AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La última práctica [Noah y Larisa]
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La última práctica [Noah y Larisa]
"Eres mas que un pianoforte, eres mas que una serenata. Eres la melodía que siempre busqué"
Ya había pasado tiempo desde la primer práctica que habíamos tenido con Larisa. Las cosas iban mejorando y ella era la alumna perfecta, con las tareas hechas y los trabajos bien forzados, su voz había cambiado radicalmente, su canto era como el de una sirena, melodioso, atrayente, fuerte y bajo cuando era necesario. Era el cántico perfecto. Su color era el de un celeste turbio. Como el de una tormenta que busca silenciarse en la noche. Ah! Pero que voz mas hermosa era la que habíamos creado juntos. Cuerda por cuerda habíamos hecho afinar y limpiar su garganta. Con intenciones de que esto nunca cambie, había decidido ayudarla paso por paso, hasta que su música se vuelva uno de los mayores requisitos del teatro.
Cual ajedrez había movido piezas y había conseguido mas de cuatro oportunidades para que la mujercilla rubia se presentara en el teatro. No sabía exactamente si ella podría hacerlo excelente. Pero sería algo nuevo. Una mujer que tocase el piano y cantase al mismo tiempo. Era innovador, era algo nuevo para los espectadores. Pues aún en este siglo no había tales cosas como esas. Nadie hacía dos cosas a le vez, los músicos iban por detrás y los cantantes por delante. Pero esta vez no! Había compuesto una serie de canciones que se apegarían mucho con ella. Donde la melodía y la armonía se podían sincronizar perfectamente.
-Ah! Bonjour Mademoiselle Larisa. Tengo algo que mostraros. Le dije que compondría algo para que toquéis en el futuro recital. Lo recordáis?! Pues aquí esta. Entrad, entrad... Ah! Él también estará esta vez?
Pregunté al ver al mayordomo como siempre acompañándola, pero esta vez, mas cerca de lo habitual, estaba a su lado en la puerta, como avisando que ese día seríamos mas de uno en la reunión. Pues la realidad era que poco me importaba. Aquel hombre que olía a animal, sus facciones bellas y angulares. Era un hombre bastante extraño, pero no me incomodaba, en realidad nadie lo hacía. Mi mente algo dañada y extravagante, me hacía creer que nadie era mejor que yo. Aunque sabía profundamente que eso era mentira. Por ahora, lo único que deseaba era que las cosas se den a la perfección. Ya había preparado el té con las pequeñas comidas en una mesa. Esa vez, haríamos la clase en la sala de música de mi residencia. Una enorme habitación con muchos instrumentos. Donde había mesas por los lados, como si fuese un pequeño mini bar. Lo había creado para hacer pequeñas presentaciones o reuniones y la verdad pocas veces había sido usado.
-Pasad... Hoy estaremos en la sala, Larisa, habéis estudiado las nuevas notas. Recordad que quiero que lleguéis a las tres octavas y aún no haz llegado a la segunda y media.
"Y mientras te miro a los ojos, mi mano se sube y te acaricio esos cabellos amarillos que tienes, tu serás aquello que yo no puedo ser."
Empezando a caminar hacía el lugar, dejaba que la ama de llaves les pida sus abrigos e iba prendiendo las luces, aunque ya estaba todo preparado; pero al menos de ese modo, no iba a notarse que la estaba esperando hacía mas de media hora.
Última edición por Hero Jaejoong el Dom Oct 06, 2013 7:11 pm, editado 3 veces
Invitado- Invitado
Re: La última práctica [Noah y Larisa]
La práctica es un maestro excepcional.
Plinio el Joven
Plinio el Joven
Pocas veces se veía a la joven tan feliz… y tan nerviosa. La última práctica. La última instancia que tenía para demostrar su valía antes de mostrar su talento al mundo. Larisa, siempre tan tímida, temblaba de pies a cabeza, con el secreto miedo de que todo saliera mal. Pero, hasta ahora, todo había salido maravillosamente. Hero, su maestro, había pulido su voz de manera cuidadosa, haciendo de ésta un instrumento bellísimo. Y había tomado tiempo y trabajo, pero el resultado era excepcional.
Como siempre, su mayordomo la acompañaba, como una sombra varias veces más grande que ella misma. Desde todos esos extraños incidentes que la habían perseguido en París, Barnhard no se separaba de ella, protegiéndola de un peligro que todavía no sabían a ciencia cierta. Todos los eventos ocurridos lo habían vuelto más hosco de lo habitual, pero por alguna extraña razón el Cosaco parecía relajarse en el preciso instante en el que pisaban la mansión del maestro. Posiblemente por el aura de tranquilidad que despedía su niña al momento de sentarse en el piano y cantar. Era en esos momentos cuando dejaba su deber de lado y se sentaba a escuchar, con los ojos cerrados pero el oído bien atento.
El recibimento del maestro le arrancó una sonrisa nerviosa, pero honesta. Había compuesto una canción para que ella la interpretara, y no lo iba a defraudar ahora. O al menos, no lo intentaría.
-Muchas gracias. Estoy ansiosa- la pura verdad. Hasta llegaba a saltar del nerviosismo-. Espero hacerlo bien. ¿En cuánto tiempo más debo presentarme en el Teatro?
Larisa Navratinova- Humano Clase Alta
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Re: La última práctica [Noah y Larisa]
“A la flor más linda hay que cuidarla, regarla, dejarla al sol y amarla para que su color sea tan hermoso que ni el mundo entienda como es que existe”
Una sonrisa era lo que se enmarcaba en mis labios y ver a su mayordomo siempre tan recto y molesto era cosa de todos los días y no me extrañaba en lo absoluto que eso sea de ese modo. Pero por alguna razón cuando entraba era más “fácil”, al parecer la mansión y la música lo tranquilizaba. La clase siempre empezaba con una lección de piano, para que la muchacha se relajara, ya que siempre estaba algo nerviosa y hoy no era la excepción, por lo contrario, parecía más nerviosa que nunca. Yo también estaba de ese modo, al fin y al cabo ella sería una gran joya en el teatro y ya quería verla sobre él. No me la imaginaba con tanta gente alrededor, pero sabía que no me decepcionaría. Tenía encanto, seducción de la pureza. Era como una pequeña niña vestida de ángel.
-Bueno primero lo primero mujercilla, tocad la lección de tarea y luego buscareis el apoyo para que tu diafragma se quede en eje. La canción os la mostraré luego. Hoy será una práctica extenuante, así que beber un poco de té y si tenéis hambre es ahora o tendréis que esperar a que la clase termine. No os diré aquello, es secreto de estado… Al menos no hasta que terminéis la clase sin moriros en el intento.
Los hacía pasar a la sala en lo que caminaba delante de ellos e indicaba a la rubia que se sentara en el piano, organizando las partituras para luego beber del vaso de mi brandy. Esa noche estaba tan nervioso que había bebido más de la cuenta, mi rostro estaba realmente rosado. Y probablemente tardaría un buen rato en volver a mi pálido horrible y sobre natural, que era lo normal en mí. Me sentaba en el costado del piano observándola, controlando que las equivocaciones sean muy mínimas y hacía movimientos con el dedo cuando algo salía torpe. Era la forma en la que nos comunicábamos. Ella solía entenderme y yo la entendía a ella cuando algo no le salía. Era mejor en silencio, para que así ninguno de los dos se sintiera presionado. Le sonreía muy ligeramente y esperaba que ella me muestre las notas, mirando cada tanto a su mayordomo, que parecía perdido en la muchacha, aunque no sabía si era eso. No tenía idea que era lo que pasaba por la mente de ese muchacho. Siempre me había parecido alguien fascinante, pero aún no me daba la confianza para preguntarle qué clase de ser era. Su aura no era lycana, no, no era eso, era otra cosa. Me preguntaba si Larisa sabía aquello. Y si el hombre sabía lo que era yo. Como podía ser que la deje estar a mi lado si lo sabía? Al parecer me había ganado un poco de su confianza. O eso pensaba.
-Como habéis estado Larisa? Os veo rara, espero que no tengáis tanto miedo. Sabéis que sois muy buena, así que no os vengas con cosas tontas, no me hagáis enojar, que sabéis como soy cuando me enojo.
Espetaba con una mirada de evaluación típica en mi rostro. Enarcando una ceja en lo que me levantaba para ir detrás de ella, observando esos dedos, le acariciaba sus cabellos con mucha suavidad y cerraba los ojos, escuchando aquel hermoso sonido que ella sola sabía hacer. Sonriendo de lado, intentando pasarle mi calma. No quería que mi hermosa aprendiz tenga miedo, la confianza debía ser lo último en perderse.
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Re: La última práctica [Noah y Larisa]
Mis órdenes habían sido simples: no la pierdas de vista ni un solo segundo cada vez que salga de la mansión. Ese había sido nuestro acuerdo inicial a la hora de organizarme con Borya para garantizar la seguridad de Larisa. Aunque el otro combiaformas era como la sombra de la rusa, siempre junto a ella, fuera de las paredes de la casa estaba mucho más expuesta, por lo que un poco más de ayuda era de agradecer. Y ahí entraba yo.
Por supuesto, ella no sabía nada, por lo que todas mis labores de vigilancia se realizaban siempre desde las sombras y en la distancia. A este paso, el verdadero acosador vas a ser tú, Noah.
Borya me había informado de las lecciones de música que Larisa tomaba con un artista de la zona, pero sobretodo, me había informado de la clase de ser que se había convertido en su maestro. Al parecer, hasta ahora su relación no había sido otra más que la normal entre un profesor y su alumna, pero aún así la naturaleza del hombre había despertado todas nuestras alarmas. Un vampiro, por muy buenas intenciones que pudiese tener, nunca era seguro cerca de un humano.
Por lo tanto, esta misión en concreto decidí realizarla de incógnito total, adoptando mi forma canina para pasar completamente desapercibido y estar en plena facultad de mis atributos en caso de que fuese necesario atacar.
Gracias a mis habilidades de rastreo no me fue demasiado complicado localizar a Larisa, y por extensión, la morada del vampiro. La parte complicada empezó una vez que llegué allí, corriendo a toda potencia con mis patas caninas, ya que ¿cómo vigilar a alguien cuando apenas existían ventanas por las que poder acechar desde el exterior? Podía escuchar, podía oler, pero no podía ver, así que tendría que ser imaginativo para tratar de recabar datos con los medios que tenía disponibles en ese momento.
Para empezar, decidí rastrear el perímetro, buscando cualquier efluvio que me resultase familiar y que pudiese relacionar al vampiro con la masacre ocurrida en la mansión Navratinov. No hubo suerte. O bien este hombre era inocente o bien había sabido ocultar sus huellas con maestría. Gruñí con cierto fastidio, continuando con mi labor.
Por supuesto, ella no sabía nada, por lo que todas mis labores de vigilancia se realizaban siempre desde las sombras y en la distancia. A este paso, el verdadero acosador vas a ser tú, Noah.
Borya me había informado de las lecciones de música que Larisa tomaba con un artista de la zona, pero sobretodo, me había informado de la clase de ser que se había convertido en su maestro. Al parecer, hasta ahora su relación no había sido otra más que la normal entre un profesor y su alumna, pero aún así la naturaleza del hombre había despertado todas nuestras alarmas. Un vampiro, por muy buenas intenciones que pudiese tener, nunca era seguro cerca de un humano.
Por lo tanto, esta misión en concreto decidí realizarla de incógnito total, adoptando mi forma canina para pasar completamente desapercibido y estar en plena facultad de mis atributos en caso de que fuese necesario atacar.
Gracias a mis habilidades de rastreo no me fue demasiado complicado localizar a Larisa, y por extensión, la morada del vampiro. La parte complicada empezó una vez que llegué allí, corriendo a toda potencia con mis patas caninas, ya que ¿cómo vigilar a alguien cuando apenas existían ventanas por las que poder acechar desde el exterior? Podía escuchar, podía oler, pero no podía ver, así que tendría que ser imaginativo para tratar de recabar datos con los medios que tenía disponibles en ese momento.
Para empezar, decidí rastrear el perímetro, buscando cualquier efluvio que me resultase familiar y que pudiese relacionar al vampiro con la masacre ocurrida en la mansión Navratinov. No hubo suerte. O bien este hombre era inocente o bien había sabido ocultar sus huellas con maestría. Gruñí con cierto fastidio, continuando con mi labor.
- Hero y Larisa:
- Y con este post me cuelo ya en el tema. ¡Si no os gusta algo decídmelo y edito!
Noah Evans- Cambiante Clase Baja
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Re: La última práctica [Noah y Larisa]
Y, mientras ella se sentaba al piano, su mayordomo comenzó a desternillarse de risa de la nada. Era cierto que el humor de Barnhard era extrañamente caprichoso, pero nunca había llegado al extremo de reírse de algo inexistente. Quizá había recordado un episodio divertido, pero lo triste era que ese momento no era precisamente el más oportuno para desatar todo su poder vocal en forma de risotadas. A pesar de eso, Larisa apenas se inmutó. Simplemente le preguntó en un ruso my tranquilo qué era lo que pasaba por su mente en esos momentos.
-Nada, nada, malyutka. Es sólo que algunas cosas que hay afuera me parecen de lo más jocosas, pero no es algo que tenga que ver contigo. Toca con confianza y no hagas caso de estos viejos y locos huesos.
La joven pestañeó un par de veces antes de asentir y comenzar a calentar sus dedos con una melodía rápida. Mirando las partituras con cuidado, movía sus dedos sobre el teclado para hacer concordar la escritura con el sonido. Y por mientras, aprovechaba de responder las preguntas de su maestro con toda la tranquilidad del mundo.
-Estoy muy bien, gracias-bueno, sin contar todas las cosas que habían pasado en su casa en los últimos días, todo estaba yendo de maravilla-. Y por supuesto que no estoy asustada. ¿Tengo razones como para temerle en estos instantes? Lo dudo mucho. Además, se ha dado el tiempo de enseñarme, por lo que no tengo más que gratitud en mi corazón.
La última nota fue tocada con una sonrisa, y después de aquel pequeño calentamiento, se volvió hacia su maestro con la felicidad chispeándole en los ojos. Sabía que esta práctica iba a ser larga, pero era una de las cosas más buenas que le habían pasado hasta ahora, así que no quería desaprovecharla. Era muy afortunada de haber encontrado a alguien que la llevara por el camino del canto tan diligentemente y con una paciencia verdaderamente infinita. Y era también feliz porque muy pronto iba a poder compartir ese talento con el mundo.
-Como ve, me manejo bien con las piezas. ¿Empezamos ya con la parte vocal? Prometo que no será defraudado-a pesar de que estaba muy divertida con este asunto, esa frase fue dicha con la mayor seriedad del mundo.
-Nada, nada, malyutka. Es sólo que algunas cosas que hay afuera me parecen de lo más jocosas, pero no es algo que tenga que ver contigo. Toca con confianza y no hagas caso de estos viejos y locos huesos.
La joven pestañeó un par de veces antes de asentir y comenzar a calentar sus dedos con una melodía rápida. Mirando las partituras con cuidado, movía sus dedos sobre el teclado para hacer concordar la escritura con el sonido. Y por mientras, aprovechaba de responder las preguntas de su maestro con toda la tranquilidad del mundo.
-Estoy muy bien, gracias-bueno, sin contar todas las cosas que habían pasado en su casa en los últimos días, todo estaba yendo de maravilla-. Y por supuesto que no estoy asustada. ¿Tengo razones como para temerle en estos instantes? Lo dudo mucho. Además, se ha dado el tiempo de enseñarme, por lo que no tengo más que gratitud en mi corazón.
La última nota fue tocada con una sonrisa, y después de aquel pequeño calentamiento, se volvió hacia su maestro con la felicidad chispeándole en los ojos. Sabía que esta práctica iba a ser larga, pero era una de las cosas más buenas que le habían pasado hasta ahora, así que no quería desaprovecharla. Era muy afortunada de haber encontrado a alguien que la llevara por el camino del canto tan diligentemente y con una paciencia verdaderamente infinita. Y era también feliz porque muy pronto iba a poder compartir ese talento con el mundo.
-Como ve, me manejo bien con las piezas. ¿Empezamos ya con la parte vocal? Prometo que no será defraudado-a pesar de que estaba muy divertida con este asunto, esa frase fue dicha con la mayor seriedad del mundo.
- Off:
- Perdón! Juro que no me he olvidado de ustedes u.u es sólo que ahora me volví una universitaria desesperada :c
Larisa Navratinova- Humano Clase Alta
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Re: La última práctica [Noah y Larisa]
“Una risa, una mirada. Las palabras vuelan cuando uno lo desea. Los pensamientos son más fáciles de leer de lo que creía”
La risa estridente del mayordomo me había erizado los cabellos y con algo de vergüenza le miraba, ladeando la cabeza como en busca de respuestas. Tal como Larisa preguntaba; pero al final, él no había dado una respuesta concreta. Miré alrededor y luego hacia afuera, como buscando la respuesta a mi curiosidad, pero no había nada que yo pudiese notar. Si había algún ser extraño, mis alcances en poderes no eran para nada buenos. Más bien eran bastante torpes y de pequeño nivel, al fin y al cabo jamás había entrenado nada de lo que poseía.
Mi sonrisa se dibujaba cuando las palabras de Larisa volvían a tomar mi atención y con cuidado me apoyaba en las manos y los codos en la cola del piano, observándola con curiosidad, mirando sus dedos, escuchando aquello que tocaba con emoción, como siempre, ella era una súper dotada cuando del piano se trataba.
-Pero~~ Bueno, bueno, es que siempre terminas tocando mejor de lo que esperaba, pero con la voz será así también? Levantaos, a ver ese diafragma en qué estado está? Espero que no estéis estresada en estos momentos… A ver
Con calma me acercaba y apoyaba dos dedos en la mitad de su pecho y lo iba bajando en apretones cuidadosos, notaba cierta tensión, pero no era tan preocupante. Por un lado podía ser el hecho de pronto cantar sobre el escenario y por el otro, podía ser algo que le estuviera sucediendo. Como fuera, no era de mi incumbencia, aunque no podía evitar que me carcoma la curiosidad. Levanté un dedo por inercia, buscando que empiece con una escala de do menor a do mayor. Y luego apreté un poco más, buscando el apoyo que aún no hacía aquel ruido de como si pasara un tren. Seguía mirándola, asistiendo, buscando que se eleve más la nota. Dejaba salir un la mayor de mis labios y movía la mano, esperando a que ella siguiera la escala, para luego de eso separarme un poco.
-Ese apoyo esta raro, gritemos. Yo hago una nota y vosotros hacéis la siguiente. Será agudo. Disculpad si os rompemos los tímpanossss~~ Vosotros habéis querido quedaros, Hahaha.
Con una risita burlona miraba al mayordomo y le sacaba la lengua, para luego volver a dirigirme a la rusa, moviendo un dedo, esperaba a que me diera el “okey”, para poder empezar aquellas notar. Lo principal era tener un buen apoyo, una buena respiración y mucha paciencia a la hora de aprender. Después de todo, yo no sabía lo que era aprender rápido, aunque me parecía que ella lo hacía casi tan rápido como la luz. Pero quizá, era que yo aprendía, demasiado lento.
“Buscamos el sendero de la música, que nos saca de todos los problemas, nos deja volar libres, aunque estemos encadenados”
Invitado- Invitado
Re: La última práctica [Noah y Larisa]
Pude escuchar la risa de Barnhard como si el cosaco estuviera carcajeándose justo en mi oreja. ¿Es que había perdido el juicio? Estaba claro que Larisa no llegaría a atar cabos, pero a lo mejor el vampiro si que podía llegar a sospechar algo ante la curiosa actitud de mi camarada. Por otro lado, no pude evitar tomármelo como una señal de tranquilidad, ya que si de verdad el mayordomo hubiera detectado peligro, por nada del mundo se habría arriesgado a exponer a Larisa de esa manera.
Empecé a impacientarme, ya que quería saber lo que estaba pasando en el interior de la casa, no solo escucharlo. Por otro lado, hasta que no rastrease los rincones más escondidos, no me quedaría tranquilo (aunque tratándose de un vampiro, nunca llegaría a estarlo del todo).
El sonido inconfundible del piano llegó hasta mis oídos. Sin saberlo, Larisa me estaba siendo de gran ayuda, ya que la dulce melodía acababa de convertirse en mi guía a la hora de encontrar una manera de colarme en el interior: al dar una vuelta más por los alrededores, la música había aumentado de intensidad al pasar frente a una puerta trasera, descubriéndome la presencia de una trampilla lo suficientemente grande como para que un animal de pequeño tamaño pudiera pasar a través de ella.
Sin pensármelo dos veces, reduje mi tamaño al mínimo que me permitieron mis habilidades, transformándome en un cachorro que apenas se levantaba un palmo del suelo. No era mi forma más intimidante, pero si la más adecuada para pasar completamente desapercibido, ya que mi pequeño tamaño me permitía esconderme en cualquier lado y el pelaje que recubría mis mullidas patas insonorizaba mis pasos.
Dejando la trampilla atrás, me aventuré por los pasillos de la casa. No tenía ni idea de a dónde había accedido exactamente, pero en todo momento mantuve la cautela de mantenerme oculto y entre las sombras.
Fue entonces cuando una voz sustituyó a la melodía del piano. ¿Acaso Larisa también era virtuosa con sus cuerdas vocales? Sabía de sus facilidades para la música, pero no me había imaginado que también fuese dueña de una voz tan dulce.
Durante unos instantes me quedé tan embobado escuchándola (aún cuando ella estaba en otra habitación y seguía sin poder verla) que por un momento olvidé el motivo de mi presencia aquí.
Haz el favor de centrarte, Noah, y deja de soñar despierto.
Empecé a impacientarme, ya que quería saber lo que estaba pasando en el interior de la casa, no solo escucharlo. Por otro lado, hasta que no rastrease los rincones más escondidos, no me quedaría tranquilo (aunque tratándose de un vampiro, nunca llegaría a estarlo del todo).
El sonido inconfundible del piano llegó hasta mis oídos. Sin saberlo, Larisa me estaba siendo de gran ayuda, ya que la dulce melodía acababa de convertirse en mi guía a la hora de encontrar una manera de colarme en el interior: al dar una vuelta más por los alrededores, la música había aumentado de intensidad al pasar frente a una puerta trasera, descubriéndome la presencia de una trampilla lo suficientemente grande como para que un animal de pequeño tamaño pudiera pasar a través de ella.
Sin pensármelo dos veces, reduje mi tamaño al mínimo que me permitieron mis habilidades, transformándome en un cachorro que apenas se levantaba un palmo del suelo. No era mi forma más intimidante, pero si la más adecuada para pasar completamente desapercibido, ya que mi pequeño tamaño me permitía esconderme en cualquier lado y el pelaje que recubría mis mullidas patas insonorizaba mis pasos.
Dejando la trampilla atrás, me aventuré por los pasillos de la casa. No tenía ni idea de a dónde había accedido exactamente, pero en todo momento mantuve la cautela de mantenerme oculto y entre las sombras.
Fue entonces cuando una voz sustituyó a la melodía del piano. ¿Acaso Larisa también era virtuosa con sus cuerdas vocales? Sabía de sus facilidades para la música, pero no me había imaginado que también fuese dueña de una voz tan dulce.
Durante unos instantes me quedé tan embobado escuchándola (aún cuando ella estaba en otra habitación y seguía sin poder verla) que por un momento olvidé el motivo de mi presencia aquí.
Haz el favor de centrarte, Noah, y deja de soñar despierto.
- OFF:
- Aquí se reporta otra universitaria desesperada u__u
Si véis que tardo mucho ir avanzando sin mi, ¿eh? Que no os de cargo de conciencia xD
Noah Evans- Cambiante Clase Baja
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Re: La última práctica [Noah y Larisa]
La joven hizo caso a todo lo que Hero le estaba señalando, dejando escapar ciertas notas agudas. Se sentía como si la estuvieran… calibrando. Bueno, técnicamente eso estaban haciendo. Como a un instrumento de viento. Y lo más extraño era que le gustaba la sensación. Era algo a lo que se había acostumbrado de a poco, y ahora se preguntaba cómo viviría sin eso si es que llegaba a pasarle algo a su garganta. Con una señal, Hero le dijo que terminara y ella simplemente lo hizo. Al parecer habían solucionado sus problemas de calibración.
Luego de un pequeño descanso- en el que Barnhard seguía aguantando las carcajadas sin que Larisa entendiera del todo por qué-, la joven rusa tomó unas cuantas partituras y las dispuso diligentemente frente a su piano. Allí, ante la mirada de los dos caballeros, comenzó a cantar mientras interpretaba la parte melódica al piano. Había algo en esa unión piano-voz que la hacía sentirse más tranquila y relajada de lo que nunca se había sentido. Era algo natural, intrínseco, diferente. Se sentía conectada con una dimensión más allá de la que solía frecuentar.
Pero el hechizo se rompió en poco tiempo, pues algo la interrumpió. Un golpeteo en una de las puertas. ¿Un sirviente, quizá? Dejó de tocar, la conexión fue totalmente cortada. Su maestro fue a abrir. Sí, era un sirviente. Y tenía algo en brazos. Algo bastante pequeño. Sin motivo aparente, Barnhard volvió a estallar en estruendosas carcajadas que esta vez no se detuvieron, e incluso muchas veces tuvo que pararse a respirar para seguir riéndose. Larisa entendía cada vez menos lo que estaba pasando, y en un intento de que se esclareciera su mente, se dirigió a paso raudo hacia Hero y su sirviente. Lo que vio en los brazos del segundo la sorprendió en grado sumo.
-Un… ¿cachorro? Pero, ¿qué hace un cachorro aquí?
Luego de un pequeño descanso- en el que Barnhard seguía aguantando las carcajadas sin que Larisa entendiera del todo por qué-, la joven rusa tomó unas cuantas partituras y las dispuso diligentemente frente a su piano. Allí, ante la mirada de los dos caballeros, comenzó a cantar mientras interpretaba la parte melódica al piano. Había algo en esa unión piano-voz que la hacía sentirse más tranquila y relajada de lo que nunca se había sentido. Era algo natural, intrínseco, diferente. Se sentía conectada con una dimensión más allá de la que solía frecuentar.
Pero el hechizo se rompió en poco tiempo, pues algo la interrumpió. Un golpeteo en una de las puertas. ¿Un sirviente, quizá? Dejó de tocar, la conexión fue totalmente cortada. Su maestro fue a abrir. Sí, era un sirviente. Y tenía algo en brazos. Algo bastante pequeño. Sin motivo aparente, Barnhard volvió a estallar en estruendosas carcajadas que esta vez no se detuvieron, e incluso muchas veces tuvo que pararse a respirar para seguir riéndose. Larisa entendía cada vez menos lo que estaba pasando, y en un intento de que se esclareciera su mente, se dirigió a paso raudo hacia Hero y su sirviente. Lo que vio en los brazos del segundo la sorprendió en grado sumo.
-Un… ¿cachorro? Pero, ¿qué hace un cachorro aquí?
- Off:
AL FIN!!!! Perdón por la tardanza de MESES, pero la universidad no me deja escribir ya ;_;
No me mates, Noah user, tenía que hacerlo xD
Larisa Navratinova- Humano Clase Alta
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Re: La última práctica [Noah y Larisa]
“Descubres aún en los más impetuosos momentos, la diferencia entre un instrumento y tu garganta. La combinación de ambas se diluye, forma la felicidad absoluta. Lo sientes? Es la fórmula mágica para poder subsistir a la vida.”
Me tranquilizó escuchar nuevamente aquel apoyo en su diafragma, era el claro sonido de que lo habíamos revivido. Como si algo burbujeara en su interior y le sonreí mostrando todos mis dientes que sin duda alguna eran blancos y puntiagudos al final, era algo extraño, que Larisa aún no sospechase de mí o de mi extrema palidez y colmillos alargados, quizá su mayordomo la había tranquilizado, estaba seguro que él sabía que yo no era un peligro. Pero sinceramente había algo que me estaba poniendo incómodo y era la risa de aquel animal que me taladraba la mente. Ya habíamos tenido suficientes mini-peleas con aquel ser. Peleas donde solo luchaban nuestros ojos y gestos y ahora se venía a reír en una de mis clases! Estaba por hacerle una escena cuando la puerta me interrumpió y le miré, claramente amenazante en un “te salvó la puerta” y con tranquilidad fui a abrirla. Era extraño, los sirvientes jamás osaban a venir a una de mis clases, seguro tenían alguna razón importante. Olisqueé el ambiente y cuando vi a la muchacha que tenía como una de las mucamas me quedé completamente sorprendido. Que hacía un cachorro en mi casa? Fruncí el entrecejo y me acerqué más, olisqueando a lo que podía ser un espía, un condenado de la inquisición que osaba venir a mis tierras. Mis colmillos estaban por hacer acto de presencia, cuando Larisa se interpuso y mi mirada se fue directamente al suelo, resoplando en lo que me frotaba con la yema de los dedos mis ojos. Quizá estaba simplemente cansado.
—Es una cosita muy bonita en realidad, pero como es que entró? Fijaos si tiene hambre, quizá un poco de pollo. Lo siento amiguito, tendréis que quedaros aquí en lo que termino la clase y luego os buscaremos a su dueño. Si os dejo pasear me querréis comer a mis gatos.— Dije divertido, pues ciertamente mantenía dos gatos en la casa, un Blue Russian y un Gato Exótico, ambos se la pasaban de aquí para allá en la casa y por esa razón no tenía ningún perruno en lo que era el terreno. Suspiré y me acaricié la nuca algo extrañado, mirando al mayordomo de reojo— Ya que taaaanta gracia os ha dado todo, os encargaréis del cachorro. Tomad, tomadlo en brazos!— Me quejé con una mueca en mi rostro y tomé por debajo de las patas al cachorro, poniéndolo sobre el regazo del otro. Haciendo un pequeño mohín en lo que me cruzaba de brazos e iba nuevamente frente al piano, mirando a Larisa de reojo, enarcando una ceja para que termine de distraerse con el animalito, suspiré y moví el dedo. — Vamos vamos rubia, no hay tiempo que perder, ya veremos que sucede con el cachorrito, por mientras terminad lo que habéis empezado, ibais muy bien.—
Y así deje el tiempo pasar, miraba cada tanto con sospecha al perro entre sus brazos. La verdad es que mantenía una fuerte esencia humana, pero eso seguro se debía a que tenía un dueño y por eso el aroma, pero aún seguía pensando que era un espía. Si las cosas no se solucionaban y no tenía una respuesta esa misma noche, tendría que llamar a una de las brujas de la corporación, para cerciorarme de que aquel ser no era un cambia forma. Volteé la mirada y enarcando la ceja fui apuntándola con el dedo cuando veía alguna extrañeza, intentando hacer más pequeño el marguen de error.
“Vivimos en una mentira y el día a día se hace más confuso cada vez que recorremos este sendero de la vida. Por que nos cuesta decirnos la verdad?”
- Lo que me imaginé XD:
- OFF:
- No hay problema, gracias por responder, pensé que quedaría abandonado xD
OFF ROL: Final creado, para terminar el tema y que no se vaya a papelera inconcluso ya que user Larisa no parece poder continuar y Noah ya se ha ido a negro.
Al final, la rubia había terminado su entrenamiento. Sobresaliendo de entre todas las mujeres que había escuchado. Era como el canto de un hermoso fénix llorando de dolor. Y por eso estaba seguro, de que ella sería la mejor. Ahora, ya estábamos en una despedida. Nos volveríamos a encontrar y de eso no tenía duda alguna. Pero sería con ella arriba de un escenario y yo mirándola desde uno de los mejores asientos del teatro. Estaba esperando esa noche, con tantas ansias que sentía un revoltijo en el estómago, como aquellos que vagamente recordaba que me habían aparecido cuando mi corazón aún latía.
“Adiós Larisa, estaré esperándote. Por siempre, serás la mejor aprendiz que tuve, tengo y tendré.”
CERRADO
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