AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Una charla no hace daño [Layla]
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Una charla no hace daño [Layla]
"Es preciso en la vida reservar a la casualidad la parte que le toca. La casualidad es definitiva, es Dios"
Anatole France
Anatole France
Faltarían unas horas antes llegar a parís, llevaban días galopando, el nuevo traslado le tomo por sorpresa, estaba muy lejana la posibilidad aun, pero al parecer había hecho un buen trabajo y esto trajo consigo uno sin espera...debía presentarse antes del amanecer, pero realmente está cansado, ya pediré al señor resistencia no estaba funcionando. Se estaba oscureciendo, bueno aquello no representaba problema, su vista, su olfato y su oído eran muy agudos, y su sentido del peligro también, por lo tanto un ataque no le tomaría de sorpresa.-Por lo menos algo útil de esa maldición- Observo a su caballo, el pobre estaba cansado además el agua ya se les había agotado. Miro hacia el frente de nuevo, a unos cientos de metros diviso luces, estaban llegando a parís, pero necesitaba darle de beber a su caballo y que él y su compañero tomaran un pequeño descanso para poder presentarse.
-Acerquémonos necesitamos darle de beber a las bestias y refrescarnos nosotros, no nos podemos presentar así en la sede – le dijo a su compañero y le hizo un gesto con la cabeza. Un pequeño pueblo a las afueras. Demasiado pequeño, solo unas cuantas casas, fondas y bares. Llegaron a uno, se bajo del caballo y lo amarro le sobo la cabeza –Lo has hecho bien , amigo, ahora un poco de agua- Subió las escalinas, a la derecha de la entraba había un borracho, estaba golpeado y había perdido el conocimiento. -Negó con la cabeza- El hombre se deja perder en vicios…- entro al lugar, el olor a alcohol inundo sus fosas nasales, las voces masculinas se escuchaban por doquier, unos jugaban, otros bebía, otros discutían.se acerco a la barra y se sentó en una butaca mientras esperaba su compañero de viaje.
-Buenas noches –dijo al cantinero- Me da una cerveza por favor, y envié alguien a darle agua a los caballos.- nadie sabía que era lo que era, algo beneficioso debido a su oficio. Tomo el vaso y lo llevo a su boca, saboreando aquella bebida a base de malta, y observando por completo el lugar. Hasta que vio a una señorita entrar.
-Acerquémonos necesitamos darle de beber a las bestias y refrescarnos nosotros, no nos podemos presentar así en la sede – le dijo a su compañero y le hizo un gesto con la cabeza. Un pequeño pueblo a las afueras. Demasiado pequeño, solo unas cuantas casas, fondas y bares. Llegaron a uno, se bajo del caballo y lo amarro le sobo la cabeza –Lo has hecho bien , amigo, ahora un poco de agua- Subió las escalinas, a la derecha de la entraba había un borracho, estaba golpeado y había perdido el conocimiento. -Negó con la cabeza- El hombre se deja perder en vicios…- entro al lugar, el olor a alcohol inundo sus fosas nasales, las voces masculinas se escuchaban por doquier, unos jugaban, otros bebía, otros discutían.se acerco a la barra y se sentó en una butaca mientras esperaba su compañero de viaje.
-Buenas noches –dijo al cantinero- Me da una cerveza por favor, y envié alguien a darle agua a los caballos.- nadie sabía que era lo que era, algo beneficioso debido a su oficio. Tomo el vaso y lo llevo a su boca, saboreando aquella bebida a base de malta, y observando por completo el lugar. Hasta que vio a una señorita entrar.
Última edición por Francesco Forgione el Jue Ene 24, 2013 6:19 pm, editado 2 veces
Niklaus Balzaretti- Cazador Clase Media
- Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 19/01/2013
Localización : París- Francia
Re: Una charla no hace daño [Layla]
No existe la casualidad, y lo que se nos presenta como azar surge de las fuentes más profundas.
Johann Christoph Friedrich von Schiller
Se encontraba esa noche la joven en las afueras de la cuidad, como es que acabo en aquellos lugares esas son las cosas que no tienen importancia alguna, lo que de verdad importa en momentos como aquel es ¿Qué pasara ahora?, una pregunta plagada de curiosidad y posibilidades infinitas pero que al final de cuentas solo nos llevara a un camino definido y a una situación especifica dependiendo del camino que se decida seguir.
Aquel pueblo en particular en el que se encontraba era tranquilo y eso le hacía bien, salir de vez en cuando del centro parisino y todo lo que pasa ahí. Cualquiera se ve beneficiado por noches tranquilas como aquella.
Generalmente Layla no entraba en bares o sitios como aquel, pero ese día estaba dispuesta a hacer cosas un poco fuera de lo común que liberaran un poco de la tensión que solía acumular dentro de ella misma.
Sus pasos la llevaron a un bar que lucía bastante común, y cuando puso un pie dentro del lugar pudo corroborar la idea de lo común. Borrachos por todos lados, olor a alcohol conjunto al de los cuerpos masculinos y… un olor que le resulto familiar dentro de todo aquello. Era nada más y nada menos que él olor que suelen despedir los de su especie, otro licántropo debía estar en aquel sitio. Con su mirada escruto el sitio, buscando al dueño de aquel olor a la vez que daba algunos pasos por el lugar. Cuando su andar le acerco a la barra el olor se intensifico, ella estaba tan concentrada en encontrar el poseedor de aquel olor que no presto la mínima atención a las palabras vulgares de algunos hombres o las invitaciones de otros para que beberían algo juntos; lo bueno es que su búsqueda había dado sus frutos, sentado en la barra y mientras bebía una cerveza estaba… su "compañero".
Tomo asiento justo al lado de él y pidió al cantinero una cerveza también, tenía años que no bebía una y de vez en cuando no hacía mal. Dirigió entonces su mirada a él.
- Una excelente noche para beber ¿verdad?, solo espero que no acabe usted como todos aquellos borrachos.
Y dicho esto cambio de dirección su mirada hasta posarla en un grupo en particular de cinco integrantes, se encontraban sentados en una mesa pero de los cinco solo dos se mantenían semi -conscientes pues los otros tres yacían inconscientes de cara a la mesa.
Johann Christoph Friedrich von Schiller
Se encontraba esa noche la joven en las afueras de la cuidad, como es que acabo en aquellos lugares esas son las cosas que no tienen importancia alguna, lo que de verdad importa en momentos como aquel es ¿Qué pasara ahora?, una pregunta plagada de curiosidad y posibilidades infinitas pero que al final de cuentas solo nos llevara a un camino definido y a una situación especifica dependiendo del camino que se decida seguir.
Aquel pueblo en particular en el que se encontraba era tranquilo y eso le hacía bien, salir de vez en cuando del centro parisino y todo lo que pasa ahí. Cualquiera se ve beneficiado por noches tranquilas como aquella.
Generalmente Layla no entraba en bares o sitios como aquel, pero ese día estaba dispuesta a hacer cosas un poco fuera de lo común que liberaran un poco de la tensión que solía acumular dentro de ella misma.
Sus pasos la llevaron a un bar que lucía bastante común, y cuando puso un pie dentro del lugar pudo corroborar la idea de lo común. Borrachos por todos lados, olor a alcohol conjunto al de los cuerpos masculinos y… un olor que le resulto familiar dentro de todo aquello. Era nada más y nada menos que él olor que suelen despedir los de su especie, otro licántropo debía estar en aquel sitio. Con su mirada escruto el sitio, buscando al dueño de aquel olor a la vez que daba algunos pasos por el lugar. Cuando su andar le acerco a la barra el olor se intensifico, ella estaba tan concentrada en encontrar el poseedor de aquel olor que no presto la mínima atención a las palabras vulgares de algunos hombres o las invitaciones de otros para que beberían algo juntos; lo bueno es que su búsqueda había dado sus frutos, sentado en la barra y mientras bebía una cerveza estaba… su "compañero".
Tomo asiento justo al lado de él y pidió al cantinero una cerveza también, tenía años que no bebía una y de vez en cuando no hacía mal. Dirigió entonces su mirada a él.
- Una excelente noche para beber ¿verdad?, solo espero que no acabe usted como todos aquellos borrachos.
Y dicho esto cambio de dirección su mirada hasta posarla en un grupo en particular de cinco integrantes, se encontraban sentados en una mesa pero de los cinco solo dos se mantenían semi -conscientes pues los otros tres yacían inconscientes de cara a la mesa.
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
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Re: Una charla no hace daño [Layla]
"Delibera con cautela, pero obra con decisión; cede con gracia y oponte con firmeza"
Colton
Circunstancias extrañas... sin en eso se basa la vida, un aseria de acontecimientos inesperados, ocasionados por las decisiones impetuosas del ser. Al llegar la joven fue asediada por la parvada de pervertidos y borrachos que no dejaban de dirigirse hacia ella de esa forma tan grotesca y vulgar, claro está, están e la condición mas decadente del hombre donde la razón no se pertenece. Y se pasan a comportar como animales dejando aflorar sus más bajos instintos. Era decepcionante ver, como el hombre, creación divina de Dios caía tan bajo, nunca dejaría de ser mitad bestia. Pensaba a estas alturas que en su condición y lo mucho que hacía por tratar de controlarse aun en sus lapsus de agresividad. -Negó con la cabeza saliéndose d su ensoñación y miro nuevamente hacia la joven reparándola- Era bella sin duda- pero algo atrevida o quizás ignorante, como se le ocurría a entrar a un bar atestado de borrachos? Y aquellas horas tan inapropiadas, que clase de mujer seria? No tendría medo de correr peligro sabiendo las criaturas infernales que habitan en este mundo? Estaba realmente impresionado por la estupidez o la audacia de la mujer, pero todo aquello se hizo muy evidente al momento de ella acercarse.
Ya había notado el olor, pero creyó que era alguno de aquellos borrachos, por lo cual estaba muy alerta, afortunadamente no era noche de luna llena. Pero se había equivocado, era ella…Era la portadora de ese particular aroma proveniente de su ¨especie¨, se acerco a él sigilosa, con cautela, a estas instancias y desde que tomo esa decisión debió saber que él era lo mismo, pues ante los humanos es fácil pasar desapercibido pero ante un sobrenatural no. Él le miro de reojo mientras acortaba la distancia y tomaba asiento a su lado y le hablo. Volvió e rostro hacia ella dejado cuidadosamente el vaso en la barra.
-Ciertamente, una buena noche- No tanto para beber, sino mas bien para tomar algo refrescante, por lo menos para mi- dijo con cautela, sonriendo por su comentario mientras, observaba la mesa que ella le había indicado y veía a uno de los borrachos cabecear en su silla mientras el otro abría un ojo y des pues lo cerraba y abría otro sin perder de vista la botella casi vacía, realmente estaban hasta el tope.-Pierda cuidado señorita, no terminare así, lo aseguro. Primero porque no vine a eso, segundo porque se me controlar –Tercero por qué los de tu condición necesitarían muy altas dosis de ello para llegar a ese estado- grito su subconsciente y el sonrió por aquello.
-…Y dígame.- su curiosidad no pudo mas, no tenía la facultad de leer el pensamiento, aunque sabia que de momento la mujer no representaba ningún peligro.- Que hace una joven como usted, a estas horas en este...- miro hacia todo lados-... lugar?
Colton
Circunstancias extrañas... sin en eso se basa la vida, un aseria de acontecimientos inesperados, ocasionados por las decisiones impetuosas del ser. Al llegar la joven fue asediada por la parvada de pervertidos y borrachos que no dejaban de dirigirse hacia ella de esa forma tan grotesca y vulgar, claro está, están e la condición mas decadente del hombre donde la razón no se pertenece. Y se pasan a comportar como animales dejando aflorar sus más bajos instintos. Era decepcionante ver, como el hombre, creación divina de Dios caía tan bajo, nunca dejaría de ser mitad bestia. Pensaba a estas alturas que en su condición y lo mucho que hacía por tratar de controlarse aun en sus lapsus de agresividad. -Negó con la cabeza saliéndose d su ensoñación y miro nuevamente hacia la joven reparándola- Era bella sin duda- pero algo atrevida o quizás ignorante, como se le ocurría a entrar a un bar atestado de borrachos? Y aquellas horas tan inapropiadas, que clase de mujer seria? No tendría medo de correr peligro sabiendo las criaturas infernales que habitan en este mundo? Estaba realmente impresionado por la estupidez o la audacia de la mujer, pero todo aquello se hizo muy evidente al momento de ella acercarse.
Ya había notado el olor, pero creyó que era alguno de aquellos borrachos, por lo cual estaba muy alerta, afortunadamente no era noche de luna llena. Pero se había equivocado, era ella…Era la portadora de ese particular aroma proveniente de su ¨especie¨, se acerco a él sigilosa, con cautela, a estas instancias y desde que tomo esa decisión debió saber que él era lo mismo, pues ante los humanos es fácil pasar desapercibido pero ante un sobrenatural no. Él le miro de reojo mientras acortaba la distancia y tomaba asiento a su lado y le hablo. Volvió e rostro hacia ella dejado cuidadosamente el vaso en la barra.
-Ciertamente, una buena noche- No tanto para beber, sino mas bien para tomar algo refrescante, por lo menos para mi- dijo con cautela, sonriendo por su comentario mientras, observaba la mesa que ella le había indicado y veía a uno de los borrachos cabecear en su silla mientras el otro abría un ojo y des pues lo cerraba y abría otro sin perder de vista la botella casi vacía, realmente estaban hasta el tope.-Pierda cuidado señorita, no terminare así, lo aseguro. Primero porque no vine a eso, segundo porque se me controlar –Tercero por qué los de tu condición necesitarían muy altas dosis de ello para llegar a ese estado- grito su subconsciente y el sonrió por aquello.
-…Y dígame.- su curiosidad no pudo mas, no tenía la facultad de leer el pensamiento, aunque sabia que de momento la mujer no representaba ningún peligro.- Que hace una joven como usted, a estas horas en este...- miro hacia todo lados-... lugar?
Niklaus Balzaretti- Cazador Clase Media
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Re: Una charla no hace daño [Layla]
Ojo a la situaciones inesperadas. En ellas se encierran, a veces las grandes oportunidades.
Joseph Pulitzer
Conocía de sobra la resistencia que se desarrollaba sobre los cuerpos humanos después de transformarse en licántropos, él no acabaría como aquellos sujetos eso lo sabía pero debía sacar algún tema para romper el hielo entre dos desconocidos; y ¿Quién sabe? igual y el terminaba bebiendo muchísimo y acababa no como aquel grupo pero si con los estragos del alcohol en su cuerpo.
- Pues me alegro porque hombres de esa clase no resultan más que repulsivos sin importar como se les mire o cual sea el motivo de que estén aquí. Y sería una lastima que usted terminara siendo de esa clase de hombres.
Un desperdició, eso terminaría siendo él pues estando cerca se notaba que era alguien atractivo y que debía de tener mujeres a montones tras de su persona. Hasta ofrecía algo irónico que siendo tan atractivo pasara sus noches en un lugar como aquel en las lejanías de las cosas más llamativas para los hombres pero bueno todos buscaban de vez en cuando escapar.
El hombre que atendía llevo la cerveza que antes pidió, agradeció y dio un trago sin mirar al hombre a su lado. Aquello sabía justo como lo recordaba quizás hasta mejor, años sin beber y recordaba el sabor, ojalá fuese igual de fácil que ella recordara más cosas y no simplemente el sabor de una cerveza.
La pregunta la llevo a mirarlo de nueva cuenta, ¿Qué hacía ahí?.
- Un paseo nocturno - respondió y bebió un poco más de cerveza antes de continuar - mis pasos me han traído a este sitio y bueno quería hacer algo un poco fuera de lo común en mi. Pero es bueno de vez en cuando hacer ese tipo de cosas porque me he encontrado con usted - entrecerros los ojos ligeramente - Y usted como a acabado aquí? porque no parece alguien que frecuente estos lugares muy a menudo.
Sí él preguntaba ella también lo haría, era normal la curiosidad y más porque estaba segura de que el conocía justo como ella lo que eran, y que mejor que sin haber esperado nada saliera una oportunidad como aquella de tratar con alguien nuevo. Dejaría que el curso de las cosas continuaran eso les llevaría tarde o temprano a tocar el tema de su naturaleza.
Generalmente se la llevaba bien con otros licántropos pero había algunas excepciones y esperaba él no fuese una de esas.
Joseph Pulitzer
Conocía de sobra la resistencia que se desarrollaba sobre los cuerpos humanos después de transformarse en licántropos, él no acabaría como aquellos sujetos eso lo sabía pero debía sacar algún tema para romper el hielo entre dos desconocidos; y ¿Quién sabe? igual y el terminaba bebiendo muchísimo y acababa no como aquel grupo pero si con los estragos del alcohol en su cuerpo.
- Pues me alegro porque hombres de esa clase no resultan más que repulsivos sin importar como se les mire o cual sea el motivo de que estén aquí. Y sería una lastima que usted terminara siendo de esa clase de hombres.
Un desperdició, eso terminaría siendo él pues estando cerca se notaba que era alguien atractivo y que debía de tener mujeres a montones tras de su persona. Hasta ofrecía algo irónico que siendo tan atractivo pasara sus noches en un lugar como aquel en las lejanías de las cosas más llamativas para los hombres pero bueno todos buscaban de vez en cuando escapar.
El hombre que atendía llevo la cerveza que antes pidió, agradeció y dio un trago sin mirar al hombre a su lado. Aquello sabía justo como lo recordaba quizás hasta mejor, años sin beber y recordaba el sabor, ojalá fuese igual de fácil que ella recordara más cosas y no simplemente el sabor de una cerveza.
La pregunta la llevo a mirarlo de nueva cuenta, ¿Qué hacía ahí?.
- Un paseo nocturno - respondió y bebió un poco más de cerveza antes de continuar - mis pasos me han traído a este sitio y bueno quería hacer algo un poco fuera de lo común en mi. Pero es bueno de vez en cuando hacer ese tipo de cosas porque me he encontrado con usted - entrecerros los ojos ligeramente - Y usted como a acabado aquí? porque no parece alguien que frecuente estos lugares muy a menudo.
Sí él preguntaba ella también lo haría, era normal la curiosidad y más porque estaba segura de que el conocía justo como ella lo que eran, y que mejor que sin haber esperado nada saliera una oportunidad como aquella de tratar con alguien nuevo. Dejaría que el curso de las cosas continuaran eso les llevaría tarde o temprano a tocar el tema de su naturaleza.
Generalmente se la llevaba bien con otros licántropos pero había algunas excepciones y esperaba él no fuese una de esas.
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
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Re: Una charla no hace daño [Layla]
¨La primera y la más simple emoción que descubrimos en la mente humana es la curiosidad.¨
Edmund Burke
Francesco no estaba acostumbrado a hablar con muchas mujeres, solo con aquellas que compartían su oficio demasiadas situaciones inusuales esa noche. Un trago en una cantina alejada de la ciudad, una charla con una extraña, que ante los ojos de la iglesia debería ser entregada y asesinada, pero que no lo haría porque ante sus ojos aun no representaban ningún peligro, y porque estaba muy cansado, además le sin explicación le resultaba entretenida la compañía ya que era huraño pero bueno no había nada incorrecto en ello y una charla con una extraña no hacia mal de vez en cuando. Sonrió al escuchar, y si tenía razón, sería un lastima si el llegaba a esa condición debido a su…Condición. Pero sus votos se lo impedían, y Francesco era un hombre que siempre hacia lo correcto. Observo que la joven pidió lo mismo que el, algo que le resulto poco común , No estaba acostumbrado a ver mujeres beber, y solo había frecuentado el burdel una que otra vez con padre durante la adolescencia y por lo general las mujeres siempre pedían alguna bebida preparada y en el más escaso de los casos Whisky .
-La de la señorita corre por mi cuenta- dijo sin vacilar al cantinero, en tono bajo y haciéndole una seña. Mientas ella continuaba hablando, a lo cual al escuchar la respuesta arqueo la ceja, parecía tener frente a el a una venturera…valla sorpresa, pero aun así peligroso para ella aunque fuese sobrenatural.la reparo sigilosamente, era de muy buen ver, hermosa sin duda de parecer de un aspecto sencillo, tenía un cuerpo esbelto, una hermosa cabellera castaña, una piel que invitaba a tocar, rasgos finos, que daban una apariencia dulce, labios gruesos y delineadnos que llamaban a…un beso. Pero lo que más le llamo la atención fueron sus ojos cafés, profundos, seductores .enigmáticos...-se volteo sin más, a cerveza le estaba afectando acaso. Aquello iba en contra de sus votos, no podía observar una mujer y detallarla de esa forma.
-La verdad ha escogido un lugar poco común para aventurarse señorita. Muchos peligros se esconden en la noche sabe?-Una sonrisa lobuna se escapo de los labios –Gracias por considerar parte de su fortuna el hecho de encontrarse con este servidor- hizo una reverencia- Pero sabe que sería un blanco fácil para que algún criminal le ataque, y usted sabe a qué me refiero...- Dijo ya que la mujer debía saber además de los suyos, de la existencia de las otras criaturas, como mínimo los vampiros.- Tomo otro sorbo de la cerveza y le miro de soslayo al ella preguntarle también. Era lo común, si el le preguntaba, seguro ella querría saber.
-Bueno…-coloco su cerveza en la barra mientras entornaba su mirada hacia ella- yo aquí estoy de paso, mi compañero…- a todas estas se había olvidado de el donde estaría. ? – Bueno, mi compañero de viaje y yo nos dirigimos a parís ,por asuntos diversos – fue toda la información que le dio, no podía decir más, pues iba en una misión encargada, Muchas cosas se le habían pasado en ese momento, hasta el nombre de la joven , el que no conocía- aun asi es mas inusual lo de usted- sonrió extendiendo su mano- Mucho gusto Francesco y usted es…?- Quería saber cosas de ella,en realidad era una mujer intrigante a sus ojos, pero debía ser cauteloso ya que intuia que a medida que preguntara esta replicaría con lo mismo.
Edmund Burke
Francesco no estaba acostumbrado a hablar con muchas mujeres, solo con aquellas que compartían su oficio demasiadas situaciones inusuales esa noche. Un trago en una cantina alejada de la ciudad, una charla con una extraña, que ante los ojos de la iglesia debería ser entregada y asesinada, pero que no lo haría porque ante sus ojos aun no representaban ningún peligro, y porque estaba muy cansado, además le sin explicación le resultaba entretenida la compañía ya que era huraño pero bueno no había nada incorrecto en ello y una charla con una extraña no hacia mal de vez en cuando. Sonrió al escuchar, y si tenía razón, sería un lastima si el llegaba a esa condición debido a su…Condición. Pero sus votos se lo impedían, y Francesco era un hombre que siempre hacia lo correcto. Observo que la joven pidió lo mismo que el, algo que le resulto poco común , No estaba acostumbrado a ver mujeres beber, y solo había frecuentado el burdel una que otra vez con padre durante la adolescencia y por lo general las mujeres siempre pedían alguna bebida preparada y en el más escaso de los casos Whisky .
-La de la señorita corre por mi cuenta- dijo sin vacilar al cantinero, en tono bajo y haciéndole una seña. Mientas ella continuaba hablando, a lo cual al escuchar la respuesta arqueo la ceja, parecía tener frente a el a una venturera…valla sorpresa, pero aun así peligroso para ella aunque fuese sobrenatural.la reparo sigilosamente, era de muy buen ver, hermosa sin duda de parecer de un aspecto sencillo, tenía un cuerpo esbelto, una hermosa cabellera castaña, una piel que invitaba a tocar, rasgos finos, que daban una apariencia dulce, labios gruesos y delineadnos que llamaban a…un beso. Pero lo que más le llamo la atención fueron sus ojos cafés, profundos, seductores .enigmáticos...-se volteo sin más, a cerveza le estaba afectando acaso. Aquello iba en contra de sus votos, no podía observar una mujer y detallarla de esa forma.
-La verdad ha escogido un lugar poco común para aventurarse señorita. Muchos peligros se esconden en la noche sabe?-Una sonrisa lobuna se escapo de los labios –Gracias por considerar parte de su fortuna el hecho de encontrarse con este servidor- hizo una reverencia- Pero sabe que sería un blanco fácil para que algún criminal le ataque, y usted sabe a qué me refiero...- Dijo ya que la mujer debía saber además de los suyos, de la existencia de las otras criaturas, como mínimo los vampiros.- Tomo otro sorbo de la cerveza y le miro de soslayo al ella preguntarle también. Era lo común, si el le preguntaba, seguro ella querría saber.
-Bueno…-coloco su cerveza en la barra mientras entornaba su mirada hacia ella- yo aquí estoy de paso, mi compañero…- a todas estas se había olvidado de el donde estaría. ? – Bueno, mi compañero de viaje y yo nos dirigimos a parís ,por asuntos diversos – fue toda la información que le dio, no podía decir más, pues iba en una misión encargada, Muchas cosas se le habían pasado en ese momento, hasta el nombre de la joven , el que no conocía- aun asi es mas inusual lo de usted- sonrió extendiendo su mano- Mucho gusto Francesco y usted es…?- Quería saber cosas de ella,en realidad era una mujer intrigante a sus ojos, pero debía ser cauteloso ya que intuia que a medida que preguntara esta replicaría con lo mismo.
Niklaus Balzaretti- Cazador Clase Media
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Re: Una charla no hace daño [Layla]
Cuatro cosas hay que me hubiera pasado mejor sin ellas:
Amor, Curiosidad, Pecas y Dudas.
Dorothy Parker
Sonrió mentalmente cuando le oyó hablarle al cantinero, esa clase de amabilidades no se las pasaba a cualquiera pues le molestaba que intentaran tonterías con ella los hombres, pero él no era como los demás y no solo porque fuese lo mismo que ella, si no que se notaba una diferencia abismal entre él y los presentes, junto con la mayoría de hombres que había tenido la desgracia de toparse en sus años de vida tanto humana como sobrenatural.
Le miro y con una leve inclinación de cabeza indico su agradecimiento, pero se sorprendió al ver que él se volteaba para dejar de verla, ¿Había hecho algo malo acaso? no tenía ni la menor idea de si algo de sus palabras o de sus actos habían molestado a su compañero de bebida; pero cuando escucho que hablaba de nuevo borro aquello de su mente, era probable que aquello fuese solo obra de su imaginación dando a ella una mala pasada.
Dejó escapar un leve suspiro de sus labios; vaya que si ella sabía de los peligros de la noche. De la nada apareció en su mente la imagen de la luna llena, una calle que conocía bien y luego…nada. Bebió más de la cerveza, en otra situación hubiese intentado continuar con su camino mental por los recuerdos pero aquel no era el sitió apropiado para torturarse a si misma con recuerdos que simplemente no querían aparecer frente a ella y solo llenaban su cuerpo entero de dolor.
- Sí, lo sé. Conozco de sobra lo que puede pasar cuando uno viaja de noche, pero eso es obvio ¿o no? - lo que eran ambos era una prueba irrefutable de que sabían de peligros. Negó ligeramente ante el agradecimiento ajeno. - Y no tiene nada que agradecer, puesto que lo que he dicho es nada más y nada menos que la absoluta verdad.
Enarco ligeramente la ceja, esos de los criminales parecía ir a más a hablar de otras criaturas sobrenaturales pues un simple humano no sería problema alguno para alguien como ella; a menos claro que ese simple humano fuese un cazador o si la mala fortuna le sonreía incluso podría ser un inquisidor. Aún así no sentía haber dado motivos para que le buscara alguien realmente considerable peligroso.
- Quizás sea un blanco fácil, la verdad no lo sé pero tampoco es que me importe; todos somos siempre vulnerables de una forma u otra.
Igual siendo sobrenatural o una simple humana, la muerte siempre estaba presente, no en la misma manera de eso estaba segura pero era algo que de ninguna manera dejaba de estar ahí, expectante para llevarse a cuantos pudiera.
Bebió más de la cerveza mientras le escuchaba, concentrando su atención en él mientras unos borrachos comenzaban a hablar voz un poco alta un sin fin de tonterías que para la buena suerte de Layla callaron poco antes de que ella diera su nombre. Mencionarlo con un tono de voz más fuerte del requerido solo porque un grupo de borrachos no se callaban le hubiera molestado.
Estiró su mano y tomo la ajena, sintiendo un poco de nerviosismo ante esa acción.
- Layla, un placer compartir esta barra con usted - terminó aquel saludo y alejo su mano, no quería tener mucho contacto con Francesco, solo él necesarió pues no quería sentirse muy nerviosa - así que… tú y tu compañero - levanto ligeramente la mirada y después la enfoco en él - ¿No es usted de París? - la pregunta floto unos instantes en el aire antes de que la mujer interrogara de nuevo - Asuntos diversos.. ¿Puedo saber que tan diversos?
Amor, Curiosidad, Pecas y Dudas.
Dorothy Parker
Sonrió mentalmente cuando le oyó hablarle al cantinero, esa clase de amabilidades no se las pasaba a cualquiera pues le molestaba que intentaran tonterías con ella los hombres, pero él no era como los demás y no solo porque fuese lo mismo que ella, si no que se notaba una diferencia abismal entre él y los presentes, junto con la mayoría de hombres que había tenido la desgracia de toparse en sus años de vida tanto humana como sobrenatural.
Le miro y con una leve inclinación de cabeza indico su agradecimiento, pero se sorprendió al ver que él se volteaba para dejar de verla, ¿Había hecho algo malo acaso? no tenía ni la menor idea de si algo de sus palabras o de sus actos habían molestado a su compañero de bebida; pero cuando escucho que hablaba de nuevo borro aquello de su mente, era probable que aquello fuese solo obra de su imaginación dando a ella una mala pasada.
Dejó escapar un leve suspiro de sus labios; vaya que si ella sabía de los peligros de la noche. De la nada apareció en su mente la imagen de la luna llena, una calle que conocía bien y luego…nada. Bebió más de la cerveza, en otra situación hubiese intentado continuar con su camino mental por los recuerdos pero aquel no era el sitió apropiado para torturarse a si misma con recuerdos que simplemente no querían aparecer frente a ella y solo llenaban su cuerpo entero de dolor.
- Sí, lo sé. Conozco de sobra lo que puede pasar cuando uno viaja de noche, pero eso es obvio ¿o no? - lo que eran ambos era una prueba irrefutable de que sabían de peligros. Negó ligeramente ante el agradecimiento ajeno. - Y no tiene nada que agradecer, puesto que lo que he dicho es nada más y nada menos que la absoluta verdad.
Enarco ligeramente la ceja, esos de los criminales parecía ir a más a hablar de otras criaturas sobrenaturales pues un simple humano no sería problema alguno para alguien como ella; a menos claro que ese simple humano fuese un cazador o si la mala fortuna le sonreía incluso podría ser un inquisidor. Aún así no sentía haber dado motivos para que le buscara alguien realmente considerable peligroso.
- Quizás sea un blanco fácil, la verdad no lo sé pero tampoco es que me importe; todos somos siempre vulnerables de una forma u otra.
Igual siendo sobrenatural o una simple humana, la muerte siempre estaba presente, no en la misma manera de eso estaba segura pero era algo que de ninguna manera dejaba de estar ahí, expectante para llevarse a cuantos pudiera.
Bebió más de la cerveza mientras le escuchaba, concentrando su atención en él mientras unos borrachos comenzaban a hablar voz un poco alta un sin fin de tonterías que para la buena suerte de Layla callaron poco antes de que ella diera su nombre. Mencionarlo con un tono de voz más fuerte del requerido solo porque un grupo de borrachos no se callaban le hubiera molestado.
Estiró su mano y tomo la ajena, sintiendo un poco de nerviosismo ante esa acción.
- Layla, un placer compartir esta barra con usted - terminó aquel saludo y alejo su mano, no quería tener mucho contacto con Francesco, solo él necesarió pues no quería sentirse muy nerviosa - así que… tú y tu compañero - levanto ligeramente la mirada y después la enfoco en él - ¿No es usted de París? - la pregunta floto unos instantes en el aire antes de que la mujer interrogara de nuevo - Asuntos diversos.. ¿Puedo saber que tan diversos?
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
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Re: Una charla no hace daño [Layla]
¨Una de las principales enfermedades del hombre es su inquieta curiosidad por conocer lo que no puede llegar a saber.¨
Blaise Pascal
Impresionaba de cierta manera la seguridad que poseía la mujer al hablar delos peligros de la noche, al parecer estaba ante una sobreviviente que los conocía a la perfección, pero su aspecto y sus acciones parecían los de una mujer frágil y cuidadosa, algo que le confundió tenía razón de cierto modo, aunque fuera una mujer, también era un licantropía. Debía poseer súper fuerza y demás sentidos agudos, sin embargo y no sabia por que algo loe hacia preocuparse por ella, seria acaso esa fase sobre protectora que siempre ha tenido?. Miro la cerveza , las gotas de agua bajaban por el vaso formaban y una marca en la madera de la barra, sonrió débilmente al escuchar aquella pregunta. Pensaba que quizás y de una sencilla forma aquella mujer se había atrevido a afirmar algo que entre los dos era evidente y que hasta ahora el, ya sea por caballerosidad, o por temor no había reconocido.
-si señorita, es mas que evidente – confeso con una débil sonrisa- y si hay que agradecer…muchos no tiene la fortuna de escuchar que su presencia es grata en un sitio y menos un hombre como yo. – levanto su cerveza tomando un nuevo sorbo, nuevamente asaltado dpor palabras sabias lo que le hizo asentir sin dejar de mirar la colección de barcos embotellados que tenía el cantinero tras la barra , y que era algo asi como la decoración del lugar.
-No puedo refutar sus palabras , pero aun así, sabiendo lo que somos y poseemos debemos tomar precauciones, no perdemos nada y prevenimos mucho.- se vio forzado a callar por el molesto ruido de aquellos borrachos entonando en un idioma casi intraducible una canción, negó con la cabeza y alzo la vista como si le rogara a Dios paciencia , pero de cierta modo podía comprenderlos, ya que un día, antes de ser lo que era, y antes de entrar en la inquisición había sido así; no un borracho empedernido, solo uno que ocasionalmente y cuando ya creía que no tenia salida, había llegado a ponerse ebrio hasta la inconsciencia, igual que el día de su gran tragedia. Se obligo a despertar su mente de aquel lapsus de distracción que no habría tomado solo unos segundos y le miro aun con su mano extendida.
-Layla…- repitió para si familiarizándose con el – El placer es mío – deposito un suave beso en su dorso haciendo una sutil reverencia , como era la costumbre debido a que estaba sentado y el lugar no se prestaba para demostrar mucha cortesía. Retomo su puesto y continuo su charla…- No de hecho, yo soy de Italia, Alejando es español, pero no le veo por aquí.- volvió a pasear la mirada por el lugar sin resultados, solo esperaba que este no estuviera haciendo de las suyas o pasando por algún peligro, cuando fue asaltado por otra pregunta.. valla mujer curiosa.-Muy diversos señorita, y con toda sinceridad, muy aburridos...- dijo tratando de persuadirle del tema, una sonrisa se dibujo en su rostro mientras su mente cavilaba algo.
-Asi que layla….-repitio suavemente para si y centro su mirada en la muchacha de nuevo- Un nombre muy apropiado, si me permite decirlo, significa :¨Nacida de noche¨ y me parece muy acorde por lo que ahora he podido observar en usted…
Niklaus Balzaretti- Cazador Clase Media
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Re: Una charla no hace daño [Layla]
No haber nacido nunca puede ser el mayor de los favores.
Sófocles
Las palabras del joven confirmaban las sospechas que había formulado la joven desde el momento en que entro y el particular olor a licántropo se despedía de el cuerpo aquel; aunque bien no podría haber negado él una muestra como aquella de lo que era si ella lo enfrentaba de manera directa con los hechos, prefería que las cosas salieran así, como en una platica común y corriente de cualquier par de desconocidos que por azares del destino se encontraban.
Su cabeza mostró una negativa; si decía que su presencia no era grata entonces la de ella sería exactamente de la misma manera, una aparición para nada grata en medio de una noche oscura que para fortuna de los que se encontraban ahí, no estaba iluminada por la luna llena; de haber sido aquel el caso entonces, las presencias de ambos licántropos en un sitio como aquel solo hubiese terminado en devastación y muerte.
- Su presencia es grata para mi, me gusta compartir tiempo de vez en cuando con quien pueda comprenderme un poco, a usted no le agrada poder tener un tiempo para compartir las cosas que aquejan de vez en cuando a los de nuestra… raza?
Las voces masculinas acallaron las palabras de Layla, que sonaron como un ligero susurro pero que ella sabía serían escuchadas a la perfección por aquel amable caballero.
Sin mirar lo que hacía tomo de nuevo la cerveza y bebió de ella, contemplando aún a su acompañante; cada vez se sorprendía más pues aquellos licántropos que había conocido eran todos similares en algunos aspectos y completamente diferentes en otros.
Se encogió de hombros y rió por lo bajo; los hombres ahogados de borrachos aún tenían la energía suficiente para intentar cantar y darle un poco de alegría a aquel sitio que en realidad de alegre no tenía mucho, solo los intentos de verlo así, finalmente aquel tipo de lugares solo servían en realidad para ahogar las penas de cualquier tipo.
- Yo no tengo nada que perder por salir de noche o venir a estos lugares; en casa no me espera nadie y no creo que alguien se preocupe en realidad por alguien como yo.
Quizás existían algunas personas que se preocupaban por ella, más estaba tan sumida en su problemas, pensamientos e ignorar a todo aquel que intentara acercarse a ella que pensaba que su vida daba igual; aún así, no era capaz de hacer una locura como darla por terminada. Algo dentro de ella aún la mantenía atada a ese mundo porque algo más debía de llevar a cabo, solo necesitaba encontrar que era ese algo.
Sus ojos se iluminaron de manera leve al escuchar el lugar de procedencia de ese hombre… Italia… era italiano como ella.
- Lastima que su compañero no se encuentre cerca para poder conocerle también; pero sabe… yo también soy de Italia.
Un suspiro salió de sus labios, mientras recordaba cuando conoció por primera vez aquel lugar en el que había nacido.
Asintió al significado de su nombre.
- ¿Acorde?… probablemente; pero creo que también podría ser que fui maldecida a ser esto desde la cuna.
Sófocles
Las palabras del joven confirmaban las sospechas que había formulado la joven desde el momento en que entro y el particular olor a licántropo se despedía de el cuerpo aquel; aunque bien no podría haber negado él una muestra como aquella de lo que era si ella lo enfrentaba de manera directa con los hechos, prefería que las cosas salieran así, como en una platica común y corriente de cualquier par de desconocidos que por azares del destino se encontraban.
Su cabeza mostró una negativa; si decía que su presencia no era grata entonces la de ella sería exactamente de la misma manera, una aparición para nada grata en medio de una noche oscura que para fortuna de los que se encontraban ahí, no estaba iluminada por la luna llena; de haber sido aquel el caso entonces, las presencias de ambos licántropos en un sitio como aquel solo hubiese terminado en devastación y muerte.
- Su presencia es grata para mi, me gusta compartir tiempo de vez en cuando con quien pueda comprenderme un poco, a usted no le agrada poder tener un tiempo para compartir las cosas que aquejan de vez en cuando a los de nuestra… raza?
Las voces masculinas acallaron las palabras de Layla, que sonaron como un ligero susurro pero que ella sabía serían escuchadas a la perfección por aquel amable caballero.
Sin mirar lo que hacía tomo de nuevo la cerveza y bebió de ella, contemplando aún a su acompañante; cada vez se sorprendía más pues aquellos licántropos que había conocido eran todos similares en algunos aspectos y completamente diferentes en otros.
Se encogió de hombros y rió por lo bajo; los hombres ahogados de borrachos aún tenían la energía suficiente para intentar cantar y darle un poco de alegría a aquel sitio que en realidad de alegre no tenía mucho, solo los intentos de verlo así, finalmente aquel tipo de lugares solo servían en realidad para ahogar las penas de cualquier tipo.
- Yo no tengo nada que perder por salir de noche o venir a estos lugares; en casa no me espera nadie y no creo que alguien se preocupe en realidad por alguien como yo.
Quizás existían algunas personas que se preocupaban por ella, más estaba tan sumida en su problemas, pensamientos e ignorar a todo aquel que intentara acercarse a ella que pensaba que su vida daba igual; aún así, no era capaz de hacer una locura como darla por terminada. Algo dentro de ella aún la mantenía atada a ese mundo porque algo más debía de llevar a cabo, solo necesitaba encontrar que era ese algo.
Sus ojos se iluminaron de manera leve al escuchar el lugar de procedencia de ese hombre… Italia… era italiano como ella.
- Lastima que su compañero no se encuentre cerca para poder conocerle también; pero sabe… yo también soy de Italia.
Un suspiro salió de sus labios, mientras recordaba cuando conoció por primera vez aquel lugar en el que había nacido.
Asintió al significado de su nombre.
- ¿Acorde?… probablemente; pero creo que también podría ser que fui maldecida a ser esto desde la cuna.
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
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Re: Una charla no hace daño [Layla]
¨La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes.¨
John Lennon
John Lennon
Las palabras de la joven licantropa fueron de cierto modo reconfortante para el inquisidor, en realidad tendía a ser un poco pesimista, dijo ¨nuestra raza¨ Cundo había sido la última vez que había compartido con alguien igual que el?...en realdad no lo recordaba, en realidad haciendo un análisis de su vida después de su conversión se había dado cuenta de que nunca estuvo con alguien igual que él, quizás si en la misma habitación pero jamás había cruzado palabra, siempre fue diferente entre sus compañeros, solo los superiores humanos sabían quién era en realidad, siempre estuvo aislado en su mundo, e sus culpas, en las que él creía que eran sus culpas mas bien. Y jamás trato de relacionarse, hacer amigos, o tratar de reír y comportarse como un humano normal. No te tenia, planes, no tenia metas…la vida simplemente estaba pasando por sus ojos…tenía a su mano la opción de hacer de su maldición una oportunidad y prefirió pensar que su vida era una maldición.
-Que puedo decir…-un atisbo de sonrisa se dibujo en su rostro ,su mirada se desvió d e la botella para contemplar con cautela el perfil de la joven a su lado- A riesgo de que suene falso, en realidad me complace mucho su compañía, independiente de que seamos de la misma- carraspeo su garganta componiendo su posición- Condición…- miro en diferentes direcciones , observando si alguien había escuchado, en realidad tenía que ser muy cuidadoso con el tema, ya que el por el contrario de la joven tenía dos secretos que guardar, el de su raza y el de su oficio, centro su mirada en ella cuando de nuevo escucho su voz, observando e el semblante de su rostro, percibiendo la tristeza en esta aunque ella se esforzara por disimularla.
-Eso es algo que simplemente no puedo creer…-dijo el sin dejar de contemplarle, pues era imposible que una mujer como ella dijera aquellas cosas, el no había tratado con muchas mujeres a lo largo de su vida, pero ella a sus ojos se veía justo como su prometida, una muchacha dulce, sencilla que necesitaba protección, además como podía negarlo la joven poseía la cautivante belleza que solo la sencillez otorga.-eso se deja para los verdaderos monstruos sin alma que rondan estos lares…-como el- no a las bellas jóvenes que se empeñan en ponerse en peligro. Alejandro seguro aparece por allí, ya le conocerá…y no diga mas eso…usted n podría estar maldita, me parece un nombre muy bello…–Trato de desviar el tema tratando de hacer la charla más amena, una sonrisa de complicidad se cruzo en su rostro sorprendido por la similitud entre ellos.
-Oh en serio?- se froto la barbilla conservando la expresión divertida y sorprendida de su rostro- De que parte?- pregunto con interés- con razón… ese acento se me hacia conocido…
-Que puedo decir…-un atisbo de sonrisa se dibujo en su rostro ,su mirada se desvió d e la botella para contemplar con cautela el perfil de la joven a su lado- A riesgo de que suene falso, en realidad me complace mucho su compañía, independiente de que seamos de la misma- carraspeo su garganta componiendo su posición- Condición…- miro en diferentes direcciones , observando si alguien había escuchado, en realidad tenía que ser muy cuidadoso con el tema, ya que el por el contrario de la joven tenía dos secretos que guardar, el de su raza y el de su oficio, centro su mirada en ella cuando de nuevo escucho su voz, observando e el semblante de su rostro, percibiendo la tristeza en esta aunque ella se esforzara por disimularla.
-Eso es algo que simplemente no puedo creer…-dijo el sin dejar de contemplarle, pues era imposible que una mujer como ella dijera aquellas cosas, el no había tratado con muchas mujeres a lo largo de su vida, pero ella a sus ojos se veía justo como su prometida, una muchacha dulce, sencilla que necesitaba protección, además como podía negarlo la joven poseía la cautivante belleza que solo la sencillez otorga.-eso se deja para los verdaderos monstruos sin alma que rondan estos lares…-como el- no a las bellas jóvenes que se empeñan en ponerse en peligro. Alejandro seguro aparece por allí, ya le conocerá…y no diga mas eso…usted n podría estar maldita, me parece un nombre muy bello…–Trato de desviar el tema tratando de hacer la charla más amena, una sonrisa de complicidad se cruzo en su rostro sorprendido por la similitud entre ellos.
-Oh en serio?- se froto la barbilla conservando la expresión divertida y sorprendida de su rostro- De que parte?- pregunto con interés- con razón… ese acento se me hacia conocido…
Niklaus Balzaretti- Cazador Clase Media
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Re: Una charla no hace daño [Layla]
Sólo en un mundo de hombres sinceros es posible la unión.
Thomas Carlyle
Conocía los riesgos de que los demás supieran lo que era, no se sabía jamás quienes eran los que les rodeaban pero algo en la actitud de Fran que era incapaz de describir le hizo dudar.
Quizás era solo su imaginación de los hechos pero podía jurara que él se había puesto a la defensiva y no con ella si no, con el ambiente en general, eso debía ser su percepción sin duda alguna pues nada de lo que podía observar simbolizaba alguna clase de peligro para ella.
Enarcó la ceja de que él no creyera lo que ella decía, pero esa era nada más que la verdad o más bien dicho, su verdad. Para Layla no había nadie que se preocupara por ella y por si moría o vivía, así como para ella ya no había muchas personas que le importaran realmente; tanto tiempo en soledad termina por crear barreras invisibles que en un sin fin de ocasiones no queremos cruzar, ni aunque sepamos que no son más que producto de nuestra mera imaginación.
Los intentos de Fran porque desviara su atención a otra cosa que no fuera el hecho de que aunque él dijera que era bella al final de cuentas era un monstruo sin alma eran admirables, por eso guardo silencio y no insistió en el tema, las cosas serían mejor si dejaba las cosas por la paz en ese aspecto porque de manera segura si seguía insistiendo en eso, él le llevaría la contraria.
Hablar de su natal Italia le traía un sentimiento de paz profunda.
- Soy de Aversa aunque debo de admitir que no fui criada ahí, si no aquí en París. Mi familia se vio en la necesidad de dejar Italia pero jamás me dijeron el por qué - miró a Fran fijamente, era de las pocas ocasiones en las que deseaba hablar de todo lo que había vivido y lo que no - Y el acento, bueno es que cuando obtuve esta… condición, decidí que era el momento para conocer Italia y pase varios años allá, de un lado a otro conociendo todo lugar que podía. Algunas veces pensé en quedarme allá pero al fin de cuentas no era completamente mi lugar, así que aquí estoy - se recargó entonces un poco en aquella barra para acercarse más a él - ¿Usted de que parte es? y ¿Cómo termino aquí en París?
Se sintió entonces que invadía el espació vital del hombre, pues recargada como estaba quedaba bastante cerca de él. Se avergonzó un poco de su actitud, se había dispuesto como una chiquilla curiosa y era probable que eso incomodara a su acompañante, por lo que con un movimiento lento y dejando de mirar a sus ojos se alejo hasta estar de nuevo en su posé inicial esperando para saber más sobre él.
Thomas Carlyle
Conocía los riesgos de que los demás supieran lo que era, no se sabía jamás quienes eran los que les rodeaban pero algo en la actitud de Fran que era incapaz de describir le hizo dudar.
Quizás era solo su imaginación de los hechos pero podía jurara que él se había puesto a la defensiva y no con ella si no, con el ambiente en general, eso debía ser su percepción sin duda alguna pues nada de lo que podía observar simbolizaba alguna clase de peligro para ella.
Enarcó la ceja de que él no creyera lo que ella decía, pero esa era nada más que la verdad o más bien dicho, su verdad. Para Layla no había nadie que se preocupara por ella y por si moría o vivía, así como para ella ya no había muchas personas que le importaran realmente; tanto tiempo en soledad termina por crear barreras invisibles que en un sin fin de ocasiones no queremos cruzar, ni aunque sepamos que no son más que producto de nuestra mera imaginación.
Los intentos de Fran porque desviara su atención a otra cosa que no fuera el hecho de que aunque él dijera que era bella al final de cuentas era un monstruo sin alma eran admirables, por eso guardo silencio y no insistió en el tema, las cosas serían mejor si dejaba las cosas por la paz en ese aspecto porque de manera segura si seguía insistiendo en eso, él le llevaría la contraria.
Hablar de su natal Italia le traía un sentimiento de paz profunda.
- Soy de Aversa aunque debo de admitir que no fui criada ahí, si no aquí en París. Mi familia se vio en la necesidad de dejar Italia pero jamás me dijeron el por qué - miró a Fran fijamente, era de las pocas ocasiones en las que deseaba hablar de todo lo que había vivido y lo que no - Y el acento, bueno es que cuando obtuve esta… condición, decidí que era el momento para conocer Italia y pase varios años allá, de un lado a otro conociendo todo lugar que podía. Algunas veces pensé en quedarme allá pero al fin de cuentas no era completamente mi lugar, así que aquí estoy - se recargó entonces un poco en aquella barra para acercarse más a él - ¿Usted de que parte es? y ¿Cómo termino aquí en París?
Se sintió entonces que invadía el espació vital del hombre, pues recargada como estaba quedaba bastante cerca de él. Se avergonzó un poco de su actitud, se había dispuesto como una chiquilla curiosa y era probable que eso incomodara a su acompañante, por lo que con un movimiento lento y dejando de mirar a sus ojos se alejo hasta estar de nuevo en su posé inicial esperando para saber más sobre él.
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
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Re: Una charla no hace daño [Layla]
¨El tiempo no es sino el espacio ente nuestros recuerdos.¨
Anonimo
Casualidad, coincidencia, casualidad y coincidencia...existirá eso en realidad? , tal vez por el lobo tenía sus dudas con respecto a aquello pues las decisiones que tomas son las causantes de toda aquella cadena de hechos que fluctúan a otro entrelazados entre sí pero que a la vez parecen tan distantes, seria casualidad esa noche?, esa compañía? Ese mutuo sentimiento de devaluación que ambos se propiciaban?, por primera vez, y e mucho tiempo, pese a las pocas palabras cruzadas, llego a sentir similitud con alguien, seria por el hecho de que veía como los demás continuaban con sus vidas, esas que siempre se han empeñado en hacer perfecta, cuando esta nunca lo será si buscas perfección. Y allí en medio de la nada, en una cantina a las afuera de parís, estaba alguien como el...quien se sentía un monstro, quien sentía que no le importaba a nadie, quien estaba igual de sola que el...quizás era solo dos almas errantes en este mucho, en busca de una verdad que tienen entre manos pero se empeñan en negar, y eso los lleva siempre por el camino del negativismo y la autodegradación de su alma creyéndose algo que no son…unos monstruos…pero el ser es terco ,y solo ve lo que quiere ver.
De cierta forma, una imperceptible -pues no era hombre de demostrar muchos sentimientos- aquello le lleno de tristeza, como aquella joven podía estar de la misma forma? Estaba más que seguro que aquella no merecía albergar esos sentimientos en su corazón ni merecía la suerte que le había tocado…quizás el por ser un maldito terco desobediente, que no sabía valorar su vida por el hecho de que su familia no aceptara su amor por alguien inferior a ellos, aquello le parecía tan egoísta, ya que el amor no se mide en bienes materiales, y aunque aquella simple muchacha clase baja no tuviese clase y educación, para él, ella era una princesa. Nadie puede explicar el vacio tan grande que precedieron los días siguientes su transformación, la tribulación de pensar que jamás volvería a ver su dulce rostro, escuchar su suave voz, y aquellas palabras llenas de madurez a travez de las cuales hablaba la experiencia de una persona que había luchado toda su vida por sobrevivir…-negó con la cabeza regresando de ese lapsus, porque estaba pensando en esas cosas? Cierto es que nunca lo ha sacado de su mente y lo recuerda cada tanto, es su pesadilla nocturna, su dosis personal de opio diaria-aunque no fuera un drogadicto- el dolor de saberse solo, sin familia, sin una vida satisfactoria sin amor…Bueno, ese era el precio que tenía que pagar por lo que era. Otra vez el pesimismo…
Volvió su mirar Nuevamente hacia la signorina, ella hablaba de su lugar de proveniencia, y un poco sobre sus travesías, al parecer estaba ella soltándose un poco, aquello le hizo sonreír, mas cuando ella se acerco con aquel gestos curioso, podría jurar que incluso su mirada se ilumino un poco, pero lo que le causo más gracia fue su manera de retirarse, así...tímida y retraída, como si hubiese hecho algo indebido, aunque el estuviese acostumbrado a que nadie se le acercara,-pensando que era por lo desagradable que podría resultar su presencia- aquel acercamiento no le incomodaba en lo mas mínimo.
-Bueno, yo he tenido la oportunidad de viajar mucho- se corrió de su asiento aproximándose mas a mas a ella-Viaje a Italia hace algunos años, y debo decir que me lleno de nostalgia regresar a mis raíces…tanto tiempo aleja do del lugar que me vio nacer, crecer…-se acomodo mas rodando su cerveza-donde me enamore -pensó- por el cual corría en sus calles haciendo travesuras...-toma un trago de aquel liquido que ya se le estaba acabando- si.. Debo admitir que un poco de nostalgia me invadió..-volvió su rostro hacia ella y en sus labios se dibujo una leve sonrisa-pero el acento sigue atenuado un poco a pesar de que tenía muchos años de no visitarle, y viajar por muchos sitios.-dio el último trago- Soy de Verona, ha ido? Es muy bello lugar y…-desvió su mirada al frente al tener que contestar su otra pregunta, realmente era algo incomodo-Bueno a parís me ha traído el trabajo, este requiere que me mantenga en movimiento de un lugar a otro –dijo solamente, ya que era lo único que podía decir y alzo la mano llamando al cantinero- otra ronda por favor- miro a su lado a la joven licantropa con una sonrisa al parecer algo timida - espero no le moleste que le haya pedido otra, Layla Y por cierto a que se dedica usted?-Apoyo cu codo en la mesa para después recargar su barbilla en la misma mano mientras le miraba con interés
Anonimo
Casualidad, coincidencia, casualidad y coincidencia...existirá eso en realidad? , tal vez por el lobo tenía sus dudas con respecto a aquello pues las decisiones que tomas son las causantes de toda aquella cadena de hechos que fluctúan a otro entrelazados entre sí pero que a la vez parecen tan distantes, seria casualidad esa noche?, esa compañía? Ese mutuo sentimiento de devaluación que ambos se propiciaban?, por primera vez, y e mucho tiempo, pese a las pocas palabras cruzadas, llego a sentir similitud con alguien, seria por el hecho de que veía como los demás continuaban con sus vidas, esas que siempre se han empeñado en hacer perfecta, cuando esta nunca lo será si buscas perfección. Y allí en medio de la nada, en una cantina a las afuera de parís, estaba alguien como el...quien se sentía un monstro, quien sentía que no le importaba a nadie, quien estaba igual de sola que el...quizás era solo dos almas errantes en este mucho, en busca de una verdad que tienen entre manos pero se empeñan en negar, y eso los lleva siempre por el camino del negativismo y la autodegradación de su alma creyéndose algo que no son…unos monstruos…pero el ser es terco ,y solo ve lo que quiere ver.
De cierta forma, una imperceptible -pues no era hombre de demostrar muchos sentimientos- aquello le lleno de tristeza, como aquella joven podía estar de la misma forma? Estaba más que seguro que aquella no merecía albergar esos sentimientos en su corazón ni merecía la suerte que le había tocado…quizás el por ser un maldito terco desobediente, que no sabía valorar su vida por el hecho de que su familia no aceptara su amor por alguien inferior a ellos, aquello le parecía tan egoísta, ya que el amor no se mide en bienes materiales, y aunque aquella simple muchacha clase baja no tuviese clase y educación, para él, ella era una princesa. Nadie puede explicar el vacio tan grande que precedieron los días siguientes su transformación, la tribulación de pensar que jamás volvería a ver su dulce rostro, escuchar su suave voz, y aquellas palabras llenas de madurez a travez de las cuales hablaba la experiencia de una persona que había luchado toda su vida por sobrevivir…-negó con la cabeza regresando de ese lapsus, porque estaba pensando en esas cosas? Cierto es que nunca lo ha sacado de su mente y lo recuerda cada tanto, es su pesadilla nocturna, su dosis personal de opio diaria-aunque no fuera un drogadicto- el dolor de saberse solo, sin familia, sin una vida satisfactoria sin amor…Bueno, ese era el precio que tenía que pagar por lo que era. Otra vez el pesimismo…
Volvió su mirar Nuevamente hacia la signorina, ella hablaba de su lugar de proveniencia, y un poco sobre sus travesías, al parecer estaba ella soltándose un poco, aquello le hizo sonreír, mas cuando ella se acerco con aquel gestos curioso, podría jurar que incluso su mirada se ilumino un poco, pero lo que le causo más gracia fue su manera de retirarse, así...tímida y retraída, como si hubiese hecho algo indebido, aunque el estuviese acostumbrado a que nadie se le acercara,-pensando que era por lo desagradable que podría resultar su presencia- aquel acercamiento no le incomodaba en lo mas mínimo.
-Bueno, yo he tenido la oportunidad de viajar mucho- se corrió de su asiento aproximándose mas a mas a ella-Viaje a Italia hace algunos años, y debo decir que me lleno de nostalgia regresar a mis raíces…tanto tiempo aleja do del lugar que me vio nacer, crecer…-se acomodo mas rodando su cerveza-donde me enamore -pensó- por el cual corría en sus calles haciendo travesuras...-toma un trago de aquel liquido que ya se le estaba acabando- si.. Debo admitir que un poco de nostalgia me invadió..-volvió su rostro hacia ella y en sus labios se dibujo una leve sonrisa-pero el acento sigue atenuado un poco a pesar de que tenía muchos años de no visitarle, y viajar por muchos sitios.-dio el último trago- Soy de Verona, ha ido? Es muy bello lugar y…-desvió su mirada al frente al tener que contestar su otra pregunta, realmente era algo incomodo-Bueno a parís me ha traído el trabajo, este requiere que me mantenga en movimiento de un lugar a otro –dijo solamente, ya que era lo único que podía decir y alzo la mano llamando al cantinero- otra ronda por favor- miro a su lado a la joven licantropa con una sonrisa al parecer algo timida - espero no le moleste que le haya pedido otra, Layla Y por cierto a que se dedica usted?-Apoyo cu codo en la mesa para después recargar su barbilla en la misma mano mientras le miraba con interés
Niklaus Balzaretti- Cazador Clase Media
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Re: Una charla no hace daño [Layla]
La vida es muy rápida; hace que la gente pase del cielo al infierno en cuestión de segundos.
Paulo Coelho
Era increíble como en un lugar tan solitario como aquel, en donde nadie decente podía conocerse se había topado con Francesco. A pesar de la desconfianza que aún simbolizaba el encontrarle en un lugar como aquel, todo lo que habían hablado ya aunque fuera poco la llevaba lentamente a abrirse, a confiar, a querer ser escuchada y escucharle.
Hermoso era el poder estar regresando aunque fuera meramente por unos leves instantes a como era antes, a esa Layla perdida en una noche de luna llena. Añoraba poder sonreír a los demás y demostrar que aún a pesar de su cobardía esa noche, agradecía estar viva y tener otra oportunidad; deseaba decir que no era un monstruo y que aquella horrible criatura en la que se tornaba no era realmente ella si no un ser completamente desconocido para si misma. Esa noche se la agradecería a aquel hombre por mucho tiempo, porque gracias a él y aunque no pudiera darse cuenta del todo estaba siendo natural.
¿Cuándo había sido la última vez que se sintió de esa manera?… observó el trago que tenía enfrente y que estaba próximo a agotarse, contemplaba una gota deslizarse por la superficie de aquel vaso, intentando hacer esfuerzo una vez más para recordar cuando había sentido tanta comodidad, aunque significara que la cabeza acabaría matando su ser de dolor; pero nada parecía venir a ella a pesar de los esfuerzos y dejando escapar un suspiro ante sus intentos fallidos, bebió el final de aquel trago. Si bien apenas lo bebió y hubo dejado el vaso vació sobre la barra a su mente llegó la clara la imagen de una sonrisa y a sus oídos como si ahí mismo estuviera la persona que sonreía su nombre fluyó en el aire con calma, haciendo que sintiera seguridad y felicidad.
Tan pronto como aquello había llegado a ella se desvaneció de nuevo, dejando detrás la duda una vez más ¿Cuál era el nombre de ese hombre?… estaba por enfrascarse en la búsqueda de ese nombre cuando la voz de Fran la llevó de nuevo a la taberna de mala muerte en la que se encontraba en realidad.
Observó a Fran y sonrió, tenerlo cerca le transmitía una sensación similar a la del hombre que ya no podía recordar, cosa que le agradaba sobremanera.
- Así que de Verona, si tuve la oportunidad de ir - sin pensar mucho en lo que hacía se acerco un poco más a él - es muy bello tiene razón… yo pues fui a tantos lugares como me fue posible y lo único que me dio algo de tristeza fue ir a conocer mis orígenes sin mis padres, pero como espero pueda comprender me era imposible ya viajar con ellos o si quiera estar cerca en esta condición que poseo - ladeo ligeramente el rostro - bueno, que poseemos.
Siempre le era reconfortante no sentirse sola en lo que le había correspondido vivir, de ahí debía haber surgido su forma de llevarse tanto con otros licántropos.
Negó pues no le molestaba en absoluto que hubiera tomado la libertad de pedir otra ronda para ambos pues estaba disfrutando realmente de ese casual encuentro, fundió los labios antes de responder a la pregunta.
- No hagó gran cosa, trabajo en donde puedo… justo ahora soy ayudante en un restaurante aunque no se cuanto tiempo durare ahí porque no suelo permanecer mucho tiempo en el mismo empleo; en ese aspecto envidio el que pueda viajar de un lado a otro haciendo lo que le corresponde, de esa manera la gente no pregunta, ni se acerca demasiado… no se ponen en peligro a si mismos - suspiro. Estaba acostumbrada a ese modo de vida ya, pero no significaba que la costumbre hubiera desarrollado en ella un sentimiento de gozo ante su forma de vida.
La segunda ronda para ambos hizo aparición frente a ambos y una vez que agradeció, dio un nuevo sorbo a la cerveza.
- No le parece raro… de todos los lugares en los que se puede encontrar a alguien de Italia, que sea lo que nosotros y de todas la noches en las que esta clase de cosas pueden pasar y casualmente nos topamos nosotros, debe haber algo que debemos aprender del otro - le miró unos instantes y después se rió ante su mismo comentario, siempre se aprendía de todos con quienes uno se topaba y no había razón para creer que Fran era diferente a los demás… al menos no por esos momentos.
Paulo Coelho
Era increíble como en un lugar tan solitario como aquel, en donde nadie decente podía conocerse se había topado con Francesco. A pesar de la desconfianza que aún simbolizaba el encontrarle en un lugar como aquel, todo lo que habían hablado ya aunque fuera poco la llevaba lentamente a abrirse, a confiar, a querer ser escuchada y escucharle.
Hermoso era el poder estar regresando aunque fuera meramente por unos leves instantes a como era antes, a esa Layla perdida en una noche de luna llena. Añoraba poder sonreír a los demás y demostrar que aún a pesar de su cobardía esa noche, agradecía estar viva y tener otra oportunidad; deseaba decir que no era un monstruo y que aquella horrible criatura en la que se tornaba no era realmente ella si no un ser completamente desconocido para si misma. Esa noche se la agradecería a aquel hombre por mucho tiempo, porque gracias a él y aunque no pudiera darse cuenta del todo estaba siendo natural.
¿Cuándo había sido la última vez que se sintió de esa manera?… observó el trago que tenía enfrente y que estaba próximo a agotarse, contemplaba una gota deslizarse por la superficie de aquel vaso, intentando hacer esfuerzo una vez más para recordar cuando había sentido tanta comodidad, aunque significara que la cabeza acabaría matando su ser de dolor; pero nada parecía venir a ella a pesar de los esfuerzos y dejando escapar un suspiro ante sus intentos fallidos, bebió el final de aquel trago. Si bien apenas lo bebió y hubo dejado el vaso vació sobre la barra a su mente llegó la clara la imagen de una sonrisa y a sus oídos como si ahí mismo estuviera la persona que sonreía su nombre fluyó en el aire con calma, haciendo que sintiera seguridad y felicidad.
Tan pronto como aquello había llegado a ella se desvaneció de nuevo, dejando detrás la duda una vez más ¿Cuál era el nombre de ese hombre?… estaba por enfrascarse en la búsqueda de ese nombre cuando la voz de Fran la llevó de nuevo a la taberna de mala muerte en la que se encontraba en realidad.
Observó a Fran y sonrió, tenerlo cerca le transmitía una sensación similar a la del hombre que ya no podía recordar, cosa que le agradaba sobremanera.
- Así que de Verona, si tuve la oportunidad de ir - sin pensar mucho en lo que hacía se acerco un poco más a él - es muy bello tiene razón… yo pues fui a tantos lugares como me fue posible y lo único que me dio algo de tristeza fue ir a conocer mis orígenes sin mis padres, pero como espero pueda comprender me era imposible ya viajar con ellos o si quiera estar cerca en esta condición que poseo - ladeo ligeramente el rostro - bueno, que poseemos.
Siempre le era reconfortante no sentirse sola en lo que le había correspondido vivir, de ahí debía haber surgido su forma de llevarse tanto con otros licántropos.
Negó pues no le molestaba en absoluto que hubiera tomado la libertad de pedir otra ronda para ambos pues estaba disfrutando realmente de ese casual encuentro, fundió los labios antes de responder a la pregunta.
- No hagó gran cosa, trabajo en donde puedo… justo ahora soy ayudante en un restaurante aunque no se cuanto tiempo durare ahí porque no suelo permanecer mucho tiempo en el mismo empleo; en ese aspecto envidio el que pueda viajar de un lado a otro haciendo lo que le corresponde, de esa manera la gente no pregunta, ni se acerca demasiado… no se ponen en peligro a si mismos - suspiro. Estaba acostumbrada a ese modo de vida ya, pero no significaba que la costumbre hubiera desarrollado en ella un sentimiento de gozo ante su forma de vida.
La segunda ronda para ambos hizo aparición frente a ambos y una vez que agradeció, dio un nuevo sorbo a la cerveza.
- No le parece raro… de todos los lugares en los que se puede encontrar a alguien de Italia, que sea lo que nosotros y de todas la noches en las que esta clase de cosas pueden pasar y casualmente nos topamos nosotros, debe haber algo que debemos aprender del otro - le miró unos instantes y después se rió ante su mismo comentario, siempre se aprendía de todos con quienes uno se topaba y no había razón para creer que Fran era diferente a los demás… al menos no por esos momentos.
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
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