AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El manto de la noche (priv)
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El manto de la noche (priv)
En la noche nos cubre el mismo manto
donde suena el dulce canto...
donde suena el dulce canto...
El mismo manto se cernia sobre la noche dando lugar las criaturas de salida nocturna y un sin fin de condiciones para ellas. La Luna testigo de todas las andadas que podian ser crecientes en aquellos paramos se quedaban observando fria y luminosa noche en la que el bosque brindaba una llamada especial. Mi llegada a Paris habia sido tan inoportuna como otras muchas ocasiones que vagaba sin rumbo fijo. Preferia investigar la ciudad antes de ver si era lo suficientemente atractiva para recibirme en este caso llevar a cabo los trabajos de la familia que llevaba tanto tiempo ejerciendo a cada ciudad que iba. Mis pasos eran lentos pero no tenia prisa alguna mientras podia sentir como la brisa chocaba contra mi rostro dejando una estela de aromas de los cuales disfrutar y a la vez investigar con normalidad. Rostro sin expresion alguna solo la seriedad del momento, brazos a la espalda y el pecho bien erguido asi como la cabeza. Siempre mirando hacia el frente. El sendero parecia largo y a ambos lados de él se extendia la arboleda,
Siempre habia escuchado buenas historias de Paris y tambien que solia asentarse familias de vampiros por los alrededores. En parte tenia que admitir que el motivo por el cual habia venido era ver si encontraba a mi creadora. Quien me habia dejado como un niño desamparado en la calle sin saber bien que era ser un vampiro pero por suerte volvi a ponerme en pie como el hombre que era dejando de sentir ese miedo a lo desconocido ya que no habia peor miedo que lo que era ahora mismo y la maquina de matar en la que me habia convertido. El tiempo se me habia echado encima todo este tiempo, pasaron volando los años en lo que mis dedos se deslizaron viendo todo lo que amaba se habia esfumado y no me quedaba nada sino a mi mismo y queria poner fin a lo que aun le debia a la vampira... Agradecimiento... Maldecirla... no sabia bien por donde ver el don o la maldicion que me habia impuesto sin yo haberlo pedido. Como bien estaba sabiendo los vampiro toman lo que desean sin importar nada a cambio, solo el placer propio.
Tenia que dejar el pasado atras pero no era algo simple y quien me dijera lo contrario estaba totalmente equivocado porque no podia quitarme de la cabeza el momento en que la vi... Lo que paso poco despues y mi primera victima gritando de dolor mientras la sangre brotaba de mis labios como si fuera a saciarme aun mas, la sensacion de mi cuerpo pidiendo aun mas y querer volver escuchar eso. Lleve mis dedos a mis labios frenandome de sopeton, nunca me habia pasado algo asi y eso lo tenia que borrar de mi memoria como pudiera. Cerre los ojos tomando profundamente aire dejandolo escapar lentamente mientras volvia a abrir mis ojos. Mi paso seguia firme sin ningun cambio en el rumbo, escuchaba con atencion a mi alrededor. Mi capa cubria aun mi cuerpo y la bruma poco a poco se iba disipando dejando lugar a una mejor vision y claridad para una hermosa noche. No pude evitar elevar la mirada hacia la Luna dejando que la capucha cayera y quedarme con el alma desnudo ante ella. Tenian razon diciendo que los bosques de Paris tenian algo magico porque hasta mi piel vibraba de las sensaciones que producia.
Por mas que intentaba pasaba de lo todo lo que me rodeaba y recien habia tomado sangre con lo cual no habia ningun peligro. Me detuve entre los arboles notando como si algo pasara pero no sabia el que. Curioso por saber que habia mas alla y que ocultaba los arboles entrelazandose entre si haciendo que el camino se hiciera algo mas costoso. Un pequeño riachuelo brillaba por la luz reflejada de la Luna en si. Sonaba como una hermosa melodia junto con la brisa entre las hojas de los arboles que se mecian ligeramente por todos lados. Preferi que las cosas siguieran asi y quedarme un rato alli pensando. Me sente al pie del riachuelo observandolo mientras mi mente vagaba por otros lados que no era donde estaba ahora mismo. Entonaba una melodia demasiado suave como para ser escuchada pero mis labios sin movimiento alguno. Dentro de mi abrigo aun llevaba el pequeño libro de poesia que mi madre me habia regalado, hermosas palabras fluian de la tinta como si de un mensaje de serenidad saliera para impregnarse en mi mente.
Sebastian Dormances- Vampiro Clase Alta
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Re: El manto de la noche (priv)
Hoy era el día, tras doce años al fin, volvería a ese mágico y a la vez nostálgico lugar.
Abrí de nuevo el cajón con la blanca capa que tejió mi madre, aún en vida. Que recuerdos de mi bonita infancia, que fuertes sentimientos recorren en mí, volviendo a ver en mi cabeza, en mis sueños y anhelos, de nuevo toda mi familia…sonriéndome, dándome la bienvenida con todo el amor que me profesaron antes de que terminaran sus efímeras vidas.
Me puse un vestido negro fino, estilizado que se adhería como una segunda piel ya que donde me dirigía, un vestido ostentoso me dificultaría el camino, y atraería demasiado la atención. Mejor en esta ocasión algo sencillo. Al terminar, procedí a peinarme el largo cabello dorado, dejándolo caer encima de mis hombros, resaltando sus bucles ondulados.
Cerré el cajón donde había guardado la capa estos doce años anteriores, y sin dilación me dirigí a la calle a encontrar, alguien que me pudiera llevar hacia las afueras de Paris. Todo y que era bien entrada la noche, y no todos los cocheros tenían suficientes agallas como para alejarse unos pasos de París, recé por tener suerte y encontrar a alguien valiente que no titubeara.
Tras más de una hora a noche abierta en la calle, no encontré a nadie, así que con pesar en mi corazón, desperté a nuestro viejo cochero y le pedí que me llevara al principio del bosque, que tanto le agradaba a mi madre.
Él algo preocupado, asintió, con una pequeña condición, que le dijera el por qué quería dirigirme a ese lugar. Le miré y le sonreí con cierta tristeza.
- Víctor…deseo volver a escuchar sus risas, a ver alegría en sus rostros casi olvidados.... y solo yendo a ese lugar, me encontraré en paz con sus recuerdos y con su ausencia- dije con total convicción.
- Y ¿por qué ahora? -
- No lo sé -Sonreí sin saber porque – Algo me dice que hoy es el día, que necesito ir-
Él me miró entendiendo al fin, que me llevaba a hacer tal locura de noche, y apresurándose para que no llegara a mi destino más tarde de lo previsto, se vistió y preparó los caballos.
Esperé que terminara en el salón, contemplando de nuevo el cuadro donde mis fallecidos padres sonreían felices al pintor, abrazados con ternura, sin saber lo que apenas pocas semanas después, el destino les tenia reservados.
- mademoiselle- me llamó Víctor desde la entrada
– Voy- eché una última mirada al cuadro y me dirigí al carro que esperaba para partir.
Al subir, Víctor se apresuro para seguirme y puso en marcha los caballos. A la media hora, o un poco tiempo más, llegamos a la entrada del bosque. Víctor me ayudó a bajar y tras asegurarle que me encontraría bien se marchó de nuevo.
En silencio contemplé la entrada al bosque, me puse la blanca capa por encima, cubriéndome la cabeza con ella y caminando tranquilamente, me interné en el bosque, recordando a cada paso, las risas de mis padres...mis recuerdos de cuando veníamos de noche a ver la luna salir.
Sonreí al darme cuenta de lo bien que mi memoria había resguardado por los años, el camino a seguir para llegar a nuestro secreto riachuelo.
Entre árboles y arbustos me deslice en silencio, con la mirada turbia de tantas emociones y lágrimas reprimidas. Miré al cielo, para contemplar la hermosa luna de esta noche, y le agradecí que me iluminara el camino con sus mágicos rayos. Cada vez me iba adentrando mas en el bosque, hasta que al fin, el apenas audible susurro del tintineo del agua, llegó a mis oídos, y yo, ansiosa de llegar a mi destino, aceleré el paso, hasta descubrir oculto el riachuelo.
Al llegar, me senté emocionada a la orilla del rio, miré a la luna que tantas noches consoló mi alma, y sonreí.
- Padres...he vuelto a este lugar- susurré con una melódica voz apenas audible mirando a la nada.
“Padre, madre...vosotros erais mi luna y mi sol, me hacíais ver como era el mundo, ahora estoy perdida....
No quiero la belleza, no quiero mi bondad ni mi pureza, solo desearía poder regresar a ese instante en que la muerte os sorprendió
...y salvaros por siempre de ella”
Tras esos pensamientos una dulce lagrima broto de mis azules ojos, perdiéndose en la suavidad de mis labios.
Alma Montcourt- Humano Clase Alta
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Re: El manto de la noche (priv)
La noche solo es la cómplice de mil y una pecados
escondidos en cada rendija...
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El mismo paso hacia muchas veces de verdugo en lo que era la misma vida que nos habia terminado por ser eterna. No llenaba nadie el vacio que se habia creado por la ausencia del ser amado. Quizas era la fortaleza que se habia creado en torno a mi que no dejaba entrar a nadie, todo era falso incluso las mismas palabras que te llegaban una y otra vez golpeandote y recordando todo lo que una vez tuvistes y se fue de las manos como mismo pensastes que las tenias. El momento oportuno en el que estar nunca existia, mas bien eran las coincidencias que podian ser mas poderosas que el mismo cielo que estaba sobre las cabezas. Luchas internas que nunca tendrian descanso y lugares aun sin ver para mantener unas apariencias que se habian formado dia tras dia durante demasiado tiempo. No era mucho del agrado de todo pero debia de ser como el momento requeria. Cada noche ser un depredador y un caballero, a por el dia esconderme como una rata para no acabar como las cenizas del fenix, solo que yo no tendria una nueva oportunidad de renacer. Mi cuna habia sido destrozado junto con mis recuerdos, nada de lo que conocia era lo importante.
Mi cuerpo descansaba bajo las hojas mecidas de los arboles, sentado alli sin nadie que me molestara y era el momento oportuno para seguir adelante con las melodias que seguian. El libro de poesia se desprendio de sus dedos dando a parar a lo que eran sus piernas. Tenia que ser lo que siempre habia sido alguien que no se doblegaba con facilidad. Volvio a ponerse en pie escondiendo en su abrigo su libro. Observe mi reflejo en las aguas cristalinas que bajaban con gran fluidez dejando vez su trasparencia con facilidad y se iban entre mis dedos. Me incorpore con la mirada fija hacia los arboles por haber escuchado un extraño sonido procediendo de ellos. Incline ligeramente la cabeza mientras sacudi mi mano para retirar las gotas de agua que quedaban en ella. Di una zancada para llegar al otro lado del riachuelo avanzando entre los arboles hasta seguir el olor nuevo que había llegado. Seguramente una humana por lo que podía apreciar y de alta cuna nada mas por su perfume. Algo me decía que conseguiría alimento esa noche, aunque había tomado no seria en vano tomar algo mas. Por mi garganta se hizo aparecer el conflicto de control y sed.
Por mas que luchaba con mi interior la curiosidad de saber quien andaba a esas horas por aquellos lugares me era demasiado incitante y también provocador. Estaria loca si fuera sola pero por lo que podía notar por el aroma asi era. Extraño una joven fuera a esos paramos a tan altas horas de la ncohe, al parecer no sabia lo que se ocultaba en la noche o quizás era demasiado aventurera, cualquiera de las dos opciones seria algo ilógico para lo que podía ver mas alla de lo que crecia. El tiempo de disfrutar de la noche joven y de una joven compañía no estaría mal. Iba en contra de lo que solia hacer pero divertirme un poco aunque no estaba en mi carácter no decía que no pudiera ser. Queria saber si la joven había ido a morir o que era lo que pasaba por su cabeza para llegar hasta ese lugar de forma tan normal. Podia llegar a asombrarme la ignorancia de algunos seres humanos por lo que se oculta en la noche, incluso en el bosque para los perdidos. Parece mentira que después de algunos rumores que seguro circulaban por la ciudad con tanto vampiro fueran tan ingenuos de llegar a lugares tan remotos.
No tarde demasiado en llegar a donde se encontraba la joven visualizándola frente a mi donde pude ver como estaba cubierta por una capa blanca que no me dejaba verla bien a penas cuando se giro pude ver algún reflejo rubio de un lado de su capucha. Me quede un poco entre las sombras observando como la brisa me ayudaba a que se moviera su capucha de tal forma que amenazaba con dejarla al descubierto y asi fue como pude ver su rostro en el cual me fije que parecía una niña. Quizas me podía equivocar pero descubri mi rostro avanzando lentamente para quedarme frente a ella.- No es lugar para una joven… las noches son peligrosas.- avise con algo de seriedad en las palabras. Aproximandome aun mas me incline tomando su mano y besando el dorso.- Deberia de tener cuidado a que lugares visita y mas en soledad. No se sabe que puede encontrarse.- Ni yo mismo sabia bien que podía llegar a decir pero si que tenia totalmente la razón sobretodo porque se encontró conmigo.- Sebastian Dormances a su servicio.- Respondi cortésmente volviendo a inclinarme.- No deberia de estar por aqui y sobretodo que no lleva ningún arma en defenderse.- al menos en lo visible podía ver que era asi como pensaba.
No sabia bien si reirme aunque en mi interior lo hacia por la ingenuidad de la joven al ser solo una dama que había salido en la noche a dar un paseo. Alguien seguramente la echaría de menos o eso es lo que pensaba. Quien en su sano juicio se alejaría de la ciudad para dar con tanta oscuridad como la que cubria el bosque, aunque la Luna era culpable de engatusar a muchas de las mentes poseedoras de mil formas. Invitaba a pasear con tranquilidad aunque solo era un manto que cubria la verdadera esencia de quienes moraban la noche. Sabia que el bosque era el lugar menos seguro para algo asi. Por otra parte agradecia que no hubiera Luna llena porque no hubiera sido algo agradable de apreciar en ningún momento. Como bien me habían enseñado debía de ofrecer mis servicios a la joven para llevarla a su casa y protegerla si asi se diera la ocasión. Aunque ahora no estábamos hablando de ello ya que era un vampiro y todo había cambiado, ella era mi alimento. Podia aun aguantar algo mi sed para procurar no delatar lo que realmente era.
Sebastian Dormances- Vampiro Clase Alta
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Re: El manto de la noche (priv)
Hay personas que no son lo que aparentan...
Resté un indeterminado tiempo, contemplando en silencio el rio y el reflejo de la luna que se posaba sobre él. Rece miles de veces por el alma de mis padres y la mía. Y aún así, no parecía suficiente para calmar el dolor de mi corazón. ¿Había hecho bien en venir hasta aquí? Sin duda, tenía que regresar al pasado y afrontarlo de una vez, mi verdadera familia no iba a volver jamás, y ahora me debía a mi protector Monsieur Emrik Hölle y a su familia que con los brazos abiertos, me havian abierto su casa y sus corazones, sin motivo aparente, solo la buena fe en sus actos. Por ellos iva a ser fuerte, y por todos los amigos que se preocupaban por mí, me sequé las dulces lagrimas y en paz permanecí en el lugar, absorta de cualquier sonido y presencia.
Hasta que lo sentí, una inquietud en el aire, como un depredador que avispa la tímida presa y observa, saboreando, preparando el gran golpe, contando los aleteos del condenado corazón, uno a uno, relamiéndose impaciente. Permanecí alerta, pero no oía algún extraño sonido, indicio del acecho, solo una brisa fría amenazaba con quitarme la blanca capucha y jugar con mis bucles dorados. Finalmente, la brisa logró su propósito y libero mi largo rubio cabello. Sonreí al notar la brisa acariciando mi rostro, pero la dicha duró poco.
-No es lugar para una joven… las noches son peligrosas.- avisó una desconocida voz a mis espaldas. Me sobresalté. ¿Quién sería? A estas horas solo otro necio como yo podía querer perderse en tal sitio así. Me dispuse a mirar hacia atrás, de donde procedía la voz y le vi. Un joven de piel pálida, alto y cubierto por una capa negra, la que aún lo hacía parecer más misterioso. Yo no podía decir mucho sobre ese dato, yo misma llevaba una capa del más puro color blanco, que analizando bien, resultaba demasiado vistoso para andar en el bosque a esas oscuras horas de la noche. Le miré y pude adivinar un bello rostro tras las sombras que me impedían verlo con total claridad.- ¿Quien er...- no terminé de susurrar una débil pregunta, que lo tuve frente a mí, inclinándose y resguardando mi mano entre las suyas,besandola. No pude apartar la mirada de él -Debería de tener cuidado a que lugares visita y más en soledad. No se sabe que puede encontrarse.- volvió a hablar con voz melódica, mirándome. Indefensa dejé que su mirada se posara en cada recoveco de mi bello rostro e indagara en mis azules ojos, que descubrían ante él un mundo bondadoso, puro y sensual, como el agitado mar en una noche de verano, que esconde los tesoros mas anhelados, bajo su azul manto. Le observé con cierto temor, alguien tan bello, no podía mas que pertenecer a un humano superior, ¿a un ángel quizás?.Pero esos ojos negros, oscuros...- ¿Quién eres?- pregunté al fin, cogiendo aire - Sebastian Dormances a su servicio.- Me respondió cortésmente volviendo a inclinarse ante mi.- No debería de estar por aquí y sobretodo que no lleva ningún arma en defenderse.- añadió observándome.
Sonreí levantándome al fin, a su sombra, deshaciendo el ardor de mis mejillas, que azoradas bajo la mirada de ese caballero, no habían echo mas que, teñirse de los colores de un bonito atardecer. – Alma Solderini- me presenté inclinándome respetuosamente a sus oscuros ojos. Le miré curiosa y dulcemente le sonreí de nuevo, dirigiendo su mirada a mis suaves, rosados labios. – Desde pequeña el bosque me protege, en esta parte tan oscura, y si tuviera que luchar, sin duda lucharía. Todo ser, posee sus viles y oscuras armas - fruncí el ceño traspasándolo con mi inteligente y curiosa mirada- No le temo a nada ni a nadie- declaré. Esa contestación no se la habría esperado, y menos, seguramente de una joven dama, como yo.
Al sentir sus fríos ojos en mí, de nuevo, algo me dijo; corre, aléjate de él…pero no sentía miedo, solo inquietud.
Alma Montcourt- Humano Clase Alta
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Re: El manto de la noche (priv)
La observaba mientras andaba a su alrededor fijándome en la joven de cabellos dorados que estaba cubierta por una capa blanca como la misma nieve. Me quede mirando sus ojos de una forma intensa mientras escuchaba las respuestas a mis preguntas y sobretodo la presentación. No seria como un juego pero a pesar de estarme conteniendo crecia las ganas por conocer a la joven intrépida o tal vez ingenua en ese momento. Me separe nuevamente para mirarla desde una distancia oportuna quedando ambos frente a frente mientras seguíamos hablando con una ligera reverencia.- Son de las pocas damas que se que tienen tan seguro lo de meterse en el bosque como si fuera una protección.- no sabia si reirme ante ello pero permaneci serio con los ojos clavados como estacas en los suyos. Era una niña inocente que si supiera lo que había frente a ella posiblemente saliera corriendo.
Volvi a dar una vuelta alrededor suyo dejando ver parte de mis dientes blanquecinos.- El tiempo suficiente para que os pueda pasar algo, yo que tu no estaría mucho tiempo por aquí.- susurre levemente desde su espalda, quizás estaba buscando demasiado tiempo algo entre un juego y ver su reacción. Era la primera persona que veía en unos días y quizás era demasiado cruel lo que estaba haciendo. Su aroma llego a mis fosas nasales disfrutando de su dulzura algo que hizo despertar aun mas mi sed en ese momento. Lo de estar tantos siglos solo había hecho muchos estagros en lo que era el tiempo que estaba junto a un ser humano. Seria como aprender todo poco a poco sin tropezar en ningún momento, saber de nuevo como moverme incluso actuar ante todo lo posible. Arquee la ceja incrédulo ante sus palabras.- no tenemos a nada? Os diría temeraria o que deberíais tener cuidado con lo que decis porque nunca sabe lo que puede pasar y siempre llega hasta ser un peligro…- Comente suavemente.
Me gustaría por una parte enseñarle que había un mundo mas aparte del humano pero no iba a arriesgarme con alguien que aun podía llegar a ser mucho mas peligroso. Quizas en algún momento de la noche pudiera hacerlo ahora mismo me interesaba saber de ella.- De donde sois?.- pregunte con curiosidad mientras tomaba asiento en una de las rocas cercanas mirándola.- Paris me han dicho que no es algo donde todos suelen ir o tal vez si pero una joven sola… o a caso no es asi como pienso.- arquee la ceja mientras masajeaba mi mentón.- Esta bien acompañada en todo momento no es cierto? .- Volvi a incorporarme aproximándome para captar su aroma un poco mas. Esboce una pequeña sonrisa inclinando mi rostro hacia un lado.- Te han enseñado lo que es el peligro o nunca lo has visto de frente.- apoye mi codo en mi pierna para apoyar el rostro sin apartar la mirada observando cada gesto por su parte. Era divertida la joven o al menos me lo parecia. Como podia tener tanta energia en si misma para hacermelo notar de esa forma.
Volvi a dar una vuelta alrededor suyo dejando ver parte de mis dientes blanquecinos.- El tiempo suficiente para que os pueda pasar algo, yo que tu no estaría mucho tiempo por aquí.- susurre levemente desde su espalda, quizás estaba buscando demasiado tiempo algo entre un juego y ver su reacción. Era la primera persona que veía en unos días y quizás era demasiado cruel lo que estaba haciendo. Su aroma llego a mis fosas nasales disfrutando de su dulzura algo que hizo despertar aun mas mi sed en ese momento. Lo de estar tantos siglos solo había hecho muchos estagros en lo que era el tiempo que estaba junto a un ser humano. Seria como aprender todo poco a poco sin tropezar en ningún momento, saber de nuevo como moverme incluso actuar ante todo lo posible. Arquee la ceja incrédulo ante sus palabras.- no tenemos a nada? Os diría temeraria o que deberíais tener cuidado con lo que decis porque nunca sabe lo que puede pasar y siempre llega hasta ser un peligro…- Comente suavemente.
Me gustaría por una parte enseñarle que había un mundo mas aparte del humano pero no iba a arriesgarme con alguien que aun podía llegar a ser mucho mas peligroso. Quizas en algún momento de la noche pudiera hacerlo ahora mismo me interesaba saber de ella.- De donde sois?.- pregunte con curiosidad mientras tomaba asiento en una de las rocas cercanas mirándola.- Paris me han dicho que no es algo donde todos suelen ir o tal vez si pero una joven sola… o a caso no es asi como pienso.- arquee la ceja mientras masajeaba mi mentón.- Esta bien acompañada en todo momento no es cierto? .- Volvi a incorporarme aproximándome para captar su aroma un poco mas. Esboce una pequeña sonrisa inclinando mi rostro hacia un lado.- Te han enseñado lo que es el peligro o nunca lo has visto de frente.- apoye mi codo en mi pierna para apoyar el rostro sin apartar la mirada observando cada gesto por su parte. Era divertida la joven o al menos me lo parecia. Como podia tener tanta energia en si misma para hacermelo notar de esa forma.
Sebastian Dormances- Vampiro Clase Alta
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Re: El manto de la noche (priv)
La flor es la poesía de reproducción.
Es un ejemplo de la eterna seducción de la vida...
Es un ejemplo de la eterna seducción de la vida...
Se quedó mirando mis ojos, con una mirada intensa, oscura pero a la vez irresistible. En ningún momento me aparté de su atractiva mirada, me inducia a acercarme mas a él, pero teniendo algo de razón todavía, no podía acercarme a él.. Era un extraño. Él se acercó más a mí, hasta jurar que podía sentir el leve cosquilleo de su aliento, así como su olor impregnaba el poco espacio existente entre nosotros.
- Son de las pocas damas que se que tienen tan seguro lo de meterse en el bosque como si fuera una protección.-
Le miré sintiendo su mirada en la mía, sin soltarme ni un segundo, esperando mi contestación. Sonreí levemente- a este lugar acudía con mis padres, cuando era pequeña y siempre con ellos me sentí a salvo, supongo que esa percepción sigue dentro de mi- miré a los alrededores y volví de nuevo a su mirada oscura- no veo más peligro que el de un animal o encontrarme a un loco hombre, devorador de chicas- reí- y tu no pareces uno, así que supongo que me siento protegida por el momento- dije acordándome de la sensación de inquietud que aún perduraba en mi razón- Y aún no es tan tarde Monsieur..- añadí- los lobos no buscan a sus caperucitas hasta pasadas las dos-
Él sonrió, y alejándose de mí, empezó a dar vueltas a mi alrededor, yo le miré sin entender, él me devolvió una mirada vacía y oscura, dejando ver parte de su perfecta mandíbula de blancos dientes.- no temeis a nada? Os diría temeraria o que deberíais tener cuidado con lo que decis porque nunca sabe lo que puede pasar y siempre llega hasta ser un peligro…-
Me giré hacia él cautelosa por su comportamiento- Quizás hasta el día en que pase algo fuera de lo común, seguirme pensando en eso…pero hoy ni el mismísimo diablo- afirme-me haría irme del lado de mis recuerdos, en este lugar del bosque- miré hacia el rio, con cierta mirada triste, melancólica.
-¿De donde sois?- Me preguntó sentándose en una grande roca- De París, Monsieur, y ¿usted?-Respondí girándome, contemplando su sentada figura y sus ojos. Eran oscuros, pero con la oscuridad que nos rodeaba, no podía ver bien el color de ellos, pero contaba con la certeza de que sus ojos en la penumbra, parecían brillar. Me quedé absorta, pensando el por qué de ese detalle, solo una vez lo había visto, y era con Emrik, mi protector. Confundida pero sin entrar en más cavilaciones, me acerqué mas a él inconscientemente, quedando a unos metros de él, con mi capa blanca ondeando por la brisa tras de mí.
–Paris me han dicho que no es algo donde todos suelen ir o tal vez si pero una joven sola… o a caso no es asi como pienso.- arqueó la ceja mientras se masajeaba el mentón, parecía molesto.- Esta bien acompañada en todo momento no es cierto? .-
Vale, si… era un algo extraño, le miré sin saber que contestarle- Aquí en Paris se extreman las precauciones por la noche hasta el desespero…sin duda si tuviera familia no me dejarían salir de casa, y aún menos para acudir a este lugar en tal noche-
Él me contraatacó con otra pregunta, inclinando su rostro para un lado sonriendo, el corazón bombeo con fuerza ante la belleza de su pequeña sonrisa. Por más que me resultaba un chico extraño y hasta, algo en mí, me llamaba para salir por patas, su bello, carismático y oscuro lado, me atraía.- ¿Te han enseñado lo que es el peligro o nunca lo has visto de frente? -
Reí ante su atenta mirada, mientras agachándome para sentarme en el suelo, disponía la capa blanca bajo de mí, como un manto. Al quedarme sentada, le miré, encontrándome con nuestros ojos a la misma altura - ¿No se cansa de preguntar por el peligro?- le miré divertida- Si no eres peligroso, Monsieur… ¿a que le tengo que tener miedo? Aquí me encuentro disfrutando de una noche en un bosque, rodeada de recuerdos familiares, con un solitario chico misterioso, del que ardo en ansias, por saber más de él- admití, encogiendome de hombros- no veo donde ve el peligro, Monsieur Sebastián, ¿no puede simplemente disfrutar del paisaje?-
Alma Montcourt- Humano Clase Alta
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Re: El manto de la noche (priv)
Me habian entrado hasta ganas de reir al escucharla de esa forma tan segura que estaba sin importarle nada que le pudiera pasar. Los vampiros no es que fueran almas del cielo pero tambien existian otros seres que moraban a diferentes horas de la noche. El pensar que se podia llegar a hacer algo contra esas personas, me quedaba bastante curioso el hecho de que pudiera creerselo. Negue con la cabeza para centrarme en sus palabras por un momento.- Sabeis bien que eso no podeis hacerlo, podria ser lo mas tonto que pudierais pensar en ese momento. El tiempo solo se rige por ser prudente y no creerse el rey del mundo. Hasta el guerrero mas valiente perece por soberbia .- Asegure ya que habia visto a muchas personas que habian perecido en brazos de la guerra o de mano ajena por creerse invencibles hasta el punto de no poder llegar mas alla.
Tenia que alejarme de ella hasta el punto que ambos estuvieramos d esa forma algo mas concreto. El tiempo me habia enseñado muchas cosas y sobretodo a saber por donde pudiera venir las formas que llegan sin miedo alguno. Ir sin miedo es como meterse en la boca del lobo ya que todos pecamos de alguna forma y ella podia ser la primera que cayera mas estando cerca de un vampiro que llevaba demasiado tiempo. Queria llegar a investigar mas alla pero por ello me quede espectante de sus palabras como si no pudiera nada mas alla.- Me vais a decir que estais sola y por ello cometeis estos actos de locura? porque no creo que sea algo muy reciente que os come la locura como mismo llega la noche.- Espere su respuesta.
Me puse en pie mirando hacia el cielo con una pequeña sonrisa en los labios imaginandome la vida que hubiera deseado tener en ese momento. Todo de ser vampiro tenia sus males y sus contras pero no significaba que no pudiera tener algo tan simple como era tener una familia o al menos encontrar a una compañera de eternidad solo para los momentos de caza. No deseaba ser tan debil de mantener a alguien a mi lado y luego por esa causa llegar a meter la pata mas profundamente.- Yo que usted tendria mas cuidado porque lo mas preciado siempre se puede ir de las manos.- comente en un pequeño susurro mientras volvia a dar un paso.- No es aconsejable para una dama el bosque y mucho menos a estas alturas de la noche, porque lo que mas se sabe es la cantidad de animales que hay por ellos .- la mire de reojo sin darle mucha importancia a la joven.
Tenia que alejarme de ella hasta el punto que ambos estuvieramos d esa forma algo mas concreto. El tiempo me habia enseñado muchas cosas y sobretodo a saber por donde pudiera venir las formas que llegan sin miedo alguno. Ir sin miedo es como meterse en la boca del lobo ya que todos pecamos de alguna forma y ella podia ser la primera que cayera mas estando cerca de un vampiro que llevaba demasiado tiempo. Queria llegar a investigar mas alla pero por ello me quede espectante de sus palabras como si no pudiera nada mas alla.- Me vais a decir que estais sola y por ello cometeis estos actos de locura? porque no creo que sea algo muy reciente que os come la locura como mismo llega la noche.- Espere su respuesta.
Me puse en pie mirando hacia el cielo con una pequeña sonrisa en los labios imaginandome la vida que hubiera deseado tener en ese momento. Todo de ser vampiro tenia sus males y sus contras pero no significaba que no pudiera tener algo tan simple como era tener una familia o al menos encontrar a una compañera de eternidad solo para los momentos de caza. No deseaba ser tan debil de mantener a alguien a mi lado y luego por esa causa llegar a meter la pata mas profundamente.- Yo que usted tendria mas cuidado porque lo mas preciado siempre se puede ir de las manos.- comente en un pequeño susurro mientras volvia a dar un paso.- No es aconsejable para una dama el bosque y mucho menos a estas alturas de la noche, porque lo que mas se sabe es la cantidad de animales que hay por ellos .- la mire de reojo sin darle mucha importancia a la joven.
Sebastian Dormances- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/05/2013
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Re: El manto de la noche (priv)
Le observé analizando sus pasos, su rostro, hasta el brillo de sus ojos. Me observaba atentamente, expectante, como si un ciego, volviera a ver la luz de nuevo, todo y así, su porte altivo permanecía en él. Los rayos de la luna, incidían tímidos, en la apacible calma del riachuelo, que detrás de mi corría, rodeándonos del leve ruido, del pasar del agua. El sonido de ese riachuelo, lo adoraba, me hacia recordar tanto, a mis padres, cuando uníamos nuestros juegos y risas en esa sombría parte del bosque. Escuche atentamente sus palabras, así como la afirmación que propuso, al que yo confirme la veracidad, pues muchos hombres encontraban el final de sus efímeras vidas, a consecuencia de la soberbia, ese lento mal que invade nuestras almas. Pero ese, no sería mi caso, tenía plena consciencia de lo bondadosa y la pureza de mi alma, era incapaz completamente de dañar a semejantes o cualquier tipo de vida, todo y así, era mi energía, mi capacidad de ver el mundo a través de mis buenos ojos, que me protegía de tales desventuras, o me habían protegido en el pasado, de toparme con criaturas malvadas y viles.
Volví a mirar al misterioso chico, que aún en ningún momento desde nuestro encuentro, había sonreído, ni que fuera ligeramente o una pequeña sonrisa, que dulcificara su serio rostro. Todo y asi, era el mas bello joven, con el que había tenido el gusto y placer de encontrarme. Su fino rostro, su palidez y sus brillantes ojos, como sus finos labios, todo y que se encontrará en la penumbra y mis ojos no pudieran deleitarse mejor, con el joven, que anteriormente en la luz de la luna, me había cautivado, podía asegurar, que donde fuera o donde se hospedara, levantaría pasiones por doquier, tanto de jóvenes damas como las más exquisitas de ellas. Sonreí ante su pregunta, en verdad sí que era muy extraño encontrar a una dama sola en medio de los bosques a estas horas de la noche…en eso, podíamos estar ambos de acuerdo.
-Sin duda, mi locura empezó al quedarme sola…soy una criatura sociable y amorosa, al morir mi familia, me sumí en la desesperación y muchas tardes de eternos silencios. Me los arrebataron de mi lado y no pude hacer nada más que quedarme viendo como sus cuerpos eran enterrados. Al tiempo seguí adelante y volví a las festividades de los nobles y la corte, pero entre sus modales y buenas formas, una no puede presentarse tal como es, solo en libertad puedo ser como soy verdaderamente. No pretendo con eso, inculparme por mi locura- reí suavemente, mirándole- pero el hecho de que este sola en este mundo y no haya nade a quien deba explicaciones de donde salgo o que hago, seguramente es razón de ella-
Se levantó de la roca, donde se encontraba sentado y se irguió, mirando hacia el cielo. En las comisuras de sus labios, se presentó una leve sonrisa, y no pude mas que corresponder a esa silenciosa sonrisa, celebrando que pudiera ser capaz de sonreír aunque fuera ligeramente. Pero la sonrisa duro poco tiempo, y echándose unos pasos atrás, me volvió a dejar desconcertada- No te alejes…- susurre sin poder contenerme, hacia mucho no me encontraba con nadie, que no fuera en estricto protocolo, y su presencia, era refrescante. Me volvió a hablar pero esta vez, sumida en un silencio, no le supe que responder. Suspirando, me levanté al fin, recogí la blanca capa y volví mi mirada hacia él. Me acerqué unos pasos a él, quedando a unos pocos pasos de él, escondido en la penumbra.
Sentí sus ojos observándome de reojo, le sonreí de lado – Eres muy taciturno ... ¿verdad?- pregunté al verlo tan distante y pensativo. Lo observaba y lo veía como un león enjaulado, que necesitaba salir de su jaula y volver a ver el mundo, tal como era. Y nada me tentaba más, que acercarme a él, y poder acariciarle. ¿Cuánto tiempo habría pasado sin compañía?, también existía la posibilidad, de que fuera siempre así de serio y cauto, como desconfiado. Fuera lo que fuese, me quedé a unos pasos de él, esperando encontrarme de nuevo con su mirada y que él decidiese, si se acercaba a mí, o se alejaba, aumentando la distancia de separación entre los dos.Y allí me quedé, esperando, mientras la fría brisa de la noche, jugaba con con las hebras doradas de mi cabello.
Volví a mirar al misterioso chico, que aún en ningún momento desde nuestro encuentro, había sonreído, ni que fuera ligeramente o una pequeña sonrisa, que dulcificara su serio rostro. Todo y asi, era el mas bello joven, con el que había tenido el gusto y placer de encontrarme. Su fino rostro, su palidez y sus brillantes ojos, como sus finos labios, todo y que se encontrará en la penumbra y mis ojos no pudieran deleitarse mejor, con el joven, que anteriormente en la luz de la luna, me había cautivado, podía asegurar, que donde fuera o donde se hospedara, levantaría pasiones por doquier, tanto de jóvenes damas como las más exquisitas de ellas. Sonreí ante su pregunta, en verdad sí que era muy extraño encontrar a una dama sola en medio de los bosques a estas horas de la noche…en eso, podíamos estar ambos de acuerdo.
-Sin duda, mi locura empezó al quedarme sola…soy una criatura sociable y amorosa, al morir mi familia, me sumí en la desesperación y muchas tardes de eternos silencios. Me los arrebataron de mi lado y no pude hacer nada más que quedarme viendo como sus cuerpos eran enterrados. Al tiempo seguí adelante y volví a las festividades de los nobles y la corte, pero entre sus modales y buenas formas, una no puede presentarse tal como es, solo en libertad puedo ser como soy verdaderamente. No pretendo con eso, inculparme por mi locura- reí suavemente, mirándole- pero el hecho de que este sola en este mundo y no haya nade a quien deba explicaciones de donde salgo o que hago, seguramente es razón de ella-
Se levantó de la roca, donde se encontraba sentado y se irguió, mirando hacia el cielo. En las comisuras de sus labios, se presentó una leve sonrisa, y no pude mas que corresponder a esa silenciosa sonrisa, celebrando que pudiera ser capaz de sonreír aunque fuera ligeramente. Pero la sonrisa duro poco tiempo, y echándose unos pasos atrás, me volvió a dejar desconcertada- No te alejes…- susurre sin poder contenerme, hacia mucho no me encontraba con nadie, que no fuera en estricto protocolo, y su presencia, era refrescante. Me volvió a hablar pero esta vez, sumida en un silencio, no le supe que responder. Suspirando, me levanté al fin, recogí la blanca capa y volví mi mirada hacia él. Me acerqué unos pasos a él, quedando a unos pocos pasos de él, escondido en la penumbra.
Sentí sus ojos observándome de reojo, le sonreí de lado – Eres muy taciturno ... ¿verdad?- pregunté al verlo tan distante y pensativo. Lo observaba y lo veía como un león enjaulado, que necesitaba salir de su jaula y volver a ver el mundo, tal como era. Y nada me tentaba más, que acercarme a él, y poder acariciarle. ¿Cuánto tiempo habría pasado sin compañía?, también existía la posibilidad, de que fuera siempre así de serio y cauto, como desconfiado. Fuera lo que fuese, me quedé a unos pasos de él, esperando encontrarme de nuevo con su mirada y que él decidiese, si se acercaba a mí, o se alejaba, aumentando la distancia de separación entre los dos.Y allí me quedé, esperando, mientras la fría brisa de la noche, jugaba con con las hebras doradas de mi cabello.
Alma Montcourt- Humano Clase Alta
- Mensajes : 60
Fecha de inscripción : 29/04/2013
Edad : 32
Localización : Entre bailes y tempestades
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