poco la cabeza, no pensé en darle la mano, no quería ensuciarme puesto que había visto como la chica andaba de un lado para otro y la higiene tal vez no era una de sus prioridades, supuse que lo entendería, incluso acostumbrada a peores tratos que ese.
No tuve otra opción que dar la cara por la niña, sabía que no podría contra aquellos fuertes vampiros que podían intentar cualquier cosa por haber ocasionado un pequeño intercado en tal honroso lugar y de remarcado nombre, sin embargo me convencía a mí misma que fingiendo seriedad y con una muestra de sublimidad y excelencia tal vez dudarían en ponerme un dedo encima y también a mi nueva compañera. No pasó mucho después de eso y en un parpadeo noté a la chica corriendo de mi brazo para salir del lugar corriendo, los hombres se detuvieron por una milésima de segundo para fijarse en el mono de nuevo, salieron y yo fui detrás de ellos. Bajé algunas escalinatas mientras el mono correteaba seguido por la chiquilla que lo ayudaba a escapar, ella era seguida por los hombres que habían intentado tomarla antes y otro guardia más, a este por suerte lo reconocí con facilidad, pues yo seguía a todos ellos, me sentía muy tonta pero de alguna manera ya me había metido en el asunto.
La chica respondió a los hombres frente a ella de manera inesperada, mientras el caballo se alejaba. Los tres vampiros se pararon en una fila frente a ella, sabían que podían alcanzar al caballo pero la muerte de la joven sería más satisfactoria y serviría al final de alimento. Me paré al lado de la chica con velocidad, miré a los tres vampiros a los ojos nuevamente, reconocí a Konrad, un viejo amigo de mi hermosa tierra. Sonreí con gracia al mirarlo, -Konrad, querido amigo. ¿Ahora persigues niñas inocentes?-pregunté algo burlona, me miró con cierto desconcierto y algo molesto, dio un pequeño vistazo a los chicos que lo acompañaban y les indicó con un movimiento de cabeza que entraran, se acercó a mi y dijo con una voz profunda y seca -Cuida tu comida, que no se te vuelva a escapar.- mientras me miraba con mala cara. Si la chica había escuchado había puesto los ojos como platos que aquel comentario pudo haber asustado a cualquier humano. Konrad se alejó, dejó de molestar o al menos eso esperaba por ahora, no quería dejar mala fama en el teatro.
Volteé mi mirada hacia la chiquilla, no tenía la menor idea de quien era o qué podía estar haciendo en aquel espeluznante lugar, la miré tratando de aparentar cierta amabilidad después de todo en cierta manera yo la había ayudado bastante tomando en cuenta el hecho de que aquellos personajes intentaron terminar con ella. Alcé las cejas, -Que grandes líos en los que se te ocurrió meterte hoy, querida. -reí un poco y sonreí finalmente para presentarme. -Amethyst, soy Amehtyst Rosenthal. Un gusto Srta. ...-dije moviendo un poco la cabeza, no pensé en darle la mano, no quería ensuciarme puesto que había visto como la chica andaba de un lado para otro y la higiene tal vez no era una de sus prioridades, supuse que lo entendería, incluso acostumbrada a peores tratos que ese.
OFF: No hay problema, lo siento por la tardanza.
Amethyst M. Rosenthal- Vampiro Clase Alta
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Re: Nada sale como lo planeado [Privado]
Los vampiros estaban al frente de ella, trago saliva, sintiendo un aire frio recorrer su cuerpo, pero se dio cuenta que era una ráfaga de viento que le había hecho percibir el sudor frio que estaba recorriendo como un manto fino todo su cuerpo, su cuerpo se movió de un lado a otro como un barco que se tambalea en la orilla del puerto, anclado a la tierra sin poder ir a mar abierto. Sus piernas parecían que temblaban pero sus sentidos habían perdido fuerza y coherencia así que no creía mucho en lo que sentía, pero lo que sabía era que debía comenzar a pensar en algo inteligente. ¿Por qué se le nublaba la mente en un momento así? Ella era una chica inteligente y ágil para domar tipos así, solamente debía comenzar a utilizar esos encantos, pero ya ellos habían olido su miedo y su temor de que pudieran descubrir algo más de lo que no debían-Pues mirad… me he quedado sin caballo-
tartamudeo, sin entender ella misma lo que decía. –debería buscar a mi… a mí... Hermano para que me ayude…- dijo tratando de hablar claro y mostrar que no estaba sola, pero la realidad era otra, no sabía dónde estaba ese estúpido vampiro y ahora sería una víctima entre los dientes de aquellos vampiros, bueno al menos sabia que cuando encontraran su cuerpo Darch los buscaría y los mataría a cada uno de ellos. Si no vengaba su muerte, ella misma volvería de la tumba a matarlo y a jalarle los pies. Si eso fuera posible, de seguro lo haría.
Le hubiera gustado hacer un testamento antes, le iba a dejar la carreta a los chimpancés, sus riquezas a los gitanos del lugar, su apreciada diadema que le regalo Darch en cuando lo vio en una tienda del mercado ambulante a su pequeña sobrina, pero ya no podía hacer nada de eso. Iba a morir y lo extraño es que no deseaba llorar desesperadamente por ese hecho. Otro viento la hizo exaltar un poco trayéndola a la realidad, lejos de sus fantasías en donde ya se veía muerta y como cadáver sin una gota de sangre. ¡Era la mujer! Bendita era entre todas las mujeres aquella mujer extraña que llegaba a mi rescate, rápidamente di un salto hacia atrás escondiéndome otra vez en su espalda como bobo en ocasiones lo hacía, de reojo y bien escondida miraba hacia los hombres cuando estas les hablaba. ¿Konrad? Claro… siempre se conocían, gracias a dios todos se conocían, suspire aliviada, entrecerrando sus ojos pero su cuerpo se estremeció cuando escucho la palabra “Tu comida” mire a la mujer con carita de cachorro sin hogar. ¿No me comerás verdad, es mentira verdad? Se preguntaba mientras buscaba que una risilla nerviosa saliera de su garganta, ahogándola cuando trago saliva mientras seguía mirando a los sobrenaturales detrás de la espalda de la mujer, que parecía lo más seguro en esos momentos.
Al final se habían ido, como estaba contenta, pero ahora el único problema es que aun estaba con un vampiro. Era un poco recelosa en esos casos, el único vampiro que dejaba que se acercara mucho a ella era su hermano Darch, otro vampiro le parecía un peligro, aunque en realidad siempre eran peligrosos, pero el único que no era así era su hermano-Ivette Le brum –respondió ella en un leve susurro mientras bajaba un poco la mirada, pues ella tenía razón, se había metido en mucho líos, aunque pensándolo bien habían valido la pena si todo que había recolectado le daba una buena recompensa, pero no era momentos para pensar en dinero -Lo siento… de verdad gracias por salvarme dos veces esta noche- se inclino con sus ojos entrecerrados para luego levantarse y acomodar un poco su vestimentas típicamente gitanas, harapos realizados a mano, para cubrir la desnudez de la que Adán y Eva nos hicieron ser consientes-Me gustaría agradecerle en algo, pero como sabe no tengo ni medio, estoy completamente pobre- mintió descaradamente, pues en realidad tenía un buen dinero gracias a su hermano y a todo lo que había robado, pero que mantenía guardado como un tesoro, que simplemente gastaba para los gastos de sus animales, que era siempre lo que más le preocupaba e invertía casi todo su dinero en ellos.
-….- miro a los lados. Ya no había más nada que hacer en ese lugar, no era bueno robarle a vampiros, debía enseñarles eso a sus queridos amigos para que luego no fueran a meterla en graves problemas como ese. –Le contare a mi hermano sobre usted…- ya se le había olvidado su nombre. Se pudo notar su sonrojo de vergüenza al ser por esa parte algo despistada –estoy segura que el si la podrá recompensar muy bien y se alegrara saber que alguien de su especie me trato bien- dijo suspirando aliviada, pues aun estaba viva, podía poner su mano en su corazón y sentir latiéndolo con más tranquilidad en esos momentos –si me hubieran matado, el los hubiera matado, creo que hubiera sido capaz de quemar el teatro- confeso. Sentía que no estaba exagerando, Darch era muy capaz de hacer eso. –Si por algún momento se lo llega a encontrar- añadió con cierto aire confidencial –no de muchos detalles, si lo hace me regañara- se expreso en un susurro para luego tranquilamente sonreír ampliamente, como si hablar con un vampiro fuera lo más normal del mundo, en realidad para ella sí lo era, su hermano en ocasiones la despertaba no importaba a que hora fueran para que charlaran o salieran para alguna parte, eso ya era algo de su vida cotidiana, pasaba al menos tres veces por semana y cuando no pasaba, se sentía un vacio extraño no dormir para pasar las horas nocturna con ese ser de la oscuridad. El decía que ella tenía algo que calmaba hasta a la peor bestia. ¿Estaría exagerando? Ella nunca lo sabría, aunque prefería enfrentar grandes tigres para entrenarlos antes que a sobrenaturales.
tartamudeo, sin entender ella misma lo que decía. –debería buscar a mi… a mí... Hermano para que me ayude…- dijo tratando de hablar claro y mostrar que no estaba sola, pero la realidad era otra, no sabía dónde estaba ese estúpido vampiro y ahora sería una víctima entre los dientes de aquellos vampiros, bueno al menos sabia que cuando encontraran su cuerpo Darch los buscaría y los mataría a cada uno de ellos. Si no vengaba su muerte, ella misma volvería de la tumba a matarlo y a jalarle los pies. Si eso fuera posible, de seguro lo haría.
Le hubiera gustado hacer un testamento antes, le iba a dejar la carreta a los chimpancés, sus riquezas a los gitanos del lugar, su apreciada diadema que le regalo Darch en cuando lo vio en una tienda del mercado ambulante a su pequeña sobrina, pero ya no podía hacer nada de eso. Iba a morir y lo extraño es que no deseaba llorar desesperadamente por ese hecho. Otro viento la hizo exaltar un poco trayéndola a la realidad, lejos de sus fantasías en donde ya se veía muerta y como cadáver sin una gota de sangre. ¡Era la mujer! Bendita era entre todas las mujeres aquella mujer extraña que llegaba a mi rescate, rápidamente di un salto hacia atrás escondiéndome otra vez en su espalda como bobo en ocasiones lo hacía, de reojo y bien escondida miraba hacia los hombres cuando estas les hablaba. ¿Konrad? Claro… siempre se conocían, gracias a dios todos se conocían, suspire aliviada, entrecerrando sus ojos pero su cuerpo se estremeció cuando escucho la palabra “Tu comida” mire a la mujer con carita de cachorro sin hogar. ¿No me comerás verdad, es mentira verdad? Se preguntaba mientras buscaba que una risilla nerviosa saliera de su garganta, ahogándola cuando trago saliva mientras seguía mirando a los sobrenaturales detrás de la espalda de la mujer, que parecía lo más seguro en esos momentos.
Al final se habían ido, como estaba contenta, pero ahora el único problema es que aun estaba con un vampiro. Era un poco recelosa en esos casos, el único vampiro que dejaba que se acercara mucho a ella era su hermano Darch, otro vampiro le parecía un peligro, aunque en realidad siempre eran peligrosos, pero el único que no era así era su hermano-Ivette Le brum –respondió ella en un leve susurro mientras bajaba un poco la mirada, pues ella tenía razón, se había metido en mucho líos, aunque pensándolo bien habían valido la pena si todo que había recolectado le daba una buena recompensa, pero no era momentos para pensar en dinero -Lo siento… de verdad gracias por salvarme dos veces esta noche- se inclino con sus ojos entrecerrados para luego levantarse y acomodar un poco su vestimentas típicamente gitanas, harapos realizados a mano, para cubrir la desnudez de la que Adán y Eva nos hicieron ser consientes-Me gustaría agradecerle en algo, pero como sabe no tengo ni medio, estoy completamente pobre- mintió descaradamente, pues en realidad tenía un buen dinero gracias a su hermano y a todo lo que había robado, pero que mantenía guardado como un tesoro, que simplemente gastaba para los gastos de sus animales, que era siempre lo que más le preocupaba e invertía casi todo su dinero en ellos.
-….- miro a los lados. Ya no había más nada que hacer en ese lugar, no era bueno robarle a vampiros, debía enseñarles eso a sus queridos amigos para que luego no fueran a meterla en graves problemas como ese. –Le contare a mi hermano sobre usted…- ya se le había olvidado su nombre. Se pudo notar su sonrojo de vergüenza al ser por esa parte algo despistada –estoy segura que el si la podrá recompensar muy bien y se alegrara saber que alguien de su especie me trato bien- dijo suspirando aliviada, pues aun estaba viva, podía poner su mano en su corazón y sentir latiéndolo con más tranquilidad en esos momentos –si me hubieran matado, el los hubiera matado, creo que hubiera sido capaz de quemar el teatro- confeso. Sentía que no estaba exagerando, Darch era muy capaz de hacer eso. –Si por algún momento se lo llega a encontrar- añadió con cierto aire confidencial –no de muchos detalles, si lo hace me regañara- se expreso en un susurro para luego tranquilamente sonreír ampliamente, como si hablar con un vampiro fuera lo más normal del mundo, en realidad para ella sí lo era, su hermano en ocasiones la despertaba no importaba a que hora fueran para que charlaran o salieran para alguna parte, eso ya era algo de su vida cotidiana, pasaba al menos tres veces por semana y cuando no pasaba, se sentía un vacio extraño no dormir para pasar las horas nocturna con ese ser de la oscuridad. El decía que ella tenía algo que calmaba hasta a la peor bestia. ¿Estaría exagerando? Ella nunca lo sabría, aunque prefería enfrentar grandes tigres para entrenarlos antes que a sobrenaturales.
Ivette Van Wijs- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 20/11/2012
Localización : en donde necesite estar
Re: Nada sale como lo planeado [Privado]
Sentí el aroma de la gitana detrás mío, protegiéndose de una bestia con otra menos peligrosa, yo. Podía prácticamente sentir el ruido que hacía su sangre al dar su recorrido a través de todo su cuerpo, como un riachuelo que se hace espacio entre la tierra, con caudal y todo. Traté de cerrarle el paso a las brisas cuyo aroma delicioso me prohibía de pensar íntegramente, si es que eso había logrado hacer en algún momento de mi existencia. Después de que todo terminó parecía que ya no había más que hacer, eso significaba a simple vista, no más peligroso y por ello no más razón para que dos completas extrañas se volvieran a hablar en sus diferentes vidas, pero aquel bocadillo parecía haber perdido el nerviosismo tan fácilmente que me molestó no causarle aquel dulce sentimiento en las personas, algo recelosa yo puesto que no era lo que me gustaba intensificar en las víctimas de mi sed, pero saber que no era capaz de asustar a una humana no era algo que me hiciera sentir de lo más orgullosa, ahora podía notar que había dejado de lado mi raza y mi propia historia por un par de joyas que brillan. Aquel manjar podía servirme para recordar un poco como era una vampiresa, y que hacíamos con los que eran demasiado valientes.
Volví mi mirada a ella, con fijeza como si todo lo que realmente importara estuviera en la mirada, como si pudiera hipnotizarla y hacer que caiga en mi brazos, pero aún si pudiera no lo haría ya que el punto radicaba en la habilidad para dejarla caer en tus brazos aún consciente, a sabiendas de lo que hace y disfrutar como la vida desvanece de aquella mirada que captaste con un simple atisbo de diversión. Escuché su nombre, fingiendo darle importancia que no era necesaria realmente, ¿quién sería capaz de recordar todos los nombres de sus víctimas? Y de hacerlo, para qué lo desearía igual. Levanté una ceja al ver la reverencia, claro que ella no me vio hacerlo y luego cuando se arregló las ropas finalmente reparé por completo en ellas, eran coloridas y divertidas, aunque no mostraban aquel porte de elegancia con el que me gustaba vestir a mí me agradaron bastante. -No hay de qué, Señorita. -dije evitando dar a entender que su nombre ya había pasado de la conversación y por ello quizá nunca sería parte de mi vocabulario. Se quedó callada, nos quedamos calladas y para romper el silencio aquella muchacha no tuvo mejor idea que mencionar a su hermano. ¿Quién sería? No tenía idea, no conocía a nadie con el mismo apellido que ella pues lo hubiera recordado al escucharlo, y por mi mente pasaba la posibilidad de que en realidad ni siquiera existía.
Me sorprendí aún más cuando usó la palabra recompensar, no sabía si me agradaba o no la idea, aquello podía tomar muchas variedades, no todos pensaban lo mismo al decir recompensa, aunque se centraba bastante en dinero. -¿Recompensa?- dije cuando la chica terminó, no quería la interrumpir. -No sé si será necesario, pero podrías decirme más sobre tu hermano, tal vez lo conozca. -Dependiendo de los pocos detalles que quiera o pueda darme aquella chiquilla podía terminar averiguando a que se refería con recompensa, la idea de asesinarla estaba descartada ahora. Me interesaba, aunque fuera incluso aquel vampiro parte de la imaginación de la muchacha. Reí un poco al escuchar que le regañaría, no me había puesto a pensar qué clase de vampiro permanece con su familia después del cambio, tenía poca lógica para mí. Debía morir de la intensa sed al estar cerca de su hermana, cómo no la había asesinado, eso del amor familiar no se lo creía a ninguno de nuestra raza, lo físico y la sed iban muy distanciadas de sentimientos y emociones, pensé que eso lo tenía en claro pero obviamente alguien parecía haber encontrado la forma de no tener que asesinar a quienes "ama" o mejor dicho a asesinar a quien plazca. -¿Te regañaría? Pensé que nosotros podríamos hacer más que eso, pero ....-una leve sonrisa de lado mostré a la chica, a quien probablemente pude haber asustado con aquel comentario. -Me sorprende que esté aún contigo a pesar de ....su condición. -dije mostrando una expresión de interrogante.
Volví mi mirada a ella, con fijeza como si todo lo que realmente importara estuviera en la mirada, como si pudiera hipnotizarla y hacer que caiga en mi brazos, pero aún si pudiera no lo haría ya que el punto radicaba en la habilidad para dejarla caer en tus brazos aún consciente, a sabiendas de lo que hace y disfrutar como la vida desvanece de aquella mirada que captaste con un simple atisbo de diversión. Escuché su nombre, fingiendo darle importancia que no era necesaria realmente, ¿quién sería capaz de recordar todos los nombres de sus víctimas? Y de hacerlo, para qué lo desearía igual. Levanté una ceja al ver la reverencia, claro que ella no me vio hacerlo y luego cuando se arregló las ropas finalmente reparé por completo en ellas, eran coloridas y divertidas, aunque no mostraban aquel porte de elegancia con el que me gustaba vestir a mí me agradaron bastante. -No hay de qué, Señorita. -dije evitando dar a entender que su nombre ya había pasado de la conversación y por ello quizá nunca sería parte de mi vocabulario. Se quedó callada, nos quedamos calladas y para romper el silencio aquella muchacha no tuvo mejor idea que mencionar a su hermano. ¿Quién sería? No tenía idea, no conocía a nadie con el mismo apellido que ella pues lo hubiera recordado al escucharlo, y por mi mente pasaba la posibilidad de que en realidad ni siquiera existía.
Me sorprendí aún más cuando usó la palabra recompensar, no sabía si me agradaba o no la idea, aquello podía tomar muchas variedades, no todos pensaban lo mismo al decir recompensa, aunque se centraba bastante en dinero. -¿Recompensa?- dije cuando la chica terminó, no quería la interrumpir. -No sé si será necesario, pero podrías decirme más sobre tu hermano, tal vez lo conozca. -Dependiendo de los pocos detalles que quiera o pueda darme aquella chiquilla podía terminar averiguando a que se refería con recompensa, la idea de asesinarla estaba descartada ahora. Me interesaba, aunque fuera incluso aquel vampiro parte de la imaginación de la muchacha. Reí un poco al escuchar que le regañaría, no me había puesto a pensar qué clase de vampiro permanece con su familia después del cambio, tenía poca lógica para mí. Debía morir de la intensa sed al estar cerca de su hermana, cómo no la había asesinado, eso del amor familiar no se lo creía a ninguno de nuestra raza, lo físico y la sed iban muy distanciadas de sentimientos y emociones, pensé que eso lo tenía en claro pero obviamente alguien parecía haber encontrado la forma de no tener que asesinar a quienes "ama" o mejor dicho a asesinar a quien plazca. -¿Te regañaría? Pensé que nosotros podríamos hacer más que eso, pero ....-una leve sonrisa de lado mostré a la chica, a quien probablemente pude haber asustado con aquel comentario. -Me sorprende que esté aún contigo a pesar de ....su condición. -dije mostrando una expresión de interrogante.
Amethyst M. Rosenthal- Vampiro Clase Alta
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