Shrouded in Blood (Blodsvept)

DATOS BÁSICOS

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Igrette Roggvir, la más fría que podría existir, nunca le gustó demostrar sus extraños sentimientos, al igual que su sonrisa, siempre oculta, y si es que sonrisa tenía. No le gusta tratar con ningún ser, siempre ha sido solitaria, no necesita de nadie. Se mantiene oculta de cualquier ser, a veces siente que necesita estar con alguien, pero cuando lo siente, lo ignora, sabe bien que no le agrada tratar con otros seres, teme encariñarse con un ser. Y si, Igrette es un ser triste, deseando morir y poder descansar. Fisicamente es delgada, cabello claro rojizo, colmillos largos y afilados como un cuchillo, ojos redondos y verdes casi transparentes, usa largas y afiladas uñas barnizadas de negro.

HISTORIA

Noruega, marzo 1774. La familia Roggvir esperaba el nacimiento de una niña, los del pueblo se encontraban ansiosos, hasta que ella nació, todos solían decir que sus ojos tenían un brillo único y especial.
Siempre, desde pequeña sentía miedo, no le gustaba el pueblo en el que vivía, prefería volver a la aldea donde habían crecido sus padres. El pueblo estaba rodeado de bosque, en la noche ella creía ver cosas, incluso escuchaba gritos, golpes, y ecos que venían del bosque, pero sus incrédulos padres le decían que ignorara los sucesos que según su cabeza creaba. Pero tal vez si sus padres no le hubieran dado aquel consejo, Igrette ya estaría descansando en paz, su alma sería libre. Una noche, decidió ir al bosque que tanto temía, pero a sus 19 años le importaba poco el miedo, en ese entonces, lo único que tenía en mente, era esa desdichada boda que sus padres habían organizado, con el más rico del lugar... Era el temor de Igrette ahora, casarse con un sujeto que ni conocía. Así que decidió ir por moras y otros frutos al bosque. Pero el tiempo corrió, anocheció muy rápido, e Igrette se encontraba en medio del bosque, intentando recordar el camino de regreso a casa. Estuvo caminando en círculos por largo rato, hasta que el cansancio la derrotó. Se sentó un momento, recargándose sobre un ancho árbol. Quiso dormir un poco, pero volvió ese miedo que sentía cuando era niña, algo andaba mal... No escuchaba nada, mucho menos veía, su respiración comenzó a acelerarse, de pronto sintió que alguien la observaba, no sabía de dónde, ni cómo, pero sentía esa acechadora mirada. Respiro profundamente y pensó que de seguro sus padres la estarían buscando, o mejor, el pueblo entero, eso pensaba, pero el miedo la invadía más y más, haciendo que se le nublaran los pensamientos. De pronto una silueta de un hombre, al parecer era delgado, se paró frente a ella, no pudo verlo con claridad, Igrette sudaba, y se sentía mareada, antes de que pasara cualquier cosa, el sujeto la tomó y mordió con fuerza su cuello. Ella sintió un dolor tan fuerte que no podía gritar ni moverse, sólo sentía como su sangre salía con rapidez absorbiéndola, y como su cuerpo comenzaba a debilitarse, intentó golpearlo o zafarse, pero estaba débil, sentía como moría lentamente. De pronto, se le ocurrió liberarse con la poca fuerza que le quedaba, le arrancó piel, pero se había librado de esos filosos colmillos. Le dio tiempo de morderlo a él, no se le había ocurrido otra cosa, fue lo único que pudo hacer para que no le hiciera más daño, sabía que moriría, ese dolor era insoportable, notó que le sacó sangre al sujeto, su sabor no era normal, era más dulce, él estaba débil. Pudo ver su apariencia, muy pálido, vestía elegante, y tenía dos largos colmillos bañados en sangre, de su cuello brotaba más sangre. Intentó levantarse pero se cayó, Igrette tenía miedo, no sabía que era esa cosa. Lo único que se le ocurrió fue salir corriendo, pero toda su fuerza la había gastado en defenderse, además el dolor aumentaba con rapidez cada vez más. Comenzó a gatear, buscando un lugar seguro, lejos de aquella criatura, pero el dolor le impedía, no era sólo el dolor del cuello, ahora le dolía el cuerpo. No pudo llegar lejos, por supuesto, pero ya no estaba cerca de la criatura que la había atacado, se tiró y comenzó a retorcerse, hasta que el dolor se detuvo, lo peor había comenzado... El corazón le dolía con más fuerza que el cuerpo y el cuello, sentía que se ahogaba. Después sintió como se iba deteniendo,y ahí había terminado su sufrimiento. O eso creyó.
Hasta que al fin había despertado, si no hubiera sido por ese terrible ardor que sentía, seguiría ahí tirada, los suaves rayos del sol que atravesaban las espesas nubes le estaban quemando la piel, su reacción fue inmediata, se alejó de los rayos de sol. No sabía que ocurría, pero en la oscuridad del bosque, donde no llegaban los rayos, se sentía cómoda, y segura. Estaba confundida, tenía una extraña sensación, hambre con mucha sed. Se levantó y comenzó a caminar; tenía suerte de que era un día muy nublado, sólo había delgados rayos de sol, pero los evitaba, además el bosque era muy oscuro. Caminó largo rato, no sabía a dónde iba o que hacía caminando tanto tiempo, no se sentía cansada, ni débil, sólo hambrienta. Pensó por un momento que había sido una simple pesadilla, pero notó las manchas de sangre en su vestido. Hasta que se encontró de nuevo con la criatura que la había atacado, pero ahora no sintió miedo, sólo vio su horrible piel gris, y sus ojos hinchados, se tocaba el cuello, la sangre estaba seca. Él la miró por un tiempo, se sentó y comenzó a agradecerle, por haber liberado su alma, que la pesadilla apenas comenzaba para ella, y le explicó lo que era ahora "vampiresa" había mencionado, y antes de que muriera al fin, le dio la orden de que bebiera la poca sangre que quedaba en él. Igrette no entendía bien aún. Nunca había escuchado ese término, pero cuando le ofreció la sangre, sintió como se aceleró su cuerpo y sin pensarlo, mordió su brazo, absorbiendo con rapidez la sangre. Sintió un gran alivio, pues el estómago comenzaba a arderle, y comenzaba a debilitarse de nuevo, como si su vida dependiera de la sangre ahora... Que así lo era.
Después de esto, su vida comenzó a ser trágica, no tardó mucho en comprender que ahora era una criatura de la que jamás imaginó que existiera; volvió un año después a su casa, y de noche; se enteró que su madre había muerto, y su padre estaba muy enfermo, el pueblo estaba siendo atacado por la peste, que muchos afirmaban que una bruja lo había hecho. Durante los días huía al bosque, acostumbrándose a su nueva vida, o sufrimiento, como a ella le gustaba decirlo, había encontrado una cómoda cueva, y muy escondida del sol o de los humanos. Ella sabía que ya no era una humana, sino una criatura condenada. Cuando su padre estaba cerca de la muerte, descubrió una habilidad inhumana que la asustó... Pudo meterse a los pensamientos de su padre, veía dolor, veía a su madre sufriendo y vio lo que ellos sufrieron por su desaparición. Se perturbó tanto al ver el sufrimiento que les había causado, también vio como su padre la veía ahora, como si fuera alguien diferente, alguien peligroso. Igrette finalmente vio como su padre murió, sin últimas palabras, sólo una sonrisa débil.
Los años pasaron rápido, descubrió dos habilidades más, levitación, el cual la relajaba mucho, y la persuasión, con esta logra atrapar a sus víctimas con gran facilidad. En Noruega ya no tenía nada, más que dolor y recuerdos. Una bruja la había descubierto, sabía lo que era, lo pudo ver a través de sus pensamientos, y la bruja a través de su pálida y triste alma. Así que huyó a Espoo, Finlandia, buscó un lugar adecuado en el frío bosque, donde viviría eternamente, maldiciendo día a día aquella vez que fue por frutos al bosque.

DATOS EXTRA

Sus padres y su antiguo prometido le dejaron gran parte de la herencia. Su único conocido vampiro fue el que la atacó, Paul era su nombre, cuando la atacó, él llevaba días sin comer, y era por eso su debilidad. Ataca a toda clase de humanos, pero suele atacar más a los niños, le encanta el sabor de sus dulces venas llenas de sangre. A pesar de vivir en Finlandia, suele ir muy seguido a París, Francia.

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