Kahlan M. Délvheen Erikdottir

DATOS BÁSICOS

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Soy una joven caracterizada por una gran alegría y jovialidad, siempre risueña, siempre entre bromas y creando atmósferas con buen clima incluso cuando hay situaciones que invitan a lo contrario. Me considero poseedora de un distintivo don de palabra, conciliadora y buena mediadora.

No tengo muchas ambiciones más allá de triunfar en mi terreno profesional y gozar de buenos momentos junto a mi familia y amigos, viviendo al máximo, eso sí, sin perder nunca el tiempo, pues soy una persona extremadamente activa, demasiado probablemente, no pudiendo estar en el mismo lugar más de unos minutos sin sentirme ansiosa o desesperada por cambiar el escenario. Por ello me considero nómada y claro, la independencia es otra de mis características a destacar sin que eso suponga problema alguno para mí el depender de algo o alguien -sobretodo suelo depender de mis padres, que aun me ven como a una niña, y de mis jefes del periódico, ya que sin ellos no tendría trabajo y sin trabajo, mi vida sería un lugar sin sentido para mí-. Soy pues, una enamorada de mis labores, siendo muy perfeccionista con ello, ordenada, responsable, organizada, volcándome en ello más que en mi vida personal, ilusionándome como una niña ante cada reportaje o viaje, dando al fin y al cabo, todo de mí. El periodismo es mi mayor pasión.
No soy una persona malhumorada, venenosa, resentida o cruel, de hecho, cuando las cosas no me salen como deseo y la frustración hace disminuir mi alegría, suelo sosegarme mediante una faceta desconocida para muchos, que es la solidaria. Suelo pasar mis ratos libres colaborando con entidades benéficas o ayudando a gente necesitada de todo el mundo, haciéndome sentir bien después de hacerlo, percatándome que hay personas con circunstancias peores que las mías y que aun así sonríen día a día, sintiendo que aquellos problemas que a mí me habían afectado pierdan todo sentido. Probablemente por ello se me consideraría como alguien gentil, generosa, solidaria, preocupada por los demás, buena, entregada y luchadora... pero al final, sólo creo que soy una cobarde que se refugia en el mal de los demás para sentirse mejor.

No me agradan los lujos, las riquezas ni las posesiones excéntricas e innecesarias -algo que disgusta profundamente a mamá-, por lo que no me considero ni presumida ni engreída, descuidando a menudo mi imagen física, pues solo preferir la comodidad y el satisfacer lo necesario que cubrirme con ostentosidades. De hecho, lo odio, sobre todo las joyas.
Papá dice que soy una mujer poco convencional, aunque nunca he sabido a qué se refiere. Quizás sea por mi trabajo, muy masculino en este mundo tan machista. Quizás porque no me gustan las mismas cosas que al resto de las chicas. Puede que incluso lo diga por mi carácter infantil en ocasiones, demasiado imprudente, despistada o ingenua a veces, tolerante en muchos aspectos versus la mentalidad cerrada que encuentro en París... O quizás lo piense porque sigo soltera y sin compromiso a mi edad, cuando la mayoría de las mozas ya está comprometida, casada o con hijos. Supongo que le sorprende que pese a mi edad, siga comportándome como una cría. Sin embargo, algo me dice que él prefiere que sea así. Al fin y al cabo, lo que te hace diferente te hace único, ¿no?

Sí, lo cierto es que soy bastante infantil y traviesa, encantándome los juegos tanto literalmente hablando como con las situaciones o personas, pues me supone un enigma descubrir hasta qué punto son capaces de llegar las personas por sus propósitos. Me considero una investigadora de la raza humana y la sociedad en general, movida por la curiosidad de saber por qué actúan como lo hacen, por qué piensan como lo hacen. A menudo me lleva a plantearme dilemas morales y éticos sobre el mundo, la sociedad y las personas, compartiendo mis inquietudes con papá, que es con quién más afinidades siento al respecto. Mamá está en otra onda.

Pero bajo esa faceta fuerte, firme, decidida, valiente, independiente... se encuentra otra más profunda, más frágil, más sensible en la que se halla una pequeña Kahlan insensata a veces, muy sensible, tímida, demasiado estricta consigo misma, testaruda y un tanto excéntrica, con cierta tendencia a cometer locuras y a crear situaciones problemáticas allá donde va, sin siquiera buscarlo. Dicha característica, estoy segura que bebe de la genética Délvheen: me viene de familia.

HISTORIA

Nací hace veinte años en el seno de una poderosa familia perteneciente a la realeza de los Países Bajos, con una madre devota de mí, un padre admirable y un hermano entrañable que, entre todos, hicieron de mi infancia la mejor etapa de mi vida, la más feliz y risueña que recuerdo.

Todo cambió cuando mamá fue dada por muerta y tuve que enfrentarme a un día a día sin ella, en un mundo ahora triste sin su luz, sin las risas ya de mi hermano y sobretodo, sin la alegría y felicidad que irradiaba papá. Cada rincón del castillo me recordaba a ella, entonces vacíos o abandonados. Los días transcurrían con demasiada lentitud y poco a poco, todo se tornaba frío y vacío. Mi carácter empezaba a perder aquellos destellos vitales y risueños con los que me había caracterizado desde mi más tierna infancia, cubriéndome de una madurez impropia de mi edad, de una seriedad y melancolía de la que pronto se percataron mi familia e intentaron remediar, anhelando recuperarme del fondo del abismo en el que sin querer había caído ante la pérdida de mi madre.

Fue entonces cuando papá se volcó más en mí, acercándome a su mundo de palabras y sentidos, lanzándome a los brazos de la literatura hasta que deseé seguir sus pasos, siendo éste mi mentor y el que me tendió la mano hasta mi verdadera vocación, el periodismo, una profesión que desempeñé después de pasar algunos veranos junto a mi hermano, en aquellas excavaciones y lugares remotos que debía investigar. Sí, yo descubrí mi afinidad a las letras y a la necesidad de perseguir la verdad, de dar respuestas al mundo entero, pero sobretodo, a mí misma. La curiosidad no tenía límites en mí.

Poco después de conseguir mi primer empleo en el periódico Le Monde, mi jefa me envió a la India para cubrir un reportaje sobre la rebelión hindú. Allí conocería a Arshan, un periodista que trabajaba para un periódico clandestino y con el que colaboré a cambio de información, llegando a trabajar juntos durante semanas hasta convertirnos en grandes amigos. Mi estancia allí era peligrosa debido a los rebeldes y las tensiones bélicas, más necesitaba llegar hasta el famoso Taj Mahal para documentar al mundo cómo los soldados británicos, cipayos y oficiales del gobierno aprovechaban el clima de confusión para robar las maravillas de la arquitectura con tal de ganar un dinero a su costa. Arshan se negaba a llevarme hasta allí, pero fue mi amenaza de ir sola lo que le llevó a acompañarme. Y fue allí, ante la gran puerta del mausoleo, dónde unos soldados nos dispararon sin ton ni son, hiriendo a mi compañero.

Durante aquellos agónicos días en los que transcurrí junto a él con la esperanza de que mis curas fueran suficientes para sanar sus graves heridas, cuando me percaté de los profundos sentimientos que en mi interior habían empezado a nacer por Arshan. Sin embargo, él falleció en mis brazos unos días más tarde. En su lecho de muerte me pidió seguir con aquella labor mía, que no descansara hasta llevar la verdad al mundo entero, que me arriesgara por mis ideales y que usara mi libertad e ilusiones hasta la cumbre más alta de la razón. Me hizo prometer que no decaería jamás.

A mi regreso a París, pedí a mi editora que me asignara desde entonces el departamento de Documentales y Reportajes al Límite, una sección del periódico en la que un reportero daba la vuelta al mundo en busca de las noticias más peliagudas que sacar a la luz, las más arriesgadas de conseguir debido o bien a su situación geográfica o bien -y sobre todo- a los gobiernos mundiales que intentaban cubrir sus maldades: genocidios, extorsiones, mentiras... Yo sería desde entonces, aquella reportera que buscara la verdad en las noticias más escondidas. Haría pues, que la muerte de Arshan no fuera en vano.

Poco después de soplar mis veinte velas, la llegada de mi madre cambió mi mundo y mi vida. Ella había resurgido de mi pasado en el que ya la había enterrado tras darla por muerta y ahora había vuelto para recuperar la familia que ella misma había decidido dejar atrás. Me costó semanas lograr perdonarla y comprender que ahora volvía a tener una madre con la que confiarle mis inquietudes, a la que esperar consejos, con la que sentirme protegida y mimada, a la que amar por encima de todas las cosas. Ella me hizo volver a mi niñez y de nuevo, la casa volvió a amanecer con los vivos colores de la alegría y la felicidad. Papá volvía a sonreír y su carácter infantil impregnaba cada uno de sus actos. Podía ver, con un tanto de envidia, cómo papá volvía a enamorarse de su esposa, babeando por ella como antaño. El cariño que se profesaban sanó pronto las heridas que su marcha nos dejó, excepto en Johannes, mi hermano, quién parece que aun le cuesta digerir el error de mamá  y aunque sé que la adora y se alegra de que siga viva y entre nosotros, queriendo remendar sus errores, él parece un tanto reacio a olvidar lo ocurrido. Por lo demás, tito Jäeger parece entretenido con una nueva hija que le ha aparecido, aunque no se olvida de mí, pues intenta enseñarme aun a seducir a un hombre y cómo ser sumisa con él. Mi relación con él es excelente, cabe decir, más lo cierto es que físicamente me recuerda demasiado a Arshan y a veces eso me incomoda. Papá me mataría si adivinara alguno de mis pensamientos con mi tío... ¡Oh! Y mamá, cuando regresó, no lo hizo sola. Con ella se trajo a su hermano, que no habíamos conocido aun y con el que encajo divinamente. Ragnar se ha convertido en uno de mis mejores amigos en el castillo y con el que últimamente paso mucho tiempo, pues adoro todas y cada una de sus facetas.

Y entre risas, caos, locuras y una buena pizca de felicidad... me encuentro yo, a la deriva, un día en una punta del mundo y al siguiente en otra. Y de este modo, trabajando en lo que me apasiona, busco el llenar el vacío que la pérdida de Arshan y su huella en mí dejaron a su paso.

EXTRAS

- Soy nómada: voy a dónde me lleve la noticia.

- Mi plato de comida favorito es el Dürum turco.

- Mi padre, Jerarld, es la figura más importante de mi vida, el pilar de ésta, mi modelo a seguir y a quién admirar. El vínculo y el amor que por él siento no se asemeja a ningún otro que pueda sentir hacia mis semejantes.

- Adoro acompañar a mi hermano Johannes a sus expediciones arqueológicas, inmiscuyéndome en las excavaciones como una más de su plantilla, buscando empaparme más de conocimientos y satisfaciendo la curiosidad que por la historia siento.

- Me apasionan las distintas culturas del mundo y durante mis viajes he aprendido a tocar instrumentos como la darbuka, el didgeridoo o el erhu.

- Soy conocedora de idiomas como el alemán, árabe, armenio, bengalí, búlgaro, canarés, catalán, checo, chino, coreano, croata, danés, eslovaco, esloveno, español, estonio, finlandés, francés, gallego, georgiano, griego, hebreo, hindi, holandés, húngaro, indonesio, inglés, irlandés, islandés, italiano, japonés, latín, letón, lituano, macedonio, malayo, maltés, noruego, persa, polaco, portugués, rumano, ruso, serbio, sueco, tailandés, tamil, telugu, turco, urdu y vietnamita.

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