• Another day whitout memories • {Libre}

por François* Mar Mar 05, 2013 6:52 am

Había sido un día relativamente tranquilo. Después de superar el impacto inicial de su situación, había decidido salir a pasear un rato por las calles de París, echar una mano a su madre en el mercado y luego volver a casa para arreglarse un poco. La mujer le decía que no tocara el pescado, que llamara la atención de los clientes si quería pero que no se llenara los dedos con el olor del producto, porque eso echaría atrás a los posibles clientes que pudiera tener al caer la noche. Al principio le había resultado desagradable, pero a medida que el día pasaba, se le iba pasando.

Había sido definitivamente extraño eso de despertarse y que le dijeran que tenía un problema en la cabeza, que cuando dormía sus recuerdos no se almacenaban y que por eso al despertar al día siguiente, seguía encerrado en los diecisiete años. Al parecer había vivido esa rutina durante casi tres años seguidos; despertarse, conocer la verdad y afrontarla. Luego siempre subía a su cuarto y se pasaba unos minutos allí. Por pura inercia, metía las manos bajo la almohada, en busca del libro que su amante le había regalado, pero en lugar de esto encontraba una especie de diario, con su propia letra -y pésima caligrafía- adornándolo. Eran detalles de algunos días pasados, algunas cosas se repetían como: "El hombre del bigote...", "La señora de joyas brillantes...", etc. Supuso que cada día apuntaba los detalles que más le habían llamado la atención del día. Habían regalos, chistes, advertencias. Era curioso, no recordaba nada y sin embargo sabía que era su letra, sabía que eran sus recuerdos.

Con un suspiro decidía que no valía la pena seguir envejeciendo y que si debía vivir solo un día cada vez que se despertaba, lo disfrutaría todo lo que pudiera, sin dejar de cumplir sus tareas, claro. Para François la familia era lo primero, y sabía las necesidades que pasaban y que desempeñar un trabajo como el suyo era algo importante. Así que por la noche se puso un traje, que no recordaba haber adquirido, se arregló un poco el cabello y se fue hacia el burdel de París. Sus padres le dijeron que estuviera allí y simplemente los cientes se acercarían, hombres y mujeres. Que fuera como él siempre había sido, agradable. Así pues, eso hizo. Se puso en un lado del burdel, mirando a todas partes, totalmente fuera de lugar a pesar de estar allí día tras día desde hacía tres años.

por **Battler Vlareck** Vie Mar 08, 2013 4:52 pm

Estaba un poco desesperado por salir a la calle, no sabia en sí que es lo que tenia, un suspiro salió de mi boca para mirar a mi madre sentada sobre la mesa, jugando domino con unos de sus conquistas, mientras yo, estaba como una peste ahí, pero era mi casa ni él ni nadie podrá sacarme mientras yo no quiera. Alce mi cabeza un poco para ver como estaba la partida, por obvias razones mi madre estaba ganando, que novedad, siempre le ganaba a ese humano tonto, pero estaba enojado con ella, en vez de presentarme como su hijo –Ella tuvo la culpa de todo- me presento como su hermano menor, su hermano, en vez de su hijo, ella, la que me convirtió en esta cosa que nunca pensé ser, el ceño se me francio más y me levante, yendo hasta “mi hermana” y “mi cuñado”

-Como va esa partida-Pregunté, mi madre me miro de reojo, con una pequeña sonrisa en sus labios, mientras su pareja, solo me miraba como si tuviera monos en la cara, mi ceño se volvió a fruncir ante las dos miradas que tenia sobre mi cuerpo, deje caer mis hombros, cuando iba a decir otra cosa mi madre hablo.-Llevo cinco partidas ganadas, mientras Fabricio solo lleva una-Me respondió la “pregunta” que dije, suspire un poco y me recargue en la mesa con mis dos manos. -Vaya, espero que la próxima su le ganes a mi mad…a mi hermana-Me mordí mi lengua antes de concluir con la palabra corrigiendo y diciendo lo que “En verdad era” mi madre por un momento me miro, si las miradas mataran…de seguro ese día estuviera todo muerto y enterrado, menee la cabeza hacia los lados todo eso me estaba dando de cabeza, aunque en realidad no me puede dar por ser un vampiro. Me enderece y metí mis manos en las bolsas de mi pantalón, eleve mi mirada mirando el cielo después la baje.-Bueno saldré, ya es de noche y tengo ganas de explorar de noche, discúlpeme, es hora de que me vaya-Hice una pequeña reverencia y salí de casa, adentrándome a las calles de parís, y caminando sin un rumbo fijo, solo mis pies me guiaban.

Mientras caminaba, quería ir a un lugar que nunca he ido, ¿El museo? Tal vez, un lugar que he escuchado que es muy interesante, que tiene muchas variedades de pintura, historia pero de seguro esta cerrada. ¿La cafetería? Aunque esa no la debería de cerrar, porque hay muchas personas que viene de lejos y quiere pasar a tomar un rico café, una taza de té, o de chocolate, comer pan caliente, tal vez aria ahí o…escuche alguien decir que iría al burdel ¿Burdel? Nunca había ido, sabia lo que era pero nunca se me paso por la cabeza ir.-¿Y si voy? No perderé nada-Pensé y me encamine hacia el burdel de la ciudad. Apresure el pasado hasta que mire la entrada del burdel, de repente alguien me llamo la atención un jovencito, lo empecé a seguir hasta que entre yo también al burdel, “sin querer” tropecé con el, con una sonrisa lo examine, era hermoso, era guapo…¿Qué me estaba pasando? Si a mi me gusta las mujeres pero…-Discúlpame, es la primera vez que vengo a este lugar y no se como…-Estaba nervioso y agache la cabeza, si fuera humano de seguro estaría sonrojado.-¿Tu trabajas aquí o eres cliente?-Pregunte sin pensarlo, mientras mi mirada subía por todo el cuerpo del joven.

por François* Dom Mar 10, 2013 12:31 pm

El rubio tenía la vista perdida en ningún lado, en ningún punto concreto, simplemente perdida, vagando de un lado a otro. Probablemente por eso no se dio cuenta cuando terminó chocando contra uno de los hombres que habían por allí. En seguida alzó las manos, a modo de disculpa, abriendo la boca para pedir perdón. Había visto ya a un par de borrachos que bien podrían ponerse agresivos por alguna tontería como esa, y no quería tener ningún tipo de encontronazo desagradable, sin embargo, aquel tipo no parecía enfadado en absoluto. Es más, de haber podido asegurarlo, el francés habría dicho que aquel lo había mirado de arriba a abajo. Por un breve instante de duda, como le pasaba cada día, aunque no lo supiera, se le pasaron por la mente las mil ideas; no sabía si lo conocería, si era alguien con quien ya había hablado o incluso si habían llegado a mantener relaciones alguna vez. Por suerte, esta vez las palabras del desconocido despejaron sus dudas, y sonrió, aliviado.

— No se preocupe. — susurró, un poco cortado por la situación en general. Le habían dicho que los clientes se acercarían a él, que los tendría que llevar a un cuarto y allí hacer lo que ellos le pidieran, pero no era tan fácil verse en el momento. ¿Y si no era un cliente y luego lo insultaba? Y de todas formas, preferiría mujeres, para qué negarlo. Nunca había tenido experiencias con hombres -que él recordase- y no sabía si quería tenerlas — Pues...trabajo aquí. — su voz baja denotaba la timidez que sentía en ese momento — Podría decirse que es algo así como mi primer día, estoy un poco...perdido también. Pero supongo que si puedo ayudarlo en algo, no tiene más que decirme. Mi nombre es François, por cierto.

Bueno, al menos ya había dado el paso para hacerle hablar. Si no quería nada de él solo tenía que marcharse. Quizás solo se había acercado pensando que era un jovencito que iba allí a pagar por las hermosas cortesanas que se paseaban tan despampanantes por el lugar. Como fuera, él ya había hecho lo que se suponía que era su parte, y si al otro no le interesaba, tampoco lo retenía a su lado, simplemente no quería ningún problema.

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