Éire R. Diarmuid

Datos iniciales

Nombre: Éire Rehannomi Diarmuid
Edad: Cerca de 2100 años, aparenta 24
Especie: Vampiro.
Clase Social: Clase Alta
Orientación Sexual: Hetero-flexible
Lugar de Origen: Venelli, Celtica Bayeux, Francia.
Habilidad / Poder:
Agilidad y Reflejos Sobrehumanos
Sentidos Aumentados
*Persuación (bajo nivel)
*Telepatía
*Control de Emociones

Descripción Física

CODIE YOUNG:

Descripción Psicológica

Éire, para bien o para mal, una clara representación de la cultura que llevaba en las venas. Nacida en una sociedad matriarcal como la celta, tenia profundamente arraigado la igualdad de derecho con los hombres de su edad y la lengua tan trabajadora como sus manos. Desde pequeña demostró un abanico de caracteres que adoptaba en diferentes situaciones como una segunda piel y que eran tan reconocidos por sus cercanos que solo hacía falta ver el modo en el que se erguía para reconocer su humor.
La personalidad que predominaba en ella era la de una joven algo alocada y un tanto traviesa que, más seguido de lo que los padres hubieran deseado, terminaba con algún castigo de parte de quienes le enseñaban. Era alegre y se le distinguía por tener siempre gran numero de amigo, algo que sobresalía por sobre todo para los grupos de caza que montaba cada vez que veía animales prometedores.

También estaba la Éire seria y responsable que era la encargada de ayudar con el cuidado de los más pequeños y que era capaz incluso de ir a guerras por defender su Conjunto. Que estudiaba y profesaba un gran respeto a los Dioses y que ya varios padres la deseaban como hija por matrimonio.

Al otro lado de sus aspectos positivos se encontraba su vena “oscura” por así decirlo. Esa parte que bien podía atravesarte con su arco y flecha si la hacías enfadar en demasía. Era la parte que si bien temía, también enorgullecía a su padre. Independiente y valerosa no le cabía duda que era muy capaz de defenderse y sobrevivir sin ningún tipo de ayuda cuando llegase el momento. Era muy vengativa pero extrañamente no rencorosa; se la hacías, ella exigía un duelo o una compensación y te dejaba en paz sin ningún otro recuerdo.

Ahora, a pesar de toda la bravuconería que era capaz de exhibir nunca fue tomada por una chica masculina. Se las arreglaba para diferenciarse en su aspecto, maneras y caminar de los hombres sin parecer más débil de lo evidente por su condición de mujer.

Historia

Éire nació aproximadamente en el siglo III a. C. en lo que ahora se conoce como Francia, para el momento en que ella llego al mundo el territorio era parte del pueblo Celta y a esa zona se la denominaba Céltica. Su madre se dedicaba a educar a todos los menores de 13 años, hombres incluidos, las labores de cocina y tejido de prendas. Su padre principalmente pescaba a base de arpón en las costas próximas al asentamiento.

Su niñez no disto mucho de la de cualquier niño en su época. Durante las mañanas todos los niños eran instruidos por igual en diferentes técnicas que iban desde costura a caza, durante las tardes se hacían todo tipo de recolecciones de acuerdo a las capacidades de cada uno y cerca de la llegada de la noche podías disfrutar de los bailes en honor a los dioses y las historias que contaban los más antiguos. Todos los días con pequeñas variaciones y que se revolucionaban para las fiestas del Sol y la Luna, ella amaba la de Beltain pues las mujeres usaban flores trenzadas en el cabello y había un sinfín de bodas que disfrutar.

A medida que fue creciendo, también fue conociendo más partes de este mundo que se abría a sus pies; la cercanía con el mar hacia que por su pueblo pasasen extranjeros Helenios, Romanos y de otras culturas. Durante el tiempo de estadía ella los instaba a relatar cosas de su mundo para ella luego plasmarlas y revivirlas cuando la rutina volvía a su vida. Imaginaba todas aquellas leyendas en su cabeza y las plasmaba en el tallado o en la simple tierra. Añoraba poder viajar tanto como ellos, pero sabía que lejos de los alcances de su cultura la mujer tenía menos derechos y no vivía así de libre.

Su adultez llego como un soplo de viento sin ella notarlo apenas. Y parte de sus sueños se vivían día a día frente a sus ojos. Su madre murió en uno de los inviernos y quedo en ella la responsabilidad de acompañar a su padre si necesitaba ayuda con los intercambios o “compras” con las personas de otros pueblos. Aprendió a hablar latín, griego y el idioma de los sajones y galos tanto como su gaélico natal. Un par de veces pudo intercambiar sus adornos de piedras brillantes por manuscritos de la antigüedad que solían ser su más tierno recaudo y fue así también como su vida cambio totalmente.

Eran seres extraños quienes se quedaban en el asentamiento por esos días cercanos a Samahain. No salían durante el día, eran extrañamente atrayentes y trajeron consigo una plaga que mato a casi un cuarto del poblado. Ella también fue afectada.

Era normal en la cultura que la mujer yaciese con quien se le viniera en gana, y por ello no fue extraño verla salir de la hoguera familiar con uno de los misteriosos extranjeros a su casa propia. Para ahorrar detalles escabrosos, se puede decir que la parte en que el mordió de su cuello y luego le dio a beber un extraño tipo de vino fue el más “común” de los sucesos que recorrieron esa noche. El dolor la atravesó cual hacha a un madero tierno y antes que llegara la mañana ella era un ser totalmente diferente, aun ahora no tiene muy claro que hizo el inmortal en ese tiempo pues el dolor nublaba todo.

Ella reconoció tardíamente como un Abhartach, un ser que vivía de sangre y que era inmortal. Y se percato de que ella ahora también era uno. Decidió quedarse en compañía de los viajeros abandonando su pueblo por miedo de causar lo que las leyendas asociaban a su forma de ser. Vago por el mundo hasta que unos cazadores en Roma atraparon a su mentor y fue muerto. Ella escapo por poco y casi muere por las heridas que recibió. Sin embargo la fortuna la ayudo y paso por alto ese percance, mas nunca ha dejado de esconderse de aquellos que intentan convertirla en un montículo de cenizas.