AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Encuentros casuales
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Encuentros casuales
Caminar por las calles de París era agradable para cualquiera, ya fuera del rumbo o que viniera de un sitio extraño y alejado, al menos eso era lo que creía Damaris después de su larga travesía. Hasta el momento, y esperaba seguir así, no había recibido ninguna grosería, ninguna queja o visto alguna mala cara que le hiciera querer regresar exactamente por donde había venido, quizá ahora estaba mucho mejor.
Una sonrisa se había colocado en sus labios, ya no se sentía mal por no extrañar su vida pasada, eso no quitaba que no recordara a sus padres, de hecho podía decirse que literalmente los llevaba en el corazón, nunca dejaba el relicario que había pertenecido a su madre, ambos estaban ahí y la cuidaban, ese era el lado cursi que Damaris nunca dejaba que nadie conociera, ese era su lado “secreto” u “oscuro”. Su mano se dirigió a su pecho tomando entre sus dedos aquella herencia que había llegado a ella, era su único recuerdo bueno, después de aquella noche todo se había hecho nada, su vida se acababa de derrumbar de a poco.
Nunca había entendido de donde sacaba las fuerzas para continuar día con día con aquél pasado a cuestas, de verdad que aquello le hacía pensar que no era cobarde, por el contrario, era demasiado valiente, pero eso nadie lo tomaba en cuenta, su silencio o soledad lo tomaban como un signo de locura y ¿Cómo no estar loco después de ver como asesinan a tus padres delante tuyo cuando apenas tienes la edad de una niña de doce años? Guardó aquella joya de nuevo entre sus ropas.
Las calles eran frías, no solas, pero no había calidez humana, todos corrían de un lado a otro sin sentido alguno, simplemente se dedicaban a dar zancadas, a gritar, a vociferar en contra de los otros, no había comunicación, no había apoyo, pero eso daba igual, ni en su casa lo encontraba ¿Qué podía esperar de extraños? Damaris se había planteado muchas veces que tenía que tener al menos un amigo, pero no había quien, mucho menos un prometido, simplemente la situación no parecía la adecuada, no existía un hombre que no mirara sólo los negocios que manejaba la joven y no estaba dispuesta a pagar por un poco de aprecio.
No estaba bien que ella estuviera pensando tantas cosas, de hecho no estaba bien que pensara, estaba simplemente enturbiando su presente con cosas del pasado que le imposibilitaban ver un futuro, ya sea próximo o lejano. Un suspiro salió de sus labios mientras detenía su andar al lado de una farola, su mano se detuvo de esta, parecía que pensar le había agotado demasiado.
Una sonrisa se había colocado en sus labios, ya no se sentía mal por no extrañar su vida pasada, eso no quitaba que no recordara a sus padres, de hecho podía decirse que literalmente los llevaba en el corazón, nunca dejaba el relicario que había pertenecido a su madre, ambos estaban ahí y la cuidaban, ese era el lado cursi que Damaris nunca dejaba que nadie conociera, ese era su lado “secreto” u “oscuro”. Su mano se dirigió a su pecho tomando entre sus dedos aquella herencia que había llegado a ella, era su único recuerdo bueno, después de aquella noche todo se había hecho nada, su vida se acababa de derrumbar de a poco.
Nunca había entendido de donde sacaba las fuerzas para continuar día con día con aquél pasado a cuestas, de verdad que aquello le hacía pensar que no era cobarde, por el contrario, era demasiado valiente, pero eso nadie lo tomaba en cuenta, su silencio o soledad lo tomaban como un signo de locura y ¿Cómo no estar loco después de ver como asesinan a tus padres delante tuyo cuando apenas tienes la edad de una niña de doce años? Guardó aquella joya de nuevo entre sus ropas.
Las calles eran frías, no solas, pero no había calidez humana, todos corrían de un lado a otro sin sentido alguno, simplemente se dedicaban a dar zancadas, a gritar, a vociferar en contra de los otros, no había comunicación, no había apoyo, pero eso daba igual, ni en su casa lo encontraba ¿Qué podía esperar de extraños? Damaris se había planteado muchas veces que tenía que tener al menos un amigo, pero no había quien, mucho menos un prometido, simplemente la situación no parecía la adecuada, no existía un hombre que no mirara sólo los negocios que manejaba la joven y no estaba dispuesta a pagar por un poco de aprecio.
No estaba bien que ella estuviera pensando tantas cosas, de hecho no estaba bien que pensara, estaba simplemente enturbiando su presente con cosas del pasado que le imposibilitaban ver un futuro, ya sea próximo o lejano. Un suspiro salió de sus labios mientras detenía su andar al lado de una farola, su mano se detuvo de esta, parecía que pensar le había agotado demasiado.
Damaris Bremont- Humano Clase Alta
- Mensajes : 30
Fecha de inscripción : 05/01/2013
Re: Encuentros casuales
9:00 Am.
El maldito sol segador va entrando por la ventana, la zorra esta no había cerrado la cortina como le dije lo que me enfureció mucho, me pongo de pie de aquella sucia cama buscando desesperadamente mis calzoncillos y mi pantalón poniéndomelos rápidamente, lo que más odiaba era demorarme en mi “trabajo” miró a la que me acompañó aquella noche en el burdel que se levanta envuelta en sabanas y me trae la camisa y un ¿café?... ¡hija de…!, aquella sabía mis gustos y como fascinaba despertar con un buen café cargado y nada más, a este paso estaría no solo follandola sino hasta pidiéndole matrimonio.
La mujer comienza a cercarse a mi ¡nena, solo fue sexo nada más! Me rodea con sus brazos por la espalda en una abrazo ¡joder debo salir de aquí ya! Y entonces el temor de todo hombre…comenzó a hablar y hacer planes a futuro… ¡venga que solo han sido…unas cinco noches! –Sabes, tengo una casita entre los callejones, es pequeña pero cómoda quizás podamos ir ahí algún día- joder joder, me termino de cerrar el pantalón cuando me safo de su agarre de pulpo tomando la camisa –Nena eres sexy no lo niego pero no confundas sexo con sentimientos si, pague por ti y nada más- la mirada de la chica cambia…al parecer no le gusto mi opinión y creo que eso indicaba mi hora de salida pues sus pasos se acercaron a su peinadora para cepillar sus cabellos –MALDITO te dije que te amaba y me dices eso eres un bastardo Alek- sus gritos se oirían por todo el burdel –Venga ya, déjate de hacer payasadas, yo no he dicho te amo, solo te dese follar y por eso voy a pagar nada más- ok ahí es cuando debí haber hecho uso de mi “caballerosidad” pero si era una puta más que podía hacer, y ella lo hizo, lanzó su cepillo, sus perfumes, sus cosas contra de mí y me sacó de su cuarto a patadas casi, pero bueno cualquier noche se podría buscar a cualquier otra compañía.
Trato de salir lo más rápido del lugar aun con la camisa sin abrochar con chaqueta en mano pero con una sonrisa de oreja a oreja por el buen polvo que se montó anoche en el burdel
10:00 Am.
Ya arreglado por las calles parisinas con la ropa lisa y el cabello peinado, paso mi mano entre mis cabellos mientras voy dando pasos vagos entre las calles meditando que hacer o mejor dicho pensando en las cartas que me llegaron de trabajo, pidiendo ayuda con algunos “deshechos” a los que había que liquidar y que mejor que un cazador para dar fin a esos seres de mierda.
Oh si ahí estaba recordando mi maldito pasado, aquella maldita bruja que me llevo a mi mente a la locura más sádica y terrorífica, ni una mujer había despertado en mi un deseo de respeto o tolerancia, todas eran basura y unas viles víboras que si uno les da abrigo no tardan en clavar su veneno en tu corazón y así morirás agonizante.
-No son más que zorras a las que hay que tratar como vileza humana solo eso- murmuró mientras saco un cigarro y lo dejo entre mis dientes buscando entre mis ropas algún cerillo para dar un olvido de mi mal trago.
No sentía amistad por nadie, pues todos a su alrededor siempre le mostraban la “Traición”.
El maldito sol segador va entrando por la ventana, la zorra esta no había cerrado la cortina como le dije lo que me enfureció mucho, me pongo de pie de aquella sucia cama buscando desesperadamente mis calzoncillos y mi pantalón poniéndomelos rápidamente, lo que más odiaba era demorarme en mi “trabajo” miró a la que me acompañó aquella noche en el burdel que se levanta envuelta en sabanas y me trae la camisa y un ¿café?... ¡hija de…!, aquella sabía mis gustos y como fascinaba despertar con un buen café cargado y nada más, a este paso estaría no solo follandola sino hasta pidiéndole matrimonio.
La mujer comienza a cercarse a mi ¡nena, solo fue sexo nada más! Me rodea con sus brazos por la espalda en una abrazo ¡joder debo salir de aquí ya! Y entonces el temor de todo hombre…comenzó a hablar y hacer planes a futuro… ¡venga que solo han sido…unas cinco noches! –Sabes, tengo una casita entre los callejones, es pequeña pero cómoda quizás podamos ir ahí algún día- joder joder, me termino de cerrar el pantalón cuando me safo de su agarre de pulpo tomando la camisa –Nena eres sexy no lo niego pero no confundas sexo con sentimientos si, pague por ti y nada más- la mirada de la chica cambia…al parecer no le gusto mi opinión y creo que eso indicaba mi hora de salida pues sus pasos se acercaron a su peinadora para cepillar sus cabellos –MALDITO te dije que te amaba y me dices eso eres un bastardo Alek- sus gritos se oirían por todo el burdel –Venga ya, déjate de hacer payasadas, yo no he dicho te amo, solo te dese follar y por eso voy a pagar nada más- ok ahí es cuando debí haber hecho uso de mi “caballerosidad” pero si era una puta más que podía hacer, y ella lo hizo, lanzó su cepillo, sus perfumes, sus cosas contra de mí y me sacó de su cuarto a patadas casi, pero bueno cualquier noche se podría buscar a cualquier otra compañía.
Trato de salir lo más rápido del lugar aun con la camisa sin abrochar con chaqueta en mano pero con una sonrisa de oreja a oreja por el buen polvo que se montó anoche en el burdel
10:00 Am.
Ya arreglado por las calles parisinas con la ropa lisa y el cabello peinado, paso mi mano entre mis cabellos mientras voy dando pasos vagos entre las calles meditando que hacer o mejor dicho pensando en las cartas que me llegaron de trabajo, pidiendo ayuda con algunos “deshechos” a los que había que liquidar y que mejor que un cazador para dar fin a esos seres de mierda.
Oh si ahí estaba recordando mi maldito pasado, aquella maldita bruja que me llevo a mi mente a la locura más sádica y terrorífica, ni una mujer había despertado en mi un deseo de respeto o tolerancia, todas eran basura y unas viles víboras que si uno les da abrigo no tardan en clavar su veneno en tu corazón y así morirás agonizante.
-No son más que zorras a las que hay que tratar como vileza humana solo eso- murmuró mientras saco un cigarro y lo dejo entre mis dientes buscando entre mis ropas algún cerillo para dar un olvido de mi mal trago.
No sentía amistad por nadie, pues todos a su alrededor siempre le mostraban la “Traición”.
Alekshandro Del Piero- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/11/2012
Localización : Bajo las faldas de alguna mujer haciendola gritar de placer
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Re: Encuentros casuales
Suspira largamente, no hay motivo para estar cansada, tampoco aburrida, se supone que ha salido de aquél mundo, pero bien lo ha dicho y pensado: "Se supone", nada es verdad, el mundo está lleno de apariencias, por más que ella trate de huir, siempre las va a encontrar, volverá al mismo punto de partida y será como si hubiera estado dando vueltas en círculos, era simplemente desesperante.
El faro del cual se había detenido era como su soporte, sin embargo no se sentía fuerte como para poder levantarse de nuevo, no podía y al parecer tampoco quería, simplemente se iría al piso y no de forma literal, por dentro sentía que caía de nueva cuenta en ese mundo donde no había nada para ella. Respiró profundo demasiadas veces, tantas que no sabía si lo que quería era tener aire o sentirse viva.
Escuchó una voz y levantó la mirada volteando a todos lados, era como si en unos segundos hubiera perdido el conocimiento, no, eso no había ocurrido, pero estaba tan ensimismada en sus recuerdos, había sentido tan vivo aquél fatídico día que los ojos se le habían comenzado a llenar de lágrimas sin motivo aparente. Carraspeó y se giró, soltó uno a uno sus dedos del poste que la sostenía, no quería que el vértigo le tomara con fuerza, era verdad que la mayoría de los malestares eran mentales.
-Perdón caballero, no pude evitar escuchar las palabras que ha mencionado y aunque no sé el contexto de las mismas han logrado atrapar mi atención...- se le quedó viendo unos segundos al hombre que tenía delante, no, no le conocía en absoluto, tampoco antes se lo había topado o incluso de vista en algún sitio así que las cosas se complicaban un poco más.
Nunca había recibido un buen comentario por sus acciones y siempre terminaban por juzgarla así que de todas maneras se atrevió, ella hace dos minutos estaba muriendo por dentro y nadie había sido capaz de acercarse para ver que le ocurría. El hombre que se presentaba en frente de ella parecía enojado, pero no sabía con quien -¿Le puedo ayudar en algo?- preguntó de forma cortés aunque su cerebro decía que había hecho mal, tal vez aquél se dedicaría a ofenderla o simplemente ignorarla, sin embargo ya no había quedado por ella.
El faro del cual se había detenido era como su soporte, sin embargo no se sentía fuerte como para poder levantarse de nuevo, no podía y al parecer tampoco quería, simplemente se iría al piso y no de forma literal, por dentro sentía que caía de nueva cuenta en ese mundo donde no había nada para ella. Respiró profundo demasiadas veces, tantas que no sabía si lo que quería era tener aire o sentirse viva.
Escuchó una voz y levantó la mirada volteando a todos lados, era como si en unos segundos hubiera perdido el conocimiento, no, eso no había ocurrido, pero estaba tan ensimismada en sus recuerdos, había sentido tan vivo aquél fatídico día que los ojos se le habían comenzado a llenar de lágrimas sin motivo aparente. Carraspeó y se giró, soltó uno a uno sus dedos del poste que la sostenía, no quería que el vértigo le tomara con fuerza, era verdad que la mayoría de los malestares eran mentales.
-Perdón caballero, no pude evitar escuchar las palabras que ha mencionado y aunque no sé el contexto de las mismas han logrado atrapar mi atención...- se le quedó viendo unos segundos al hombre que tenía delante, no, no le conocía en absoluto, tampoco antes se lo había topado o incluso de vista en algún sitio así que las cosas se complicaban un poco más.
Nunca había recibido un buen comentario por sus acciones y siempre terminaban por juzgarla así que de todas maneras se atrevió, ella hace dos minutos estaba muriendo por dentro y nadie había sido capaz de acercarse para ver que le ocurría. El hombre que se presentaba en frente de ella parecía enojado, pero no sabía con quien -¿Le puedo ayudar en algo?- preguntó de forma cortés aunque su cerebro decía que había hecho mal, tal vez aquél se dedicaría a ofenderla o simplemente ignorarla, sin embargo ya no había quedado por ella.
Damaris Bremont- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/01/2013
Re: Encuentros casuales
Cuando Del Piero tiene encuentra su encendedor de plata para encender su cigarro una suave y melódica voz se escuchó entre las sombras haciéndole girar sobre sus talones buscando a aquella voz que debía de ser de una mujer, pues un hombre no tendría tan fina sus cuerdas vocales a menos que sea un niño, cosa que no lo era.
Al girar y ver a la mujer sonrió, su ropa y su presentación era de una mujer de la alta sociedad, se le notaba por el vestido, como tenía cuidad sus manos y sobre todo por aquel matiz de su piel tan delicado como una flor ¡una muñeca más de la sociedad! Pensó mientras encendía su cigarro dejando el silencio colarse entre aquellos dos extraños, para del Piero no era más que una niña aburrida de lo habitual y que buscaba algo de pimienta en su vida rutinaria, bueno si eso quería pues eso tendría y más con aquel cazador ¡Que máscara será buena para esta ocasión, oh si bebe justo esa! Otra sonrisa en su pensamiento descarado.
-Good night my Lady, que es lo que ha atrapado su atención, si puedo saber, acaso el hecho de que haya dicho, que las mujeres son zorras a las que hay que trata como la vileza humana, de eso que atrapó su atención lo de zorras o mujeres o lo de vileza humana, puedo saber- pregunto dando una larga calada a su cigarro y dejando escapar lentamente el humo de sus fauces.
-Quizás my lady pueda pero también existe la idea que no pueda, debido a que quizás esta fuera de su alcance el saber lo que usted mismo desea, quizás eso le hizo tomar atención a mis palabras, ver que más podría haber por este mundo de niños donde puede ser o jugadora o espectadora, y al parecer usted ha sido mucho tiempo su espectadora- sonrió con una amplia sonrisa de aquellas que demuestran lo mucho que disfrutaba aquellos –Oh bien My Lady pueda darme mejor su entendimiento en las mujeres, verdad- le pregunta mientras camina –Venga demos un paseo quizás así podamos ambos ver que es lo que realmente necesita- sonríe extendiendo su mano a la dama –No tenga miedo no voy a morderla- sonríe ¡oh no bebe no te mordería pero si sería capaz de acabar contigo como no tienes idea!...
Los pensamientos de él iban y venían, en recuerdos de su pasado cuando lo conocían como Mefistoles y lo que eso producía al pronunciarse en Londres.
Al girar y ver a la mujer sonrió, su ropa y su presentación era de una mujer de la alta sociedad, se le notaba por el vestido, como tenía cuidad sus manos y sobre todo por aquel matiz de su piel tan delicado como una flor ¡una muñeca más de la sociedad! Pensó mientras encendía su cigarro dejando el silencio colarse entre aquellos dos extraños, para del Piero no era más que una niña aburrida de lo habitual y que buscaba algo de pimienta en su vida rutinaria, bueno si eso quería pues eso tendría y más con aquel cazador ¡Que máscara será buena para esta ocasión, oh si bebe justo esa! Otra sonrisa en su pensamiento descarado.
-Good night my Lady, que es lo que ha atrapado su atención, si puedo saber, acaso el hecho de que haya dicho, que las mujeres son zorras a las que hay que trata como la vileza humana, de eso que atrapó su atención lo de zorras o mujeres o lo de vileza humana, puedo saber- pregunto dando una larga calada a su cigarro y dejando escapar lentamente el humo de sus fauces.
-Quizás my lady pueda pero también existe la idea que no pueda, debido a que quizás esta fuera de su alcance el saber lo que usted mismo desea, quizás eso le hizo tomar atención a mis palabras, ver que más podría haber por este mundo de niños donde puede ser o jugadora o espectadora, y al parecer usted ha sido mucho tiempo su espectadora- sonrió con una amplia sonrisa de aquellas que demuestran lo mucho que disfrutaba aquellos –Oh bien My Lady pueda darme mejor su entendimiento en las mujeres, verdad- le pregunta mientras camina –Venga demos un paseo quizás así podamos ambos ver que es lo que realmente necesita- sonríe extendiendo su mano a la dama –No tenga miedo no voy a morderla- sonríe ¡oh no bebe no te mordería pero si sería capaz de acabar contigo como no tienes idea!...
Los pensamientos de él iban y venían, en recuerdos de su pasado cuando lo conocían como Mefistoles y lo que eso producía al pronunciarse en Londres.
Alekshandro Del Piero- Cazador Clase Alta
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Re: Encuentros casuales
Respiró profundo, aquél hombre parecía seguro de sí mismo, bastante atractivo cabe mencionar, pero eso no quitaba que el hombre tuviera una sonrisa cínica, a Damaris le había tocado lidiar con bastantes mientras intentaba que la respetaran en los negocios, le había costado demasiado, todavía seguía batallando porque existía gente como él que pensaban que las mujeres sólo querían encamarse con cualquiera que les pasara por delante.
-Todo el contexto que formaron sus palabras, parece que no le ha ido bien con las mujeres o que usted no pretende conocerlas, pero creo que generalizar no le daría la respuesta correcta, debería simplemente intentar de conocer a la indicada para usted, en vez de ofendernos a todas- Damaris no sabía si realmente se sentía ofendida, ella creía que no, pero ya había ido a abrir la boca, de un modo u otro había caído en la provocaciones de aquél extraño ¿Por qué que otra cosa podrían ser si no eso?
Se le quedó viendo y simplemente dio un paso para que él entendiera que caminaría con él pero no tomaría su mano, desgraciadamente Damaris ya no creía en la buena voluntad de las personas -¿Necesitar? Yo no necesito nada, sólo preguntaba si usted tenía algún problema y bueno ya he notado que sí lo tiene...- murmuró haciendo una mueca ligera con los labios, a veces podía llegar a explotar realmente rápido, pero es que no le gustaba que hablaran así de las mujeres, nunca había tolerado que pensaran que sólo servían para estar en una casa, quizá las ideas de ella eran raras puesto que todas simplemente obedecían, pero ella había tenido que salir sola por mucho tiempo y tampoco se había dedicado a buscar marido para dejarle los negocios de su padre y que el los manejara, se sentía lo suficientemente capaz como para valerse por sí misma.
-No sé si tenga un entendimiento acerca de las mujeres pero sé bien que generalizar no está bien, ni siquiera para hacerlo con la basura así que usted debería analizar mejor lo que dice...- murmuró mientras daba un par de pasos sin dirección alguna, suponía ella que él quería caminar y bueno ella no tenía destino, estaba enojada pero al menos sus ideas de derrota y soledad se habían esfumado.
-Todo el contexto que formaron sus palabras, parece que no le ha ido bien con las mujeres o que usted no pretende conocerlas, pero creo que generalizar no le daría la respuesta correcta, debería simplemente intentar de conocer a la indicada para usted, en vez de ofendernos a todas- Damaris no sabía si realmente se sentía ofendida, ella creía que no, pero ya había ido a abrir la boca, de un modo u otro había caído en la provocaciones de aquél extraño ¿Por qué que otra cosa podrían ser si no eso?
Se le quedó viendo y simplemente dio un paso para que él entendiera que caminaría con él pero no tomaría su mano, desgraciadamente Damaris ya no creía en la buena voluntad de las personas -¿Necesitar? Yo no necesito nada, sólo preguntaba si usted tenía algún problema y bueno ya he notado que sí lo tiene...- murmuró haciendo una mueca ligera con los labios, a veces podía llegar a explotar realmente rápido, pero es que no le gustaba que hablaran así de las mujeres, nunca había tolerado que pensaran que sólo servían para estar en una casa, quizá las ideas de ella eran raras puesto que todas simplemente obedecían, pero ella había tenido que salir sola por mucho tiempo y tampoco se había dedicado a buscar marido para dejarle los negocios de su padre y que el los manejara, se sentía lo suficientemente capaz como para valerse por sí misma.
-No sé si tenga un entendimiento acerca de las mujeres pero sé bien que generalizar no está bien, ni siquiera para hacerlo con la basura así que usted debería analizar mejor lo que dice...- murmuró mientras daba un par de pasos sin dirección alguna, suponía ella que él quería caminar y bueno ella no tenía destino, estaba enojada pero al menos sus ideas de derrota y soledad se habían esfumado.
Damaris Bremont- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/01/2013
Re: Encuentros casuales
El cazador miró a la mujer y dio otra calada a su cigarro mientras ella parlaba y caminaba frente a él dejándole con la mano para luego el ponerla en el bolsillo derecho de su pantalón mientras que con su zurda arrojaba la colilla de cigarro y dejaba escapar el humo lentamente junto a su sonrisa algo sarcástica pero divertida ante las palabras de la joven dama. Sus pasos comenzaron a sonar tras la dama mirando hacia la gente que pasaba y los miraba, el morbo y los cuchicheos de las viejas chismosas de las calles no se hicieron esperar, algo que solo en Del Piero creó una risa de sarcasmo acercándose a la dama tomando su diestra y dando un beso, para luego dejarle a suelto y reírse.
-Primero es bueno dar de que hablar de vez en cuando a las viejas metidas- su cinismo no tenía límites y menos con la sociedad –Segundo, ¿problema? Sí, quizás si lo tenga todavía, verá, no me puedo olvidar que gracias a una puta estuve encerrado y torturado por la iglesia por algunos años, hasta que me escape, si eso no crea un problema contra ustedes no se que podría hacerlo, además eso me mostro que ustedes cuando quieren ser perras malditas usan sus artimañas hasta las más bajas para conseguirlo así tengan que abrirse se piernas lo hacen, no les importa mucho, y sí, quizás usted me diga ahora “solo las burdas zorras de burdeles” pero se equivocaría no fue una burdelera la que me vendió sino una de su clase, la clase alta y burguesita a la que usted pertenece- se queda atrás y recuerda a aquella mujer que le fastidio negando rápidamente con la cabeza –De ahí aprendí que a ustedes si se las trata con amor, pueden ser traicioneras, así que para que verlas como algo dulce cuando no lo son, son más putas que las del burdel, solo que están tapiñadas- miró con seriedad a la mujer a los ojos meintras mantenía esa postura de ¿arrogante?, no, no era arrogante, pero si era la de un hombre muy seguro de lo que dice, piensa y siente –quizás ahora usted tenga muchas preguntas, como ¿Cómo se que es clase alta?¿porque digo lo que digo?¿que hice para ser entregado a la iglesia?¿por qué demonios se cruzó conmig?, pero todo eso tiene una sola respuesta, el puto juego de la vida la trajo aquí, conmigo, solo eso y just that.-
Camino hacia el parque, era mejor llevar la caminata hacia allá, a lo mejor el aroma de los árboles y la gente caminando por ahí podría hacer algo más que solo divagar –No es una generalización My Lady es solo una cuestión predominante, como una regla general entre las mujeres, y no debería reclamarme a mí, sino reclámense entre ustedes, son ustedes las que crean esos definiciones de mujeres en la mente de los hombres, o me dirá que usted ha ido a un burdel y ha visto y palpado lo que ahí se vive-
Quizás a la mujer no le gustaría aquellas palabras pero a Del Piero no le importaba si a ella no le gustaba, incluso si le abofeteaban él sabía cómo responder a esos caprichos femeninos, ya estaba más que acostumbrado y algunas marcas de su cuerpo podrían contar las mil y unas veces que ha sido golpeado.
Off: Disculpa la tardanza, no tengo excusa
-Primero es bueno dar de que hablar de vez en cuando a las viejas metidas- su cinismo no tenía límites y menos con la sociedad –Segundo, ¿problema? Sí, quizás si lo tenga todavía, verá, no me puedo olvidar que gracias a una puta estuve encerrado y torturado por la iglesia por algunos años, hasta que me escape, si eso no crea un problema contra ustedes no se que podría hacerlo, además eso me mostro que ustedes cuando quieren ser perras malditas usan sus artimañas hasta las más bajas para conseguirlo así tengan que abrirse se piernas lo hacen, no les importa mucho, y sí, quizás usted me diga ahora “solo las burdas zorras de burdeles” pero se equivocaría no fue una burdelera la que me vendió sino una de su clase, la clase alta y burguesita a la que usted pertenece- se queda atrás y recuerda a aquella mujer que le fastidio negando rápidamente con la cabeza –De ahí aprendí que a ustedes si se las trata con amor, pueden ser traicioneras, así que para que verlas como algo dulce cuando no lo son, son más putas que las del burdel, solo que están tapiñadas- miró con seriedad a la mujer a los ojos meintras mantenía esa postura de ¿arrogante?, no, no era arrogante, pero si era la de un hombre muy seguro de lo que dice, piensa y siente –quizás ahora usted tenga muchas preguntas, como ¿Cómo se que es clase alta?¿porque digo lo que digo?¿que hice para ser entregado a la iglesia?¿por qué demonios se cruzó conmig?, pero todo eso tiene una sola respuesta, el puto juego de la vida la trajo aquí, conmigo, solo eso y just that.-
Camino hacia el parque, era mejor llevar la caminata hacia allá, a lo mejor el aroma de los árboles y la gente caminando por ahí podría hacer algo más que solo divagar –No es una generalización My Lady es solo una cuestión predominante, como una regla general entre las mujeres, y no debería reclamarme a mí, sino reclámense entre ustedes, son ustedes las que crean esos definiciones de mujeres en la mente de los hombres, o me dirá que usted ha ido a un burdel y ha visto y palpado lo que ahí se vive-
Quizás a la mujer no le gustaría aquellas palabras pero a Del Piero no le importaba si a ella no le gustaba, incluso si le abofeteaban él sabía cómo responder a esos caprichos femeninos, ya estaba más que acostumbrado y algunas marcas de su cuerpo podrían contar las mil y unas veces que ha sido golpeado.
Off: Disculpa la tardanza, no tengo excusa
Alekshandro Del Piero- Cazador Clase Alta
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