AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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En lo más profundo de una mente atormentada
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En lo más profundo de una mente atormentada
Se removía en la cama con inquietud, mientras que el viento soplaba con fuerza agitando las espesas cortinas del ventanal de la habitación. Mikael, cansado de una noche más de insomnio, inhala hondo irguiéndose sobre la cama para salir de ella segundos después. Aquella sensación de aprisionamiento le hizo tomar la decisión de salir del lugar, dispuesto a caminar para distraerse un poco.
El ama de llaves apareció al ver a Mikael dispuesto a salir de la mansión cuando éste se encontraba en el salón, intentando persuadirlo de tal idea. La mirada extrañada del mismo no se hizo esperar y, después de colocar ambas manos sobre los hombros de la mujer, asegurándole que no había nada qué temer, se dirigió a la salida con tranquilidad. Segundos después abría la puerta y llegaba al exterior.
El viento de otoño soplaba aquella noche con fuerza y sacudía las ramas de los árboles provocando un sonido silbante. El paisaje podría haberse dibujado aterrador para aquellas mentes susceptibles, pero no así para Mikael, quien experimentaba una sensación bastante placentera ante aquél cuadro casi irreal. Aún distraído con el paisaje, levanta su vista hacia la luna que filtra sus rayos a través de las ramas.
Mikael continuó su recorrido observando entretenido las figuras incomprensibles que la luz formaba sobre el suelo, cuando un sonido lo sacó de su concentración. Una serie de pasos se dejaron escuchar y el joven se dirigió hacia el lugar del cual provenían, dándose cuenta después de la presencia de una mujer de belleza sorprendente que lo observaba con atención.
Lo que ocurrió a continuación fue tan repentino, que Mikael simplemente retrocedió un par de pasos y perdió el equilibrio al ver la sonrisa del ser de la noche frente a él. Posteriormente corrió tan rápido como sus piernas se lo permitían mientras su corazón latía tan fuerte que el pecho le dolía, en ese momento recibió un fuerte golpe en la cabeza que lo hace caer al suelo sintiéndose aturdido.
Casi al borde de la inconsciencia, el joven descubre aterrado que lo rodea una completa oscuridad. Fue entonces cuando es sometido por un par de manos que lo toman de sus ropas y lo presionan contra el suelo. Éste intenta defenderse a medida de lo posible, sin embargo aquella fuerza sobre-humana termina por vencerlo cuando siente cómo su cuello es perforado para alimentar a la mujer.
―Me perteneces... ―y continuó bebiendo su sangre en contra de la voluntad del joven que se defendía inútilmente para alejarse de ella, debilitándose por completo. Fue entonces que ella le regaló el don de la vida eterna en contra de su voluntad.
Los intensos dolores que envolverían el cuerpo de Mikael no se hicieron esperar. Incapaz de gritar, éste se removía en el suelo respirando entrecortadamente ante aquella terrible sensación cuya intensidad le provocaba el deseo de hacerlo sin ningún resultado. Sus labios proferían gemidos de dolor que nadie escucharía, y la risa divertida de la mujer invadió sus oídos cuando su vida amenazaba con abandonarle.
El ama de llaves apareció al ver a Mikael dispuesto a salir de la mansión cuando éste se encontraba en el salón, intentando persuadirlo de tal idea. La mirada extrañada del mismo no se hizo esperar y, después de colocar ambas manos sobre los hombros de la mujer, asegurándole que no había nada qué temer, se dirigió a la salida con tranquilidad. Segundos después abría la puerta y llegaba al exterior.
El viento de otoño soplaba aquella noche con fuerza y sacudía las ramas de los árboles provocando un sonido silbante. El paisaje podría haberse dibujado aterrador para aquellas mentes susceptibles, pero no así para Mikael, quien experimentaba una sensación bastante placentera ante aquél cuadro casi irreal. Aún distraído con el paisaje, levanta su vista hacia la luna que filtra sus rayos a través de las ramas.
Mikael continuó su recorrido observando entretenido las figuras incomprensibles que la luz formaba sobre el suelo, cuando un sonido lo sacó de su concentración. Una serie de pasos se dejaron escuchar y el joven se dirigió hacia el lugar del cual provenían, dándose cuenta después de la presencia de una mujer de belleza sorprendente que lo observaba con atención.
Lo que ocurrió a continuación fue tan repentino, que Mikael simplemente retrocedió un par de pasos y perdió el equilibrio al ver la sonrisa del ser de la noche frente a él. Posteriormente corrió tan rápido como sus piernas se lo permitían mientras su corazón latía tan fuerte que el pecho le dolía, en ese momento recibió un fuerte golpe en la cabeza que lo hace caer al suelo sintiéndose aturdido.
Casi al borde de la inconsciencia, el joven descubre aterrado que lo rodea una completa oscuridad. Fue entonces cuando es sometido por un par de manos que lo toman de sus ropas y lo presionan contra el suelo. Éste intenta defenderse a medida de lo posible, sin embargo aquella fuerza sobre-humana termina por vencerlo cuando siente cómo su cuello es perforado para alimentar a la mujer.
―Me perteneces... ―y continuó bebiendo su sangre en contra de la voluntad del joven que se defendía inútilmente para alejarse de ella, debilitándose por completo. Fue entonces que ella le regaló el don de la vida eterna en contra de su voluntad.
Los intensos dolores que envolverían el cuerpo de Mikael no se hicieron esperar. Incapaz de gritar, éste se removía en el suelo respirando entrecortadamente ante aquella terrible sensación cuya intensidad le provocaba el deseo de hacerlo sin ningún resultado. Sus labios proferían gemidos de dolor que nadie escucharía, y la risa divertida de la mujer invadió sus oídos cuando su vida amenazaba con abandonarle.
Última edición por Mikael Boulanger el Lun Mayo 13, 2013 11:53 pm, editado 2 veces
Alam Lestrange- Vampiro Clase Alta
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Re: En lo más profundo de una mente atormentada
No había experimentado un dolor físico de semejante magnitud... el cuerpo le dolía, era una sensación verdaderamente indescriptible. Tirado entre algunas ramas secas de los árboles del bosque, Mikael intenta inhalar hondo sin lograr conseguir algo más que un intenso dolor en el pecho. Su cuerpo se contrae, presiona las mandíbulas sin dejar de escuchar aquella estridente risa femenina.
―Eres mío ―repitió nuevamente la mujer.
Mikael continuaba librando una lucha, una lucha por su propia vida de la que de antemano se sabía que no lograría ser el vencedor. Hasta ese momento el hombre a punto de desfallecer tensaba su cuerpo mientras sus manos aferraban puñados de tierra y restos de hojas secas del suelo en el que se encontraba. Su pecho se elevaba de forma irregular mientras intentaba gritar sin éxito alguno.
―No puedo respirar... ―dijo el hombre casi sin aliento.
La desconocida sonrió ante aquella declaración, caminó calmadamente hacia Mikael y se arrodilló a su lado para acariciar el rostro de su víctima. Desde su mejilla hasta el mentón del mismo, aquella mujer rozaba apenas su piel con las yemas de sus dedos. Finalmente llevó su mano a la boca para sentir la fría humedad de los labios cubiertos de sangre de Mikael.
―Esa es la idea cielo ―respondió la mujer burlonamente ―y no te preocupes, pronto dejarás de necesitarlo.
Aquellas palabras penetraron en lo más profundo de la mente de Mikael, quien ya se encontraba verdaderamente agotado y lleno de terror. Pronto sus manos habían perdido fuerza y ahora yacía sobre el suelo, apenas emitiendo débiles gemidos de dolor de su cuerpo ya palidecido a causa de la inminente transformación. Su corazón latía cada vez más lentamente...
―Eres mío ―repitió nuevamente la mujer.
Mikael continuaba librando una lucha, una lucha por su propia vida de la que de antemano se sabía que no lograría ser el vencedor. Hasta ese momento el hombre a punto de desfallecer tensaba su cuerpo mientras sus manos aferraban puñados de tierra y restos de hojas secas del suelo en el que se encontraba. Su pecho se elevaba de forma irregular mientras intentaba gritar sin éxito alguno.
―No puedo respirar... ―dijo el hombre casi sin aliento.
La desconocida sonrió ante aquella declaración, caminó calmadamente hacia Mikael y se arrodilló a su lado para acariciar el rostro de su víctima. Desde su mejilla hasta el mentón del mismo, aquella mujer rozaba apenas su piel con las yemas de sus dedos. Finalmente llevó su mano a la boca para sentir la fría humedad de los labios cubiertos de sangre de Mikael.
―Esa es la idea cielo ―respondió la mujer burlonamente ―y no te preocupes, pronto dejarás de necesitarlo.
Aquellas palabras penetraron en lo más profundo de la mente de Mikael, quien ya se encontraba verdaderamente agotado y lleno de terror. Pronto sus manos habían perdido fuerza y ahora yacía sobre el suelo, apenas emitiendo débiles gemidos de dolor de su cuerpo ya palidecido a causa de la inminente transformación. Su corazón latía cada vez más lentamente...
Alam Lestrange- Vampiro Clase Alta
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Re: En lo más profundo de una mente atormentada
La caricia que le dedicó la mujer vampiro a Mikael fue apenas perceptible por el mismo quien, totalmente debilitado, en un intento por inhalar el aire tan necesario para sobrevivir, lograba emitir apenas ligeros suspiros a través de sus labios. Aquellos ojos insensibles a todo estímulo visual, permanecían entreabiertos ante la mirada entretenida de la bella mujer que aún continuaba a su lado.
―Tranquilo cariño, pronto terminará ―se escuchaba aquella voz una vez más. Una voz que Mikael llevaría grabada en su mente por siempre.
No había manera de acortar aquél suplicio experimentado por el vampiro que recién comenzaba a existir. La mujer observaba arrodillada al lado del caballero cuyo pálido rostro era iluminado por la luz de la luna al igual que su cuerpo frío a causa de su inminente transformación. Débiles gemidos de dolor se escuchaban de cuando en cuando durante algunos minutos, luego aquellos ojos claros se cerraron muy lentamente cuando todo cesó de repente.
La existencia de Mikael daría un giro total a partir de ese momento, cuando éste abriera los ojos posteriormente. El hombre se llevó una mano a la cabeza al darse cuenta de la desaparición de todo rastro de dolor. Su rostro se irguió un poco al incorporarse hasta quedar sentado sobre la humedad del suelo frío e intentó observar a su alrededor, descubriendo en ese momento la oscuridad circundante.
―Bienvenido a la eternidad, cielo ―escuchó nuevamente las palabras de aquella que, con asombro y terror por parte de Mikael, se descubría que no había sido parte de ningún sueño.
El hombre, un tanto aturdido ya no por el golpe recibido sino por la serie de sucesos acontecidos, se puso de pie con cuidado. Luego de frotar los ojos con sus manos, descubre que efectivamente se encuentra rodeado de una profunda oscuridad, oscuridad que le acompañaría en su existencia eternamente. El vampiro recién transformado inhaló profundo, dándose cuenta de que tal acto le proporcionaba una sensación diferente.
―¿De qué habla, señorita? ―preguntó Mikael con voz temblorosa ―¿Qué me ha hecho? ―continuó, sintiendo verdadero desconcierto y terror ante la sonrisa complacida de su creadora, aquella expresión que el nuevo vampiro no descubriría jamás.
―Tranquilo cariño, pronto terminará ―se escuchaba aquella voz una vez más. Una voz que Mikael llevaría grabada en su mente por siempre.
No había manera de acortar aquél suplicio experimentado por el vampiro que recién comenzaba a existir. La mujer observaba arrodillada al lado del caballero cuyo pálido rostro era iluminado por la luz de la luna al igual que su cuerpo frío a causa de su inminente transformación. Débiles gemidos de dolor se escuchaban de cuando en cuando durante algunos minutos, luego aquellos ojos claros se cerraron muy lentamente cuando todo cesó de repente.
La existencia de Mikael daría un giro total a partir de ese momento, cuando éste abriera los ojos posteriormente. El hombre se llevó una mano a la cabeza al darse cuenta de la desaparición de todo rastro de dolor. Su rostro se irguió un poco al incorporarse hasta quedar sentado sobre la humedad del suelo frío e intentó observar a su alrededor, descubriendo en ese momento la oscuridad circundante.
―Bienvenido a la eternidad, cielo ―escuchó nuevamente las palabras de aquella que, con asombro y terror por parte de Mikael, se descubría que no había sido parte de ningún sueño.
El hombre, un tanto aturdido ya no por el golpe recibido sino por la serie de sucesos acontecidos, se puso de pie con cuidado. Luego de frotar los ojos con sus manos, descubre que efectivamente se encuentra rodeado de una profunda oscuridad, oscuridad que le acompañaría en su existencia eternamente. El vampiro recién transformado inhaló profundo, dándose cuenta de que tal acto le proporcionaba una sensación diferente.
―¿De qué habla, señorita? ―preguntó Mikael con voz temblorosa ―¿Qué me ha hecho? ―continuó, sintiendo verdadero desconcierto y terror ante la sonrisa complacida de su creadora, aquella expresión que el nuevo vampiro no descubriría jamás.
Alam Lestrange- Vampiro Clase Alta
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Re: En lo más profundo de una mente atormentada
El ahora vampiro se encontraba verdaderamente aterrado. Aquella sensación era totalmente novedosa y desconcertante para él y acostumbrarse a una existencia como inmortal no le sería nada fácil. La sonrisa que le dirigía la hermosa mujer vampiro pasaba desapercibida por el recién transformado, quien aún realizaba intentos vanos por observar a través de la oscuridad.
―¿Qué fue lo que me hizo? ¡¿Qué me hiciste?! ―preguntó Mikael levantando la voz, con la consiguiente risa complacida de aquella mujer.
La causante de su transformación permanecía observando extrañada al notar algo inusual en los movimientos del hombre recién transformado. Pronto descubriría que carecía de visión lo cual le produjo cierto desconcierto, sensación que se disipó de inmediato y sonrió nuevamente mientras caminaba hacia él con suma calma hasta colocarse tan cerca que casi podía sentir su respiración agitada.
―Pero vamos ―mencionó la mujer mientras extendía sus manos para tocar los hombros de Mikael ―¿Qué sucede cielo? Estás temblando, cálmate. Todo está bien.
El cuerpo de Mikael temblaba ante el terror que lo embargaba por completo, incapaz de mirar a la mujer que tenía frente al mismo, simplemente retrocedió un paso evitando que la misma le tocase. La mujer simplemente rió en voz baja, lo que provocó una sensación fugaz de ira en el vampiro, quien intentaba asimilar todo aquello que había ocurrido en tan poco tiempo.
―No... no me toque ―mencionó al sentir nuevamente las manos frías de la mujer vampiro tomando las suyas ―por favor no ―retrocedió nuevamente con tal violencia que perdió el equilibrio y terminó cayendo sentado en el suelo.
La mujer sonrió complacida al observar la escena, Mikael en el suelo llevándose las manos a su cabeza. Según la creencia de la misma, aquella era la clásica actitud de una víctima aterrada, aunque no la había observado en nadie recién transformado jamás. Aquello despertó el interés de la misma hacia el hombre, quien se sobresaltó un poco al sentir la fría mano de la mujer acariciar su mentón y mejilla.
―No... se me acerque ―repitió el vampiro sin emoción ―déjeme en paz.
―¿Qué fue lo que me hizo? ¡¿Qué me hiciste?! ―preguntó Mikael levantando la voz, con la consiguiente risa complacida de aquella mujer.
La causante de su transformación permanecía observando extrañada al notar algo inusual en los movimientos del hombre recién transformado. Pronto descubriría que carecía de visión lo cual le produjo cierto desconcierto, sensación que se disipó de inmediato y sonrió nuevamente mientras caminaba hacia él con suma calma hasta colocarse tan cerca que casi podía sentir su respiración agitada.
―Pero vamos ―mencionó la mujer mientras extendía sus manos para tocar los hombros de Mikael ―¿Qué sucede cielo? Estás temblando, cálmate. Todo está bien.
El cuerpo de Mikael temblaba ante el terror que lo embargaba por completo, incapaz de mirar a la mujer que tenía frente al mismo, simplemente retrocedió un paso evitando que la misma le tocase. La mujer simplemente rió en voz baja, lo que provocó una sensación fugaz de ira en el vampiro, quien intentaba asimilar todo aquello que había ocurrido en tan poco tiempo.
―No... no me toque ―mencionó al sentir nuevamente las manos frías de la mujer vampiro tomando las suyas ―por favor no ―retrocedió nuevamente con tal violencia que perdió el equilibrio y terminó cayendo sentado en el suelo.
La mujer sonrió complacida al observar la escena, Mikael en el suelo llevándose las manos a su cabeza. Según la creencia de la misma, aquella era la clásica actitud de una víctima aterrada, aunque no la había observado en nadie recién transformado jamás. Aquello despertó el interés de la misma hacia el hombre, quien se sobresaltó un poco al sentir la fría mano de la mujer acariciar su mentón y mejilla.
―No... se me acerque ―repitió el vampiro sin emoción ―déjeme en paz.
Alam Lestrange- Vampiro Clase Alta
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Re: En lo más profundo de una mente atormentada
―Tranquilízate cariño, si es que quieres vivir ―fueron las palabras que con total calma pronunciase aquella mujer ante el nerviosismo del hombre quien, totalmente aterrado, impidiese cualquier acercamiento posible ―debes alimentarte cielo, o no durarás mucho ―había pronunciado posteriormente.
El vampiro recién transformado se encontraba sentado en el suelo aún, permaneciendo a la defensiva a causa de semejante evento traumático que acababa de experimentar. Sus manos temblorosas se sostenían la cabeza y, posteriormente, su respiración se tornó agitada al llevar una de ellas a sus labios humedecidos aún con el líquido vital. El sabor a hierro invadía el sentido del gusto de aquél hombre angustiado.
―Quiero irme... ―atinó a decir simplemente ―solamente deseo estar solo, por favor... ―una voz quebrada fue lo que pronunciaron aquellos labios temblorosos del ahora ser oscuro ―no... no puedo ver nada...
Mikael comenzó a sentir la boca seca de repente, producto de la necesidad imperiosa de alimentarse que poseían los seres de su condición. El ahora ser de la noche pasaba saliva una y otra vez, dándose cuenta de que aquella sed no era como las experimentadas en el pasado. Sus manos temblorosas presionaban su cabeza nuevamente, mientras que en el rostro de la mujer se dibujaba una sonrisa casi complacida en su totalidad.
―Has perdido la vista, cariño ―respondió al instante aquella mujer como si de una insignificancia se tratase, mientras que su propia mirada se encontrase fija en un punto en especial ―no será fácil lo sé, pero vivirás ―afirmó acercándose para colocarse a escasos centímetros para observar, totalmente satisfecha, los ojos claros de Mikael quien ya se había puesto de pie ―pronto volveré por ti.
Fueron las últimas palabras que la mujer había mencionado con sequedad, luego de haberse acercado lo suficiente para dejar un suave beso en los fríos labios del vampiro desconcertado. Mikael, una vez que la mujer desapareciera, presionó los puños y las mandíbulas con fuerza, se abandonó de rodillas en el suelo lleno de desconcierto y terror. Fue en ese momento que sus labios profirieron un desgarrador grito que rompió el silencio de la noche...
El vampiro recién transformado se encontraba sentado en el suelo aún, permaneciendo a la defensiva a causa de semejante evento traumático que acababa de experimentar. Sus manos temblorosas se sostenían la cabeza y, posteriormente, su respiración se tornó agitada al llevar una de ellas a sus labios humedecidos aún con el líquido vital. El sabor a hierro invadía el sentido del gusto de aquél hombre angustiado.
―Quiero irme... ―atinó a decir simplemente ―solamente deseo estar solo, por favor... ―una voz quebrada fue lo que pronunciaron aquellos labios temblorosos del ahora ser oscuro ―no... no puedo ver nada...
Mikael comenzó a sentir la boca seca de repente, producto de la necesidad imperiosa de alimentarse que poseían los seres de su condición. El ahora ser de la noche pasaba saliva una y otra vez, dándose cuenta de que aquella sed no era como las experimentadas en el pasado. Sus manos temblorosas presionaban su cabeza nuevamente, mientras que en el rostro de la mujer se dibujaba una sonrisa casi complacida en su totalidad.
―Has perdido la vista, cariño ―respondió al instante aquella mujer como si de una insignificancia se tratase, mientras que su propia mirada se encontrase fija en un punto en especial ―no será fácil lo sé, pero vivirás ―afirmó acercándose para colocarse a escasos centímetros para observar, totalmente satisfecha, los ojos claros de Mikael quien ya se había puesto de pie ―pronto volveré por ti.
Fueron las últimas palabras que la mujer había mencionado con sequedad, luego de haberse acercado lo suficiente para dejar un suave beso en los fríos labios del vampiro desconcertado. Mikael, una vez que la mujer desapareciera, presionó los puños y las mandíbulas con fuerza, se abandonó de rodillas en el suelo lleno de desconcierto y terror. Fue en ese momento que sus labios profirieron un desgarrador grito que rompió el silencio de la noche...
Alam Lestrange- Vampiro Clase Alta
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Re: En lo más profundo de una mente atormentada
Aquella noche en la que fue transformado y abandonado por aquella mujer, Mikael permaneció arrodillado en el suelo, incapaz de ponerse de pie durante un largo rato. Su terror hacía imposible mantener coherencia en sus ideas, por lo que permaneció así, sintiendo un extraño dolor en su pecho, en cuyo interior se alojaba un corazón incapaz de latir. Pero que conservaba la capacidad de sentir.
Tenía sed, de pronto había vuelto a él aquella sensación desagradable y la necesidad imperante de beber, pero no tenía idea de cómo sería capaz de lograr aquello. Aquél ser con forma de mujer se había alejado de allí para siempre, pensó mientras que sus fuerzas apenas podían serle útiles para ponerse de pie con dificultad y lo hizo así. Incapaz de utilizar su visión debía guiarse ahora con la ayuda del resto de sus sentidos, sentidos que a partir de ese momento se encargaría de agudizar.
―Demonios... ―mencionó de repente al escuchar un sonido y tropezó segundos después, para caer de rodillas al suelo una vez más. Un sonido de pasos habían logrado alertar al vampiro recién transformado, quien ahora permanecía en silencio total, esperando no ser encontrado por aquellos que lanzaran altisonantes palabras al aire a medida que su conversación se alargaba.
El cuerpo aún debilitado del vampiro no era capaz de responder como era requerido, pudiendo apenas arrastrarse con dificultad tras el tronco de un grueso árbol que le sirviese de escondite. Pronto Mikael descubriría que aquellos desconocidos se trataban de ni más ni menos que tres seres humanos de quienes pretendía permanecer alejado.
―Pero qué sorpresa, caballeros, miren lo que tenemos aquí... ―mencionó uno de ellos al descubrir al vampiro recién transformado, cuyos sentidos se encontrasen tan opacados a causa de la sed y el cansancio, que fuese imposible de reaccionar con rapidez cuando éstos tres hombres lo tomaron para hacerle salir de su escondite ―es un vampiro, no puedo creerlo. Parece nuevo mírenlo, y está asustado.
Tenía sed, de pronto había vuelto a él aquella sensación desagradable y la necesidad imperante de beber, pero no tenía idea de cómo sería capaz de lograr aquello. Aquél ser con forma de mujer se había alejado de allí para siempre, pensó mientras que sus fuerzas apenas podían serle útiles para ponerse de pie con dificultad y lo hizo así. Incapaz de utilizar su visión debía guiarse ahora con la ayuda del resto de sus sentidos, sentidos que a partir de ese momento se encargaría de agudizar.
―Demonios... ―mencionó de repente al escuchar un sonido y tropezó segundos después, para caer de rodillas al suelo una vez más. Un sonido de pasos habían logrado alertar al vampiro recién transformado, quien ahora permanecía en silencio total, esperando no ser encontrado por aquellos que lanzaran altisonantes palabras al aire a medida que su conversación se alargaba.
El cuerpo aún debilitado del vampiro no era capaz de responder como era requerido, pudiendo apenas arrastrarse con dificultad tras el tronco de un grueso árbol que le sirviese de escondite. Pronto Mikael descubriría que aquellos desconocidos se trataban de ni más ni menos que tres seres humanos de quienes pretendía permanecer alejado.
―Pero qué sorpresa, caballeros, miren lo que tenemos aquí... ―mencionó uno de ellos al descubrir al vampiro recién transformado, cuyos sentidos se encontrasen tan opacados a causa de la sed y el cansancio, que fuese imposible de reaccionar con rapidez cuando éstos tres hombres lo tomaron para hacerle salir de su escondite ―es un vampiro, no puedo creerlo. Parece nuevo mírenlo, y está asustado.
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Re: En lo más profundo de una mente atormentada
―Maldita criatura infernal, ven acá ―dijo en voz alta uno de los hombres al darse cuenta que Mikael intentaba resistirse usando todas las fuerzas de las que era capaz. Lamentablemente a éste le fue imposible luchar en contra de los tres hombres debido a su estado de debilitamiento, por lo que al final lograron su propósito, que fue el llevarle con ellos como cautivo.
Aquellos hombres continuaban su camino maldiciendo, hablando de temas cargados de inmoralidad de una forma que al vampiro le causaba cierta repulsión. A empujones y cayendo al suelo en múltiples ocasiones, Mikael provocaba las risas de sus captores trayendo como consecuencia que se le considerara demasiado torpe, ya que ninguno de los tres había reparado en el estado en el que su vista se encontraba.
―Suéltenme... ―pedía el ahora vampiro casi en un susurro, mientras aquellos soltaban a reír ―déjenme ir ―continuó, para posteriormente sentir cómo las manos de uno de ellos se apresuraban a tocarle ―apártese ―dijo retrocediendo un paso, con movimientos torpes. Las risas de aquellos humanos no se hicieron esperar.
Mikael sentía sed, bastante sed... lo que provocaba en éste un deseo irrefrenable de alimentarse. Con las palabras de aquella mujer en la mente, palabras que le habían recalcado la necesidad de beber, el vampiro lograba experimentar cierta aversión a la simple idea de realizar semejante acto, mas sabía perfectamente que se le había negado la oportunidad de elegir.
Aquellos hombres continuaban su recorrido, internándose en la espesura del bosque cuando las gotas de lluvia comenzaron a caer para extrañeza de los cuatro. Mikael apenas había comprendido lo que su piel estaba sintiendo, cuando sus captores lo llevaron a empujones hasta el interior de una oscura cueva y, una vez dentro, se dispusieron a sacar algunos objetos de los sacos que llevaban, entre ellos algunos candelabros que encendieron a los pocos minutos e iluminaron de inmediato el rostro de Mikael.
―Miren... ¿Pero qué demonios? ―aquellos hombres habían descubierto la falta de visión del vampiro, quien simplemente era capaz de sentir el calor producido y un poco de cera que había caído de la vela sobre su brazo, el cual alejó luego de resoplar a causa del dolor experimentado ―un vampiro ciego... ¿completamente ciego? ―se preguntaban entre sí, mientras que la espalda de Mikael se apoyaba contra uno de los muros de la caverna.
El ser nocturno sentía temor, un verdadero temor al encontrarse ahora en semejantes condiciones a merced de aquellos que, sin tocarse el corazón un segundo, podrían ser capaces de darle fin a su existencia. Sintiéndose totalmente indefenso, Mikael intentaba ordenar aquellas ideas que invadiesen como torbellino su mente, mientras que su cuerpo dolorido se negaba a responder como era debido.
―Me he aburrido, compañeros ―mencionó de pronto uno de ellos, luego de finalizar con su cena ―y el amanecer está a poco de llegar... ¿qué les parece un poco de diversión con este demonio ciego? ―fueron las palabras de uno de ellos, las cuales provocaron un sobresalto en el joven vampiro, quien se pegó al muro lo más que le fue posible, en un intento fallido de escapar de las manos de aquellos que ahora reían a carcajadas.
Aquellos hombres continuaban su camino maldiciendo, hablando de temas cargados de inmoralidad de una forma que al vampiro le causaba cierta repulsión. A empujones y cayendo al suelo en múltiples ocasiones, Mikael provocaba las risas de sus captores trayendo como consecuencia que se le considerara demasiado torpe, ya que ninguno de los tres había reparado en el estado en el que su vista se encontraba.
―Suéltenme... ―pedía el ahora vampiro casi en un susurro, mientras aquellos soltaban a reír ―déjenme ir ―continuó, para posteriormente sentir cómo las manos de uno de ellos se apresuraban a tocarle ―apártese ―dijo retrocediendo un paso, con movimientos torpes. Las risas de aquellos humanos no se hicieron esperar.
Mikael sentía sed, bastante sed... lo que provocaba en éste un deseo irrefrenable de alimentarse. Con las palabras de aquella mujer en la mente, palabras que le habían recalcado la necesidad de beber, el vampiro lograba experimentar cierta aversión a la simple idea de realizar semejante acto, mas sabía perfectamente que se le había negado la oportunidad de elegir.
Aquellos hombres continuaban su recorrido, internándose en la espesura del bosque cuando las gotas de lluvia comenzaron a caer para extrañeza de los cuatro. Mikael apenas había comprendido lo que su piel estaba sintiendo, cuando sus captores lo llevaron a empujones hasta el interior de una oscura cueva y, una vez dentro, se dispusieron a sacar algunos objetos de los sacos que llevaban, entre ellos algunos candelabros que encendieron a los pocos minutos e iluminaron de inmediato el rostro de Mikael.
―Miren... ¿Pero qué demonios? ―aquellos hombres habían descubierto la falta de visión del vampiro, quien simplemente era capaz de sentir el calor producido y un poco de cera que había caído de la vela sobre su brazo, el cual alejó luego de resoplar a causa del dolor experimentado ―un vampiro ciego... ¿completamente ciego? ―se preguntaban entre sí, mientras que la espalda de Mikael se apoyaba contra uno de los muros de la caverna.
El ser nocturno sentía temor, un verdadero temor al encontrarse ahora en semejantes condiciones a merced de aquellos que, sin tocarse el corazón un segundo, podrían ser capaces de darle fin a su existencia. Sintiéndose totalmente indefenso, Mikael intentaba ordenar aquellas ideas que invadiesen como torbellino su mente, mientras que su cuerpo dolorido se negaba a responder como era debido.
―Me he aburrido, compañeros ―mencionó de pronto uno de ellos, luego de finalizar con su cena ―y el amanecer está a poco de llegar... ¿qué les parece un poco de diversión con este demonio ciego? ―fueron las palabras de uno de ellos, las cuales provocaron un sobresalto en el joven vampiro, quien se pegó al muro lo más que le fue posible, en un intento fallido de escapar de las manos de aquellos que ahora reían a carcajadas.
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Re: En lo más profundo de una mente atormentada
―Déjenme ―la voz de Mikael se escuchó entre los constantes forcejeos ―¡Aléjense de mí! ―continuó su lucha en contra de aquellos que no dejaban de reír mientras que sus manos afianzaban el cuerpo del vampiro sin compasión ―no... no me toquen... ¡apártense! ―volvió a pedir con cierto tono desesperado sin obtener resultado alguno.
El cuerpo del vampiro era invadido por el contacto que le parecía totalmente desagradable, aquella invasión a su espacio personal le parecía verdaderamente intolerable y difícil de soportar. Sintiendo una rabia crecer en su interior mezclada con el miedo, Mikael logró liberar uno de sus brazos para lanzar golpes a ciegas, con la intención de dar en el blanco.
―¿Con ganas de luchar? increíble demonio ―mencionó uno de ellos al darse cuenta que uno de sus compañeros caía al suelo a causa de la fuerza con la cual le golpeaba el vampiro recién transformado ―¡sosténganlo, no lo dejen ir! ―gritó aquél, mientras se levantaba frotándose el mentón dolorido ―veamos ahora el alcance de tu resistencia, criatura infernal.
La lucha continuaba. El vampiro, desesperado, se removía en inútiles forcejeos, los cuales cesaron cuando uno de estos le hizo perder el equilibrio haciéndolo caer de costado contra el suelo. La respiración agitada comenzaba a hacer efecto en el pecho de Mikael quien, totalmente aterrado, no se rendía en su afán por verse liberado. Lucha que cesó un momento cuando éstos presionaron su cuerpo boca abajo contra el húmedo suelo.
Una respiración irregular podía escucharse entre los sonidos provocados por aquella lucha desigual; un par de hombres continuaban sosteniendo al vampiro en el suelo, mientras que el tercero se disponía a iluminar el rostro del mismo con la luz de la vela que a punto estaba de llegar a su fin. Éste, desesperado, intentaba liberarse a medida que largas inspiraciones salían de sus labios separados.
―Apostaría cualquier cosa a que éste rostro lo he visto en alguna parte antes, caballeros... ―mencionó, mientras que con su mano libre, obligaba al vampiro a mostrar su faz al tirar de su cabello hacia atrás con fuerza, provocando una queja de dolor casi inaudible en el mismo ser inmovilizado -lo mismo da. Terminemos esto y vayámonos de aquí ―continuó sin darle mayor importancia al asunto.
Un gemido dolorido escapó de los labios del vampiro cuando los humanos, luego de inmovilizar sus brazos a su espalda, lo levantaran con tal rudeza de los mismos que hubiesen estado a punto de provocarle una luxación. Si hubiese existido un momento en el cual Mikael se aferrara a la vida en busca de una oportunidad para continuar su existencia, era precisamente ése. Ese instante cuando era llevado a la salida de la caverna, donde los primeros rayos de sol comenzaban a iluminar.
El cuerpo del vampiro era invadido por el contacto que le parecía totalmente desagradable, aquella invasión a su espacio personal le parecía verdaderamente intolerable y difícil de soportar. Sintiendo una rabia crecer en su interior mezclada con el miedo, Mikael logró liberar uno de sus brazos para lanzar golpes a ciegas, con la intención de dar en el blanco.
―¿Con ganas de luchar? increíble demonio ―mencionó uno de ellos al darse cuenta que uno de sus compañeros caía al suelo a causa de la fuerza con la cual le golpeaba el vampiro recién transformado ―¡sosténganlo, no lo dejen ir! ―gritó aquél, mientras se levantaba frotándose el mentón dolorido ―veamos ahora el alcance de tu resistencia, criatura infernal.
La lucha continuaba. El vampiro, desesperado, se removía en inútiles forcejeos, los cuales cesaron cuando uno de estos le hizo perder el equilibrio haciéndolo caer de costado contra el suelo. La respiración agitada comenzaba a hacer efecto en el pecho de Mikael quien, totalmente aterrado, no se rendía en su afán por verse liberado. Lucha que cesó un momento cuando éstos presionaron su cuerpo boca abajo contra el húmedo suelo.
Una respiración irregular podía escucharse entre los sonidos provocados por aquella lucha desigual; un par de hombres continuaban sosteniendo al vampiro en el suelo, mientras que el tercero se disponía a iluminar el rostro del mismo con la luz de la vela que a punto estaba de llegar a su fin. Éste, desesperado, intentaba liberarse a medida que largas inspiraciones salían de sus labios separados.
―Apostaría cualquier cosa a que éste rostro lo he visto en alguna parte antes, caballeros... ―mencionó, mientras que con su mano libre, obligaba al vampiro a mostrar su faz al tirar de su cabello hacia atrás con fuerza, provocando una queja de dolor casi inaudible en el mismo ser inmovilizado -lo mismo da. Terminemos esto y vayámonos de aquí ―continuó sin darle mayor importancia al asunto.
Un gemido dolorido escapó de los labios del vampiro cuando los humanos, luego de inmovilizar sus brazos a su espalda, lo levantaran con tal rudeza de los mismos que hubiesen estado a punto de provocarle una luxación. Si hubiese existido un momento en el cual Mikael se aferrara a la vida en busca de una oportunidad para continuar su existencia, era precisamente ése. Ese instante cuando era llevado a la salida de la caverna, donde los primeros rayos de sol comenzaban a iluminar.
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―Déjenme en paz... ―mencionó el vampiro entre dientes, mientras se resistía a seguir avanzando ―suéltenme ya ―continuó, bajo las carcajadas de los hombres que le tuviesen cautivo.
El grupo de captores detuvo su marcha de pronto, y el vampiro se preguntó con extrañeza el motivo de tal decisión. Totalmente confundido, éste no había perdido oportunidad para liberar uno de sus brazos otra vez y lanzar golpes a su alrededor, en donde intuía podría dar contra alguno de los hombres. No se equivocó, pronto, después de escuchar un sonido de rotura, uno de ellos había caído al suelo quejándose a causa de un fuerte golpe que le rompiese la nariz.
―Maldito demonio del infierno ―mencionó aquél hombre que, sangrando a través de la nariz, se acercó a Mikael con un instrumento cortante en su mano. Un cuchillo de tamaño considerable que terminó hundido en el pecho del recién transformado, el cual le arrancó un grito de dolor.
Aquella acción terminó por alertar al resto de sus compañeros quienes, sosteniendo al vampiro de los brazos nuevamente, le arrastraron hacia la salida sin meditarlo un segundo. Mikael resopló, forcejeó y se removió con desesperación, haciendo uso de las pocas fuerzas de las que era capaz hasta que estuvo bastante cerca de los primeros rayos del sol. En ese momento su calor advirtió al vampiro, quien terminó quedándose inmóvil a la espera de no ser víctima de éstos.
―Prepárate para ser fulminado ―mencionó el hombre cubriéndose aún su nariz rota, mientras que sacaba el cuchillo del pecho del vampiro con brutalidad, provocando en él un nuevo y ahogado grito de dolor. Un dolor experimentado a causa de quienes, al temer a todo aquello que les fuese desconocido, consideraran enviado por el mismo satanás ―espera un momento ―mencionó otro de sus compañeros de repente.
Lo que ocurrió a continuación provocó tal consternación en el recién transformado, que sus movimientos aumentaron de intensidad aún a pesa del dolor experimentado. Aquellos se habían dispuesto a despojarle de su capa, su saco y posteriormente le retiraban su camisa ensangrentada, de manera que los rayos de sol pudiesen llegar con mayor facilidad a él. Y funcionó. Una vez teniendo sujeto al vampiro debilitado, le arrastraron hacia un fino rayo solar que se posó sobre su hombro de inmediato.
La sensación de dolor fue terrible. Mucho más agudo que el de aquella herida en su pecho, el ardor provocado por los mortales rayos de sol habían terminado por quemar su piel de inmediato. Mikael se removió desesperado, dejando escapar un grito que denotaba un indescriptible dolor. Respirando agitamente, pronto el ser de la noche, presa de aquél sufrimiento, logró librar uno de sus brazos de la sujección de los hombres, para dirigir su mano al cuello de uno de ellos.
―Deténganlo ¿qué esperan? ¡Párenlo! ―fueron las últimas palabras coherentes que hubiese dicho el humano cuando Mikael, habiendo golpeado nuevamente a los otros dos compañeros, regresara al interior de la cueva abalanzándose sobre su presa para clavar sus colmillos en su cuello sin recato alguno.
Los papeles se habían invertido en cuestión de segundos, el vampiro mordía sin cesar el cuello del hombre que se removiera en el suelo contra el cual se encontrase inmovilizado. El beber de la sangre del mismo fue capaz de reponer las fuerzas perdidas y, con el asombro del mismo vampiro, sentir sus heridas sanar poco a poco a costa de aquél hombre. De aquél cuya vida se escapaba lentamente bajo las miradas aterradas de los otros dos.
El grupo de captores detuvo su marcha de pronto, y el vampiro se preguntó con extrañeza el motivo de tal decisión. Totalmente confundido, éste no había perdido oportunidad para liberar uno de sus brazos otra vez y lanzar golpes a su alrededor, en donde intuía podría dar contra alguno de los hombres. No se equivocó, pronto, después de escuchar un sonido de rotura, uno de ellos había caído al suelo quejándose a causa de un fuerte golpe que le rompiese la nariz.
―Maldito demonio del infierno ―mencionó aquél hombre que, sangrando a través de la nariz, se acercó a Mikael con un instrumento cortante en su mano. Un cuchillo de tamaño considerable que terminó hundido en el pecho del recién transformado, el cual le arrancó un grito de dolor.
Aquella acción terminó por alertar al resto de sus compañeros quienes, sosteniendo al vampiro de los brazos nuevamente, le arrastraron hacia la salida sin meditarlo un segundo. Mikael resopló, forcejeó y se removió con desesperación, haciendo uso de las pocas fuerzas de las que era capaz hasta que estuvo bastante cerca de los primeros rayos del sol. En ese momento su calor advirtió al vampiro, quien terminó quedándose inmóvil a la espera de no ser víctima de éstos.
―Prepárate para ser fulminado ―mencionó el hombre cubriéndose aún su nariz rota, mientras que sacaba el cuchillo del pecho del vampiro con brutalidad, provocando en él un nuevo y ahogado grito de dolor. Un dolor experimentado a causa de quienes, al temer a todo aquello que les fuese desconocido, consideraran enviado por el mismo satanás ―espera un momento ―mencionó otro de sus compañeros de repente.
Lo que ocurrió a continuación provocó tal consternación en el recién transformado, que sus movimientos aumentaron de intensidad aún a pesa del dolor experimentado. Aquellos se habían dispuesto a despojarle de su capa, su saco y posteriormente le retiraban su camisa ensangrentada, de manera que los rayos de sol pudiesen llegar con mayor facilidad a él. Y funcionó. Una vez teniendo sujeto al vampiro debilitado, le arrastraron hacia un fino rayo solar que se posó sobre su hombro de inmediato.
La sensación de dolor fue terrible. Mucho más agudo que el de aquella herida en su pecho, el ardor provocado por los mortales rayos de sol habían terminado por quemar su piel de inmediato. Mikael se removió desesperado, dejando escapar un grito que denotaba un indescriptible dolor. Respirando agitamente, pronto el ser de la noche, presa de aquél sufrimiento, logró librar uno de sus brazos de la sujección de los hombres, para dirigir su mano al cuello de uno de ellos.
―Deténganlo ¿qué esperan? ¡Párenlo! ―fueron las últimas palabras coherentes que hubiese dicho el humano cuando Mikael, habiendo golpeado nuevamente a los otros dos compañeros, regresara al interior de la cueva abalanzándose sobre su presa para clavar sus colmillos en su cuello sin recato alguno.
Los papeles se habían invertido en cuestión de segundos, el vampiro mordía sin cesar el cuello del hombre que se removiera en el suelo contra el cual se encontrase inmovilizado. El beber de la sangre del mismo fue capaz de reponer las fuerzas perdidas y, con el asombro del mismo vampiro, sentir sus heridas sanar poco a poco a costa de aquél hombre. De aquél cuya vida se escapaba lentamente bajo las miradas aterradas de los otros dos.
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Re: En lo más profundo de una mente atormentada
El despertar a la noche siguiente había causado tal sobresalto en el vampiro, que su pecho se elevaba en hondas respiraciones. Sumido en aquella oscuridad a la cual fuese condenado, sus manos se dirigían a orientarse en aquél desconocido y silencioso espacio que fuese el único refugio que tuviese desde la noche anterior. Gracias a sus sentidos un poco más despejados, podía darse cierta cuenta de la soledad que lo envolvía, soledad acompañada de terror, muerte y sangre.
El cuerpo de aquél que le hubiese servido para saciar su sed continuaba en el suelo, inerte. El aroma de la sangre ahora seca invadía por completo el olfato de Mikael quien, al percatarse apenas de su presencia, reaccionó con un intenso malestar que amenazaba con hacerle volver el estómago. Los recientes recuerdos del amanecer anterior torturaban su memoria con tanta fuerza que sentía peligrar su serenidad y su cordura.
Hubo de pasar un par de horas luego de haberse ocultado el sol para que, el nuevo vampiro, lograse reunir suficiente valor y adentrarse a la oscuridad del bosque en el cual se encontraba. Con la firme certeza de la desaparición del par de hombres que habían quedado con vida, el vampiro hacía un gran esfuerzo en un intento vano de recordar la razón por la cual no hubiese terminado también con la existencia de los mismos. Dolor...
Las heridas recibidas en su cuerpo la noche anterior habían terminado de sanar casi por completo, con excepción de aquella recibida por efecto de los rayos de sol. Lentamente, llevó una mano a su hombro para tocar la misma y la separó nada más al lograr su cometido, ardía bastante aún, mas Mikael era capaz de soportarlo. Caminando con cuidado, tropezando en ocasiones y resbalando en otras, el vampiro recorría con temor aquello que le privaba reconocer su visión.
Un par de horas más pasaron, Mikael terminó perdido en la espesura de aquél lugar a causa de su repentina ceguera. Una situación en la que no se hubiese visto envuelto de contar con su visión intacta. Dando una fuerte exhalación, el vampiro se detuvo, desesperado, al saberse incapaz de orientarse en el lugar. Necesitaba regresar a la mansión de su familia, despertar de aquella experiencia cual si fuese una terrible pesadilla. Terror...
La incertidumbre con respecto al bienestar de su familia taladraba su mente. Mikael no era capaz de entender todo aquello en torno a su transformación no deseada, no pedida sino impuesta con brutalidad, lo suficiente como para ser capaz de dar una explicación ¿cómo revelar aquello a los suyos? ¿cómo hacer comprender que su hijo no era más aquél a quien hubiesen traído a la vida? ¿qué reacción tendrían ellos, al saber en el demonio en que había sido transformado?
El cuerpo de aquél que le hubiese servido para saciar su sed continuaba en el suelo, inerte. El aroma de la sangre ahora seca invadía por completo el olfato de Mikael quien, al percatarse apenas de su presencia, reaccionó con un intenso malestar que amenazaba con hacerle volver el estómago. Los recientes recuerdos del amanecer anterior torturaban su memoria con tanta fuerza que sentía peligrar su serenidad y su cordura.
Hubo de pasar un par de horas luego de haberse ocultado el sol para que, el nuevo vampiro, lograse reunir suficiente valor y adentrarse a la oscuridad del bosque en el cual se encontraba. Con la firme certeza de la desaparición del par de hombres que habían quedado con vida, el vampiro hacía un gran esfuerzo en un intento vano de recordar la razón por la cual no hubiese terminado también con la existencia de los mismos. Dolor...
Las heridas recibidas en su cuerpo la noche anterior habían terminado de sanar casi por completo, con excepción de aquella recibida por efecto de los rayos de sol. Lentamente, llevó una mano a su hombro para tocar la misma y la separó nada más al lograr su cometido, ardía bastante aún, mas Mikael era capaz de soportarlo. Caminando con cuidado, tropezando en ocasiones y resbalando en otras, el vampiro recorría con temor aquello que le privaba reconocer su visión.
Un par de horas más pasaron, Mikael terminó perdido en la espesura de aquél lugar a causa de su repentina ceguera. Una situación en la que no se hubiese visto envuelto de contar con su visión intacta. Dando una fuerte exhalación, el vampiro se detuvo, desesperado, al saberse incapaz de orientarse en el lugar. Necesitaba regresar a la mansión de su familia, despertar de aquella experiencia cual si fuese una terrible pesadilla. Terror...
La incertidumbre con respecto al bienestar de su familia taladraba su mente. Mikael no era capaz de entender todo aquello en torno a su transformación no deseada, no pedida sino impuesta con brutalidad, lo suficiente como para ser capaz de dar una explicación ¿cómo revelar aquello a los suyos? ¿cómo hacer comprender que su hijo no era más aquél a quien hubiesen traído a la vida? ¿qué reacción tendrían ellos, al saber en el demonio en que había sido transformado?
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Re: En lo más profundo de una mente atormentada
Una sed irrefrenable comenzó a crecer en el interior del vampiro recién transformado aún a pesar de haberse alimentado ya. Su nueva condición le era totalmente ajena, mientras Mikael se internaba dando tumbos en la espesura de aquél bosque que hubiese tenido a formar parte de su maldición. Si el vampiro recordaba momentos en el cual sintiese aquella profunda desesperación y agudo dolor físico, eran precisamente al reprimir sus deseos de alimentarse.
Las estrellas brillaban en lo alto del cielo, pequeños puntos luminosos que Mikael no sería capaz de contemplar jamás, pero que aquél no le diese demasiado peso. El terminar maldito, obligado a alimentarse del líquido vital de la raza a la que poco tiempo antes perteneciese, le hería profundamente. Los pasos de aquél ser, sumido entre tinieblas, se escucharon claramente en medio del silencio natural mientras que su respiración agitada lo rompía también.
Exhausto, pronto dejó de vagar para inclinarse con cuidado y buscar a tientas un lugar adecuado, cuidadosamente y se sentó. Una exhalación profunda escapó de sus labios para ser captados por sus oídos, unos oídos que no volverían a percibir de la misma manera los sonidos de su alrededor. De no haber perdido la visión, el vampiro descubriría la agudeza de la misma también...
―Maldición... ―fue la palabra expresada al momento de que el suelo recibiese un puñetazo con fuerza.
La sed, totalmente incontenible ya, propició la atención del vampiro a una serie de sonidos que surgieron a poca distancia del mismo. Una pequeña criatura que había salido a buscar alimento, tuvo un destino totalmente inesperado a manos de Mikael, para despertar un intenso sentimiento de culpabilidad en éste último ¿por qué? se preguntaba internamente, sus ojos y mejillas manchados de rojo...
Las estrellas brillaban en lo alto del cielo, pequeños puntos luminosos que Mikael no sería capaz de contemplar jamás, pero que aquél no le diese demasiado peso. El terminar maldito, obligado a alimentarse del líquido vital de la raza a la que poco tiempo antes perteneciese, le hería profundamente. Los pasos de aquél ser, sumido entre tinieblas, se escucharon claramente en medio del silencio natural mientras que su respiración agitada lo rompía también.
Exhausto, pronto dejó de vagar para inclinarse con cuidado y buscar a tientas un lugar adecuado, cuidadosamente y se sentó. Una exhalación profunda escapó de sus labios para ser captados por sus oídos, unos oídos que no volverían a percibir de la misma manera los sonidos de su alrededor. De no haber perdido la visión, el vampiro descubriría la agudeza de la misma también...
―Maldición... ―fue la palabra expresada al momento de que el suelo recibiese un puñetazo con fuerza.
La sed, totalmente incontenible ya, propició la atención del vampiro a una serie de sonidos que surgieron a poca distancia del mismo. Una pequeña criatura que había salido a buscar alimento, tuvo un destino totalmente inesperado a manos de Mikael, para despertar un intenso sentimiento de culpabilidad en éste último ¿por qué? se preguntaba internamente, sus ojos y mejillas manchados de rojo...
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