Yuna Rutledge

Yuna Rutledge

Descripción psicológica

¿Qué hay bajo la apariencia de una mugrienta y perdida joven además de melancolía? Yuna conserva la herida inocencia de una muchacha que nunca alcanzó la madurez de una mujer plena y amada. Nunca experimentó la calidez y la delicadeza. Se forjó a base de gritos y miradas gélidas. Todo esto, a principios de su inmortalidad, la convirtieron en un ser mediocre y sin vida. Antes de que la inmortalidad llegara a ella, su personalidad solo podía definirse como rebelde, curiosa y altanera; rechazaba cualquier rastro de sumisión y negaba las ordenes de su padre, quien la hacía obedecer a golpes. Desde su infancia hasta su adolescencia, pareció poseer una gran inteligencia en cuanto a la comprensión del mundo y sus injusticias, y por esta razón, creó diversas técnicas para sobrevivir al maltrato de sus padres. Se volvió cerrada, cortante y grosera. Esta actitud, claro, era una cortina para cubrir un alma herida y muy necesitada de afecto.

Cuando el desastre ocurrió y su vida pareció ir incluso peor de lo que había sido hasta ese momento, su personalidad también sufrió un cambio radical. Se podría decir que, al ser convertida en una criatura mucho más fuerte que un humano, se volvió también más vulnerable. Su personalidad explosiva quedó reducida a cenizas, y cualquier comentario que en el pasado hubiese encendido su ira, ahora solo conseguía arrancarle una lágrima. El tiempo que pasó sola en las calles la marcó de por vida, hasta el punto de no pronunciar palabra alguna bajo ninguna circunstancia. Se convirtió en una muda de ojos vacíos. En práctica, Yuna era una "no muerta" sin vida.

En la actualidad, sigue teniendo algunas manías del pasado, como encerrarse en si misma cuando se siente atacada por alguien ajeno a ella, o simplemente volar a quien pretenda obligarla a algo. Es de carácter difícil y complejo, con pequeños matices de ironía y humor; disfruta del humor negro y no pierde oportunidad de burlarse de si misma debido a su incapacidad psicológica para beber sangre. Es poco sociable, pero disfruta las fiestas donde pueda disfrutar los lujos que le fueron negados en su infancia y en la actualidad. Es de lengua filosa a la hora de criticar a alguien.

Descripción física

Historia

Yuna nació en un pequeño pueblo de Hampshire, Inglaterra, bajo el cuidado de sus padres, Arthur y Cassandra Rutledge, una pareja conservadora de clase media. Aunque en cuestión la familia no poseía tierras ni empresas importantes, el apellido Rutledge figuraba entre los más destacados en los bailes, eventos anuales e incluso en las temporadas londinenses. La pareja había sido felicitada cientos de veces por el nacimiento de su preciosa y sana hija de ojos verdes; sin embargo, como era costumbre en tierras inglesas de la época, se comentaban horrorosos rumores sobre Cassandra.
Se decía que la mujer de Rutledge era incapáz de darle hijos varones, y que su impotencia como mujer podría llevar a la familia a la perdición. Arthur ya contaba, desalentado, con que su apellido se perdiera por la pena de tener una hija.

El paso de los años significó grandes maltratos para Yuna, quien había sido nombrada así por un antepasado de Cassandra, el cual provenía de Japón. Quizás por este motivo, los rumores sobre la madre aumentaron. Todas las heridas de los chismes y la burla recayeron sobre la niña, quien era educada con mano dura por su padre, en cosas como la caza, el ajedréz, la oratoria y la equitación. Casi parecía que Arthur Rutledge pensaba, con mucha fe, que si podía imponer una educación varonil en su hija, podía volverla un hombre. El desequilibrio emocional de su padre llevó a la niña a tener fuertes fobias a los caballos.

Por otro lado, Cassandra tampoco era menos estricta. Soportaba las criticas de sus vecinos con dulces sonrisas, que más tarde se desvanecían mientras ajustaba el corsé de su hija de doce años. La madre pretendía, a diferencia de Arthur, volverá toda una señorita de sociedad. Tenía la esperanza de casarla pronto con un noble rico para así poder salir de "la miseria" del campo. Ninguno de los dos padres pareció lograr su cometido con su única hija, quien se rebelaba constantemente en un intento de mantenerse cuerda. Su infancia y adolescencia radicaron en sobrevivir a las exigencias sin sentido de sus padres.

Poco tiempo después de que cumplió diesiseis años, hubo una gran celebración en la mansión de una familia adinerada cerca de la modesta residencia Rutledge. Se trataba del cumpleaños número veinticinco del hijo mayor del conde Kingsley. Como era de esperar, Cassandra no perdió oportunidad de poner en marcha sus planes, los cuales, venía añorando desde el nacimiento de su indeseada hija. La velada había sido agradable, incluso para Yuna, quien había recibido un vestido nuevo de parte de sus padres, y para su grata sorpresa, una noche libre de cualquier reprimenda o castigo. Como por arte de magia, Yuna quedó encandilada de él. El primoénito del conde había bailado tanto tiempo con la chica, que se había corrido el rumor de que ambos mantenían una aventura. Arthur Rutledge echaba humo por los oídos y su mujer apenas y podía soportar la felicidad.
Sin embargo, algo distinto a un romance se vivía tras los vastidores de esa fiesta, donde Yuna, atrapada por el encanto del noble, no se daba cuenta de la sangre que le caía en cascada sobre el vestido. Su cabello estaba alborotado, sus ojos dilatados, su cuerpo se retorcía contra el del joven, y ni siquiera notaba el dolor en el cuello. La luna los observaba en el jardín trasero y los bañaba con su luz esotérica, y mientras el hijo del conde terminaba por devorar la sangre de la pobre mujer, ella apenas y pudo suplicar: "Matame". Un error fatal. El vampiro no deseaba complacer los deseos de una mocosa, o quizás, realmente quería tenerla para él... ya no importaba. Lo único relevante en esta historia, es que el muchacho la llevó lejos, tanto, que ya no podía siquiera verse el paisaje veraniego de Hampshire.

Varios días después, como si hubiese renacido, la joven despertó. Su mundo se volvió un infierno, bajo el adolorido cuerpo, que había sido consumido por el único hombre al que había deseado; con su garganta ardiendo como una hoguera iracunda y sus sentidos desorientados. Pasó el tiempo averiguando en donde estaba, ignorando y apenas soportando la sed constante. Entonces se enteró que estaba demasiado lejos de casa, si bien, la noticia no fue tan mala. París, una ciudad a la que nunca hubiese aspirado visitar, y que ahora se alzaba sobre ella como un nuevo monstruo en su vida. Sobrevivió a base de trabajos de medio tiempo, por las noches, y una paga miserable. Con el tiempo se ganó el apodo de "Rata" pues en muchas ocasiones no le quedaba más remedio que robar, y no es que lo hiciera muy bien. Sus habilidades intelectuales quedaron en el olvido, así como sus muchos talentos artísticos y su vivacidad. Finalmente... fue una "no muerta".