AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Neonata. Sed irreflenable. (Privado Midna)
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Neonata. Sed irreflenable. (Privado Midna)
Esa tarde acabo con revuelo en la comisaria, al parecer un vampiro mantenía cautiva a la hija de un famoso inquisidor, yo observo desde un rincón, mirando a todos los que hay en la sala., varios policías, inquisidores y varios párrocos. Todos gritaban y planeaban como acabar con el vampiro y liberar a la mujer. -Solo hay que cortarle la cabeza. Jajaja!- Dijo uno de los inquisidores, con mucha seguridad en si mismo, Joseph el “labia, le llaman. Varios inquisidores mas ríen al unisono con él. Yo sonrío asqueado, pero es algo a lo que ya me había resignado hace tiempo, trabajar en ocasiones con la iglesia, y ellos hacían la vista gorda conmigo. Una especie de pacto de no agresión, a mi no me disgusta esa idea. Es mas puedo campar por París a mis aires.
Pasan un par de horas, la noche cae sobre París, cubriendo cada uno de sus rincones con el fino manto de la oscuridad. Las puertas de la comisaria se abren, saliendo mas de treinta personas de su interior, todas se ponen en semi-circulo delante de la puerta, entre ellas estoy yo, entre varios policías mas, mi uniforme despunta un poco. Y sale un inquisidor de unos 50 o 60 años, de apariencia débil y gastada.
-Sabemos donde se oculta el vampiro, ese canalla se ha llevado a mi hija. La quiero sana y salva, y el vampiro. ¡Acabemos con él!- Grita alzando un antorcha prendida.
-Si, matemos-le!!!- Gritaba la multitud alzando sus antorchas y espadas, todos acercaron sus antorchas a las de el inquisidor que había hablado, para encenderlas. Varios cazadores se suben en caballos. El grupo de cazadores camina por las calles de París, dirección a las afueras de la ciudad, andamos aproximadamente durante media hora, la gente con la que nos cruzábamos, unos huían y se escondían asustados, pero la gran mayoría nos alardeaban. -Matadlos, no dejéis ni uno!!!!- Grita un niño. Uno de los inquisidores le dedica un guiño al niño, y esté le dice a su madre. -Mama, de mayor quiero ser cazador!!- Dice con emoción en su cara. La madre sonríe, pero el disgusto en su rostro es evidente. -Bueno, bueno, tendrás que ponerte fuerte entonces.- Le dice sonriente. Finalmente llegamos al cobertizo, apenas una pequeña cabaña para guardar trastos, entre las treinta personas lo rodeamos completamente, creando un circulo cerrado. Los caballos se quedan algo mas lejos.
-Sal y entrégame a mi hija. Y seremos clementes!!- Grita el padre de Midna. Y todos nos quedamos en silencio, con mi sentidos agudizados, escucho pisadas sobre paja, unas cadenas cerrarse, pero es inaudible para los demás. Los pasos se dirigen a la salida del pequeño cobertizo, y la puerta se abre. Sale un hombre rubio de pelo corto, y aspecto serio y sombrío. Cierra la puerta con un candado y mira al padre de la chica. -Tu hija ya no pertenece a vuestro mundo.- Mira a su alrededor, encontrando un eslabón débil de la cadena humana, un tipo bajito y delgado, usa su velocidad sobre humana, corriendo hacia el hombre, empujándolo con fuerza, haciéndole volar varios metros. El vampiro rubio continua corriendo dirigiéndose al bosque.
-¡Atrapad-lo!- Grita el padre, aun sabiendo que escaparía. Los jinetes de inmediato empiezan a perseguirlo, pero el vampiro es mas veloz que el caballo. Y un grupo entre el que yo me encuentro, comenzamos a correr tras él. Pero en pocos metros le perdemos la pista. Y yo por no despertar mas sospechas no uso mi velocidad. Lo podría haber atrapado fácilmente. Nos detenemos. -Maldición a escapado!- Grita uno de los jinetes.
El padre de la chica, mira hacia el bosque con rabia, mira al cobertizo, con tristeza en sus ojos. -Bien, volvamos a casa!- Ordena con tono firme, todos comienzan a irse, poco a poco la zona se despeja, quedando tan solo silencio. Yo me retraso poco a poco, parándome. Me giro, observando el cobertizo, me dirijo a la puerta, cojo el candado, rompiéndolo de un tirón usando mi fuerza.
Cuando entro me encuentro una, chica morena, de aspecto dulce y seductor. Me acerco a ella. Su olor, la falta del latir de su corazón. Es una vampiresa. La hija del inquisidor, graciosa la rueda del destino, convertir a la hija del inquisidor en lo que mas odia. Veo que esta atada, -Hola ¿estas bien? Voy a desatarte, de acuerdo?- Le digo con voz tranquila y protectora. Comienzo a acercar mis manos a sus ataduras.
Pasan un par de horas, la noche cae sobre París, cubriendo cada uno de sus rincones con el fino manto de la oscuridad. Las puertas de la comisaria se abren, saliendo mas de treinta personas de su interior, todas se ponen en semi-circulo delante de la puerta, entre ellas estoy yo, entre varios policías mas, mi uniforme despunta un poco. Y sale un inquisidor de unos 50 o 60 años, de apariencia débil y gastada.
-Sabemos donde se oculta el vampiro, ese canalla se ha llevado a mi hija. La quiero sana y salva, y el vampiro. ¡Acabemos con él!- Grita alzando un antorcha prendida.
-Si, matemos-le!!!- Gritaba la multitud alzando sus antorchas y espadas, todos acercaron sus antorchas a las de el inquisidor que había hablado, para encenderlas. Varios cazadores se suben en caballos. El grupo de cazadores camina por las calles de París, dirección a las afueras de la ciudad, andamos aproximadamente durante media hora, la gente con la que nos cruzábamos, unos huían y se escondían asustados, pero la gran mayoría nos alardeaban. -Matadlos, no dejéis ni uno!!!!- Grita un niño. Uno de los inquisidores le dedica un guiño al niño, y esté le dice a su madre. -Mama, de mayor quiero ser cazador!!- Dice con emoción en su cara. La madre sonríe, pero el disgusto en su rostro es evidente. -Bueno, bueno, tendrás que ponerte fuerte entonces.- Le dice sonriente. Finalmente llegamos al cobertizo, apenas una pequeña cabaña para guardar trastos, entre las treinta personas lo rodeamos completamente, creando un circulo cerrado. Los caballos se quedan algo mas lejos.
-Sal y entrégame a mi hija. Y seremos clementes!!- Grita el padre de Midna. Y todos nos quedamos en silencio, con mi sentidos agudizados, escucho pisadas sobre paja, unas cadenas cerrarse, pero es inaudible para los demás. Los pasos se dirigen a la salida del pequeño cobertizo, y la puerta se abre. Sale un hombre rubio de pelo corto, y aspecto serio y sombrío. Cierra la puerta con un candado y mira al padre de la chica. -Tu hija ya no pertenece a vuestro mundo.- Mira a su alrededor, encontrando un eslabón débil de la cadena humana, un tipo bajito y delgado, usa su velocidad sobre humana, corriendo hacia el hombre, empujándolo con fuerza, haciéndole volar varios metros. El vampiro rubio continua corriendo dirigiéndose al bosque.
-¡Atrapad-lo!- Grita el padre, aun sabiendo que escaparía. Los jinetes de inmediato empiezan a perseguirlo, pero el vampiro es mas veloz que el caballo. Y un grupo entre el que yo me encuentro, comenzamos a correr tras él. Pero en pocos metros le perdemos la pista. Y yo por no despertar mas sospechas no uso mi velocidad. Lo podría haber atrapado fácilmente. Nos detenemos. -Maldición a escapado!- Grita uno de los jinetes.
El padre de la chica, mira hacia el bosque con rabia, mira al cobertizo, con tristeza en sus ojos. -Bien, volvamos a casa!- Ordena con tono firme, todos comienzan a irse, poco a poco la zona se despeja, quedando tan solo silencio. Yo me retraso poco a poco, parándome. Me giro, observando el cobertizo, me dirijo a la puerta, cojo el candado, rompiéndolo de un tirón usando mi fuerza.
Cuando entro me encuentro una, chica morena, de aspecto dulce y seductor. Me acerco a ella. Su olor, la falta del latir de su corazón. Es una vampiresa. La hija del inquisidor, graciosa la rueda del destino, convertir a la hija del inquisidor en lo que mas odia. Veo que esta atada, -Hola ¿estas bien? Voy a desatarte, de acuerdo?- Le digo con voz tranquila y protectora. Comienzo a acercar mis manos a sus ataduras.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Re: Neonata. Sed irreflenable. (Privado Midna)
¿Qué le pasaba a un ruiseñor cuando se adueñaban de su libertad de soñar? ¿Qué le pasaba a Midna que ahora no se controlaba? Yo...misma. ¿Y qué pasaría si no me encontrara nadie? ¿Y si pasara muchos días sin verle? ¿Y si pudiera estar muerta? ¿Y si? Me interrumpieron mi locura cuando oí escuchar a una persona que no era Rafael...No, no era él, ah...¿Por qué no era él? Jamás te fíes de un desconocido según me dijo papa hace tiempo cuando era joven, que pasa ahora que estaba aquí atada y que veía con los ojos casi cerrados a un hombre que me libraba de la tranquilidad, comienzo a mover las manos de lado a lado queriendo quitarme las cuerdas que me tenían atrapada, ah, quita, quita, quita, quita....Dije que te quitaras de en medio, tú y todos, ahg, nada, no servía de nada. Yo...yo...yo quiero estar al lado de Rafael, pero ¿Por qué no estaba a mi lado? ¿Dónde estaba?
-Rafael, Rafael... ¿Donde está él? –Dije en sintonía que me tenía en sequia de sed que jamás sentí así mi cuerpo nunca...o casi nunca lo había sentido así. Tiernas caricias quería de Rafael-...¿¡RAFAEeeell...?!-Gemí el nombre de Rafael que al parecer ya no vi...no...veo, veía, mis ojos ya no veían nada que una oscuridad, mi alma se estrechaba en un puño dejando que la sangre llegara a mi cuerpo, dejando de respirar pero que, que, que ¿QUE?! ¡MALDITA SEA! Pataleos y más pataleos sobre ese manto rugoso de paja mojada, ahora le miraba a aquel que se acercaba o que lo tenía a medio palmo, le empuje, le empuje con mis manos hacia su pecho enfundado en cuero, seguí empujándole, gritando y gritando más fuerte para que se fuera, salí corriendo por aquel cobertizo, tirándolo todo, esa mesa, ¡me molestaba!
La cogí y la tire contra la ventana, un vaso roto, también fue al suelo-...¿¡RAFAEeeell...?!-Tiré mas muebles o lo poco que había allí, no sabía, ¿Qué iba a saber? Mi cuerpo contra la puerta, golpe contra golpe intentaba abrir, el pomo de la puerta estaba cabezota para no abrir la puerta-¡ABRE!, ¡ABRE! –Grite más hasta que no pude más y de nuevo aquella persona no se había ido del lugar.
-¡QUE! ¿TENGO MONOS EN LA CARA? –Me dije a mi misma si esa persona se iría con ello, pero enseguida me sentí que me estaban desgarrando la piel, me tire al suelo, rodando por el hasta que sentí un poco de alivio pero que al segundo de estar quieta estos dolores molestos volvieron de nuevo sin previo aviso-AH!AAAHHH!-Grite pues me estaba quemando por dentro, mi ropa me rascaba la piel, sentía que algo en mi cuerpo ya estaba cambiando pero que no sabía que era, gemí, sentí algo nuevo en mi interior- Ahhhh!!! –Gimiendo poco a poco más y más alto, algo sobresalía de mi dentadura, no...Más largos mis dientes no, pero cuando menos me lo esperé...no pude mas con el dolor...cayendo en seco y sin consciencia alguna.
Nadie se había dado cuenta de que una sombra o la silueta de una persona vigilaba desde la cima de un árbol. Esa persona había descubierto que la transformación había sido un éxito total, quizás la dejaría así, la vigilaría por cada noche que pudiera estar a distancia de ella, él era alguien que no pretendía ser un estorbo en los primeros días de la vampiro recién convertida. Ahora tendría que aprender a controlarse y las sorpresas vendrían por si solas.
-Rafael, Rafael... ¿Donde está él? –Dije en sintonía que me tenía en sequia de sed que jamás sentí así mi cuerpo nunca...o casi nunca lo había sentido así. Tiernas caricias quería de Rafael-...¿¡RAFAEeeell...?!-Gemí el nombre de Rafael que al parecer ya no vi...no...veo, veía, mis ojos ya no veían nada que una oscuridad, mi alma se estrechaba en un puño dejando que la sangre llegara a mi cuerpo, dejando de respirar pero que, que, que ¿QUE?! ¡MALDITA SEA! Pataleos y más pataleos sobre ese manto rugoso de paja mojada, ahora le miraba a aquel que se acercaba o que lo tenía a medio palmo, le empuje, le empuje con mis manos hacia su pecho enfundado en cuero, seguí empujándole, gritando y gritando más fuerte para que se fuera, salí corriendo por aquel cobertizo, tirándolo todo, esa mesa, ¡me molestaba!
-¡QUE! ¿TENGO MONOS EN LA CARA? –Me dije a mi misma si esa persona se iría con ello, pero enseguida me sentí que me estaban desgarrando la piel, me tire al suelo, rodando por el hasta que sentí un poco de alivio pero que al segundo de estar quieta estos dolores molestos volvieron de nuevo sin previo aviso-AH!AAAHHH!-Grite pues me estaba quemando por dentro, mi ropa me rascaba la piel, sentía que algo en mi cuerpo ya estaba cambiando pero que no sabía que era, gemí, sentí algo nuevo en mi interior- Ahhhh!!! –Gimiendo poco a poco más y más alto, algo sobresalía de mi dentadura, no...Más largos mis dientes no, pero cuando menos me lo esperé...no pude mas con el dolor...cayendo en seco y sin consciencia alguna.
Nadie se había dado cuenta de que una sombra o la silueta de una persona vigilaba desde la cima de un árbol. Esa persona había descubierto que la transformación había sido un éxito total, quizás la dejaría así, la vigilaría por cada noche que pudiera estar a distancia de ella, él era alguien que no pretendía ser un estorbo en los primeros días de la vampiro recién convertida. Ahora tendría que aprender a controlarse y las sorpresas vendrían por si solas.
Midna- Vampiro Clase Baja
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Re: Neonata. Sed irreflenable. (Privado Midna)
“Maldigo al vampiro que convierte a dulces damas, condenarlas con la eternidad, corazones puros corrompidos por un egoísta deseo.” Zirano
Cuando le voy a quitar las ataduras, ella comienza a mover las manos, agitada y temerosa, pidiéndome que me aparte de ella, y empieza a llamar a alguien, un tal Rafael, su voz dulce y suena con gran angustia. Su mirada perdida, busca en el pequeño cobertizo a una persona que partió dejándola atrás atada y dejada a su suerte. Se estremece, su cuerpo convulsiona violentamente haciéndole patalear. Me acerco a ella, intentando tranquilizar. -Tranquila, voy a soltarte. Si?- Mi voz es muy calmada. Pero ella poniendo sus manos en mi pecho, empieza a empujarme, con fuerza sobrehumana, gritando con rabia y desesperación, intento sujetarla, pero logra zafarse y comienza a correr descontrolada por el cobertizo, coge una mesa, con suma facilidad,y la lanza contra una ventana, quedando ambas echas añicos, Vuelve a gritar llamando a un Rafael que ya no estaba allí. Se va hacia la puerta empujándola, desquiciada, irracional, la empuja para abrirla, pero esta no cede, puesto que se abre para el interior, grita para que le abra, casi rogando. Me acerco a ella, y cuando estoy a apenas unos centímetros, Midna se gira mirándome y diciéndome una frase intentando intimidarme, y antes de que pudiera reaccionar, la mujer cae al suelo, rodando, con rostro de dolor, se detiene boca arriba, y grita, un grito de sufrimiento, veo como al abrir la boca sus colmillos crecen.
Observo sorprendido, pues es la primera transformación que eh estado presente. La chica da una última convulsión y queda inconsciente al suelo. Miro a la mujer, agachándome a su lado, dormida, su rostro pálido, era muy dulce y hermoso. Acaricie su pelo, mirándola con tristeza. Condenada a una eternidad robando vidas, obligados a vivir en la noche. Alimentándose de la sangre de la humanidad. Un destino cruel y eterno, desato las cuerdas de sus muñecas, tomándola en volandas. La observo, su cabello cae a un lado de su cabeza, apoyada en mi hombro, con sus brazos puestos en su propio regazo. Salgo del cobertizo, mirando a mi alrededor, esta totalmente desierto, tan solo un sembradío yermo, y la ciudad unos metros mas adelante.
Ando atravesando el campo, la tierra reseca cruje bajo mis pies, salto la valla con una zancada ágil, y me adentro en la ciudad, tomo callejones oscuros, salto sobre el tejado de una casa baja, avanzando por la ciudad a gran velocidad, doy grandes saltos, atravesando las calles, mis pasos por los tejados son ágiles y silenciosos como los de un gato. Cruzo media ciudad, subiendo en lo alto de una torre, la mas alta de la zona, observo a mi alrededor, mi silueta se dibuja en la luna, y veo mi casa, doy un salto directamente hasta el centro de la calle, observando que no camina nadie por allí, caigo hincando una rodilla en el suelo. Creando un pequeño cráter donde aterrizo. Miro a Midna, sigue dormida y a salvo. Su cara dulce me hace sonreír. Alzo la mirada a la calle, y camino hasta mi mansión.
Llego al portón metálico de la entrada de mi hogar. Abro entro, y cierro tras de mi, camino rodeando la pequeña fuente, y entro en el interior de mi mansión. Atravieso el recibidor, llegando ami salón, con suelo de moqueta granate. Subo a la segunda planta, adentrándome en el pasillo donde esta mi retrato, siempre observante, con mirada peligrosa y benévola. Abro la puerta de mis aposentos. Tumbo a Midna sobre la cama, dejándola con suavidad y cuidado, acaricio su rostro pálido y suave. Y comienzo a desnudarle, le quito el vestido, el corsé, toda la ropa dejándola desnuda por completo, abro el armario, guardando allí la ropa, y cojo un vestido de gasa blanca, era de una de mis victimas. Le pongo el vestido blanco, y la dejo dormir. Yo me siento en una silla, en una esquina observándola, dejando pasar las horas, permaneciendo en silencio hasta que despierte.
Observo sorprendido, pues es la primera transformación que eh estado presente. La chica da una última convulsión y queda inconsciente al suelo. Miro a la mujer, agachándome a su lado, dormida, su rostro pálido, era muy dulce y hermoso. Acaricie su pelo, mirándola con tristeza. Condenada a una eternidad robando vidas, obligados a vivir en la noche. Alimentándose de la sangre de la humanidad. Un destino cruel y eterno, desato las cuerdas de sus muñecas, tomándola en volandas. La observo, su cabello cae a un lado de su cabeza, apoyada en mi hombro, con sus brazos puestos en su propio regazo. Salgo del cobertizo, mirando a mi alrededor, esta totalmente desierto, tan solo un sembradío yermo, y la ciudad unos metros mas adelante.
Ando atravesando el campo, la tierra reseca cruje bajo mis pies, salto la valla con una zancada ágil, y me adentro en la ciudad, tomo callejones oscuros, salto sobre el tejado de una casa baja, avanzando por la ciudad a gran velocidad, doy grandes saltos, atravesando las calles, mis pasos por los tejados son ágiles y silenciosos como los de un gato. Cruzo media ciudad, subiendo en lo alto de una torre, la mas alta de la zona, observo a mi alrededor, mi silueta se dibuja en la luna, y veo mi casa, doy un salto directamente hasta el centro de la calle, observando que no camina nadie por allí, caigo hincando una rodilla en el suelo. Creando un pequeño cráter donde aterrizo. Miro a Midna, sigue dormida y a salvo. Su cara dulce me hace sonreír. Alzo la mirada a la calle, y camino hasta mi mansión.
Llego al portón metálico de la entrada de mi hogar. Abro entro, y cierro tras de mi, camino rodeando la pequeña fuente, y entro en el interior de mi mansión. Atravieso el recibidor, llegando ami salón, con suelo de moqueta granate. Subo a la segunda planta, adentrándome en el pasillo donde esta mi retrato, siempre observante, con mirada peligrosa y benévola. Abro la puerta de mis aposentos. Tumbo a Midna sobre la cama, dejándola con suavidad y cuidado, acaricio su rostro pálido y suave. Y comienzo a desnudarle, le quito el vestido, el corsé, toda la ropa dejándola desnuda por completo, abro el armario, guardando allí la ropa, y cojo un vestido de gasa blanca, era de una de mis victimas. Le pongo el vestido blanco, y la dejo dormir. Yo me siento en una silla, en una esquina observándola, dejando pasar las horas, permaneciendo en silencio hasta que despierte.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Re: Neonata. Sed irreflenable. (Privado Midna)
¿De dónde salía esa melodía tan suave? Parecía un recuerdo que iba y venía como suaves brisas de primavera, con un olor tan dulce como el de los cerezos en flor que florecen bajo los rayos del sol...tu...
Ahora te acuerdas, linda lote, princesa de mi corazón que siempre reinara la eternidad de la vida que me queda...
¿Quién decía esas palabras? Se parecía mucho a lo que dijo Rafael una vez cuando se arriesgo para quedar conmigo a escondidas bajo un manto de varias telas y a la luz del mediodía. Me enfade mucho cuando le vi venir a mi casa a mitad del día, dichoso loco...¿Cómo se le ocurrió? Pero me dijo que no podía parar amarme, y no muy lejos de mi casa, nos fuimos a un bosque cercano con varias telas para poder estar los dos juntos, pero tanto insistí que encontramos un cobertizo pequeño el cual habíamos grabado nuestras iniciales y habíamos puesto un candado como pudimos a esos nombres, un momento...¿Cobertizo? ¿No era aquel lugar donde...?
-¡COBERTIZO!-Salté en lo que parecia una comoda cama, cubierta por mantas y miraba al frente, estaba en la habitación de alguna persona, estaba algo aturdida, me pesaban los ojos, los oídos, me pitaban pero enseguida se quedaron limpios, en silencio y podía escuchar personas en mi cabeza- ¡AH!-me tape los oídos ¿Qué pasaba? ¿Qué eran esas voces en mi cabeza? Mi vista, veía con nitidez, no necesitaba anteojos para ver mejor-¡ah!-el tacto, la tela era bien suave que hasta me daba un orgasmo, no tanto, pero la sentía demasiado bien...¿qué me paso? Miré alrededor y entonces con un poco de esfuerzo me fije en un hombre que parecía estar mirándome, me miré y abrí los ojos sorprendida al verme con otro vestido- ¡AH! DIOS MIO!! ¿Qué...-comenzaba a jadear de lo nerviosa que me ponía, no sabía dónde estaba ni con quien estaba.
Levanté las sabanas de mi cuerpo, dejándolas a un lado como recién levantada, pero enseguida no podía seguir ahí, me levante, puse los pies en el suelo y note como el frio invadía mi cuerpo, pero aquello no hizo nada de efecto en mi, pensó que me daría frio, pero no, no sentí nada, daba igual, solamente quería escaparme de ahí, quería ir ahora yo en busca de Rafael que solamente el sabría sacarme partido o simplemente, desconocía el motivo del porque me había dejado a tan mala suerte. ¿Qué era yo ahora? ¿En qué me había convertido sin más preámbulo a estar sola? ¿Qué me había pasado? Me pregunte de nuevo, dándole vueltas a la cabeza sin poder evitarlo.
Ya llegue a la puerta tan rápidamente que no me di cuenta, no se abría, golpes y golpes di que no se abrió la muy dichosa puerta, nada, no quiso abrirse a mis deseos de poder salir e ir en busca de Rafael-¿Por qué NO SE ABRE? –Mire preguntando al hombre desconocido que estaba sentado en la silla sin hacer nada, tome un jarrón que había en una mesita, lo tome y se lo tire pero fallé y dio contra la pared, pero yo, yo ya estaba llorando mientras me arrodillaba en el suelo, haciéndome una bola desgraciada en el mármol del suelo. ¿Dónde estaba cuanto más le necesitaba?
-Rafael...-gemí de pura tristeza, lloraba-...¿Donde estas? ....Te necesito...-Susurre para mí misma, no pude evitar encogerme más de lo que ya estaba, no podría encogerme mas ¿o sí? Los ruiseñores no estaban libres, ahora estaban con cadenas que no les dejaban salir con cierta libertad, así debía de sentirme yo misma. Sin escape alguna.
Ahora te acuerdas, linda lote, princesa de mi corazón que siempre reinara la eternidad de la vida que me queda...
¿Quién decía esas palabras? Se parecía mucho a lo que dijo Rafael una vez cuando se arriesgo para quedar conmigo a escondidas bajo un manto de varias telas y a la luz del mediodía. Me enfade mucho cuando le vi venir a mi casa a mitad del día, dichoso loco...¿Cómo se le ocurrió? Pero me dijo que no podía parar amarme, y no muy lejos de mi casa, nos fuimos a un bosque cercano con varias telas para poder estar los dos juntos, pero tanto insistí que encontramos un cobertizo pequeño el cual habíamos grabado nuestras iniciales y habíamos puesto un candado como pudimos a esos nombres, un momento...¿Cobertizo? ¿No era aquel lugar donde...?
-¡COBERTIZO!-Salté en lo que parecia una comoda cama, cubierta por mantas y miraba al frente, estaba en la habitación de alguna persona, estaba algo aturdida, me pesaban los ojos, los oídos, me pitaban pero enseguida se quedaron limpios, en silencio y podía escuchar personas en mi cabeza- ¡AH!-me tape los oídos ¿Qué pasaba? ¿Qué eran esas voces en mi cabeza? Mi vista, veía con nitidez, no necesitaba anteojos para ver mejor-¡ah!-el tacto, la tela era bien suave que hasta me daba un orgasmo, no tanto, pero la sentía demasiado bien...¿qué me paso? Miré alrededor y entonces con un poco de esfuerzo me fije en un hombre que parecía estar mirándome, me miré y abrí los ojos sorprendida al verme con otro vestido- ¡AH! DIOS MIO!! ¿Qué...-comenzaba a jadear de lo nerviosa que me ponía, no sabía dónde estaba ni con quien estaba.
Levanté las sabanas de mi cuerpo, dejándolas a un lado como recién levantada, pero enseguida no podía seguir ahí, me levante, puse los pies en el suelo y note como el frio invadía mi cuerpo, pero aquello no hizo nada de efecto en mi, pensó que me daría frio, pero no, no sentí nada, daba igual, solamente quería escaparme de ahí, quería ir ahora yo en busca de Rafael que solamente el sabría sacarme partido o simplemente, desconocía el motivo del porque me había dejado a tan mala suerte. ¿Qué era yo ahora? ¿En qué me había convertido sin más preámbulo a estar sola? ¿Qué me había pasado? Me pregunte de nuevo, dándole vueltas a la cabeza sin poder evitarlo.
Ya llegue a la puerta tan rápidamente que no me di cuenta, no se abría, golpes y golpes di que no se abrió la muy dichosa puerta, nada, no quiso abrirse a mis deseos de poder salir e ir en busca de Rafael-¿Por qué NO SE ABRE? –Mire preguntando al hombre desconocido que estaba sentado en la silla sin hacer nada, tome un jarrón que había en una mesita, lo tome y se lo tire pero fallé y dio contra la pared, pero yo, yo ya estaba llorando mientras me arrodillaba en el suelo, haciéndome una bola desgraciada en el mármol del suelo. ¿Dónde estaba cuanto más le necesitaba?
-Rafael...-gemí de pura tristeza, lloraba-...¿Donde estas? ....Te necesito...-Susurre para mí misma, no pude evitar encogerme más de lo que ya estaba, no podría encogerme mas ¿o sí? Los ruiseñores no estaban libres, ahora estaban con cadenas que no les dejaban salir con cierta libertad, así debía de sentirme yo misma. Sin escape alguna.
Midna- Vampiro Clase Baja
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Re: Neonata. Sed irreflenable. (Privado Midna)
La noche transcurre, Midna se la pasa entera con gritos y mas gritos, espasmos, su cuerpo lucha, lucha sin cesar contra el cambio, pero su cuerpo cambia, sus órganos permanecen inertes, dormidos. Su piel se torna suave como el terciopelo, y pálida como la mas pura nieve. Llama a Rafael, gritando su nombre entre suplicas y jadeos. Su cuerpo se estremece, encorbando su espalda hacia arriba, bajo la fina sabana de seda, se dibujan sutiles todas y cada una de las curvas del hermoso cuerpo de la neófita. Un cuerpo joven, perfecto y eterno. Desde mi sillón acolchado, alargue mi brazo, intentando alcanzarla, y acariciar su dulce cuerpo. Y un nuevo grito de dolor de ella, de intenso dolor y sufrimiento, me desgarraba por dentro. Me levanto cierro la puerta con llave puesto el alba esta apunto de llegar, y me siento de nuevo. Y pasan unos instantes en los que no dejo de pensar en como fue abandonada.
-Maldito seas Rafael.- Masculle, furioso, por no saber como reaccionar ante el sufrimiento de la chica. Me levanto un par de veces durante el transcurso de la noche. Con un pañuelo, seco las lagrimas, que brotaban incesantes, se las limpio, tiñendo el pañuelo de un intenso color carmín. Limpio su dulce cara, miro sus labios, carnosos. Me muerdo el labio, retiro el pelo de su cara. -Una chica inocente, negando le por la fuerza su humanidad. Condenarla a una vida en la eterna oscuridad.- Acaricio su rostro con ternura. -Yo cuidare de ti. No dejare que pierdas tu humanidad. No seras una vulgar chupasangre.- Le digo mirando a sus ojos cerrados, que por el momento aparentan tranquilidad y sosiego, mirándola con dulzura, y el afán protector que tantas veces me trajo problemas en el pasado. -Proteger a los débiles.- Pienso para mi, sabiendo que como en una ocasión de hace ya muchos años, intente ser cruel y malvado, matando a lo que jure no volver a matar jamas, una niña dulce y inocente. Pero cuando iba a clavar mis colmillos en su cuello, me tuve que retirar. Asustado de mi mismo, y de el acto que iba ha hacer. Allí me di cuenta de mi condición, y la acepte. Y aquí estoy trayendo una neófita abandonada a su suerte, oculta en mi hogar, a sabiendas que de seguro su sed me traería problemas.
Pero eso no me preocupa, vuelvo a mi asiento, y permanezco inmóvil, observándola, pasan varias horas, la habitación, sin ventana alguna , tan solo la puerta, es un lugar seguro durante el día. Deben ser las 6 de la tarde aproximadamente. Y de repente la veo despertar de repente, me mira extrañada, se mira notando que le cambie la ropa, y entonces se levanta a gran velocidad yendo hacia la puerta, intentadola abrir sin éxito alguno, puesto la había cerrado con llave. La vampiresa me pregunta por que no se abre. Y sin previo aviso, coge un jarrón lanzandolo pero sin puntería, y esté estalla en la pared, y entonces callo al suelo, encogiéndose sobre si misma. Mientras entre gemidos y sollozos, grita y suplica el nombre de Rafael.
Me levanto poniéndome a su lado, agachadome en cuclillas cerca de ella. -Rafael?- Le pregunto con voz seria. -¿El que te abandono encadenada a tu suerte rodeada de inquisidores?- Mi tono suena con algo de odio hacia ese vampiro. -No podemos abrir esa puerta my lady. Al otro lado esta la luz del sol. La cual nos mata.- Le digo con tono mas tranquilo y amable. Estoy seguro que si abriera la puerta saldría corriendo, quemándose bajo la luz del sol, en busca del maldito Rafael.
Viéndola hecha un ovillo, mi corazón se entristece, y con mi mano acaricio su cabello. -My lady puedo saber su nombre?- Le pregunto con amabilidad y curiosidad en mi voz. No conozco su nombre y la curiosidad puede conmigo. Con la pregunto intento sacarla de sus pensamientos.
-Maldito seas Rafael.- Masculle, furioso, por no saber como reaccionar ante el sufrimiento de la chica. Me levanto un par de veces durante el transcurso de la noche. Con un pañuelo, seco las lagrimas, que brotaban incesantes, se las limpio, tiñendo el pañuelo de un intenso color carmín. Limpio su dulce cara, miro sus labios, carnosos. Me muerdo el labio, retiro el pelo de su cara. -Una chica inocente, negando le por la fuerza su humanidad. Condenarla a una vida en la eterna oscuridad.- Acaricio su rostro con ternura. -Yo cuidare de ti. No dejare que pierdas tu humanidad. No seras una vulgar chupasangre.- Le digo mirando a sus ojos cerrados, que por el momento aparentan tranquilidad y sosiego, mirándola con dulzura, y el afán protector que tantas veces me trajo problemas en el pasado. -Proteger a los débiles.- Pienso para mi, sabiendo que como en una ocasión de hace ya muchos años, intente ser cruel y malvado, matando a lo que jure no volver a matar jamas, una niña dulce y inocente. Pero cuando iba a clavar mis colmillos en su cuello, me tuve que retirar. Asustado de mi mismo, y de el acto que iba ha hacer. Allí me di cuenta de mi condición, y la acepte. Y aquí estoy trayendo una neófita abandonada a su suerte, oculta en mi hogar, a sabiendas que de seguro su sed me traería problemas.
Pero eso no me preocupa, vuelvo a mi asiento, y permanezco inmóvil, observándola, pasan varias horas, la habitación, sin ventana alguna , tan solo la puerta, es un lugar seguro durante el día. Deben ser las 6 de la tarde aproximadamente. Y de repente la veo despertar de repente, me mira extrañada, se mira notando que le cambie la ropa, y entonces se levanta a gran velocidad yendo hacia la puerta, intentadola abrir sin éxito alguno, puesto la había cerrado con llave. La vampiresa me pregunta por que no se abre. Y sin previo aviso, coge un jarrón lanzandolo pero sin puntería, y esté estalla en la pared, y entonces callo al suelo, encogiéndose sobre si misma. Mientras entre gemidos y sollozos, grita y suplica el nombre de Rafael.
Me levanto poniéndome a su lado, agachadome en cuclillas cerca de ella. -Rafael?- Le pregunto con voz seria. -¿El que te abandono encadenada a tu suerte rodeada de inquisidores?- Mi tono suena con algo de odio hacia ese vampiro. -No podemos abrir esa puerta my lady. Al otro lado esta la luz del sol. La cual nos mata.- Le digo con tono mas tranquilo y amable. Estoy seguro que si abriera la puerta saldría corriendo, quemándose bajo la luz del sol, en busca del maldito Rafael.
Viéndola hecha un ovillo, mi corazón se entristece, y con mi mano acaricio su cabello. -My lady puedo saber su nombre?- Le pregunto con amabilidad y curiosidad en mi voz. No conozco su nombre y la curiosidad puede conmigo. Con la pregunto intento sacarla de sus pensamientos.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/02/2013
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Re: Neonata. Sed irreflenable. (Privado Midna)
Solo el desconocer de estar en un lugar al que no sabía por dónde moverme, ya era una prisión. Ahora el ruiseñor estaba agonizando mientras escuchaba las palabras de otro pájaro más oscuro. Yo...escuchaba sus palabras en silencio, en el silencio de mis lágrimas. En poca suplica no dije nada de nada, solo estaba escuchando que si salía, moriría. Seguro que había algún motivo para este castigo. Su mirada se cruzo con la mía enrojecida por las lagrimas, mire al suelo que estaba manchado de sangre - ¡Ah! ¡Sangre! –no sé de donde salió aquel liquido carmesí y vi, note que provenían de mis ojos.
¿Estaba enferma? –Estoy enferma...-no miré más que me tape mi rostro entero, sin ver, sin tener que ver más de aquel lugar desconocido, pero escuche una pregunta, quería saber mi nombre –Midnaeri Amanda Sweizarth....-Pensé que le costaría todo recordar-...Midna...solo Midna..-Dijo mirándolo de reojo, me aleje arrastrándome por el suelo hasta llegar a la sabana y trepar por la cama y quedarme ahí, tapándome por completo, atemorizada por la presencia de aquel hombre.
-¿día nos mata? ¿Por qué? –No entendí esas palabras. Que broma. Pensó que debería temer ahora que era pronto o que era tarde de no volver atrás. Pensándolo bien, no sabía aparte de lo que leí en libros o historias con las que crecí con padre, pero ¿No me busco? ¿Dónde estaba? ¿Estaba en parís? Seguro que sí o no, quien sabe pero ahora era otra incógnita que tenía que resolver -¿Rafael? No...no creo...yo creo que solo escapo para salvarse...luego volverá...-dije lentamente y estando segura de la base de esas palabras, no quería ilusionarme, pero algo me decía que estaba en lo correcto, que seguramente Rafael volvería, seguiría mi olor o como lo hiciera él.
Pero la mirada de aquel hombre que me miraba no parecía estar de acuerdo - ¿Dónde estoy? –Pregunté con curiosidad, seguramente me tenía presa aquí y ahora yo estaba que no tenia salida-.....-seguí en silencio con la sabana sobre mi cuerpo, que bien hacia su trabajo de cubrirme de este vestido tan delicado que mostraba cada parte de mis curvilíneas facciones de mi cuerpo, este, o sea, yo misma tendría que pensar algo, estaba nerviosa-...debe ser de noche...-parpadee un poco, me pesaba el cuerpo, los brazos los notaba como si estuvieran cargados de arena, mis ojos cansados-Uhm...-me caí de golpe sobre la cama, todo parecía dar vueltas y más vueltas.
-agh!!-Me sujete de las sabanas intentando parar el dolor que sentí enseguida, dolía, escocía, me mataba por dentro y me estaba arrancando de dolor todo el sentido común que tenia, note unos colmillos crecer en mi dentadura, yo, ¿Qué me pasaba? –aagh!!-Seguí gritando poco a poco mas sin poder evitarlo, encorve mi cuerpo arrancándome de mi cuerpo el fino camisón, haciéndolo añicos y abriendo mi boca, como intentando controlar una sed descontrolada, Dios mío, ¿Dónde estabas? Mi boca pedía alimento, mi cuerpo algún acto de sexo jamás anunciado necesitaba tenerlo en ese momento.
¿Estaba enferma? –Estoy enferma...-no miré más que me tape mi rostro entero, sin ver, sin tener que ver más de aquel lugar desconocido, pero escuche una pregunta, quería saber mi nombre –Midnaeri Amanda Sweizarth....-Pensé que le costaría todo recordar-...Midna...solo Midna..-Dijo mirándolo de reojo, me aleje arrastrándome por el suelo hasta llegar a la sabana y trepar por la cama y quedarme ahí, tapándome por completo, atemorizada por la presencia de aquel hombre.
-¿día nos mata? ¿Por qué? –No entendí esas palabras. Que broma. Pensó que debería temer ahora que era pronto o que era tarde de no volver atrás. Pensándolo bien, no sabía aparte de lo que leí en libros o historias con las que crecí con padre, pero ¿No me busco? ¿Dónde estaba? ¿Estaba en parís? Seguro que sí o no, quien sabe pero ahora era otra incógnita que tenía que resolver -¿Rafael? No...no creo...yo creo que solo escapo para salvarse...luego volverá...-dije lentamente y estando segura de la base de esas palabras, no quería ilusionarme, pero algo me decía que estaba en lo correcto, que seguramente Rafael volvería, seguiría mi olor o como lo hiciera él.
Pero la mirada de aquel hombre que me miraba no parecía estar de acuerdo - ¿Dónde estoy? –Pregunté con curiosidad, seguramente me tenía presa aquí y ahora yo estaba que no tenia salida-.....-seguí en silencio con la sabana sobre mi cuerpo, que bien hacia su trabajo de cubrirme de este vestido tan delicado que mostraba cada parte de mis curvilíneas facciones de mi cuerpo, este, o sea, yo misma tendría que pensar algo, estaba nerviosa-...debe ser de noche...-parpadee un poco, me pesaba el cuerpo, los brazos los notaba como si estuvieran cargados de arena, mis ojos cansados-Uhm...-me caí de golpe sobre la cama, todo parecía dar vueltas y más vueltas.
-agh!!-Me sujete de las sabanas intentando parar el dolor que sentí enseguida, dolía, escocía, me mataba por dentro y me estaba arrancando de dolor todo el sentido común que tenia, note unos colmillos crecer en mi dentadura, yo, ¿Qué me pasaba? –aagh!!-Seguí gritando poco a poco mas sin poder evitarlo, encorve mi cuerpo arrancándome de mi cuerpo el fino camisón, haciéndolo añicos y abriendo mi boca, como intentando controlar una sed descontrolada, Dios mío, ¿Dónde estabas? Mi boca pedía alimento, mi cuerpo algún acto de sexo jamás anunciado necesitaba tenerlo en ese momento.
Midna- Vampiro Clase Baja
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