AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Un cachorro siempre vuelve con su ama [Larisa]
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Un cachorro siempre vuelve con su ama [Larisa]
Saqué el collar de mi bolsillo, acercándomelo a la nariz una vez más y aspirando su aroma. Su aroma. Si podía captarlo con tal claridad habiendo pasado ya varios días y estando impregnado en una pieza de joyería, no podía imaginar el festín que supondría para mis sentidos el poder tener un pedazo de tela entre mis manos.
Había tenido que reprimirme para no buscarla inmediatamente después de habernos separado, y aunque sabía que aún no era socialmente correcto, no pude ignorar durante más días mis ganas de volver a ver a Larisa. ¡Bah! Al diablo los burgueses y sus estúpidas normas de cortesía buenas para nada.
Era ya por la tarde, pero si me daba prisa, llegaría a su morada antes de que oscureciese demasiado.
Y aquí era donde el collar entraba en juego. Me dirigí al punto donde me había despedido de ella días atrás y comencé a rastrear su aroma. No era una tarea fácil, ya que habían sido miles las personas que habían estado en ese mismo lugar desde entonces, por lo que el rastro era increiblemente frágil. Lo que en circunstancias normales me habría supuesto unos cuantos minutos, me había llevado algo más de una hora.
Sin embargo, y tras tener que volver varias veces sobre mis pasos por las calles de la ciudad, al fin me topé con el rastro correcto. A medida que me iba acercando el aroma se iba volviendo más intenso y palpable, indicándome que efectivamente no me había equivocado.
Finalmente, detuve mis pasos a las puertas de una imponente mansión. Sonreí de medio lado al observar que el edificio era completamente blanco. Siendo su dueña quien era, no podía ser de otra manera.
Sin querer perder más tiempo me aproximé hasta la puerta, respiré profundamente y llamé un par de veces con los nudillos, golpeando firmemente la madera.
Me pasé los dedos por el pelo, tratando de peinarme un poco para estar algo más presentable. Me alisé las arrugas de la camisa, las volví a arrugar y finalmente las alisé de nuevo, sin saber muy bien que hacer con mi ropa. Podía sentir el collar en el bolsillo de mi pantalón, ardiendo contra mi piel (aunque no fuese de manera literal).
Esperé.
Había tenido que reprimirme para no buscarla inmediatamente después de habernos separado, y aunque sabía que aún no era socialmente correcto, no pude ignorar durante más días mis ganas de volver a ver a Larisa. ¡Bah! Al diablo los burgueses y sus estúpidas normas de cortesía buenas para nada.
Era ya por la tarde, pero si me daba prisa, llegaría a su morada antes de que oscureciese demasiado.
Y aquí era donde el collar entraba en juego. Me dirigí al punto donde me había despedido de ella días atrás y comencé a rastrear su aroma. No era una tarea fácil, ya que habían sido miles las personas que habían estado en ese mismo lugar desde entonces, por lo que el rastro era increiblemente frágil. Lo que en circunstancias normales me habría supuesto unos cuantos minutos, me había llevado algo más de una hora.
Sin embargo, y tras tener que volver varias veces sobre mis pasos por las calles de la ciudad, al fin me topé con el rastro correcto. A medida que me iba acercando el aroma se iba volviendo más intenso y palpable, indicándome que efectivamente no me había equivocado.
Finalmente, detuve mis pasos a las puertas de una imponente mansión. Sonreí de medio lado al observar que el edificio era completamente blanco. Siendo su dueña quien era, no podía ser de otra manera.
Sin querer perder más tiempo me aproximé hasta la puerta, respiré profundamente y llamé un par de veces con los nudillos, golpeando firmemente la madera.
Me pasé los dedos por el pelo, tratando de peinarme un poco para estar algo más presentable. Me alisé las arrugas de la camisa, las volví a arrugar y finalmente las alisé de nuevo, sin saber muy bien que hacer con mi ropa. Podía sentir el collar en el bolsillo de mi pantalón, ardiendo contra mi piel (aunque no fuese de manera literal).
Esperé.
Noah Evans- Cambiante Clase Baja
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Fecha de inscripción : 31/08/2012
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Re: Un cachorro siempre vuelve con su ama [Larisa]
Intentó concentrarse de nuevo en la partitura que tenía ante sus ojos, esperando a ser interpretada. Pero la inspiración simplemente no quería llegar. Al final, decidió abandonar la música por hoy. Sintió un vacío en el pecho. Hace días que no tocaba decentemente.
Después de aquel extraño incidente que les quitó una parte de sus trabajadores de la forma más macabra posible, Ilya había extremado la seguridad de aquella mansión de una manera que sólo se podía tildar de dictatorial. Las dueñas de casa debían estar siempre escoltadas, tanto por Barnhard como por otros sirvientes. Las comidas debían ser siempre revisadas. Había guardias en las noches, por si llegaba alguien amparado por las sombras. Y por sobre todo, Larisa no podía moverse del lugar. O si la dejaban, debía ser o con el ex–Cosaco, o con su hermano. Llegados a ese punto, los nervios de la joven estaban al borde del colapso.
Lo único que quería era salir de aquella prisión que no hacía más que atormentarla con la idea de su muerte inminente. Una muerte a la que no temía. Algo en su cabeza le decía que posiblemente debería de haber dejado este mundo hace mucho tiempo, pero al parecer Dios tuvo compasión de ella. Al igual que ella sentía compasión por los demás miembros de la casa. Todos parecían estar horrorizados con la idea de morir. ¿Por qué le temían al final? ¿No era acaso sólo el comienzo de una vida nueva?
Demasiados pensamientos oscuros. Quizá era mejor intentar otra vez tocar el piano. Miró las partituras con cuidado y, con un movimiento raudo, comenzó a tocar. Cielos, parece que ahora se le estaba dando bien de nuevo. O al menos, hasta que miró a la ventana y vio a alguien en camino a la puerta de su mansión, a paso raudo. Sin darse cuenta y, producto de la impresión, sus dedos produjeron un sonido desafinado que hizo eco en toda la casa.
No podía. No podía permitir que otra persona abriera la puerta, por temor a la sobreprotección de Ilya o las malas miradas de su madre. Tenía que ser ella quien la abriera. Se levantó a toda velocidad de su piano, corrió a lo largo de toda su casa para llegar a la puerta… y vio que Barnhard, su querido y siempre inoportuno Barnhard, se disponía a abrir la puerta. El grito que escapó de sus labios, en un Ruso fluido y desesperado, sonó casi cómico.
-¡Nyet, Barnhard! ¡Ya otkroyu dver´!
Demasiado tarde. El mayordomo ya había abierto la puerta, dejando ver a una Larisa Navratinova sonrojada de la cabeza a los pies.
Después de aquel extraño incidente que les quitó una parte de sus trabajadores de la forma más macabra posible, Ilya había extremado la seguridad de aquella mansión de una manera que sólo se podía tildar de dictatorial. Las dueñas de casa debían estar siempre escoltadas, tanto por Barnhard como por otros sirvientes. Las comidas debían ser siempre revisadas. Había guardias en las noches, por si llegaba alguien amparado por las sombras. Y por sobre todo, Larisa no podía moverse del lugar. O si la dejaban, debía ser o con el ex–Cosaco, o con su hermano. Llegados a ese punto, los nervios de la joven estaban al borde del colapso.
Lo único que quería era salir de aquella prisión que no hacía más que atormentarla con la idea de su muerte inminente. Una muerte a la que no temía. Algo en su cabeza le decía que posiblemente debería de haber dejado este mundo hace mucho tiempo, pero al parecer Dios tuvo compasión de ella. Al igual que ella sentía compasión por los demás miembros de la casa. Todos parecían estar horrorizados con la idea de morir. ¿Por qué le temían al final? ¿No era acaso sólo el comienzo de una vida nueva?
Demasiados pensamientos oscuros. Quizá era mejor intentar otra vez tocar el piano. Miró las partituras con cuidado y, con un movimiento raudo, comenzó a tocar. Cielos, parece que ahora se le estaba dando bien de nuevo. O al menos, hasta que miró a la ventana y vio a alguien en camino a la puerta de su mansión, a paso raudo. Sin darse cuenta y, producto de la impresión, sus dedos produjeron un sonido desafinado que hizo eco en toda la casa.
No podía. No podía permitir que otra persona abriera la puerta, por temor a la sobreprotección de Ilya o las malas miradas de su madre. Tenía que ser ella quien la abriera. Se levantó a toda velocidad de su piano, corrió a lo largo de toda su casa para llegar a la puerta… y vio que Barnhard, su querido y siempre inoportuno Barnhard, se disponía a abrir la puerta. El grito que escapó de sus labios, en un Ruso fluido y desesperado, sonó casi cómico.
-¡Nyet, Barnhard! ¡Ya otkroyu dver´!
Demasiado tarde. El mayordomo ya había abierto la puerta, dejando ver a una Larisa Navratinova sonrojada de la cabeza a los pies.
Larisa Navratinova- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 10/09/2012
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Re: Un cachorro siempre vuelve con su ama [Larisa]
Probablemente no habrían pasado más que 5 o 10 segundos, pero realmente se me estaba haciendo eterno. ¿Me habría equivocado de casa? No, era imposible. El olor de Larisa, el mismo que había en el collar que ella me había entregado días atrás, estaba por todas partes.
¿Tal vez había llegado en un momento en el que no había nadie en casa? No creía posible que una mansión de este tamaño pudiera quedarse deserta en alguna ocasión. Unos pasos aproximándose hasta mi posición, al otro lado de la puerta, fueron suficientes para confirmar mis suposiciones.
Casi se me para el corazón del susto cuando al abrir la puerta un grito agudo llegó hasta mis oídos. Un grito que definitivamente no pertenecía al hombre que tenía frente a mí. Un hombre que me miraba de arriba a abajo con cara de pocos amigos. Su expresión se copió en mi rostro y durante unos instantes le devolví la mirada con el ceño fruncido, hasta que finalmente me di cuenta de que si miraba más allá del hombre podía ver a la persona a la que realmente había venido a buscar.
—¡Larisa!—exclamé con tono animado, llamandola por su nombre con total confianza, como si estuviese tratando con una vieja amiga. Por un momento había ignorado al hombre que había entre nosotros, pero pronto su rostro volvió a interponerse en mi línea de visión—He venido a ver a Lari-...a la señorita—me interrumpí a mi mismo, mordiéndome prácticamente la lengua para no volver a tratarla de manera tan cercana.
Mi mirada volvió a cruzarse con la de ella de manera impaciente, ya que los segundos seguían pasando y el hombre seguía sin mostrar la menor intención de hacerse a un lado. No quería irrumpir en la mansión, pero si el asunto no avanzaba estaba dispuesto a hacerlo.
¿Tal vez había llegado en un momento en el que no había nadie en casa? No creía posible que una mansión de este tamaño pudiera quedarse deserta en alguna ocasión. Unos pasos aproximándose hasta mi posición, al otro lado de la puerta, fueron suficientes para confirmar mis suposiciones.
Casi se me para el corazón del susto cuando al abrir la puerta un grito agudo llegó hasta mis oídos. Un grito que definitivamente no pertenecía al hombre que tenía frente a mí. Un hombre que me miraba de arriba a abajo con cara de pocos amigos. Su expresión se copió en mi rostro y durante unos instantes le devolví la mirada con el ceño fruncido, hasta que finalmente me di cuenta de que si miraba más allá del hombre podía ver a la persona a la que realmente había venido a buscar.
—¡Larisa!—exclamé con tono animado, llamandola por su nombre con total confianza, como si estuviese tratando con una vieja amiga. Por un momento había ignorado al hombre que había entre nosotros, pero pronto su rostro volvió a interponerse en mi línea de visión—He venido a ver a Lari-...a la señorita—me interrumpí a mi mismo, mordiéndome prácticamente la lengua para no volver a tratarla de manera tan cercana.
Mi mirada volvió a cruzarse con la de ella de manera impaciente, ya que los segundos seguían pasando y el hombre seguía sin mostrar la menor intención de hacerse a un lado. No quería irrumpir en la mansión, pero si el asunto no avanzaba estaba dispuesto a hacerlo.
Noah Evans- Cambiante Clase Baja
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Re: Un cachorro siempre vuelve con su ama [Larisa]
Larisa no pudo evitar sonreir. Se le veía feliz. Pero la sonrisa se le borró inmediatamente de la cara al ver a Barnhard y su expresión de desconfianza, casi de molestia. Se acercó lentamente a la puerta a encararlo, sin temer ni a su fuerza ni a su ira. De hecho, la única debilidad de aquel hombre sin puntos débiles era ella.
-¿Pochemu takaya grubostʹ, Borya Lukáshenko?*- preguntó en ruso, arqueando una ceja a la vez que lo miraba con severidad. El aludido arqueó las dos. Larisa nunca lo llamaba por su verdadero nombre, a menos de que estuviera realmente asustada… o realmente molesta.
El Cosaco miró a Noah de arriba abajo antes de responder con otra pregunta.
-¿Mogu li yauznat´ , kto on ichego on khochetot vas, Larisa?**
-Oh, por dios. No estamos en período de guerra para que le preguntes eso a todo ser que intenta cruzar este umbral- Larisa soltó una carcajada al ver a Barnhard como debería haber sido en su pasado de Guardia Imperial, tan alto y terrible como podía esperarse de un Cosaco-. Digamos que es un buen amigo. Ahora, se bueno y déjalo pasar. No me hará daño.
La sonrisa se esfumó levemente al decir aquellas palabras. A estas alturas no sabía bien quien quería dañarla o no, pero estaba definitivamente segura de que Noah no le haría nada. Le dedicó una sonrisa mientras veía a su mayordomo debatirse entre una decisión y otra. Al final, Larisa ganó.
-Agradece que no soy tu hermano, malyutka. Sólo por hoy. Recuerda que estamos en peligro. Y a ti- esta vez se dirigió al joven con un tono de expreso desagrado-, si llegas a hacerle un rasguño a mi niña, juro que no saldrás vivo de esta casa.
La chica tembló, casi imperceptiblemente, pero lo ocultó con una sonrisa a la vez que lo invitaba a pasar. Tenía muy claro que si Barnhard se decidía a matar a alguien, muy bien podía hacerlo. Pero no era agradable pensar en cosas como esas. Prefirió concentrarse en aquella milagrosa visita.
-Tienes que agradecer que mi hermano no está aquí hoy- dijo, con un suspiro de alivio. Luego, la curiosidad-. ¿Cómo es que supiste dónde venir?
Traducciones:
-¿Pochemu takaya grubostʹ, Borya Lukáshenko?*- preguntó en ruso, arqueando una ceja a la vez que lo miraba con severidad. El aludido arqueó las dos. Larisa nunca lo llamaba por su verdadero nombre, a menos de que estuviera realmente asustada… o realmente molesta.
El Cosaco miró a Noah de arriba abajo antes de responder con otra pregunta.
-¿Mogu li yauznat´ , kto on ichego on khochetot vas, Larisa?**
-Oh, por dios. No estamos en período de guerra para que le preguntes eso a todo ser que intenta cruzar este umbral- Larisa soltó una carcajada al ver a Barnhard como debería haber sido en su pasado de Guardia Imperial, tan alto y terrible como podía esperarse de un Cosaco-. Digamos que es un buen amigo. Ahora, se bueno y déjalo pasar. No me hará daño.
La sonrisa se esfumó levemente al decir aquellas palabras. A estas alturas no sabía bien quien quería dañarla o no, pero estaba definitivamente segura de que Noah no le haría nada. Le dedicó una sonrisa mientras veía a su mayordomo debatirse entre una decisión y otra. Al final, Larisa ganó.
-Agradece que no soy tu hermano, malyutka. Sólo por hoy. Recuerda que estamos en peligro. Y a ti- esta vez se dirigió al joven con un tono de expreso desagrado-, si llegas a hacerle un rasguño a mi niña, juro que no saldrás vivo de esta casa.
La chica tembló, casi imperceptiblemente, pero lo ocultó con una sonrisa a la vez que lo invitaba a pasar. Tenía muy claro que si Barnhard se decidía a matar a alguien, muy bien podía hacerlo. Pero no era agradable pensar en cosas como esas. Prefirió concentrarse en aquella milagrosa visita.
-Tienes que agradecer que mi hermano no está aquí hoy- dijo, con un suspiro de alivio. Luego, la curiosidad-. ¿Cómo es que supiste dónde venir?
Traducciones:
- Spoiler:
- *Por qué tanta descortesía, Borya Lukáshenko?
**¿Se puede saber quién es el y qué quiere de ti, Larisa?
Larisa Navratinova- Humano Clase Alta
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Re: Un cachorro siempre vuelve con su ama [Larisa]
De nuevo, mi cara volvía a comportarse como un espejo y copiaba la expresión enfurruñada del hombre que tenía frente a mí. Lástima que el resto de mi cuerpo no fuese un espejo también para poder comprender las palabras en ruso (suponía que era ruso, claro) que acababa de dedicarme.
Odiaba ser un mero testigo, sin entender absolutamente nada. Por suerte para mí, la conversación pronto volvió a un idioma que si que podía comprender.
¿Peligro? ¿Larisa estaba en peligro? Con ese gigante como guardaespaldas era imposible que nadie pudiese acercarse a ella sin permiso. Aunque claro, por muy grande que fuese este hombre, no tendría nada que hacer contra uno de los míos... o contra otras criaturas mucho más temibles.
¿Pero por qué uno de los seres sobrenaturales de las tinieblas iba a querer algo de alguien como Larisa? Debería de tratarse de otra cosa, tenía que ser eso.
La defensa de Larisa sobre mi persona fue lo único que me hizo falta para creerme con el permiso para poder entrar en la mansión, aún cuando el hombre seguía parado en mitad de la puerta.
—Tranquilo—dije finalmente, dándole un par de palmaditas en el hombro, sabiendo que con esa conducta un tanto burlona me arriesgaba a llevarme un buen golpe—Me aseguraré de que la joven Larisa esté sana y salva
Finalmente entré en el interior de la casa, quedándome de pie en el recibidor, por fin frente a Larisa y sin ningún "obstáculo" de por medio. Sonreí con ganas, no ocultando que realmente me alegraba por volver a verla.
—¿Me habría llevado otra amenaza de ser así?—repliqué de manera divertida, quitándole importancia al asunto. No sabía practicamente nada sobre su vida, pero no me extrañaba tanto que los hombres de la casa quisieran proteger a una muchacha tan delicada como ella de calquier tipo de amenaza. Y un muchacho desconocido, de apariencia pobre, plantado frente a su puerta definitivamente podía contar como una—Un guía nunca revela sus trucos, madame—he seguido tu olor no era una buena respuesta.
Odiaba ser un mero testigo, sin entender absolutamente nada. Por suerte para mí, la conversación pronto volvió a un idioma que si que podía comprender.
¿Peligro? ¿Larisa estaba en peligro? Con ese gigante como guardaespaldas era imposible que nadie pudiese acercarse a ella sin permiso. Aunque claro, por muy grande que fuese este hombre, no tendría nada que hacer contra uno de los míos... o contra otras criaturas mucho más temibles.
¿Pero por qué uno de los seres sobrenaturales de las tinieblas iba a querer algo de alguien como Larisa? Debería de tratarse de otra cosa, tenía que ser eso.
La defensa de Larisa sobre mi persona fue lo único que me hizo falta para creerme con el permiso para poder entrar en la mansión, aún cuando el hombre seguía parado en mitad de la puerta.
—Tranquilo—dije finalmente, dándole un par de palmaditas en el hombro, sabiendo que con esa conducta un tanto burlona me arriesgaba a llevarme un buen golpe—Me aseguraré de que la joven Larisa esté sana y salva
Finalmente entré en el interior de la casa, quedándome de pie en el recibidor, por fin frente a Larisa y sin ningún "obstáculo" de por medio. Sonreí con ganas, no ocultando que realmente me alegraba por volver a verla.
—¿Me habría llevado otra amenaza de ser así?—repliqué de manera divertida, quitándole importancia al asunto. No sabía practicamente nada sobre su vida, pero no me extrañaba tanto que los hombres de la casa quisieran proteger a una muchacha tan delicada como ella de calquier tipo de amenaza. Y un muchacho desconocido, de apariencia pobre, plantado frente a su puerta definitivamente podía contar como una—Un guía nunca revela sus trucos, madame—he seguido tu olor no era una buena respuesta.
Noah Evans- Cambiante Clase Baja
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Re: Un cachorro siempre vuelve con su ama [Larisa]
Al recordar a su hermano, Larisa sólo pensó en que Noah no se habría llevado una amenaza como la de su mayordomo, sino una verdadera sentencia de muerte. Pero dejó de lado esa idea y volvió a la realidad inmediata. Ahora sería un problema llevarlo a recorrer la casa, ya que aparte de que usualmente se perdía en ella, había lugares que definitivamente no quería mirar de nuevo.
-Lamento no poder hacer un recorrido decente. Mis habilidades de orientación quedaron en claro aquel día- se rió por lo bajo-. Hay tres lugares a los que se bien cómo llegar. Ven, sígueme.
Para evitar las malas miradas del servicio, Larisa caminó a paso raudo hacia donde había estado unos minutos atrás. A decir verdad, se avergonzaba un poco de la opulencia que mostraba su mansión en general, llena de cuadros de valor incalculable y detalles dignos del Kremlin, todos de un blanco inmaculado. La casa había sido planeada por su madre, a la cual, como toda buena francesa, le gustaba mostrar todo el dinero que era capaz de mover. Al pasar al frente del cuadro de Anastasia Zajarina, se inclinó un momento y volvió a caminar. A ella le debía el no estar en casa de Ilya ahora.
-¿Sabes? Si no fuera por ese cuadro, posiblemente no habrías encontrado a nadie en casa- comentó, como ausente, sin darse cuenta de lo que estaba diciendo-. No hemos tenido días muy agradables. Somos prisioneros en nuestra propia mansión, por así decirlo.
Prisioneros. Encerrados bajo cuatro paredes que parecían traerles más peligro que protección. Poco podían hacer Barnhard y su hermano para mantener el orden y la tranquilidad. En aquel lugar se respiraba el terror. Los sirvientes cuchicheaban sobre su condición. Y Larisa no podía hacer más que esperar.
Al final, ambos llegaron a una de las tantas puertas, que escondía el lugar más tranquilo y sobrio de la casa. La chica la abrió con cuidado, dejando ver su saloncito personal.
-Ya hemos llegado. Toma asiento, por favor. Pediré que traigan te y pasteles.
-Lamento no poder hacer un recorrido decente. Mis habilidades de orientación quedaron en claro aquel día- se rió por lo bajo-. Hay tres lugares a los que se bien cómo llegar. Ven, sígueme.
Para evitar las malas miradas del servicio, Larisa caminó a paso raudo hacia donde había estado unos minutos atrás. A decir verdad, se avergonzaba un poco de la opulencia que mostraba su mansión en general, llena de cuadros de valor incalculable y detalles dignos del Kremlin, todos de un blanco inmaculado. La casa había sido planeada por su madre, a la cual, como toda buena francesa, le gustaba mostrar todo el dinero que era capaz de mover. Al pasar al frente del cuadro de Anastasia Zajarina, se inclinó un momento y volvió a caminar. A ella le debía el no estar en casa de Ilya ahora.
-¿Sabes? Si no fuera por ese cuadro, posiblemente no habrías encontrado a nadie en casa- comentó, como ausente, sin darse cuenta de lo que estaba diciendo-. No hemos tenido días muy agradables. Somos prisioneros en nuestra propia mansión, por así decirlo.
Prisioneros. Encerrados bajo cuatro paredes que parecían traerles más peligro que protección. Poco podían hacer Barnhard y su hermano para mantener el orden y la tranquilidad. En aquel lugar se respiraba el terror. Los sirvientes cuchicheaban sobre su condición. Y Larisa no podía hacer más que esperar.
Al final, ambos llegaron a una de las tantas puertas, que escondía el lugar más tranquilo y sobrio de la casa. La chica la abrió con cuidado, dejando ver su saloncito personal.
-Ya hemos llegado. Toma asiento, por favor. Pediré que traigan te y pasteles.
Larisa Navratinova- Humano Clase Alta
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Re: Un cachorro siempre vuelve con su ama [Larisa]
No era de extrañar que alguien pudiera perderse por los sinuosos pasillos de la mansión, incluso si ese alguien era su dueña. Y es que una simple habitación de esta casa podía tener más o menos el mismo tamaño que mi cabaña del bosque, mi modesto hogar.
Aunque bueno, yo contaba con una ventaja muy importante sobre Larisa, además de que por naturaleza mi orientación era bastante más eficaz. Aún así procuré no alejarme demasiado de ella en ningún momento, caminando a una distancia más bien cercana.
—¿Un cuadro os ha hecho prisioneros?—repliqué, bromeando, aunque a continuación pude darme cuenta de que fuera cual fuera el asunto, no era para tomárselo a risa. Esto y las palabras del hombre al entrar en la casa estaban empezando a preocuparme. ¿Qué diantres había ocurrido?
Por más que miraba e intentaba encontrar la respuesta a mis cuestiones, no localizaba evidencias que me llevasen hasta la solución del enigma.
Mi olfato siempre solía ser un gran aliado, pero al estar en mi forma humana se veía bastante disminuido. Por otro lado, había multitud de aromas entremezclándose en el interior de la mansión, por lo que me era practicamente imposible detectar uno en concreto sin saber previamente lo que tenía que buscar.
Tomé asiento, haciendo caso a la petición de Larisa, mientras que mis ojos recorrían cada centímetro de la estancia en la que nos encontrábamos. A diferencia del estilo de decoración general de la mansión, esta habitación estaba bastante menos recargada en lo a mobiliario y adornos se refería, haciéndome suponer que pertenecía por completo a Larisa. ¿Estaría suponiendo demasiado?
—Gracias—hice una pequeña pausa antes de volver a hablar—Se que es la segunda vez que nos vemos y que probablemente ya he sobrepasado todos los límites al presentarme aquí sin avisar pero... ¿ha ocurrido algo?—hablé finalmente, mirándola con gesto preocupado. Apesar de que nuestra relación se reducía a un paseo por París, no podía evitar sentir temor por la que ya se había convertido en mi nueva amiga.
Aunque bueno, yo contaba con una ventaja muy importante sobre Larisa, además de que por naturaleza mi orientación era bastante más eficaz. Aún así procuré no alejarme demasiado de ella en ningún momento, caminando a una distancia más bien cercana.
—¿Un cuadro os ha hecho prisioneros?—repliqué, bromeando, aunque a continuación pude darme cuenta de que fuera cual fuera el asunto, no era para tomárselo a risa. Esto y las palabras del hombre al entrar en la casa estaban empezando a preocuparme. ¿Qué diantres había ocurrido?
Por más que miraba e intentaba encontrar la respuesta a mis cuestiones, no localizaba evidencias que me llevasen hasta la solución del enigma.
Mi olfato siempre solía ser un gran aliado, pero al estar en mi forma humana se veía bastante disminuido. Por otro lado, había multitud de aromas entremezclándose en el interior de la mansión, por lo que me era practicamente imposible detectar uno en concreto sin saber previamente lo que tenía que buscar.
Tomé asiento, haciendo caso a la petición de Larisa, mientras que mis ojos recorrían cada centímetro de la estancia en la que nos encontrábamos. A diferencia del estilo de decoración general de la mansión, esta habitación estaba bastante menos recargada en lo a mobiliario y adornos se refería, haciéndome suponer que pertenecía por completo a Larisa. ¿Estaría suponiendo demasiado?
—Gracias—hice una pequeña pausa antes de volver a hablar—Se que es la segunda vez que nos vemos y que probablemente ya he sobrepasado todos los límites al presentarme aquí sin avisar pero... ¿ha ocurrido algo?—hablé finalmente, mirándola con gesto preocupado. Apesar de que nuestra relación se reducía a un paseo por París, no podía evitar sentir temor por la que ya se había convertido en mi nueva amiga.
Noah Evans- Cambiante Clase Baja
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Re: Un cachorro siempre vuelve con su ama [Larisa]
-Bueno, alguien ha venido a visitarnos. Y no precisamente en son de paz. Exactamente el día en el que mi hermano volvió de una larga ausencia, algo o alguien hizo acto de presencia en este lugar sin que nos diéramos cuenta y bueno… perpetró una auténtica masacre.
Era lo único que podía decir. Sólo a eso se había resumido. Muchos habían muerto, y ahora todos estaban en peligro de perder la vida al más mínimo descuido. Su expresión se tornó pensativa, preocupada. ¿Por qué querían matarlos? Esa era su pregunta más importante. ¿Qué habían hecho de malo? ¿O acaso perseguían sólo a Ilya? ¿Y si esto estuviera conectado de alguna manera a la muerte de…?
No. Imposible. La muerte de Vladimir y esta masacre eran cosas totalmente diferentes. O al menos, desde la perspectiva de Larisa. Aunque no podía evitar que esa teoría estuviera presente en su mente.
-No sabemos a ciencia cierta qué o quién quiere matarnos, pero al parecer dispone de métodos eficaces. Afortunadamente, mi hermano es bastante listo y Barnhard solía ser un Cosaco, así que protección no nos falta. Aún así- en ese momento su voz se quebró un poco-, no podemos hacer demasiado. Sólo podemos esperar a que pase algo de nuevo.
Bajó la cabeza. A pesar de su temeridad, estaba preocupada… y asustada. No quería que nadie sufriera un final tan funesto como aquellos pobres sirvientes. Temía no por su vida, sino por la de los demás. Si fuera por ella, hace tiempo ya que habría despachado a todos los sirvientes para esperar su muerte, sola y tranquila, sin preocuparse de que otras vidas se pierdan.
-Todos están aquí por mi culpa- murmuró, cada vez más cabizbaja-. Sólo porque quise quedarme y no huir a la primera. Pero, ¿qué más podía hacer? No puedo dejar este lugar así como así. No temo enfrentar mi propia muerte, pero ¿Qué hay del resto?
Era lo único que podía decir. Sólo a eso se había resumido. Muchos habían muerto, y ahora todos estaban en peligro de perder la vida al más mínimo descuido. Su expresión se tornó pensativa, preocupada. ¿Por qué querían matarlos? Esa era su pregunta más importante. ¿Qué habían hecho de malo? ¿O acaso perseguían sólo a Ilya? ¿Y si esto estuviera conectado de alguna manera a la muerte de…?
No. Imposible. La muerte de Vladimir y esta masacre eran cosas totalmente diferentes. O al menos, desde la perspectiva de Larisa. Aunque no podía evitar que esa teoría estuviera presente en su mente.
-No sabemos a ciencia cierta qué o quién quiere matarnos, pero al parecer dispone de métodos eficaces. Afortunadamente, mi hermano es bastante listo y Barnhard solía ser un Cosaco, así que protección no nos falta. Aún así- en ese momento su voz se quebró un poco-, no podemos hacer demasiado. Sólo podemos esperar a que pase algo de nuevo.
Bajó la cabeza. A pesar de su temeridad, estaba preocupada… y asustada. No quería que nadie sufriera un final tan funesto como aquellos pobres sirvientes. Temía no por su vida, sino por la de los demás. Si fuera por ella, hace tiempo ya que habría despachado a todos los sirvientes para esperar su muerte, sola y tranquila, sin preocuparse de que otras vidas se pierdan.
-Todos están aquí por mi culpa- murmuró, cada vez más cabizbaja-. Sólo porque quise quedarme y no huir a la primera. Pero, ¿qué más podía hacer? No puedo dejar este lugar así como así. No temo enfrentar mi propia muerte, pero ¿Qué hay del resto?
Larisa Navratinova- Humano Clase Alta
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Re: Un cachorro siempre vuelve con su ama [Larisa]
Por un momento dejé de respirar, y de haber sido posible, estaba seguro de que incluso mis latidos se habrían detenido. Mis sospechas, esas que antes habían sido unas simples ideas alocadas y sin sentido, tenían que ser ciertas.
Era imposible que hubiese un humano tan letal y eficaz como para ser capaz de entrar en una mansión llena de gente, perpetrar una matanza y huir sin ser detectado. Eso solo podía hacerlo un ser con unas habilidades extremadamente desarrolladas, especialmente diseñado para matar. Y lo peor de todo, que si lo había hecho una vez, nada ni nadie podría detenerle si deseaba hacerlo de nuevo.
Me levanté del sillón, inquieto. No podía decirle lo que pensaba sin dejar expuesto mi secreto, pero tampoco podía quedarme de brazos cruzados sin hacer nada sabiendo que una criatura la estaba rondando. ¿Quién me garantizaba que eso no atacaría esta misma noche, por ejemplo? Ahora entendía por qué el tal Barnhard había estado a punto de abrirme en canal por el simple hecho de haberme presentado en su puerta.
Me acerqué de nuevo a Larisa, agachándome para estar frente a frente y con nuestras miradas a la misma altura.
—Si lo que me dices es verdad, tienes que marcharte de aquí porque esta casa ya no es segura. Si pudo entrar y salir sin ser visto, está claro que podrá hacerlo otra vez cuando le plazca—no quería meterle el miedo en el cuerpo, pero no había manera de suavizar la realidad. De todas formas, supuse que mis palabras ya habían pasado por su cabeza mucho antes de que yo las dijese en voz alta—A veces una retirada a tiempo es la mejor de las victorias... ¿Qué te retiene aquí que sea tan importante como para querer arriesgar tu vida de esa manera?
Me ponía enfermo pensar en Larisa, la dulce e inocente Larisa, encontrando una de las muertes más horribles que podían existir sobre la faz de la Tierra. Tenía que hacer algo para impedirlo.
Era imposible que hubiese un humano tan letal y eficaz como para ser capaz de entrar en una mansión llena de gente, perpetrar una matanza y huir sin ser detectado. Eso solo podía hacerlo un ser con unas habilidades extremadamente desarrolladas, especialmente diseñado para matar. Y lo peor de todo, que si lo había hecho una vez, nada ni nadie podría detenerle si deseaba hacerlo de nuevo.
Me levanté del sillón, inquieto. No podía decirle lo que pensaba sin dejar expuesto mi secreto, pero tampoco podía quedarme de brazos cruzados sin hacer nada sabiendo que una criatura la estaba rondando. ¿Quién me garantizaba que eso no atacaría esta misma noche, por ejemplo? Ahora entendía por qué el tal Barnhard había estado a punto de abrirme en canal por el simple hecho de haberme presentado en su puerta.
Me acerqué de nuevo a Larisa, agachándome para estar frente a frente y con nuestras miradas a la misma altura.
—Si lo que me dices es verdad, tienes que marcharte de aquí porque esta casa ya no es segura. Si pudo entrar y salir sin ser visto, está claro que podrá hacerlo otra vez cuando le plazca—no quería meterle el miedo en el cuerpo, pero no había manera de suavizar la realidad. De todas formas, supuse que mis palabras ya habían pasado por su cabeza mucho antes de que yo las dijese en voz alta—A veces una retirada a tiempo es la mejor de las victorias... ¿Qué te retiene aquí que sea tan importante como para querer arriesgar tu vida de esa manera?
Me ponía enfermo pensar en Larisa, la dulce e inocente Larisa, encontrando una de las muertes más horribles que podían existir sobre la faz de la Tierra. Tenía que hacer algo para impedirlo.
Noah Evans- Cambiante Clase Baja
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Re: Un cachorro siempre vuelve con su ama [Larisa]
-Si te refieres a algo material, nada me retiene aquí. Es sólo que me he cansado de huir a la primera oportunidad. De hecho, creo que debí haber muerto hace mucho. Quizá la muerte me persigue para cobrarse mi vida.
Era una teoría que siempre hacía eco en la cabeza de la chica. Su instinto le decía que debería haber encontrado su final el día en que Vladimir dejó esta tierra. Pero algo hizo cambiar el curso del destino, algo que la dejó viva. Y ahora, tenía que enfrentar a la muerte. Tenía que embarcarse en el sueño eterno. Era Larisa o el resto de la gente. Uno debía morir para salvar al resto. Alguien que no tuviera miedo de sacrificarse.
Para ella, dejar la casa no era una opción. Si la muerte la había perseguido hasta allá, allá debía encontrar su final. Lo único que le preocupaba era al resto de personas a las que había atraído a su desgracia. Era como si todo a su alrededor se viera afectado por ella. Ella tenía la culpa de todas las cosas malas que le habían pasado a la familia, comenzando por la muerte de su hermano mayor… o al menos eso era lo que creía.
Ilya había tratado de hacerla entrar en razón, así como Noah lo intentaba ahora. Nada. Ella simplemente no quería moverse. Barnhard no había ayudado a mejorar las cosas, respetando toda decisión que tomara la joven. A la única persona a la que el mayordomo le debía lealtad era a Larisa, a la que le habían confiado. Si la niña decidía quedarse, allí iba a estar él, defendiéndola de todo. A pesar de que Larisa se lo agradecía, tampoco quería arrastrar a su niñero y protector de toda la vida a una muerte segura.
-No temo a la muerte- volvió a repetir, como si esas palabras le infundieran valentía-. Supongo que es a lo único que puedo aspirar por ahora. De cualquier modo, no tengo nada que perder, ni nadie que se sienta atado a mí en este mundo.
Era una teoría que siempre hacía eco en la cabeza de la chica. Su instinto le decía que debería haber encontrado su final el día en que Vladimir dejó esta tierra. Pero algo hizo cambiar el curso del destino, algo que la dejó viva. Y ahora, tenía que enfrentar a la muerte. Tenía que embarcarse en el sueño eterno. Era Larisa o el resto de la gente. Uno debía morir para salvar al resto. Alguien que no tuviera miedo de sacrificarse.
Para ella, dejar la casa no era una opción. Si la muerte la había perseguido hasta allá, allá debía encontrar su final. Lo único que le preocupaba era al resto de personas a las que había atraído a su desgracia. Era como si todo a su alrededor se viera afectado por ella. Ella tenía la culpa de todas las cosas malas que le habían pasado a la familia, comenzando por la muerte de su hermano mayor… o al menos eso era lo que creía.
Ilya había tratado de hacerla entrar en razón, así como Noah lo intentaba ahora. Nada. Ella simplemente no quería moverse. Barnhard no había ayudado a mejorar las cosas, respetando toda decisión que tomara la joven. A la única persona a la que el mayordomo le debía lealtad era a Larisa, a la que le habían confiado. Si la niña decidía quedarse, allí iba a estar él, defendiéndola de todo. A pesar de que Larisa se lo agradecía, tampoco quería arrastrar a su niñero y protector de toda la vida a una muerte segura.
-No temo a la muerte- volvió a repetir, como si esas palabras le infundieran valentía-. Supongo que es a lo único que puedo aspirar por ahora. De cualquier modo, no tengo nada que perder, ni nadie que se sienta atado a mí en este mundo.
Larisa Navratinova- Humano Clase Alta
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Re: Un cachorro siempre vuelve con su ama [Larisa]
No podía creer lo que estaba escuchando. ¿Cómo alguien tan joven, con tanto por vivir, le tenía tan poca estima a su propia vida? No podía entenderlo, en parte porque yo había pasado toda mi existencia recelando de todo y de todos para que nadie pudiese arrebatarme esa vida. Era lo más valioso, o por lo menos eso me había inculcado mi madre desde niño.
Había que preservar la vida y aprovecharla lo mejor posible, en honor a todos aquellos a los que se les había privado de dicha oportunidad. Como a mi padre. Como a su hermano. Debíamos seguir respirando por ellos.
Sin embargo, Larisa no parecía tener la misma visión, estando convencida de que debería de haber partido junto con su hermano.
—¿Y qué pasa conmigo?—las palabras salieron por mis labios antes de que me diese tiempo a filtrarlas. Me desesperaba ver que se había rendido tan pronto—Aún te debo un obsequio. Si mueres me dejarás sin haber cumplido mi promesa de darte algo a cambio por tu collar, lo que significa que estamos atados hasta que te recompense por ello—era una argumentación un tanto absurda, pero el tono de mi voz era completamente serio.
Me puse en pie, dándole la espalda durante unos segundos antes de volver a hablar. La expresión de mi rostro había cambiado de seriedad a determinación.
—Lo que significa que si ese criminal vuelve, tendrá que pasar por encima de cadaver antes de llegar hasta a ti—llegado el momento, incluso estaba dispuesto a revelar mi secreto con tal de salvarla. Eso me obligaría a abandonar no solo la ciudad, si no el país, pero merecería la pena.
Había que preservar la vida y aprovecharla lo mejor posible, en honor a todos aquellos a los que se les había privado de dicha oportunidad. Como a mi padre. Como a su hermano. Debíamos seguir respirando por ellos.
Sin embargo, Larisa no parecía tener la misma visión, estando convencida de que debería de haber partido junto con su hermano.
—¿Y qué pasa conmigo?—las palabras salieron por mis labios antes de que me diese tiempo a filtrarlas. Me desesperaba ver que se había rendido tan pronto—Aún te debo un obsequio. Si mueres me dejarás sin haber cumplido mi promesa de darte algo a cambio por tu collar, lo que significa que estamos atados hasta que te recompense por ello—era una argumentación un tanto absurda, pero el tono de mi voz era completamente serio.
Me puse en pie, dándole la espalda durante unos segundos antes de volver a hablar. La expresión de mi rostro había cambiado de seriedad a determinación.
—Lo que significa que si ese criminal vuelve, tendrá que pasar por encima de cadaver antes de llegar hasta a ti—llegado el momento, incluso estaba dispuesto a revelar mi secreto con tal de salvarla. Eso me obligaría a abandonar no solo la ciudad, si no el país, pero merecería la pena.
Noah Evans- Cambiante Clase Baja
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Re: Un cachorro siempre vuelve con su ama [Larisa]
-¡NO!- fue lo primero que salió de los labios de la chica- ¡Por el amor de Dios, No! ¡Por favor, ni siquiera lo pienses! No tienes que arriesgar tu vida por mí, no puedes…
Gruesas lágrimas comenzaron a caer de sus ojos. ¡Otro más! ¡Otra persona más a la cual le había arruinado la vida! ¿Es que acaso el destino no quería detenerse? ¿Por qué le ponía al frente personas capaces de autodestruirse por su seguridad? Su vida no era tan importante. ¡Era sólo una jovencita de clase alta, sin nada, sin aventuras por delante! Con el único don de saber mover sus manos sobre un par de teclas blancas y negras. No tenía más atributos. No era fuerte, no era valiente. Entonces, ¿Por qué la protegían?
No quería un tropel de gente al frente suyo, ayudándola a escapar de la muerte. Quería enfrentarla sola. Sin ayuda. Si ganaba o perdía era su problema. Nadie tenía que sacrificarse por ella, por su seguridad.
Trató de secarse las lágrimas, pero a medida que lo hacía, más caían. A estas alturas ya no podía parar de llorar. Trató de no hacer demasiado ruido, temiendo que Barnhard viniera a encargarse a su manera de Noah, pero no pudo evitar que los sollozos escaparan de su garganta. Ya era muy tarde para encontrar algún consuelo.
-De verdad- dijo entre hipadas-, no necesitas preocuparte de mí. Mis problemas no deberían afectar tu vida. Yo ya he tomado mi decisión, y es imposible cambiarla.
Imposible de verdad. Si había un defecto en aquella joven, podía ser la testarudez.
Gruesas lágrimas comenzaron a caer de sus ojos. ¡Otro más! ¡Otra persona más a la cual le había arruinado la vida! ¿Es que acaso el destino no quería detenerse? ¿Por qué le ponía al frente personas capaces de autodestruirse por su seguridad? Su vida no era tan importante. ¡Era sólo una jovencita de clase alta, sin nada, sin aventuras por delante! Con el único don de saber mover sus manos sobre un par de teclas blancas y negras. No tenía más atributos. No era fuerte, no era valiente. Entonces, ¿Por qué la protegían?
No quería un tropel de gente al frente suyo, ayudándola a escapar de la muerte. Quería enfrentarla sola. Sin ayuda. Si ganaba o perdía era su problema. Nadie tenía que sacrificarse por ella, por su seguridad.
Trató de secarse las lágrimas, pero a medida que lo hacía, más caían. A estas alturas ya no podía parar de llorar. Trató de no hacer demasiado ruido, temiendo que Barnhard viniera a encargarse a su manera de Noah, pero no pudo evitar que los sollozos escaparan de su garganta. Ya era muy tarde para encontrar algún consuelo.
-De verdad- dijo entre hipadas-, no necesitas preocuparte de mí. Mis problemas no deberían afectar tu vida. Yo ya he tomado mi decisión, y es imposible cambiarla.
Imposible de verdad. Si había un defecto en aquella joven, podía ser la testarudez.
Larisa Navratinova- Humano Clase Alta
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Re: Un cachorro siempre vuelve con su ama [Larisa]
—Eh, eh, eh... no llores, por favor—susurré con un tono de voz extremadamente suave, que hasta ahora había estado reservado exclusivamente para mi madre.
Volví a tomar la misma posición que antes, agachado frente a ella en el sillón. Llevé mis manos hasta su rostro, colocando mis palmas sobre sus mejillas, de manera que con los pulgares pude retirar algunas de esas lágrimas que caían sin control, desbordándose de sus ojos azules. Era un gesto bastante íntimo, pero dado que no había nadie que pudiera juzgarnos, no vi necesario reprimirme. Tampoco quería hacerlo.
Me causaba un profundo pesar verla sumida en un nivel tan grande angustia, tristeza y desesperación, sobre todo cuando las causas eran completamente altruistas. Ella se preocupaba exclusivamente por los demás, dejando de lado su propia seguridad.
—Yo también he tomado una decisión—repliqué. No había marcha atrás. A partir de ahora ella estaría bajo mi protección, estuviese de acuerdo o no. Sin embargo, tenía que hacer algo para calmarla, decir algo que aliviase su sufrimiento y terminase con sus lágrimas—Pero también quiero que sepas que no estoy dispuesto a morir así como así. Tú vivirás, al igual que yo. Será la amenaza la que pierda, no nosotros, así que no llores—dije, completamente seguro de mis palabras. En apariencia yo no era alguien musculoso o robusto, ni siquiera intimidante, pero tenía mucha más fuerza de la que nadie pudiese imaginar.
Por otro lado, cualquiera podría pensar que era una estupidez arriesgar la vida por una muchacha a la que acababa de conocer unos días atrás. Sin embargo, cuantos más detalles iba averiguando sobre su persona, más convencido estaba de que Larisa era alguien por el que merecía la pena luchar. Un alma que era necesario salvar.
Mi instinto, una vez más, me indicaba el camino a seguir y yo no iba a desobedecerle, si no todo lo contrario.
Volví a tomar la misma posición que antes, agachado frente a ella en el sillón. Llevé mis manos hasta su rostro, colocando mis palmas sobre sus mejillas, de manera que con los pulgares pude retirar algunas de esas lágrimas que caían sin control, desbordándose de sus ojos azules. Era un gesto bastante íntimo, pero dado que no había nadie que pudiera juzgarnos, no vi necesario reprimirme. Tampoco quería hacerlo.
Me causaba un profundo pesar verla sumida en un nivel tan grande angustia, tristeza y desesperación, sobre todo cuando las causas eran completamente altruistas. Ella se preocupaba exclusivamente por los demás, dejando de lado su propia seguridad.
—Yo también he tomado una decisión—repliqué. No había marcha atrás. A partir de ahora ella estaría bajo mi protección, estuviese de acuerdo o no. Sin embargo, tenía que hacer algo para calmarla, decir algo que aliviase su sufrimiento y terminase con sus lágrimas—Pero también quiero que sepas que no estoy dispuesto a morir así como así. Tú vivirás, al igual que yo. Será la amenaza la que pierda, no nosotros, así que no llores—dije, completamente seguro de mis palabras. En apariencia yo no era alguien musculoso o robusto, ni siquiera intimidante, pero tenía mucha más fuerza de la que nadie pudiese imaginar.
Por otro lado, cualquiera podría pensar que era una estupidez arriesgar la vida por una muchacha a la que acababa de conocer unos días atrás. Sin embargo, cuantos más detalles iba averiguando sobre su persona, más convencido estaba de que Larisa era alguien por el que merecía la pena luchar. Un alma que era necesario salvar.
Mi instinto, una vez más, me indicaba el camino a seguir y yo no iba a desobedecerle, si no todo lo contrario.
Noah Evans- Cambiante Clase Baja
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Re: Un cachorro siempre vuelve con su ama [Larisa]
A pesar de que las palabras de Noah estaban destinadas a consolarla, la sumieron en una mayor desesperación. Había tomado una decisión, como ella. Y algo le decía que compartían la misma testarudez. No era un buen pronóstico. A pesar de que le había prometido no morir, no sabía a ciencia cierta cuál era su fuerza. En el caso de Ilya y Barnhard, era más que evidente.
Y a propósito de Ilya… ¿Qué iba a pasar cuando ambos se encontraran? Ilya no confiaba en nadie. Era bastante más radical que Barnhard. Y si veía a Noah como un peligro para ella, no dudaría ni un segundo en eliminarlo. Para el joven había mucho más problemas, más obstáculos.
-Es mi deber advertirte… Por favor, no arriesgues tu vida por mí. Encontrarás muchas más dificultades. Mi hermano… sé que no confiará en ti. Lo conozco bien. No quiero que esto termine en un enfrentamiento. Él… su… “oficio”, bueno, él es peligroso a su manera.
Cazarrecompensas. Aún se le trababa en la lengua aquel trabajo. Aún no podía digerirlo bien, de hecho. Que su hermano arriesgara su vida en pos de cazar gente peligrosa no era la mejor de las noticias para ella. Y, gracias a las habilidades adquiridas en aquel oficio, sabía que una pelea entre ambos acabaría mal. Mal para Noah, claro.
Apartó con cuidado las manos de Noah de su cara. Ya había dejado de llorar, y su expresión había cambiado a una de penosa resignación. Miró a un punto fijo en la ventana, que daba a los jardines de la mansión. Una pregunta estaba en su mente.
-¿Por qué? ¿Por qué has tomado esa decisión? ¿Por qué arriesgar tu vida?
Y a propósito de Ilya… ¿Qué iba a pasar cuando ambos se encontraran? Ilya no confiaba en nadie. Era bastante más radical que Barnhard. Y si veía a Noah como un peligro para ella, no dudaría ni un segundo en eliminarlo. Para el joven había mucho más problemas, más obstáculos.
-Es mi deber advertirte… Por favor, no arriesgues tu vida por mí. Encontrarás muchas más dificultades. Mi hermano… sé que no confiará en ti. Lo conozco bien. No quiero que esto termine en un enfrentamiento. Él… su… “oficio”, bueno, él es peligroso a su manera.
Cazarrecompensas. Aún se le trababa en la lengua aquel trabajo. Aún no podía digerirlo bien, de hecho. Que su hermano arriesgara su vida en pos de cazar gente peligrosa no era la mejor de las noticias para ella. Y, gracias a las habilidades adquiridas en aquel oficio, sabía que una pelea entre ambos acabaría mal. Mal para Noah, claro.
Apartó con cuidado las manos de Noah de su cara. Ya había dejado de llorar, y su expresión había cambiado a una de penosa resignación. Miró a un punto fijo en la ventana, que daba a los jardines de la mansión. Una pregunta estaba en su mente.
-¿Por qué? ¿Por qué has tomado esa decisión? ¿Por qué arriesgar tu vida?
Larisa Navratinova- Humano Clase Alta
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Re: Un cachorro siempre vuelve con su ama [Larisa]
Continué agachado frente a ella, haciendo equilibrio sobre las puntas de mis pies, aún cuando ya no era necesario porque ella se había calmado ligeramente y había reusado mis gestos de consuelo.
La forma en la que ella describió la profesión de su hermano me produjo un desagradable escalofrío que fui capaz de ocultar. Temía que esas "recompensas" que se dedicaba a cazar su hermano no eran humanos normales y corrientes precisamente.
En otra situación no habría tenido motivos como para dudar, pero estando todo como estaba, no me resultaba tan disparatado que el famoso hermano tuviese algún tipo de nexo con lo sobrenatural. Eso solo aumentaba mis preocupación por Larisa.
—Supongo que solo intento ser bueno con aquellos que hacen el bien sin esperar nada a cambio. Se que apenas te conozco, Larisa, pero estoy seguro de que no mereces morir y haré todo lo que esté en mi mano por evitarlo—el instinto de protección que ella despertaba en mí crecía a pasos agigantados sin que pudiera hacer nada por evitarlo. ¿Acaso quería evitarlo? Tenía serias dudas sobre eso—Se que probablemente lo que te digo no tenga sentido alguno, pero para mí si lo tiene.
Cosas de cambiaformas, me dieron ganas de decirle. Y es que estaba convencido de que mi parte canina tenía que ver mucho en la dirección que tomaban mis sentimientos y decisiones.
Los perros eran animales fieles, nobles, que jamás mordían la mano que los cuidaba y daba de comer. ¿Se habría convertido Larisa en algo así para mí? ¿Se habría ganado mi lealtad para siempre con sus gestos amables, su dulzura y su manera de ver el mundo? No podía ni afirmarlo ni desmentirlo por completo.
—Hablaré con tu hermano si es necesario. Incluso me haré amigo del cosaco enfurecido—añadí lo último con cierta broma, en un intento un tanto pésimo de aligerar el ambiente.
Finalmente me puse de nuevo en pie, dándole a Larisa algo de espacio.
La forma en la que ella describió la profesión de su hermano me produjo un desagradable escalofrío que fui capaz de ocultar. Temía que esas "recompensas" que se dedicaba a cazar su hermano no eran humanos normales y corrientes precisamente.
En otra situación no habría tenido motivos como para dudar, pero estando todo como estaba, no me resultaba tan disparatado que el famoso hermano tuviese algún tipo de nexo con lo sobrenatural. Eso solo aumentaba mis preocupación por Larisa.
—Supongo que solo intento ser bueno con aquellos que hacen el bien sin esperar nada a cambio. Se que apenas te conozco, Larisa, pero estoy seguro de que no mereces morir y haré todo lo que esté en mi mano por evitarlo—el instinto de protección que ella despertaba en mí crecía a pasos agigantados sin que pudiera hacer nada por evitarlo. ¿Acaso quería evitarlo? Tenía serias dudas sobre eso—Se que probablemente lo que te digo no tenga sentido alguno, pero para mí si lo tiene.
Cosas de cambiaformas, me dieron ganas de decirle. Y es que estaba convencido de que mi parte canina tenía que ver mucho en la dirección que tomaban mis sentimientos y decisiones.
Los perros eran animales fieles, nobles, que jamás mordían la mano que los cuidaba y daba de comer. ¿Se habría convertido Larisa en algo así para mí? ¿Se habría ganado mi lealtad para siempre con sus gestos amables, su dulzura y su manera de ver el mundo? No podía ni afirmarlo ni desmentirlo por completo.
—Hablaré con tu hermano si es necesario. Incluso me haré amigo del cosaco enfurecido—añadí lo último con cierta broma, en un intento un tanto pésimo de aligerar el ambiente.
Finalmente me puse de nuevo en pie, dándole a Larisa algo de espacio.
Noah Evans- Cambiante Clase Baja
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Re: Un cachorro siempre vuelve con su ama [Larisa]
No habían pasado ni cinco segundos y ya la había convencido. De manera prácticamente inconsciente, Larisa ya sentía la suficiente seguridad para decir que Noah no moriría fácilmente. Había algo a su alrededor que hablaba de fortaleza, tanto física como espiritual. Dos cosas que, según Larisa, le hacían mucha falta. Y si había algo que la chica admiraba, era a las personas que demostraban aquella fortaleza. ¿Por qué no podía ser como ellos?
Se rió levemente cuando le oyó decir “el Cosaco Enfurecido”. No había mejores palabras que describieran a Barnhard en ese momento. El ánimo se le levantó de golpe, como solía pasarle. Con una gran sonrisa, clavó sus enormes ojos azules en los de Noah y habló con agradecimiento.
-Confío en ti- fue lo único que dijo.
Unos golpes regulares en la puerta la hicieron volver la cabeza. Posiblemente eran las criadas y su encargo de té y pasteles. Grande fue su sorpresa al ver que era precisamente Barnhard quien los traía. Arqueó las cejas al ver los ojos enrojecidos de su protegida, y con esa misma expresión volvió sus ojos hacia Noah. La chica simplemente bufó. Barnhard y su desconfianza.
-Eto moya vina. Vy znayete, ya dovolʹno plaksa*- dijo la chica, mientras tomaba con cuidado la bandeja del té y la llevaba hacia una mesita-. Debo suponer que ya revisaste esto. ¿Me equivoco?
-Nyet. Está todo revisado. Tú, chico de la calle- se dirigió al joven con una media sonrisa-. Si quieres llegar a ser mi amigo tienes que ganártelo. Primeramente, no haciendo llorar a la niña. Veremos si puedes protegerla tan bien como dices…
Y dicho esto, simplemente se fue, tarareando una de las tantas canciones de su tierra. Larisa se le quedó mirando con confusión. A veces, las habilidades de espionaje de su mayordomo la impresionaban demasiado. Como si supiera todo lo que pasaba a su alrededor hasta el más mínimo detalle. Era casi mágico.
-Me pregunto cómo es que puede hacer todo eso…- murmuró, más para sí misma. Luego se dirigió a su acompañante con una sonrisa amable- ¿Té?
Se rió levemente cuando le oyó decir “el Cosaco Enfurecido”. No había mejores palabras que describieran a Barnhard en ese momento. El ánimo se le levantó de golpe, como solía pasarle. Con una gran sonrisa, clavó sus enormes ojos azules en los de Noah y habló con agradecimiento.
-Confío en ti- fue lo único que dijo.
Unos golpes regulares en la puerta la hicieron volver la cabeza. Posiblemente eran las criadas y su encargo de té y pasteles. Grande fue su sorpresa al ver que era precisamente Barnhard quien los traía. Arqueó las cejas al ver los ojos enrojecidos de su protegida, y con esa misma expresión volvió sus ojos hacia Noah. La chica simplemente bufó. Barnhard y su desconfianza.
-Eto moya vina. Vy znayete, ya dovolʹno plaksa*- dijo la chica, mientras tomaba con cuidado la bandeja del té y la llevaba hacia una mesita-. Debo suponer que ya revisaste esto. ¿Me equivoco?
-Nyet. Está todo revisado. Tú, chico de la calle- se dirigió al joven con una media sonrisa-. Si quieres llegar a ser mi amigo tienes que ganártelo. Primeramente, no haciendo llorar a la niña. Veremos si puedes protegerla tan bien como dices…
Y dicho esto, simplemente se fue, tarareando una de las tantas canciones de su tierra. Larisa se le quedó mirando con confusión. A veces, las habilidades de espionaje de su mayordomo la impresionaban demasiado. Como si supiera todo lo que pasaba a su alrededor hasta el más mínimo detalle. Era casi mágico.
-Me pregunto cómo es que puede hacer todo eso…- murmuró, más para sí misma. Luego se dirigió a su acompañante con una sonrisa amable- ¿Té?
- Spoiler:
- *Es mi culpa. Sabes que soy bastante llorica.
Larisa Navratinova- Humano Clase Alta
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Re: Un cachorro siempre vuelve con su ama [Larisa]
- Spoiler:
- Como principal instigador de la campaña a favor de Larisa como PJ del mes, me complace decir lo siguiente: ¡¡¡FELICIDADES!!!
Una sonrisa triunfal se dibujó en mi rostro al mismo tiempo que una agradable sensación de alivio inundaba mi cuerpo. Por fin podía volver a respirar tranquilo al ver que ella ya no estaba tan disgustada por la situación, y lo más importante, que no pondría pegas en lo que a su seguridad se refería.
Esta misma noche me pondría manos a la obra, utilizando mis habilidades como cambiaformas canino para poder detectar y rastrear el aroma del asesino. El efluvio, aunque escondido por los habitantes permanentes de la mansión, tenía que haber quedado adherido a numerosos lugares que esperaba no me costase mucho encontrar. Una vez que diese con él, rastrearlo iba a ser una tarea bastante más sencilla.
Había logrado que Larisa confiara en mí y por nada del mundo iba a decepcionarla.
Durante unos breves segundos compartí una mirada cómplice con el cosaco. No podía considerarlo un gesto amistoso, pero por lo menos ya no era una interacción tan hostil como en nuestro primer encuentro.
Aunque desde luego, lo que hizo saltar todas mis alarmas fueron sus increibles habilidades para el espionaje. Demasiado increíbles para tratarse de un humano normal y corriente. ¿Me estaría volviendo paranoico?
—¿Ves? Ganarme a tu hermano no va a ser tan difícil después de todo—bromeé una vez que Barnhard abandonó la habitación, poniendo una expresión un tanto altiva que terminó en una sonrisa suave. Tal vez estaba tentando demasiado mi suerte sabiendo que probablemente el cosaco podría escucharme.
Volví a tomar asiento en uno de los sillones, dejando que agradable aroma del te llegase hasta mi nariz—Sí, por favor—una vez más, el Noah más glotón salía a la luz sin sentir ni un ápice de vergüenza por ello.
—Apesar de que eso implique que quieran despellejarme vivo, me alegra ver que tienes a tanta gente que se preocupa tanto por ti, por mantenerte segura—comenté, ya que en cierta manera era hasta enternecedor ver como un hombre hecho y derecho como era el cosaco se rendí por completo a los pies de Larisa.
Noah Evans- Cambiante Clase Baja
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Re: Un cachorro siempre vuelve con su ama [Larisa]
- Spoiler:
- Muchas Gracias!!! En verdad no me lo esperaba -llora-
La chica le dirigió una sonrisa triste. Para él quizá era bueno, pero para ella el saber que había toda esa gente alrededor suyo matándose por su seguridad no hacía más que ponerla nerviosa cada día. No era su intención ser tan débil, pero a esas alturas de su vida, con su personalidad ya formada, no podía evitarlo. La fragilidad ya se había marcado en ella, en cada uno de sus movimientos y facciones. ¿Habrían hecho mal sus padres con toda esa sobreprotección? Posiblemente sí. No los recriminaba en absoluto. Sabía que lo habían hecho porque la amaban, y nada más.
-Bueno, Barnhard juró sobre mi cuna que antes moriría si me pasaba algo- comentó, con un tono tan apenado como su sonrisa-. Y un cosaco que se precie de serlo nunca falla a una promesa. Me apena el peso que carga ahora sobre sus hombros. Con Ilya es lo mismo. Cada vez somos menos hermanos. Dudo que quiera perder a otro más. Si fuera Elizaveta la afectada… Bueno, supongo que Bea puede defenderse sola. Es una chica fuerte.
Algunas veces Larisa sentía una sana envidia hacia su hermana. La quería muchísimo, a pesar de que sus personalidades fueran totalmente opuestas. Pero, a diferencia de la mayor, Elizaveta había demostrado ser una criatura realmente fuerte e independiente, capaz de salir airosa de cualquier situación. Larisa no tenía la misma suerte. Siempre había sido más bien tímida y frágil. Posiblemente el aspecto físico también tuviera algo que ver. Mientras Larisa se veía como una muñeca de porcelana a punto de romperse, Elizaveta era comparable a una amazona.
-Por el contrario, yo soy bastante debilucha, como ves- la sonrisa se volvió divertida mientras cortaba un poco de pastel y lo depositaba en un plato, dirigido a Noah-. A diferencia de mis hermanos, mi única gracia es mi oído musical. No demasiado útil, pero por lo menos puedo hacer feliz a la gente con eso. La verdad, no me quejo. No es un mal don, después de todo.
Larisa Navratinova- Humano Clase Alta
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Re: Un cachorro siempre vuelve con su ama [Larisa]
Desde niño siempre le había escuchado decir a mi madre que a los hombres, no importaba raza, edad o clase social, se les conquistaba por el estómago. Y viendo el aspecto tan apetecible que tenía el pastel que Larisa me estaba ofreciendo, no pude evitar pensar que tal vez tuviese razón al afirmar dicha cosa.
Evidentemente, la situación actual era mucho más compleja y grave como para reducirla simplemente a una cuestión de dulces, pero no dejaba de ser algo anecdótico: Larisa me ofrecía algo de comer en cada uno de nuestros encuentros y se aseguraba de que yo volviese de nuevo a buscarla. Una curiosa coincidencia que, desgraciadamente, no era más que eso, ya que aunque no hubiese comida de por medio, la vida de Larisa y la de su entorno seguían amenazadas, dándome una razón aún más poderosa para no alejarme de ella.
—La fortaleza no suele estar a la vista—comenté, alternando la mirada entre sus ojos y el plato, para no cometer la torpeza de tirar nada al suelo o tirármelo encima. No era una persona torpe, pero era especialista en ponerme en ridículo frente a los demás—Y esa parte que no se ve suele ser la más importante. La fortaleza de espíritu. Quiero decir, cualquiera puede tener fortaleza física con el entrenamiento adecuado, pero el espíritu... es algo con lo que se nace—hice una pequeña pausa, ahora centrándome exclusivamente en sus ojos—Y yo creo que hay que tener un espíritu bastante robusto como para vencer al miedo y no abandonar a los tuyos.
Dejé esa última frase en el aire, como queriendo decir ¿no crees?
A continuación sonreí suavemente, de la manera más cálida que pude, teniendo siempre en cuenta la situación.
No conocía a sus hermanos, y según iba entendiendo, solo tendría la oportunidad de tratar con Ilya ya que la tercera hermana en discordia estaba bastante lejos de aquí. Sin embargo, no creía que Larisa fuese tan inferior a ellos, tal y como ella misma afirmaba. Todo el mundo tenía sus puntos fuertes y débiles, pero eso no significaba que no fuese lo suficientemente capaz.
Evidentemente, la situación actual era mucho más compleja y grave como para reducirla simplemente a una cuestión de dulces, pero no dejaba de ser algo anecdótico: Larisa me ofrecía algo de comer en cada uno de nuestros encuentros y se aseguraba de que yo volviese de nuevo a buscarla. Una curiosa coincidencia que, desgraciadamente, no era más que eso, ya que aunque no hubiese comida de por medio, la vida de Larisa y la de su entorno seguían amenazadas, dándome una razón aún más poderosa para no alejarme de ella.
—La fortaleza no suele estar a la vista—comenté, alternando la mirada entre sus ojos y el plato, para no cometer la torpeza de tirar nada al suelo o tirármelo encima. No era una persona torpe, pero era especialista en ponerme en ridículo frente a los demás—Y esa parte que no se ve suele ser la más importante. La fortaleza de espíritu. Quiero decir, cualquiera puede tener fortaleza física con el entrenamiento adecuado, pero el espíritu... es algo con lo que se nace—hice una pequeña pausa, ahora centrándome exclusivamente en sus ojos—Y yo creo que hay que tener un espíritu bastante robusto como para vencer al miedo y no abandonar a los tuyos.
Dejé esa última frase en el aire, como queriendo decir ¿no crees?
A continuación sonreí suavemente, de la manera más cálida que pude, teniendo siempre en cuenta la situación.
No conocía a sus hermanos, y según iba entendiendo, solo tendría la oportunidad de tratar con Ilya ya que la tercera hermana en discordia estaba bastante lejos de aquí. Sin embargo, no creía que Larisa fuese tan inferior a ellos, tal y como ella misma afirmaba. Todo el mundo tenía sus puntos fuertes y débiles, pero eso no significaba que no fuese lo suficientemente capaz.
Noah Evans- Cambiante Clase Baja
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Re: Un cachorro siempre vuelve con su ama [Larisa]
Ante la mirada que le estaba dirigiendo, Larisa no pudo evitar sonrojarse un poco. ¿Era su imaginación, o le estaba diciendo –indirectamente- que era fuerte al fin y al cabo? ¿No era ese un halago bastante parcial? ¿O ella tenía la autoestima demasiado baja como para aceptar que sí era fuerte en verdad? Nunca lo sabría del todo. O quizá siempre lo había sabido. Su cabeza estaba igual de confundida que el resto de ella.
Se sentó con cuidado y se limitó a tomar su té, con la vista fija en el jardín. Su vida había dado giros completamente inesperados, vueltas y vueltas que aparecían de la nada y que cambiaban absolutamente todo a su alrededor. Todo eso le daba una extraña sensación de mareo, y la pregunta que siempre acudía a su mente: ¿Cuándo acabaría todo esto? ¿Cuándo volvería todo a la normalidad? ¿Por qué a ellos? ¿Qué habían hecho de malo?
Cerró los ojos por un momento. Quizá habían hecho algo malo, aunque ella no supiera del todo qué. Quizá hasta lo habían hecho sin intención, pero el asunto era que los estaban castigando por algo. Con seguridad era eso. No podía pensar en otra razón más lógica. Y de cualquier modo, no se le ocurría nada más que pensar. Lo único que quería era que su funesto destino le diera aunque sea un pequeño descanso.
Sí, un descanso. Del sufrimiento que tenía a toda la familia en un estado deplorable. A estas alturas se preguntaba qué era ser feliz realmente.
-Felicidad… Es tan efímera…- aquellas palabras salieron con una enorme carga de amargura. El tono con el que se dirigió a Noah aparentaba ser más alegre, a la vez que señalaba su piano, su posesión más querida- Cuando me siento frente al Piano todo se vuelve más feliz, pero cuando dejo de tocar la realidad vuelve a mostrarme que nada es tan alegre como parece. Debe ser porque todos los problemas se olvidan cuando te concentras en algo.
Se sentó con cuidado y se limitó a tomar su té, con la vista fija en el jardín. Su vida había dado giros completamente inesperados, vueltas y vueltas que aparecían de la nada y que cambiaban absolutamente todo a su alrededor. Todo eso le daba una extraña sensación de mareo, y la pregunta que siempre acudía a su mente: ¿Cuándo acabaría todo esto? ¿Cuándo volvería todo a la normalidad? ¿Por qué a ellos? ¿Qué habían hecho de malo?
Cerró los ojos por un momento. Quizá habían hecho algo malo, aunque ella no supiera del todo qué. Quizá hasta lo habían hecho sin intención, pero el asunto era que los estaban castigando por algo. Con seguridad era eso. No podía pensar en otra razón más lógica. Y de cualquier modo, no se le ocurría nada más que pensar. Lo único que quería era que su funesto destino le diera aunque sea un pequeño descanso.
Sí, un descanso. Del sufrimiento que tenía a toda la familia en un estado deplorable. A estas alturas se preguntaba qué era ser feliz realmente.
-Felicidad… Es tan efímera…- aquellas palabras salieron con una enorme carga de amargura. El tono con el que se dirigió a Noah aparentaba ser más alegre, a la vez que señalaba su piano, su posesión más querida- Cuando me siento frente al Piano todo se vuelve más feliz, pero cuando dejo de tocar la realidad vuelve a mostrarme que nada es tan alegre como parece. Debe ser porque todos los problemas se olvidan cuando te concentras en algo.
Larisa Navratinova- Humano Clase Alta
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