AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Deliciosas palabras, ideas y sueños. [Veth Cassidy]
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Deliciosas palabras, ideas y sueños. [Veth Cassidy]
Debió transcurrir una hora desde que desperté en la alcoba del hotel, y termine en el cementerio sentado en un rincón en sombras apoyando mi espalda en el muro de un mausoleo. Cansado, incline la cabeza hacia atrás y contemple como la luz azulada se desvaneció por completo, poco a poco aparecieron las estrellas y la ciudad de París, envidiosa, encendió sus miles de pequeños reclamos luminosos.
Voltee el rostro hacia la caja negra junto a mi pierna. Lentamente deslice la yema de los dedos sobre el estuche del violín, saqué con cuidado el bello instrumento y tensé las cerdas de crin del arco como le había visto hacer mil veces a Nicolás…. Exhalé un largo y profundo suspiro al ponerme de pie y erguir mi cuerpo, el viento ondeaba la capa a mi espalda mientras con la mano izquierda tomé el puente del violín y contemplé hechizado su oscuro brillo. Me lo llevé al hombro, lo sujete bajo el mentón y levante el arco. Me sumergí en la interpretación; bajo mis yemas, la música subía hasta el aullido para volver a bajar y convertirse en un murmullo. Se transformó sin esfuerzo en una lenta melodía, hasta acabar en un exquisito réquiem dedicado a las almas que descansan en el cementerio a mí alrededor.
Muy lentamente, mientras escuchaba estos sonidos, advertí la proximidad de un mortal y distinguí a lo lejos, la hermosa figura de una joven dama. La observe detenidamente, admirando como con delicadeza erguía su cuerpo luego de depositar un ramo de flores sobre una tumba. ¿Por qué no reparé en su presencia? Deje que la música se fundiera con los ruidos de la noche y que mis brazos cayeran despacio al costado de mi cuerpo aun sosteniendo el violín en mis manos. Desde la distancia ella pareció contemplar mi inmóvil silueta con desconcierto, la brisa veraniega jugaba con su cabello y mecía su largo vestido, con un gesto delicado aparto algunos mechones traviesos de su rostro mientras una sutil sonrisa se formaba en sus labios.
Me pareció entonces que pensó ver alguna extraña visión, pero no tenia la apariencia de alguien con ese tipo de creencias. No me acerque a ella, con la esperanza que el miedo la obligara a marcharse, aunque para ser sincero deseara algo de compañía esa noche.
Voltee el rostro hacia la caja negra junto a mi pierna. Lentamente deslice la yema de los dedos sobre el estuche del violín, saqué con cuidado el bello instrumento y tensé las cerdas de crin del arco como le había visto hacer mil veces a Nicolás…. Exhalé un largo y profundo suspiro al ponerme de pie y erguir mi cuerpo, el viento ondeaba la capa a mi espalda mientras con la mano izquierda tomé el puente del violín y contemplé hechizado su oscuro brillo. Me lo llevé al hombro, lo sujete bajo el mentón y levante el arco. Me sumergí en la interpretación; bajo mis yemas, la música subía hasta el aullido para volver a bajar y convertirse en un murmullo. Se transformó sin esfuerzo en una lenta melodía, hasta acabar en un exquisito réquiem dedicado a las almas que descansan en el cementerio a mí alrededor.
Muy lentamente, mientras escuchaba estos sonidos, advertí la proximidad de un mortal y distinguí a lo lejos, la hermosa figura de una joven dama. La observe detenidamente, admirando como con delicadeza erguía su cuerpo luego de depositar un ramo de flores sobre una tumba. ¿Por qué no reparé en su presencia? Deje que la música se fundiera con los ruidos de la noche y que mis brazos cayeran despacio al costado de mi cuerpo aun sosteniendo el violín en mis manos. Desde la distancia ella pareció contemplar mi inmóvil silueta con desconcierto, la brisa veraniega jugaba con su cabello y mecía su largo vestido, con un gesto delicado aparto algunos mechones traviesos de su rostro mientras una sutil sonrisa se formaba en sus labios.
Me pareció entonces que pensó ver alguna extraña visión, pero no tenia la apariencia de alguien con ese tipo de creencias. No me acerque a ella, con la esperanza que el miedo la obligara a marcharse, aunque para ser sincero deseara algo de compañía esa noche.
Última edición por Lestat De Lioncourt el Mar Mar 05, 2013 3:25 pm, editado 2 veces
Lestat De Lioncourt- Vampiro Clase Alta
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Re: Deliciosas palabras, ideas y sueños. [Veth Cassidy]
¿Hacía cuánto tiempo que no había ido a visitar la tumba de su fallecido padre? No estaba segura, pero ese día lo había recordado y tras volver a casa, tras el ensayo en el teatro, había ido directamente a aquel lugar. El cementerio durante la noche, como muchos decían, lucía tétrico y desolado. Dejó calmadamente las flores sobre la fría piedra, ella no creía en la vida después de la muerte, pero aquella ofrenda de flores era como un símbolo de que aún no había olvidado a quien estaba en el interior de la fosa. Si se equivocaba, prefería pensar que alguien le llevaría flores. En cualquier caso no creía que el fantasma de su padre estuviese por esos lugares.
Y entre los murmullos que suelen escucharse durante la noche, pudo escuchar aquella melodía fundiéndose en el ambiente, las notas alzándose por encima de los demás sonidos y luego casi desapareciendo. Pero a pesar de darse cuenta, no se desvió de su tarea. Alzó una oración, tal como le habían enseñado y después se levantó. El murmullo del aire movió sus cabellos azabache mientras su ojos se clavaron en la figura del hombre, que de ella estaba más que a un par de pasos.
La razón normalmente le habría dicho que debía irse, pues las sospechas sobre una persona que encuentras en mitad de la noche en un cementerio no pueden ser buenas. Pero al mismo tiempo, el aura de misterio y esa atracción que su semblante, que su mera actitud le provocaba le obligó a acercarse. Cuando quiso darse cuenta ya lo había hecho, pero extrañamente permaneció en silencio. La piel pálida, el brillo de aquellos ojos ejerció una fuerza por el mero hecho de comprender que la naturaleza en ellos era de un tipo diferente a la de ella. Le miraba con cierta admiración, a esa piel clara que se asemejaba a la porcelana 'Buenas Noches, eso deberías decir Veth' era lo que en su mente se repetía y sin embargo sus labios no se movían ante la imagen que frente a ella una ilusión parecía.
Y entre los murmullos que suelen escucharse durante la noche, pudo escuchar aquella melodía fundiéndose en el ambiente, las notas alzándose por encima de los demás sonidos y luego casi desapareciendo. Pero a pesar de darse cuenta, no se desvió de su tarea. Alzó una oración, tal como le habían enseñado y después se levantó. El murmullo del aire movió sus cabellos azabache mientras su ojos se clavaron en la figura del hombre, que de ella estaba más que a un par de pasos.
La razón normalmente le habría dicho que debía irse, pues las sospechas sobre una persona que encuentras en mitad de la noche en un cementerio no pueden ser buenas. Pero al mismo tiempo, el aura de misterio y esa atracción que su semblante, que su mera actitud le provocaba le obligó a acercarse. Cuando quiso darse cuenta ya lo había hecho, pero extrañamente permaneció en silencio. La piel pálida, el brillo de aquellos ojos ejerció una fuerza por el mero hecho de comprender que la naturaleza en ellos era de un tipo diferente a la de ella. Le miraba con cierta admiración, a esa piel clara que se asemejaba a la porcelana 'Buenas Noches, eso deberías decir Veth' era lo que en su mente se repetía y sin embargo sus labios no se movían ante la imagen que frente a ella una ilusión parecía.
Veth Cassidy- Cambiante Clase Media
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Re: Deliciosas palabras, ideas y sueños. [Veth Cassidy]
La vi avanzar por el sendero en sombras, acortando la escasa distancia que nos separaba. Aquella dama se quedo inmóvil de pie frente a mí y con respeto y cierta delicadeza que parecía propio en ella, intento ver mi rostro en la oscuridad. Aquello fue encantador, comprendo perfectamente que mi aspecto podía impresionarla, en el peor de los casos atemorizarla, sin embargo, ahí estaba ella, admirando a la muerte. Y yo la observaba en silencio, contemplando sus finos rasgos, esos que le ofrecían un frágil aspecto a su fisonomía. Su cabello hermoso pareciera lucir siempre así y sus labios de un leve tono color carmesí le concedían una presencia elegante y sensual. Pero basta ya de describir su belleza, porque igual de impresionante era el aroma de su sangre, inusual, ella no era como otros mortales.
Me saludo, pero no percibí la naturaleza de sus palabras. No hubo una voz audible, solo el eco de un murmullo en mi mente que se repetía una y otra vez. Los sonidos misteriosos de la noche a nuestro alrededor nos cubrían como un cálido manto y la luz de luna a mi espalda que reposaba sobre su rostro, me deslumbraba ante el brillo de sus ojos.
Note sus labios entreabiertos, ansiando pronunciar unas simples palabras que se ahogan en sus pensamientos. Cuando por fin decidí hablarle, deje que el sonido de mi voz llegará a ella suave y tranquilizadora, sin necesidad de realizar algún hechizo en ella para obligarla a adoptar una actitud de entrega y confianza total hacia mí.
Mademoiselle? – realicé una lenta reverencia. Fingí sorpresa, como lo haría un mortal en una situación similar- Bonne nuit… - le mire radiante, efectuando un cortes saludo tal como lo haría en un baile del Palais Royal.
Me saludo, pero no percibí la naturaleza de sus palabras. No hubo una voz audible, solo el eco de un murmullo en mi mente que se repetía una y otra vez. Los sonidos misteriosos de la noche a nuestro alrededor nos cubrían como un cálido manto y la luz de luna a mi espalda que reposaba sobre su rostro, me deslumbraba ante el brillo de sus ojos.
Note sus labios entreabiertos, ansiando pronunciar unas simples palabras que se ahogan en sus pensamientos. Cuando por fin decidí hablarle, deje que el sonido de mi voz llegará a ella suave y tranquilizadora, sin necesidad de realizar algún hechizo en ella para obligarla a adoptar una actitud de entrega y confianza total hacia mí.
Mademoiselle? – realicé una lenta reverencia. Fingí sorpresa, como lo haría un mortal en una situación similar- Bonne nuit… - le mire radiante, efectuando un cortes saludo tal como lo haría en un baile del Palais Royal.
Última edición por Lestat De Lioncourt el Mar Mar 05, 2013 3:24 pm, editado 1 vez
Lestat De Lioncourt- Vampiro Clase Alta
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Re: Deliciosas palabras, ideas y sueños. [Veth Cassidy]
Salir como del trance en el que se encontraba al escuchar sus palabras, reaccionando rápidamente, haciendo una reverencia, de un modo tal vez más torpe del que acabab de ver en los movimientos del vampiro frente a ella -Buenas Noches, Monsieur - contestó con la voz en un vólumen un poco más bajo al habitual, pero perfectamente audible. Sus grandes ojos se posaron en aquellos que tenían esas tonalidades que le parecían admirables.
Le sonrió, al sentir tras ese breve saludo que le dio cierta confianza, el que podía actuar con normalidad, su sorpresa y contemplación inicial habían dado pasó a un dejo de curiosidad. Una que seguramente el habría visto en otros antes al observarle -¿Ha venido, quizás, a visitar algún sepulcro? - Preguntó con el afán de solo lograr una pequeña conversación.
Bien dicen que la curiosidad mató al gato, o que ésta no anda en burro. Ella lo comprendía, pero no podía evitar querer saciar la curiosidad y las ganas de simplemente escuchar el timbre en esa voz sobrenatural. No podía decir que no se hubiese cruzado con otros seres, pero si le llamaba la atención, era probablemente porque el ambiente cerca de él se sentía, de algún modo, diferente. Podía ser su imaginación, era factible, pero tenía esa aura de misterio, y bien se sabe que esas cosas atraen claramente a las personas.
Off: siento mucho la tardanza >_<
Le sonrió, al sentir tras ese breve saludo que le dio cierta confianza, el que podía actuar con normalidad, su sorpresa y contemplación inicial habían dado pasó a un dejo de curiosidad. Una que seguramente el habría visto en otros antes al observarle -¿Ha venido, quizás, a visitar algún sepulcro? - Preguntó con el afán de solo lograr una pequeña conversación.
Bien dicen que la curiosidad mató al gato, o que ésta no anda en burro. Ella lo comprendía, pero no podía evitar querer saciar la curiosidad y las ganas de simplemente escuchar el timbre en esa voz sobrenatural. No podía decir que no se hubiese cruzado con otros seres, pero si le llamaba la atención, era probablemente porque el ambiente cerca de él se sentía, de algún modo, diferente. Podía ser su imaginación, era factible, pero tenía esa aura de misterio, y bien se sabe que esas cosas atraen claramente a las personas.
Off: siento mucho la tardanza >_<
Última edición por Veth Cassidy el Vie Feb 22, 2013 1:02 am, editado 1 vez
Veth Cassidy- Cambiante Clase Media
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Re: Deliciosas palabras, ideas y sueños. [Veth Cassidy]
Solo vine aquí en busca de paz. –confesé mientras mantenía una cordial sonrisa en mis labios- A este cementerio, ni los vivos se acercan de visita. Solo en este lugar puedo encontrar la imperturbable serenidad que necesitaba. –pronuncie cada palabra con voz suave y profunda- La música. Nada mejor para apaciguar el alma de una persona, ya sea inmortal o no.
Mire a mí alrededor. Al campo santo, el paisaje de los muertos, el final destino donde allí la sombra brilla para todos, menos para mí. El olor era algo repulsivo, pero a ella no parecía importarle o fingía ignorarlo por completo. Durante un momento nos miramos sin pronunciar palabras, la oscuridad nos envolvía simplemente adentrándonos en la nada. A lo lejos en algún lugar entre las tumbas, se oía el tintinear de una gotera, pero mi atención volvía a estar en ella, la joven cambia formas que permanecía en silencio frente a mí. Lo sabía, la criatura que era ella, pues el aroma de estos seres es inconfundible. Sus ojos se posaron en mi rostro nuevamente, parecía sentirse segura. Protegida por quien en realidad, puede llegar a ser su peor pesadilla.
¿Le gusta? – pregunté alzando el violín y llevándolo al hombro- Este violín me recuerda la vieja leyenda sobre el Trino del diablo. –susurre y empecé a puntear las cuerdas mientras las afinaba ajustando las clavijas. Contemple con detalle sus facciones, los marcados detalles de su rostro que la hacían parecer ligeramente relajada. - ¿Esta aquí, visitando un familiar? – volví a preguntar con firmeza y suavidad en mi voz-
Mire a mí alrededor. Al campo santo, el paisaje de los muertos, el final destino donde allí la sombra brilla para todos, menos para mí. El olor era algo repulsivo, pero a ella no parecía importarle o fingía ignorarlo por completo. Durante un momento nos miramos sin pronunciar palabras, la oscuridad nos envolvía simplemente adentrándonos en la nada. A lo lejos en algún lugar entre las tumbas, se oía el tintinear de una gotera, pero mi atención volvía a estar en ella, la joven cambia formas que permanecía en silencio frente a mí. Lo sabía, la criatura que era ella, pues el aroma de estos seres es inconfundible. Sus ojos se posaron en mi rostro nuevamente, parecía sentirse segura. Protegida por quien en realidad, puede llegar a ser su peor pesadilla.
¿Le gusta? – pregunté alzando el violín y llevándolo al hombro- Este violín me recuerda la vieja leyenda sobre el Trino del diablo. –susurre y empecé a puntear las cuerdas mientras las afinaba ajustando las clavijas. Contemple con detalle sus facciones, los marcados detalles de su rostro que la hacían parecer ligeramente relajada. - ¿Esta aquí, visitando un familiar? – volví a preguntar con firmeza y suavidad en mi voz-
Lestat De Lioncourt- Vampiro Clase Alta
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Re: Deliciosas palabras, ideas y sueños. [Veth Cassidy]
Tuvo que soltar una risita ligera por sus palabras -Lo siento entonces, Monsieur, por haberle interrumpido - Ciertamente no muchos iban por ahí y menos a esas horas de la noche. El cielo oscuro, y aquel lugar inundado de sombras no era algo que la mayoría quisiese ver. Ella estaba acostumbrada, a ir con el velo de la noche cubriéndole en cada visita, pero hasta ahora, había tenido, la fortuna o la desventura, dependiendo como se le viese, de haber estado sola.
No es que le gustase el cementerio, incluso con esa calma que había en un lugar como ese, había varias cosas que le causaban desconcierto y que podrían perturbarle. S emovió acercándose un poco, pero no lo hizo caminando directamente hacia él, sino como si buscara evitarlo y hacerlo al mismo tiempo. Le vio acomodarse el violín -Me gusta... y creo que es cierto, mi padre, solía decir que la música podía tener un gran efecto en las personas...- Su mirada se tornó con un ligero atisbo de reconocimiento por lo que el decía -Oh, esa historia del violinista que vendió su alma ¿cierto? - Su padre, muchas veces le había contado historias o relatos que no eran los más adecuados para una niña, pero ella se había acostumbrado, las primeras veces, siendo muy pequeña, había sentido miedo de algunas, pero como todo, un día simplemente era más bien que empezaron a gustarle las cosas que su padre le decía, porque era como si le hablara de un mundo distinto y que estaba entonces, como muy lejos de lo que ella veía en el suyo.
No podía culparle, sin su madre, el hombre lo había tenido difícil con cuidarla -Justo a él he venido a ver...- Era raro decirlo de esa forma -¿Tocará esa melodía que se dice fue creada por los demonios? - Sonrió con un dejo de coquetería en su gesto. Quería escucharle, normalmente solo veía a músicos en el teatro durante los ensayos, pero rara vez lo hacía como un espectador cualquiera.
No es que le gustase el cementerio, incluso con esa calma que había en un lugar como ese, había varias cosas que le causaban desconcierto y que podrían perturbarle. S emovió acercándose un poco, pero no lo hizo caminando directamente hacia él, sino como si buscara evitarlo y hacerlo al mismo tiempo. Le vio acomodarse el violín -Me gusta... y creo que es cierto, mi padre, solía decir que la música podía tener un gran efecto en las personas...- Su mirada se tornó con un ligero atisbo de reconocimiento por lo que el decía -Oh, esa historia del violinista que vendió su alma ¿cierto? - Su padre, muchas veces le había contado historias o relatos que no eran los más adecuados para una niña, pero ella se había acostumbrado, las primeras veces, siendo muy pequeña, había sentido miedo de algunas, pero como todo, un día simplemente era más bien que empezaron a gustarle las cosas que su padre le decía, porque era como si le hablara de un mundo distinto y que estaba entonces, como muy lejos de lo que ella veía en el suyo.
No podía culparle, sin su madre, el hombre lo había tenido difícil con cuidarla -Justo a él he venido a ver...- Era raro decirlo de esa forma -¿Tocará esa melodía que se dice fue creada por los demonios? - Sonrió con un dejo de coquetería en su gesto. Quería escucharle, normalmente solo veía a músicos en el teatro durante los ensayos, pero rara vez lo hacía como un espectador cualquiera.
Veth Cassidy- Cambiante Clase Media
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Re: Deliciosas palabras, ideas y sueños. [Veth Cassidy]
Me negué a aceptar que su visita resultaba ser una interrupción o molestia para mí. Fruncí el entrecejo y moví la cabeza en actitud de rechazo. Seguí con la mirada sus gráciles movimientos. La vi avanzar con delicadeza como el vuelo de una mariposa de radiantes colores que se posa sobre pétalos de rosa. Al parecer su padre era un hombre muy sabio. –Comenté mientras la reflexión pausada suaviza mi alma pensativa- Lamentablemente, el sabio siempre es difícil de comprender – dije en un susurro como esa brisa que acaricia mis labios.
Al principio fue el gesto y el gesto fue sonido. Su voz como música clásica para mí brota de cada nota que surge de sus palabras. Asentí, y aparte la vista como si algo me hubiese distraído. Tartitini - hice una pausa- Su composición inspirada por un sueño donde vio al maligno al pie de su cama tocar una melodía en su violín. – Volví mi rostro en su dirección. Le sonreí. Siempre es más sencillo conseguir lo que se desea con una sonrisa, pero también es el arma más bella con la que contamos para defendernos del dolor. Bajo la pálida y fría luna, me confeso que la tumba fue el lugar designado para la cita con su padre. Oh! Tumba injusta… - dije volviéndome y dirigiendo la mirada hacia donde antes la joven se hallaba. – La muerte siempre es quien tiene la última palabra. –declaré-
Finalmente, estaba desvariando. La contemple en profundo silencio, levanté el arco y lo deje caer sobre las cuerdas para hacer sonar la primera nota. Tocaré para usted y su difunto padre, si así lo desea. –Afirmé. La observaba a los ojos y en sus pupilas anticipe la respuesta. Esperé paciente. El viento suspiraba lentamente sobre el camposanto. Deposite un beso en el violín, el Stradivarius, pero este no era el preciado regalo que había comprado para Nicolás. Me recorrió un escalofrió de tristeza al recordar que aquel instrumento, lo había perdido definitivamente.
Al principio fue el gesto y el gesto fue sonido. Su voz como música clásica para mí brota de cada nota que surge de sus palabras. Asentí, y aparte la vista como si algo me hubiese distraído. Tartitini - hice una pausa- Su composición inspirada por un sueño donde vio al maligno al pie de su cama tocar una melodía en su violín. – Volví mi rostro en su dirección. Le sonreí. Siempre es más sencillo conseguir lo que se desea con una sonrisa, pero también es el arma más bella con la que contamos para defendernos del dolor. Bajo la pálida y fría luna, me confeso que la tumba fue el lugar designado para la cita con su padre. Oh! Tumba injusta… - dije volviéndome y dirigiendo la mirada hacia donde antes la joven se hallaba. – La muerte siempre es quien tiene la última palabra. –declaré-
Finalmente, estaba desvariando. La contemple en profundo silencio, levanté el arco y lo deje caer sobre las cuerdas para hacer sonar la primera nota. Tocaré para usted y su difunto padre, si así lo desea. –Afirmé. La observaba a los ojos y en sus pupilas anticipe la respuesta. Esperé paciente. El viento suspiraba lentamente sobre el camposanto. Deposite un beso en el violín, el Stradivarius, pero este no era el preciado regalo que había comprado para Nicolás. Me recorrió un escalofrió de tristeza al recordar que aquel instrumento, lo había perdido definitivamente.
Lestat De Lioncourt- Vampiro Clase Alta
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Re: Deliciosas palabras, ideas y sueños. [Veth Cassidy]
-No sé decir qué tan sabio era, pero difícil de comprender -Su sonrisa y el gesto que hizo con la cabeza al moverla indicaban que el había sido realmente alguien difícil de entender en ocasiones. Y ahora él decía quel nombre y le hacía recordar aquella última ocasión en la que él había hablado de esa historia, algun par de años antes de su muerte. A él parecían gustarle esas cosas, ese tipo de relatos llenos de misticismo, le habían atraído las cosas que parecían sobrenaturales e incluso él mismo se había rodeado de ellas de alguna manera con su madre y ella.
Terminó por sentarse, con algo de descuido, sobreun sepulcro -La muerte - Sonrió con algo parecido a la ironía en tal gesto aunque fue bastante ligero -Sin duda tiene la última palabra... me pregunto si es lo mismo con todos... - Ella no se diferenciaba mucho de un ser humano, pero un vampiro que se suponía ya no poseía vida ¿Aplicaba esa misma suposición a ello? -Algunos arecen escapar de ello - No del todo, sabía que siempre debía haber algún final, siempre existía de esa forma. No había quien se librara de ello, en realidad.
Movió sus labios, sin dejar salir su voz, pero dejando que las palabras fuesen evidentes, leerle los labios no sería difícil 'Por supuesto, eso me encantaría' y seguro que si su padre pudiese escucharlo estaría complacido, él le había introducido a ese mundo, era una bailarina, una que tal vez no aspiraba tanto, pero estaba agradecida de poder hacer lo que le gustaba. En ese sentido es que su padre había sido extraño, a palabras de otros, permitiéndole a ella desenvolverse sin las ataduras comunes del comportamiento que una madre hubiese podido inculcarle.
El sonido del violín en aquella única nota le causó cierto estremecimiento, debía ser por ese momento en que el sonido producido por éste rompió el silencio que les circundaba, fue algo que ya había sentido antes, como si le hubiese tomado por sorpresa, aquello llegaba a sus oídos y le hacía sentir algo bastante curioso. Sin embargo, la voz de un violín, ese sonido tan característico, le parecía nostálgico y algo triste. Pero además, la imagen completa que él le proyectó en ese instante también lo fue. Mientras ella observaba a aquel hombre empezar una melodía, dejando que el viento la extendiera a través del camposanto.
Terminó por sentarse, con algo de descuido, sobreun sepulcro -La muerte - Sonrió con algo parecido a la ironía en tal gesto aunque fue bastante ligero -Sin duda tiene la última palabra... me pregunto si es lo mismo con todos... - Ella no se diferenciaba mucho de un ser humano, pero un vampiro que se suponía ya no poseía vida ¿Aplicaba esa misma suposición a ello? -Algunos arecen escapar de ello - No del todo, sabía que siempre debía haber algún final, siempre existía de esa forma. No había quien se librara de ello, en realidad.
Movió sus labios, sin dejar salir su voz, pero dejando que las palabras fuesen evidentes, leerle los labios no sería difícil 'Por supuesto, eso me encantaría' y seguro que si su padre pudiese escucharlo estaría complacido, él le había introducido a ese mundo, era una bailarina, una que tal vez no aspiraba tanto, pero estaba agradecida de poder hacer lo que le gustaba. En ese sentido es que su padre había sido extraño, a palabras de otros, permitiéndole a ella desenvolverse sin las ataduras comunes del comportamiento que una madre hubiese podido inculcarle.
El sonido del violín en aquella única nota le causó cierto estremecimiento, debía ser por ese momento en que el sonido producido por éste rompió el silencio que les circundaba, fue algo que ya había sentido antes, como si le hubiese tomado por sorpresa, aquello llegaba a sus oídos y le hacía sentir algo bastante curioso. Sin embargo, la voz de un violín, ese sonido tan característico, le parecía nostálgico y algo triste. Pero además, la imagen completa que él le proyectó en ese instante también lo fue. Mientras ella observaba a aquel hombre empezar una melodía, dejando que el viento la extendiera a través del camposanto.
Veth Cassidy- Cambiante Clase Media
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Re: Deliciosas palabras, ideas y sueños. [Veth Cassidy]
El descuido con el cual tomo asiento sobre una de las tumbas que yacen dispersas por ahí, me causo cierta diversión que termino por dibujar una tenue y fugaz sonrisa en mis labios. – La muerte no respeta a criatura alguna, ni siquiera al vampiro… – le mire fijamente y una segunda nota surgía del violín - Pero son los únicos que pueden sobrevivir por siglos y finalmente escogerla por decisión propia.
Con su luz tenue la Luna llenaba el espacio y ornamentaba el bello rostro de... ¿Cuál era su nombre? Estoy seguro de haberlo escuchado en sus pensamientos. – Veth – Susurré y cerré los ojos manteniéndolos así un instante. El viento desplegó las alas de mi capa forrada de piel, eche la cabeza hacia atrás para contemplar nuevamente las estrellas con una mueca en mis labios. – Sabe usted que, en el folklore de muchos países, el diablo está asociado en particular al violín… – Estuve a punto de soltar una carcajada, pero simplemente sonreí, aquello era bastante irónico.
Empecé a tocar de nuevo, tal como le dije a Veth, interpretando la misteriosa obra de Tartini, “Il Trillo del Diavolo” Las notas surgieron y se elevaron del violín. La música se alzó a nuestro alrededor como si fuera humo y todo lo demás dejo de existir. La tonada se expandía mágicamente hasta llenar el cementerio y la Luna seguía derramando su blanquecina luz sobre nosotros.
“El Largetto, el primer movimiento que interpreta la angustia y el romance.”
La música surgió del instrumento y desgarro la noche como si fuera un elemento reluciente, como si pudiera ascender hasta las propias estrellas. Conforme avanzaba, la canción se convirtió en la esencia misma de la desesperación; La tensión en el segundo movimiento, la picardía y astucia del diablo por medio de los numerosos trinos. La canción se hizo aún más rica y oscura. La tristeza y melancolía decaen en el tercer movimiento. ¿Era yo quien hacía todo aquello? ¿Era mi corazón el que latía fuertemente con cada nota?
Luego la bravura y la furia del diablo, llena el ambiente con su melodía. Me encontré moviendo mi cuerpo de un lado a otro con la cabeza inclinada sobre el violín. Abrí los ojos para contemplar el rostro de Veth y su mirada se fijó en la mía al instante. En aquel momento, le sonreí y sentí como una gota de sudor ensangrentado que descendía por el costado de mi rostro pareció distraerla.
Con su luz tenue la Luna llenaba el espacio y ornamentaba el bello rostro de... ¿Cuál era su nombre? Estoy seguro de haberlo escuchado en sus pensamientos. – Veth – Susurré y cerré los ojos manteniéndolos así un instante. El viento desplegó las alas de mi capa forrada de piel, eche la cabeza hacia atrás para contemplar nuevamente las estrellas con una mueca en mis labios. – Sabe usted que, en el folklore de muchos países, el diablo está asociado en particular al violín… – Estuve a punto de soltar una carcajada, pero simplemente sonreí, aquello era bastante irónico.
Empecé a tocar de nuevo, tal como le dije a Veth, interpretando la misteriosa obra de Tartini, “Il Trillo del Diavolo” Las notas surgieron y se elevaron del violín. La música se alzó a nuestro alrededor como si fuera humo y todo lo demás dejo de existir. La tonada se expandía mágicamente hasta llenar el cementerio y la Luna seguía derramando su blanquecina luz sobre nosotros.
“El Largetto, el primer movimiento que interpreta la angustia y el romance.”
La música surgió del instrumento y desgarro la noche como si fuera un elemento reluciente, como si pudiera ascender hasta las propias estrellas. Conforme avanzaba, la canción se convirtió en la esencia misma de la desesperación; La tensión en el segundo movimiento, la picardía y astucia del diablo por medio de los numerosos trinos. La canción se hizo aún más rica y oscura. La tristeza y melancolía decaen en el tercer movimiento. ¿Era yo quien hacía todo aquello? ¿Era mi corazón el que latía fuertemente con cada nota?
Luego la bravura y la furia del diablo, llena el ambiente con su melodía. Me encontré moviendo mi cuerpo de un lado a otro con la cabeza inclinada sobre el violín. Abrí los ojos para contemplar el rostro de Veth y su mirada se fijó en la mía al instante. En aquel momento, le sonreí y sentí como una gota de sudor ensangrentado que descendía por el costado de mi rostro pareció distraerla.
Lestat De Lioncourt- Vampiro Clase Alta
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Re: Deliciosas palabras, ideas y sueños. [Veth Cassidy]
La música es una de las pocas cosas que puede transportarte a un mundo diferente al que estás pisando. No importa si no entiendes cómo se crea o cómo se desarrolla. No necesitas saber de acordes o notas. Estas mismas sin que las reconozcas te guían y te atrapan en su esencia. Te enamoran a través de lo que transmiten en su escenario.
Ella no sabía nada de música, pero su corazón parecía acelerarse o detenerse con los cambios de la melodía. Se había quedado quieta, observándole, emocionándose incluso si sus facciones poco demostraban de cómo las notas que decían habían sido grabadas de un sueño en el que el violinista había escuchado al mismo demonio ejecutarla.
Ella, de creyente no tenía demasiado. Su padre no era el hombre más religioso que había conocido y por su naturaleza había creado una brecha entre los asuntos de un Dios cuya Iglesia no aceptaba a los de su especie. Estaba tan ensimismada y cuando observó su rostro, directamente se perdió en sus ojos y aquel ligero gesto. Aquella pequeña gota de color rojizo corriendo por la blanca piel. Esa que parecía tan tersa.
Y como si fuese parte de una hipnosis, se levantó acercándose a él, estirando sus delgados brazos, tan suave y blanco rostro, dejando que uno de sus dedos limpiara aquel rastro sobre él. Era una visión difícil de ignorar. Le sonrió y con la misma delicadeza retrocedió para alejar sus manos -No había escuchado tal aseveración, Monsieur. Pero debo decir que el sonido de un violín puede fascinar y seducir con su encanto - Escuchaba la música en el teatro, no desde el público, pero nunca había escuchado a alguien tocar de esa manera.
Veth pasó sus manos a su espalda, conteniendo las ganas de tocarle, justo el roce de antes le había comprobado lo que había pensado antes. Cuando había pronunciado su nombre con esa voz que era una caricia a los sentidos, se había exaltado, pero ahora esa sensación de saberse al descubierto había desaparecido. Había escuchado cuentos sobre las habilidades de los vampiros. Se preguntaba qué tan ciertas eran -Me parece justo caballero... que ahora que parece saber mi nombre, pueda decirme el suyo - No se iba a asustar aunque ella no se lo hubiese dicho, además era una buena oportunidad de conocer al de tan atrayente figura. No tenía miedo, esa podía ser una desventaja si las cosas se tornaban diferentes.
Ella no sabía nada de música, pero su corazón parecía acelerarse o detenerse con los cambios de la melodía. Se había quedado quieta, observándole, emocionándose incluso si sus facciones poco demostraban de cómo las notas que decían habían sido grabadas de un sueño en el que el violinista había escuchado al mismo demonio ejecutarla.
Ella, de creyente no tenía demasiado. Su padre no era el hombre más religioso que había conocido y por su naturaleza había creado una brecha entre los asuntos de un Dios cuya Iglesia no aceptaba a los de su especie. Estaba tan ensimismada y cuando observó su rostro, directamente se perdió en sus ojos y aquel ligero gesto. Aquella pequeña gota de color rojizo corriendo por la blanca piel. Esa que parecía tan tersa.
Y como si fuese parte de una hipnosis, se levantó acercándose a él, estirando sus delgados brazos, tan suave y blanco rostro, dejando que uno de sus dedos limpiara aquel rastro sobre él. Era una visión difícil de ignorar. Le sonrió y con la misma delicadeza retrocedió para alejar sus manos -No había escuchado tal aseveración, Monsieur. Pero debo decir que el sonido de un violín puede fascinar y seducir con su encanto - Escuchaba la música en el teatro, no desde el público, pero nunca había escuchado a alguien tocar de esa manera.
Veth pasó sus manos a su espalda, conteniendo las ganas de tocarle, justo el roce de antes le había comprobado lo que había pensado antes. Cuando había pronunciado su nombre con esa voz que era una caricia a los sentidos, se había exaltado, pero ahora esa sensación de saberse al descubierto había desaparecido. Había escuchado cuentos sobre las habilidades de los vampiros. Se preguntaba qué tan ciertas eran -Me parece justo caballero... que ahora que parece saber mi nombre, pueda decirme el suyo - No se iba a asustar aunque ella no se lo hubiese dicho, además era una buena oportunidad de conocer al de tan atrayente figura. No tenía miedo, esa podía ser una desventaja si las cosas se tornaban diferentes.
Última edición por Veth Cassidy el Mar Ago 06, 2013 5:16 pm, editado 1 vez
Veth Cassidy- Cambiante Clase Media
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Re: Deliciosas palabras, ideas y sueños. [Veth Cassidy]
La ebriedad de la música. Nos llena de emociones el alma, los cantares apaciguan la mente y las suaves melodías combaten la tristeza cuando las preocupaciones nos asedian. La música es así, alivia mi mente enferma, nos encanta, adormece y consume con sus deliciosas armonías.
Mientras interpretó la furia del diablo en el cuarto movimiento, su silueta blanquecina, callada en la quietud total de la noche avanza hacia mi completamente segura en cada paso que da. Oh Dios! Me abruma su olor femenino en el que se mezcla su sangre con el perfume limpio de un ser vivo. Estaba parado contra la luz que provenía de la Luna ¿Veía ella mis facciones con suficiente nitidez? Veth alzó lentamente su mano derecha mientras yo dejaba caer ambos brazos a los costados de mi cuerpo, aun sosteniendo el arco y el violín. A continuación noté que sus delicados dedos rozaban mi piel para luego limpiar la sangre que descendía por mi cara, sus manos tenían un tacto suave y cálido que me procuró tranquilidad. Mantuve la mirada fija en sus ojos, estaba algo asombrado y me sentía profundamente conmovido.
Sentir la yema de sus dedos me pareció un gesto por demás íntimo, pero supe que lo hacía por cortesía y simple curiosidad. Por alguna razón es lo que suelen hacer los mortales para asegurarse que somos de carne y hueso. No me moví. Luego me dedico una dulce sonrisa y retrocedió unos pasos, no parecía asustada. – Créame. Los orígenes de la música están llenos de leyendas que relacionan de una forma muy directa a la música con el diablo. – Bajé la mirada siguiendo con disimulo la dirección de sus manos. Luego volví a contemplar su rostro. Su mirada era espectacular, capaz de inquietar al más feroz depredador. – Merci – Susurré y luego después agregue lentamente con cierta admiración. – Sus manos, son tan cálidas.
De pronto dijo algo que no me esperaba. Quería saber mi nombre, consideraba que era justo luego de que confesará saber el suyo. Ante ello emití una pequeña risa.
Lestat – Respondí, pronunciando mi nombre de forma lenta y clara, acentuando la segunda silaba y remarcando la última “t”.
Al cabo de un instante suspiré y aparte la vista. Guardé silencio durante unos minutos mientras veía el instrumento – ¿Toca usted el violín? – Pregunté por las meras ansias de saber.
Mientras interpretó la furia del diablo en el cuarto movimiento, su silueta blanquecina, callada en la quietud total de la noche avanza hacia mi completamente segura en cada paso que da. Oh Dios! Me abruma su olor femenino en el que se mezcla su sangre con el perfume limpio de un ser vivo. Estaba parado contra la luz que provenía de la Luna ¿Veía ella mis facciones con suficiente nitidez? Veth alzó lentamente su mano derecha mientras yo dejaba caer ambos brazos a los costados de mi cuerpo, aun sosteniendo el arco y el violín. A continuación noté que sus delicados dedos rozaban mi piel para luego limpiar la sangre que descendía por mi cara, sus manos tenían un tacto suave y cálido que me procuró tranquilidad. Mantuve la mirada fija en sus ojos, estaba algo asombrado y me sentía profundamente conmovido.
Sentir la yema de sus dedos me pareció un gesto por demás íntimo, pero supe que lo hacía por cortesía y simple curiosidad. Por alguna razón es lo que suelen hacer los mortales para asegurarse que somos de carne y hueso. No me moví. Luego me dedico una dulce sonrisa y retrocedió unos pasos, no parecía asustada. – Créame. Los orígenes de la música están llenos de leyendas que relacionan de una forma muy directa a la música con el diablo. – Bajé la mirada siguiendo con disimulo la dirección de sus manos. Luego volví a contemplar su rostro. Su mirada era espectacular, capaz de inquietar al más feroz depredador. – Merci – Susurré y luego después agregue lentamente con cierta admiración. – Sus manos, son tan cálidas.
De pronto dijo algo que no me esperaba. Quería saber mi nombre, consideraba que era justo luego de que confesará saber el suyo. Ante ello emití una pequeña risa.
Lestat – Respondí, pronunciando mi nombre de forma lenta y clara, acentuando la segunda silaba y remarcando la última “t”.
Al cabo de un instante suspiré y aparte la vista. Guardé silencio durante unos minutos mientras veía el instrumento – ¿Toca usted el violín? – Pregunté por las meras ansias de saber.
Lestat De Lioncourt- Vampiro Clase Alta
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Re: Deliciosas palabras, ideas y sueños. [Veth Cassidy]
Tuvo que negar en un delicado gesto. No podía tocar el violín o algún instrumento. En ocasiones se quedaba escuchando a al orquesta ensayar a la distancia. Cuando era niña se asomaba entre las pesadas cortinas que cubrían el escenario. Desde aquellos rincones mientras su padre le instaba a centrarse en lo que debía.
Pero aprender música era algo que pocos tenían el privilegio. A su padre suficiente trabajo le había costado procurarle cumplir el que había sido su sueño. Tal vez no era algo tan exuberante ni que resaltara, pero había una pasión en ella, diferente a tocar el piano , el violín, cualquier instrumento de cuerda o de viento, cualquiera...
Sonrió como quien había recibido un cumplido antes, por las palabras, incluso si sabía que sus manos, como las de la mayoría, podrían recibir ese adjetivo que las calificara.
-Mi pasión es la danza- Dijo haciendo un movimiento para dejar claro ese hecho, inclinándose hacia él ligeramente -Mi vínculo con la música es escucharla y dejarme guiar por ella - Porque no todos tienen el oído o la gracia, pero siempre existe aquello que bien amas o parece estar dentro de tu alma, impregnando tu ser de una forma innata.
Se acercó tanto como antes, extendiendo sus manos, deteniéndolas antes de dejarlas sobre su rostro de nuevo, como si pidiese permiso de hacerlo, como si buscara la atención de esos ojos claros y que parecían caer en la melancolía por momentos -Lestat -repitió con suavidad, en un susurro apenas audible -Dispensará mi rudeza y tal vez algo de mi insolencia...-Solo hubo una ligera pausa antes de permitirse preguntar lo que ya estaba a punto de pronunciar -¿Por qué su mirada se ensombrece por momentos? ¿Es el violín algo que le traiga recuerdos? -Porque había visto ese tipo de miradas en otros. Aunque muchas veces no tenía que ser algo similar, pero le intrigaba. Era tan extraño. Porque fuese un vampiro o no, había algo que aún podía ver como en cualquier otra persona. Su mirada intensa, que sentías podía ver a través de lo que había en tí, era tan llamativa para ella. El aura de misterio que podía sentirse, sobrenatural o no, en ciertas personas era algo que muchos no podían ignorar. E incluso con la curiosidad que sus instintos le traían, tanto como un temor que no existía en ese instante. No captaba el peligro, si bien los vampiros podían ser engañosos y peligrosos, eso se decía, pero no había forma de comprobarlo a ciencia cierta, a menos que te permitieras acercarte lo suficiente.
Le causaba algo más, un sentimiento que se arremolinó en su interior, tan extraño, pero no se djó llevar tan rápido. Como si le atrajese, como si hubiese una fuerza invisible -¿Es la música su pasión? ¿Lo fue en algún momento?-Preguntó con la curiosidad de un infante, como queriendo indagar en las profundidades aún sabiendo que tal vez no estaba en posición de hacerlo.
Pero aprender música era algo que pocos tenían el privilegio. A su padre suficiente trabajo le había costado procurarle cumplir el que había sido su sueño. Tal vez no era algo tan exuberante ni que resaltara, pero había una pasión en ella, diferente a tocar el piano , el violín, cualquier instrumento de cuerda o de viento, cualquiera...
Sonrió como quien había recibido un cumplido antes, por las palabras, incluso si sabía que sus manos, como las de la mayoría, podrían recibir ese adjetivo que las calificara.
-Mi pasión es la danza- Dijo haciendo un movimiento para dejar claro ese hecho, inclinándose hacia él ligeramente -Mi vínculo con la música es escucharla y dejarme guiar por ella - Porque no todos tienen el oído o la gracia, pero siempre existe aquello que bien amas o parece estar dentro de tu alma, impregnando tu ser de una forma innata.
Se acercó tanto como antes, extendiendo sus manos, deteniéndolas antes de dejarlas sobre su rostro de nuevo, como si pidiese permiso de hacerlo, como si buscara la atención de esos ojos claros y que parecían caer en la melancolía por momentos -Lestat -repitió con suavidad, en un susurro apenas audible -Dispensará mi rudeza y tal vez algo de mi insolencia...-Solo hubo una ligera pausa antes de permitirse preguntar lo que ya estaba a punto de pronunciar -¿Por qué su mirada se ensombrece por momentos? ¿Es el violín algo que le traiga recuerdos? -Porque había visto ese tipo de miradas en otros. Aunque muchas veces no tenía que ser algo similar, pero le intrigaba. Era tan extraño. Porque fuese un vampiro o no, había algo que aún podía ver como en cualquier otra persona. Su mirada intensa, que sentías podía ver a través de lo que había en tí, era tan llamativa para ella. El aura de misterio que podía sentirse, sobrenatural o no, en ciertas personas era algo que muchos no podían ignorar. E incluso con la curiosidad que sus instintos le traían, tanto como un temor que no existía en ese instante. No captaba el peligro, si bien los vampiros podían ser engañosos y peligrosos, eso se decía, pero no había forma de comprobarlo a ciencia cierta, a menos que te permitieras acercarte lo suficiente.
Le causaba algo más, un sentimiento que se arremolinó en su interior, tan extraño, pero no se djó llevar tan rápido. Como si le atrajese, como si hubiese una fuerza invisible -¿Es la música su pasión? ¿Lo fue en algún momento?-Preguntó con la curiosidad de un infante, como queriendo indagar en las profundidades aún sabiendo que tal vez no estaba en posición de hacerlo.
Veth Cassidy- Cambiante Clase Media
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Re: Deliciosas palabras, ideas y sueños. [Veth Cassidy]
“Mi oído escucha, mi corazón palpita, el alma despierta, mi cuerpo cobra vida y ¡se mueve! La música cual magia, me hipnotiza.”
“Mi pasión es la danza” la oí decir y desee verla interpretar con el movimiento de su cuerpo, la melodía que podía surgir de este violín, de mis recuerdos. Al contemplar su mirada y atrapar esa mano pequeña que volvía nuevamente a mi rostro, la vi danzar en su vuelo a mi alrededor, sus pasos exquisitos acunaban el aire y los sonidos del viento.
Puedo imaginarla, Veth. – dije en respuesta. Mis sentidos se desinhiben y nutren de calor mi corazón. Acerque su mano a mis labios, sólo existe el momento, un momento próximo al segundo. – La poesía nació unida a la música y la música estaba destinada al baile. Cuando el momento se ensancha, el cambio se acerca. Un cambio que conoces y, ante lo inevitable, buscas dentro de ti misma. – Conocía ese cambio, lo experimente una y otra vez cuando Nicolás tocaba el violín.
Disipe esos recuerdos y deposite un beso casto en sus nudillos. Conservando su mano cerca de mi boca susurre contra su piel. Mis ojos jamás se apartaron de los suyos, era una cálida unión que ahora no deseaba romper. – Veth, tienes eso que tiene todo el mundo, unos ojos, unos brazos y unas piernas. Sin embargo, tú te dejas llevar como si estuvieras en el mar. El fluir del agua, la música, la incógnita. Todo está vinculado. Nada es sabido ni deseado. El compás, el ritmo, todo fluye dentro de ti, pero la magia puede acabar en cualquier momento.
Callé cuando en sus labios se dibuja mi nombre y apenas pude controlar la media sonrisa que como respuesta a su pregunta surgió de la nada. Aquí parece atraparme sin más opciones, una joven muchacha que observa y me paraliza con su mente audaz.
Una perdida… – En la pérdida de un ser querido duele el pasado, el presente y especialmente el futuro. Toda la vida, en su conjunto, duele. Pero la pérdida de Nicolás siempre me ha mantenido en una vorágine de emociones al borde de la locura y el odio. – A él le gusta tocar el violín.
Negué con la cabeza al mismo tiempo que con delicadeza libere su mano. Su mirada era inteligente y tierna – No Veth, pero si lo fue la actuación. – Guarde silencio esperando que mi respuesta fuera lo suficiente para saciar su inofensiva curiosidad, pero luego mi atención se centró en un mechón de cabello que aparte de su rostro procurando apenas rozar mis dedos contra su tersa mejilla. De pronto una idea y la necesidad de hacer mi deseo realidad surgió – La quiero ver danzar sobre el escenario.
Lestat De Lioncourt- Vampiro Clase Alta
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Re: Deliciosas palabras, ideas y sueños. [Veth Cassidy]
Sus palabras eran una explicación que ella misma no podría haber dado, una que ni siquiera estaba segura de entender en su totalidad, pero que al ir escuchando en sus labios tenía la certeza de que lo eran.
Pero había algo impreso en lo que fue diciéndole y en su propia mirada se vislumbró algo parecido a la melancolía. Una pérdida, iba a disculparse por preguntarle sobre algo que podría haber sido tal vez muy doloroso para él, pero cuando su padre había fallecido palabras como aquella le sonaban huecas, así que guardó silencio hasta que una tenue sonrisa volvió a asomarse en sus labios. No había querido perder de vista esos ojos claros en ningún instante, pero ahora que él había liberado su mano retrocedió un par de pasos.
-La magia ha dicho... soy igual que cualquier persona -Al menos en su mayoría, cabía decir, en cuanto a lo que podría lograr con su vida -La magia puede desaparecer, es por eso que mientras que esté ahí hay que hacerla brillar, para que el día que desaparezca no existan los arrepentimientos en nuestra alma - En realidad, ahora que lo veía, su forma de pensar mucho tenía que ver con su padre, esa clase de palabras eran las que probablemente él habría dicho. Pero se sentía ignorante y pensó que probablemente su respuesta no tenía que ver con lo que él intentaba decirle, aún así esperaba que no fuese así.
Juntó sus manos sobre su pecho, pasando sus dedos sobre la parte que aquellos fríos labios habían tocado, justo al momento en que aquellos dedos finos y largos se acercaron a sus rostro apartando los rebeldes mechones de su cabello, el ligero roce le hizo seguir el movimiento con sus ojos oscuros, el color de su piel y el movimiento al hacer un simple acto como aquel. Se preguntó si parecían tan especiales tan solo por lo que empezaba a pensar acerca de él. Rió ligeramente al escuchar su petición, dejando que aquel pensamiento se esfumara -¿Será este mi escenario? - Una amplia sonrisa mientras extendía sus brazos. Estaban en el cementerio en medio de la noche, y sin embargo, creía que ese podría ser el perfecto escenario. Lo que necesitaba era la música, la de aquel violín en ese instante y dejar que el mundo desapareciese. Las estrellas en el cielo nocturno eran luz suficiente para ella. Y no podría negarse porque aquella inquietud en ella estaba haciéndole desear hacerlo también.
Pero había algo impreso en lo que fue diciéndole y en su propia mirada se vislumbró algo parecido a la melancolía. Una pérdida, iba a disculparse por preguntarle sobre algo que podría haber sido tal vez muy doloroso para él, pero cuando su padre había fallecido palabras como aquella le sonaban huecas, así que guardó silencio hasta que una tenue sonrisa volvió a asomarse en sus labios. No había querido perder de vista esos ojos claros en ningún instante, pero ahora que él había liberado su mano retrocedió un par de pasos.
-La magia ha dicho... soy igual que cualquier persona -Al menos en su mayoría, cabía decir, en cuanto a lo que podría lograr con su vida -La magia puede desaparecer, es por eso que mientras que esté ahí hay que hacerla brillar, para que el día que desaparezca no existan los arrepentimientos en nuestra alma - En realidad, ahora que lo veía, su forma de pensar mucho tenía que ver con su padre, esa clase de palabras eran las que probablemente él habría dicho. Pero se sentía ignorante y pensó que probablemente su respuesta no tenía que ver con lo que él intentaba decirle, aún así esperaba que no fuese así.
Juntó sus manos sobre su pecho, pasando sus dedos sobre la parte que aquellos fríos labios habían tocado, justo al momento en que aquellos dedos finos y largos se acercaron a sus rostro apartando los rebeldes mechones de su cabello, el ligero roce le hizo seguir el movimiento con sus ojos oscuros, el color de su piel y el movimiento al hacer un simple acto como aquel. Se preguntó si parecían tan especiales tan solo por lo que empezaba a pensar acerca de él. Rió ligeramente al escuchar su petición, dejando que aquel pensamiento se esfumara -¿Será este mi escenario? - Una amplia sonrisa mientras extendía sus brazos. Estaban en el cementerio en medio de la noche, y sin embargo, creía que ese podría ser el perfecto escenario. Lo que necesitaba era la música, la de aquel violín en ese instante y dejar que el mundo desapareciese. Las estrellas en el cielo nocturno eran luz suficiente para ella. Y no podría negarse porque aquella inquietud en ella estaba haciéndole desear hacerlo también.
Veth Cassidy- Cambiante Clase Media
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Re: Deliciosas palabras, ideas y sueños. [Veth Cassidy]
Como si jamás conociera la ley de su belleza, me contempla llena de dulce asombro con ojos iluminados. Ignora la grandeza de este mal, el salutífero instrumento bebedor de la sangre del mundo que se encuentra ante ella. Retrocede en cuanto libero su mano, pero nunca se aleja de mi motivada por el espanto.
Ella me recordaba la dulzura del hogar y el encanto de las noches – Sin arrepentimientos – Murmuré. La noche se apaciguaba y mis ojos en la oscuridad barruntaban sus pupilas, respiraba el perfume de su sangre y me habría encantado beber la dulzura de su aliento. ¡Oh veneno! Volví a ver mi pasado hasta que su sedosa risa me evoca al presente, aun sintiendo el tacto de su piel delicada en la yema de mis dedos.
Miro alrededor, esta es la morada sagrada de los muertos donde esta mujer engalanada extiende sus brazos dispuesta a danzar y cumplir mi inocente caprichoso.
El cementerio resulta ser un escenario perfecto para mí – Sentencie para arrancar una sonrisa de sus labios. La contemplo. Hasta cuando mueve sus brazos, se creería que ella danza. Se desenvuelve casi con indiferencia, como las prolongadas redes de las olas de los mares.
Solo la música hacía falta. Entonces, brota de mí cuerpo una energía sin freno, se desbocan los deseos y soy música. El violín vibrando en mis manos espera expulsar las pesadillas burlonas, la música habla a través de mí; Soy pulso, soy ritmo, armonía… Soy sonido, soy imagen, soy movimiento, soy amor y dolor.
Mi cuerpo cobra nuevamente vida.
Ella me recordaba la dulzura del hogar y el encanto de las noches – Sin arrepentimientos – Murmuré. La noche se apaciguaba y mis ojos en la oscuridad barruntaban sus pupilas, respiraba el perfume de su sangre y me habría encantado beber la dulzura de su aliento. ¡Oh veneno! Volví a ver mi pasado hasta que su sedosa risa me evoca al presente, aun sintiendo el tacto de su piel delicada en la yema de mis dedos.
Miro alrededor, esta es la morada sagrada de los muertos donde esta mujer engalanada extiende sus brazos dispuesta a danzar y cumplir mi inocente caprichoso.
El cementerio resulta ser un escenario perfecto para mí – Sentencie para arrancar una sonrisa de sus labios. La contemplo. Hasta cuando mueve sus brazos, se creería que ella danza. Se desenvuelve casi con indiferencia, como las prolongadas redes de las olas de los mares.
Solo la música hacía falta. Entonces, brota de mí cuerpo una energía sin freno, se desbocan los deseos y soy música. El violín vibrando en mis manos espera expulsar las pesadillas burlonas, la música habla a través de mí; Soy pulso, soy ritmo, armonía… Soy sonido, soy imagen, soy movimiento, soy amor y dolor.
Mi cuerpo cobra nuevamente vida.
Lestat De Lioncourt- Vampiro Clase Alta
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Re: Deliciosas palabras, ideas y sueños. [Veth Cassidy]
La noche sería el único testigo, quien había guiado sus pasos a un cementerio que creía vacío, encontrándose con aquel ser que parecía haber sido puesto ahí para resaltar en aquel lugar de pena y muerte, a pesar de que él poseía en sí mismo aquello que le enmarcaba y le hacía tener la luz única de las estrellas de un escenario que se desvanece.
Veth no se preocupaba, quería verlo hacer contraste contra el fondo lúgubre y siniestro. Su cuerpo se movía, sin que ella tuviese que pensarlo demasiado, en armonía con las notas que llegaban e inundaban su ser, dejándole sentir libre y distante del mundo que descansaba lejos de ellos.
El hombre y su violín representaban un peligro latente y a su vez una imagen completamente arrolladora, hermosa y atrayente. Justamente ella esperaba que el primer pensamiento no fuese incorrecto. De alguna extraña forma, había sido justo el peligro algo que le llamaba, y se daba cuenta que quería sentirlo un poco más cerca.
Hubiese querido seguir haciendo aquello, pero había algo despertando en su ser. Un deseo. Sonrió mirándole mientras aquella cadencia guiaba sus pies acercándose a él, lo suficiente pero no tanto como para interrumpir las cuerdas que desataban el sonido melancólico y sublime que no quería se detuviese.
Había sentido lo que su mirada podía trasnmitir, apenas un atisbo, también de lo que sus manos podían provocar, pero le quedaba la duda de otras cosas mas. Hacía mucho tiempo que no había tenido algún pensamiento como tal. ¿Se molestaría aquel hombre cuya aura parecía ser tan hechicero e irresistible? Si ella hacía un movimiento más, aquella magia podría esfumarse, y contuvo por un poco más la tentación que guiaba sus actos. Quería ver esos ojos, y mientras pensaba en ello, sus movimintos se detuvieron, dejándole justo frente a la figura de una ilusión que probablemente no volvería a encontrar en una casualidad como la de ese día que parecía ser todo un sueño.
Veth no se preocupaba, quería verlo hacer contraste contra el fondo lúgubre y siniestro. Su cuerpo se movía, sin que ella tuviese que pensarlo demasiado, en armonía con las notas que llegaban e inundaban su ser, dejándole sentir libre y distante del mundo que descansaba lejos de ellos.
El hombre y su violín representaban un peligro latente y a su vez una imagen completamente arrolladora, hermosa y atrayente. Justamente ella esperaba que el primer pensamiento no fuese incorrecto. De alguna extraña forma, había sido justo el peligro algo que le llamaba, y se daba cuenta que quería sentirlo un poco más cerca.
Hubiese querido seguir haciendo aquello, pero había algo despertando en su ser. Un deseo. Sonrió mirándole mientras aquella cadencia guiaba sus pies acercándose a él, lo suficiente pero no tanto como para interrumpir las cuerdas que desataban el sonido melancólico y sublime que no quería se detuviese.
Había sentido lo que su mirada podía trasnmitir, apenas un atisbo, también de lo que sus manos podían provocar, pero le quedaba la duda de otras cosas mas. Hacía mucho tiempo que no había tenido algún pensamiento como tal. ¿Se molestaría aquel hombre cuya aura parecía ser tan hechicero e irresistible? Si ella hacía un movimiento más, aquella magia podría esfumarse, y contuvo por un poco más la tentación que guiaba sus actos. Quería ver esos ojos, y mientras pensaba en ello, sus movimintos se detuvieron, dejándole justo frente a la figura de una ilusión que probablemente no volvería a encontrar en una casualidad como la de ese día que parecía ser todo un sueño.
Veth Cassidy- Cambiante Clase Media
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Re: Deliciosas palabras, ideas y sueños. [Veth Cassidy]
Mis ojos eran dos ascuas de fuego ardiendo. Podrían brillar en la noche. Furiosos. Llenos de deseo que invadía cada centímetro de mi ser. La ausencia no había servido de nada, el dolor volvía y jamás me permitirían olvidarlo. Con el cantar del violín puedo expulsar la pesadilla burlona y dejar que la música refresque el infierno que hay en mí por un momento. Entre los suaves acordes de la música, escuche el palpitar de su corazón que con dulzura, convierte el fuego voraz del infierno en una llama cálida.
Al abrir los ojos todo entorno a ella parecía iluminado, sentí como sus movimientos acompañaban cada nota, cada palpitación, cada respiro. Y a través de su danza descubro en ella la luz, la alegría. De su cuerpo brota una energía sin freno que desemboca en sus deseos, ahora ella es música, se transforma en mis palabras, mis sueños. El sonido nos envuelve. Dulce, dulce melodía, dulce el dolor que me causa.
Aquella mujer y delicada criatura, que cual rocío silenciosos eran sus pasos, derrite mis sufrimientos y me concede tal descanso que yo, creo que vivo y muero entre rosas. Mientras la melodía del violín y los melancólicos acordes encienden la magia en una sonrisa que inspira mi terneza al verla. Cuando esta frente a mí, miro sus ojos, los miro fijamente e intento penetrar en lo profundo de su ser, intento descubrir algo que no me dicen sus palabras.
Deje que la música nos envolviera con sus tonos encantados, lo siento en la fresca briza, son notas tan especiales que invitan a una sonrisa. Creo que sus manos me buscan, que acarician mi rostro y luego mis labios. Mas no es real, no, es su mente, un sueño o una mentira.
Ha bailado usted, con magnifica elegancia – Susurró.
Le sonrío y dejo que la última nota se pierda en la eterna noche y permanezca en este plano bajo y terrenal, como rosas con su fragancia, para aquellos que se agitan en sus tumbas. Nadie camina por aquí ahora, bajo la pálida luz de la Luna. Solo ella y yo brillando en este recinto sepulcral – Veth – Pronuncio su nombre y llora en silencio mi alma solitaria porque su cercanía me abriga y el peculiar aroma de su sangre me exalta.
Al abrir los ojos todo entorno a ella parecía iluminado, sentí como sus movimientos acompañaban cada nota, cada palpitación, cada respiro. Y a través de su danza descubro en ella la luz, la alegría. De su cuerpo brota una energía sin freno que desemboca en sus deseos, ahora ella es música, se transforma en mis palabras, mis sueños. El sonido nos envuelve. Dulce, dulce melodía, dulce el dolor que me causa.
Aquella mujer y delicada criatura, que cual rocío silenciosos eran sus pasos, derrite mis sufrimientos y me concede tal descanso que yo, creo que vivo y muero entre rosas. Mientras la melodía del violín y los melancólicos acordes encienden la magia en una sonrisa que inspira mi terneza al verla. Cuando esta frente a mí, miro sus ojos, los miro fijamente e intento penetrar en lo profundo de su ser, intento descubrir algo que no me dicen sus palabras.
Deje que la música nos envolviera con sus tonos encantados, lo siento en la fresca briza, son notas tan especiales que invitan a una sonrisa. Creo que sus manos me buscan, que acarician mi rostro y luego mis labios. Mas no es real, no, es su mente, un sueño o una mentira.
Ha bailado usted, con magnifica elegancia – Susurró.
Le sonrío y dejo que la última nota se pierda en la eterna noche y permanezca en este plano bajo y terrenal, como rosas con su fragancia, para aquellos que se agitan en sus tumbas. Nadie camina por aquí ahora, bajo la pálida luz de la Luna. Solo ella y yo brillando en este recinto sepulcral – Veth – Pronuncio su nombre y llora en silencio mi alma solitaria porque su cercanía me abriga y el peculiar aroma de su sangre me exalta.
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Re: Deliciosas palabras, ideas y sueños. [Veth Cassidy]
En ese momento en que la noche está en su plenitud, en el que simplemente se deja llevar por quien está frente a ella. Sonríe tontamente ante las palabras, sutiles halagos que no suele recibir con frecuencia, pues normalmente es una más danzando en el mismo escenario.
-Gracias - Hace una reverencia para él, pues ha sido su público y justamente ahora es el centro total de su atención. ¿Qué es esa sensación invadiéndole? Algo inexplicable pero que comprende de una forma casi instintiva -Y ha tocado usted magnificamente... - Su voz es tenue, sabiendo que solo ellos están entre el sepulcral ambiente que los envuelve -... Monsieur Lestat - el tono de sus palabras e vuelve tenue, disfrutando el pronunciar aquel nombre. Una caricia. Un susurro sin voz. La curiosidad no es buena, dicen, pero su padre decía que sin ella los seres humanos no serían como debían ser. No lo entendía del todo, pero sí sabía lo que quería, así que irguiéndose observa aquel rostro hermoso mientras el suyo sigue sonrojado ligeramente por los rastros tanto del baile como la vergüenza ante un simple cumplido de su parte. Su corazón late con fuerza, o eso le parece, pero su semblante permanece tranquilo. No le comprende en absoluto. No lo entiende. Pero por ello mismo quiere acercarse, perderse por un instante en aquel aroma que le envuelve.
Y su cuerpo cumple el capricho de su mente, ahora que la música se había detenido no había ningún impedimento para ella. Y extendió sus brazos, solo para dejar sus manos enmarcando aquel rostro. Y por un segundo contuvo la respiración, sintiendo el frío a través de sus palmas. Pero no estaba asustada, muy al contrario. Sus ojos brillaron por un segundo. Era como acercarse a algo prohibido. De algún modo lo era, pues ella pertenecía a los vivos a pesar de lo que era, y él ya no lo era.
Y entonces su mente ya no pensó en nada más, tan solo se acercó depositando un suave beso en la comisura de sus labios, había querido hacer eso. Y realmente pensó que sin importar lo que pasase, el estremecimiento que aquel pequeño gesto le había hecho sentir, hacía que valiese la pena todo aquello. Se quedó así por un momento, había sido una imprudencia acercarse de esa manera, así que esperaba la reacción de su acompañante antes de alejarse, una juguetona idea de no querer apartarse tan pronto era la principal causa.
-Gracias - Hace una reverencia para él, pues ha sido su público y justamente ahora es el centro total de su atención. ¿Qué es esa sensación invadiéndole? Algo inexplicable pero que comprende de una forma casi instintiva -Y ha tocado usted magnificamente... - Su voz es tenue, sabiendo que solo ellos están entre el sepulcral ambiente que los envuelve -... Monsieur Lestat - el tono de sus palabras e vuelve tenue, disfrutando el pronunciar aquel nombre. Una caricia. Un susurro sin voz. La curiosidad no es buena, dicen, pero su padre decía que sin ella los seres humanos no serían como debían ser. No lo entendía del todo, pero sí sabía lo que quería, así que irguiéndose observa aquel rostro hermoso mientras el suyo sigue sonrojado ligeramente por los rastros tanto del baile como la vergüenza ante un simple cumplido de su parte. Su corazón late con fuerza, o eso le parece, pero su semblante permanece tranquilo. No le comprende en absoluto. No lo entiende. Pero por ello mismo quiere acercarse, perderse por un instante en aquel aroma que le envuelve.
Y su cuerpo cumple el capricho de su mente, ahora que la música se había detenido no había ningún impedimento para ella. Y extendió sus brazos, solo para dejar sus manos enmarcando aquel rostro. Y por un segundo contuvo la respiración, sintiendo el frío a través de sus palmas. Pero no estaba asustada, muy al contrario. Sus ojos brillaron por un segundo. Era como acercarse a algo prohibido. De algún modo lo era, pues ella pertenecía a los vivos a pesar de lo que era, y él ya no lo era.
Y entonces su mente ya no pensó en nada más, tan solo se acercó depositando un suave beso en la comisura de sus labios, había querido hacer eso. Y realmente pensó que sin importar lo que pasase, el estremecimiento que aquel pequeño gesto le había hecho sentir, hacía que valiese la pena todo aquello. Se quedó así por un momento, había sido una imprudencia acercarse de esa manera, así que esperaba la reacción de su acompañante antes de alejarse, una juguetona idea de no querer apartarse tan pronto era la principal causa.
Veth Cassidy- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 21
Fecha de inscripción : 18/10/2012
Re: Deliciosas palabras, ideas y sueños. [Veth Cassidy]
Y fue ahí, que el rubor en sus mejillas fascinó al demonio en mi interior, el cual acecha en tentaciones como un aire impalpable, cada vez más me aleja de la dulce mirada, lo siento en torno a mi alma. Lo respiro, lo siento quemando mis pulmones de un culpable deseo con que, en vano, porfío. Nuestros minutos a su fin se apuran, hermosa mujer, hija de la gracia y del encanto, ¿Desde cuándo existe tu arte? Me pregunto cuando pronuncia mi nombre con tal delicia que embelesa.
En medio de la noche y la soledad, contemplo sus ojos cuando toma mi rostro, logrando con sus dedos la constante recreación de la caricia que anhelaba. Y yo extendería las manos para tocar con mis dedos helados su cálida mejilla, pero no me atrevo. Simplemente, inmóvil, me fundo con dulzura en su mirada y en ella una llama danza como fantasmas en el aire.
Al final su boca sentencia mi razón, un sutil beso en la comisura de mis labios y deseo respirar por mucho tiempo el aroma de su piel, beber de su boca como un hombre sediento en agua de manantial y con vehemencia susurro cuando siento que el poderoso olvido habita entre sus labios. – Mi destino, desde ahora mi delicia. – Se desliza el violín y el arco de mis manos y caen emitiendo un sonido suave a mis pies. Entonces me muevo y mis dedos temblorosos se clavan con delicadeza en la curva de sus hombros. Mis colmillos buscan su labio inferior y penetran la piel, presurosamente mi estremecida boca succiona la sangre que fluye de la herida y el monstruo de alma sorda y cruel, vuelve a estar despierto.
Labios míos temblando, del precioso regalo de su sangre, el fervor confundido en un pequeño beso y su sabor penetrando mi inviolada saliva, comulgándome. – Toma tu vida y huye con ella – murmuro, nada quiero saber, el vértigo enervante me arrulla en los pliegues de su abismo movedizo. Estoy muerto, y no siento nada... ni siquiera tengo la certeza de si he alejado mi rostro del suyo o susurrado aquellas palabras en su boca.
En medio de la noche y la soledad, contemplo sus ojos cuando toma mi rostro, logrando con sus dedos la constante recreación de la caricia que anhelaba. Y yo extendería las manos para tocar con mis dedos helados su cálida mejilla, pero no me atrevo. Simplemente, inmóvil, me fundo con dulzura en su mirada y en ella una llama danza como fantasmas en el aire.
Al final su boca sentencia mi razón, un sutil beso en la comisura de mis labios y deseo respirar por mucho tiempo el aroma de su piel, beber de su boca como un hombre sediento en agua de manantial y con vehemencia susurro cuando siento que el poderoso olvido habita entre sus labios. – Mi destino, desde ahora mi delicia. – Se desliza el violín y el arco de mis manos y caen emitiendo un sonido suave a mis pies. Entonces me muevo y mis dedos temblorosos se clavan con delicadeza en la curva de sus hombros. Mis colmillos buscan su labio inferior y penetran la piel, presurosamente mi estremecida boca succiona la sangre que fluye de la herida y el monstruo de alma sorda y cruel, vuelve a estar despierto.
Labios míos temblando, del precioso regalo de su sangre, el fervor confundido en un pequeño beso y su sabor penetrando mi inviolada saliva, comulgándome. – Toma tu vida y huye con ella – murmuro, nada quiero saber, el vértigo enervante me arrulla en los pliegues de su abismo movedizo. Estoy muerto, y no siento nada... ni siquiera tengo la certeza de si he alejado mi rostro del suyo o susurrado aquellas palabras en su boca.
Lestat De Lioncourt- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 1128
Fecha de inscripción : 09/01/2011
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