VIKTOR. ( VICTORIA A. HEDINSON)

por **Hauser Baskerville** Jue Feb 21, 2013 1:59 pm

Era una noche tranquila o eso parecia. Fumaba un cigarrillo delgado y negro, cadenciosamente. Debia esperar, un retrato maltrecho, mostraba a un imberbe de ojos enorme y azules, cabello pajizo de apariencia muy femenina para su gusto. Vendria al cafe, llevaba siguiendolo varios dias. Todo por causa de su padre, era triste de cierta manera que los hijos pagasen los pecados de los padres, que estos les diera por herencia la carga de sus vidas. Yo lo se, conozco esa maldicion.

Habia estudiado el cafe y sabia que llegaba a las siete menos cuarto, el cigarro se acabo y el humo quedo esparcido en el aire. Yo entraba a trabajar a las siete. Habia logrado que me permitieran tocar el chello como musica de fondo del cafe. Durante este tiempo habia analizado a mi victima.

Soy un cazador , eso es lo que soy, cobro por ello ¿ que me interesaba si era joven y delicado?... La mala entraña de los padres la heredan los hijos es inevitable, Mr. Baskerville era un cazador y yo lo era. Si el padre del tal Viktor era un miserable solo era cuestion de tiempo para que el hijo mostrase tal naturaleza.

Pise la colilla del cigarro con la punta del zapato y me dispuse a entrar un poco mas temprano que de costumbre, debia aguardar a mi victima.

Esta noche seria la noche.

por **Victoria A. Hedinson** Jue Feb 21, 2013 4:37 pm

- Un café con leche y dos de azúcar, por favor.

Pedí a la camarera cuando ésta se acercó a tomarme nota, observando cómo esta se marchaba por dónde había venido y se escondía tras la barra, empezando a preparar los cafés que los clientes le habían pedido.

Suspiré y escondí mi rostro entre mis manos, visiblemente cansada de aquella semana interminable llena de trabajos, clases, problemas familiares con papá y bueno, quebraderos de cabeza varios, muy normal en mi vida desde hacía varios meses. Desde la muerte de Iver, en realidad...

Sin darme cuenta, había tomado una pluma que llevaba en el bolsillo de mi chaqueta y había empezado a garabatear una servilleta, esbozando trazos sin sentido, formando rostros desconocidos, palabras sueltas o simples imágenes abstractas fruto de mis pensamientos.

No obstante, es el sonido de unas cuerdas musicales el que me saca de aquellas cavilaciones nebulosas y oscuras, alzando el mentón para contemplar a un joven muchacho sentado sobre una tarima con un chelo entre manos, afinando quizás sus cuerdas antes de empezar el espectáculo.

Agradecí a la camarera el café cuando ésta me lo trajo y cambié el eje de orientación de mi cuerpo con tal de poder ver mejor al violoncelista, lo único que, según parecía, lograría robarme una sonrisa entre aquellas tardes negras.

por **Hauser Baskerville** Jue Feb 28, 2013 12:50 pm

Sentir la musica era mi deleite, pero mi mente estaba concentrada con lo que debia hacer, la gente y el tiempo se hizo lento, cada movimiento, cada respiro, cada gesto. En la esquina derecha, una joven con la mirada perdida desviaba el rostro de un caballero que le hablaba muy cerca, seguramente una pareja discutiendo. Mas al fondo, el joven y atractivo mesero, miraba a un joven caballero, con deleite, sin que este lo note tal vez guardando discrecion sobre su verdadero interes. Al fin frente a mi, el joven tierno del imberbe que debia cazar. Sus maneras algo femeninas, sus ojos azules como el mismo cielo y el cabello rubio como el trigo del campo. Era demasiado joven, con una vida por delante...

¿ Dudaria ahora? ¿ habia dudado antes?

Debia cumplir mi trabajo y mi trabajo era cazar al mozuelo.

Me senti como un halcon al acecho, cada vibrar de las cuerdas, era como la marcacion de los segundos finales de aquella fragil vida. Tal vez lo subestimaba demasiado, tenia que ir con cuidado.

Su mirada se fijo en mi como leyendome, asi que respondi con una leve cortesia al inclinar un poco mi cabeza. La primera presentacion habia terminado, algunos aplaudian distraidamente. Me baje de la pequeña tarima dirigiendome a mi proxima victima.

por **Victoria A. Hedinson** Sáb Mar 02, 2013 5:43 pm

De pronto, su figura se fue acercando a mí e instintivamente, tragué saliva, sintiendo un hormigueo en mis manos como si me hallara nerviosa, desviando la mirada de un lado a otro, como si buscara una vía de escape o la persona a la que realmente el violoncelista se dirigía, esperando no ser yo simplemente porque me ponía nerviosa fingir ante desconocidos, como si temiera que me descubrieran. Para mi desgracia, el joven se presentó ante mí y, siguiendo el protocolo social de la cortesía, le invité a sentarse frente a mí, en aquella mesa para cuatro dónde el resto de los asientos permanecían vacíos, sin ocupantes.

- Magnífica presentación, señor...- Inquirí, alargando la frase al comprender que no conocía siquiera su apellido por el que poder dirigirme a él, sumergiéndome entonces en la taza de café que mis dedos sostenían con firmeza.

La camarera se acercó a nosotros y sacó su pequeña libreta y un bolígrafo para apuntar, alzando la vista hacia el muchacho esperando su petición, transcribiéndola rasgando el papel con cierta brutalidad, retirándose después aunque yo hubiera deseado alargar el momento mucho más tiempo, eternamente de ser posible. Suspiré disimuladamente y alboroté mis cabellos con una de mis manos, volviendo la mirada hacia él, preguntándome qué le llevaría a acercarse a mí. Mordí mis labios y jugué con los dedos de mis manos, un tanto incómoda ante su mirada penetrante, posada aun sobre mí, por lo que decidí romper el silencio y relajarme, alzando la mano para pedir a la misma camarera -ya un poco molesta ante el incordio que mis peticiones representaban para ella-, un whisky con hielo. Ladeé mi rostro hacia el desconocido y le sonreí, colocando uno de mis brazos sobre el respaldo del banco acojinado en el que me hallaba frente a su persona, mostrándome ahora más varonil y seguro de mí mismo, sin miedos ni titubeos. Sin nerviosismos.

-¿Toca a menudo por aquí? Oh, qué descortés, no me he presentado siquiera, discúlpeme, caballero.- me excusé con una sonrisa radiante, extendiendo mi otra mano hacia él para encajarla cordialmente.- Mi nombre es Víctor Hedinson, es un auténtico placer conocerle, maestro.

La camarera llegó con el pedido para ambos y mis manos volaron hacia la copa cuyo licor apuré hasta no dejar ni gota, por lo que, un tanto sonrojada de mejillas, tuve que pedir otra copa idéntica a aquella camarera que ya refunfuñaba cada vez que le tocaba acercarse a aquella mesa a servirnos. Solté una carcajada sin siquiera entender por qué, siendo quizás por la absurda situación que vivía, quizás por la tensión entre ambos o quizás, por el mismo alcohol que empezaba ya a dejar huella en mí, algo común debido a las pocas veces que tomaba.

por **Hauser Baskerville** Dom Mar 03, 2013 3:56 pm

- Me acerque por que lo note interesado... solo por eso.

Mire a la camarera y pedi vodka. Mire al joven nervioso, pero luego lo vi tomar el control un rasgo de caracter que grabe en mi memoria pues podia servir luego. Tome la bebida con lentitud sonriendo amablemente. Tenia poca masa muscular, manos delicadas y me parecia fragil, pero tenia un brillo suspicaz en los ojos. No tenia que subestimarlo, tal vez esa forma de mirar, era el rasgo de astucia.

- Soy Hauser Baskerville... ¿ maestro? me parece exagerado, solo soy un musico sencillo... aunque gracias por su amabilidad- lo miro fijamente- ¿ Victor verdad?...¿ no es usted musico? me parece conocido- mintio para entrar en confianza con el joven, para ver sus reacciones de cerca, con detenimiento- no deberia beber asi... puede ser peligroso.

Lo miro, con esos aires de suficiencia tan presente en la juventud, con esa fuerza, y seguridad, que no le serviran de nada. Mirando su rostro medite un instante que si fuera una chica, le hubiese costado, por ese rostro tan hermoso que no lucia con un hombre.

por **Victoria A. Hedinson** Dom Mayo 05, 2013 12:03 pm

- ¿Peligroso...? - Carcajeé alzando una ceja en el preciso instante en el que movía mis brazos teatralmente y golpeaba sin querer el abdomen de aquella camarera que se acercaba a nosotros con el whisky que le había pedido, mirando de reojo cómo ella se inclinaba peligrosamente hacia mí con aquella bandeja y la copa, vertiendo sobre mi pecho el licor y golpeándome la cabeza con su bandeja, dejándome por un momento en trance con un punzante dolor en el cogote que me hizo soltar un alarido, despreocupándome de cómo aquella camarera había terminado tumbada sobre la mesa y con su nariz incrustada en la misma, una posición bastante dolorosa, probablemente.- Oh, lamento mucho esto... lo siento, lo siento mucho...- Me excusaba una y otra vez, alzándome del asiento para intentar erguir a la joven pese a que ella forcejeaba contra mí, visiblemente irritaba y sin ganas siquiera de escuchar mis súplicas, por lo que la solté y ésta patinó con el alcohol del suelo, por lo que cayó de culo al suelo con un gran estruendo, siendo ese el verdadero motivo por el que toda la cafetería se giró hacia nosotros, conteniendo el aliento para no reír ante la burda escenita que sin querer yo había iniciado.- Esto... creo que es mejor que me retire...- Carraspeé, visiblemente sonrojada y avergonzada por aquella bochornosa escena, agachando la cabeza y percatándome que me había mojado la camisa y las vendas que ocultaban mis senos empezaban a aparecer bajo la tela húmeda que ahora se apegaba a mi pecho.- Fue un placer conocerle, señor Baskerville. Ojalá coincidamos en otra ocasión más... placentera.- Forcé una risa y tras una inclinación de cabeza di media vuelta y salí del local a toda prisa, escabulléndome entre las callejuelas hasta llegar a un callejón sin salida. Suspiré cansinamente y di media vuelta cuando, al alzar la cabeza, visualicé varias camisas colgadas de unos hilos pertenecientes a una de las ventanas que daba a aquella calle, por lo que, mirándome de nuevo, decidí dar un par de brincos hasta tomar una de aquellas telas, desabrochándome a toda prisa la mía, húmeda y oliendo aun a whisky, mostrando ahora mis vendajes empapados por un momento. Sólo tardé un momento y aun así, fue suficiente. Ante mí, un tanto perplejo, se hallaba el violoncelista. Tragué saliva ruidosamente y mi cuerpo se paralizó.

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