Punto de encuentro [Privado]

por **Aitziber D’ Lemoine** Mar Mar 26, 2013 7:14 pm

Aprender no es cambiar, aprender es crecer...

Las circunstancias cambiaban, el mundo se movía, nada era igual por mucho tiempo, ella había cambiado, demasiado, para ser realista, si se ponía a pensar por todo lo que había pasado, tal vez pudiera escribir un libro y muchos no creerían lo que había tenido que pasar. Su ser completo había madurado de una manera impresionante, ya no era aquella niña impulsiva que iba por parís haciendo estragos y molestando a cualquier brujo o sobrenatural que llegaba a tener al frente, ahora era más selectiva con las personas con que se topaba, si no eran negocios no estaba interesada en hablar con alguien. Aun tenía aquel amor por los cambiaformas, aunque secretamente ya estaba comprometida con aquel pirata, que parecía prometer dejar su amor hacia el mar por dedicarse completamente en formar una familia. ¿Eso sería posible? Su corazón tenía muchos temores, pero fácilmente los ocultaba con una simple mascara.

-Aitz Aitz- el fantasma que siempre le acompañaba revoloteaba por allí llamándola por algo importante. Ella ni se había levantado de su cama. ¿Qué horas eran? Deseaba seguir durmiendo, pero al aparecer el fantasma se había empeñado en que la bruja debía levantarse a esa hora especifica de la mañana –Despierta, debes ver a alguien- indico ella. La bruja tenía su cabeza cubierta, escuchando los susurros del ser. Recordaba muy bien la última vez que había dicho eso y esa vez casi la mataban, así que esta vez no haría mucho caso –Pero es importante…!-

***

Al final había ganado, Aitziber se levanto de la cama, arreglándose con un vestido ajustado de color verde, el cual era su color favorito, la falda era simple pero eso no evitaba que se viera fina y costosa como era, su cabello lo sujeto con un nudo sencillo, dejando algunos otros cabellos desaliñados por allí, cayendo grácilmente. Todo el caballo que más le gustaba de las casa de sus padres y cabalgo hasta donde el fantasma de habían indicado. Era un lugar muy lejos, solamente esperaba que el fantasma no estuviera llevándola otra vez a un mal momento. –La última vez que te hice caso, termine media muerta Isabel- se quejo la bruja frunciendo el ceño.

-esto es diferente, es diferente- fue lo único que dijo para luego callarse por el resto del camino, el animal se detuvo cerca de un arroyo en donde el espíritu le indico que debía quedarse por unos momentos –Ya llegara… llegara- indico con cierta ansiedad en su voz, algo extraño en ella. Pronto una nube comenzó a concentrarse, era ella que buscaba una forma adecuada para ese momento, aquello se convirtió en una sombra que poco a poco se volvía mas corpóreo y más alto, esta vez estaba eligiendo a una mujer mayor de lo común, normalmente elegía a una niña de doce años. Sus cabellos castaños aparecieron y su rostro más maduro se formo con los mismos rasgos que aquella niña, su cuerpo era más maduro, claro está, tenia aquel vestido blanco que nunca se ensuciaba aunque estuviera en el pantano, ahora ella ya lista solamente debía esperar que aquello se apareciera.

por **Beatrix Cross** Jue Mayo 16, 2013 12:28 pm

Todo había empezado la noche anterior y aun me preguntaba si no se trataba de una mala jugada de mi imaginación. No sería la primera vez que siguiendo las palabras de alguna alma maliciosa terminaba metida en mas problemas de los que me hubiese gustado mezclarme. Mientras el carruaje daba botes sobre el empedrado cerré los ojos, tratando de encontrar algo de sentido a mis actos... deseaba una buena justificación para aquello que hacía.

No necesitas justificaciones, sabes que es lo que debe ser. La voz de aquel ser incorpóreo me hizo fruncir el ceño. -Con un demonio ¿no puedes darme ni cinco minutos de tranquilidad? -Enfurecida tome un almohadón lanzandole en dirección de donde su traslucida esencia se vislumbraba. -No se como he venido a caer nuevamente en tus conjuraciones. Segura estoy que no llegará nadie... simplemente perderé mi día y tu te reirás a mi costa cuando descubramos que lo que nos dijo esa alma no era mas que una remembranza de su vida mortal. -Bufe frustrada dejándome caer nuevamente contra el respaldo del asiento.

Un escalofrió me recorrió cuando el ser de energía y recuerdos se materializó para acariciar mi mentón. Suspire derrotada, sabiendo que ahora estaba ante mi con sus bellos ojos traslucidos tan similares a los míos, sonriendo condescendiente. Lo sentiste... esto es por lo cual hemos venido a este lugar, es la razón de que te haya arrancado de las manos de tu tío y tu peregrinar. Asentí sin poder hablar, aun me dolía un poco el haber dejado atrás mi vida. Había tanto que podría haber descubierto y aprendido pero se me había pedido el detenerme, quedarme en París una temporada. -Espero que tengas razón. -Murmuré abriendo los ojos, contemplando el rostro de mi madre danzar en suaves motas de luz.

El carruaje se detuvo de manera abrupta, la figura de mi madre se desvaneció justo a tiempo para dejarme en soledad cuando mi cochero abrió la portezuela con una reverencia de su esbelto y nervudo cuerpo. -Milady. El carruaje no puede avanzar más, pero hemos llegado a las periferias del sitio que ha señalado. -Me ofreció su mano mientras me ponía de pie, la seda de mi vestido crujió cuando di unos pasos para tomar aquella mano enguantada. -No te preocupes Jon, puedo caminar. Haz hecho ya suficiente. -En un instante estaba en el suelo, mi cuerpo se acostumbraba a la firmeza y falta de movimiento. Mire en derredor contemplando la soledad 7 tranquilidad del lugar.

El sonido de un riachuelo se adivinaba en la cercanía y sabía que ahí era a donde debía dirigir mi andar. Acomodé los pliegues del vestido purpureo, tan oscuro como la noche. Mis largos cabellos caían sueltos sobre mi espalda, danzando ante el leve andar del céfiro. Busque con la mirada el camino que se me había mostrado en la sesión de la noche anterior, las señales que el alma había dicho encontraría al despuntar en el camino se encontraban .

-Quedate aquí y aguarda mi retorno. Si al caer la noche no he regresado puedes volver a casa. -El criado hizo una profunda reverencia conocía bien mi forma de proceder, no discutiría nada. Sin mas me aleje del carruaje internándome en aquel lugar desconocido, esperando que todo fuera verdad, no deseaba perder el día de aquella manera.

por **Aitziber D’ Lemoine** Vie Mayo 31, 2013 8:30 am

El destino es caprichoso, cuando menos de lo esperas tienes algo delante de ti, en lo cual debes enfrentar, sin poder mirar atrás, Aitziber suspiro levemente, comenzaba a impacientarse, comenzaba a sentirse verdaderamente ansiosa, no sabía lo que le esperaría y eso comenzaba a hacer estragos en su interior, quería maldecir a su compañera, pero sabía que esta no lo haría por nada, así que se resigno a esperar lo que tuviera que llegar.

Se había bajado del caballo y quedado debajo de un árbol mientras miraba como las horas pasaban sin tener señales de nada. Por unos momentos quiso cuestionar a su espíritu guardián, esperaba escuchar pronto golpeteos de un caballo que se acercara galopando, bueno al menos había alguien que llegaba, pero no había sido en caballo. La bruja se levanto de su lugar de descanso, saliendo hasta un lugar mucho más amplio y despejado.

Se cruzo de brazos al encontrar una figura femenina caminar hacia donde ella estaba, por su rostro se veía que tampoco sabía por que estaba en ese lugarVeo que también la mandaron a llamar- susurro ella, sin saber si la había escuchado, pero tampoco le importaba saberlo, se encogió de hombros mientras dejo salir un leve suspiro. Dio unos pasos adelante para situarse bien y poder esperar que la otra joven se acercara.

-Dime… ¿alguien más vendrá?- pregunto al anima que rondaba, por unos murmullos, que poco entendió, logro captar un “no” distorsionado, ahora solamente este esperaba que la joven llegara para poder comenzar. Aitziber logro divisar a la joven de cabellos rubios más cerca y sonrió levemente, se notaba que era una practicante de magia, tal vez una magia muy peligrosa, a la cual también le atraía, pero que siempre había sabido mantener a raya. Ahora se encontraba con una joven, muy interesante –Aitziber D` Lemoine- dijo al tenerla cerca –Mucho gusto… ¿usted es…?- pregunto curiosa mientras alzaba una ceja. –si pregunta porque estamos aquí, tampoco lo sé, con exactitud, pero por algo será…- se alzo los hombros mientras sus dedos entrelazaba por detrás de su espalda.

por **Beatrix Cross** Vie Mayo 31, 2013 4:41 pm

Le dirigí a aquella mujer una cautelosa mirada de reconocimiento. La magia parecía ser su fuerza y me fue posible captar la pesadumbre de un espíritu ajeno al de mi madre en las cercanías. Sonreía con la mayor afabilidad que me permitía aquella situación, si bien parecía ser aquella a la que buscaba tampoco me podría dar el lujo de bajar la guardia. Haciendo una suave reverencia le regrese el saludo que se había apresurado a darme un segundo antes.

-Nadine Cross, el placer es todo mio madame. -Me presente con suave voz al tiempo que fijaba mis ojos cristalinos en ella, mirando tras ello en derredor aquel paraje apartado de la ciudad. El sonido del riachuelo era una constante que daba a todo aquel páramo un encanto misterioso. -Es una lastima verdadera que no pueda contestar las muchas preguntas que rondan mi cabeza. Esperaba que al llegar aquí se me resolvieran todas las dudas que aquejan mi curiosidad. -Mi voz era un murmullo suave y complaciente, suspiré suavemente y avance un par de pasos más en dirección de mi interlocutora.

-Considero que debe haber una buena razón de cualquier otra forma no creo que tendríamos el placer de encontrarnos juntas aquí. Confesare, ha sido una muy alegre sorpresa el encontrarme con una encantadora dama como usted. Usualmente no tengo tanta suerte. -Un gesto de cansancio cruzó mi faz y ensombreció por un segundo mi mirada. -Las almas suelen ser demasiado... "bromistas". Tienen la certeza que sus consejos, buenos o malos, no tienen peso en nuestra existencia. Creo que se debe a su desapego con la mortalidad, les hace ser un tanto más crueles e incapaces de medir el peso de los hechos en nuestra frágil existencia. Después de todo ellas no pueden morir de nuevo.

Deberías ir con tiento, no puedes ser tan descuida. La voz de mi madre sonó como el viento a mi oído, fruncí el ceño e hice un ademan despreocupado con la diestra. -Tonterías esta señorita no parece ser muy distinta a mi o a ti. -Le reconvení sin girarme en su dirección, no podía verle pero sabía estaba ahí a mi lado. Tras ello dirigí mi atención a la dama haciendo una reverencia a modo de disculpa. -Mi madre es un tanto desconfiada, espero que no le incomodé su parloteo. Así como las almas son "bromistas" también son un dolor de cabeza cuando se les puede oír. Usted debe entenderme, ¿no es así? -Una radiante sonrisa iluminaba mis labios mientras esperaba la respuesta de la mujer o el advenimiento de la verdad que nos había reunido aquel bello día.

por **Aitziber D’ Lemoine** Mar Jul 30, 2013 11:43 am

Las preguntas parecían iguales, parecían ser dos seres que debían encontrarse. Aitziber al menos estaba descansando, la mujer no parecía ningún peligro, podía sentirlo, los muerto le susurraban tranquilamente, se mostraban un poco turbulentos con ella cerca, no era ningún peligro, decían, pero su magia era demasiada oscura para el agrado de los más allegados de Aitziber, quienes sabían que ella también utilizaba ese tipo de trucos, pero a un nivel mucho mas superior y no tan de lleno como se percibía en el aura de aquella mujer. La bruja no los soporto por mucho tiempo, los ahuyentándolos rápidamente, antes de sonreír levemente a la mujer que se presentaba.

Dejo salir una leve risa al escucharla, entendía lo que decía, era ciertamente agradable tener la plática con alguien que parecía entender las labores del día a día -Bueno… yo no tengo las respuestas, pero porto a quien las puede tener- dijo suavemente, mientras llevaba una de sus manos, hacia su cabeza para acomodar los cabellos rebeldes de su corta cabellera. –Comprendo muy bien lo que ha dicho, son algo molesta en ocasiones, siempre buscan ayudarte atraídas por la energía que portan personas como nosotras, pero terminan siendo un dolor de cabeza- la escucho hablar sola, ladeo la cabeza un poco, como si no entendiera lo que estaba sucediendo, pero era lo contrario solamente le daba cierta impresión, pues no podía creer que también lo mismo le sucedía a ella.

-Si haces eso muy a menudo, las personas también deben pensar que tienes algunos tornillos sueltos Madame- dijo con cierta gracia, mientras una risilla salió de sus labios finos y pálidos –pero no se preocupe, la comprendo- asintió rápidamente, no tenía ganas de verse como una burlona. –como le dije… Isabel es la que nos ha llamado, bueno… no ella, algo la ha incitado a mantener esta reunión- explico, sin poder dar muchos detalles, pues ni ella misma sabía exactamente lo que pudiera querer.

-¿serás que apareces ya?- pregunto al aire, con cierta impaciencia-deja de jugar, eres ya lo suficientemente grande para esas cosas- recordaba muy bien las jugarretas que le hacía Isabel con la información que tenia, nunca deseaba decir todo completo, siempre buscaba hacer un juego con todo y estaba segura que esa no sería la excepción. Un espeso humo comenzó a condensarse a su lado, poco a poco comenzó a tener forma de una pequeña niña de rizos marrones, parecía estar despertando de un largo sueño, tardo un poco en terminar de materializarse completamente. Dejo salir un pequeño bostezo mientras una de sus manitas se frotaba su ojo izquierdo. –Isa…- la creatura miro a Aitziber quien le abría los brazos, pero esta no se movió de donde estaba, al contrario, se tumbo en la tierra húmeda por el roció, pero su vestido blanco no pareció perder su pulcritud.

-¿Os gustan los cuentos de hadas?- pregunto ladeando la cabeza. Miro a la mujer y pudo encontrar atrayente su poder oscuro, ya había tenido una experiencia con aquella energía, muy diferente a la que siempre estaba acostumbrada –ohh… cambiemos las cosas- su voz infantil se distorsionaba, una sonrisilla se dibujo en su pálido rostro mientras seguía sentada, pero su rostro rápidamente cambio, al sentir la presencia de la madre, gruño suavemente, como si fuera un cachorro de león amenazado–No le hare nada malo…- se quejo suavemente mientras se cruzaba de brazos. –Solamente quiero probar un poco de su energía, si quieren saber lo que tengo que decir sin mucha vueltas al asunto…- propuso rodando los ojos.

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