AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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por Kerevan D. Flourite Vie Abr 05, 2013 6:15 am
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Kerevan D. Flourite- Hechicero Clase Alta
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Re: | Correspondencia Flouritte |
por Amadeo VanderHoeven Jue Abr 11, 2013 4:20 pm
Señor Kerevan...
Tal vez no quieras saber de mí ahora, en parte lo entiendo. Creo que debes pensar que he escapado de ti como acostumbro a correr a mi habitación, aunque seguramente te has dado cuenta ya de que estoy mucho más lejos. Desde que comencé a escribir empecé a pensar a cada segundo que en cuanto esta carta llegara a tus manos la botarías, quemarías o algo por el estilo, luego recordé que iba dirigida a ti, quien según entiendo no se negaría a saber la razón de mi partida.
Te explico, estoy en Venecia, el viaje duró unos ocho días y no me siento muy bien, extrañamente los dolores y los mareos llegaron luego de bajarme pero tengo medicación que me dio el Joven Jaejoong. El ha sido bastante bueno conmigo y me ha ayudado a planear este viaje. Sé que lo detestas… sé que detestas a la gente con la cual me codeo, sin embargo, no te desgastes en hacerlo ya que he sido yo quien decidió partir, nadie me tiro al buque amarrado para que no pudiera bajar, ni me engañaron de forma vil e inhumana.
Como mencioné, estoy en Venecia con mi nuevo Maestro. Él cual también ha sido muy amable y me cuidara al parecer mientras me mantenga aquí, pero bueno, me acobardo cada cierto rato mientras escribo estas palabras, me acobarda en parte el contarte las razones por las que partí. Mi amado Señor, ¿crees que sería un ser feliz observando como mirabas a aquel ser al cual llamabas “muñeco”? ¿Que era divertido o placentero?, claro que no ¿Por qué él?, mientras me mantenía en aquella habitación con la puerta cerrada me daba cuenta de que entre más tiempo me quedara menos podría escapar de todas esas preguntas, he escapado demasiado ya, primero del Monasterio, luego del Burdel, de la mansión de mi ángel y luego de la tienda de quien poco a poco se volvía un demonio ante mis ojos.
Corrí de la mansión Jaejoong cuando note que jamás podría opacar la sombra de aquel cuervo que hasta el día de hoy le quita el sueño a mi ángel de rostro pálido y frio, me acogiste, prometiste cuidarme pero mientras me mantenía presente ante ustedes dos volvía a la misma sombra de la cual deseaba escapar , ¿merezco aquello? Vivir en las sombras eternamente parece ser mi destino cuando observo a mí alrededor y ya no quiero que sea así, deseo pintar los cielos más brillantes y celestes además de brillantes que el mundo haya visto, apartándome de esa oscuridad que tanto me intriga pero que de a poco dudo querer investigar tan a fondo.
Cuando regrese me gustaría volver a verle, Señor Kerevan, no me odies, por favor, este tiempo nos permitirá pensar a ambos, disfruta la compañía de aquel ser al cual tanto desprecio, no me guardes rencor ya que no podría soportarlo, entiende que con esta partida ambos por fin estaremos en paz.
Recuerda también que aun soy un pendejo para ti, tú tienes unos treinta y muchos, ¿serias capas de atarme a tu lado a partir de ahora?, seguramente sí, pero para mí lo más triste de todo esto es que…. Más que un vil capricho, un simple deseo que desaparecería con el tiempo cuando tu rostro se distorsionara en mis recuerdos, más que todas esas cosas y un simple he infantil juego, parece… que en verdad te amo. Me gustaría ver tu rostro ante aquellas palabras que te parecerían un mero capricho y sin ningún peso de importancia por parte mía, desearía ver tu rostro al leer esta carta, más que nada me gustaría saber si me quieres más que a aquel chico al cual miras de forma distinta que al resto.
Sé que no estoy en posición de pedir algo… pero de todos modos lo hare, por favor, responde esta carta Señor Kerevan no desaparezcas de mi mundo aunque pienses que yo quise desaparecer del tuyo, tu mirada, tu sonrisa que aparece casi nunca, las únicas manos cálidas que pueden tocarme, mi demonio que ante todos los demás es uno de los caballeros modelo, quien esconde un secreto del cual estoy consiente… A ratos pienso, ¿Qué eternidad me ofreces?, me ofreces aquella eternidad que con el tiempo ya no me permitirá reconocerte…. Siempre querré verte como ahora, no quiero otras manos cálidas en mis mejillas o jugueteando en mí cabello que no sean las tuyas, las del verdadero Señor Kerevan.
Bueno, ya debo despedirme, cae la noche y pronto mi Maestro aparecerá para comenzar las clases de pintura, recuérdame al observar la luna, observamos la misma si no me equivoco, no dejes que nadie más ocupe aquella habitación que es mía… siempre será mía y aunque no esté en el completo derecho de molestarme lo hare si encuentro a alguien allí cuando vuelva. Hasta entonces, retiene el sonido de mi voz, la textura de mis risos, el aroma de mi piel cerca de ti para que puedas pensar que estoy allí para ti cuando quieras recordarme.
Tal vez no quieras saber de mí ahora, en parte lo entiendo. Creo que debes pensar que he escapado de ti como acostumbro a correr a mi habitación, aunque seguramente te has dado cuenta ya de que estoy mucho más lejos. Desde que comencé a escribir empecé a pensar a cada segundo que en cuanto esta carta llegara a tus manos la botarías, quemarías o algo por el estilo, luego recordé que iba dirigida a ti, quien según entiendo no se negaría a saber la razón de mi partida.
Te explico, estoy en Venecia, el viaje duró unos ocho días y no me siento muy bien, extrañamente los dolores y los mareos llegaron luego de bajarme pero tengo medicación que me dio el Joven Jaejoong. El ha sido bastante bueno conmigo y me ha ayudado a planear este viaje. Sé que lo detestas… sé que detestas a la gente con la cual me codeo, sin embargo, no te desgastes en hacerlo ya que he sido yo quien decidió partir, nadie me tiro al buque amarrado para que no pudiera bajar, ni me engañaron de forma vil e inhumana.
Como mencioné, estoy en Venecia con mi nuevo Maestro. Él cual también ha sido muy amable y me cuidara al parecer mientras me mantenga aquí, pero bueno, me acobardo cada cierto rato mientras escribo estas palabras, me acobarda en parte el contarte las razones por las que partí. Mi amado Señor, ¿crees que sería un ser feliz observando como mirabas a aquel ser al cual llamabas “muñeco”? ¿Que era divertido o placentero?, claro que no ¿Por qué él?, mientras me mantenía en aquella habitación con la puerta cerrada me daba cuenta de que entre más tiempo me quedara menos podría escapar de todas esas preguntas, he escapado demasiado ya, primero del Monasterio, luego del Burdel, de la mansión de mi ángel y luego de la tienda de quien poco a poco se volvía un demonio ante mis ojos.
Corrí de la mansión Jaejoong cuando note que jamás podría opacar la sombra de aquel cuervo que hasta el día de hoy le quita el sueño a mi ángel de rostro pálido y frio, me acogiste, prometiste cuidarme pero mientras me mantenía presente ante ustedes dos volvía a la misma sombra de la cual deseaba escapar , ¿merezco aquello? Vivir en las sombras eternamente parece ser mi destino cuando observo a mí alrededor y ya no quiero que sea así, deseo pintar los cielos más brillantes y celestes además de brillantes que el mundo haya visto, apartándome de esa oscuridad que tanto me intriga pero que de a poco dudo querer investigar tan a fondo.
Cuando regrese me gustaría volver a verle, Señor Kerevan, no me odies, por favor, este tiempo nos permitirá pensar a ambos, disfruta la compañía de aquel ser al cual tanto desprecio, no me guardes rencor ya que no podría soportarlo, entiende que con esta partida ambos por fin estaremos en paz.
Recuerda también que aun soy un pendejo para ti, tú tienes unos treinta y muchos, ¿serias capas de atarme a tu lado a partir de ahora?, seguramente sí, pero para mí lo más triste de todo esto es que…. Más que un vil capricho, un simple deseo que desaparecería con el tiempo cuando tu rostro se distorsionara en mis recuerdos, más que todas esas cosas y un simple he infantil juego, parece… que en verdad te amo. Me gustaría ver tu rostro ante aquellas palabras que te parecerían un mero capricho y sin ningún peso de importancia por parte mía, desearía ver tu rostro al leer esta carta, más que nada me gustaría saber si me quieres más que a aquel chico al cual miras de forma distinta que al resto.
Sé que no estoy en posición de pedir algo… pero de todos modos lo hare, por favor, responde esta carta Señor Kerevan no desaparezcas de mi mundo aunque pienses que yo quise desaparecer del tuyo, tu mirada, tu sonrisa que aparece casi nunca, las únicas manos cálidas que pueden tocarme, mi demonio que ante todos los demás es uno de los caballeros modelo, quien esconde un secreto del cual estoy consiente… A ratos pienso, ¿Qué eternidad me ofreces?, me ofreces aquella eternidad que con el tiempo ya no me permitirá reconocerte…. Siempre querré verte como ahora, no quiero otras manos cálidas en mis mejillas o jugueteando en mí cabello que no sean las tuyas, las del verdadero Señor Kerevan.
Bueno, ya debo despedirme, cae la noche y pronto mi Maestro aparecerá para comenzar las clases de pintura, recuérdame al observar la luna, observamos la misma si no me equivoco, no dejes que nadie más ocupe aquella habitación que es mía… siempre será mía y aunque no esté en el completo derecho de molestarme lo hare si encuentro a alguien allí cuando vuelva. Hasta entonces, retiene el sonido de mi voz, la textura de mis risos, el aroma de mi piel cerca de ti para que puedas pensar que estoy allí para ti cuando quieras recordarme.
Atte. Amadeo VanderHoeven
Amadeo VanderHoeven- Vampiro Clase Alta
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