Dates are creepy to myself (Privado)

por **Adelheid Bartholf** Jue Ene 10, 2013 5:16 pm

Salí de la casa tan pronto como pude, no quería mentirle a nadie pero no podía decirle a mi madre lo que realmente haría, prefería decirle que iría al burdel puesto que no quería que se haga falsas esperanzas, o por el simple hecho de que creía que al burdel solo iba como camarera. Sabía que una mentira llevaría a otra, una y otra vez hasta que la verdad salga por su cuenta, pero esto no podía traer demasiados problemas ¿o sí? Estaba a punto de encontrarme con un hombre, encontrarme con alguien muy lejos de mi hogar, no sabía qué clase de riesgos podía correr, por esos lares nadie me conocía y había sido citada a una hora en la que sería difícil divisar alguna que otra figura y mucho menos las sombras. No entendía muy bien qué hacía, ¿por qué estaba yendo a tal cita imprudente? Entendía cual era mi trabajo en el burdel, pero afuera de esa vivienda, si se le podía llamar así, no debía estar codeándome con hombres que no tenían nada que ver conmigo, ni siquiera estaba segura de quien era. A penas sabía su nombre, que visitaba el burdel, parecía ser de clase alta y eso era un muy buen punto a su favor a pesar de que me molestara y que quería verme.

Eso no tenía nada de sentido para mí, parecía ser una tonta creyendo que su vida se podía convertir en un cuento de hadas, que de alguna manera emocional aquel hombre se pudo haber fijado en mí, una mujer que hacía demasiadas cosas por dinero, y que debía arrepentirse cada noche por todos los tristes pecados que cometía en unas cuantas horas y con tantos hombres que podían bien agradarle o aborrecerlos. No sabía que hacía, pero lo hacía, aquel hombre era de aquellas personas que a primera vista parecían muy interesantes y siempre lo eran, pero tanto que llegaban un punto a dar miedo, era imposible que fuera ...perfecto, no quería admitirlo, ni siquiera para mis adentros pero era cierto. Era como si fuera algo más que una simple persona, y no era el primero que veía de esa manera, había algo a parte de su elegancia y de cualquier cosa que el dinero podía comprar que lo hacía, especial.

Me estaba acercando al lugar, preguntándome si ya estaría ahí, y volví a la interrogante más importante de todas ¿qué deseaba de mí? No tenía muchas opciones, pero aún tenía esperanzas de que no fuera algo tan simple y vulgar como usualmente sería.

por **Enzo Krugman** Jue Ene 10, 2013 6:34 pm

Si uno se paraba bien a pensar en aquello le podía resultar raro. Al propio Enzo así se le hacía. ¿Por qué se había citado en los jardines de París una noche con la camarera de un burdel? ¿Para qué? ¿Se iba a alimentar de ella? No, esa necesidad la había cubierto hacía ya una hora de la forma apropiado.

¿Quería llevarla a la cama entonces? Bueno, eso con casi cualquier mujer. Y era guapa, sí. Pero en aquél mismo burdel había cortesanas capaces de arrebatarte al aliento (de haberlo tenido) con su belleza y dispuestas a casi cualquier cosa a cambio de la suma adecuada.

¿Por una erudita y sosegada discusión en la que debatirían a los autores clásicos y modernos tal vez? Una sonrisa un tanto aviesa se dibujó en el rostro de Enzo. Disfrutaba con su conversación, pero dudaba bastante que supiera quién era Tomás de Aquino, Hipócrates o Averroes.

¿Entonces? ¿Qué hacía en aquellos jardines una fría noche de Enero? Si bien las bajas temperaturas no le afectaban (ventajas de estar muerto) vestía con un pesado abrigo negro que le llegaba hasta las rodillas y usando un viejo truco conseguía que nubes de vaho salieran por su boca al respirar. No era difícil, sólo tenía que usar un poco de sangre y…

La olió llegar antes de oír sus pasos. Todavía la rodeaba aquél perfume tan propio del burdel. Al girarse la vio y sonrió. Era una sonrisa sincera y agradable. Una que no ocultaba aviesas intenciones y que tenía a buen recaudo mostrar unos colmillos más largos de lo normal.

-Celebro veros aquí mi buena Bartholf-saludó Enzo cuando la mujer llegó a su altura. Con un movimiento grácil y casi automático tomó la mano de ella y posó un suave beso en el dorso-. Sólo lamento que sea una noche tan fría y desangelada-el vampiro le ofreció el brazo para que lo tomara de él-. Así que os ofrezco dar un paseo y luego refugiarnos en algún agradable rincón donde nos quiten el frío con un poco de vino caliente…

por **Adelheid Bartholf** Jue Ene 10, 2013 7:34 pm

Me acerqué más al punto de encuentro, me encontraba temerosa, me sentía demasiado tímida en ese momento, carraspeé un poco para poder decir un simple hola aunque tal vez necesitaba algo mejor que eso puesto que casi podía sentirme temblando. Tonterías, no eran más que tonterías todo lo que me adormilaba el cuerpo, me arreglé como pude puesto que no tenía muchas ropas que mostrar, tenía lo que usaba en el burdel, lo que usaba en la casa y con lo que salía a comprar la mayoría de veces al mercado, qué podía servirme para esta ocasión, absolutamente nada. Me esmeré en arreglar el vestido que llevaba puesto y un viejo abrigo que me servía para no morir de frío, aunque con el tiempo se notaba el desgaste. Acomodé también mis cabellos, traté de peinarme aunque siempre llevaba el cabello sujetado esta vez me decidí por llevarlo suelto.

Llegué finalmente y me tomó por sorpresa su bienvenida, le mostré una pequeña sonrisa, aún estaba nerviosa, no me podía sentir mas tonta. Tomó mi mano y su beso fue ...fue simplemente extrañamente placentero, sus labios se sintieron bastante fríos, debía ser por el ambiente, pero a la vez me sentía especial, esa clase de formalidades no me las había tomado jamás. -Señor ...Señor Krugman. -me sentía tan apenada al ver que usaba él un lenguaje tan elegante y exquisito mientras yo me había acostumbrado a las pocas palabras que conocía del idioma. Comentó algo sobre el clima y yo aún parecía desconcertada, admirando al señor que se presentaba ante mí de manera tan galante -Sería, sería un placer acompañarlo señor. -dije al invitarme a pasear, yo como siempre usé palabras que usaría con un amo o un jefe, me había acostumbrado así, eso me incomodó pero no había mucho por hacer. Me decidí a dejar de tartamudear la próxima vez que hablara y di un par de pasos acercándome más a él.

por **Enzo Krugman** Dom Ene 13, 2013 6:02 pm

Al ver a Adelheid sonreír de aquella forma Enzo se acordó por qué había querido quedar con ella. Seguramente era de lo poco inocente, puro y medio decente que había conocido desde su llegada a París. Era alguien sencilla, con quién se podía hablar tranquilamente y sin miedo a repercusiones o dobles sentidos. Incluso llevaba ropas sencillas, de alguien que se preocupaba más por pagar la comida que por llevar un traje elegante y caro. Era, con sumo, alguien única.

-Oh, perdonad la descortesía señorita Bartholf-se disculpó Enzo en alemán mientras empezaba a caminar con la mujer del brazo-. Seguramente prefiere que hablemos así, ¿no? Y descuide, el placer es todo mío-respondió con una sonrisa el vampiro-. ¿Cuánto tiempo lleva en Francia? Habla bastante bien el idioma.

Y mientras avanzaba el bastón del comerciante repiqueteaba contra el suelo empedrado de los jardines. Un aire frío recorría la plaza, aunque a Enzo no le importaba demasiado, hacía mucho que aquellas cosas carecían de importancia. Sí le preocupaba en cambio la joven que tenía junto a él, no fuera a acabar con una hipotermia o algo así.

-Hábleme de vos-pidió un poco más adelante-. Hemos hablado ya alguna vez, pero me gustaría saber más de usted. ¿Qué le ha traído hasta París?

por **Adelheid Bartholf** Lun Ene 14, 2013 8:12 pm

Tomé el brazo del señor con suavidad, se sentía bastante bien teniéndolo a mi lado, aunque era extraño no sentir el calor de su cuerpo a mi lado, debía tener solo la piel medio entumecida de tanto frío que hacía en la ciudad, me sorprendía que fuera así de gélido en París, pero no era algo que me molestase mucho, me gustaba aquel clima, siempre había sido mi favorito de niña por la nieve que me rodeaba y como hacía que todo tenga un fondo angelical. Mi mente se llenó de viejos recuerdos, unos felices y otros agrios, pero todos en mi nunca olvidada patria, ansiaba volver pero el dinero jamás me sería suficiente. Su hipnotizadora voz me despertó de todos aquellos recuerdos, sobretodo hablando en alemán. Mis labios se ensancharon en una amplia sonrisa, no conocía muchas personas que hablasen mi idioma natal, o al menos no que quisieran hacerlo en Francia, no entendía muy bien por qué.

-Prefiero bastante hablar así, Sr. Krugman. -dije en un perfecto alemán, el cual disfruté hablar, pues no lo había hecho fuera de casa en mucho tiempo. Escuché atentamente todo lo que decía, -Pues llevo aquí casi diez años, pero creo que nunca será suficiente para aprender el idioma. Sobretodo cuando no se tiene mucho de donde aprender. -dije algo sonrojada pues la verdad era que el francés que escuchaba solía ser el más vulgar de toda París y no necesitaba aprender más de ello. Escuché su pregunta, y muchas cosas vinieron a mi mente, no sabía por donde empezar -Muchas cosas ...demasiadas cosas que no me gustaría recordar ahora. El destino fue algo cruel conmigo alguna vez, sé que hay gente que pudo haber tenido peores problemas pero...-mi sonrisa se borró de mi rostro -todo problema marca el alma de uno ¿no cree? -pregunté mirando sus ojos, me inspiraban confianza.

por **Enzo Krugman** Mar Ene 15, 2013 9:29 am

-Lamento profundamente oír eso-se disculpó el vampiro al oír hablar a Adelheid. Lo decía con toda la sinceridad del mundo-. Y ruego que perdone mi indiscreción al sacar temas que no son de mi incumbencia-el alemán de Enzo era bastante bueno, aunque sí lo tenía un poco oxidado y por aquél entonces su acento era una mezcla de italiano y francés-. Para que me perdone le ofrezco algo a cambio. ¿Y si me ofreciera para vernos con regularidad y que usted aprenda así a hablar correctamente en francés?

Aquello se le acababa de ocurrir en aquél preciso momento, pero sería una buena excusa para ver a la joven alemana más veces. Y así, poco a poco podría sonsocarle que había ocurrido hacía 10 años para que tuviera que acabar allí en París y trabajando de camarera en un burdel.

¿Podría haber usado sus poderes para que hablara como una colegiala y le contara sus más íntimos pensamientos? Seguramente. Pero aquello habría sido demasiado fácil. Así que el vampiro se limitó en sonreír y mirar a los ojos a la joven. Ahora que la podía ver sin el humo ni las distracciones del burdel le parecía bastante más guapa que antes.

-Hablemos entonces de algo más alegre. Yo llevo apenas unos meses en París, ¿qué me recomienda para ir a ver? He estado demasiado ocupado para visitar la ciudad como se merece, ojalá tuviera a alguien que me la mostrara…-aquello era verdad a medias. El vampiro había tenido ocasión de patearse todas las partes interesantes de la ciudad, pero eso Adelheid no lo sabía. Y no tenía por qué saberlo hasta que él así quisiera-. ¿Qué me decís? ¿Me enseñaréis las maravillas parisinas?

por **Adelheid Bartholf** Lun Ene 21, 2013 5:01 pm

Escuchar las cálidas palabras del señor me sonrojaron un poco, las personas no solían disculparse conmigo, por lo general era todo lo opuesto, siendo siempre yo la que empieza una oración con algún disculpa de por medio. Y aún más con su proposición, para mí era demasiado, tanto afecto y muestras de intención de amistad ...Eso me llevaba a otros pensamientos, no podía evitar pensar en un hombre de esa manera, el burdel me había dejado seca de inocencia, lo único que venía a mi mente sería ver al hombre en la cama, pero sus intenciones parecían ser otras y a la vez ¿cómo imaginarme a alguien como yo con alguien como él paseando sin haber dinero ni relaciones sexuales de por medio? Tenía poco o nada de sentido para mí, pero quería aceptar, no me vendría mal cualquier opción. Podía terminar acostándome con él, sería lo mismo que hacer en el burdel y de no ser así, ¿no haría todo aún más interesante? Aunque me haga jugar a la princesa del cuento de hadas, sería retorcida mente feliz con el simple hecho de poder ver a aquel apuesto hombre a mi lado sin estar interesado en cosas banales.

-Yo estaría encantada de poder verlo más seguido, señor Krugman. El francés es un idioma exquisito y realmente apreciaría poder aprenderlo mejor, sobretodo si pienso establecerme en este lugar. -Aún no tenía muy clara la idea, eso me hizo recordar que aún no tenía mi vida planeada, me faltaban muchas cosas que pensar y organizar puesto que no quería pasarme la vida en un burdel, tampoco ganaría mucho en unos 5 años más, pensar en el futuro me hacía sentir sola, no tenía familia y era la persona menos indicada para pensar en matrimonio, a pesar de tener todo ello en mente no borré mi sonrisa del rostro.

-¿Le gustaría que lo lleve a algún lugar? Pues mi favorito es el circo. Por unas cuantas monedas te hacen reír y sorprenderte, aunque a veces se quieren pasar de vivos también. Los bosques que hay por aquí son muy bellos, aunque déjeme decirle que aquellos de Alemania son mucho más hermosos, sobretodo en invierno cuando los cubre la nieve. -Pensé también comentarle sobre un adorable restaurante, el cual solo veía a través de la ventana puesto que no tenía como pagarlo y para mí solo sería pérdida de dinero, pero estaba segura que él iba a lugares mucho más caros y ostentosos.-Esos son mis lugares favoritos, y ...bueno este lugar también.-dije admirando el bello paisaje.

por **Enzo Krugman** Lun Ene 28, 2013 9:18 am

-Pues entonces decidido-afirmó el vampiro a la respuesta positiva de Adelheid sobre enseñarle francés-. ¡Esta misma noche empezaremos!-aseveró con energía el vampiro, que de vez en cuando la miraba a la cara. Y sonreía. Para ser sinceros no era extraño ver a Enzo sonreír, más bien al contrario. Con el paso de los años había aprendido que un comentario amable, una sonrisa agradable y unas monedas en el momento y el lugar adecuados solían ser más útiles que cualquier poder. Tanto era así que había ensayado durante mucho tiempo una sonrisa que le salía casi sola, aunque por dentro tuviera ganas de gritar, llorar o matar.

Pero al contrario que en otras ocasiones aquella era una sonrisa de las de verdad. Era curioso ver que una personita como aquella tuviera aquél poder sobre él.

-Me temo que tendremos que dejar lo del circo para otro momento mademoiselle. Con el frío que hace no creo que sea buena idea ir hasta las afueras de la ciudad. Y tampoco creo que sea el mejor momento para ir al bosque, al verdad. Hay que tener cuidado con el libo, no sea que aparezca de golpe-bromeó el vampiro… más o menos. Que no era nuevo en aquello y sabía mejor que nadie que acercarse a un bosque por la noche no era buena idea.

Y sin embargo, aunque fueran respuestas negativas, lo había dicho en un tono tan agradable y calmado que no lo parecía.

-En cambio, y teniendo en cuenta el frío que hace, le ofrezco otra cosa. ¿Y si terminamos éste agradable paseo y vamos a cenar? Para terminar después con un chocolate caliente o una copita de brandy, lo que más caliente el cuerpo…

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