AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Persiguiendo una presa de ojos azules (privado)
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Persiguiendo una presa de ojos azules (privado)
No sabía qué le ocurría. Su mente evocaba la imagen de una pequeña mujer, una niña de ojos azules. Adoraba su cuerpo, el sonido melodioso de su voz cuando hablaba. ¿Cuál era el problema?. Que su voz se llenaba de irritación cuando tenía que contestarle a él. La misma suavidad que adoraba, se volvía áspera para él. Sus palabras le arrancaban la piel a tiras, sin compasión. Lo azotaban una y otra vez. Y él sólo quería callarla. Besarla y silenciar el ruido cruel y constante de su voz.
Gimió y cerró los ojos. Completamente parado en medio de la nada, parecía más loco de lo que ya los demás lo creían. Y era cierto, sufría una locura constante y dura. Y su locura tenía nombre.- Zafiro...- Pronunció su nombre como si estuviese invocándola. Pidiendo al Dios del destino, que fuera benevolente con él, y por una vez, la alejase de él. Porque si la tenía delante, sería capaz de tomarla entre sus brazos, y susurrarle palabras de amor. Aquellas que lo condenarían. Que lo atarían a ella para siempre. Las mismas que muchas, antes de ella, habían deseado oír.
Sacudió su cabeza con fuerza y gruñó. Su voz retumbó por el bosque. Parecía el sonido lastimero y torturado de un animal. De alguien que se sabe atrapado y sólo espera su muerte. Abrió los ojos y adoptó una postura de ataque. Su pecho, desnudo, se onduló, mostrando mejor los músculos de su pecho y brazos. Con las piernas separadas, comenzó a golpear a un enemigo imaginario. Sus manos y pies golpeaban el aire, dejando que se escucharan los silbidos fuertes, cuando sus miembros se movían con excesiva rapidez. Estaba tan centrado en su propia ira interior, que no escuchó los pasos de otra persona. Él golpeaba el tronco de un árbol en constantes ataques, hasta que el árbol se quebró en un poderoso "crack".
Observó con el corazón acelerado, cómo Zafiro estaba agachada cogiendo hierbas. El árbol caería encima de ella y acabaría con su vida. Y aunque su mente le dijo " es lo mejor. Un problema menos", su cuerpo se movió con rapidez y se interpuso entre el cuerpo de la joven y el árbol. Con sus brazos, apretó a la joven debajo de su pecho, y se mordió el labio para no gritar cuando la corteza del árbol rasgó su piel, cortándola y dejando que la sangre se deslizase desde su espalda, hasta su pecho.
Con un miedo atroz, se levantó, empujando con su espalda el árbol. Para su fortuna, no era demasiado grueso, pero su altura, hubiera sido suficiente para acabar con la vida de la joven. Como un lunático la levantó y palpó todo su cuerpo. Buscaba una herida o hueso roto, cualquier cosa que justificase su mirada ausente.- ¿Estás bien?. - La sacudió por los hombros para que reaccionara. - ¡Maldita sea, contesta muchacha!.- El miedo se extendía por él, algo desconocido hasta ese momento, cruzó su mente. No sentía miedo por la gravedad de la herida de su espalda, él temía algo mucho más irracional. No quería perderla.
Brodrick Von Meer- Cambiante Clase Alta
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Re: Persiguiendo una presa de ojos azules (privado)
Abrí la ventana de par en par, hacia un día hermoso un día para pasear y recolectar algunas plantas. Recordé una en especial una flor de petalos rugosos de colo rojo. Cogería unas cuantas y le daría algunas a Ruslana. Me puse mi ropa de gitana para ir por el bosque, no quería estropear los bonitos vestidos que tenía ahora. Una falda de un verde pastel que me llegaba por los tobillos, una blusa blanca con hombros descubiertos y unas bailarinas del mismo color que la falda. Antes de salir cogí una cesta de bimbre y me dispuse a recoger flores.
Miraba cada flor que me encontraba y la examinaba para saber cual se trataba. Encontré un diente de león que aún no se había convertido en aquella bolita blanca. Cogí la flor amarilla y empecé a caminar. No sabía por qué me había acordado de Brodd, ese ser despreciable y prepotente. Era un desperdicio que fuera así con lo guapo que era. Me mordí el labio. No debía pensar en él, con suerte no lo volvería a ver y con el tiempo sería una mancha más en su recuerdo. Entonces las vi. Las flores que buscaba. Corrí hacia ellas y me agaché para recogerlas.
Escuché un crujido y cuando me quise dar cuenta estaba casi tirada en el suelo, Brod estaba delante de mi y encima suya había un árbol. Me quedé helada.Contemplé horrorizada como un líquido rojo proveniente de la espalda de Brod caía por su pecho hasta que, finalmente, caía una gota a mi falda. Si ese árbol hubiera caído encima mía... tragué saliva. Mi corazón parecía que quería salirse de mi pecho. Vi como se quitaba con facilidad el árbol de encima. Gracias a la percepción de su aura sabía lo que era pero su fuerza me aterraba. Pensé en mi hermano y en Ruslana ¿Qué habrían pesando si hubiera muerto aplastada por aquel árbol?
Las fuertes manos de Brod que me levantaban del suelo. Yo me quedé mirándolo. Me acababa de salvar la vida y parecía muy preocupado por mí ¿Pero por qué? No parecía el típico hombre que se preocupara por los demás. Me sacudió los hombres para volver a la realidad.- E...estoy bien- tartamudeé y di un paso hacia atrás. Miré a mi alrededor y encontré lo que buscaba. Recogí unas hojas de un verde apagado y me acerqué a él. Me ruboricé un poco al ver su torso desnudo, el shock del árbol había hecho que no me diera cuenta de su semi-desnudez.- Agáchate.- le ordené. Vi su rostro de sorpresa y su retadora mirada.- Por favor, te voy a curar las heridas.- Aparté la mirada y me puse en su espalda. No me sorprendí al ver que la herida ya había dejado de sangrar. Lo más seguro era que fuera de curación rápida.- Esto evitará que se te infecte antes de que termine de curarse.- Machaqué todo lo que pude la hojas entre mis manos hasta obtener una especie de masa verde. Entonces empecé a juntarle en las heridas.- Puede que te escueza.- a pesar de estar muy agradecida con él no se me había olvidado como era. Y no le iba a tratar de manera más cariñosa por ello. De todas maneras le curé con delicadeza. Su espalda era ancha y musculosa. Sentó un cosquilleo en mi estómago. No era momento para pensamientos obscenos.- Ya- dije quitando mis manos de su espalda y limpiándomelas en la falda.
Miraba cada flor que me encontraba y la examinaba para saber cual se trataba. Encontré un diente de león que aún no se había convertido en aquella bolita blanca. Cogí la flor amarilla y empecé a caminar. No sabía por qué me había acordado de Brodd, ese ser despreciable y prepotente. Era un desperdicio que fuera así con lo guapo que era. Me mordí el labio. No debía pensar en él, con suerte no lo volvería a ver y con el tiempo sería una mancha más en su recuerdo. Entonces las vi. Las flores que buscaba. Corrí hacia ellas y me agaché para recogerlas.
Escuché un crujido y cuando me quise dar cuenta estaba casi tirada en el suelo, Brod estaba delante de mi y encima suya había un árbol. Me quedé helada.Contemplé horrorizada como un líquido rojo proveniente de la espalda de Brod caía por su pecho hasta que, finalmente, caía una gota a mi falda. Si ese árbol hubiera caído encima mía... tragué saliva. Mi corazón parecía que quería salirse de mi pecho. Vi como se quitaba con facilidad el árbol de encima. Gracias a la percepción de su aura sabía lo que era pero su fuerza me aterraba. Pensé en mi hermano y en Ruslana ¿Qué habrían pesando si hubiera muerto aplastada por aquel árbol?
Las fuertes manos de Brod que me levantaban del suelo. Yo me quedé mirándolo. Me acababa de salvar la vida y parecía muy preocupado por mí ¿Pero por qué? No parecía el típico hombre que se preocupara por los demás. Me sacudió los hombres para volver a la realidad.- E...estoy bien- tartamudeé y di un paso hacia atrás. Miré a mi alrededor y encontré lo que buscaba. Recogí unas hojas de un verde apagado y me acerqué a él. Me ruboricé un poco al ver su torso desnudo, el shock del árbol había hecho que no me diera cuenta de su semi-desnudez.- Agáchate.- le ordené. Vi su rostro de sorpresa y su retadora mirada.- Por favor, te voy a curar las heridas.- Aparté la mirada y me puse en su espalda. No me sorprendí al ver que la herida ya había dejado de sangrar. Lo más seguro era que fuera de curación rápida.- Esto evitará que se te infecte antes de que termine de curarse.- Machaqué todo lo que pude la hojas entre mis manos hasta obtener una especie de masa verde. Entonces empecé a juntarle en las heridas.- Puede que te escueza.- a pesar de estar muy agradecida con él no se me había olvidado como era. Y no le iba a tratar de manera más cariñosa por ello. De todas maneras le curé con delicadeza. Su espalda era ancha y musculosa. Sentó un cosquilleo en mi estómago. No era momento para pensamientos obscenos.- Ya- dije quitando mis manos de su espalda y limpiándomelas en la falda.
Zafiro Gómez- Gitano
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Fecha de inscripción : 07/10/2012
Re: Persiguiendo una presa de ojos azules (privado)
En cuanto le pidió que se agachara, no pudo hacer otra cosa que observarla con precaución. Ya sabía lo que ocurría cuando esa mujer se enfadaba, se volvía una loca sedienta de sangre. Más concretamente de la suya, parecía adorar hacerle sufrir. Esperar a tener la mínima oportunidad para devolverle un comentario cruel. Sonrió como un niño travieso cuando sintió los dedos de ella recorriéndole la espalda. Gimió cuando las hierbas se introdujeron en la herida abierta. No sabía si realmente lo curaría o no, pero las rápidas caricias de esos dedos diminutos en su piel, lo estaban comenzando a excitar. ¿Qué opinaría ella sobre su estado?. Tuvo que morderse el labio para no reírse de su pregunta. Ya sabía lo que haría, probablemente lo abofetearía. Y no le importaba, es más, lo más seguro es que la enfureciera, contaba con ello.
Se levantó en silencio, y vio cómo se limpiaba en la falda. La miró a los ojos, y le dedicó una sonrisa más que sensual. Podía hacer que cualquier mujer cayese en sus pies, pero esta vez, su expresión era una mueca de deseo. Una muestra de cuánto ansiaba poseerla. Miró sus labios gruesos, rojos y atrayentes. La deseaba, la quería. Ahora.
Sin darle tiempo a moverse, la atrajo hacia él, tomándola de la cintura, y dejando que sintiera la dura muestra de su deseo. - Permíteme agradecerte el favor, Zafiro.- Saboreó su nombre, pronunciándolo con suavidad y arrogancia. Esa mujer iba a ser suya, antes o después. No importaba. Su cuerpo respondía ante ella, como ninguna otra antes. Su corazón se retorcía en su pecho cuando sus ojos lo miraban con asco. Era suya, maldita sea. ¿Por qué no podía dejar de pensar en ella?. No lo sabía. Quizás fueran esos ojos azules que lo miraban con rabia, quién sabía. Sólo podía pensar en una cosa. Ella. Ella junto a él, ella debajo de él, ella hinchada con su hijo en sus entrañas. Ella, ella y ella.
La besó con suavidad, ignorando cómo se revolvía en sus brazos. Aprovechando su tamaño y fuerza para apoyarla contra un árbol. La besó con caricias lentas, saboreando su piel. Mordió su labio inferior, con cuidado de no hacerle daño, pidiéndole que abriese sus labios. - Zafiro....- Gimió con desesperación. Apoyó su frente en la de la pequeña, teniendo que agacharse en un ángulo doloroso para ello. Suspiró con suavidad, y le besó la frente, los ojos cerrados, la pequeña nariz, y sus pómulos. Quería tenerla siempre así, con la boca casi entreabierta, disfrutando de sus caricias. La besó en el rostro, una y otra vez, hasta que sus labios se abrieron, permitiéndole descender, e introducirse en su boca. Ronroneó con placer, como un gato, disfrutando del sabor que explotaba en su boca. Que lo excitaba al punto de olvidarse que eran unos desconocidos, y apretarse de nuevo contra ella. Su beso cambió en unos segundos, convirtiéndose en algo carnal y erótico. Pero mantuvo sus manos alejadas de su cuerpo, acariciando su largo pelo. Evitando que tocara algo que lo hiciera perderse, aún más, en ella. - Was haben Sie zu mir getan?- Le preguntó en alemán. Sabiendo que no le contestaría. Entendiendo, que no sabía su idioma.
- Spoiler:
- -Was haben Sie zu mir getan? = ¿Qué me has hecho?.
Brodrick Von Meer- Cambiante Clase Alta
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Re: Persiguiendo una presa de ojos azules (privado)
Cuando volví a mirar a Broddrick contemplé el deseo en sus ojos. Mi respuesta fue una mirada fría y seria. Los fuertes brazos de aquel hombre me acercaron a él. Para mi gusto demasiado ya que notaba ciertas cosas… que no quería notar de él. Era cierto que era muy atractivo y si tuviera otra actitud… no le negaría tantas cosas. Iba a responderle cuando sus labios se posaron con suavidad en mí. Me quedé quieta y bastante sorprendida. Eran suaves y me gustaban pero no se lo iba a dejar ver. Me empecé a revolver, queriendo librarme de sus brazos de oso. La superficie rasposa de un árbol chocó levemente contra mi espalda. Me estaba costando no entregarme a él en aquel beso. Tenía madera para seducir y sabía cómo hacerlo. Me gustó oír mi nombre salir de sus labios. No iba a negarlo. Cada roce de sus labios con mi piel hacía que me estremecieran y finalmente dejé que me besara como dios manda. Un cosquilleo recorrió mi estómago hasta llegar a mi zona baja. Sabía que significaba esa punzada. A pesar de que sus manos me acariciaban el rostro y el pelo las mías seguían sin moverse. Era una lucha interior por mi orgullo. Mis pulmones me pedían aire cuando él se separó de mí. Estaba ruborizada pero aproveché ese momento, en el cual me dijo unas palabras que no entendía, para recuperar la compostura.
-Brodd, suéltame.- le ordené. Le puse ambas manos en el torso y empecé a empujar. Pero si él no cedía iba a ser imposible. Lo miré muy serie.- Creo que te has equivocado en la manera de compensarme, suéltame… por favor.- Sus brazos aflojaron el agarre y yo me separé de él. Lo miré enfadada.- ¿No tienes tacto? Primero entras en mi habitación y después me besa y apenas te conozco.- “Bueno, la segunda parte debía callármela” No pude evitar acordarme de Mikelangelo. Me crucé de brazos. No le apartaba la mirada. Parecía un poco dolido pero aquello no me iba a blandar. Me estaba tratando como a una muñeca y eso no me gustaba.
-Brodd, suéltame.- le ordené. Le puse ambas manos en el torso y empecé a empujar. Pero si él no cedía iba a ser imposible. Lo miré muy serie.- Creo que te has equivocado en la manera de compensarme, suéltame… por favor.- Sus brazos aflojaron el agarre y yo me separé de él. Lo miré enfadada.- ¿No tienes tacto? Primero entras en mi habitación y después me besa y apenas te conozco.- “Bueno, la segunda parte debía callármela” No pude evitar acordarme de Mikelangelo. Me crucé de brazos. No le apartaba la mirada. Parecía un poco dolido pero aquello no me iba a blandar. Me estaba tratando como a una muñeca y eso no me gustaba.
Zafiro Gómez- Gitano
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Fecha de inscripción : 07/10/2012
Re: Persiguiendo una presa de ojos azules (privado)
" No sé lo que está ocurriendo. Sólo sé que te quiero, que serás mía, y que me muero por tocarte".
Cerró los ojos con fuerza, obligándose a ignorar el dolor que le atenazaba el corazón. ¿Por qué lo rechazaba?. Sus palabras eran capaces de arrancarle gemidos de dolor sin necesidad de tocar su cuerpo. Lo que más le dolía era que tenía razón. Era un bastardo. Nunca había tenido ningún problema con los insultos que recibía de las mujeres, simplemente sonreía con fiereza y las ignoraba. Muchas le dedicaban malas palabras cuando se negaba a conquistarlas, otras por haberlas poseído sin atarse a ellas... Pero ésta pequeña no tenía motivos. Sólo que había sido un bruto sin consideración, pero él siempre era así. Tomaba lo que quería sin preguntar. No se disculpaba por los desastres que dejaba atrás. Maldita sea. ¿Realmente quería soportar esa lengua, esa mirada fría que le cortaba la respiración?. Para su condena, sólo tenía una maldita respuesta. Sí
Abrió los ojos y se agachó, cayendo de rodillas en la superficie terrosa del suelo.- Pequeña mentirosa, puedo oler tu excitación.- Gimió con fuerza, moviendo su pecho descubierto y rozando con su pecho la tela que cubría sus piernas. Levantó sus ojos oscuros, llenos de deseo hacia ella.- Nunca me he sentido así, Zafiro.- Puso mucho énfasis en el nunca, dejando que su voz se fuese apagando para acariciar su nombre. Levantó las manos, colocándolas sobre la tela, y sin llegar a tocar la piel que ocultaba sus piernas, trazó el recorrido de su cuerpo, deteníendose sobre su cintura. - Me gustaría poder decir que lo siento, pero te mentiría. Adoro tener poco tacto contigo, y me temo, que va a ir a peor.- Acercó su rostro a las rodillas, teniéndose que agachar mucho más. Era muy pequeña, tocó con sus dedos los finos tobillos, subiendo sus manos hasta las rodillas. Descubriendo la suavidad de su piel. Su pecho comenzó a vibrar con el ronroneo feliz, y poco humano, de un cambiaformas.
Su mente estaba centrada en una única cosa, agradar a la mujer. Hacerla vibrar de placer y alegría. Cuidarla y protegerla.... Un fuerte sentimiento de posesión se instauró dentro de él, susurrándole, diciéndole lo que podría hacer con ella. Todas las tentaciones que podría hacer sobre su cuerpo para que se rindiera a su placer. La poseería, una y otra vez. Hasta que quedara embarazada. Entonces tendría que reconocer que era suya. Suya.
Se apartó de ella como si se hubiese quemado con plata. Apretó sus mandíbulas con fuerza y se levantó. ¿Qué demonios..?. Llevó sus enormes manos a su pelo, revolviéndolo con frustración mientras se ordenaba retroceder dos pasos. Cuando consiguió retroceder dos pasos, gruñó al aire, frustrado al saber que se había negado comenzar la caza de su compañera. Sus manos temblaban por volver a ella, seguirla tocando, acariciar sus muslos, aquella parte que aún no había descubierto. - Pregunta lo que desees. Responderé y podrás conocerme.- La miró concentrado, mientras se sentaba en la hierba oscura y húmeda del suelo. Intentando centrarse en algo que no fuera su cuerpo. ¿Quería conocerlo?. Bien, pues que empezasen ya. No sabía qué le estaba ocurriendo, pero cada instante que estaba con ella, se hacía más peligroso el apartarse. Sería más fácil si ella lo dejase tocarla, entonces no sentiría esa terrible necesidad de poseerla. ¿Tal vez necesitaba hundirse en alguna mujer?. Quizás era sólo lujuria, no era ella, era él. ¿O no?.
Cerró los ojos con fuerza, obligándose a ignorar el dolor que le atenazaba el corazón. ¿Por qué lo rechazaba?. Sus palabras eran capaces de arrancarle gemidos de dolor sin necesidad de tocar su cuerpo. Lo que más le dolía era que tenía razón. Era un bastardo. Nunca había tenido ningún problema con los insultos que recibía de las mujeres, simplemente sonreía con fiereza y las ignoraba. Muchas le dedicaban malas palabras cuando se negaba a conquistarlas, otras por haberlas poseído sin atarse a ellas... Pero ésta pequeña no tenía motivos. Sólo que había sido un bruto sin consideración, pero él siempre era así. Tomaba lo que quería sin preguntar. No se disculpaba por los desastres que dejaba atrás. Maldita sea. ¿Realmente quería soportar esa lengua, esa mirada fría que le cortaba la respiración?. Para su condena, sólo tenía una maldita respuesta. Sí
Abrió los ojos y se agachó, cayendo de rodillas en la superficie terrosa del suelo.- Pequeña mentirosa, puedo oler tu excitación.- Gimió con fuerza, moviendo su pecho descubierto y rozando con su pecho la tela que cubría sus piernas. Levantó sus ojos oscuros, llenos de deseo hacia ella.- Nunca me he sentido así, Zafiro.- Puso mucho énfasis en el nunca, dejando que su voz se fuese apagando para acariciar su nombre. Levantó las manos, colocándolas sobre la tela, y sin llegar a tocar la piel que ocultaba sus piernas, trazó el recorrido de su cuerpo, deteníendose sobre su cintura. - Me gustaría poder decir que lo siento, pero te mentiría. Adoro tener poco tacto contigo, y me temo, que va a ir a peor.- Acercó su rostro a las rodillas, teniéndose que agachar mucho más. Era muy pequeña, tocó con sus dedos los finos tobillos, subiendo sus manos hasta las rodillas. Descubriendo la suavidad de su piel. Su pecho comenzó a vibrar con el ronroneo feliz, y poco humano, de un cambiaformas.
Su mente estaba centrada en una única cosa, agradar a la mujer. Hacerla vibrar de placer y alegría. Cuidarla y protegerla.... Un fuerte sentimiento de posesión se instauró dentro de él, susurrándole, diciéndole lo que podría hacer con ella. Todas las tentaciones que podría hacer sobre su cuerpo para que se rindiera a su placer. La poseería, una y otra vez. Hasta que quedara embarazada. Entonces tendría que reconocer que era suya. Suya.
Se apartó de ella como si se hubiese quemado con plata. Apretó sus mandíbulas con fuerza y se levantó. ¿Qué demonios..?. Llevó sus enormes manos a su pelo, revolviéndolo con frustración mientras se ordenaba retroceder dos pasos. Cuando consiguió retroceder dos pasos, gruñó al aire, frustrado al saber que se había negado comenzar la caza de su compañera. Sus manos temblaban por volver a ella, seguirla tocando, acariciar sus muslos, aquella parte que aún no había descubierto. - Pregunta lo que desees. Responderé y podrás conocerme.- La miró concentrado, mientras se sentaba en la hierba oscura y húmeda del suelo. Intentando centrarse en algo que no fuera su cuerpo. ¿Quería conocerlo?. Bien, pues que empezasen ya. No sabía qué le estaba ocurriendo, pero cada instante que estaba con ella, se hacía más peligroso el apartarse. Sería más fácil si ella lo dejase tocarla, entonces no sentiría esa terrible necesidad de poseerla. ¿Tal vez necesitaba hundirse en alguna mujer?. Quizás era sólo lujuria, no era ella, era él. ¿O no?.
Brodrick Von Meer- Cambiante Clase Alta
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Re: Persiguiendo una presa de ojos azules (privado)
El hombre cayó delante de mi. Ahora, arrodillado al lado de mis piernas, no parecía tan grande ni imponente. Pero aun así sus palabras me tensaron. Claro que su maldito beso me había excitado pero necesitaría mucho más para hacerme caer a sus pies. Mucho más. Entrecerré mis ojos y lo miré enfadada. Pero él estaba perdido en sus pensamientos y en mis piernas. Noté su mano acariciar mis tobillos e ir hacia arriba. Me llegaban sus palabras pero se hundían en un pozo. Un pozo hondo, no iba a dejarme llevar otra vez. Para que después me dijera que había otra. Lo miraba atenta por si hacia algo indebido. No me escandalizaba que me tocara los gemelos. Aunque muchas por aquel hecho me llamarían puta.
Se apartó de mi como si un hierro escandescenze fuera. Ahora captó mi atención. ¿Por qué se mostraba ahora más sumiso? Alcé una ceja incrédula al ver como se sentaba y me daba paso a la palabra. A qué preguntara. Había dicho que no lo conocía lo suficiente, pues ahora me tocaba preguntar pero... ¿Qué le preguntaba? Debía ser cosas que me indicarán su carácter, su forma de ser. Caminé hasta colocarme a su lado pero no me senté. Eso sería darle una oportunidad para que se me echara encima y no lo iba hacer. Siempre solía ser desconfiada con los hombres... excepto con aquel pero eso ya era agua pasada. Miré a Brodd y sonreí.- ¿Puedo llamarte Broddy?- Lo llamaría aunque él no quisiera, de eso estaba segura.- Bien Broddy... dime ¿Por qué te presentaste la otra noche en casa de Ruslana y no llamaste a la puerta?- Iba a dejar a salir mi lado más curioso y dependiendo de las respuesta me alejaría o acabaría sentándome a su lado.- ¿Y por qué tanto interés en mi? Hay muchas más mujeres hermosas, esbeltas y grácil que yo. - Intentaba parecer lo más seria posible.
Podía notar el deseo en su mirada y jugaría con eso a mi favor. Su aura no era mala y eso me gustaba. A veces me gustaría tener el poder de Ruslana para saber qué sentía hacia mí. Recordé la profecía de Ruslana. ¿Y si era este el hombre? El hecho de ser un cambiaforma y no gitano ya me garantizaba bastante problemas. Su actitud segura y chulesca me gustaban, no iba a negadlo. Pero yo no sería una presa fácil. Sabía que esto iba acabar en un juego que consistiría en ver quien aguanta más... su la presa o el cazador.
Se apartó de mi como si un hierro escandescenze fuera. Ahora captó mi atención. ¿Por qué se mostraba ahora más sumiso? Alcé una ceja incrédula al ver como se sentaba y me daba paso a la palabra. A qué preguntara. Había dicho que no lo conocía lo suficiente, pues ahora me tocaba preguntar pero... ¿Qué le preguntaba? Debía ser cosas que me indicarán su carácter, su forma de ser. Caminé hasta colocarme a su lado pero no me senté. Eso sería darle una oportunidad para que se me echara encima y no lo iba hacer. Siempre solía ser desconfiada con los hombres... excepto con aquel pero eso ya era agua pasada. Miré a Brodd y sonreí.- ¿Puedo llamarte Broddy?- Lo llamaría aunque él no quisiera, de eso estaba segura.- Bien Broddy... dime ¿Por qué te presentaste la otra noche en casa de Ruslana y no llamaste a la puerta?- Iba a dejar a salir mi lado más curioso y dependiendo de las respuesta me alejaría o acabaría sentándome a su lado.- ¿Y por qué tanto interés en mi? Hay muchas más mujeres hermosas, esbeltas y grácil que yo. - Intentaba parecer lo más seria posible.
Podía notar el deseo en su mirada y jugaría con eso a mi favor. Su aura no era mala y eso me gustaba. A veces me gustaría tener el poder de Ruslana para saber qué sentía hacia mí. Recordé la profecía de Ruslana. ¿Y si era este el hombre? El hecho de ser un cambiaforma y no gitano ya me garantizaba bastante problemas. Su actitud segura y chulesca me gustaban, no iba a negadlo. Pero yo no sería una presa fácil. Sabía que esto iba acabar en un juego que consistiría en ver quien aguanta más... su la presa o el cazador.
Zafiro Gómez- Gitano
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Fecha de inscripción : 07/10/2012
Re: Persiguiendo una presa de ojos azules (privado)
Escuché sus preguntas y cerré los ojos. No dejé que mi rostro mostrase nada, sólo calma. Aunque por dentro fuera una mezcla de sentimientos encontrados. Si esto seguía así, terminaría afilando las garras en un árbol para degollarme a mí mismo. ¿cómo podía una mujer, convertirme en un enorme cuerpo tembloroso y asustadizo?. Necesitaba tocarla de nuevo, oler su aroma en mi piel. Pero no podía, porque sabía que cada vez que lo hacía, una parte de mí mismo se entrelazaba con ella. Uniéndome más y más, a ella, hasta el punto de querer convertirme en algo que no era, ni llegaría a ser jamás; una buena persona.
Así que me acosté sobre mis codos sobre las hojas caías del suelo, abriendo mis piernas en una pose despreocupada y sensual. Dejando que mis músculos del estómago se encogieran y se mostrasen perfectamente para ella. No sabía porqué, pero necesitaba saber que me deseaba. De la misma forma cruda en que él lo hacía. Aunque, para llegar a la vorágine de sus sentimientos, necesitaría pasar primero por sus manos perversas, hundirla en el pozo depravado que era él, y sólo así, poder ver la misma mirada que él tenía para ella. Para su cuerpo e inocentes ojos azules.- No le caigo en gracia al mayordomo de Ruslana, así que entré por otra...vía.- Le sonreí con picardía y sacudí mi cabeza para que el pelo que comenzaba a molestarme en el rostro, se colocase en su lugar. Resopló sobre el mechón que había quedado atrapado en sus largas pestañas, y pensó en la necesidad de cortarse el pelo. Aunque le gustaba así, a veces le otorgaba un aura más pícara de lo que ya tenía.
Deslizó sus ojos por el bosque, deteniéndolos en el árbol que había caído. La segunda pregunta era algo que no quería contestar, porque ni siquiera él estaba seguro de lo que debía o no decir. Podía mentir, y decir que su alma era una parte de la suya, almas gemelas separadas al nacer, y ahora debían unirse, explorar sus cuerpos para en la cima del placer, unirse durante unos instantes de nuevo. Pero sería mentira, algo que cualquier mujer deseaba oír, pero que en su caso, para su desgracia, era algo más profundo. O quizás, podría decirle que sólo quería su cuerpo, poseerla y abandonarla a su suerte. A ser posible con ningún hijo en su vientre que crease una unión entre ambos no deseada, pero también sería mentira. ¿Qué quería?. No lo sabía. - La respuesta a tu segunda pregunta no te va a gustar.- Le dijo mientras se levantaba y comenzaba a caminar de un lado para otro con agilidad.
Se movió en silencio, como un predador antes de optar por la postura adecuada para lanzarse sobre su presa, lo que era realmente difícil cuando el suelo estaba lleno de ojos marrones, dispuestas a crujir bajo el peso de sus pies. A pesar de su enorme tamaño, y de los músculos que tenía, podía ser tan silencioso y flexible, como un bailarín. Grácil como los movimientos de las gacelas al corretear sobre la hierba fresca. Pero eso no lo molestaba, aunque sabía que algunos de sus compañeros le tomaban el pelo por ello, porque era demasiado "femenino", a él le agradaba saber que podía ser elegante, y no un mero matón de paso tambaleante. Hizo una mueca de disgusto ante lo que sus amigos consideraban "un caminar masculino". Era un calavera, un libertino, y seguramente, no hubiera tenido tantas mujeres a su alrededor si caminase como un rinoceronte enfurecido.
Rió con suavidad por sus pensamientos, y se detuvo de espaldas a ella. Miró de nuevo el árbol y se tensó. Cuando no pudo evitar el silencio de nuevo, se giró y la miró a los ojos.- Puede que haya mujeres más altas que tú. Pero mi cuerpo jamás había respondido tan rápido a otra mujer, por más bella grácil o elegante que fuera.- Frunció el ceño y la miró con enfado.- Lo peor es que no es algo meramente sexual. Quiero.... estar contigo. Me...agrada.- Dijo las palabras como si fueran un insulto. Algo completamente atroz y le dedicó una mirada asustada. Se llevó las manos a la cabeza y revolvió el pelo con desesperación. - Una parte de mí, te quiere para él. Y créeme, debes tener más miedo que yo, por eso. Porque lo quiere todo. Besarte, abrazarte, poseerte, y darte hijos. Sólo tú y yo.- Movió las manos entre ambos, señalando un hilo que no podía ver y gruñó con desesperación. Abrió la boca para continuar hablando de matrimonio, pero la cerró con fuerza y se giró de espaldas. Apretó su mandíbula, maldiciendo a todas las mujeres que le desearon un destino peor que la muerte. Gracias a ellas había encontrado lo que algunos llamaban, amor. Oró por primera vez, y pidió que fueran benevolentes con él y bajase un rayo que lo matase en el acto. Esperó en silencio, deseando ver cómo el cielo respondía a su oración.
Cuando no halló respuesta, comenzó a insultar en alemán, diciendo todos los insultos soeces que conocía y se apoyó en un árbol. - ¡Por todos los demonios del infierno!. Tenías que ser tú, de todas las mujeres. La única que me llama como un sucio perro.- Gimió mientras recordaba cómo lo llamaba. Broddy. ¡¡¡Broddy!!!. ¿Quién, sino ella, podría llamarlo así?.
Así que me acosté sobre mis codos sobre las hojas caías del suelo, abriendo mis piernas en una pose despreocupada y sensual. Dejando que mis músculos del estómago se encogieran y se mostrasen perfectamente para ella. No sabía porqué, pero necesitaba saber que me deseaba. De la misma forma cruda en que él lo hacía. Aunque, para llegar a la vorágine de sus sentimientos, necesitaría pasar primero por sus manos perversas, hundirla en el pozo depravado que era él, y sólo así, poder ver la misma mirada que él tenía para ella. Para su cuerpo e inocentes ojos azules.- No le caigo en gracia al mayordomo de Ruslana, así que entré por otra...vía.- Le sonreí con picardía y sacudí mi cabeza para que el pelo que comenzaba a molestarme en el rostro, se colocase en su lugar. Resopló sobre el mechón que había quedado atrapado en sus largas pestañas, y pensó en la necesidad de cortarse el pelo. Aunque le gustaba así, a veces le otorgaba un aura más pícara de lo que ya tenía.
Deslizó sus ojos por el bosque, deteniéndolos en el árbol que había caído. La segunda pregunta era algo que no quería contestar, porque ni siquiera él estaba seguro de lo que debía o no decir. Podía mentir, y decir que su alma era una parte de la suya, almas gemelas separadas al nacer, y ahora debían unirse, explorar sus cuerpos para en la cima del placer, unirse durante unos instantes de nuevo. Pero sería mentira, algo que cualquier mujer deseaba oír, pero que en su caso, para su desgracia, era algo más profundo. O quizás, podría decirle que sólo quería su cuerpo, poseerla y abandonarla a su suerte. A ser posible con ningún hijo en su vientre que crease una unión entre ambos no deseada, pero también sería mentira. ¿Qué quería?. No lo sabía. - La respuesta a tu segunda pregunta no te va a gustar.- Le dijo mientras se levantaba y comenzaba a caminar de un lado para otro con agilidad.
Se movió en silencio, como un predador antes de optar por la postura adecuada para lanzarse sobre su presa, lo que era realmente difícil cuando el suelo estaba lleno de ojos marrones, dispuestas a crujir bajo el peso de sus pies. A pesar de su enorme tamaño, y de los músculos que tenía, podía ser tan silencioso y flexible, como un bailarín. Grácil como los movimientos de las gacelas al corretear sobre la hierba fresca. Pero eso no lo molestaba, aunque sabía que algunos de sus compañeros le tomaban el pelo por ello, porque era demasiado "femenino", a él le agradaba saber que podía ser elegante, y no un mero matón de paso tambaleante. Hizo una mueca de disgusto ante lo que sus amigos consideraban "un caminar masculino". Era un calavera, un libertino, y seguramente, no hubiera tenido tantas mujeres a su alrededor si caminase como un rinoceronte enfurecido.
Rió con suavidad por sus pensamientos, y se detuvo de espaldas a ella. Miró de nuevo el árbol y se tensó. Cuando no pudo evitar el silencio de nuevo, se giró y la miró a los ojos.- Puede que haya mujeres más altas que tú. Pero mi cuerpo jamás había respondido tan rápido a otra mujer, por más bella grácil o elegante que fuera.- Frunció el ceño y la miró con enfado.- Lo peor es que no es algo meramente sexual. Quiero.... estar contigo. Me...agrada.- Dijo las palabras como si fueran un insulto. Algo completamente atroz y le dedicó una mirada asustada. Se llevó las manos a la cabeza y revolvió el pelo con desesperación. - Una parte de mí, te quiere para él. Y créeme, debes tener más miedo que yo, por eso. Porque lo quiere todo. Besarte, abrazarte, poseerte, y darte hijos. Sólo tú y yo.- Movió las manos entre ambos, señalando un hilo que no podía ver y gruñó con desesperación. Abrió la boca para continuar hablando de matrimonio, pero la cerró con fuerza y se giró de espaldas. Apretó su mandíbula, maldiciendo a todas las mujeres que le desearon un destino peor que la muerte. Gracias a ellas había encontrado lo que algunos llamaban, amor. Oró por primera vez, y pidió que fueran benevolentes con él y bajase un rayo que lo matase en el acto. Esperó en silencio, deseando ver cómo el cielo respondía a su oración.
Cuando no halló respuesta, comenzó a insultar en alemán, diciendo todos los insultos soeces que conocía y se apoyó en un árbol. - ¡Por todos los demonios del infierno!. Tenías que ser tú, de todas las mujeres. La única que me llama como un sucio perro.- Gimió mientras recordaba cómo lo llamaba. Broddy. ¡¡¡Broddy!!!. ¿Quién, sino ella, podría llamarlo así?.
Brodrick Von Meer- Cambiante Clase Alta
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Re: Persiguiendo una presa de ojos azules (privado)
Miraba despistada a mi alrededor aunque mis oídos estaban atentos a las palabras de aquel hombre. La idea de huir de aquel mayordomo era entendible... pero no era una escusa. Si no recordaba mal el Señor Phantomhive tampoco era bienvenido en aquel lugar pero entró por la puerta.- Si ese es tu verdadero motivo por el cual entraste así debo admitir que fue una estupidez.
Le di la espalda y empecé a buscar mi cesta. Aquel hombre estaba sin camiseta y se me iba la vista a solar, e incluso me ponía nerviosa. Su atractivo me llamaba a gritos, mientras más lejos estuviera de mi vista más tranquila estaría. Encontré mi cesta tirada cerca del árbol. No escuché como se levantaba pero sí sus palabras. Las cuales me hicieron que me parara. -¿Qué no me va gustar? Bueno, no creo que me asuste.- dije divertida. Ahora tenía curiosidad pero no le iba a dar el placer de que viera mi interés. Desde luego aquel hombre me atraía y no sólo físicamente sino también un poco por aquella personalidad arrogante. Me mordí el labio para volver a la realidad. Sus palabras me ayudaron. Me asusté al ver lo cerca que estaba de mí. Me giré y le miré a los ojos Sus palabras me daban golpes de realidad, no solo le atraía mi cuerpo sino algo más. ¿Pero podría fiarme de él? ¿Serían palabras verdaderas o simplemente intentaba ganarme para después olvidarme? Mi como la idea de querer estar conmigo le espantaba. Desde luego aquel hombre no era de comprometerse. Entonces empezó a decir una sarta de palabras en un idioma que no entendí.
Le llevé una mano al rostro, acariciando su tibia mejilla. Quería decirle que él no sufriría. Le sonreí- No debes asustarte por desear eso, me alegro que no sea solo una esclava sexual para tí. ¿Vale? Me ha gustado tu respuesta así que cierra los ojos.- Con mi otra mano le cerré los parpados. Me puse de puntilla y le besé en la mejilla. Para después separarme de él. Me divertía la situación pero le costaría llegar al siguiente paso. Debería sorprenderme. Le miré expectante y con curiosidad. Esperando a su reacción.
Le di la espalda y empecé a buscar mi cesta. Aquel hombre estaba sin camiseta y se me iba la vista a solar, e incluso me ponía nerviosa. Su atractivo me llamaba a gritos, mientras más lejos estuviera de mi vista más tranquila estaría. Encontré mi cesta tirada cerca del árbol. No escuché como se levantaba pero sí sus palabras. Las cuales me hicieron que me parara. -¿Qué no me va gustar? Bueno, no creo que me asuste.- dije divertida. Ahora tenía curiosidad pero no le iba a dar el placer de que viera mi interés. Desde luego aquel hombre me atraía y no sólo físicamente sino también un poco por aquella personalidad arrogante. Me mordí el labio para volver a la realidad. Sus palabras me ayudaron. Me asusté al ver lo cerca que estaba de mí. Me giré y le miré a los ojos Sus palabras me daban golpes de realidad, no solo le atraía mi cuerpo sino algo más. ¿Pero podría fiarme de él? ¿Serían palabras verdaderas o simplemente intentaba ganarme para después olvidarme? Mi como la idea de querer estar conmigo le espantaba. Desde luego aquel hombre no era de comprometerse. Entonces empezó a decir una sarta de palabras en un idioma que no entendí.
Le llevé una mano al rostro, acariciando su tibia mejilla. Quería decirle que él no sufriría. Le sonreí- No debes asustarte por desear eso, me alegro que no sea solo una esclava sexual para tí. ¿Vale? Me ha gustado tu respuesta así que cierra los ojos.- Con mi otra mano le cerré los parpados. Me puse de puntilla y le besé en la mejilla. Para después separarme de él. Me divertía la situación pero le costaría llegar al siguiente paso. Debería sorprenderme. Le miré expectante y con curiosidad. Esperando a su reacción.
Zafiro Gómez- Gitano
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Re: Persiguiendo una presa de ojos azules (privado)
Cerró los ojos, siguiendo la petición de su gitana. ¿suya?. Sí, suya. Algo en su interior le decía que era alguien para él. Para poseer, guardar y proteger. ¿Debería marcarla para que todos supieran lo mismo que ya sabía él?. Suspiró y pensó en lo que le había dicho. Una estupidez. Sí, había sido una estupidez entrar por una ventana, pero su intención era hablar sólo con su hermana. Era la única mujer a la que veía como una santa. Blanca y pura, intocable en el altar que merecía. Salvo por el sucio licántropo que la había mancillado. ¡Maldito fuera el hombre!. Frunció los labios ante la furia de sus pensamientos. Estaba claro que el hombre era alguien decente, al parecer médico, y según sus informadores, hijo de alguien adinerado en América. Pero nadie sería suficiente, bien podría tener alas o una aureola por su santidad, a sus ojos, hasta que no se casara con su hermana, seguiría acechándolo.
Con los ojos completamente cerrados, tembló ante la suave caricia de su mágica mujer. ¿Cómo una acción tan pura e inocente, podía calentar su piel, excitándolo hasta el punto de suspirar por ella?. Escuchó la tela de su vestido, deslizándose entre sus piernas, mientras ella se alejaba de él. De nuevo, sus labios se fruncieron con disgusto. Quería más. Algo le decía que siempre sería así, que siempre anhelaría más de ella.
- Será mejor para ti no volverme a tocar - Su voz salió como un torrente tempestuoso, marcado por la oscura necesidad que sentía en ese momento. Abrió sus ojos, mientras apretaba su mandíbula. Sus manos picaban por tomarla y acercarla a él de nuevo. Sacudió la cabeza y le dio una mirada fría y calculadora. No sabía qué le ocurría, pero estaba seguro de que ella era la culpable. Su cuerpo, su voz, sus ojos..... Todo era una trampa mortal, y necesitaba salir antes de que muriese de agonía por no tenerla.
Retrocedió y miró al árbol que se encontraba tras ella, quizás si se concentraba en algo que no fuera Zafiro, podría volver a recordar de qué demonios estaban hablando. Preguntas. Conocer..... - ¿Deseas saber algo más, o es suficiente?.- Le preguntó con delicadeza.- No volveré a ofrecer la misma sinceridad de nuevo, así que aprovecha ahora.- Sabía que le estaba mintiendo, pero temía que ella se alejase de él de nuevo. Abandonándolo para ir a la Mansión de su hermana, donde habían muchos sirvientes masculinos. Donde algunos trabajadores suspiraban por ella y paseaban sus ojos por lo que era suyo.
Con los ojos completamente cerrados, tembló ante la suave caricia de su mágica mujer. ¿Cómo una acción tan pura e inocente, podía calentar su piel, excitándolo hasta el punto de suspirar por ella?. Escuchó la tela de su vestido, deslizándose entre sus piernas, mientras ella se alejaba de él. De nuevo, sus labios se fruncieron con disgusto. Quería más. Algo le decía que siempre sería así, que siempre anhelaría más de ella.
- Será mejor para ti no volverme a tocar - Su voz salió como un torrente tempestuoso, marcado por la oscura necesidad que sentía en ese momento. Abrió sus ojos, mientras apretaba su mandíbula. Sus manos picaban por tomarla y acercarla a él de nuevo. Sacudió la cabeza y le dio una mirada fría y calculadora. No sabía qué le ocurría, pero estaba seguro de que ella era la culpable. Su cuerpo, su voz, sus ojos..... Todo era una trampa mortal, y necesitaba salir antes de que muriese de agonía por no tenerla.
Retrocedió y miró al árbol que se encontraba tras ella, quizás si se concentraba en algo que no fuera Zafiro, podría volver a recordar de qué demonios estaban hablando. Preguntas. Conocer..... - ¿Deseas saber algo más, o es suficiente?.- Le preguntó con delicadeza.- No volveré a ofrecer la misma sinceridad de nuevo, así que aprovecha ahora.- Sabía que le estaba mintiendo, pero temía que ella se alejase de él de nuevo. Abandonándolo para ir a la Mansión de su hermana, donde habían muchos sirvientes masculinos. Donde algunos trabajadores suspiraban por ella y paseaban sus ojos por lo que era suyo.
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Re: Persiguiendo una presa de ojos azules (privado)
Sabía observar y pude ver como se contenía como cada fibra de su ser temblaba al contenerse. Tampoco me pasó desapercibida su fría mirada. ¿Qué le pasaba ahora? ¿No quería tener contacto conmigo? Era curioso ver como alguien luchaba contra lo que deseaba, era bastante curioso. -¿Mejor para mí?- elevé una de mis finas cejas.- Claro que será mejor para mí- sonreí con malicia.
Una pregunta, ¿qué le podría preguntar? Estaba claro sus “sentimientos” sobre mí pero aun así ese hombre era extraño. Gracias a su aura sabía que era un cambiaformas.- Vale tengo tres preguntas más.- alcé mi mano y levanté tres dedos para enfatizar lo que decía.- Primera: ¿En qué te conviertes? Y no te hagas el loco sé lo que eres.- Bajé uno de mis dedos.- Segundo: ¿Qué relación tienes con Ruslana? No me ha dado tiempo de preguntárselo y ya que te tengo a ti en frente….- Bajé otro dedo quedándome solo con uno.- ¿A qué te dedicas? Ya sabes, si eres un tipo de sicario no me conviene acercarme a ti… y no me mientas.
Bajé mi mano y me quedé mirándolo por un largo rato, sosteniéndole la mirada desafiante. Me gustaría bajar la guardia y no entendía por qué me comportaba así. Sé que nunca confiaba a la primera en los hombres y al último que conocí me demostró que no podía bajar la guardia. Suspiré en acordarme de él. Y allí me encontraba en el mismo bosque que lo había conocido y dónde estaba conociendo más a fondo a otro hombre. Pero esta vez quería blindarme a pesar de que los encantos naturales de este hombre me atrajeran a él como si un imán se tratara. Aunque no iba a negar que me apetecía pasar un buen rato con él y no en el sentido más santuron...
Una pregunta, ¿qué le podría preguntar? Estaba claro sus “sentimientos” sobre mí pero aun así ese hombre era extraño. Gracias a su aura sabía que era un cambiaformas.- Vale tengo tres preguntas más.- alcé mi mano y levanté tres dedos para enfatizar lo que decía.- Primera: ¿En qué te conviertes? Y no te hagas el loco sé lo que eres.- Bajé uno de mis dedos.- Segundo: ¿Qué relación tienes con Ruslana? No me ha dado tiempo de preguntárselo y ya que te tengo a ti en frente….- Bajé otro dedo quedándome solo con uno.- ¿A qué te dedicas? Ya sabes, si eres un tipo de sicario no me conviene acercarme a ti… y no me mientas.
Bajé mi mano y me quedé mirándolo por un largo rato, sosteniéndole la mirada desafiante. Me gustaría bajar la guardia y no entendía por qué me comportaba así. Sé que nunca confiaba a la primera en los hombres y al último que conocí me demostró que no podía bajar la guardia. Suspiré en acordarme de él. Y allí me encontraba en el mismo bosque que lo había conocido y dónde estaba conociendo más a fondo a otro hombre. Pero esta vez quería blindarme a pesar de que los encantos naturales de este hombre me atrajeran a él como si un imán se tratara. Aunque no iba a negar que me apetecía pasar un buen rato con él y no en el sentido más santuron...
Zafiro Gómez- Gitano
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Re: Persiguiendo una presa de ojos azules (privado)
Lo había pillado. No podía haberle hecho unas preguntas que sacasen lo peor de él, aunque, como siempre, intentaría sacar lo mejor de esta situación. Sin poderlo evitar, comenzó a reír, presa de una desesperación mayor a la que habría esperado. Al fin y al cabo, él no era más que un bastardo arrogante, quedar mal ante los demás jamás había sido un problema. Hasta ahora.
Sostuve el desafío de su mirada azul, mientras mi cuerpo se acercaba silenciosamente a ella. Aunque el suelo estaba lleno de hojas, sacó el animal que había en él, poniendo mucho cuidado en dejar que sus músculos ondulasen en su pecho con cada paso. ¿Ella pensaba que podía suspirar, elevando esos pechos deliciosamente apretados en su corpiño, mientras le dedicaba esa mirada anhelante?. Ah, no. Todo tenía sus consecuencias, y su deseo por ella era demasiado alto como para ignorarla. - Son tres preguntas muy...- Deslizó su mirada hacia el borde de su corpiño, recreándose con la escasa carne que se adivinaba desde su posición más alta.- interesantes...- Reí de nuevo, mientras dejaba que mi mano capturase la pequeña mano que había alzado los tres dedos pecadores. La levanté, mirándola, pequeña y frágil, entre la mía. Sintiendo un extraño sentimiento de familiaridad y confort. Sonreí a la unión temporal de nuestros cuerpos y sin poderlo evitar, me incliné para besar la carne de su muñeca. Como un loco, dejé que mi rostro se restregase en la palma de su mano, dejando que un ronroneo comenzase a salir de mi boca.
Abrí los ojos, que sin saberlo, había cerrado, y la miré mientras me acercaba a ella de nuevo, atrapándola contra el árbol que estaba empezando a bendecir por su existencia. Sin él, no podría jugar con ella como deseaba. La miré, sin ocultar todo el deseo que sentía por ella, mientras obligaba a su mano a bajar desde mi mejilla, hasta mi garganta. - Zafiro....- Entrecerré mis ojos con pasión, saboreando su nombre y volviendo a ronronear. Aunque esta vez, el ronroneo finalizó en un gruñido salvaje, cargado con el sentimiento frustrado de poseerla. Sabía que su mano estaba temblando bajo su garganta, captando el ronroneo que emitía su cuerpo. - ¿No adivinas qué soy, Zafiro?. - Le susurré mientras deslizaba su mano de nuevo hacia abajo, cerrando mis ojos ante el placer de sentirme tocado por ella. Ronroneando, esta vez con un temblor pasional que perseguía el recorrido de sus pequeños dedos en mi estómago, y subía hacia mi garganta. Cuando sus dedos rozaron mis labios de nuevo, le solté la mano, satisfecho con que hubiera conseguido algo más personal de lo que ella voluntariamente le hubiera dado.
Abrí mis ojos, perezosamente, mientras la miraba con picardía. - Soy ....- Le dije mientras me inclinaba para dejar mi rostro cerca del suyo.- un dulce gatito, pajarito. - Le sonreí con tristeza.- Uno que desea comerte para tenerte siempre dentro de mí.- Me separé con rapidez de ella, retrocediendo dos pasos, pero llevándome conmigo, un trozo del encaje de su corpiño. Le guiñé un ojo y lo guardé en el bolsillo de mi pantalón. Teniendo cuidado en guardarlo en la parte más profunda de él. No quería perderlo más adelante, aunque una parte perversa de él quería que ella metiera su mano para recuperar el fragmento de ropa.
Poniendo una mirada inocente, la miró de nuevo.- ¿Estás segura de querer saber la respuesta de las siguientes preguntas?. Puede que una de ellas haga que desees tener esa katana que tu hermano siempre lleva con él.- Le dedicó una sonrisa peligrosa y oscura.- O quizás, podrías marcharte ya. Sólo debes decirle que un malo y peligroso león, te ha intentado seducir. - Rió sacudiendo su cabeza, sintiendo una necesidad acuciante de golpearse a sí mismo. Era la hermana de un cazador, y él sabía que tendría al hombre detrás de su culo, por el resto de su vida.- Vamos, Zafiro. Toma tu cesta con hierbas y setas, y huye.- Le dio una mirada oscura, llena de deseo, algo que sería muy frecuente entre ambos.- Ve y traicióname. Toma mi vida en tus pequeñas manos, y mátame.
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Re: Persiguiendo una presa de ojos azules (privado)
Aguanté el tipo cuando aquel hombre empezó a acercarse a mí. Le mantuve la mirada de igual modo que lo estaba haciendo él. No debía mostrarme vulnerable o sino acabaría pro engullirme. Me mantuve es posición a pesar de su cercanía, a pesar de su risa que era música para mis oídos, aunque fruncí el ceño ligeramente cuando vi que su vista se quedaba fija en el escote del vestido. Contuve el aliento cuando me cogió de la mano y sentí sus labios cálidos. No podía evitar sonrojarme. Se sentía tan bien sus suaves labios, aunque solo fuera en mi piel.
Lo siguiente me dejó maravillada, no sabía cuándo había tenido ese árbol tan cerca de mi espalda y como se había acercado tanto a mí. Mi mano acarició su mejilla hasta bajar a su cuello, lo notaba un ronroneo. Era de tipo felino, un hermoso felino. Y por su actitud depredadora supuse que no sería un simple gatito, sino algo más grande, más bello y fiero. Su cuerpo cálido se separó de mí con rapidez llevándose un trozo del bordado que llevaba. Y escuché sus palabras y aquellas últimas no me gustaron nada. No sabía si me estaba provocando para que olvidara las preguntas o simplemente lo pensaba de verdad.
-Te confundes…- dije seria pero sin parecer demasiado dura.- No huiré de ti ni te traicionaré. No me conoces.- clavé mis ojos en él. Notaba su mirada llena de deseo y no pude evitar mostrar la mía. ¿Por qué me gustaba tanto el peligro? Me mordí el labio y empecé a cercarme él, a un paso tortuoso para ambos. Quería ponerme de puntillas y besarlo. Pero todavía no.- No le diré nada a mi hermano de tu verdadero ser, porque no quiero que te haga daño y no quiero que le hagas daño. Aun te queda dos preguntas por responder.- estaba dolorosamente cerca de él, pero debía aguantar.
Lo siguiente me dejó maravillada, no sabía cuándo había tenido ese árbol tan cerca de mi espalda y como se había acercado tanto a mí. Mi mano acarició su mejilla hasta bajar a su cuello, lo notaba un ronroneo. Era de tipo felino, un hermoso felino. Y por su actitud depredadora supuse que no sería un simple gatito, sino algo más grande, más bello y fiero. Su cuerpo cálido se separó de mí con rapidez llevándose un trozo del bordado que llevaba. Y escuché sus palabras y aquellas últimas no me gustaron nada. No sabía si me estaba provocando para que olvidara las preguntas o simplemente lo pensaba de verdad.
-Te confundes…- dije seria pero sin parecer demasiado dura.- No huiré de ti ni te traicionaré. No me conoces.- clavé mis ojos en él. Notaba su mirada llena de deseo y no pude evitar mostrar la mía. ¿Por qué me gustaba tanto el peligro? Me mordí el labio y empecé a cercarme él, a un paso tortuoso para ambos. Quería ponerme de puntillas y besarlo. Pero todavía no.- No le diré nada a mi hermano de tu verdadero ser, porque no quiero que te haga daño y no quiero que le hagas daño. Aun te queda dos preguntas por responder.- estaba dolorosamente cerca de él, pero debía aguantar.
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Re: Persiguiendo una presa de ojos azules (privado)
Sin querer, sus labios se curvaron en una sonrisa. No sólo se había acercado a él, sino que había dicho que se preocupaba por él. Tendría que agradecer a su padre más adelante el ser tan hermoso en apariencia, de no ser así, estaría aún a varios pasos de ella. ¿Siempre era tan difícil?. Era la primera vez que una mujer se le resistía tanto. Le había prometido ser lo que nunca había querido para otra, y aún así, ella seguía apartándolo. ¿Le tenía miedo, quizás?. Suspiró y se llevó una mano a su cabeza para revolverse el pelo.- No lo entiendes, Zafiro. Cuando sepas la respuesta a la tercera pregunta me traicionarás de la forma más cruel.- Oh, sí. Ella iba a correr, con esos pequeños pies, lejos de él. Siempre era así, incluso cuando no había comenzado con su trabajo, siempre terminaban huyendo de él.
- Soy el hermanastro de Ruslana. Por eso quería hablar con ella en privado.- La miró a los ojos azules con seriedad. Era un gran secreto, uno que podía valer la vida de su hermana y la de él mismo.- Compartimos el mismo padre. Pero no debes decírselo a nadie, hay algo muy oscuro que rodea a nuestro padre. -Comenzó a sonreír. En realidad, parecía que la sangre de su padre se había encargado de dotarlos con la oscuridad necesaria. Hay cosas que no se pueden evitar, o al menos eso le había dicho su abuelo cuando lo llevó al orfanato.
Vio en sus ojos un brillo que empezaba a conocer. - No, pequeña. No busques en mí preguntas sobre mi padre. Fui abandonado por él y me crié en un orfanato.- Se encogió de hombros y empezó a moverse incómodo. ¿Cómo empezaría con la tercera pregunta?. No había una forma fácil de decirlo, así que, suponía que era mejor de golpe.
- Mi trabajo principal es crear armas. Las moldeo, fabrico y vendo. A veces hago pedidos especiales que requieren mi presencia.- Le miró a los ojos y frunció los labios.- Mato a gente. Aunque sólo aquellos casos que he estudiado con detenimiento. Siempre tienen algo que me interesan. Un hombre que maltrata mujeres, un proxeneta, una estafadora sin escrúpulos. Otros, los cojo por la dificultad. Cuanto más ricos son, más guardias tienen.- Se encoge de hombros y sonríe. Su cuerpo se tensó dispuesto a esperar que ella lo golpease o huyese- Ahora, puedes hacer como todos y huir.
- Soy el hermanastro de Ruslana. Por eso quería hablar con ella en privado.- La miró a los ojos azules con seriedad. Era un gran secreto, uno que podía valer la vida de su hermana y la de él mismo.- Compartimos el mismo padre. Pero no debes decírselo a nadie, hay algo muy oscuro que rodea a nuestro padre. -Comenzó a sonreír. En realidad, parecía que la sangre de su padre se había encargado de dotarlos con la oscuridad necesaria. Hay cosas que no se pueden evitar, o al menos eso le había dicho su abuelo cuando lo llevó al orfanato.
Vio en sus ojos un brillo que empezaba a conocer. - No, pequeña. No busques en mí preguntas sobre mi padre. Fui abandonado por él y me crié en un orfanato.- Se encogió de hombros y empezó a moverse incómodo. ¿Cómo empezaría con la tercera pregunta?. No había una forma fácil de decirlo, así que, suponía que era mejor de golpe.
- Mi trabajo principal es crear armas. Las moldeo, fabrico y vendo. A veces hago pedidos especiales que requieren mi presencia.- Le miró a los ojos y frunció los labios.- Mato a gente. Aunque sólo aquellos casos que he estudiado con detenimiento. Siempre tienen algo que me interesan. Un hombre que maltrata mujeres, un proxeneta, una estafadora sin escrúpulos. Otros, los cojo por la dificultad. Cuanto más ricos son, más guardias tienen.- Se encoge de hombros y sonríe. Su cuerpo se tensó dispuesto a esperar que ella lo golpease o huyese- Ahora, puedes hacer como todos y huir.
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