AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Lucius Webber
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Lucius Webber
Lucius Webber
Un curioso nombre para una curiosa mujer.
-EDAD: Han pasado 36 años desde su nacimiento. Actualmente dice tener 22 años, pues aunque representa unos 18 tiene claro que su personalidad es muy madura como para haber cumplido recién la mayoría de edad.
-ESPECIE: Cambiaformas.
-TIPO, CLASE SOCIAL O CARGO: Extranjera de clase alta. Su familia vive en Inglaterra y se dedica a la venta de textiles, teniendo relaciones con extranjeros que le han obligado a aprender idiomas. Debido a su estado de cambiaformas ella prefiere moverse por las ciudades cada 5 años aproximadamente dado que sino su lento envejecimiento es demasiado notorio. Por ello es que ahora ha llegado a Francia a empezar una nueva vida.
-ORIENTACIÓN SEXUAL: Se define a si misma como heterosexual dado que es lo único que conoce como socialmente correcto, pero probablemente sea sapiosexual.
-LUGAR DE ORIGEN: Wiltshire, Inglaterra.
-HABILIDAD/PODER: Se puede transformar en un perro, específicamente un Irish Wolfhound negro. En ocasiones (y únicamente cuando se siente aterrada y necesita escapar) se ha convertido en un bulldog francés de color beige casi blanco.
Sus habilidades añadidas por ser una cambiaformas son sus sentidos aumentados, la agilidad y reflejos sobrehumanos, su fuerza sobrehumana, sanación acelerada y un ligero sentido del peligro. Además por ser una cambiaformas de la familia de los caninos tiene bastante fuerza pero poca resistencia a los golpes directos, gran agilidad y velocidad al correr.
Descripción física
Desde muy pequeña su madre le acostumbró a cuidar su cabello rubio claro a como de lugar, recurriendo a cuanto brebaje le recomendaban para ello terminando finalmente con el agua de manzanilla con el que lleva lavándose el pelo desde hace 32 años para mantenerlo así de claro. Sus ojos son de color gris pero varían dependiendo de la luz, viéndose verdes bajo la luz del sol y de las velas, es decir, la mayoría del tiempo. Es solo en días nublados cuando estos se varían en la gama de azul a gris, dependiendo de si el cielo tiene a penas unos pequeños nubarrones esparcidos o si este amenaza con llover.
Su tez es tan clara como su cabello, sin embargo sus labios resaltan sobre todas sus facciones dado que son naturalmente rosados y muy definidos, así como sus pómulos que también llevan un natural rubor de forma permanente.
Tiene muy buen cuerpo y es gracias a su propia “maldición” que tiende a usar los hurglass dresses ya que no le dificultan tanto como a otras mujeres el movimiento, al contrario, al ser tan ceñidos la limitan para que su notoria agilidad pase desapercibida pues debe mantener un ritmo de caminata normal-lento.
Su tez es tan clara como su cabello, sin embargo sus labios resaltan sobre todas sus facciones dado que son naturalmente rosados y muy definidos, así como sus pómulos que también llevan un natural rubor de forma permanente.
Tiene muy buen cuerpo y es gracias a su propia “maldición” que tiende a usar los hurglass dresses ya que no le dificultan tanto como a otras mujeres el movimiento, al contrario, al ser tan ceñidos la limitan para que su notoria agilidad pase desapercibida pues debe mantener un ritmo de caminata normal-lento.
Descripción psicológica
Cuando eres un cambiaformas, toda tu vida se rige en torno a ello. Es inteligente, aprende con gran rapidez y ha desarrollado una personalidad fría y calculadora, donde ha aprendido a no fiarse del resto de las personas, simplemente las observa y actúa de forma cercana con ellas únicamente cuando esto conlleva alguna conveniencia, sin embargo al estar molesta tiende a demostrarse menos cálida y más inteligente, haciendo gala del florido vocabulario que ha aprendido en todos sus años de comercialización donde la discusión era algo común luego de que alguien hiciera algún descabellado regateo.
Muchas veces luce bastante altanera, sobre todo dado que siempre ha tenido una posición acomodada, sin embargo es de sonrisa fácil y basta muy poco para que estalle su risa. A pesar de esto intenta mantenerse en calma la mayor parte del tiempo, como alguien muy comedido en todo su actuar, pero quienes han llegado a conocerla bien saben que es todo lo contrario a ello, muy temperamental, muy fría y cálida a la vez, cariñosa hasta ser empalagosa.
Además parece ser una creyente ferviente, que no va a ningún lado sin su rosario en la mano, pero la verdad es que esa es solo una más de las múltiples coberturas que pone ante su estado de cambiaformas. No cree demasiado en Dios ya que no logra entender como es que este, siendo grande y misericordioso, le entregó a ella y a parte de su familia esta maldición con la que tendrán que cargar de por vida, tiene un cierto resentimiento hacia él dado que en su familia se han cuidado de ser buenos tanto entre ellos como con el prójimo durante generaciones y sin embargo han sido castigados como si fuesen sucios impíos. Pero aún así jamás sale de la casa sin su rosario (el cual lleva a bendecir cada vez que llega a una ciudad para poder observar de cerca al obispo y que este le conozca también a ella) y comenta cada vez que es necesario que todas las criaturas malditas deberían ser erradicadas del planeta, no importa si son vampiros, licántropos, cambiaformas o brujos, justo antes de persignarse y recitar alguna plegaria simplemente por quedar bien.
Muchas veces luce bastante altanera, sobre todo dado que siempre ha tenido una posición acomodada, sin embargo es de sonrisa fácil y basta muy poco para que estalle su risa. A pesar de esto intenta mantenerse en calma la mayor parte del tiempo, como alguien muy comedido en todo su actuar, pero quienes han llegado a conocerla bien saben que es todo lo contrario a ello, muy temperamental, muy fría y cálida a la vez, cariñosa hasta ser empalagosa.
Además parece ser una creyente ferviente, que no va a ningún lado sin su rosario en la mano, pero la verdad es que esa es solo una más de las múltiples coberturas que pone ante su estado de cambiaformas. No cree demasiado en Dios ya que no logra entender como es que este, siendo grande y misericordioso, le entregó a ella y a parte de su familia esta maldición con la que tendrán que cargar de por vida, tiene un cierto resentimiento hacia él dado que en su familia se han cuidado de ser buenos tanto entre ellos como con el prójimo durante generaciones y sin embargo han sido castigados como si fuesen sucios impíos. Pero aún así jamás sale de la casa sin su rosario (el cual lleva a bendecir cada vez que llega a una ciudad para poder observar de cerca al obispo y que este le conozca también a ella) y comenta cada vez que es necesario que todas las criaturas malditas deberían ser erradicadas del planeta, no importa si son vampiros, licántropos, cambiaformas o brujos, justo antes de persignarse y recitar alguna plegaria simplemente por quedar bien.
Historia
Albert Webber tenía ya unos 100 años cuando su esposa, una joven mucho menor que él con quién astutamente había arreglado el matrimonio, se embarazó por quinta vez. A pesar de esto, solo dos de los embarazos habían llegado a término y de estos solo un bebé había sobrevivido, por ello Albert rogaba porque este fuera otro varón que daría una nueva alegría a la familia y le ayudarían en el negocio ya que todas las condiciones estaban dadas: el niño muerto también había sido varón entonces él creía que con su esposa solo podían engendrar bebés de aquel sexo además de que las pocas parteras que habían visto a su mujer en estado habían indicado que por la forma y posición de la panza, este sería un precioso varoncito. Toda la ropa de bebé fue especialmente cocida con las mejores telas que él pudo comprar, los sweaters tejidos por las mejores tejedoras que logró contratar y la ropa bordada con el nombre del bebé: Lucius. Por ello cuando esta curiosa bebé vino al mundo entre los gritos de su madre y los propios, fueron los del padre los que se sumaron al enterarse de que no era varón. Todo estaba cocido, todo estaba tejido, todo estaba bordado... no había tiempo para cambios, la bebé conservaría el nombre que le habían destinado.
Desde el primer día de su nacimiento la nena vistió como un varón pues volver a hacer su ropa sería un completo derroche de dinero y nadie querría comprar las ropas que tan prolijamente tenían bordado el nombre de Lucius, por ello es que conservó tanto el nombre como todas las cosas, lo que no era realmente importante ya que desde su tierna infancia la chica se mantuvo escondida del público general, especialmente por petición de su madre ya que a ella le causó terror, es decir, nadie te prepara para escuchar como los llantos de tu recién nacida posteriormente decrecen hasta que, llegado cierto momento, se transforman en un lastimero chillido de un cachorro recién nacido que pasados unos segundos vuelven a transformarse en un bebé de a penas unos días. Y cuando lo vez por primera vez... simplemente asombra. ¿Cómo le explicas al mundo que tu hija está maldita? No lo haces. Lo escondes hasta que seas capaz de encontrar la manera de confrontar la realidad y ni siquiera problemas de crecimiento sería una buena excusa dado que nadie quería tener un hijo fallado. Por eso Lucius creció casi sin salir del hogar, criada únicamente en casa, con profesoras de piano que cambiaban cada cortos periodos para que no pudieran notar que la chica crecía la mitad de lo que normalmente debería crecer. Sin embargo su padre le adoraba, era él quién le había heredado la maldición y comprendía que su hija no viviría jamás una vida normal. Por ello trataba de enseñarle como mejor podía, permitiéndole incluso que le acompañara entre sus labores de comerciante donde la chica algún día podría aprender la labor para enseñarle a alguno de los múltiples maridos que tendría en la vida (como él mismo, que esta ya era su segunda mujer pero la única que le había dado hijos).
También era él quién se sentaba en el salón y le repasaba algunos pasajes bíblicos que le enseñaban que a pesar de que debían ocultarse, Dios no los odiaba. Era común oírle decir:
Y principalmente los bienaventurados (Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos, entre otros) que le enseñaban cual era la senda de amor a dios y el prójimo que debía seguir para, a pesar de estar maldita, alcanzar el cielo siguiendo el camino del señor. De pequeña creía todo aquello y era la primera cerrar los ojos y poner sus manos en oración antes de cualquier comida. También era la más entusiasta cuando su padre pedía que ellos también bendijeran la mesa... pero todo terminó cuando su padre fue encontrado sobre los rollos de las nuevas telas que acababan de llegar, con un agujero en el corazón que no cerró y una bala de plata al fondo de las telas. Su padre había sido arrebatado de su vida gracias a un inquisidor. En algún momento había alcanzado a oír que él se sentía observado, seguido y ahora todo se había confirmado. Por lo visto un error mínimo, la más mínima sospecha había servido para dejar a una mujer sin marido y a dos hijos sin padre.
Fue su hermano quién se hizo cargo de la tienda mientras su madre se apagaba poco a poco y ella, con la misma lentitud, empezaba a guardar tanto miedo como rencor en contra de los que hacían justicia contra los malditos. Con 20 años (aparentando 10) decidió salir de casa en búsqueda de sus parientes paternos para que la resguardaran antes de que alguien la encontrara a ella y allí aprendió a vivir de ciudad en ciudad, de familia en familia hasta que su apariencia era la suficiente como para poder pasearse por las calles con libertad. A los 30 años (y a penas aparentaba 15) un comerciante habló con su familia y le pidió en matrimonio, por lo que empezó una vida aparentemente feliz a su lado luego de mudarse a Alemania, país de donde él provenía, pero este murió en un extraño incidente a la salida de un bar, por lo que a penas unos años después quedó viuda. Ahora sola, con la gran herencia que había obtenido de su marido, llegó el turno de mudarse una vez más y empacó todas sus cosas y su oro para partir a Francia y empezar una nueva vida, una donde su estatus de viudez es la excusa perfecta para explicar a cualquiera que pregunte por qué no es una mujer con familia.
Desde el primer día de su nacimiento la nena vistió como un varón pues volver a hacer su ropa sería un completo derroche de dinero y nadie querría comprar las ropas que tan prolijamente tenían bordado el nombre de Lucius, por ello es que conservó tanto el nombre como todas las cosas, lo que no era realmente importante ya que desde su tierna infancia la chica se mantuvo escondida del público general, especialmente por petición de su madre ya que a ella le causó terror, es decir, nadie te prepara para escuchar como los llantos de tu recién nacida posteriormente decrecen hasta que, llegado cierto momento, se transforman en un lastimero chillido de un cachorro recién nacido que pasados unos segundos vuelven a transformarse en un bebé de a penas unos días. Y cuando lo vez por primera vez... simplemente asombra. ¿Cómo le explicas al mundo que tu hija está maldita? No lo haces. Lo escondes hasta que seas capaz de encontrar la manera de confrontar la realidad y ni siquiera problemas de crecimiento sería una buena excusa dado que nadie quería tener un hijo fallado. Por eso Lucius creció casi sin salir del hogar, criada únicamente en casa, con profesoras de piano que cambiaban cada cortos periodos para que no pudieran notar que la chica crecía la mitad de lo que normalmente debería crecer. Sin embargo su padre le adoraba, era él quién le había heredado la maldición y comprendía que su hija no viviría jamás una vida normal. Por ello trataba de enseñarle como mejor podía, permitiéndole incluso que le acompañara entre sus labores de comerciante donde la chica algún día podría aprender la labor para enseñarle a alguno de los múltiples maridos que tendría en la vida (como él mismo, que esta ya era su segunda mujer pero la única que le había dado hijos).
También era él quién se sentaba en el salón y le repasaba algunos pasajes bíblicos que le enseñaban que a pesar de que debían ocultarse, Dios no los odiaba. Era común oírle decir:
Yo, la luz, he venido al mundo,
para que todo aquel que cree en mi no permanezca en tinieblas.
Al que oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo;
porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar el mundo.
para que todo aquel que cree en mi no permanezca en tinieblas.
Al que oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo;
porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar el mundo.
(Juan 12:46-47)
Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción.
(Génesis 41:52)
Y principalmente los bienaventurados (Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos, entre otros) que le enseñaban cual era la senda de amor a dios y el prójimo que debía seguir para, a pesar de estar maldita, alcanzar el cielo siguiendo el camino del señor. De pequeña creía todo aquello y era la primera cerrar los ojos y poner sus manos en oración antes de cualquier comida. También era la más entusiasta cuando su padre pedía que ellos también bendijeran la mesa... pero todo terminó cuando su padre fue encontrado sobre los rollos de las nuevas telas que acababan de llegar, con un agujero en el corazón que no cerró y una bala de plata al fondo de las telas. Su padre había sido arrebatado de su vida gracias a un inquisidor. En algún momento había alcanzado a oír que él se sentía observado, seguido y ahora todo se había confirmado. Por lo visto un error mínimo, la más mínima sospecha había servido para dejar a una mujer sin marido y a dos hijos sin padre.
Fue su hermano quién se hizo cargo de la tienda mientras su madre se apagaba poco a poco y ella, con la misma lentitud, empezaba a guardar tanto miedo como rencor en contra de los que hacían justicia contra los malditos. Con 20 años (aparentando 10) decidió salir de casa en búsqueda de sus parientes paternos para que la resguardaran antes de que alguien la encontrara a ella y allí aprendió a vivir de ciudad en ciudad, de familia en familia hasta que su apariencia era la suficiente como para poder pasearse por las calles con libertad. A los 30 años (y a penas aparentaba 15) un comerciante habló con su familia y le pidió en matrimonio, por lo que empezó una vida aparentemente feliz a su lado luego de mudarse a Alemania, país de donde él provenía, pero este murió en un extraño incidente a la salida de un bar, por lo que a penas unos años después quedó viuda. Ahora sola, con la gran herencia que había obtenido de su marido, llegó el turno de mudarse una vez más y empacó todas sus cosas y su oro para partir a Francia y empezar una nueva vida, una donde su estatus de viudez es la excusa perfecta para explicar a cualquiera que pregunte por qué no es una mujer con familia.
Datos extra
—Sus colores preferidos son el blanco, el verde, el gris y el rosa.
—Adora los sombreros de ala ancha.
—Jamás consumó su matrimonio, temía que su hijo también naciera maldito. Aún así sueña con tener un hijo pero lo ve imposible.
—Siempre lleva un rosario en su muñeca izquierda.
—A la única persona a la que reza en la soledad de su casa es a su padre.
—Odia tener sirvientes, pero no se imagina viviendo sin ellos.
—Ocasionalmente se ha encontrado con su hermano ya que cuando viajan ambos hacen lo imposible por encontrar al otro. Por él se enteró de que su madre falleció pocos años después de que hubo partido de casa.
—Hay un olor que es su debilidad. En cuanto alguien se acerca con una prenda de este material tiene que esforzarse por disimular el gusto que le da llenar el sentido del olfato con el agradable aroma dulzón del cuero.
gracias a αgusτınα• de sourcecode
Lucius Webber- Cambiante Clase Alta
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