Una caza muy interesante [Privado]

Es la primera vez que estoy en parís, mi hermana insistió tanto en venir que no pude negármela, a ella, no, a mi hermana Andromeda, la luz de mis ojos, que por ella quiero cambiar aunque la verdad con mujeres y hombres que me encuentro por el camino son tan pedantes, desgraciadas con uno, que creo que me estoy arrepintiendo de lo que le prometí a mi hermana, pero y si no la cumplí ¿Qué pasara? Que mi hermana no me hable en siglos….se que terminara perdonándome, soy su hermano menor, el pequeño, el que nacido unos segundos después que ella. En el momento que llegamos, mire pasar a una mujer, hermosa para mi, pero con una mirada triste, como si tuviera un problema, sus pensamientos tenían “Odio a los Vampiros, los quiero muertos a cada uno de ellos junto con la inquisición” por primera vez me dio miedo acercarme pero el deseo que empecé a sentir por ella era mas grande que nunca, exquisito, me lamí mis propios labios al verla andar, perderse en la oscuridad, pero mi hermana me saco de mis pensamientos-Nos volveremos a ver….te lo prometo, tu de mi no te escapas-Pensé, pero note que mi hermana me leyó la mente y solo frunció el ceño-Que…-Dije, encogiéndome de hombros y yendo a su lado, íbamos a la nueva casa, a una casa un poco retirada, para los tres (Markus, Andromeda y para mi)…Nos subimos al carruaje, escuchando como el “chofer” le decía a los caballos que caminaran y en pocos minutos el carruaje empezó a andar, mientras yo me quede pensando en aquella mujer que me llamo la atención, cruce mis piernas y todo el vieja me la pase pensando en esa mujer-Seth, porque tus pensamientos esta enfocados con esa mujer-Arquee mi ceja derecha, me estaba comenzando a caer mal que mi hermanita leyera mis pensamientos, suspire y clave mis ojos con los de ella-Hermanita, no te metas en mi cosas-Dije simplemente para volver mi vista al horizonte oscuro, un día de estos me la encontrare, ya lo veras mujer.

Lleguemos por fin a casa, los sirvientes estaban parados enfrente de la puerta como si fuéramos la gran cosa, yo ni salude, solamente mire a mujeres que podrían ser mis amantes por una noche, le guñe el ojo y entre a la casa sin voltear a ver a mi hermana sabiendo que me estará matando con la simple mirada-Me iré a recostar, esta noche no saldré-Mencione para irme rápidamente a mi nueva alcoba, cuando llegue a la planta alta y abrí la puerta de esta, mire mi cuarto, olía a nuevo, olía a humanos que habían habitado esta casa y sobre todo a sexo, arrugue un poco la cabeza y cerré la puerta tras de mí y empecé a recoger la alcoba, moví cosas, cómodo y abrí la puerta al ver que traían mi ropa yo mismo le dije que la acomodaría y antes de que se fuera la sirvienta le agarre el trasero apretándolo y ella solamente solo un gemido y la deje salir como me gustaba hacer eso a las mujer que quería en la cama para tener sexo, el sexo para mí siempre será eso no hacer el amor como las personas cursi lo dicen y asi empezó mi nueva vida en parís, Francia.



Los días pasaron como agua, yo salía de noche, mataba a personas y tomaba su sangre, mas de las mujeres que me coqueteaban, no había visto aquella mujer que me quede prendido por ella, hasta el momento que la mire caminar por las calles, era ella, pero note que traía armas, y sus pensamientos decían: Soy una cazadora y matare a los vampiros; mi sonrisa se hizo más ancha hasta parecía irreal, asi que la seguí, cuando estuvo se adentro al bosque me sube a un árbol, me quede mirándola con una sonrisa, una hora después ella se sentó y me baje un poco-Que hace una mujer tan hermosa en estos lugares tan horribles, que le puede pasar algo-Dije al bajarme del árbol y yendo con ella.

París, una ciudad maltrecha que oculta tras una fachada de normalidad a un montón de seres sobrenaturales. Cubre bajo el manto de la normalidad y la educación a terribles asesinos. ¿Me incluye esa descripción o no lo hace? No estoy segura. Pero lo mío es venganza, es el anhelo de un corazón quebrado por la muerte de a quienes amaba.

Detesto al caminar por estas calles encontrar aquellos a quienes deseo matar pero que aparecen en lugares concurridos donde se me imposibilita matarlos. Caminan y sonríen como simples humanos, hacen compras y tienen siervos como Señores y mantienen un velo de naturalidad sobre sus rostros perfectos y su espíritu podrido. Yo por mi parte mantengo mi postura de dama, pero bajo el corsé tengo la mayor cantidad de estacas que puedo mantener con disimulo, además de otras armas ubicadas en distintos lugares prestas para ser usadas y dar muerte o al vampiro o al inquisidor que sepa que tuvo que ver en la muerte de mi madre...

Esa noche caminé por la ciudad y como solía hacer me interné en el bosque a darle caza a los desventurados vampiros que se cruzaran por allí. Di un par de pasos con sigilo y me oculté cada tanto para escuchar movimientos extraños y poder caminar en la dirección de donde aquél provenía. El tiempo se me iba volando en ello y luego de un rato infructuoso me senté en el centro del bosque, rodeada de árboles pero no pegada a ninguno por mi propia seguridad y cerré los ojos. Lo hice porque los sonidos serían más seguros que lo que vieran mis ojos en medio de la oscuridad que reinaba a esa hora. La luz de la luna no era suficiente para darme la iluminación necesaria como para confiar más en mis ojos que en mi vista.

De pronto, los sonidos de los árboles me alertaron sobre la presencia del primer vampiro de la noche. Se movía con total descaro e incluso tuvo la osadía de dirigirse a mí como si fuese un caballero y yo una dama en apuros o perdida en el bosque. Le respondí con la frialdad que me caracterizaba sobre todo para estos momentos y abrí los ojos en su dirección con el mismo ímpetu.

- La hermosura poco tiene que ver con el riesgo no lo cree? Hay quienes son de apariencia hermosa pero son más letales que cualquier otro.-

Me quedé en la misma posición por si decidía atacarme. El lugar donde estaba me permitiría moverme con agilidad por el suelo y girar para clavarle la estaca. Estaba alerta, pero manteniendo mis pensamientos al margen.

La ironía ajena definitivamente no va conmigo. Su cinismo a primera vista alcanzaba límites que yo no había contemplado previamente y esto me molestaba. Me irritaba el ego super elevado que poseían muchos vampiros. Me daban ganas de matarlos con mayor rapidez. La verdad preferiría torturarlos, pero sus capacidades sobre humanas para componerse nuevamente me limitaban en ese aspecto. Debía ser rápida, letal, a pesar del gran esfuerzo que requería frente a las condiciones de ellos, pero así y todo ya tenía a varios vampiros pasados al más allá con mis manos. A pesar de mi complexión delgada me había entrenado lo suficiente para resistir más y dar una impresión tal vez equivocada acerca de mis habilidades para cazar a estas bestias.

Mientras él entre risas, gestos y palabras se acercaba a mí, preferí ponerme en pie aunque permaneciendo con la mirada tranquila a pesar de lo molesto que resultaba la presencia de este ser en mi camino. Asentí de vez en cuando a sus palabras y no le retiré la mirada ni un sólo segundo para estar alerta. En algún punto él se refirió a mí como lo que soy, una cazadora. Algo, que todavía no sé con certeza que es, me delato frente a su presencia y supe que ya no se movería igual que si no lo supiera. Tenía que ser el doble de prevenida porque ya no parecería una simple posible víctima, sino que él tampoco se acercaría igual y pensaría de otro modo las cosas. Lástima, yo que quería jugar a la víctima para clavarle la estaca apenas segundos antes que clavara sus colmillos en mis venas.

Por mi mente pasaba la idea que podría intentar matarme de una vez, lo cuál daría lugar a que yo luchara hasta quedar sin fuerzas o morir... o también podría intentar jugar conmigo, esto era peor que lo primero. A favor mío, tenía la experiencia, poca o mucha la tenía, además de armas ocultas en mi cuerpo de todo tipo y para toda situación. Yo no iba a ceder fácil, tampoco saldría corriendo. Estábamos allí, frente a frente dispuestos a que en cualquier momento se forjara una pelea a muerte. Al menos así era por mi parte.

- Pues está dicho. No se puede confiar en nadie no? ni de día, ni de noche ni bajo ninguna apariencia puesto que todos mienten-