AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Ritual de Despedida [Amadeo]
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Ritual de Despedida [Amadeo]
"Sentimiento que no conocía, el despedirme de este modo de ti. Duele, a pesar de que es por tu bien. Duele mucho. Sabes que mi corazón y mente, son para otra persona, para alguien que quizá, no se lo merezca. Pero así son las cosas. Así es la vida. Mi hermoso querubín. Nos volveremos a ver"
Ya había pasado un tiempo de conocernos. El pequeño niño que había recogido de la calle, que haría herido en una torpeza de ambos, cabeza y pierna heridas, fueron las cosas que nos juntaron, aquel joven que a pesar de todo, a pesar de las pequeñas discusiones, los malos entendidos. Los caprichos. Todo se lo había dado, como el hijo que nunca podría tener, había movido horarios, trabajos, millones de cosas para poder darle todo lo que deseara, menos algo que parecía anhelar... Mi amor. Pero era un sentimiento tan profundo, había hecho una conexión con el muchacho que no se rompería jamás, pero del mismo modo, jamás podría darle aquello. El amor de amantes, era algo que estaba solo para una persona, para alguien que hacía un tiempo no veía. Nicolás, la hermosa ave... La hermosa ave que esperaba todas mis noches.
Pero como aceptar la partida de un hijo... Un hijo que te ve como un ángel y como un amante. Fueron mil cosas las que sucedieron, todas juntaban un poco de amor, de soledad, de odio, de tristeza. Pero al final, siempre había un suave abrazo que lo recomponía todo. Es que era inevitable no quererlo. Era un niño que adoraba aprender y hablar. Un niño con el que podía conversar y hacer cosas. Pero hoy... Hoy se despediría de mi. Por quien sabe cuanto tiempo.
-Amadeo... Ya esta todo preparado Mon cher. Volveréis como todo un señorito. Este es vuestro barco, llegaréis en ocho días. Os he preparado unas medicinas para el dolor de estomago. También os he dejado algo importante aquí dentro. Tenéis todo preparado y por supuesto, os he dejado en el Banco de allí una gran suma de dinero, pero la debéis manejar muy bien. Recordad que si os pasa algo, tardaré casi tres días en enterarme... Os portaréis bien?
Estábamos en frente del buque, me agachaba y me apoyaba sobre una pierna, mientras que la otra la mantenía doblada. Le acariciaba las mejillas, y sentía que me rompía. Después de tanto tiempo conteniendo lágrimas frente a él. Una se derramaba por mi rostro. Tanto era lo que había llegado a apreciarlo. Era lo que nunca había tenido, alguien a quien cuidar, a quien cocinarle, vestirle. Con su cabello solía jugar y ponerlo lacio. Sus ojos eran encantadores. Todas sus facciones eran de mi agrado. Cerraba ambos ojos, dejando que las lagrimas de ligero color rosado cayeran por mis mejillas. Mientras le miraba con una gran sonrisa. Acariciándole.
El viaje en carruaje había sido tenso. Con una atmósfera realmente oscura, pero yo no le había obligado a irse. Él lo había deseado, tenía sus metas, sus ideales. Cosas que no podía cumplir en la calle y que yo dejaría que las cumpla. Mi dinero no servía demasiado para mi. Sin comida que pagar. Solo la ropa y los lujos eran lo que me costaba y era realmente poco. Simplemente el dinero me alcanzaba demasiado bien, tanto para poder mantener a mas de dos personas en otros paises. Y en este caso solo era uno. Así que bien me podía dar aquel lujo.
"Mi pequeño niño, por que parece como si hubieses crecido mil años? Mantente así mi angelito. Envejece como debes hacerlo, disfruta la libertad y aprende de la vida como debe ser. Nada te va a faltar. Jamás. Pues yo todo te lo daré"
-No me extrañéis. Me han recomendado un muy exitoso pintor y otros maestros mas. Así que estaréis rodeado de gente de confianza. Me mandaréis carta? Os prometo mandaros al menos una cada dos meses.
Ladeando el rostro, sonriendo mientras suspiraba por la tranquilidad que estaba teniendo. Era algo increíble, jamás me había pasado poder tener tanta constancia y paciencia por alguien. Realmente le había tomado como si de un hijo se tratase...
Invitado- Invitado
Re: Ritual de Despedida [Amadeo]
“Toma la fuerza para saludar y desde entonces la determinación para decir “Adiós”. Nuestra despedida nos dará espacio para un nuevo encuentro. Un carruaje nos juntó pero un barco nos separara, sin saber cuánto tiempo, sin importar eso se quedaran por siempre en mis labios esas palabras que jamás pude decirte de frente.”
Estaba sentado al borde de mi cama en la que pude descansar hasta el día de hoy, el primer lugar en donde descanse en lo que se volvió mi nuevo hogar, tenía a el pequeño jiji en mis piernas y a yoyo tirado a un lado buscando cariño también por lo que le acariciaba la panza con mi mano libre, desde que llegue habían crecido un poco al igual que yo, les miraba con algo de tristeza y a ratos observaba la ventana, la luna aun no llegaba a su punto máximo. Aquella hermosa luna la cual tanto esperaba todas las noches, llegaba con la compañía de mi amado ángel y al desaparecer lo arrebataba de mi lado.
¿Podría existir algo más perfecto que la imperfección que se daba en la relación de nosotros, Joven Hero?, te deseaba, te odiaba, volvía a quererte para luego desearte lejos y finalmente desearte la muerte para que aquel mismo día nos reconciliáramos con cariño, donde acababa de entender que… te amaba… pero lo único que teníamos luego de aquellas reconciliaciones serian una noche con la compañía del otro, nunca nada turbio sin embargo sus caricias me hacían descansar en paz. ¿Era extraño?, ya había olvidado el tacto humano, lo que eran unas manos cálidas sobre mis mejillas, ya me había acostumbrado al frió de sus finas manos y a su rostro de tiernos ojos que todo notaban.
“Si tan solo fuera como tú, te cuidaría como tú me cuidas a mí, como un humano no tengo la fuerza. Si fuera como tu mi eternidad se volvería un paraíso teñido de las llamas del infierno, sin embargo el más hermoso que podría presenciar, ya que con el tiempo sentí que a tu lado era mi vida aunque no me vieras más que como un hijo y yo a ti como mi amor adolescente.”
Cuando note que era hora me despedí de aquellos mininos a los que extrañaría demasiado, me despedí de todo, desde las cortinas, hasta los eternos pasillos que tanto me costó recorrer los primeros días, deje una carta sobre mi cama esperando que a los gatos no se les ocurriera ensayar sus garritas en ella, dentro de ella solo había un botón, que pertenecía al camisón que utilice mi primera noche en la mansión. Deseaba que Hero lo encontrara y lo guardara, deseaba regresar cuando fuera el momento y ver a mi ángel con aquel botos en sus frías manos, seria para mí la señal de que no me había olvidado y que en lo más profundo de su marchita y eterna alma me deseaba también a su lado. Seguramente para alguien cuyos años transcurrían más rápido de lo normal no sería un problema, pero para alguien de mente frágil y pasajera sería algo importante.
En el carruaje no hubo palabras, me subí alegremente luego de despedirme de la sirvienta que se preocupaba más de mí, me senté al lado del Joven Jaejoong en silencio y mirando por la ventana, despidiéndome de todo. Llegamos al puerto y baje rápidamente antes de que el Joven Hero lograra levantarse, deje la puerta abierta y observe el gran buque, ¿iría en eso?, era realmente enorme. Sentí al Joven Hero detrás mío y voltee a mirar cómo se arrodillaba enfrente de mí.
“Pídemelo, por favor tan solo pide que me quede y renunciare a todo, di que me necesitas a tu lado y no subiré a aquel buque, si dices que me quieres…. Prometo ser bueno….”
Sin embargo tus palabras solo mencionaron los preparativos para mi viaje, mientras que en tu mejilla rodaba una lágrima de color rosada la cual limpie con mi dedo y lleve a mi boca para sentir por última vez aquel suave y deseable elixir. No podía dejar de observarte, luego de ser yo quien lloraba ¿ahora te has roto frente a mí?, pensemos que será algo feliz, jamás una despedida si no que un “hasta pronto”, será como un día eterno y cuando regrese volverá a aparecer la luna en mi cielo solo que esta vez seré yo quien llegue a tu lado.
-Se me hará imposible el no extrañarte, ¿tú me extrañaras a mí?, por favor di que sí, pero al hacerlo imagíname en la mansión, corriendo por los pasillos, aprendiendo a cocinar bajo tu palabras, leyendo en el jardín con la luna como única luz, o recuéstate en mi cama pensando que llegare a molestarte en cualquier momento... piensa que aún estoy allí ya que siempre mi deseo fue ser la persona por la cual regresabas a la mansión por las noches… Te escribiré todos los días pero las cartas tardaran en llegar…. ¿Sabes?… Prometo ser bueno…
Confesé muchas cosas con esas simples palabras, cosas que tal vez debí callar pero no pude, le quería demasiado y quería que lo supiera, pero aquellas palabras… “prometo ser bueno” sonaron exactamente como la primera vez que las pronuncie frente a él.
“Esta caricia será la última, la que recordare todas las noches antes de dormir y la que esperare con tantas ansias al regresar”
Me separe de a poco de él, sintiendo que me rompía pero sin dejar de sonreír, posiblemente sería diferente al regresar, un chico más alto posiblemente pero con los mismos sentimientos que siempre, una despedida corta sería lo mejor. Prácticamente nadie pasaba, nadie seria testigo de aquella triste escena, aquella amorosa despedida. Camine sin mirar atrás solo voltee para observarle ya arriba del Buque, subían aun unas cuantas cosas pero les llevaría poco tiempo, una vez el buque zarpara no habría vuelta atrás.
Estaba sentado al borde de mi cama en la que pude descansar hasta el día de hoy, el primer lugar en donde descanse en lo que se volvió mi nuevo hogar, tenía a el pequeño jiji en mis piernas y a yoyo tirado a un lado buscando cariño también por lo que le acariciaba la panza con mi mano libre, desde que llegue habían crecido un poco al igual que yo, les miraba con algo de tristeza y a ratos observaba la ventana, la luna aun no llegaba a su punto máximo. Aquella hermosa luna la cual tanto esperaba todas las noches, llegaba con la compañía de mi amado ángel y al desaparecer lo arrebataba de mi lado.
¿Podría existir algo más perfecto que la imperfección que se daba en la relación de nosotros, Joven Hero?, te deseaba, te odiaba, volvía a quererte para luego desearte lejos y finalmente desearte la muerte para que aquel mismo día nos reconciliáramos con cariño, donde acababa de entender que… te amaba… pero lo único que teníamos luego de aquellas reconciliaciones serian una noche con la compañía del otro, nunca nada turbio sin embargo sus caricias me hacían descansar en paz. ¿Era extraño?, ya había olvidado el tacto humano, lo que eran unas manos cálidas sobre mis mejillas, ya me había acostumbrado al frió de sus finas manos y a su rostro de tiernos ojos que todo notaban.
“Si tan solo fuera como tú, te cuidaría como tú me cuidas a mí, como un humano no tengo la fuerza. Si fuera como tu mi eternidad se volvería un paraíso teñido de las llamas del infierno, sin embargo el más hermoso que podría presenciar, ya que con el tiempo sentí que a tu lado era mi vida aunque no me vieras más que como un hijo y yo a ti como mi amor adolescente.”
Cuando note que era hora me despedí de aquellos mininos a los que extrañaría demasiado, me despedí de todo, desde las cortinas, hasta los eternos pasillos que tanto me costó recorrer los primeros días, deje una carta sobre mi cama esperando que a los gatos no se les ocurriera ensayar sus garritas en ella, dentro de ella solo había un botón, que pertenecía al camisón que utilice mi primera noche en la mansión. Deseaba que Hero lo encontrara y lo guardara, deseaba regresar cuando fuera el momento y ver a mi ángel con aquel botos en sus frías manos, seria para mí la señal de que no me había olvidado y que en lo más profundo de su marchita y eterna alma me deseaba también a su lado. Seguramente para alguien cuyos años transcurrían más rápido de lo normal no sería un problema, pero para alguien de mente frágil y pasajera sería algo importante.
En el carruaje no hubo palabras, me subí alegremente luego de despedirme de la sirvienta que se preocupaba más de mí, me senté al lado del Joven Jaejoong en silencio y mirando por la ventana, despidiéndome de todo. Llegamos al puerto y baje rápidamente antes de que el Joven Hero lograra levantarse, deje la puerta abierta y observe el gran buque, ¿iría en eso?, era realmente enorme. Sentí al Joven Hero detrás mío y voltee a mirar cómo se arrodillaba enfrente de mí.
“Pídemelo, por favor tan solo pide que me quede y renunciare a todo, di que me necesitas a tu lado y no subiré a aquel buque, si dices que me quieres…. Prometo ser bueno….”
Sin embargo tus palabras solo mencionaron los preparativos para mi viaje, mientras que en tu mejilla rodaba una lágrima de color rosada la cual limpie con mi dedo y lleve a mi boca para sentir por última vez aquel suave y deseable elixir. No podía dejar de observarte, luego de ser yo quien lloraba ¿ahora te has roto frente a mí?, pensemos que será algo feliz, jamás una despedida si no que un “hasta pronto”, será como un día eterno y cuando regrese volverá a aparecer la luna en mi cielo solo que esta vez seré yo quien llegue a tu lado.
-Se me hará imposible el no extrañarte, ¿tú me extrañaras a mí?, por favor di que sí, pero al hacerlo imagíname en la mansión, corriendo por los pasillos, aprendiendo a cocinar bajo tu palabras, leyendo en el jardín con la luna como única luz, o recuéstate en mi cama pensando que llegare a molestarte en cualquier momento... piensa que aún estoy allí ya que siempre mi deseo fue ser la persona por la cual regresabas a la mansión por las noches… Te escribiré todos los días pero las cartas tardaran en llegar…. ¿Sabes?… Prometo ser bueno…
Confesé muchas cosas con esas simples palabras, cosas que tal vez debí callar pero no pude, le quería demasiado y quería que lo supiera, pero aquellas palabras… “prometo ser bueno” sonaron exactamente como la primera vez que las pronuncie frente a él.
“Esta caricia será la última, la que recordare todas las noches antes de dormir y la que esperare con tantas ansias al regresar”
Me separe de a poco de él, sintiendo que me rompía pero sin dejar de sonreír, posiblemente sería diferente al regresar, un chico más alto posiblemente pero con los mismos sentimientos que siempre, una despedida corta sería lo mejor. Prácticamente nadie pasaba, nadie seria testigo de aquella triste escena, aquella amorosa despedida. Camine sin mirar atrás solo voltee para observarle ya arriba del Buque, subían aun unas cuantas cosas pero les llevaría poco tiempo, una vez el buque zarpara no habría vuelta atrás.
Amadeo VanderHoeven- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/01/2013
Edad : 27
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Re: Ritual de Despedida [Amadeo]
"Por que me miras con los ojos de la tristeza. Por qué me siento culpable de todo? Fuiste tu quien me obligó a hacer esto! Por que me siento tan vacío en este momento? Fuiste y siempre serás al único que podré cuidar..."
Mis lagrimas eran pocas, solo dos, una a cada lado recorrían mis mejillas suavemente. Pero tan profundas, quería romper en un llanto inagotable. Pero como hacerlo! No podía, no frente a el. Tenía que ser el fuerte. El grande, a pesar de ser un niño, tenía que ser el maduro. Mantendría mi mascara de seriedad hasta verlo lejos y allí, en ese momento me tiraría a llorar con la tristeza que se confería en mi. Acurrucándome en mi mismo, envolviéndome en los recuerdos, recuerdos que nunca dejaría ir. Recuerdos que serían por siempre míos. Es que no había nada mas frustrante que perder algo que siempre había querido, pero como siempre decía las cosas eran por algo.
Y como vino, de la nada, volverá. Así lo esperaba, así lo anhelaba. Ver sus ojos me partía en mis pedazos. Observar como nuevamente tomaba aquella gota sangrienta y la lamía, siempre de ese modo, tan caprichoso, tan directo con lo que deseaba. Algo que me hizo sonreír. Simplemente saco una de esas sonrisas enormes y blancas que se formaban cuando quería llorar y lo retenía. Mis dientes perfectamente blancos, destellaban contra el. En lo que empezaba a levantarme.
"Se que quieres ser como yo, se que quieres la eternidad. Pero por que ahora? Eres pequeño, eres demasiado joven para vivir la eternidad. No vayas por el mismo camino que yo tuve que hacer. Aún sin saberlo, sin recordar nada. Se que la conversión te para en el tiempo y tu aún debes crecer un poco mas. Y si puede ser, no convertirte jamás en la bestia que somos los inmortales"
Me reconfortaban sus frases, era como un calmante explosivo. El simple hecho de saber que me extrañaría, que no se olvidaría de mi. Es que siempre tenía miedo de ello. De que se olviden que existo. Quería ser alguien importante para este ser que tenia frente a mi. El amor fraternal de un padre, de algo que quizá el jamás había tenido. Yo había tenido un padre. Aún lo conservaba pero pocas veces lo veía. No se acercaba mucho a mi, con la excusa de que había cambiado, pero en lo profundo, yo sabía que ya no me quería como el primer día, se había aburrido de mi. Pero al contrarío yo nunca me aburriría de Amadeo, jamás. Y sus palabras me hacía visualizar exactamente eso. Ver al rubio recorriendo la mansión, buscando donde dormía, quejándose de perderse. Riendo o llorando, para luego verlo abrazado a mi. Situaciones que me hacía pasar todos los días. Que me calmaban un poco la llama del dolor que tenía en mi interior. Pero que nunca llegaban a reemplazar al hombre que había domado mi corazón. Nadie, simplemente nadie podía igualarlo y era por que estaba perdidamente enamorado de un maldito cuervo.
-Mon chere... Siempre serás mi pequeño niño, no dudéis que mi mansión siempre estará abierta para cuando quieras regresar. Esperaré tus cartas todos los días.
Al terminar de levantarme, estaba por abrazarle, por apretarle en mis brazos, pero el se escapó. Como un pequeño saltamontes escapó de mis cercas y solo pude sonreír. Recitando en mi mente, que este abrazo sería el abrazo del reencuentro. Lo mantendría detenido en el tiempo. Esperando el día en que llegue a mi nuevamente. Ver a ese joven, que cambiaría y yo seguiría igual. Por que mi cuerpo estaba detenido en el tiempo. Esperaba poder verlo alto, fuerte y con propia decisión. un chico inteligente, que se vuelva un pintor reconocido de la época. Le deseaba todo lo mejor del mundo. Pero no quería verlo ir. Las cosas aún no eran terminadas de subir, y de una corrida tan rápida como el viento estaba en la punta del puerto, frente donde estaba el chico. Separados por el mar y el buque. Le sonreí y estirando la mano le saludé. Con una nueva sonrisa brillante y agonizante, observé como el buque empezaba a desprenderse. Mis ojos se abrían del terror que estaba sintiendo, empezaba a moverse hacia lo profundo del mar y desesperado corría al lado de aquel barco, saludando con la mano. Entrecerrando los ojos al verlo escapar. Huir de mis cuidados. Se estaba yendo y ya cuando la puerto se terminaba y el mar quedaba frente a mi. Me quede parado. El buque se veía cada vez mas pequeño y mi corazón latía desenfrenado. Provocando que al final, ya cuando poco y nada se podía ver, mi cuerpo caiga como plomo al piso, apoyado en mis rodillas. Llorando frustrado, agonizando de una soledad eterna. Mi Amadeo se estaba yendo y mi cuervo no estaba conmigo.
"Tú eres el verdadero ángel. Tú, mi Amadeo. Te estaré esperando mi pequeña adopción. Por siempre."
Invitado- Invitado
Re: Ritual de Despedida [Amadeo]
“Una sonrisa tan hermosa no puede ser olvidada… una sonrisa así de hermosa es la que me robara el sueño todas las noches de mi vida, de la que deseare ser responsable y la que deseo ver al momento de morir.”
Como desearía que nuestro destino fuera subir juntos a aquel buque… no sabes lo feliz que sería si tomaras mi mano y nos fuéramos juntos a Venecia, si pudiéramos ver juntos el hermoso mar…. Sobre todo desearía que ya no quisieras sufrir y me permitieras apoderarme de tu corazón de la forma que deseo, lo cuidaría como nadie sin importar que estuviera roto desde antes por él…pero tú has decidido el sufrir, el desesperarte todas las noches por amor esperando a aquel ser que detesto con toda mi alma. No me importaría que no fueras mío, si al menos la persona que te acompañara cuidara de tu vida eterna, no sabes cómo se me rompía el alma al pensar que te sentías solo… sin tener claro si era así, solo pensaba que podía serlo y en esos momento quería correr a ti abrazándote por la espalda para luego tomar tu mano y llevarte a cocinar algo, obviamente a que tú me cocinaras algo porque yo jamás aprendí solo era una excusa para que pasaras tiempo a mi lado sin pensar en aquel demonio que eclipsaba mi hermosa luna.
Acaricie un momento tus mejillas, si tan solo tuviera la fuerza de aguantarlo más… aguantar aquellas noches solitarias que le dedicabas a él, pero justo cuando yo decidí irme él también te dejo, por lo que salió de mis labios unas tenues palabras que deseaba escuchara – Ven conmigo… - fue lo que pude decir con todo el dolor de mi alma, aunque sabía que no aceptaría, aquel demonio te tenia atado aquí, a estas tierras en donde él se encontraba contigo… solo por eso no quería más caricias, porque tu amor no era para mí y aquella despedida afectuosa me hacía pensar que sí, mi mente es muy frágil además de inestable, me volviste inestable… con tus actos inocentes y cuidadosos me enamoraste, tal vez cuando sea grande podre comentar que me enamore de un ángel pero ¿con quién?, para relacionarse con gente humana uno contaba parte de su vida… tú eres mi vida y tu secreto es mi secreto, por lo que mi vida es privada.
“Mis pasos se tambalean, como los de un niño que aprende a caminar al subir al buque siento que soltaras mi mano… y caeré a cada paso que dé sin nadie que detenga ni cure la herida que me hare al caer fuertemente contra el frio suelo. Desde hoy, ¿Cuántas veces llorare sin nadie que me consuele?, sin tus abrazos y frías caricias me sentiré perdido….pero ha sido mi decisión el darte el espacio que necesitas ¿Por qué ahora parece que no lo desearas?”
-¿Y tu corazón?.... ¿tendrás siempre un espacio para mí? No me olvides, mi hermoso ángel guardián… - desearía que tuvieran que subir cosas toda la noche… bueno en realidad no porque de igual manera desaparecerías…, subieron la tabla al buque y sentí que mi corazón comenzaba a latir rápidamente, no paso mucho cuando el buque comenzó a moverse, tu corrías como intentando alcanzarme y yo corría a la parte posterior del buque sin poder evitar que la lagrimas cayeran, no despegaba mi mano del borde de madera, pero con la mayor velocidad que tenía llegue a lo más cerca que tenia de la orilla, la popa, de mis mejillas no dejaban de car lagrimas mi mirada afligida era algo que no podría contener te despedías de mí y en una sensación que sobrepasaba mi cordura me encáreme en el borde de la popa, subí un pie pero cuando iba a subir el otro me detuve … pensé un momento con las lágrimas rodando en mis mejillas, lograbas verme aun ya que el barco no se había alejado demasiado.
Si pudiera cumplirse un deseo de mi desquebrajado corazón, que con cariño reparaste pero con esta despedida volví a romper, me lanzaría de allí a tus brazos, me aferraría a tu cuerpo como un estúpido enamorado, te observaría a los ojos con todo el cariño que te tengo y posaría un beso de despedida en tus labios, el ultimo y posiblemente el único que te daría en la vida, para luego volver a escapar de tus brazos y subir al buque… pero no todos los deseos se cumplen…
“Desearía ser tu más grande preocupación, pero en este momento no era correcto, ten en mente tu vida y no te preocupes por mí que me sabré cuidar como hacía antes de encontrarnos. No eres el ángel de mi biblia, eres el ángel de mis sueños, eres el ser amado por el que correré en nuestro nuevo encuentro y desde entonces no me iré nunca más de tu lado.”
Cuando estuvimos lejos y la orilla se volvía borrosa, decidí irme a lo que era mi cuarto, seguramente pasaría 8 días encerrado allí, me tire a la cama dejando salir todo el llanto que tenía en mi ser, no me había calmado del todo aun cuando tome aquel bolso que Hero había preparado para mí, me senté en mi cama para revisar que había en él. De pronto todo mi mirar se transformó en ternura, saque un pequeño frasco que tenía in liquido rojo, era sangre, no la usaría la tendría solo para un caso extremo hasta entonces estaría guardado, mire dentro que más había y encontré muchas cosas para pintar, le llevaría muchos cuadros a él joven Jaejoong en mi regreso, también habían medicinas las cuales también tendría guardadas. Por ultimo encontré un cuadro… una fotografía tomada hace mucho, salía yo observando al Joven Hero en las calles de luna llena de París, él con su mirada en otro lado… pero sin duda una fotografía hermosa… la iba a dejar en la mesita al lado de mi cama cuando cayo de esta una carta, dude si abrirla… finalmente lo hice, una carta del joven Hero… una carta más que se volvía el tesoro más grande de mi universo.
“Simples palabras en un papel, para mi relatan el cariño de una vida entera, tus cartas serán mis tesoros pero es tu propio ser el tesoro por el que daría la vida.”
Como desearía que nuestro destino fuera subir juntos a aquel buque… no sabes lo feliz que sería si tomaras mi mano y nos fuéramos juntos a Venecia, si pudiéramos ver juntos el hermoso mar…. Sobre todo desearía que ya no quisieras sufrir y me permitieras apoderarme de tu corazón de la forma que deseo, lo cuidaría como nadie sin importar que estuviera roto desde antes por él…pero tú has decidido el sufrir, el desesperarte todas las noches por amor esperando a aquel ser que detesto con toda mi alma. No me importaría que no fueras mío, si al menos la persona que te acompañara cuidara de tu vida eterna, no sabes cómo se me rompía el alma al pensar que te sentías solo… sin tener claro si era así, solo pensaba que podía serlo y en esos momento quería correr a ti abrazándote por la espalda para luego tomar tu mano y llevarte a cocinar algo, obviamente a que tú me cocinaras algo porque yo jamás aprendí solo era una excusa para que pasaras tiempo a mi lado sin pensar en aquel demonio que eclipsaba mi hermosa luna.
Acaricie un momento tus mejillas, si tan solo tuviera la fuerza de aguantarlo más… aguantar aquellas noches solitarias que le dedicabas a él, pero justo cuando yo decidí irme él también te dejo, por lo que salió de mis labios unas tenues palabras que deseaba escuchara – Ven conmigo… - fue lo que pude decir con todo el dolor de mi alma, aunque sabía que no aceptaría, aquel demonio te tenia atado aquí, a estas tierras en donde él se encontraba contigo… solo por eso no quería más caricias, porque tu amor no era para mí y aquella despedida afectuosa me hacía pensar que sí, mi mente es muy frágil además de inestable, me volviste inestable… con tus actos inocentes y cuidadosos me enamoraste, tal vez cuando sea grande podre comentar que me enamore de un ángel pero ¿con quién?, para relacionarse con gente humana uno contaba parte de su vida… tú eres mi vida y tu secreto es mi secreto, por lo que mi vida es privada.
“Mis pasos se tambalean, como los de un niño que aprende a caminar al subir al buque siento que soltaras mi mano… y caeré a cada paso que dé sin nadie que detenga ni cure la herida que me hare al caer fuertemente contra el frio suelo. Desde hoy, ¿Cuántas veces llorare sin nadie que me consuele?, sin tus abrazos y frías caricias me sentiré perdido….pero ha sido mi decisión el darte el espacio que necesitas ¿Por qué ahora parece que no lo desearas?”
-¿Y tu corazón?.... ¿tendrás siempre un espacio para mí? No me olvides, mi hermoso ángel guardián… - desearía que tuvieran que subir cosas toda la noche… bueno en realidad no porque de igual manera desaparecerías…, subieron la tabla al buque y sentí que mi corazón comenzaba a latir rápidamente, no paso mucho cuando el buque comenzó a moverse, tu corrías como intentando alcanzarme y yo corría a la parte posterior del buque sin poder evitar que la lagrimas cayeran, no despegaba mi mano del borde de madera, pero con la mayor velocidad que tenía llegue a lo más cerca que tenia de la orilla, la popa, de mis mejillas no dejaban de car lagrimas mi mirada afligida era algo que no podría contener te despedías de mí y en una sensación que sobrepasaba mi cordura me encáreme en el borde de la popa, subí un pie pero cuando iba a subir el otro me detuve … pensé un momento con las lágrimas rodando en mis mejillas, lograbas verme aun ya que el barco no se había alejado demasiado.
Si pudiera cumplirse un deseo de mi desquebrajado corazón, que con cariño reparaste pero con esta despedida volví a romper, me lanzaría de allí a tus brazos, me aferraría a tu cuerpo como un estúpido enamorado, te observaría a los ojos con todo el cariño que te tengo y posaría un beso de despedida en tus labios, el ultimo y posiblemente el único que te daría en la vida, para luego volver a escapar de tus brazos y subir al buque… pero no todos los deseos se cumplen…
“Desearía ser tu más grande preocupación, pero en este momento no era correcto, ten en mente tu vida y no te preocupes por mí que me sabré cuidar como hacía antes de encontrarnos. No eres el ángel de mi biblia, eres el ángel de mis sueños, eres el ser amado por el que correré en nuestro nuevo encuentro y desde entonces no me iré nunca más de tu lado.”
Cuando estuvimos lejos y la orilla se volvía borrosa, decidí irme a lo que era mi cuarto, seguramente pasaría 8 días encerrado allí, me tire a la cama dejando salir todo el llanto que tenía en mi ser, no me había calmado del todo aun cuando tome aquel bolso que Hero había preparado para mí, me senté en mi cama para revisar que había en él. De pronto todo mi mirar se transformó en ternura, saque un pequeño frasco que tenía in liquido rojo, era sangre, no la usaría la tendría solo para un caso extremo hasta entonces estaría guardado, mire dentro que más había y encontré muchas cosas para pintar, le llevaría muchos cuadros a él joven Jaejoong en mi regreso, también habían medicinas las cuales también tendría guardadas. Por ultimo encontré un cuadro… una fotografía tomada hace mucho, salía yo observando al Joven Hero en las calles de luna llena de París, él con su mirada en otro lado… pero sin duda una fotografía hermosa… la iba a dejar en la mesita al lado de mi cama cuando cayo de esta una carta, dude si abrirla… finalmente lo hice, una carta del joven Hero… una carta más que se volvía el tesoro más grande de mi universo.
“Simples palabras en un papel, para mi relatan el cariño de una vida entera, tus cartas serán mis tesoros pero es tu propio ser el tesoro por el que daría la vida.”
Amadeo VanderHoeven- Vampiro Clase Alta
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Re: Ritual de Despedida [Amadeo]
"Si debo morir por él. Que así sea, mas espero no separarme jamás de quienes embriagan mi corazón con soltura. Eres la paloma mas hermosa. Pero el cuervo es quien esta predestinado a comerme los ojos"
La caricia suave, tibia, digna de un humano. Mi cabeza moviéndose al compás de esos dedos, mientras escuchaba claramente tus palabras. Pero irme contigo sería como renunciar a un amor que he forjado con mis propios hombros. Un amor que no puedo permitir que se escape nunca de mis dedos. Tengo la esperanza de que encontrarás algo mas hermoso del otro lado. Descubrirás el nuevo mundo como debe ser. Mas yo... Yo me quedaré aquí, cuidando de las personas que amo. Cuidando a mi ave negra. Luchando con la esperanza de que en un mañana podamos ser libres, caminar con el semblante arriba, poder gritar y decir que soy un inmortal. Pero era inútil, de algún modo se que no pasará. Pero intento construir un mundo mejor para tí. Y solo lo puedo conseguir en este lugar. Este es mi lugar, esta es la cuna que me llevará con gracia hasta la eternidad.
-Amadeo... Mon chere, os estaré esperando, sin importar cuanto tiempo pase. Tengo la eternidad para esperar por vuestro regreso...
Con una sonrisa me dignaba a despedirte, podía ver tu espalda y como terminabas por marcharte. Ah! Pero que dolor punzante era el que recorría mi pecho, como una estaca de madera en el corazón, me sentía morir de tristeza. Solo, solo... Estaba tan solo y desesperado que mis lágrimas eran como las de un niño que veía morir a la madre. Despidiéndose de su alma, para quedar por siempre solitario. Es que esto me era merecido? Pues, probablemente. Tenía que tragar todas las cosas que había hecho, todas las cosas que había despreciado, y ahora eran ellos quien me despreciaban a mi. Como si fuese una montaña la que me terminara por hundir y miles de piedras se vieran incrustadas en mi cuerpo. Intentaba recomponerme, pero recordar sus lágrimas mientras corría por el buque era tan doloroso que volvía a llorar, pasando las manos por mi rostro, en tanto me levantaba lenta y dolorosamente de mi lugar. Empezaba a caminar, me fregaba los ojos y terminaba por despeinar todo mi cabello. Esa noche sería una noche dolorosa y sangrienta.
"Como despechado, como un niño molesto... hoy éstoy matando a dos hombres y dos mujeres. Bebiendo de ellos hasta la última gota antes de la muerte. Saboreando aquel líquido, comencé a irme hacia la mansión. Buscando refugio de todo lo que me lastimaba"
Una rubia, una morena, un niño y un jovenzuelo. Todos habían sido devorados sin piedad y mis labios estaban cubiertos de sangre y mi rostro de lágrimas rosadas. Volvía a la residencia por las sombras, gimoteando suavemente, pensando en que ya todo lo que amaba se había ido. Estaba tan solo, que ni el hecho de tener a mis amigos en la ciudad me tranquilizaba. No deseaba ir con Camila, ni con Emerick, solo quería la soledad, hundirme en el desprecio total que sentía por el mundo. Mis ojos empapados y con su brillo en esplendor, pues aún solitario como estaba. Mantenía mi brillante semblante. Lo único que hacía que el cuervo se quede conmigo. Lo único que provocaba que me desee. O al menos, eso era lo que pensaba. Subía a la habitación en lo que mis gatos se tiraban sobre mi. Colgados, uno de cada lado, los alzaba suavemente y empezaba a caminar pasando por la habitación de Amadeo. Habitación que quedaría así, por mucho, mucho tiempo. Nadie la tocaría, sería cerrada bajo llave y solo se abriría para limpiarla. Quedaría intacta, quedaría esperándole por su retorno.
Me adentraba a ella y una pequeño sobre había en un costado, mordido en los lados, cosa que parecía ser obra de los dientes finos de yoyo. Tomando el sobre y abriéndole encontré lo inesperado. Un botón... Un botón que podía recordar de las prendas de Amadeo. Una risita suave, que fue seguida por mis lagrimas. Besaba suavemente el botón y lo guardaba en mi gabardina. Riendo con tranquilidad y llanto. Negando en lo que salía del lugar, acariciando con una mano aquella cama, aquel colchón, hasta retirarme por completo. Hasta ir a mi propia alcoba y allí quedarme, en la espera de que alguno de los dos volviera a mi y me llenaba con un poco de sonrisas y caricias. Pero era imposible, era algo que no pasaría aún juntando todas las ganas y la fuerza de voluntad que tenía dentro.
"El final ha llegado y hoy es el día en el que pago por todo el dolor que he hecho"
Carta:
Dear Amadeo,
Bonjour mi pequeño querubín, son mas o menos las cuatro de la tarde, estoy en el lugar que tanto buscas por los días y noches. Te preguntarás como estoy escribiendo, bueno, puedo leer bastante bien en la oscuridad y no puedo dormirme, pienso en que hoy será la última noche que nos veremos y que luego tendré que esperar a que pase mucho tiempo, hasta que nos volvamos a reencontrar. No quiero hacer esta carta muy pesada, solo quiero que sepas que te extrañaré muchísimo. A pesar de que eres un muchacho escandaloso, molesto y travieso. Eres como un hijo que nunca podré tener. Eres a quien deseo cuidar por toda tu vida. Deseo poder servirte, quererte y abrazarte todas las noches. Pero es imposible, es algo que jamás podrá ser. Por que conozco tus sentimientos. Esa mirada tuya y mi sonrisa cuando me hago el tonto. Pero debes entender que no somos el uno para el otro. Yo busco otras cosas, busco la libertad de mi raza, busco mi propio existir. Y por sobre todo, tengo a alguien que adoro con toda mi eterna y muerta alma. Alguien que debo cuidar como un cristal, pues rápidamente pueden destrozarlo. Alguien que a pesar que no lo parezca, es mas frágil que tú. Quiero que entiendas que te quiero mucho Amadeo, eres la primer persona que dejo quedarse en mi mansión, que la dejo libre para que juegue y haga lo que desee. Jamás te he retado y las pocas veces que te he dado un sermón, luego te abrazo intensamente, por que me duele mas a mí que a tí. Me duele verte de este modo y por esas razones es que te dejo ir, te libero de mi atadura. Puedes volar a donde desees Amadeo, eres libre y lo tendrás todo. Todo lo que quieras se te será dado. Eres mi heredero, cuando los años pasen y tenga que retirarme de estas tierras. Te dejaré todo a tí. Y aún ahora, sin que yo tenga que irme, sabes que puedes usar todo para lo que se te plazca. Y sé lo que me dirás, se que piensas que eso no importa y que lo material no basta. Pero es lo único que puedo darte completamente. Por que no puedo darte mi corazón! Alguien ya lo tiene... Mi amado Amadeo, pequeño ángel, tu eres el ángel, no lo soy yo. Yo soy un demonio, un ser de la oscuridad, que jamás podrá iluminar a nadie. Menos a tí, que tienes toda una vida por delante, que tienes que buscar aventuras, diversiones. Tu eres quien debe vivir por mí.
Deseo que pintes muchos soles, muchas noches. Lunas y estrellas. Te deseo lo mejor, que la gloria siempre este a tu lado. Siempre me tendrás dulce pequeño. Siempre estaré contigo y esa sangre que llevas allí. Úsala con precaución. Cuando alto te suceda, bebe un trago y en tu cabeza, grita mi nombre, gritalo con fuerzas en tu mente y de ese modo yo me enteraré donde estas. Tardaré menos de un día en encontrarte, si tu grito es lo suficientemente fuerte. Volaré tan alto y rápido, que estaré a tu lado en menos de lo que tardarás en pestañear. Pero Amadeo. Úsalo con juicio. No me llames por que te sienta solo, no me llames por que no puedes pintar. Llámame solo si algo muy fuerte ha pasado. Por que sino no podré acudir. Si tu grito no es desesperado, el mensaje no llegará y habrás malgastado mi sangre. Tienes dos tragos. Uno úsalo por si te sucede algo a nivel físico y otro a nivel psicológico. Cualquier enfermedad te la curará. Te doy todo lo que tengo mi bello señorito.
Disfruta el cuadro, y tengo uno igual. Lo pondré en mi mesita al lado de la cama, para poder levantarme y verte todos los días. Jamás te olvidaré, no fue mucho el tiempo que hemos pasado juntos, pero es mucho mas de lo que esperaba tenerte conmigo. Mi hermoso Amadeo... Consigue una novia! Tráela para armar un hermoso casamiento! Disfruta el sol y la luna. Ponte pomada todas las noches... Ah... Creo que estoy manchando el papiro, se me han caído unas lágrimas... Lamento darte esto manchado, pero reescribirlo sería darte una mentira. Aquí, esto... Esto es lo que sale de mi mente, esas son las palabras que quiero darte con toda la profundidad que tengo. Y ya es hora... Pronto nos vamos. Te empezaré a acomodar todas las cosas en tu bolso. Las medicinas que te he puesto son las mejores de todo el mundo. Antes de que se te gasten me mandas una carta y te enviaré nuevas. Recuerda que en Venecia hay algunas enfermedades que están haciendo estragos. Así que cuídate mucho. Ponte guantes todos los días, para que ningún apretón de mano te enferme. Báñate con agua caliente, y sales, que te desinfecta y purifica la piel... Te extrañaré... Te extrañaré demasiado. A quien le comparé ropa? A quien le cocinaré ahora que no estas? Quien será el que me acompañe de compras y me ayude a cocinar, aunque lo hagas muy mal? Oh Amadeo... Que suerte que esto lo leerás ya cuando no podrás volver y cuando no podré obligarte a regresar... Te adoro pequeño... Eres la flor bella que siempre cuidaré.
Con cariño... Hero Jaejoong
Pd: Nunca abandones tus deseos y recuerda que tú eres quien forja tu propio destino.
● MISS NATASHA PARA SOURCECODE ●
Invitado- Invitado
Re: Ritual de Despedida [Amadeo]
“Tus palabras me explican el mundo pero desde ahora otro ser guiara mi camino”
Aquella carta me partió el corazón como ninguna otra cosa había hecho, sé que jamás serás mío, lo supe desde que vi tu mirada tierna hacia mi… jamás me verías como algo más que la ternura con la que un padre mira a su hijo. Pero entiende que yo jamás supe que era un padre, nunca tuve uno y tampoco deseaba tenerlo. El real me abandono uno que llego de la nada podría hacer algo peor por lo que siempre en mi mente seguiré deseando el día en el que desees tomar mi mano y me dejes ser tu compañero eterno. Tu lugar es aquí, tal vez el mío es con los mortales muchas veces pude abandonarte, pero eres todo lo que tengo y lo que más atesoro pero ahora es el momento de partir para cerrar de una vez el ciclo que siempre he sentido vacío con un gran pesar.
Tal vez mi cariño hacia ti cambie cuando entienda lo que es un padre, cuando sepa quien fue mi padre, deseo saber lo que todo se quiere, de donde provengo, la razón por la que no pude quedarme con mis padres, ¿acaso ellos no me quisieron? También podría ser que alguien me aparto de ellos y se preguntan dónde estoy…aunque eso no cambie nada. No quiero correr a sus brazos y pedirles tener la vida que se me fue arrebatada, solo deseo saber que existen y la razón por la que me dejaron eso cerrara el ciclo incompleto en mi alma y poder seguir adelante para convertirme en un adulto y no cometer los mismo errores.
El llanto me dejo agotado, no quería pensar más por suerte existe un lugar donde todo se olvida, donde nada existe realmente y es un lugar donde me siento a salvo, en mis sueños. Mis ojos se cerraron rápidamente para adentrarme a un mundo desconocido por los demás ya que era mi mundo. Soñé que me encontraba en un callejón con las ropas limpias de siempre, más que un sueño fue un recuerdo llegue a las calles Parisinas como si supiera que momento era, me seguían, era muy obvio sabía que ocurriría pero antes de cruzar la calle me detuve y fue como si todo se moviera más lento mis pensamientos se volvieron complejos y más fuertes a cada momento, observe como el carruaje del Joven Hero se movia demasiado lento y yo muy rápido.
“Debería detenerme, no quiero causarte sufrimiento así debía ser ¿no?, yo atrapado y tu continuar tu camino sin saber de mi existencia mirándome como un simple humano, te ahorrarías peleas, insultos, regaños que según tu carta te hacían más daño a ti que a mi… pero no…. “
Mis piernas por inercia comenzaron a avanzar y la escena se volvió lentamente más rápida, como si fuera real, escuchaba las voces los pasos detrás de mi y los caballos relinchando al momento de toparse conmigo y pararse en dos patas.
“Perdóname, pero seré egoísta no podría cambiar mi pasado, sin importar el sufrimiento y las lágrimas, ese era mi destino, tu eras mi destino y así debía ser, sin importar las pelear quiero recordar los momentos tiernos y alegres. Ya que luego de un tiempo note que si eras un ángel no el ángel de la oscuridad ni un demonio o bestia como mencionabas cuando te pedí ser como tú, eres un ángel blanco y puro, eres más humano que inmortal.”
Sueños como ese se repitieron todas las noches, a veces no soñaba nada eso si otras veces escuchaba extrañas voces en ese estado adormilado que sentía al despertar por algún ruido que me sobresaltaba. El viaje se me paso muy rápido, 8 días no era casi nada comparado con otras cosas, aunque las náuseas de vez en cuando me mantenían en cama por suerte n o fueron más de 2 días los que me sentí mal y los medicamentos me ayudaron de forma inmediata. Esperaba llegar a puerto para escribir una carta a Hero relatándole como había llegado, lo bien que lo había pasado ya que los marines habían sido muy amables conmigo enseñándome el barco y a hacer algunos nudos y eso.
Pasaron los 8 días antes de lo esperado, y al llegar a puerto ya estaba listo, había guardado el cuadro que me había dado el joven Hero y estaba buscando mi ropa por mi habitación, cuando la tuve toda salí a estribor, creo que me falto preguntarle al joven Hero que hacer al llegar a puerto. Era de noche y no veía muy bien con las escasas luces, pero bajaron mi equipaje a tierra firme y allí me quede un momento admirando lo que era la hermosa Venecia además del mar, aquel que tanto anhele ver en mi vida, exactamente como se relataba en mi carta pero no logre verla con tanto detalle cuando sentí que alguien se acercaba a mí, no quería observar hasta que me dirigieran la palabra por lo que sentado en mi maleta seguí observando el mar.
“Y así termina un capitulo para abrir otro, así es la vida de los humanos en algún momento tiene un término y si la mía la tiene deseo tener la muerte más hermosa presenciada en la faz de la tierra. Mientras permíteme deleitarme de las paginas que aun me quedan por escribir.”
Aquella carta me partió el corazón como ninguna otra cosa había hecho, sé que jamás serás mío, lo supe desde que vi tu mirada tierna hacia mi… jamás me verías como algo más que la ternura con la que un padre mira a su hijo. Pero entiende que yo jamás supe que era un padre, nunca tuve uno y tampoco deseaba tenerlo. El real me abandono uno que llego de la nada podría hacer algo peor por lo que siempre en mi mente seguiré deseando el día en el que desees tomar mi mano y me dejes ser tu compañero eterno. Tu lugar es aquí, tal vez el mío es con los mortales muchas veces pude abandonarte, pero eres todo lo que tengo y lo que más atesoro pero ahora es el momento de partir para cerrar de una vez el ciclo que siempre he sentido vacío con un gran pesar.
Tal vez mi cariño hacia ti cambie cuando entienda lo que es un padre, cuando sepa quien fue mi padre, deseo saber lo que todo se quiere, de donde provengo, la razón por la que no pude quedarme con mis padres, ¿acaso ellos no me quisieron? También podría ser que alguien me aparto de ellos y se preguntan dónde estoy…aunque eso no cambie nada. No quiero correr a sus brazos y pedirles tener la vida que se me fue arrebatada, solo deseo saber que existen y la razón por la que me dejaron eso cerrara el ciclo incompleto en mi alma y poder seguir adelante para convertirme en un adulto y no cometer los mismo errores.
El llanto me dejo agotado, no quería pensar más por suerte existe un lugar donde todo se olvida, donde nada existe realmente y es un lugar donde me siento a salvo, en mis sueños. Mis ojos se cerraron rápidamente para adentrarme a un mundo desconocido por los demás ya que era mi mundo. Soñé que me encontraba en un callejón con las ropas limpias de siempre, más que un sueño fue un recuerdo llegue a las calles Parisinas como si supiera que momento era, me seguían, era muy obvio sabía que ocurriría pero antes de cruzar la calle me detuve y fue como si todo se moviera más lento mis pensamientos se volvieron complejos y más fuertes a cada momento, observe como el carruaje del Joven Hero se movia demasiado lento y yo muy rápido.
“Debería detenerme, no quiero causarte sufrimiento así debía ser ¿no?, yo atrapado y tu continuar tu camino sin saber de mi existencia mirándome como un simple humano, te ahorrarías peleas, insultos, regaños que según tu carta te hacían más daño a ti que a mi… pero no…. “
Mis piernas por inercia comenzaron a avanzar y la escena se volvió lentamente más rápida, como si fuera real, escuchaba las voces los pasos detrás de mi y los caballos relinchando al momento de toparse conmigo y pararse en dos patas.
“Perdóname, pero seré egoísta no podría cambiar mi pasado, sin importar el sufrimiento y las lágrimas, ese era mi destino, tu eras mi destino y así debía ser, sin importar las pelear quiero recordar los momentos tiernos y alegres. Ya que luego de un tiempo note que si eras un ángel no el ángel de la oscuridad ni un demonio o bestia como mencionabas cuando te pedí ser como tú, eres un ángel blanco y puro, eres más humano que inmortal.”
Sueños como ese se repitieron todas las noches, a veces no soñaba nada eso si otras veces escuchaba extrañas voces en ese estado adormilado que sentía al despertar por algún ruido que me sobresaltaba. El viaje se me paso muy rápido, 8 días no era casi nada comparado con otras cosas, aunque las náuseas de vez en cuando me mantenían en cama por suerte n o fueron más de 2 días los que me sentí mal y los medicamentos me ayudaron de forma inmediata. Esperaba llegar a puerto para escribir una carta a Hero relatándole como había llegado, lo bien que lo había pasado ya que los marines habían sido muy amables conmigo enseñándome el barco y a hacer algunos nudos y eso.
Pasaron los 8 días antes de lo esperado, y al llegar a puerto ya estaba listo, había guardado el cuadro que me había dado el joven Hero y estaba buscando mi ropa por mi habitación, cuando la tuve toda salí a estribor, creo que me falto preguntarle al joven Hero que hacer al llegar a puerto. Era de noche y no veía muy bien con las escasas luces, pero bajaron mi equipaje a tierra firme y allí me quede un momento admirando lo que era la hermosa Venecia además del mar, aquel que tanto anhele ver en mi vida, exactamente como se relataba en mi carta pero no logre verla con tanto detalle cuando sentí que alguien se acercaba a mí, no quería observar hasta que me dirigieran la palabra por lo que sentado en mi maleta seguí observando el mar.
“Y así termina un capitulo para abrir otro, así es la vida de los humanos en algún momento tiene un término y si la mía la tiene deseo tener la muerte más hermosa presenciada en la faz de la tierra. Mientras permíteme deleitarme de las paginas que aun me quedan por escribir.”
Amadeo VanderHoeven- Vampiro Clase Alta
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Re: Ritual de Despedida [Amadeo]
"La magia esta apunto de comenzar. Eres una paloma infame que volverá a su nido. Te dejé ir para poder recuperar todo. Para poder volver a renacer. Ahora es momento de que vuelvas a mí. Este es tu destino, siempre lo fue."
Cabellos largos reposados en mi espalda, el ruido del mar chocando contra las rocas. Los aleteos de pájaros listos para irse a dormir. Era una serenata que aún ahora, después de tanto tiempo. Se volvía algo que nunca me cansaría. Aún cuando estaba dormido en las profundidades de la tierra, recordaba haberlos escuchado. También había escuchado el ruido de los pájaros cuando chillaban y cantaban. La hermosura de la vida, inagotable vida humana y animal que eran las musas de mi existencia. Pequeños seres dotados de una hermosa capacidad de hacerme enamorar. Enamorado de todos y de ninguno. Podía ser la vida mas tranquila? La música y la pintura. Las artes del mundo, a pesar de que no eran igual a la de mis tiempos. Ciertamente eran bellísimas. Dotadas de esmero. Sudor y lágrimas en cada construcción que se veía desde mi ventana.
Empezaba a levantarme, ya era la hora. Mi pequeño querubín... Aquel que hacía 17 años no veía. Nada para mí, realmente 17 años era muy poco. Pero se había hecho una eternidad, irónico, no? Aquel niño al que le había dado mi sangre para saber siempre de él, para que viviera, para que esos nueve meses en un vientre no hubiesen sido en vano, al que había llevado al monasterio, para que lo cuiden con la divina gracia del espíritu santo. Hoy lo volvía a ver. Me preguntaba como estaría? Siempre había sido hermoso. Cuando mis informantes me avisaban siempre me nombraban los ojos del color del universo. Unos celestes profundos, mezclados con azules. Una piel blanca, un cuerpo frágil. Pequeño, me recomendaban que lo trata con mucha suavidad, que se podría romper como un simple palillo de madera. Y eso me estresaba, tendría que ser muy cuidadoso, y aunque tenía el completo control de mi fuerza, cuando me enojaba, era algo... Algo bruto. Aunque claro, enojarme era realmente complicado, la paciencia se había albergado en mi interior desde tiempos inmemorables.
Iba vestido de gabardina negra y seda roja. Una camisa blanca con detalles en rubí. Un ligero saco de porte largo, hasta mis pies, que solo reposaba en mis hombros, con los brazos de la vestimenta a los costados. Zapatos brillantes y lustrosos. Siempre elegante, mis cabellos color dorado caían hacia atrás y hacia delante, ondeando por el viento que pegaba contra mi. Mi rostro estaba blanco, pálido con un destello en los lados. Era como una estatua, los ojos me brillaban como a los de un muñeco de porcelana. La viva imagen de un inmortal de mucho mas de mil años.
Caminaba por el puerto sin mirar a nadie. Sintiendo los ruegos que me daban por medio franco, el lugar era realmente horrible y maldecía a aquel oriental, que descuidadamente, había dejado que lo traigan al puerto principal y no a uno privado. Pero claro, el neófito poco y nada debía saber. Aquel hombre que solo parecía querer cuidar de Amadeo, cumplirle todos los caprichos, hasta perecer. Pero al menos no le había concedido el beso oscuro. Era lo único por lo que sabía que no se merecía el castigo de morir en el nombre de la raza.
"Allí estás, te estoy mirando desde metros de distancia, tu cabello ondulado, tu porte frío y desorientado. Estas esperándome y yo a tí. Seré tu maestro y tu mi pupilo. Estás preparado para una nueva vida de encantos?"
-Mmm... Buonanotte, Amadeo? Lavantaos, es hora de ir a vuestra casa. Mi nombre es Vittore y seré vuestro maestro.
La presentación estaba hecha. Mis ojos posaban contra los suyos. Una sonrisa se quedaba hecha en lo que una mano se estiraba hacia el pequeño. Podría decir que le llevaba mas de dos cabezas de altura. Entrecerrando los ojos, sin hacer notar ni una pizca de emoción. Así serían las cosas y aquel niño jamás sabría nada. Ni las cartas, nada. Nunca se enteraría de que fui yo quien siempre le estuve viendo. Quien siempre le decía todo, las cosas serían así. Y por ahora deseaba disfrutar de aquel niño, como no lo había podido hacer en 17 largos y tediosos años. Me acercaba y buscaba su equipaje, dejándole la maletita pequeña a él. Le miraba de reojo, sin decir ni una palabra más. Eso era todo lo que tenía que saber y ahora, ahora empezaba el momento. El comienzo de un aprendizaje que intentaría le lleve una vida, hasta que pueda regresar. Esperaba a que obedezca, había que ir al carruaje y solo en unos bloques llegaríamos a la mansión. La enorme mansión donde nos hospedaríamos. Por un largo tiempo.
Darko DeGrasso- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Re: Ritual de Despedida [Amadeo]
“¿Cómo será, Como será? Muéstrate ante mí de una vez, he esperado 8 días para saber quién me acompañara por este dificultoso camino que será aprender todo lo que debo saber de la vida.”
No sé si era mi imaginación, pero la noche se volvía para mi cada vez más oscura y hermosa, veía gente pasar pero ninguna se dirigía mí, no recordaba muy bien como menciono el Joven Jaejoong que se llamaba mi Maestro, algo de Victorio, Vicote, Vittore, Vittorio… algo así, pero bueno tendría suerte si se presentaba antes de que yo hablara. Las olas del mar chocaban contra las piedras a veces tenuemente y otras lo suficientemente fuerte como para salpicar agua cerca de mí, me agradaba pero realmente ya quería irme a dormir, me mareaba un poco al dormir en el barco por lo que ya quería descansar apaciblemente en una cama tibia que no se moviera al ritmo del oleaje.
Por suerte, los minutos pasaron casi sin que lo notara, cuando un carruaje que se veía costoso se detuvo cerca de donde estaba, alado por unos caballos hermosos pero no logre ver cada detalle con exactitud cuando se abrió la puerta y del interior del carruaje se bajó un hombre de largos cabellos dorados, una piel blanca como si fuera de porcelana, unos ojos fieros pero que mostraban calma bajo unas cejas algo pobladas, era alto y caminaba a paso firme hacia mí, yo por mi parte desvié la mirada como si no le hubiera visto hasta que llego a presentarse frente a mí. Menciono mi nombre y levante la mirada, mirándole con calma para luego levantarme dejando mis maletas de lado, hice una leve reverencia, por suerte dijo su nombre ahorrándome una gran vergüenza.
“Vaya, tus ojos fieros no son como los de mi ángel pero podría jurar que son los que me dan una paz realmente extraña, estaré junto a ti los próximos años o al menos eso deseo, cuida de mi por favor.”
-Es un placer Señor Vittore, así es, soy Amadeo, por favor cuide de mi… - mencione tranquilamente observándole con mi típico dejo de nostalgia, “mi casa” … esperaba que aquel Maestro se quedara conmigo, no sabría aguantar días de soledad… sin nadie cerca mío…
Levanto su mano pero no hizo más que tomar mis maletas dejándome con el bolso menos pesado, por lo que camine al carruaje emocionado por ver cuál sería mi nueva habitación, ¿sería grande? ¿Tendría un piano? Realmente no lo sabía pero ya estaba emocionado. Me senté al lado de la ventana y cuando vi subir a mi Maestro le dedique una leve sonrisa, cuando el carruaje comenzó a avanzar también comenzaron a salir mis preguntas.
-Este es un lugar muy bello… ¿Se quedara conmigo? … no me gusta estar solo en realidad, también me gustaría conocer las calles y la playa de Venecia, he soñado con eso toda mi vida… pero la quiero ver de noche… -menciono recordando la carta bastante alegre mientras desviaba su mirada a la ventana para observar cómo se movía el carruaje, al observar a su Maestro parecía que si lo tocaba podía llegar a congelarse… por lo que solo le sonreía con calma buscando conversación.
“Ángeles de todos tipos, mi querido Hero era mi ángel hecho de cariño pero a ti con solo verte podría apodarte el ángel de hielo y oro.”
No sé si era mi imaginación, pero la noche se volvía para mi cada vez más oscura y hermosa, veía gente pasar pero ninguna se dirigía mí, no recordaba muy bien como menciono el Joven Jaejoong que se llamaba mi Maestro, algo de Victorio, Vicote, Vittore, Vittorio… algo así, pero bueno tendría suerte si se presentaba antes de que yo hablara. Las olas del mar chocaban contra las piedras a veces tenuemente y otras lo suficientemente fuerte como para salpicar agua cerca de mí, me agradaba pero realmente ya quería irme a dormir, me mareaba un poco al dormir en el barco por lo que ya quería descansar apaciblemente en una cama tibia que no se moviera al ritmo del oleaje.
Por suerte, los minutos pasaron casi sin que lo notara, cuando un carruaje que se veía costoso se detuvo cerca de donde estaba, alado por unos caballos hermosos pero no logre ver cada detalle con exactitud cuando se abrió la puerta y del interior del carruaje se bajó un hombre de largos cabellos dorados, una piel blanca como si fuera de porcelana, unos ojos fieros pero que mostraban calma bajo unas cejas algo pobladas, era alto y caminaba a paso firme hacia mí, yo por mi parte desvié la mirada como si no le hubiera visto hasta que llego a presentarse frente a mí. Menciono mi nombre y levante la mirada, mirándole con calma para luego levantarme dejando mis maletas de lado, hice una leve reverencia, por suerte dijo su nombre ahorrándome una gran vergüenza.
“Vaya, tus ojos fieros no son como los de mi ángel pero podría jurar que son los que me dan una paz realmente extraña, estaré junto a ti los próximos años o al menos eso deseo, cuida de mi por favor.”
-Es un placer Señor Vittore, así es, soy Amadeo, por favor cuide de mi… - mencione tranquilamente observándole con mi típico dejo de nostalgia, “mi casa” … esperaba que aquel Maestro se quedara conmigo, no sabría aguantar días de soledad… sin nadie cerca mío…
Levanto su mano pero no hizo más que tomar mis maletas dejándome con el bolso menos pesado, por lo que camine al carruaje emocionado por ver cuál sería mi nueva habitación, ¿sería grande? ¿Tendría un piano? Realmente no lo sabía pero ya estaba emocionado. Me senté al lado de la ventana y cuando vi subir a mi Maestro le dedique una leve sonrisa, cuando el carruaje comenzó a avanzar también comenzaron a salir mis preguntas.
-Este es un lugar muy bello… ¿Se quedara conmigo? … no me gusta estar solo en realidad, también me gustaría conocer las calles y la playa de Venecia, he soñado con eso toda mi vida… pero la quiero ver de noche… -menciono recordando la carta bastante alegre mientras desviaba su mirada a la ventana para observar cómo se movía el carruaje, al observar a su Maestro parecía que si lo tocaba podía llegar a congelarse… por lo que solo le sonreía con calma buscando conversación.
“Ángeles de todos tipos, mi querido Hero era mi ángel hecho de cariño pero a ti con solo verte podría apodarte el ángel de hielo y oro.”
Amadeo VanderHoeven- Vampiro Clase Alta
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Re: Ritual de Despedida [Amadeo]
"Ya no tienes que esperar mas. Los días han sido arduos, pero mas me dolerá a mi verte como estas ahora. Recuerda que estuviste entre mis brazos, aunque sé que no recordarás"
Esa mirada complaciente, como si niño que encuentra con cristal. Pero soy yo el que al fin te ha encontrado. Todo lo que va vuelve, te fuiste y ahora vuelves a mi. Como la marea que sube y que baja. Te he extrañado, a pesar de saberlo todo de tí, me gustaría aplastarte entre mis brazos y susurrarte lo mucho que te enseñaré. Pero lentamente, para que no quieras irte rápido. Haré que te cueste, te haré enojar. Para que poco a poco me tengas solo a mi en tu mente. Solo mantén tus pensamientos sobre mi. No me hagas enojar, no me hagas querer castigarte. Eres un niño mimado, pero yo no te mimaré. Quiero saber si soportarás estar junto a mi. Me aterra la idea de que quieras irte, pero me aterra más que solo me veas como un simple profesor. Pero que decir! Que es peor que me veas como un amante. Yo solo deseo que seas mi bello pupilo y que estes por siempre conmigo.
-Habéis pasado el viaje bien? Subid Amadeo, es hora de ir a casa...
Colocaba las maletas apropiadamente dentro del carruaje, en lo que le miraba de reojo por su sonrisa, lamentablemente, pocas veces sonreía, aquella mueca se había convertido en un simple recuerdo de fantasías, pero no podía negar que aquel muchacho me hacía querer formarla. Pero no. No aún, no quería soltar nada de mí para él. Debía aprender cosas antes de hacer aquello y por sobre todo, tenía que conocerle un poco más, ya que las cosas se habían dado muy rápido y hubiese deseado poder conocerle poco a poco y no tener que enterarme de su personalidad en solo una noche. Cruzaba los brazos y le miraba, atento a sus palabras, asintiendo suavemente a las preguntas. Las cuales, no parecían tener fin. Era una pregunta y una petición, que mas bien sonaba como orden. Aquello me hacía gracia, pero solo lo hacía notar con los ojos y una mueca algo suave hacía arriba. Negando complacido por sus palabras.
-Me quedaré con vosotros por las noches joven... Pero debéis estudiar, mmm. Luego, luego os llevaré a una playa de noche. Pero por hoy, debéis estar cansado. Iréis a dormir y en la mañana os darán lecciones de matemáticas e historia. Por la noche, os daré las clases de pintura.
Explicaba en tanto sacaba una pequeña libreta, anotando las cosas que debíamos hacer. Asintiendo, para luego mirarle de reojo. Estaba con buenas ropas, pero lo ideal sería comprarle finas ropas Italianas, luego habría que llevarlo a conocer los museos y los monumentos. El chico debía saber de todo. Lo quería convertir en un mismísimo inmortal. Pero sabía que aquellas cosas siempre terminaban mal. Los creadores siempre terminaban siendo abandonados por sus creaciones o al menos eso era lo que sabía de diferentes personas. Y no deseaba quedarme solo, la eternidad se estaba volviendo una agonía en la maldición.
En un movimiento terminaba mis pensamientos, el carruaje empezaba a detenerse y las puertas del mismo se abrían; los sirvientes estaban todos esperando el retorno de su amo. Empecé a salir, dejando las maletas en el piso, en tanto ellos empezaban a llevarse aquellas prendas y con una mano, invitaba a salir al rubio de ojos claros. Cuidando que pise bien y cuando le tuve en frente acomodé delicadamente sus cabellos.
"Esta es tu casa, desde hoy y hasta que me abandones. Te cuidaré con la gracia que me confiere mi señor. Serás el príncipe, siempre que te portes bien. Te portarás bien... No?"
-Ya hemos llegado, vuestra habitación esta en el segundo piso, os llevarás allí, deseáis que os acompañe? Deberíais bañaros y luego bajar a cenar. O queréis hacerlo del revés para luego ir a dormir? Las horas pasan volando y debéis preparaos para mañana.
Me separaba de él, encaminándome hacia dentro, con los brazos cruzados, las puertas se abrían en lo que pasaba, por los sirvientes que estaban detrás de mi. Era sencillo, era quien mandaba en toda la mansión, quien decía las reglas, apartaba y castigaba a los que pecaban. Era quien cuidaba de la raza en Italia, asesinando a los neófitos, castigando a los infieles. Algo de lo que Amadeo jamás se enteraría.
Darko DeGrasso- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 17/02/2013
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Re: Ritual de Despedida [Amadeo]
“Podrían ir y regresar para luego chocar en otra orilla en busca de un nuevo destino, sin detenerse y sin desaparecer pero invisibles frente al ojo humano, tal como las olas podría ser yo el resto de mi vida.”
Te enseñare que puedo valerme por mi mismo, que no necesito más que tiempo para adaptarme y que puedo ser lo que deseas… y así cuando regrese a tu lado… podre correr hacia ti ya como el señorito que podrá ser tu heredero como tú deseas. Seré lo que quieras… mientras me asegure que aquello me permitirá quedarme a tu lado eternamente…
Por ahora debía concentrarme en quien se mantenía delante mío… conocerle de a poco para saber cómo actuar, tal vez llegar a ganarme un espacio importante en sus circulo de conocidos y así tendría ventajas en lo que sería mi vida en Venecia. El viento jugueteaba con mis risos mientras sonreía observando hacia afuera, una belleza indescriptible en el mundo actual, nunca lo había visto siendo que estas calles estaban tan cercas del lugar que habitaba al ser un niño pequeño que soñaba con corretear por ellas, con una madre esperándole en casa y un padre al cual vería al caer la noche ya que en ese momento no tendría que trabajar y podría pasar un rato con él.
Es extraño como las cosas que más deseas al tenerlas te parecen la nada misma, mucho tiempo quise ver estas calles pero ahora… aunque intentara fingir el entusiasmo para ver si lograba surgir por arte de magia, sin embargo, me parecen iguales a las que estaba acostumbrado a ver. No tienen nada especial ni aceleran mi corazón es más… llego a sentir que es la razón de mis desgracias pasadas.
La voz del mayor era muy tenue y agradable por lo que me quedaba en silencio para escucharle hablar. ¿Clases de matemáticas? Les odiaba demasiado, nadie había sido capaz de captar mi intención con ellas ni siquiera un poco, pero debía hacerlo… saber llevar cuentas, gastos y eso ¿no?. Mi mirada fue a el nuevamente cuando acabo de hablar.
-¿No podrían ser las clases de pintura en el día? Creo que a esa hora estaré agotado ¿no? Además quiero aprender a pintar los amaneceres… y cuando la luna desaparece… me encantaría aprender mucho… que el Señor Jaejoong se enorgullezca de mí… Quiero mandarle muchas pinturas… espero que eso también sea posible. – Mencione mientras apoyaba mi cabeza en la ventana, suspiraba y me hacía gracia el ver como mi aliento provocaba una especie de neblina en él, comencé a hacerlo de forma más repetida para hacer infantiles dibujos, observándoles con una tenue sonrisa pero luego simplemente tome mucho aire para dejarlo salir por la boca y dejar en paz el vidrio, debía ser grande… un señorito.
“¿Qué ven mis ojos?, las construcciones moverse, desearía recostarme ya que sería como la noche en donde todo empezó, pero no es el momento de ser un malcriado, aunque es muy tarde escucho melodías alegres de niños jugando, muchas veces desee que mi voz se acoplara con la de ellos para tener una infancia normal, pero mi vida ahora estaba más allá de las edades, lo correcto y lo incorrecto.”
Mire hacia afuera con al intención de sacar la mitad de mi cuerpo por la ventana, de esa manera podría ver de forma perfecta lo que sería mi nuevo hogar, había mucha gente esperando, me aterraba la idea de tener que presentarme, en Paris jamás tuve mucha interacción con sirvientes aparte de quienes eran los más cercanos a mí. El mayor bajo y yo lo hice tras él, sentí sus manos sobre mis cabellos pero me aparte un segundo al sentir el frio que emanaban, le observe con algo de asombro pero luego mire el piso a los presentes a los cuales les hice una leve reverencia con la cabeza en forma de saludo, luego volví a dirigirme a mi Maestro.
-Deseo ver mi habitación y… pues… tengo demasiada hambre creo que podría bañarme luego para que me de sueño, el cambio de horario me ha afectado un poco, pero quiero energías para escribir algo antes de irme a dormir... – dije con la mayor calma posible mientras avanzaba de forma presurosa a la entrada, quería ver todo, retrocedí al ver que las puertas se abrían frente a mí pero solo negué con la cabeza y seguí avanzando- Esto es realmente hermoso… seguramente me acostumbrare a estar en este lugar… ¿Tomare desayuno solo? – era algo que ya acostumbraba pero siempre quise tener un almuerzo que pareciera familiar y los sirvientes muchas veces eran frívolos por lo que era algo que aún no tenía. Me dirigí rápidamente hacia la escalera, pero al sentir el típico ruido que se sentía al dejar una maleta en el suelo retrocedí por el bolso que había llevado conmigo todo el tiempo y una de mis maletas, me dijeron que ellos las llevarían a mi cuarto pero yo sería más rápido que ellos y quería mis cosas conmigo por lo que tome mis cosas de todos modos, deseaba tirarme a mi nueva cama y dejar la foto del joven Hero y mía en la mesita de noche.
Entusiasmado arrastraba mi maleta por el suelo y escalera arriba provocando leves risas en los sirvientes, pero era lo de menos, sabía que debía ser algo gracioso el verme arrastrar una maleta y un bolso que en conjunto llegaban a ser más grandes que yo, pero aunque a mitad de escalera me arrepentí de mi decisión seguí adelante. Sin embargo, al llegar arriba solo di una mirada a mi Maestro como pidiendo ayuda con la maleta más grande esperando que entendiera.
“Me siento perdido, como cuando llegue a mi antiguo lugar al cual pude llamar “hogar”, me perderé por estos pasillos más de una vez y seguramente cuando los conozca a la perfección deberé partir nuevamente, tal como las olas, tal como la brisa.”
Te enseñare que puedo valerme por mi mismo, que no necesito más que tiempo para adaptarme y que puedo ser lo que deseas… y así cuando regrese a tu lado… podre correr hacia ti ya como el señorito que podrá ser tu heredero como tú deseas. Seré lo que quieras… mientras me asegure que aquello me permitirá quedarme a tu lado eternamente…
Por ahora debía concentrarme en quien se mantenía delante mío… conocerle de a poco para saber cómo actuar, tal vez llegar a ganarme un espacio importante en sus circulo de conocidos y así tendría ventajas en lo que sería mi vida en Venecia. El viento jugueteaba con mis risos mientras sonreía observando hacia afuera, una belleza indescriptible en el mundo actual, nunca lo había visto siendo que estas calles estaban tan cercas del lugar que habitaba al ser un niño pequeño que soñaba con corretear por ellas, con una madre esperándole en casa y un padre al cual vería al caer la noche ya que en ese momento no tendría que trabajar y podría pasar un rato con él.
Es extraño como las cosas que más deseas al tenerlas te parecen la nada misma, mucho tiempo quise ver estas calles pero ahora… aunque intentara fingir el entusiasmo para ver si lograba surgir por arte de magia, sin embargo, me parecen iguales a las que estaba acostumbrado a ver. No tienen nada especial ni aceleran mi corazón es más… llego a sentir que es la razón de mis desgracias pasadas.
La voz del mayor era muy tenue y agradable por lo que me quedaba en silencio para escucharle hablar. ¿Clases de matemáticas? Les odiaba demasiado, nadie había sido capaz de captar mi intención con ellas ni siquiera un poco, pero debía hacerlo… saber llevar cuentas, gastos y eso ¿no?. Mi mirada fue a el nuevamente cuando acabo de hablar.
-¿No podrían ser las clases de pintura en el día? Creo que a esa hora estaré agotado ¿no? Además quiero aprender a pintar los amaneceres… y cuando la luna desaparece… me encantaría aprender mucho… que el Señor Jaejoong se enorgullezca de mí… Quiero mandarle muchas pinturas… espero que eso también sea posible. – Mencione mientras apoyaba mi cabeza en la ventana, suspiraba y me hacía gracia el ver como mi aliento provocaba una especie de neblina en él, comencé a hacerlo de forma más repetida para hacer infantiles dibujos, observándoles con una tenue sonrisa pero luego simplemente tome mucho aire para dejarlo salir por la boca y dejar en paz el vidrio, debía ser grande… un señorito.
“¿Qué ven mis ojos?, las construcciones moverse, desearía recostarme ya que sería como la noche en donde todo empezó, pero no es el momento de ser un malcriado, aunque es muy tarde escucho melodías alegres de niños jugando, muchas veces desee que mi voz se acoplara con la de ellos para tener una infancia normal, pero mi vida ahora estaba más allá de las edades, lo correcto y lo incorrecto.”
Mire hacia afuera con al intención de sacar la mitad de mi cuerpo por la ventana, de esa manera podría ver de forma perfecta lo que sería mi nuevo hogar, había mucha gente esperando, me aterraba la idea de tener que presentarme, en Paris jamás tuve mucha interacción con sirvientes aparte de quienes eran los más cercanos a mí. El mayor bajo y yo lo hice tras él, sentí sus manos sobre mis cabellos pero me aparte un segundo al sentir el frio que emanaban, le observe con algo de asombro pero luego mire el piso a los presentes a los cuales les hice una leve reverencia con la cabeza en forma de saludo, luego volví a dirigirme a mi Maestro.
-Deseo ver mi habitación y… pues… tengo demasiada hambre creo que podría bañarme luego para que me de sueño, el cambio de horario me ha afectado un poco, pero quiero energías para escribir algo antes de irme a dormir... – dije con la mayor calma posible mientras avanzaba de forma presurosa a la entrada, quería ver todo, retrocedí al ver que las puertas se abrían frente a mí pero solo negué con la cabeza y seguí avanzando- Esto es realmente hermoso… seguramente me acostumbrare a estar en este lugar… ¿Tomare desayuno solo? – era algo que ya acostumbraba pero siempre quise tener un almuerzo que pareciera familiar y los sirvientes muchas veces eran frívolos por lo que era algo que aún no tenía. Me dirigí rápidamente hacia la escalera, pero al sentir el típico ruido que se sentía al dejar una maleta en el suelo retrocedí por el bolso que había llevado conmigo todo el tiempo y una de mis maletas, me dijeron que ellos las llevarían a mi cuarto pero yo sería más rápido que ellos y quería mis cosas conmigo por lo que tome mis cosas de todos modos, deseaba tirarme a mi nueva cama y dejar la foto del joven Hero y mía en la mesita de noche.
Entusiasmado arrastraba mi maleta por el suelo y escalera arriba provocando leves risas en los sirvientes, pero era lo de menos, sabía que debía ser algo gracioso el verme arrastrar una maleta y un bolso que en conjunto llegaban a ser más grandes que yo, pero aunque a mitad de escalera me arrepentí de mi decisión seguí adelante. Sin embargo, al llegar arriba solo di una mirada a mi Maestro como pidiendo ayuda con la maleta más grande esperando que entendiera.
“Me siento perdido, como cuando llegue a mi antiguo lugar al cual pude llamar “hogar”, me perderé por estos pasillos más de una vez y seguramente cuando los conozca a la perfección deberé partir nuevamente, tal como las olas, tal como la brisa.”
Amadeo VanderHoeven- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/01/2013
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