Una noche en el teatro [Terminado]

por **Melanya Boyarskaya** Vie Ene 25, 2013 5:25 pm

Una obra de teatro. Había visto realmente pocas, pero las que había visto me encantaron absolutamente todas. Fue una gran sorpresa para mi cuando mi señor esposo me cogió como acompañante a una acta tan oficial donde los inquilinos de las más altas cunas se reunían tanto para ver el espectáculo como para charlar con sus conocidos o, por ende, para criticar las pintas que llevaban algunos.
La obra que estaban dando hoy era Hamlet. La actuación era inmejorable, visto desde mis incompetentes ojos, la música acorde con la situación, los versos pronunciados con total pasión y los personajes plasmados tal y como Shakespeare lo haría.
Cuando la obra terminó me quedé maravillada a la par que muchas dudas abarcaron mi cabeza. ¿Estaba Hamlet realmente loco o solo lo simulaba? ¿Se suicidó realmente Ofelia o simplemente pereció por un accidente? Y un largo etcétera se extendía en mi mente. Lo cierto es que el relato de Hamlet me había gustado mucho desde la primera vez que lo leí y siempre que lo releía más misterios encontraba y más preguntas mi mente me formaba. Acababa francamente maravillada por ello.
Miré a mi alrededor cuando el telón bajo y las luces inundaron el teatro. Mi intuición me decía que no todas las personas aquí presentes habían admirado la obra como yo había hecho. Muchos habían venido simplemente a hablar con sus conocidos, como era costumbre, y subirse los méritos por las nubes.
A mi marido también le tocó entablar conversación con unos señores que desconocía. Para no molestar me alejé de ellos, de ellos y de la gran mayoría para no chocarme con nadie y no caer en una situación embarazosa.
Caminba por los pasillos, esquivando a las personas que se habían amontonado allí. Por más agilidad vampirica que tuviera, intentaba no mostrarla para no delatar mi naturaleza entre tanta gente y eso me hacia prospera a chocarme con los demás, como acababa de pasar.

-Lo lamento – Dije nada más rozar el brazo de una de las tantas personas que estaba en los pasillos con mi brazo. No estaba segura si dominaba del todo mi fuerza como vampiro por lo que no sabía muy bien si realmente le había rozado o le había profesado un fuerte golpe en el brazo – No era mi intención.

Me reconfortaba al menos que la persona en cuestión se mantuviera de pie, eso significaba que el golpe había sido relativamente débil, o eso quería creer.

-Está bien, ¿verdad? - Pregunté algo preocupada de todos modos.

por **August Black-Cross** Vie Feb 15, 2013 9:31 pm

Fue entonces cuando recibió el roce delicado de una dama, o eso parecía, en realidad, debido al poco control que ella parecía tener sobre su propia fuerza, era un golpe que pudo haber fácilmente quebrado el brazo de alguna persona común, mas él, no era tan común.

-No os preocupéis.- Dijo solemnemente. -No he sido lastimado por vuestro toque, no obstante, debieseis tener mayor cuidado.- Le mencionó con completa calma, como si supiese lo que ella estaba pasando, de hecho, alguna idea tenía.

Pensaba entonces, en la obra en sí. No hacía justicia, dicha representación, a W. Shakespeare, había sido mediocre, al menos para él. -Qué burda interpretación, Shakespeare ha de revolcarse en la tumba si acaso tiene noticia de dicha bazofia.- Expresó algo molesto, como si algo hubiese faltado. En efecto, Hamlet era una de las obras más oscuras jamás escritas, la demencia que se intentaba retratar, la desesperación y el vacío que debiesen nacer de los actores, no había sido logrado, no ésta vez.

-Debieseis intentar tener mayor cuidado, Madmoizelle.- Le comentó a la muchacha, mientras pensaba en las cosas que habían pasado durante los últimos cien o doscientos años, sin mayor interés en la chica, sin mayor interés en la obra, ni en lo que sucedía, seguramente, simplemente quería llegar pronto a sus aposentos, tocar algo de piano, y seguramente, beber algo de brandi o vino, mientras se relajaba al calor de las brazas, esperando a que le fuese necesario el cazar.

por **Melanya Boyarskaya** Sáb Feb 16, 2013 10:18 am

Por suerte no le cree demasiados agravios a la persona afectada pues el joven con el que me choqué respondió a mis disculpas que no me preocupara y teniendo en cuenta su tono de voz tranquilo comprendí que realmente no había sido tan bruta como pensaba. Sin embargo, me aconsejó se más cuidadosa la próxima vez lo que me hizo pensar que dijo aquello realmente para ser cortés y que le había otorgado un golpe de fuerza considerada.

-Lo tendré en cuenta, Monsieur – Dije haciendo una reverencia.

Estaba por partir del lugar como de pronto el joven no pudo aguantar su disgusto y comentó en alto que la interpretación que habíamos tenido hace un momento era tan nefasta que probablemente Shakespeare estaría revolcándose en su tumba del dolor. Lo cierto es que la expresión me resulto graciosa, pero opté por no mostrarlo pues el contrario podría interpretar aquello como burla a su persona.
Por otra parte, ese comentario me había demostrado que era una completa novata con respecto al teatro, y no era de extrañar pues en mi escasa vida solo había tenido la posibilidad de ver unas tres obras de teatro.
El joven volvió a comentar que tuviera más cuidado la próxima vez y dejo el tema por zanjado. Sin embargo, yo seguía sintiendo curiosidad de por qué el joven que tenía delante había mostrado tal disgusto ante la obra.

-¿Cuales fueron las facetas que tanto le han desagradado de la obra, Monsieur? - Pregunté de forma algo espontánea.

Me arrepentí casi al instante pues era extraño que una mujer entablara una conversación con un completo desconocido y además le pregunté por qué no le había gustado una obra de teatro. Mi padre siempre me había enseñado que hacer aquello era una osadía apenas que fuera un conocido y me viera obligada a mantener una conversación con él.

por **August Black-Cross** Sáb Feb 16, 2013 11:09 am

Entonces notó la voz de a joven mozuela, mientras ella consultaba por su opinión respecto a la ponencia teatral que cuya espectancia había finalizado hacía apenas unos minutos, más que nada, ella tenía curiosidad respecto del ¿Por qué era una expresión burda y ofensiva?, o eso daba a entender. Dentro de todo el alboroto de los neófitos y similares, el aparente joven respondió a la inquisitiva consulta de la mozuela -Shakespeare desarrolló oscuridad sin resplandores, Hamlet se supone sea una obra en que el odio culmina por consumir al espectador, en que realmente la vida de los personajes pudre por dentro el alma y genera disgusto...No un festival de aplausos encarnados en un extraño amor, cuasi incestuoso, entre Hamlet y su padre...Solamente queda esperar, que no denigren de la misma forma a Otelo, o de lo contrario, el putrefacto cadáver de Sir William Shakespeare, no tendrá otra que sufrir en el infierno por la osadía de quienes han hecho de él, un putrefacto escritorcillo de amor, y no el reflejo de la tragedia greco-romana en el mundo actual.- Explicó a aquella dama que se erguía frente a sí.

El tiempo pasaba y el aparente joven parecía estar algo aburrido, no era algo que le fascinase el teatro mortal, en efecto, era algo que estaba empezando a pudrirse, gracias a interpretaciones que solo buscaban dinero y no el arte...¡Oh, cruel designio! El arte estaba muriendo, gracias al nefasto dinero.

A fin de continuar la conversación, decidió indagar en las opiniones de aquella mozuela al preguntar -Disculpe, Madmoizelle, ¿Es usted neófita en las artes teatrales?- Teniendo algo clara la respuesta, sin necesidad de usar sus habilidades.

En ese minuto, el tiempo soplaba grácil, las hojas de los árboles se mecían con el paso de las ninfas de Eolo y el eco, resonante de placer, emitía su dulce silbido; en efecto, la noche era hermosa, con la dulce Selene peinando sus cabellos de plata y los guardianes de la nube difuminando la luz. Pero qué ofensiva hacia tal escenario era la martirización de las obras de Shakespeare, en virtud de unos pocos francos.

por **Melanya Boyarskaya** Sáb Feb 16, 2013 7:08 pm

Al parecer la pregunta no molestó al joven, es más, me contesto largo y tendido. Al parecer le molestaba mucho la mala interpretación de la obra lo que me hizo pensar que era un gran seguidor de las obras de Shakespeare.
El joven me explicó que Shakespeare había escrito una obra realmente oscura con la finalidad de sembrar la semilla del disgusto para que esta nos consumiera el alma. Lo cierto es que analizando la obra que acababa de ver me daba cuenta de que realmente faltaba la parte oscura que te persigue en toda la lectura. Llegué a la conclusión de que me había encantado la obra por el simple hecho de no haber visto las suficientes y el simple hecho de ver una me sometía en gran euforia.
El joven también comentó que al menos esperaba que no hicieran la misma fechoría con la obra de Otelo. Sentí cierta vergüenza por no conocer la obra, pero por mi suma desgracia no había tenido la suerte de poder leer. Mi padre me había permitido leer. Sin embargo, seguía estando limitada con respecto a mis lecturas pues mi progenitor se preocupaba que no perdiera la vista pues, según él, nadie querría casarse con una mujer que padecía algún mal ya que eso le otorgaría males de cabeza a mi señor esposo.
El joven optó por preguntarme si era una principiante lo que respecta las obras teatrales haciendo que volviera a la realidad de mis pensamientos del pasado.

-Así es, Monsieur – Dije algo avergonzada – Por mi desgracia lo soy. Lo cierto es que tengo pocos conocimientos de las cosas, menos probablemente del piano. No soy una gran pianista, pero encuentro que es lo único que se me da realmente bien.

No entendía bien por qué le había especificado mis cualidades al joven desconocido, pero sentía la necesidad de hacerlo. Quizás porque me sentía altamente inculta al lado de una persona con tales conocimientos y quería mostrar que no era tan tonta o desinteresada como aparentaba a primera vista. Sin embargo seguía sin entender por qué me justificaba si probablemente no me volvería a ver con el joven nunca más.

por **August Black-Cross** Sáb Feb 16, 2013 8:04 pm

La niebla había comenzado a esparcirse delicadamente por todo el lugar, el dulce resonar del viento en los árboles amenizaban la fría noche, era fantástica, solo arruinada, como ya se sabe, por aquella triste y bastarda mala interpretación de la obra de Shakespeare, la cual, le había provocado arcadas, náuseas e incluso, dolor de cabeza. El aparente mozo, consumido por la repugnancia, no apreciaba dichos placeres, si bien, todo era perfecto, su disconformidad comenzaba a ser una verdadera daga clavada a la altura de sus pulmones.

-En efecto, es interesante, Madmoizelle.- Le mencionó serenamente, haciéndole ver que tenía su atención. La calma en la fría mirada del eterno mozo, sus azules ojos de tinieblas, su pálida piel, la limpieza de su cuerpo, todo apuntaba a la mujer que aparecía frente a sus ojos. Tras unos segundos, notó en la fragilidad de la voz de aquella chica, el dulce nombre del piano, cuando ésta terminó, con algo de regocijo respondió -Piano...Qué magnífica belleza, qué poderoso sonido...¿Piano de cola u órgano?, Madmoizelle- Respondió, al parecer, algo curioso.

El eterno mozo comenzaba a disfrutar algo más de la velada, el sonido de la palabra "piano", le había calmado las pasiones, al haber visto mancillada la obra de Shakespeare, simplemente, deseaba el sonido de dicho instrumento. La calma de aquél eterno mozo dependía en gran parte de la música, no toleraba las interpretaciones carentes de alma, y la chica parecía poseer mucha.

Esperando a la respuesta de la aparente mozuela, aparente digo, porque él ya no sabía quién era una criatura eterna y quién no; el eterno mozo aguardó paciente, intentando mantener la calma...Quizás, la eternidad no era tan mala, si aún existían seres quienes apreciaban el verdadero arte.

por **Melanya Boyarskaya** Sáb Feb 16, 2013 8:50 pm

Cuando le expliqué al joven mis habilidades en el piano este pareció interesarse por ese hecho. Me pareció curioso pues mi lógica me indicaba que lo más normal sería que ignorara mis palabras o no me prestara demasiada importancia y respondería algo banal más por cortesía que no por interés y dejar el tema por cerrado. Sin embargo, el hombre me cuestionó que clase de piano era el que tocaba.

-De cola – Dije riendo tímidamente – Me temo que el órgano es demasiado difícil para mi, monsieur.

Sabia que muchas chicas de mi clase aprendían únicamente a coser, tocar el piano, escribir, leer y poco más. Debía admitir que era bastante mala cosiendo. Lo único que había conseguido, y de lo que estaba verdaderamente orgullosa, era de haber conseguido coser un botón. Por lo que mi señor padre se vio obligado a cambiar el arte de telar por la monta a caballo, cosa por la que le estaba muy agradecida.
Probablemente gracias a los caballos descubrí que amaba los animales. Sin embargo, algo me decía que el joven que tenía delante no parecía ser una persona que adorara montar a caballo. Era más acorde que los usara para transportar una lujosa carroza. Al menos esa era la impresión que me daba.

-¿Usted toca el órgano, monsieur? - Pregunté curiosa.

Había hecho esa pregunta aunque en el fondo creía saber la respuesta. Pocas personas me llegaban a preguntar si tenía habilidades en el órgano pues era un instrumento que la gran mayoría relacionaba con la iglesia y pocos eran los que tenían la suerte de tener uno en sus viviendas, por lo tanto, algo me indicaba que el joven que tenía delante, a parte de tener altos conocimiento tanto en arte como en la interpretación, además tenía grandes logros en el órgano. Era impresionante como personas tan jóvenes podían hacer tantas cosas a la vez y tener tantos conocimientos. Debería de leer más libros e informarme más de las cosas. Quizás hasta contrataría algún maestro que podría enseñarme aunque creo que ya era demasiado mayor para eso.

por **August Black-Cross** Sáb Feb 16, 2013 9:41 pm

Aquél ser eterno se mantenía erguido frente a la aparente mozuela, escuchándola.

Delicadamente, su dulce voz mencionó que su afición era el piano de cola, hermoso instrumento, su estética elegante mantenía la solemnidad de los lugares de gala y salones de las más altas clases y cuasi realezas o noblezas de la época; no obstante, al eterno mozo, le fascinaba el órgano, en efecto, tenía uno en su hogar, hermoso, tubos de oro y cobre, teclas de marfil y armazón de ébano, su órgano era hermoso y él tenía completa noción de ello. Se encontraba, pues, algo distraído, cuando oyó a la mozuela preguntar si acaso él había logrado tocar órgano, a lo que amablemente respondió -Así es, poseo un piano de cola, un órgano y el Davidov-Morrini, fabricado por la familia Stradivari, de la península Itálica, Madmoizelle.-

El ambiente era, ahora, más ameno. El eterno mozo mostraba agrado por la criatura que se posaba ante sus ojos; el frío temple del chico se mantenía intacto, su calma de hielo mantenía sus ojos océanicos en un estadio completamente ausente, frío, carente de emocionalidad alguna, excepto, al mencionar sus instrumentos, en ese minuto, fue como si los ojos de aquél eterno caminante de la noche, hubiesen vuelto a la vida. El mozo mantenía una calma feroz, casi expectante, ausente, fuera de sí; aguardando a la respuesta de la mozuela, la cual seguramente sería una consulta por el Davidov-Morrini, o bien, si ella era culta, un asombro y entusiasmo, mezclados con calma y ponderación. En efecto, esto parecía ser una suerte de prueba; si la chica era lo suficientemente culta, quizás le mostraría los manuscritos de un alemán, a quién había estado presionando a escribir sobre una leyenda de su zona, Wolfgang Goethe; si por el contrario, la chica preguntaba por el instrumento, seguramente le enseñaría algo de música, y terminaría llevándola a su hogar, a fin de mostrarle la verdad; finalmente, si la mozuela se mostraba desinteresada, seguramente se iría, y no haría más que dejarla en completa soledad...Finalmente, todo dependería de la reacción de ella.

El frío soplar de Eolo marcaba el paso de las arenas de Kronos, las ninfas jugaban con los árboles, danzando entre ellos, causando un dulce susurro y suaves ecos, Selene se posaba majestuosa en el cielo, protegida por los guardianes que difuminaban su luz, la niebla, efecto del jugueteo de las ninfas, la baja temperatura y el soplar de Eolo, hacían de dicha noche algo hermoso, macabramente hermoso.

por **Melanya Boyarskaya** Dom Feb 17, 2013 11:57 am

La respuesta no se hizo esperar. El apuesto joven que tenía frente a mi me confesó que, a parte de gozar con un piano de cola en sus propiedades, un órgano y una davidov-morrini elaborado por la ilustre familia Stradivari formaban parte de sus adquisiciones. ¡¡Un violín!! ¡¡Un violín Stradivari!! Era un joven realmente afortunado.
Comprendí que la persona que tenía delante, a parte de poseer un temperamento absolutamente calmado, como si de una estatua de marfil es tratara, poseía grandes conocimientos no solo en el arte de la interpretación, sino también de la música. De pequeña, cuando empecé a aprender el arte de tocar el piano, le propuse a mi padre que podría también aprender el arte del violín o del arpa, pero en respuesta mi ilustre padre me espetó que aprendiera a tocar el piano al menos que ya lo encontraba suficientemente difícil para mi.
Como no tenía la posibilidad de tocar el violín me decanté por informarme un poco sobre los instrumentos y me topé con las creaciones del ilustre Antonio Stradivari. Sus violines, violas, violoncelos, contrabajos, guitarras y hasta arpas eran de la mejor calidad y su sonido era altamente exquisito. La razón por la que me acordaba precisamente del nombre de este violín, era debido que al leer la lista de los violines ya fabricados por el gran luthier me tope con el nombre del que acababa de mencionar al apuesto joven y me pareció curioso que tuviera un apellido ruso en su nombre.

-Es usted un joven muy afortunado, Monsieur – Dije sin mostrar demasiado mis emociones pues eso estaría de más – Los violines stradivari son los mejores que la humanidad ha visto hasta el día de hoy. Me hubiese gustado mucho aprender violín, pero no tuve la ocasión. Ahora, siempre que puedo, intento deleitarme con los conciertos que a veces interpretan en este teatro.

Las obras de teatro no eran mi exclusivo pasatiempo. Siempre que podía intentaba asistir a todas las actas que me parecían interesantes o que podían otorgarme conocimientos nuevos de los que antes tenía un limitado acceso. Parecía una niña pequeña, emocionándome por poder asistir a cualquier concierto cuando los demás se mostraban indiferentes o al menos no parecían tener la misma emoción que yo experimentaba.

por **August Black-Cross** Dom Feb 17, 2013 12:18 pm

El calmo ambiente y la serena respuesta de la aparente mozuela hicieron de aquél eterno ser, un curioso espectador. La positiva en cuanto a conocimientos de música, el cómo había reaccionado al tener gnósis del exquisito Stradivarius, del grandísimo Luthier Antonio Stradivari, y de cómo sus creaciones deleitaban a la humanidad en todo su maravilloso esplendor, eran algo que había gatillado en aquél ser inmortal, un placer cuasi divino. -Interesante, Madmoizelle. Parece no ser muy docta en lo que al arte teatral versa, no obstante, conoce al maravilloso Antonio Stradivari, el luthier cuyas magnas obran han perdurado ya por bastantes años.- Mencionó algo conmovido, sin cambiar su temple en lo absoluto, mas su voz, parecía algo menos distante. -Tengo, en efecto, un carruaje esperando por mí, si desea acompañarme, Madmoizelle, podría llevarla a dar un paseo por las calles parisinas, y luego a sus aposentos.- Continuó, calmadamente, como si todo fuese como debía.

El viento soplaba agradablemente, de pronto, sus cabellos se mecieron grácilmente por el soplar de Eolo, a lo que agregó -Los antiguos Romanos estarían felices...Eolo da su visto bueno y las ninfas parecieren jugar bastante la noche de hoy; eso, sin mencionar el magnánimo esplendor de la hermosa Selene, quien aún peina sus platinados cabellos.-. En efecto, todo parecía ser como debía, y no como podía; la compañía era grata, una noche cuya hermosura era solo comparable a las antiguas leyendas, la ciudad a oscuras reflejaba aquél solemne aire de esperanza en un mañana, mientras los niños dormían apacibles en sus casas, y él, aquél ser eterno, parecía haber encontrado algo que había empezado a capturar su interés.

Los segundos pasaban, Kronos no había detenido jamás la caída de sus granos de arena, la eterna calma que poseía aquél ser, era en efecto, una gran arma, no necesitaba ver más allá, sus habilidades parecían en calma, y él, simplemente disfrutaba de una amena charla. Todo era como debía ser, y no como podía, todo iba bien.

por **Melanya Boyarskaya** Dom Feb 17, 2013 1:58 pm

Respecto a mis palabras el joven comentó que aunque no fuera muy experta en cuanto a los conocimientos en el teatro, le agradaba saber que al menos conocía al gran luthier, Antonio Stradivari. El semblante del joven no cambió en absoluto más su voz había cambiado casi de forma imperceptible. Ahora parecía estar más interesado por el tema de conversación que estábamos teniendo lo que me alegraba. El joven era muy culto y me gustaría relacionarme con personas de ese carácter para poder aprender cosas nuevas cada día.
De pronto, el joven me propuso acompañarle a dar un paseo por París para luego llevarme hasta mi hogar. Hubiese estado encantada de aceptar su propuesta. De seguro que podría aprender muchas cosas en el poco tiempo que nos llevaría el paseo en carroza. Sin embargo, estaba casada y tenía algunas obligaciones a las que cumplir, como por ejemplo, no poner en una situación vergonzosa a mi señor marido.
Sin embargo, el joven parecía realmente entusiasmado por pasear conmigo pues hasta había mencionado que los antiguos Romanos estaban de acuerdo con ello. Era un joven realmente encantador. Pocas personas hablaban de una forma tan poética. Ahora me sentía culpable por tener que negarme a su propuesta.

-No sabe cuanto lo siento, monsieur – Dije algo avergonzada por mis palabras – Mi señor esposo esta hablando con unos comerciantes. Probablemente pronto acabarán de parlamentar y me deberé de marchar. Le confieso que me hubiese gustado mucho acompañarle en el paseo, pero debo persistir con mi esposo.

Estaba siendo sincera, no sabría decir si el joven apuesto que tenía enfrente lo había percibido como tal o pensará que lo dicho es una banal excusa, pero sinceramente deseaba poder adquirir los conocimientos que el joven me podría ofrecer.

-Le podría escribir correspondencia, si no le importa – Le ofrecí – Lamento no haberme presentado antes, monsieur. Me llamo Melanya Boyarskaya, encantada de conocerle – Dije haciendo una reverencia.

por **August Black-Cross** Mar Feb 19, 2013 11:06 am

Sin mostrar emoción alguna, ni vacilación en su rostro, el eterno joven asintió. Su calma de hielo y temple de acero, mostraban mucho menos de lo que podía esperarse, no hizo más que asentir, sus cabellos colgaron suavemente, y sus ojos volvieron a posarse sobre la mozuela, o aparente al menos, que estaba frente suyo. -Comprendo, es, en efecto, desafortunado.- dijo aquél ser destinado a vagar en las sombras.

-Quizás hubiese sido entrenido o interesante, madmoizelle Boyarskaya. Así como conozco vuestro nombre, he de deciros el mío, se me conoce como August. August Black-Cross.- Mencionó calmo y sereno, como ya era su gran costumbre. Sin temor, sin calor, sin frío, ni amor; así vivía August desde hace ya más de mil años. Su gran amor, la música, era lo único que se podía decir "le mantenía vivo".

La noche era hermosa, el frío no era tal, ni dejaba de serlo, sus ojos llenaban el vacío, todo era como no debió jamás haber sido. -Bien, madmoizelle Boyarskaya, he de retirarme.- Mencionó el eterno joven, camino a la salida principal del recinto.

por **Melanya Boyarskaya** Mar Feb 19, 2013 12:34 pm

Cuando le expliqué la situación en la que me hallaba y a que se debía mi indisposición por acompañarle en su paseo, este no pareció mostrar disgusto, tampoco enfado. Más bien su semblante no mostraba nada, como en toda la conversación que habíamos tenido. Era curioso, creo que era la primera persona que conocía que fuera tan apacible y tranquila o que no cambiaba casi de expresión.
Mi padre era ligeramente parecido al joven, con la diferencia de que desconocía por completo sus gustos y que, en vez de tener un semblante completamente tranquilo, siempre parecía estar disgustado o enfadado con algo a su alrededor y probablemente ese algo era, en su gran mayoría, era yo.
Cuando me presenté, el joven apuesto comentó que desde luego mi indisposición era desafortunada y que nuestro paseo en carroza podría haber llegado a ser entretenido o interesante. Le dediqué una pequeña sonrisa en señal de que concordaba con sus palabras. Seguidamente, se presentó como August Black-Cross.

-Encantada de conocerle, monsieur Black-Cross – Dije haciendo una cordial reverencia como se solía hacer normalmente.

El joven anunció de que debía retirarse. A decir verdad nosotros también estábamos tardando en demasía y eso podría ser desfavorable por mi condición de vampiro.

-Espero que tenga un favorable viaje de retorno a su hogar – Dije a modo de despedida.

Observé como el joven se alejaba del teatro. Caminaba casi con la misma parsimonia como con la que se expresaba. Sin embargo, esta era más vivaz pues no arrastraba los pies tras de si. Simplemente, caminaba con calma y elegancia digna de un señor.
Le acompañé con la mirada hasta que su figura fue inalcanzable por mi campo visual, en ese momento me percaté que el joven apuesto no me había respondido nada respecto a la correspondencia.

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