Papeles de un alma atormentada

por **Fergal MacCumail** Lun Nov 28, 2016 6:01 pm

- ¿Cómo olvidar los remordimientos? No hay peor verdugo que nuestra propia conciencia – levantó la vista del diario que estaba escribiendo, golpeó suavemente sus labios con la delicada pluma. – que verdad irremediable, cruel y dura, la de aquella afirmación – se dijo, mientras releía lo que había escrito hasta el momento. Alöis no era un hombre de ir escribiendo sus sentimientos y demonios, en papeles, pero el médico que lo trataba por el insomnio, le había afirmado que era una buena forma de exorcizar aquellos remordimientos, y juzgamientos, que uno muchas veces se impone. Pero la verdad era que, desde la muerte de su esposa, no hacía otra cosa, más que preguntarse una y mil veces, si se hubiera quedado al lado de ella, aún su fiel esposa estaría viva. Claro que era una respuesta que ya jamás podría responder.

¿Tenía derecho a reprochar a sus suegros la marcada animosidad que poseían con él? Pues, si lo veía desde el punto de vista de sus padres políticos, era más que esperable, aquella animadversión a su presencia. Fue él quien se había empeñado en tomar el cargo militar ofrecido por la corona, y él, el responsable de dejar a su joven mujer, en la mansión de Cornualles, en vez de llevarla consigo, manteniendo una estricta vigilancia de la vida y salud, de su desdichada mujer.

Su mirada, clavada en las angulosas letras de su escritura, se desdibujaba, al recordar las suaves facciones de quien fuera su compañera. - ¿Es que siempre pondrás tus deberes militares, antes que pasar una tarde conmigo? – le pareció escucharla. – Si me amaras como yo te amo, jamás permitirías que nadie nos separe, por muy monarca que fuera… vamos, Alöis, permíteme ir contigo, te prometo que no he de molestar.- sus manos, apretaron la hoja de papel, arrugándola con ira, asco, desprecio por sí mismo, - porque, porque – repitió una y otra vez, gritando entre dientes, con la garganta seca y la boca que se le llenaba de saliva. Golpeó una y otra vez, la superficie del escritorio, mientras sus lágrimas cuajaban las pestañas, pero se negaban a recorrer el camino desde sus orbes a la barbilla, muriendo desmayada en el papel de su diario. No, la verdad era una sola, ella había muerto por su culpa, por su egoísmo y por el amargo dolor de saber que él, jamás la podría haber amado.

por **Fergal MacCumail** Vie Mar 31, 2017 6:05 pm

De Ausencias y Esperanzas

Los días pasan indiferentes el uno del otro, el verano, es igual que el invierno, porque es el alma la que se encuentra dormida, desde ya hace mucho tiempo. Tal vez, debería haber muerto, como lo hizo mí querida esposa, o ese niño que jamás pude cargar en brazos.

Oh Dios, si aún me parece que al cerrar mis ojos, puedo sentir el suave rose de sus delicadas manos en mi mejilla, que su dulce voz vendrá a despertarme, para decir, que todo ha sido un mal sueño. Es verdad, tal vez no la amaba, como ella se lo merecía, tal vez debí decirle muchas más veces que ella, era el eje de mi vida, el refugio al que podía volver, disfrutando de esos delicados placeres de la vida, como cuando con sus delicados dedos, jugaba con mis cabellos, al descansar mi cabeza en su regazo. Cuanto debí haber hecho, y no hice, tantos reproches, inundan mi mente, mas ya sin ningún sentido. Pues ella no volverá, por más que mis ojos, rojos por el llanto, se nieguen a dejar de derramar mi alma en una eterna agonía.

Si tan solo pudiera dejar de culparme, detener éste sufrimiento que me mata lentamente, el saberme responsable de su fatal destino. Por no haber estado a la altura de un amor puro y sencillo, como el que ella me ofrendaba. Si mis oídos hubieran escuchado con más atención, aquellas pequeñas señales que intentaban alertar su inminente partida, ella estaría aún a mi lado. Quizás, me negué a escucharlas, deseaba desterrar la posibilidad de tan funesto desenlace, de tan triste destino. Apagarse una estrella apenas haber nacido, porque eso eras para mí, querida Anna, la luz que brilla en la noche, guiando al viajero hasta seguro destino, hasta tus amorosos brazos, que solo deseaban cobijar la soledad, y dolor, que siempre me ha acompañado.

Mi dulce fantasma, mi querido espectro, quédate a mi lado, en ésta soledad que ahoga el alma, hazme compañía, permite que pueda decirte cuanto siento tu muerte. Solo espero que con el tiempo, puedas perdonarme, que el infinito amor que una vez tuviste, puedas permitir que mi corazón, vuelva a enamorarse, a vibrar con la dulce melodía de un te quiero.

BY ORIANI~© SAVAGE-THEMES & THE CLOSETTO

por **Fergal MacCumail** Dom Mayo 28, 2017 10:08 pm

Los días pasan, con la monotonía de las agujas del reloj; con la desmayada esperanza de las tardes que se vuelven noches, para dar paso a interminables madrugadas, en las que intento mantenerme en una inconsciencia forzada, tras cada sorbo de absenta que se desliza por mi garganta. Mas ningún método o embrujo, me ayuda, con ésta maldita sensación que se ha clavado en mitad del pecho.

Soy culpable de las lagrimas que derramó, de las horas que mirando por el ventanal, se repetía una y otra vez, que pronto yo volvería. ¿Porque deje que su delicada alma creyera en mi? ¿porque no fui sincero con ella, diciendo cuales eran mis verdaderos miedos. Que prefería su compañía, a tener hijos. ¿Acaso dudaba de mi amor? ¿pensaba que si no podía encontrar en ella, la descendencia, que todo noble debía a su sociedad, dejaría de amarla o de respetarla? al vez, no la cuidé lo necesario, quizás, aunque de mi boca, escuchaba que su delicada salud era lo único que me preocupaba, por boca de otros integrantes de la familia, llegaban los rumores de posibles romances y hasta uno que otro hijo ilegitimo. Pero juro por el amor que le tuve, que jamás le fui infiel, y que solo me bastaba su sonrisa para que el sol iluminara mi día.

Muchas veces, por las noches, la maldigo, grito su nombre y la increpo, acusándola de mil pecados, intentando que por fin se digne en volver a mi lado. Quisiera dormir, dormir hasta que sus helados dedos acaricien mis mejillas, cuando su aterida boca pronuncie mi nombre nuevamente.

por **Fergal MacCumail** Jue Jul 27, 2017 7:23 pm

Hasta cuando, hasta que momento piensa seguir atormentándome, negando a mi alma el alivio que suplica cada noche, desde que sus labios callaron para siempre, desde que sus manos se niegan a tocar mis mejillas bañadas en éste llanto que no tiene fin, que continua en un interminable abismo de dolor y agonía. Dios, si tan solo te apiadaras de mi, si cortaras de raíz éste sufrimiento y mis días llegaran a su fin, en éste valle de lagrimas, de arrepentimiento. Si tan solo no sintiera ésta culpa que no me permite respirar, que pesa como una piedra de molino en mitad de mi pecho.

Cada noche, luego de pasar mas horas en mi despacho, del que los negocios y las obligaciones sociales me demandan. me encierro en aquel lugar, en donde el retrato de tu esbelta y bella figura, sigue contemplándome. ¿Recuerdas como insistías en hacerte aquel retrato? si hasta hiciste que el pintor recorriera toda Escocia, hasta llegar a Castel Choille. Elegiste el lugar en el que debería ser exhibida aquella pintura, y como era de esperar, el lugar elegido fue el salón de recibo, aquel pequeño lugar, en donde tú eras la dueña y señora. ¿te acuerdas como lo llamabas? "mo rioghachd" y en verdad era tu reino, desde él, lograbas dirigir con maestría los designios de Castel Choille . Tan vacío había quedado tu reino, que no fui capaz de volver a caminar por aquellos pasillos, sin intentar escuchar tus ligeros pasos acercarse presurosos hacia mi, intentando que por fin cediera ante una nueva aventura en la que te embarcarías. Desde entonces, cada noche, me siento frente a la chimenea y observo tu retrato, tus facciones, las que temo olvidar, si una noche dejara de contemplarte, y así, transcurre mi monótona existencia, en un interminable deseo de que ésta espera al final concluya, que cumplas tu promesa de venir a buscarme, de quedarte a mi lado, por toda la eternidad.

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