Exterminando la hipocresía {Dauphine Terrié}

Sincera. El tiempo le ha hecho perder preocupación por el reaccionar ajeno. No tiene nada que perder y sin embargo mucho que ganar y disfrutar al observar frente a sus propios ojos la reacción ajena ante sus peculiares gestos y palabras, imposibles de ser evadidos. Dauphine es la manifestación inmortal del desprecio hacia la hipocresía. No vive por y para nadie y por eso mismo no hay lazo que comprometa su parecer. Jamás pondrá en juego su forma de ver al mundo, incluso cuando ello implique escapar de todos aquellos que deseen verle en la horca.
Sinceridad pura e indiferente a si la misma incomoda o no, tal como un infante, así se proyecta ante otros.

Su intemporalidad al transcurso de los años, de los siglos le ha hecho ver al mundo de forma particular. Disfrutando de las cosas más simples, encuentra regocijo en aquellos minúsculos momentos que despiertan memorias de su época mortal. Dauphine ha generado un apego singular hacia la naturaleza, la que cree que ha evolucionado para bien, siendo la humanidad aquella que ha generado un retroceso con el pasar del tiempo, algo que le apena mucho. El rechazo hacia los que día a día solo pasan a verse como mero objeto de alimento crece sin pausa para la condenada, consciente de que las masas del presente tienen mayor apego a adherir defectos a su vida que virtudes y valores admirables.

Se siente privilegiada al observar desde un ángulo completamente distinto al de la humanidad, el comportamiento del hombre a través de los siglos. Su amoldamiento, su deformación a lo largo de la Historia. Y pese a que un sentimiento de aflicción se despierte en base a ese análisis que ha presenciado a lo largo de su vida, Dauphine sabe que no mucho puede hacer para cambiar el penoso destino de toda una raza que cada día se acerca más al abismo del egoísmo.
Dar muerte a aquellos que pudren a las sociedades se ha tornado un placer propio del ocio para la minuciosa dama.

Indiferente al pensar ajeno, su exterior se ha envuelto con una excentricidad innegable para la época. Vanguardista sin reparo alguno, no teme caer en lenguas chismosas, demarcando –sobre todo a los hombres- ser más capaz que ellos en múltiples aspectos donde las féminas se ven restringidas de impartir opinión alguna.

“Solo sé que muriendo, hallaré la más alta libertad. Mientras tanto, gozare ante mis ojos y tras mi espalda de aquella que impondré ante toda mente represiva.” Sería su frase de cabecera. Por esa razón lleva siempre sobre sus espaldas tres hermosas palomas de plata que manifiestan ese sentimiento de impartir libertades, derechos a aquellos que le son negadas. Dauphine se siente como un ave libre en el cielo azulado, que no descansará hasta que sus alas estallen en lo más alto de éste.