Cuando la sed te domina, no puedes contenerte {Isobel Lincon}

por **Alana Ferstein** Jue Mar 14, 2013 8:26 am

Otra noche más que se me brindaba para poder seguir viviendo,la vida que me había tocado y que de ser de una u otra manera no tan humana, ya que para subsistir debía de alimentarme con el líquido vital de los seres humanos, que es la sangre,pero yo no era como los demás vampiros que sabía que existían en Francia, ellos mataban a sus presas y dejaban su cuerpo tirado, para que pensaran que había sido un asesinato común y corriente, en cambio yo, trataba de no matar a mi alimento, ya que ellos no tenían la culpa de que yo tuviera que alimentarme, así que respetaba la vida, para que como subsiguiente mis dioses me permitieran seguir viviendo en la forma que lo estaba haciendo.

Pero debía de dejar mis divagaciones a un lado y comenzar a arreglarme, ya que a pesar de que era temprano todavía, para poder conseguir alimento, podría tardar mucho tiempo y el tiempo para mi apremia, ya que si no me alimentaba adecuadamente, podría llegar a morir y con lo que estaba sucediendo en estos momentos en mi vida, no podía darme ese lujo, ya que ya existían más personas que debía de proteger.

Una vez puesto un sencillo vestido negro con una capa, para comuflajearme en la oscuridad y poder encontrar a alguien para saciar el hambre que me estaba dando, por lo que salí de mi hogar y comencé a caminar hacia las calles sin tanta iluminación, quizás podría encontrar a algún hombre ya pasado de copas o a una mujer joven e inocente.

Cuando pensé que todo iba a irse a la porra y que no comería ese día, vi como una joven comenzaba a bajar por los callejones, con ropa que no dejaba nada a la imaginación, a lo que solo me pudo venir una palabra que era sobre su trabajo, ella era una cortesana, por lo que se me acerque a ella y le brinde una sonrisa seductora y la miré a los ojos.

-Buenas noches-exclamé tomando su mano ligeramente y sentí su tersa piel-¿estas libre lo que resta de la noche?-pregunté mordiendo mi labio inferior, ya que no solía relacionarme mucho con cortesanas, pero tenía demasiada hambre y no podía aguantarla más.

por **Isobel Lincon** Jue Mar 14, 2013 7:57 pm

Una corriente de aire desacomodo sus cabellos y la joven puso una expresión de frustración; llevaba ya varias veces que se arreglaba el cabello debido a lo mismo, pero claro, nadie le había enviado a ir a con aquel hombre a los callejones. Saco de entre sus pechos algunas monedas y sonrío, al menos en aquel camino tan fastidioso había obtenido algo bueno; llevo las monedas hasta una bolsita dentro de la falda de su vestido y acomodando sus pechos a la forma en la que le gustaba como se veían camino rumbo al burdel de nuevo.

Se encontró con poca gente; las mujeres la veían de mala forma y los hombres con un deseo latente en los ojos, a lo que no pudo más que sonreír. Bajaba por un callejón que ya no se encontraba muy lejos del burdel cuando vio a una mujer, que contraria a todas la anteriores no parecí o mirarla de mala manera si no hasta ella podría jurara que con un poco de interés pero no le dio mucha importancia y continuo con su camino; le urgía llegar a su destino antes de que se hiciera más tarde y no pudiera conseguir algún otro cliente que no quisiera llevarla hasta zonas tan alejadas.
Justo cuando estaba por pasar a la mujer, esta le tomo de la mano haciendo que la cortesana la mirara con curiosidad, sobre todo por las palabras que esta le dirigía.
Ella no era para nada como otras cortesanas que solo atendían a hombres o en pocos casos a mujeres solo por la necesidad del dinero; a ella le gustaba atender mujeres porque están le atraían tanto como lo hacía un hombre.

Su mirada viajo de un lado a otro para después enfocarse en la mujer.
- De hecho… sí lo estoy… - le sonrío e hizo una ligera reverencia - mi nombre es Isobel Lincon y estoy para lo que pueda servirle; así que no dude en pedirme lo que sea -dijo a la vez que sonrío de manera seductora sin darse cuenta.

por **Alana Ferstein** Vie Mar 15, 2013 9:36 am

Yo respetaba mucho la vida que los humanos tenían, pero si algo me parecía un tanto grotesco y nada estético era la vida que tenían las cortesanas, esas mujeres que debían de vender su cuerpo a las personas que se lo pidieran, sin importar si tuvieran alguna enfermedad veneria, estuvieran horribles o incluso que ellos no se hubieran bañado, debía de decir que ellas en verdad debían de tener mucho valor, para lograr de verdad darle placer a alguien en ese estado, por lo que hasta de cierta manera además de que me parecía grotesco, también me parecía algo muy valeroso, además de que algunas de estas chicas hacían este trabajo por el bien de alguno de sus familiares o incluso de sus propios hijos.

-Perfecto-exclamé recorriendo con mi mano su mejilla y mirandola con seducción y mirando levemente sus atributos, ya que no sabía si estaba en mi naturaleza vampirica o esto ya lo traía desde mi pasado, pero me sentía no solamente atraído por los hombres, sino también por las mujeres, aunque nunca en mi vida había estado con alguna, quizás esta noche y sola esta noche podría olvidar todo lo que había estado ocultando y creyendo que era algo malo, podría dejarlo salir esta noche y de paso alimentarme y terminar bien esta hermosa noche.

-Se el lugar perfecto donde podremos ir y además pasar un buen rato-digo comenzando a caminar por la calle, para buscar una de las casas que me pertenecían y que aparentemente parecía habitada, pero en realidad estaba completamente abandona, especialmente para mi cuando tuviera que llevar a alguno de mis alimentos, para después convencerlos de que lo que había sucedido solo era un mal sueño y que habíamos tenido la mejor noche de nuestras vidas, pero que no debía de decirle a nadie.

Una vez que caminamos alrededor de cinco minutos, llegamos al frente de una hermosa y pequeña casa de 2 pisos y la dejé pasar, después de mi para encender un par de velas y darle luz a a la casa, para invitarla a sentar en un sillón para hacer que uno de mis sirvientes viniera a prender la chimena para que la casa comenzara a tener calor a lo que sonreí y con una seña mande a pedir que comenzaran a calentar el agua para que nos bañaramos, ya que si iba a probar algo nuevo, necesitaba que estuviera relajada, por si algo salía al final mal, poder tratar de aturdirla.

-Espero no te moleste que tome un baño antes-digo acercándome a ella y besandole la mejilla primero y después besando sus labios con suavidad y tratando de transmitirle un poco de lujuria,para que comience a confiar en mi y no vea venir, lo que tenía preparado, para alimentarme.

por **Isobel Lincon** Dom Mar 17, 2013 12:49 am

No hubo otro sonido que saliera de la labios de la cortesana, dejo que la mano ajena recorriera su rostro mientras aún mantenía una sonrisa seductora y calma.
Asintió a las palabras de la mujer, imaginando de nuevo ser llevada a callejones solitarios y oscuros como el ultimo cliente que había atendido y no es por que sea malinterpretado ya que la cortesana se excitaba al estar entre las calles realizando aquellos actos que muchos consideraban impuros, pero a la vez era algo cansado y de vez en cuando le gustaba tener a paz y la tranquilidad, así como la privacidad de lugares más cerrados y menos concurridos.

Camino detrás de la mujer que no menciono su nombre a pesar de que ella ya le había dado el suyo, eso le hizo pensar que aquella mujer pertenecía a la clase alta y que para ella solo sería un inconveniente que alguien como Isobel supiera su nombre y sus apellidos, así que la joven no insistió con el tema, después de todo nadie le pegaba por hablar o guardar secretos que en muchas ocasiones era lo que terminaba haciendo después del sexo, razón principal para que hubiera quien la visitara
No fue mucho tiempo el que se vieron envueltas en el silencio de las palabras, sus pasos terminaron llevadoras a una casa de dos pisos que la muchacha contemplo mientras sonreía.
¿Quién dice que la suerte no les sonríe de vez en cuando a los pecadores? aquella casa era la prueba de que no todo era siempre tan malo y que más de una vez en la vida los sueños y deseos de uno se veían cumplidos. No habría porque preocupares por nada y aquella casa pintaba para ser comoda.

Entro detrás de la mujer mirando cuanto podía de aquella casa, hasta que le fue indicado un sillón en el cual tomo asiento de manera veloz. Temía hacer algo tonto y terminar endeudada con algo de valor de aquella casa o que alguien la viera y pensara que hurgaba cosas que no debía intentando robarlas.
Por primera vez desde que comenzaron el camino y llegaron a aquella casa, la mujer se dirigía de nueva cuenta a Isobel, que sonrió cuando le beso la mejilla y después los labios. Antes de que la mujer se alejara lamió de manera leve los labios que acababa de besar y sonrió coqueta.
- Por supuesto que no me importa, disfruta el baño que yo te estaré esperando de manera ansiosa aquí - la voz seductora salió sin que ella lo notara mientras miraba a la mujer que seguía sin poseer un nombre ante ella aun.

por **Alana Ferstein** Dom Mar 24, 2013 5:17 pm

Una pequeña sonrisa se dibujo en mis labios al sentir como su lengua me había tocado y me recordaba de cierta manera lo que me gustaba hacer cuando estaba seduciendo a mis presas a lo que siguiéndole el juego a la joven pasé mi lengua por mis labios y la miré de forma picaresca, pero recordé lo que ella había dicho y caí en mi error, de que había hablado erróneamente en francés y que eso no era lo que yo le quería decir.

-Creo que me he expresado erroneamente en francés-digo riendo de forma divertida por mi tontería y escondiendo mi rostro con mi abanico, como si estuviera sonrojada, ya que eso solían hacer todas las mujeres cuando se sentían apenadas, un par de segundos después baje el abanico para que volviera a ver mi rostro y suspirar-tendrás que disculparme, no llevo mucho tiempo hablando francés-tomandola de la mano y haciendo que se levantara, para poder poner mis manos en sus caderas y volver a besarla, aunque esta vez con un poco más de pasión.

-Lo que quise, decir es que espero no te moleste que ambas tomemos un baño-digo susurrándoselo al oído y besando después parte de su cuello y sintiendo todavía el olor del hombre que la había tocado antes que yo, a lo que me separé ligeramente de su cuerpo, para dirigirla al baño en mi compañía ordenando después a mis sirvientes que se quedaran alejados del hogar,pero que cada cuando vinieran a poner más leña a las chimeneas para que el hogar estuviera cálido y cambiaran las velas, para que tuviéramos suficiente luz.

-Por cierto hermosa Isobel, soy Alana-digo después de haberla dejado unos segundos en el baño sola para que pudiera desvestirse y yo poderle dar las ordenes a mis lacayos y después de cerrar la puerta delicadamente y darme cuenta que el agua estaba a una temperatura placentera, tanto para ella como para mi y que además así no sintiera la ligera frialdad de mi cuerpo, me dispuse lentamente a quitarme todas las capas de ropa que traía y que además de ser estorbosas, ocultaban el cuerpo tan perfecto que sabía que poseía, mientras miraba con seducción a la chica que me había acompañado y que además de que no solamente nos daríamos placer mutuamente, sino que también me daría la satisfacción de obtener alimento de una manera muy gratificante para mi.

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