AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Electra Quartermane
2 participantes
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Electra Quartermane
Quiero ser, debo ser, necesito ser.
Nombre del Personaje
Electra Quartermane
Edad
11 años - 17 ao
Especie
Bruja
Tipo, Clase Social o Cargo
Baja actualmente.
Orientación Sexual
Heterosexual.
Lugar de Origen
Francia
Habilidad/Poder
Reminiscencia: Poder para bucear en los recuerdos humanos de los inmortales
Dominación: Capacidad para controlar la voluntad de otro mortal
Posesión: Poder que da la capacidad al mortal de introducir su alma en el cuerpo de un inmortal y tratar cara a cara con su esencia interior.
Descripción Física:
Personalidad:
"Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos. Y no te necesito. Tampoco tú tienes necesidad de mí. No soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo..."
Infantil y fatal. La ambigüedad podría describir lo que representa Electra en sí. Valiéndose por sí misma desde siempre comprendió que no podría confiar en nadie ni tampoco quería hacerlo porque eso fue lo que la traicionó. Supo cómo ser independiente antes de comenzar a hablar, absorbiendo todo lo que ocurría a su alrededor dejándole una memoria selectiva que le impide avanzar en cualquier aspecto de su vida. Supo controlar lo que la rodea siendo una manipuladora innata, pudiendo predecir y tener una visión sobre las personas que la rodean incluso más clara que ellas mismas, lo que la llevó a juntarse con los que podían brindarle algo a cambio sin siquiera saberlo.
No quiere decirlo pero cree en la frase que dicta que tenemos el amor que creemos merecer. Electra no siente que pueda ser querida ni valorada, los prejuicios que tiene para consigo misma engañan a su entorno quienes la toman por una joven demasiado temperamental a quien nadie desea enfrentarse. Obsesa por el control no deja nada librado al azar porque la verdad es que le teme, siente miedo de que si permite que las cosas se rijan por su propia naturaleza su pasado se repita y no está dispuesta a que eso ocurra. Pese a su corta edad, mentalmente tuvo que madurar mucho más temprano que cualquier otro niño, aunque emocionalmente podría decirse que al abstenerse a los sentimientos, cualquier cosa de ese campo es nueva para ella por lo que sus experiencias se verán magnificadas en todos los sentidos, incluso más de lo que tendrían que ser llevándola muchas veces al linde de la inestabilidad desatando en Electra una ansiedad que puede terminar en obsesión.
Parece un juguete, pero ella será quien se divierte contigo. Basándose en el preconcepto ajeno a sabiendas de lo que aparenta, utiliza todo a su favor para conseguir lo que quiere basándose en la lógica y no en un mero capricho, aunque a veces van de la mano. A veces irracional, otras quizá demasiado, frente a ella hay dos caminos, el de la autodestrucción o un futuro brillante. Cualquiera es posible porque ambos implican que se sacrifique, se odia lo suficiente como para hacerlo y en el caso de que alguien quiera salvarla, la pregunta recaerá en si permitirá que lo hagan.
Historia:
Ella no era nada más que una carga. Primero fue una leve lomada, luego un bulto incapaz de ocultar cosa que le valió muchos clientes, y cuando por fin pudo ver el mundo le fue arrebatado ese derecho al ser ocultada junto con bultos de ropa en la lavandería del Cabaret. Su madre vendía su cuerpo por dinero, el cual luego invertía en autodestrucción dejando de lado a Electra. La alimentaba y le compró su primer y única muñeca de porcelana con quien pasaba todas sus horas hasta que su madre volvía y mientras descansaba en el sillón le hacía las trenzas que practicaba con el pelo de Lucy. Cuando cumplió cuatro, él comenzó a visitarla. El hombre que venía a buscar y traía a su madre tarde por las noches con un olor demasiado repulsivo como para que la joven pudiera soportarlo sin llevar sus manos contra su nariz para impedir que el aroma se impregnara en sus fauces quemando su garganta a medida que bajaba.
Ese día mientras su madre observaba llorando en el sofá fue demasiado extraño, no eran transparentes sino rojas escarlatas las lágrimas que caían por sus mejillas muy oscuras, se había pintado con demasiada purpurina violeta alrededor de los ojos, le quedó mal. El izquierdo estaba mucho más oscuro que el derecho pero no pudo acercarse a ver con más claridad, el hombro la tomó alzándola del brazo, casi desgarrándola en lo que un grito se arrancó de su cuerpo. Luego recuerda oscuridad en el pasillo, frío, las lágrimas surcaban su rostro y una voz ronca diciendo que era muy hermosa y que no la iba a lastimar. Luego estaba en el sofá donde antes dormía su madre, ella le hacía su sopa preferida sin siquiera dirigirle la palabra. Electra no podía moverse, sus músculos seguían tensos, no necesitaba moverse para sentir un ardor insoportable entre sus piernas que arrancaba cada gota de dolor transformado en lágrimas. Pero era valiente, no pudo quejarse, o no podía hacerlo porque el shock le quitó el habla, y ella solo le hacía la sopa. Su piel le ardía, sus labios parecían haber comido picantes pero era su entrepierna y su orgullo lo que más lastimado tenía.
Los siguientes días todo se repitió y el dolor fue suplantándose lentamente por lo único más poderoso, el odio hacia el hombre, y la incomprensión hacia su madre hasta el día que la trajo inerte arrojándola desmayada en el sillón, los ojos lujuriosos buscaron a la pequeña Electra de 6 escondida debajo del viejo mueble de dos cuerpos. Sus gritos y mordidas contra la mano del proxeneta como una fiera enfebrecida lo hicieron alejarse y patear sin ver entre las patas del mueble para darle contra las costillas. No lloró, no dolió, solamente lo odio. Demasiado mientras sentía el frío y los gritos alimentando su sangre, dándole más vida de la que creía poseer, la visión se nubló hasta que la corriente eléctrica del ambiente se disipó con un peso muerto cayendo estrepitosamente al suelo, cuando lo observó parecía dormido. Salió a gachas por debajo del sillón para ver el cuerpo muerto, pero su pánico se sembró cuando su Madre dormía plácidamente. Ni la felicidad ni los gritos de Mami para que corriera hacia la libertad junto a ella lograron despertarla y fue en ese preciso momento cuando comprendió que no iba a poder emprender ese camino. Decidió no mirar atrás, tomó su muñeca entre manos y salió hacia un mundo que no la iba a poder domar porque ella era insignificante. No era nadie, pero ahora estaba enojada, dolida y con un odio demasiado grande por lo que había hecho. Pronto renovó su lástima por aires de grandeza, por enterrar su pasado y ganar el tiempo perdido. Electra estaba a la merced de la humanidad, aunque le resultaba algo ajeno y durante 50 meses vago de lugar en lugar, pasando por orfanatos, escapando, incluso trabajando e ingeniándoselas para comprender la economía que libraba al mundo armándose de toda experiencia posible hasta que un ultimátum llegó a ella. Por su corta edad debería volver al orfanato pero ya no quería más.
Una mochila, un sendero hacia la gran ciudad y nada que perder. La suma perfecta para el desastre o su salvación estaba a sus espaldas.
¿Pero cual es su secreto? Su edad no es su edad, su mente jugó un juego encerrándola dentro de su propias entrañas petrificada en la edad en que su cuerpo sufrió y se mutiló a sí mismo cualquier deje de inocencia. Su mente dicta que vagó por esta tierra durante 17 años, pero su cuerpo solo insinúa 11. Sin espejos ella no es consciente de su propia realidad y sin testigos, nadie puede justificar lo que a los ojos quiere engañar.
Electra Quartermane
Edad
11 años - 17 ao
Especie
Bruja
Tipo, Clase Social o Cargo
Baja actualmente.
Orientación Sexual
Heterosexual.
Lugar de Origen
Francia
Habilidad/Poder
Reminiscencia: Poder para bucear en los recuerdos humanos de los inmortales
Dominación: Capacidad para controlar la voluntad de otro mortal
Posesión: Poder que da la capacidad al mortal de introducir su alma en el cuerpo de un inmortal y tratar cara a cara con su esencia interior.
Descripción Física:
- Spoiler:
Personalidad:
"Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos. Y no te necesito. Tampoco tú tienes necesidad de mí. No soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo..."
Infantil y fatal. La ambigüedad podría describir lo que representa Electra en sí. Valiéndose por sí misma desde siempre comprendió que no podría confiar en nadie ni tampoco quería hacerlo porque eso fue lo que la traicionó. Supo cómo ser independiente antes de comenzar a hablar, absorbiendo todo lo que ocurría a su alrededor dejándole una memoria selectiva que le impide avanzar en cualquier aspecto de su vida. Supo controlar lo que la rodea siendo una manipuladora innata, pudiendo predecir y tener una visión sobre las personas que la rodean incluso más clara que ellas mismas, lo que la llevó a juntarse con los que podían brindarle algo a cambio sin siquiera saberlo.
No quiere decirlo pero cree en la frase que dicta que tenemos el amor que creemos merecer. Electra no siente que pueda ser querida ni valorada, los prejuicios que tiene para consigo misma engañan a su entorno quienes la toman por una joven demasiado temperamental a quien nadie desea enfrentarse. Obsesa por el control no deja nada librado al azar porque la verdad es que le teme, siente miedo de que si permite que las cosas se rijan por su propia naturaleza su pasado se repita y no está dispuesta a que eso ocurra. Pese a su corta edad, mentalmente tuvo que madurar mucho más temprano que cualquier otro niño, aunque emocionalmente podría decirse que al abstenerse a los sentimientos, cualquier cosa de ese campo es nueva para ella por lo que sus experiencias se verán magnificadas en todos los sentidos, incluso más de lo que tendrían que ser llevándola muchas veces al linde de la inestabilidad desatando en Electra una ansiedad que puede terminar en obsesión.
Parece un juguete, pero ella será quien se divierte contigo. Basándose en el preconcepto ajeno a sabiendas de lo que aparenta, utiliza todo a su favor para conseguir lo que quiere basándose en la lógica y no en un mero capricho, aunque a veces van de la mano. A veces irracional, otras quizá demasiado, frente a ella hay dos caminos, el de la autodestrucción o un futuro brillante. Cualquiera es posible porque ambos implican que se sacrifique, se odia lo suficiente como para hacerlo y en el caso de que alguien quiera salvarla, la pregunta recaerá en si permitirá que lo hagan.
Historia:
Ella no era nada más que una carga. Primero fue una leve lomada, luego un bulto incapaz de ocultar cosa que le valió muchos clientes, y cuando por fin pudo ver el mundo le fue arrebatado ese derecho al ser ocultada junto con bultos de ropa en la lavandería del Cabaret. Su madre vendía su cuerpo por dinero, el cual luego invertía en autodestrucción dejando de lado a Electra. La alimentaba y le compró su primer y única muñeca de porcelana con quien pasaba todas sus horas hasta que su madre volvía y mientras descansaba en el sillón le hacía las trenzas que practicaba con el pelo de Lucy. Cuando cumplió cuatro, él comenzó a visitarla. El hombre que venía a buscar y traía a su madre tarde por las noches con un olor demasiado repulsivo como para que la joven pudiera soportarlo sin llevar sus manos contra su nariz para impedir que el aroma se impregnara en sus fauces quemando su garganta a medida que bajaba.
Ese día mientras su madre observaba llorando en el sofá fue demasiado extraño, no eran transparentes sino rojas escarlatas las lágrimas que caían por sus mejillas muy oscuras, se había pintado con demasiada purpurina violeta alrededor de los ojos, le quedó mal. El izquierdo estaba mucho más oscuro que el derecho pero no pudo acercarse a ver con más claridad, el hombro la tomó alzándola del brazo, casi desgarrándola en lo que un grito se arrancó de su cuerpo. Luego recuerda oscuridad en el pasillo, frío, las lágrimas surcaban su rostro y una voz ronca diciendo que era muy hermosa y que no la iba a lastimar. Luego estaba en el sofá donde antes dormía su madre, ella le hacía su sopa preferida sin siquiera dirigirle la palabra. Electra no podía moverse, sus músculos seguían tensos, no necesitaba moverse para sentir un ardor insoportable entre sus piernas que arrancaba cada gota de dolor transformado en lágrimas. Pero era valiente, no pudo quejarse, o no podía hacerlo porque el shock le quitó el habla, y ella solo le hacía la sopa. Su piel le ardía, sus labios parecían haber comido picantes pero era su entrepierna y su orgullo lo que más lastimado tenía.
Los siguientes días todo se repitió y el dolor fue suplantándose lentamente por lo único más poderoso, el odio hacia el hombre, y la incomprensión hacia su madre hasta el día que la trajo inerte arrojándola desmayada en el sillón, los ojos lujuriosos buscaron a la pequeña Electra de 6 escondida debajo del viejo mueble de dos cuerpos. Sus gritos y mordidas contra la mano del proxeneta como una fiera enfebrecida lo hicieron alejarse y patear sin ver entre las patas del mueble para darle contra las costillas. No lloró, no dolió, solamente lo odio. Demasiado mientras sentía el frío y los gritos alimentando su sangre, dándole más vida de la que creía poseer, la visión se nubló hasta que la corriente eléctrica del ambiente se disipó con un peso muerto cayendo estrepitosamente al suelo, cuando lo observó parecía dormido. Salió a gachas por debajo del sillón para ver el cuerpo muerto, pero su pánico se sembró cuando su Madre dormía plácidamente. Ni la felicidad ni los gritos de Mami para que corriera hacia la libertad junto a ella lograron despertarla y fue en ese preciso momento cuando comprendió que no iba a poder emprender ese camino. Decidió no mirar atrás, tomó su muñeca entre manos y salió hacia un mundo que no la iba a poder domar porque ella era insignificante. No era nadie, pero ahora estaba enojada, dolida y con un odio demasiado grande por lo que había hecho. Pronto renovó su lástima por aires de grandeza, por enterrar su pasado y ganar el tiempo perdido. Electra estaba a la merced de la humanidad, aunque le resultaba algo ajeno y durante 50 meses vago de lugar en lugar, pasando por orfanatos, escapando, incluso trabajando e ingeniándoselas para comprender la economía que libraba al mundo armándose de toda experiencia posible hasta que un ultimátum llegó a ella. Por su corta edad debería volver al orfanato pero ya no quería más.
Una mochila, un sendero hacia la gran ciudad y nada que perder. La suma perfecta para el desastre o su salvación estaba a sus espaldas.
¿Pero cual es su secreto? Su edad no es su edad, su mente jugó un juego encerrándola dentro de su propias entrañas petrificada en la edad en que su cuerpo sufrió y se mutiló a sí mismo cualquier deje de inocencia. Su mente dicta que vagó por esta tierra durante 17 años, pero su cuerpo solo insinúa 11. Sin espejos ella no es consciente de su propia realidad y sin testigos, nadie puede justificar lo que a los ojos quiere engañar.
Última edición por Electra Quartermane el Lun Mayo 12, 2014 8:15 pm, editado 2 veces
Electra Quartermane- Hechicero Clase Baja
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Re: Electra Quartermane
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BIENVENIDA A VICTORIAN VAMPIRES.
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Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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