○ Desireé ID ○

→ Aparición/Invisibilidad: Habilidad para aparecer y desaparecer las veces que deseen y a cualquier hora del día, además de que ellos poseen la capacidad de mostrarse solo ante las personas que ellos elijan y ocultarse a ojos de los que no desean que los vean.

→ Ilusión: Capacidad de crear ilusiones ópticas a los vivos, mostrar recuerdos a través del tacto o similares.

→ Teletransportación: Habilidad para moverse de un lugar a otro sin ocupar espacio o masa en el trayecto. Traspasar superficies sólidas que un humano común no podría, como paredes, etc.

→ Telequinesis: Habilidad para mover objetos, tocar a los seres humanos que están vivos, animales, etc. En pocas palabras, pueden hacerse pasar perfectamente por una persona viva y realizar las mismas actividades que un vivo haría si es que lo desean. Los objetos pueden moverlos no solo tocarlos, también haciendo uso solamente de su mente.

→ Permanencia: Capacidad de quedarse en el mundo de los vivos el tiempo que deseen, pero mientras lo hagan su alma no estará en paz y no descansarán como el resto de los difuntos.

→ Corporeidad: Característica de los que tienen cuerpo o consistencia. Los fantasmas tienen la capacidad de tener un cuerpo físico, de tocar, sentir y hacer sentir y ser tocados por otros (vivos) si lo desean; significa que pueden gozar de las mismas sensaciones de las que goza un mortal (aunque nunca será igual a como las siente un vivo) pero esto solo será logrado si se concentra lo suficiente y solamente si desea que así sea.

→ Posesión: Posibilidad de entrar en el cuerpo de un vivo, pero esto solo pueden lograrlo con la ayuda de una persona que tenga conocimientos en el tema (como los brujos o mediums), además de que la posesión solo será momentánea (máximo un par de horas), nunca permanente.

¿Qué define a un espíritu vengativo si no la venganza? Tras casi cuarenta años formando parte del otro lado, su personalidad no es más que la de un fantasma que busca saldar sus cuentas pendientes, aunque estas parezcan haberse extendido a toda la ciudad en la que habita. En vida sufría un serio trastorno de la personalidad, que la mantenía casi ajena a su alrededor, un trastorno que le hacía sufrir serios ataques de ira o furia desmedida. Actualmente, es algo que no ha cambiado mucho. Sus apariciones suelen ser en casi toda medida calmadas, pocas veces se aparece con intención de relacionarse o cosas similares, suele ser porque ha encontrado a uno de sus objetivos, porque ha visto la oportunidad de hacer daño, o por el simple placer de confundir a los mortales.

Ni siquiera se la podría definir como un espíritu malvado o bondadoso, no es más que un espíritu. Hace sus apariciones esporádicas, dependiendo de lo que pretenda, su aspecto es más o menos aterrador, creando ilusiones a su alrededor. Es lo que se podría conocer como una "dama de blanco", un tipo de leyenda. Si no eres nadie contra quién tenga algo personal, puede que solo aparezca para trastornarte un poco, hacerse pasar por un vivo, decir cosas extrañas o llevarte a alguna situación peligrosa. No lo hace por divertirse o hacer su eternidad más llevadera, es simplemente lo que su instinto le dicta hacer. Los mortales fueron crueles, ahora ellos deben pagar.

¿Qué se podía esperar de una niña como ella? Un monstruo, un demonio, un contenedor, un cascarón vacío...Su madre era una vieja loca, así la conocían en el pueblo donde vivían, apartado del resto de la población, con apenas unos pocos habitantes. Esa bruja siempre usó a su hija en todos sus experimentos. Aquel pequeño cuerpo fue el hogar de incontables espíritus, y no todos eran precisamente amables con su "hogar temporal". ¿Quién creería historias así si no eran realmente creyentes? Y en caso de hacerlo, no se atreverían a ir con chismes a la iglesia o lugares similares, ya que a fin de cuentas, si habías acudido a casa de una sanadora, era por tu propio pie, porque buscabas su ayuda.

Su madre, su abuela, la madre de su abuela...desde generaciones incontables, las mujeres de la familia habían desempeñado tareas de brujería para beneficio personal o para conseguir compensaciones económicas o de manutención. Ellas buscaban hombres con los que revolcarse, con la intención de tener descendencia que siguiera sus pasos. Los varones, eran entregados de la manera que más fácil les resultara en la época (se rumorea, que a escondidas, a veces hasta los sacrificaban a sus demonios), pero no se puede saber qué tanto es cierto de todas esas historias que siempre se agrandan con el tiempo.

Normalmente, la primogénita era desde muy pequeña, inculcada en las artes de la brujería, ya que heredaban el don para realizarla. Mas no fue el caso de la desdichada Desireé. Ya desde bien temprano, supieron que no tenía habilidad alguna para desempeñar la magia, sería una bastarda sin ningún tipo de utilidad, o al menos hasta que su madre le encontró una. Era su conejillo de indias, la que usaba para todo tipo de rituales, a veces inclusive debía ser herida o poseída sexualmente por algún hombre desconocido. No fue raro, que su personalidad se viera totalmente trastornada, que su cuerpo sufriera los mil y un maltratos.

Al vivir en un lugar tan apartado, que no era como hacerlo en París, pocas posibilidades tenía de plantearse una vida mejor, tampoco es como que pareciera quererlo. La muchacha se comportaba de forma distante, era como si estuviera en otro mundo, la gente a su alrededor no le importaba, se dejaba hacer y cuando sufría ataques de ira repentina, histeria o rabia, su madre la encerraba y se desentendía, hasta se auto lesionaba. Lo achacaban a los infinitos espíritus que habían morado en su cuerpo por cortos espacios de tiempo, ya que la utilizaban como método de comunicación.

Fue un día, cuando ella ya había cumplido los veinticuatro años, que una mujer la ayudó a escapar de su casa, a escondidas de su madre. Ayudó a la muchacha a meterse en un carro y partir hacia la ciudad, con una bolsita con algunas monedas y un traje de la susodicha salvadora. ¿Acaso Desireé lo había pedido? ¿Acaso en algún momento dijo que quería salir de su encierro? Sin embargo, nunca tomaba decisiones, siempre lo hacían por ella. Y como siempre, solo se dejó llevar por la corriente.

Cuando llegó a París, estaba completamente sola, perdida y sin tener la menor idea de cómo relacionarse con otras personas, aun así, un pequeño nudo de ilusión se había formado, una pequeña esperanza de cambiar todo. Así vagó durante un rato, pegada a las paredes por la incomodidad de los espacios abiertos y la cantidad de personas. Con la bolsita de dinero pegada a su pecho, sujeta por sus delgadas manos. No tenía ni idea de cómo había llegado a parar frente a un callejón del que salían algunos ruidos. Se hacía de noche, la hora en la que muchos hombres salían a desfogarse de su vida cotidiana, y para su desgracia, había ido a dar con un grupo de estos.

Sus ojos inexpresivos se clavaron en los dos primeros que se acercaron y tiraron de ella hacia el callejón. Ni gritó, tan solo un momento pidió que la soltaran, pero no le hicieron caso. Las monedas tintinearon cuando la bolsa cayó al suelo y se desparramaron, rodando por la fría piedra. Uno, dos, tres...cuatro y cinco a la vez. Solo se mantenía con los ojos clavados en los rostros de aquellos muchachos que la maltrataban y abusaban de su cuerpo. Lo último que pudo distinguir fue el rostro del que la ahogaba, agarrándola por el cuello, invadiendo su boca y garganta con el pedazo de carne que no la dejaba respirar. No pudo manotear, daba igual cuanto se revolviera intentando avisar, por puro instinto, que no podía respirar. Lo peor fue que aun siguieron abusando de su cuerpo cuando tan solo la creyeron inconsciente, cuando ya estaba muerta.

Todos se dieron por satisfechos, dejándola allí, con las ropas rotas. Cuando pudo "recobrar la consciencia", lo único que notó fue que ya no era ella misma. Lo había visto muchas veces, sabía lo que había ocurrido. Recordó entonces haber llorado, recordó haberles pedido que se detuvieran, recordó haberles arañado y mordido incluso, y todos esos recuerdos fueron lo único que llenaron su espíritu de rencor durante años.

Ellos habían crecido, lo supo cuando los fue encontrando, y decidió que morir no era suficiente para aquellos despreciables hombres. Aquellos iban a pagar por todo su dolor, por su madre, por todos los que habían abusado de ella, por todos los fantasmas que la habían poseído, iban a pagar por su locura y por su trastorno, iban a pagar por su recibimiento al llegar a París. Fueron sus hijos, los primeros que comenzaron a caer, a manos de aquel fantasma que solo parecía vivir para lamentarse y vengarse. Cuando estos caían, hacía enloquecer a los padres. Su meta es simplemente cumplir con su venganza y hacer que todos paguen por el dolor que le causaron.

París, ese agujero de apestosas ratas, pagaría por haber acabado con su única vía de escape, con su única posibilidad de vivir.