Un olvido en la medianoche... ||Midna ID||

por **Midna** Lun Abr 15, 2013 5:42 pm

MIDNA~~ERI AMANDA SWEIZARTH~~

A beauty scared from darkness

x MIDNA x 21 / Neófita x Alemania x Heterosexual x Vampiro / Clase Baja x

Una mirada vale más que mil palabras pero un odio que se crea en segundos no se va nunca aunque se intente ocultar en una sonrisa confusa o tímida. Midna es una persona misteriosa que cuando se la conoce bien, ya no resulta ser tan misteriosa. En teoría es una persona que ansia aprender de todo, ansia enamorarse, vivir al completo su vida que tiene y convertirse en alguien especial para alguien y convertirse en una bella esposa y madre. Ama a los niños pero también le gusta la acción que ocurra a su alrededor.

Es muy solitaria en el presente, no ha vuelto a “sonreír” en cualquier caso si se puede llamar a no sentir ganas por nada. Muchas veces es muy protectora, posesiva con lo que es suyo, es tranquila y nada ociosa, pero no hay otra cosa que más le guste que caminar por un frondoso bosque cubierto de blanca nieve que este cubierto por silencio y en donde pueda disfrutar de su propia compañía. Pero es dulce, atenta, cariñosa y sabe escuchar con aquellos con quien tiene un cierto contacto emocional, ósea se, es decir, con gente a quien ya conoce, no le gusta meterse en problemas y conoce el terreno de cada uno y ha aprendido la lección de que no hay que traspasar el umbral de cada rebaño o la frontera de cada uno. Mucha gente no ha tenido paciencia para conocerla y ha acabado por dejarla sin ninguna amistad. La gente no es paciente con ella, pero a ella le importa poco. No está mal estando sola. Está acostumbrada a estar a solas, sin ninguna compañía más que la de sus más allegados.

Midnaeri Amanda Sweizarth, estaba convencida de que era alguien en que, en aquello del amor no le afectaría en absoluto. Pero estuvo bien equivocada. Ella, habiendo nacido en una familia de la alta alcurnia, se había educado como toda señorita de buen mundo. Era la hija de uno de los inquisidores más peligrosos y famosos de todo el mundo, como todos, pero su padre era despiadado con sus víctimas y a veces le costaba creer que hubiera dulzura en su corazón pese a lo que le contaba de pequeña de cada aventura de su padre. Esta aprendió varios idiomas, piano y toda la educación que suelen tener la gente de su círculo social, aunque hubo una materia que siempre la tenia suspensa, y esa era la del amor.

Bien había oído historias, había leído libros, o hasta había visto a sus amigas finalmente encontrar una pareja, casarse y ser felices e igualmente ser rechazada por estas diciéndola que nadie la veía con buen ojo, que tenia edad ya para casarse, pero Midna, para no llorar en frente de quien habían sido sus amigas, solamente pensaba en positivo y decía que obviamente quería casarse, quería vivir un cuento de hadas o vivir enamorada al máximo...pero de todos modos decía una y otra vez que aquello ya llegaría y cuando llegara, ella no le diría que no, o le rechazaría, si no, sonreiría y seguiría su instinto. La gente perdía la paciencia con ella. No entendía la mentalidad de Midna a veces pero ella misma si se entendía.

-Midnaeri...querida...pásame la sal...-La voz ronca de Germán había sonado ruda y ronca, había tosido después y entonces Midna le paso la sal- Aquí tenéis padre...pero, ¿Por qué no vais al médico? Llevas así una semana...igual... y sin progreso alguno...-Midna intentaba ser tranquila pero el movimiento brusco de su padre haciendo tirar el plato al suelo, la asusto de sobremanera que después bajo la mirada al suelo y se fue de la habitación dejando a solas a sus padres. Se dirigió a sus aposentos hasta que finalmente recupero el habla, y en las sabanas de su habitación rompía a llorar acerca todo lo que le agobiaba, exploto de sentimientos por todo, por haberse quedado sola y ahora su padre empeoraba con su mal humor.

-Eh...¿señorita? –Midna paró de llorar, se le había corrido el maquillaje y se intento limpiar un poco para después salir a la ventana y ver a un joven, rubio, de pelo corto y con aire desaliñado, pero la intensidad de la mirada azul de este la cautivo por el primer momento en el que le vio bajo su balcón. Se acercó, abrió las puertas de su ventana y salió al balcón para poder hablar o estar más cerca de ese desconocido. Sin preverlo, el joven salto sin esfuerzo y se engancho al borde del balcón. Midna se quedo de piedra pero después reaccionar que solo se trataba de un sobrenatural de esos en los que solía su padre perseguir. Vio como el joven había puesto una cara de “He metido la pata” pero ella tan solo rio ante ese gesto tan tierno.

Lo ayudo a que se pusiera dentro del balcón y fuera de peligro...pero no se separo de él, ni él de ella-Llevo días observándola...-Sintió como el desconocido le acariciaba una mejilla, está nerviosa se echo hacia atrás, tocándose la mejilla-...oh...-El muchacho la miro curioso, volvió a acercarse a ella para después volver a hacer el mismo gesto en la otra mejilla a lo que está ya no retrocedió, si no, le miro fijamente a los ojos, acercándose a él, acurrucándose en él al que este la abrazo por encima de su cuerpo, con sus brazos la rodeo ofreciéndola protección. Después de esa noche decidieron volver a verse y así hasta que pasaron cuatro meses conociéndose, pero una noche, su padre la dijo que iban a visitar a su tía en París y que no quería discusiones.

Sintiéndolo mucho, esta partió sin oportunidad de despedirse de quien era su arcángel, su amado con nombre de arcángel, yendo en un carruaje aparte del de sus padres pues todo lo hacían como la realeza, los reyes por un lado y los hijos por otros. Era la menor de diez hermanos, la más pequeña, pero estos ya estaban casados y casi con hijos. Solo quedaba ella misma. Estando en el carruaje, estaba en sus pensamientos, pensando en su amado y como hubiera reaccionado al saber que no la encontraría, pero un ruido la alerto e inmediatamente las cortinas del carruaje se cerraron solas, y enseguida, en la oscuridad distinguió unos ojos azules de los que reconoció al instante y era aquella persona a la que amaba, a la que nunca pensó que iba a ver en ese momento. Midna se lanzo a los brazos de su amado para después sentarse en sus piernas, este la acogió sonriendo y una cosa llevo a la otra, dejándose llevar el uno con el otro, dejando que su amado fuera quien le quitara la inocencia que había mantenido bien guardada y que solo se la ofreció a él, pero no pudo dársela, se retiro antes de que llegara al final. Ella se quedo en el otro lado del asiento, encorvada y agachada...No sabía porque lo hizo.

¿Qué bonito no? ¿Y la parte en la que el mal triunfa?

Su amado se le acerco y la abrazó. Tan solo hizo eso para soportar seguramente la culpa que ahora ella llevaba sobre su espalda o su consciencia, pero ella se le quedo mirando hasta que todo paró. Habían llegado a Paris, entonces Rafael salió del carruaje llevándose consigo a Midna, esta le siguió y obviamente su padre la vio, vio que se iba de la mano de algún jovenzuelo ladrón, pero vio que ella no oponía resistencia, aquello le pareció extraño y por los años que tenia de Inquisidor, solamente pensó en un sobrenatural. Estaban cerca de la mansión de su hermano, este mismamente aviso a la policía, a los inquisidores en busca de la pareja que se fueron metiendo en los interiores del bosque.

Por unas horas de la noche estuvieron a salvo y solamente así para poder vivir, Rafael encontró una casita abandonada en donde cobijo a Midna hasta que pensó que ya estaba todo en calma. Se quedo con ella por unas horas y pareció que no pasaba nada. Sus sentidos no le alertaban de nada, eso le inquietaba más. Encontró un espejo, lo saco por unas de las ranuras de la madera y vio a varios hombres vestido con cuero, montados en caballos y varias personas más con antorchas...y Midna no paso desapercibida ese reflejo que vio en el cacho de espejo.

-No...no vayas...-suplico débil y casi con temor de que fuera un loco y fuese hacia fuera, pero lo que vio que hizo Rafael fue sacar sus colmillos e introducirlos en el cuello de Midna, bebiendo su sangre mortal para después ofrecerle una vida inmortal, la ato con unas cuerdas a una cama para que no saliera a la luz del día pues ahora no podría estar estable mientras surgía la transformación.

Rafael salió envalentonándose, miro por última vez a Midna y muy a su pesar, cerró la puerta con cerrojo por fuera, quedándose un rato mirando la puerta y después se giro para mirar al gran grupo de inquisidores, policías, de todo, vestidos de cuero y con armas de tortura. Sonrió lentamente y solo se despidió. Echo a correr, alejándose de todos los que no le siguieron, dejándole vivo pues el padre de Midna supo que hizo lo correcto...pero a lo que su hija respecta, la dejo dentro de la cabaña, haciendo que los inquisidores se retiraran del lugar, olvidándose de que alguna vez tuvo una hija llamada Midnaeri Amanda Sweizarth.